El sector industrial catalán tuvo un importante papel en la economía hasta 2006, pero ahora se ha deslocalizado y abierto a mercados externos. Las actividades industriales se concentran en polígonos que ofrecen ventajas como buenas comunicaciones e infraestructura, y se localizan cerca de grandes núcleos urbanos, ejes de transporte y ríos. La construcción también fue clave hasta la crisis de 2007, situándose en áreas urbanas y nuevos desarrollos.