Los insecticidas tienen varios efectos negativos como la contaminación del suelo, agua y aire, el empobrecimiento del suelo de cultivo, la aparición de super plagas y la reducción de la biodiversidad. También pueden causar cáncer, defectos de nacimiento, afecciones del sistema endocrino y nervioso, y la propagación de enfermedades como Parkinson. Representan un serio problema de salud para los niños y pueden eliminar fuentes de alimento para los animales y dañar las abejas polinizadoras.