La luz es la materia prima fundamental de las artes visuales. Puede transmitir sensaciones como claridad, pureza y alegría, pero también tensión, dolor y miedo. Sus cualidades como la dirección, calidad e intensidad influyen en cómo se perciben los objetos y se produce contraste tonal. La luz natural cambia constantemente, mientras que la artificial depende de la fuente empleada y puede variar en temperatura de color.