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Inteligencia emocional
La inteligencia emocional es un concepto definido por
Mayer, citado de un estudio de Martínez, como “una ha-
bilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las
propias emociones y las de los demás, promoviendo un
crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se
puede usar esta información para guiar nuestra forma de
pensar y nuestro comportamiento”. Según el libro de Go-
leman titulado Inteligencia Emocional, que clasifica la in-
teligencia emocional desde distintos puntos, la capacidad
de motivarse a uno mismo sería un muy buen ejemplo
para lograr una estabilidad emocional plena.
1 Orígenes del concepto
Las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié
en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la
capacidad para resolver cognitivos, sin embargoEdward
L. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia so-
cial para describir la habilidad de comprender y motivar
a otras personas.[1]
En 1940, David Wechsler describió
la influencia de factores no intelectivos sobre el compor-
tamiento inteligente y sostuvo, además, que los tests de
inteligencia no serían completos hasta que no se pudie-
ran describir adecuadamente estos factores.[2]
Desafortunadamente, el trabajo de estos autores pasó
desapercibido durante mucho tiempo hasta que, en 1983,
Howard Gardner, en su libro Inteligencias múltiples: la
teoría en la práctica,[3]
introdujo la idea de que los indi-
cadores de inteligencia, como el cociente intelectual, no
explican plenamente la capacidad cognitiva, porque no
tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal” (la ca-
pacidad para comprender las intenciones, motivaciones y
deseos de otras personas) ni la “inteligencia intraperso-
nal” (la capacidad para comprenderse uno mismo, apre-
ciar los sentimientos, temores y motivaciones propios).[4]
El primer uso del término inteligencia emocional general-
mente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doc-
toral Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inte-
ligencia emocional (1985).[5]
Sin embargo, esta expresión
ya había aparecido antes en textos de Beldoch (1964),[6]
y Leuner (1966).[7]
Stanley Greenspan también propuso
un modelo de inteligencia emocional en 1989, al igual que
Peter Salovey y John D. Mayer.[8]
La relevancia de las emociones en el mundo laboral y
la investigación sobre el tema siguió ganando impulso,
pero no fue hasta la publicación en 1995 del célebre li-
bro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, cuando
se popularizó.[9]
En ese año, la revista Time fue el primer
medio de comunicación de masas interesado en la IE y
Nancy Gibbs publicó un artículo sobre el texto de Gole-
man.
El éxito de ventas del libro de Goleman aumentó la di-
fusión popular del término inteligencia emocional hasta
límites insospechados, haciéndose muy popular en for-
ma de artículos en periódicos y revistas, tiras cómicas,[10]
programas educativos, cursos de formación para empre-
sas, juguetes,[11]
o resúmenes divulgativos de los propios
libros de Goleman.[12]
Imagen esquemática del cerebro.
Para comprender el gran poder de las emo-
ciones sobre la mente pensante —y la causa
del frecuente conflicto existente entre los sen-
timientos y la razón— debemos considerar la
forma en que ha evolucionado el cerebro.[13]
La región más primitiva del cerebro es
el tronco encefálico, que regula las funcio-
nes vitales básicas, como la respiración o
el metabolismo, y lo compartimos con todas
aquellas especies que disponen de sistema ner-
vioso, aunque sea muy rudimentario. De este
cerebro primitivo emergieron los centros emo-
cionales que, millones de años más tarde, die-
ron lugar al cerebro pensante: el neocórtex. El
1
2 3 LA MEMORIA EMOCIONAL
hecho de que el cerebro emocional sea muy an-
terior al racional y que éste sea una derivación
de aquél, revela con claridad las auténticas re-
laciones existentes entre el pensamiento y el
sentimiento.[14]
El neocórtex permite un aumento de la su-
tileza y la complejidad de la vida emocional,
aunque no gobierna la totalidad de la vida emo-
cional porque, en estos asuntos, delega su co-
metido en el sistema límbico. Esto es lo que
confiere a los centros de la emoción un poder
extraordinario para influir en el funcionamien-
to global del cerebro, incluyendo a los centros
del pensamiento.[15]
2 La sede de las pasiones
Imagen anatómica del cerebro.
La amígdala cerebral y el hipocampo fueron dos piezas
clave del primitivo «cerebro olfativo» que, a lo largo del
proceso evolutivo, terminó dando origen al córtex y pos-
teriormente al neocórtex. La amígdala tiene forma de al-
mendra con estructuras interconectadas asentadas sobre
el tronco cerebral. Hay dos amígdalas, una a cada lado
del cerebro. La nuestra es la más grande comparada con
la de los primates.[16]
La amígdala está especializada en
las cuestiones emocionales y se considera una estructu-
ra límbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la
memoria.[17]
Si se separa la amígdala del cerebro no se-
ría posible apreciar el significado emocional de diversos
acontecimientos, a lo cual se conoce como ceguera afec-
tiva. Además de la pérdida de afecto y la consecuente
pérdida de memoria, la amígdala, junto con la circunvo-
lución cingulada, permite la secreción de lágrimas y fun-
ciona como un depósito de la memoria. Por ello, quie-
nes viven sin amígdala prácticamente pierden la memo-
ria, ya que la amígdala guarda aquellos recuerdos que más
impacto emocional tuvieron en nuestra vida, como los
traumas o nuestros momentos más felices.[18]
Constituye
una especie de depósito de la memoria emocional.[19]
Es
la encargada de activar la secreción de dosis masivas de
noradrenalina, que estimula los sentidos y pone al cerebro
en estado de alerta.[20]
LeDoux descubrió que la primera zona cerebral por la
que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos
o de los oídos es el tálamo y, a partir de ahí y a través de
una sola sinapsis, la amígdala. Otra vía procedente del tá-
lamo lleva la señal hasta el neocórtex, permitiendo que la
amígdala comience a responder antes de que el neocór-
tex haya ponderado la información.[21]
Según LeDoux:
«anatómicamente hablando, el sistema emocional puede
actuar independientemente del neocórtex. Existen ciertas
reacciones y recuerdos emocionales que tienen lugar sin
la menor participación cognitiva consciente».[22]
3 La memoria emocional
Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales
que se almacenan en la amígdala. El hipocampo regis-
tra los hechos puros, y la amígdala es la encargada de
registrar el «clima emocional» que acompaña a estos
hechos.[23]
Para LeDoux «el hipocampo es una estruc-
tura fundamental para reconocer un rostro como el de
su prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima
emocional de que no parece tenerla en mucha estima».
Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas de
registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los
recuerdos con una intensa carga emocional.[24]
El cere-
bro usa un sencillo método para registrar recuerdos emo-
cionales con mucha fuerza: los sistemas de alerta neuro-
química, que preparan al organismo para luchar o huir
en un momento de peligro grabando aquel momento en
la memoria con intensidad. Sometido a tensión, ansiedad
o dicha, un nervio que va del cerebro a las glándulas su-
prarrenales (que son glándulas situadas sobre los riñones)
provoca secreción de hormonas epinefrina y norepinefri-
na; estas mismas activan los receptores del nervio vago
y este transporta mensajes desde el cerebro para regular
el corazón y lleva señales de vuelta al cerebro provoca-
das por estas mismas dos hormonas. Estas señales van a
lugar más importante del cerebro y activan neuronas en
la amígdala para indicar a otras regiones del cerebro que
refuercen la memoria para registrar lo ocurrido. Esto ex-
plica porqué a veces tenemos traumas o recuerdos emo-
cionales con cierto nivel de intensidad y no sabemos por
qué.[25]
En el cambiante mundo social, uno de los inconvenientes
de este sistema de alarma neuronal es que, con más fre-
cuencia de la deseable, el mensaje de urgencia mandado
por la amígdala suele ser obsoleto. La amígdala examina
la experiencia presente y la compara con lo que sucedió
en el pasado, utilizando un método asociativo, equiparan-
do situaciones por el mero hecho de compartir unos po-
cos rasgos característicos similares, haciendo reaccionar
3
con respuestas que fueron grabadas mucho tiempo atrás,
a veces obsoletas.[26]
En opinión de LeDoux, la interacción entre el niño y sus
cuidadores durante los primeros años de vida constitu-
ye un auténtico aprendizaje emocional, y es tan poderoso
y resulta tan difícil de comprender para el adulto porque
está grabado en la amígdala con la tosca impronta no ver-
bal propia de la vida emocional. Lo que explica el descon-
cierto ante nuestros propios estallidos emocionales es que
suelen datar de un período tan temprano que las cosas nos
desconcertaban y ni siquiera disponíamos de palabras pa-
ra comprender lo que sucedía.[27]
En esta primera etapa
de la vida el hipocampo (crucial para recuerdos narrati-
vos) y el neocórtex (base del pensamiento racional) aún
deben desarrollarse, pero la amígdala, que madura muy
rápido cuando somos niños, es mucho más probable que
esté formada al momento de nacer. LeDoux nos dice que
la amígdala sustenta un principio básico del pensamien-
to psicoanalítico: que las interacciones del niño con los
adultos y personas que lo rodean le proporcionan leccio-
nes emocionales basadas en su adaptación y dificultades
en sus relaciones.[28]
Según el psicólogo estadounidense John Maxtell, no tie-
ne sentido postular que la evolución ha pasado por alto
depurar este sistema de alarma. Si persiste hasta nuestros
días, lo ha hecho por ser funcional, por tanto no está an-
ticuado.
Los seres humanos evolucionamos en paralelo al resto de
seres vivos de la tierra. Los condicionantes que dirigen
nuestra evolución los impone el hábitat artificial que no-
sotros mismos hemos construido, ciudades, sociedad etc.
Nosotros estamos condicionando nuestra evolución, dan-
do como resultado el desarrollo de una capa de pensa-
miento racional, al servicio de nuestro lado emocional,
que nos ayuda a vivir en nuestro medio. La evolución es
implacable y borra de la existencia todo lo que no aporta
nada a la supervivencia de cada especie. Interpretar las
señales de tráfico, desarrollar un rol en el trabajo, buscar
una casa donde vivir, son cuestiones que todos maneja-
mos a diario, pero desde el punto de vista evolutivo es
vivir en un medio. Lo que somos hoy, es el producto de
esta evolución auto-condicionada. (Teoría de la evolución
auto-condicionada, John Maxtell).[29]
4 Cuando las emociones son rápi-
das y toscas
La importancia evolutiva de ofrecer una respuesta rápida
que permitiera ganar unos milisegundos críticos ante las
situaciones peligrosas debió ser vital para nuestros ante-
pasados, pues esa configuración ha quedado impresa en el
cerebro de todo protomamífero, incluyendo los humanos.
Para LeDoux: «El rudimentario cerebro menor de los ma-
míferos es el principal cerebro de los no mamíferos, un
cerebro que permite una respuesta emocional muy veloz.
Pero, aunque veloz, se trata también, al mismo tiempo,
de una respuesta muy tosca, porque las células implicadas
sólo permiten un procesamiento rápido, pero también im-
preciso», y estas rudimentarias confusiones emocionales
—basadas en sentir antes que en pensar— son las «emo-
ciones precognitivas».[30]
5 El gestor de las emociones
La amígdala prepara una reacción emocional ansiosa e
impulsiva, pero otra parte del cerebro se encarga de ela-
borar una respuesta más adecuada. El regulador cerebral
que desconecta los impulsos de la amígdala parece encon-
trarse en el extremo de una vía nerviosa que va al neocór-
tex, en el lóbulo prefrontal. El área prefrontal constituye
una especie de modulador de las respuestas proporciona-
das por la amígdala y otras regiones del sistema límbico,
permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y
proporcionada. El lóbulo prefrontal izquierdo parece for-
mar parte de un circuito que se encarga de desconectar —
o atenuar parcialmente— los impulsos emocionales más
perturbadores.[31]
Vandalismos en forma de pintadas. El vandalismo en wikis es
otro ejemplo de actuación con perturbación emocional.
6 Armonizando emoción y pensa-
miento
Las conexiones existentes entre la amígdala (y las estruc-
turas límbicas) y el neocórtex constituyen el centro de
gestión entre los pensamientos y los sentimientos. Esta
vía nerviosa explicaría el motivo por el cual la emoción es
fundamental para pensar eficazmente, tomar decisiones
inteligentes y permitirnos pensar con claridad. La corte-
za prefrontal es la región cerebral que se encarga de la
«memoria de trabajo».[32]
Cuando estamos emocionalmente perturbados, solemos
decir que «no podemos pensar bien» y permite explicar
4 8 LAS TRES FUENTES DE LOS SENTIMIENTOS
por qué la tensión emocional prolongada puede obstacu-
lizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su
capacidad de aprendizaje. Los niños impulsivos y ansio-
sos, a menudo desorganizados y problemáticos, parecen
tener un escaso control prefrontal sobre sus impulsos lím-
bicos. Este tipo de niños presenta un elevado riesgo de
problemas de fracaso escolar, alcoholismo y delincuen-
cia, pero no tanto porque su potencial intelectual sea ba-
jo sino porque su control sobre su vida emocional se halla
severamente restringido.[33]
Las emociones son importantes para el ejercicio de la ra-
zón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras
decisiones, trabajando con la mente racional y capaci-
tando —o incapacitando— al pensamiento mismo. Del
mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel
fundamental en nuestras emociones, exceptuando aque-
llos momentos en los que las emociones se desbordan y
el cerebro emocional asume por completo el control de
la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos
clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y
la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital
está determinado por ambos.[34]
El psicólogo estadounidense John Maxtell rompe el con-
cepto de dos cerebros o distintos tipos de inteligencia. Ba-
sándose en su teoría de la evolución auto-condicionada,
afirma que nuestra capa de pensamiento racional se ha
desarrollado para dar cobertura a nuestro lado emocional,
la razón nos proporciona el cómo. Aunque por lo general
solo percibimos nuestras emociones en momentos de des-
bordamiento, lo cierto es que las tenemos constantemen-
te. Todo nuestro pensamiento, comportamiento personal
y social está orientado a mantenernos dentro de los lími-
tes de nuestro confort emocional y, en resumidas cuenta,
vivos.
Un ejemplo práctico sería el siguiente: Un peatón que
deambule por una ciudad abarrotada de coches, optará
por cruzar las avenidas por los pasos de cebra y cuando
el semáforo este en verde para los peatones. Sin ser un
caso de desbordamiento emocional, el miedo que siente
a ser atropellado genera la necesidad de buscar alternati-
vas seguras para cruzar la calle, usar su capa racional para
interpretar los símbolos dispuestos para este propósito es
la opción más segura, la razón nos proporciona el cómo.
Si no tuviésemos el mismo miedo a ser atropellados, las
ciudades no podrían tener el diseño que actualmente tie-
nen, ¿qué nos impediría cruzar por cualquier parte?[35]
7 La naturaleza de la inteligencia
emocional
Las características de la llamada inteligencia emocional
son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de
perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustra-
ciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratifica-
ciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de
evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades
racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los
demás.[36]
El grado de dominio que alcance una persona
sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar
el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la
vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar,
acaban en un callejón sin salida.[37]
8 Las Tres Fuentes de los Senti-
mientos
Las emociones son las expresiones exteriores de los senti-
mientos acumulados y formados en las áreas de la imagi-
nación y la visualización. Hay tres fuentes de sentimien-
tos que interpretan toda información que entra en el ser
humano por los cinco sentidos y dan sentido a lo que per-
cibimos.
8.1 Inteligencia emocional y MATEA
De acuerdo a lo que dice la autora Myriam Muñoz Polit
en su libro Emociones sentimientos y necesidades, la vida
emocional es la que nos mueve a comportarnos, perci-
bir y actuar de determinada manera en la vida. La autora
en el XI Congreso Internacional Gestalt afirma que “no
sentimos a lo tonto”.
La Inteligencia emocional está basada en como cada ser
humano vive sus emociones: Habla de las cinco emocio-
nes básicas que desde su punto de vista destacan y que son
las reacciones primitivas que el ser humano comparte con
los mamíferos, con la diferencia de que nosotros los hu-
manos somos conscientes de ellas, sabemos que sentimos.
Tales emociones vienen a cubrir unos objetivos de super-
vivencia, Manejo de Sentimientos Básicos (MATEA):
• Miedo: el objetivo es la protección y el cuidado.
• Afecto: el objetivo es la vinculación.
• Tristeza: el objetivo es el retiro. Cuando sentimos
tristeza nuestro organismo nos está diciendo “retí-
rate de ahí y vuelve a estar contigo”.
• Enojo: el objetivo es la defensa.
• Alegría: su objetivo es la vivificación. Viene a ser la
batería de nuestra existencia.
8.2 Inteligencia emocional (Daniel Gole-
man)
La inteligencia emocional nos permite:
• Tomar conciencia de nuestras emociones.
• Comprender los sentimientos de los demás.
8.4 Las Emociones pueden regularse 5
• Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos
en el trabajo.
• Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
• Adoptar una actitud empática y social que nos brin-
dará mayores posibilidades de desarrollo personal.
• Participar, deliberar y convivir con todos desde un
ambiente armónico y de paz.
8.3 Medición de la inteligencia emocional
y el CI
No existe un test capaz de determinar el «grado de inte-
ligencia emocional», a diferencia de lo que ocurre con
los test que miden el coeficiente intelectual (CI). Jack
Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, ha utili-
zado una medida similar a la inteligencia emocional que
él denomina «capacidad adaptativa del ego», establecien-
do dos o más tipos teóricamente puros, aunque los rasgos
más sobresalientes difieren ligeramente entre mujeres y
hombres:[38]
«Los hombres que poseen una elevada inteli-
gencia emocional suelen ser socialmente equi-
librados, extrovertidos, alegres, poco predis-
puestos a la timidez y a rumiar sus preocupa-
ciones. Demuestran estar dotados de una nota-
ble capacidad para comprometerse con las cau-
sas y las personas, suelen adoptar responsabili-
dades, mantienen una visión ética de la vida y
son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vi-
da emocional es rica y apropiada; se sienten, en
suma, a gusto consigo mismos, con sus seme-
jantes y con el universo social en el que viven».
«Las mujeres emocionalmente inteligentes
tienden a ser enérgicas y a expresar sus sen-
timientos sin ambages, tienen una visión posi-
tiva de sí mismas y para ellas la vida siempre
tiene un sentido. Al igual que ocurre con los
hombres, suelen ser abiertas y sociables, expre-
san sus sentimientos adecuadamente (en lugar
de entregarse a arranques emocionales de los
que posteriormente tengan que lamentarse) y
soportan bien la tensión. Su equilibrio social
les permite hacer rápidamente nuevas amista-
des; se sienten lo bastante a gusto consigo mis-
mas como para mostrarse alegres, espontáneas
y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a di-
ferencia de lo que ocurre con el tipo puro de
mujer con un elevado CI, raramente se sienten
ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocu-
paciones».
«Los hombres con un elevado CI se caracte-
rizan por una amplia gama de intereses y ha-
bilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos,
productivos, predecibles, tenaces y poco dados
a reparar en sus propias necesidades. Tienden
a ser críticos, condescendientes, aprensivos, in-
hibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad
y las experiencias sensoriales en general y son
poco expresivos, distantes y emocionalmente
fríos y tranquilos».
«La mujer con un elevado CI manifiesta una
previsible confianza intelectual, es capaz de ex-
presar claramente sus pensamientos, valora las
cuestiones teóricas y presenta un amplio abani-
co de intereses estéticos e intelectuales. Tam-
bién tiende a ser introspectiva, predispuesta a
la ansiedad, a la preocupación y la culpabili-
dad, y se muestra poco dispuesta a expresar
públicamente su enfado (aunque pueda expre-
sarlo de un modo indirecto)».
Estos retratos, obviamente, resultan caricaturescos pues
toda persona es el resultado de la combinación entre el
CI y la inteligencia emocional, en distintas proporciones,
pero ofrecen una visión muy instructiva del tipo de apti-
tudes específicas que ambas dimensiones pueden aportar
al conjunto de cualidades que constituye una persona. [39]
Daniel Goleman también recoge el pensamiento de nu-
merosos científicos del comportamiento humano que
cuestionan el valor de la inteligencia racional como pre-
dictor de éxito en las tareas concretas de la vida, en los
diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de
decisiones o el desempeño profesional. Citando numero-
sos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Inte-
lectual no es un buen predictor del desempeño exitoso.
La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las
vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar
para tener éxito en la vida.
Según Goleman la inteligencia emocional puede dividirse
en dos áreas:
• Inteligencia intrapersonal: Capacidad de formar un
modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo
acceso a los propios sentimientos y a usarlos como
guías en la conducta.
• Inteligencia interpersonal: Capacidad de compren-
der a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo
relacionarse adecuadamente. Capacidad de recono-
cer y reaccionar ante el humor, el temperamento y
las emociones de los otros.
8.4 Las Emociones pueden regularse
Regular las respuestas emocionales se puede aprender. Al
mismo tiempo es un signo de maduración y de inteligen-
cia. En la primera infancia, habitualmente no regulamos
nuestra respuesta emocional, simplemente la expresamos
6 8 LAS TRES FUENTES DE LOS SENTIMIENTOS
o explota. Socialmente se acepta y se perdona este tipo
de “sinceridad” en las respuestas emocionales de los ni-
ños y las niñas pequeñas. Y a medida que se van haciendo
mayores, el índice de tolerancia ante esta inmediatez en
las respuestas va disminuyendo hasta llegar a la madurez,
cuando socialmente se exigen la regulación emocional.
Con su aprendizaje conseguimos equilibrar dos fuerzas
opuestas. Por un lado, la necesidad biológica de la res-
puesta emocional, y por el otro, la necesidad de respetar
determinadas normas de convivencia. La alternativa que
se propone es que existen emociones como consecuencia
de la respuesta de la persona ante una situación.[40]
La alternativa que propone Manel Güell Barceló en su
libro ¿Tengo Inteligencia Emocional? es considerar que
no existen emociones positivas ni negativas, simplemen-
te existen emociones como consecuencia de la respuesta
de la persona ante una situación. También es cierto que
determinadas emociones son útiles y traen un beneficio al
individuo y otras no. A partir de este hecho podemos di-
vidir las emociones en: respuestas emocionales efectivas,
útiles y adaptativas; y respuestas emocionales no efecti-
vas, poco útiles o poco adaptativas. Una respuesta emo-
cional (alegría, ira, vergüenza) será útil en función del
contexto. Si la respuesta es adaptativa y nos ayuda a rela-
cionarnos con el mundo que nos rodea, con los demás y
con nosotros mismos, será una emoción efectiva. Así to-
das las respuestas emocionales son positivas siempre que
se utilicen adecuadamente.
Daniel Goleman defiende que en la empresa, cuando ha-
blamos de autocontrol emocional no estamos abogando,
en modo alguno, por la negación o represión de nues-
tros verdaderos sentimientos. El “mal” humor, por ejem-
plo, también tiene su utilidad; el enojo, la melancolía y
el miedo pueden llegar a ser fuentes de creatividad, ener-
gía y comunicación; el enfado puede constituir una in-
tensa fuente de motivación, especialmente cuando surge
de la necesidad de reparar una injusticia o un abuso; el
hecho de compartir la tristeza puede hacer que las per-
sonas se sientan más unidas y la urgencia nacida de la
ansiedad —siempre que no llegue a atribularnos— pue-
de alentar la creatividad. También hay que decir que el
autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de
control, es decir, la extinción de todo sentimiento espon-
táneo que, obviamente, tiene un costo físico y mental. La
gente que sofoca sus sentimientos —especialmente cuan-
do son muy negativos— eleva su ritmo cardíaco, un sín-
toma inequívoco de hipertensión. Y cuando esta repre-
sión emocional adquiere carácter crónico, puede llegar a
bloquear el funcionamiento del pensamiento, alterar las
funciones intelectuales y obstaculizar la interacción equi-
librada con nuestros semejantes. Por el contrario, la com-
petencia emocional implica que tenemos la posibilidad de
elegir cómo expresar nuestros sentimientos.
Derivado del tema de inteligencia emocional en diversos
escenarios, incluido el educativo, actualmente se habla
de competencias emocionales. Estas han revolucionado
la concepción que se tenía de los alumnos, así como de
los problemas que enfrentan durante la vida académica.
Para comenzar a definir lo que refiere “competencia
emocional” primero hay que retomar el término compe-
tencia y es que existe una fuerte controversia alrededor
del mismo, no existe una definición que se tome por
correcta, diversos autores han tratado de definirla, sin
embargo no se ha aceptado ninguna como definitiva.
En este sentido, para adentrarnos en el tema, es im-
portante y necesario definir en primer lugar a las
competencias, ¿cómo se originan? y ¿cómo se definen?
8.5 Origen de las Competencias
Jacques Delors presidió la Comisión Internacional sobre
la Educación para el siglo XXI. Al finalizar su cargo
en la Comisión, presentó un informe como respuesta a
los grandes desafíos que enfrentaba el entorno global
e implicó la implementación de acciones. Es decir, sus
propuestas se convirtieron en políticas públicas, obligan-
do a los sistemas educativos a transformar la forma de
educar. Es importante mencionar que el informe Delors
surge desde una perspectiva económica, por lo tanto las
competencias son un constructo, es decir, una categoría
constituida por conceptos y son históricas, no esenciales.
En este sentido, las competencias dan respuesta a un
momento histórico, un espacio temporal.
Delors presenta el informe a la UNESCO en 1997,
del cual se derivan los cuatro pilares de la educación,
Aprender a Conocer, Aprender a Hacer, Aprender a
Vivir Juntos y Aprender a Ser. Convirtiéndose en la
parte medular de las competencias.
8.6 ¿Qué es una competencia?
Según la real academia de la lengua española la
competencia, con origen en el latín competentĭa; cf.
Competente, Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo
o intervenir en un asunto determinado. Sin embargo
esta palabra adquiere un significado distinto según sea
el caso en el que se utilice, es decir, es aplicable como
autoridad, capacitación en algo, función, idoneidad,
rivalidad empresarial, competencia entre personas o
incluso en alguna actividad deportiva.
Tobón, Pimienta y García indican que las competencias
no solo son una forma de pensar, implican un hacer, un
actuar en la realidad. Definen a las competencias como
“actuaciones integrales ante actividades y problemas del
contexto, con idoneidad, compromiso ético, integrando
el saber ser, el saber hacer y el saber conocer en una
perspectiva de mejora continua”
Por otro lado, Perrenoud (2004), define a las competen-
cias como la movilización de conocimientos, habilidades
8.8 Competencia emocional 7
o actitudes. Implican procesos mentales complejos
que permiten al sujeto movilizar los recursos antes
mencionados para solucionar un problema específico,
dentro de un contexto específico. Por lo tanto, el hacer
cotidiano de las competencias, brinda cierta experiencia
para que el sujeto busque opciones más eficaces para
enfrentar situaciones problemáticas.
Siguiendo la idea de Perrenoud, las competencias se
adquieren a través de la formación, permiten la adapta-
bilidad del sujeto a los cambios vertiginosos del entorno.
En un principio, en los orígenes de la humanidad,
el hombre se adaptó para sobrevivir, evolucionar y
desarrollarse. Parece que en pleno siglo XXI el hombre
se desadaptó a adaptarse. Las competencias permiten
desarrollar en el sujeto la capacidad de adaptación
a través de acciones inteligentemente diseñadas para
movilizar una serie de recursos.
Ambos autores convergen en varios puntos, las compe-
tencias implican un hacer, una formación, construcción
de situaciones específicas para que el sujeto actúe y mo-
vilice recursos. Por tal motivo, la escuela es el principal
escenario en donde se pueden fusionar dichos elementos.
Favoreciendo el elemento cognitivo, procedimental
y actitudinal. Actualmente es la base pedagógica del
sistema educativo de varios países, sustentado en fuentes
teóricas psicológicas, lingüísticas, sociológicas, laborales
y filosóficas.
En este punto es donde surge el aspecto emocional, ya
que las competencias poseen una dimensión social, don-
de el ser humano para poder actuar se debe insertar a un
grupo social, construir redes sociales con la finalidad de
solucionar problemas y participar de la vida productiva
y democrática.
8.7 Competencia e Inteligencia Emocional
Ahora bien, ¿cómo se relacionan las competencias
con la inteligencia emocional? Dentro de la psicología
encontramos la psicología cognitiva, que es la que se
ha encargado de realizar aportes para poder definir
un término tan controvertido. Esta teoría afirma que
“las competencias se forman a través de estructuras
cognitivas que pueden modificarse por influencia de
experiencias y aprendizajes”[41]
y que para formar
una competencia se necesita potencial de aprendizaje.
Este potencial es el que permite desarrollar conductas
inteligentes valiéndose de las funciones cognitivas a
través del sistema nervioso central.
Según esta teoría, todo acto mental tiene tres fases:
• Entrada.- Se recibe la información de
manera verbal o a través de los sentidos
desde el medio interno o externo.
• Elaboración.- La información recibida se
analiza y se organiza mediante funciones
mentales de memoria a corto, medio o
largo plazo.
• Salida.- Se da cuando el conocimiento se
utiliza para realizar una tarea o resolver
un problema.
Entonces la inteligencia emocional, “es la habilidad para
tomar conciencia de las emociones propias y ajenas
para regularlas” [42]
Es preciso para llegar a este punto
realizar los procesos mentales descritos con antelación.
La diferencia de la competencia emocional con las com-
petencias cognitivas es que parte de la autorrealización
personal, aprendiendo a regular las emociones.
Durante la primera infancia no se nos exige cumplir
con ciertas normas, el niño puede decir lo que piensa y
cualquier cosa que diga se le aprueba justificándolo por
su edad. A medida que pasa el tiempo la exigencia con
su modo de actuar se vuelve mayor, pero no se trata de
censurar al niño sin razón aparente y con autoritarismo,
se trata de hacerlo consciente de la importancia que tiene
autorregularse para la sana convivencia con el medio, de
modo que adquiera la capacidad de resolver conflictos
de manera pacífica.
8.8 Competencia emocional
Actualmente no existe consenso a la hora de definir las
competencias emocionales, sigue siendo un tema de
debate dentro de la comunidad de expertos, sin embargo,
autores como Bisquerra señalan que las competencias
emocionales son la capacidad de movilizar una serie
de recursos, a través de la identificación de emociones
propias y de los otros, para resolver problemas en
situaciones específicas.
Siguiendo la idea del autor, investigaciones recientes
indican que una persona con competencias emocionales
es menos susceptible de caer en situaciones de riesgo
social y de salud. Es decir, son personas que están pre-
paradas para no entrar en el mundo de la drogadicción,
alcoholismo, vandalismo, delincuencia, entre otras. Una
persona con un control emocional decuado es candidata
a convertirse en un ciudadano sano, capaz de construir
redes en beneficio de todos los integrantes del grupo
social, con vida productiva y democrática activa.
8 9 CRÍTICAS
Cuando una persona carece de los elementos mínimos
para reconocer sus propias emociones y en consecuencia
las emociones de los demás, invariablemente dichas
carencia se verán reflejadas en la forma de enfrentar la
vida, se dice que son personas con bajas defensas del
sistema inmunitario.
El autor también señala que las competencias se pueden
adquirir, es decir, se pueden educar, por tal motivo, es
importante que la educación emocional comience desde
el nacimiento. Resulta trascendente difundir las compe-
tencias emocionales del modelo del Grup de Recerca en
Orientación Psicopedagógica (GROP) de la Universitat
de Barcelona. Dicho modelo se ha experimentado con
éxito en el sector educativo[43]
y contempla las siguientes
competencias:
• Conciencia emocional. Conocer las emo-
ciones propias y las de los demás.
• Regulación de las emociones. Responder
de manera apropiada cuando alguien ex-
perimenta alguna emoción. Es importan-
te no confundirla con la represión.
• Autonomía emocional. Que los estímulos
externos no afecten de manera drástica a
la persona. Ser sensibles pero con cierto
autoblindaje.
• Habilidades socioemocionales. Ser capa-
ces de construir redes sociales.
• Competencias para la vida y el bienestar.
Favorecen una sana convivencia social y
personal.
Las competencias descritas anteriormente se pueden
transmitir a través de la educación emocional, educar
implica intencionalidad, construir estrategias, líneas de
acción que lleguen a las aulas de los estudiantes.
Bisquerra señala que la educación emocional es un
proceso que se da de manera continua y de forma
permanente,[44]
esto significa que en cualquier nivel
de estudios se puede brindar educación emocional y
dicha educación tendrá variaciones dependiendo del tipo
de estudiante, ya que las necesidades de un niño son
totalmente diferente de las de un adolescente.
Niños, adolescente o adultos, se pretende que con la edu-
cación emocional se logren los siguientes objetivos:
• Reconocer emociones propias.
• Reconocer las emociones de los demás.
• Identificar y nombrar correctamente a las
emociones.
• Ser capaz de regular las propias emocio-
nes.
• Incrementar el umbral de tolerancia a la
frustración.
• Identificar de manera anticipada los efec-
tos nocivos de las emociones negativas.
• Ser capaz de construir emociones positi-
vas.
• Ser capaz de lograr la automotivación.
• Tener una actitud positiva ante la vida.
• Desarrollar la capacidad de avanzar.
Son objetivos que se pretenden alcanzar a partir de la
educación emocional, el papel de las autoridades edu-
cativas y principalmente del docente, será fundamental
para desarrollar en los estudiantes prácticas más sanas
a partir del control emocional, coadyuvando de ésta
manera el logro exitoso de su plan de vida.
9 Críticas
9.1 Confusiones conceptuales
Se ha criticado el trabajo de Goleman, sobre todo sus pri-
meras obras, por asumir la existencia de un tipo de inte-
ligencia asociada a las emociones. Eysenck señala que la
obra de Goleman contiene conceptos errados sobre qué es
la inteligencia, yendo incluso a contramano del consenso
científico en la materia.
[Goleman] ejemplifica con mayor claridad
que lo absurdo de la tendencia a clasificar casi
cualquier tipo de comportamiento como una
“inteligencia”... Si esas cinco “habilidades”
definen la “inteligencia emocional”, esperaría-
mos alguna evidencia de que están altamente
correlacionadas; Goleman admite que podrían
estar un poco desrelacionadas, y en todo caso
si no podemos medirlas, ¿cómo sabemos si
lo están? Así que toda la teoría se construye
sobre arena movediza: no hay ninguna base
científica sólida”.
Eysenck, H.J. (2000). Intelligence: A New
Look.
Del mismo modo, Locke afirma que el concepto de la IE
es en sí una mala interpretación del concepto de inteligen-
cia, y ofrece una interpretación alternativa: no es otra for-
ma o tipo de inteligencia, sino que es la inteligencia (en-
tendida como la capacidad de comprender abstracciones)
9
aplicada a un dominio particular de la vida: las emocio-
nes. Sugiere que el concepto debe ser re-etiquetado como
una habilidad.[45]
La esencia de esta crítica es que la investigación científi-
ca depende de la utilización válida y consistente de cons-
tructos, y que antes de la introducción del término de la
IE, muchos psicólogos ya habían establecido distincio-
nes teóricas entre factores tales como las habilidades y
logros, habilidades y hábitos, actitudes y valores, rasgos
de personalidad y estados emocionales. Por lo tanto, al-
gunos expertos creen que el término de la IE confunde
conceptos y definiciones aceptadas.[46]
9.2 Capacidades vs cualidades morales
Adam Grant advirtió de la percepción común pero erró-
nea de la IE como una cualidad moral deseable en lugar de
una habilidad. Grant afirma que una EI bien desarrollada
no sólo es una herramienta fundamental para el cumpli-
miento de metas, sino que tiene un lado oscuro como un
arma para manipular a los demás robándoles su capaci-
dad de razonar.[47]
9.3 Valor predictivo
Landy afirma que los pocos estudios de validez incremen-
tal realizados en la IE han demostrado que añade poco o
nada a la explicación o predicción de algunos resultados
comunes (principalmente éxitos académicos y laborales).
Landy sugirió que la razón por la que algunos estudios han
encontrado un pequeño aumento en la validez predictiva
es una falacia metodológica, a saber, que las explicacio-
nes alternativas no han sido totalmente consideradas:
La IE se compara y contrasta con una
medida de la inteligencia abstracta, pero no
con una medida de la personalidad, o con una
medida de la personalidad, pero no con una
medida de la inteligencia académica
Landy, F.J. (2005). Some historical and
scientific issues related to research on emo-
tional intelligence. Journal of Organizational
Behavior, 26, 411-424.
Del mismo modo, otros investigadores han expresado su
preocupación por el grado en que las medidas de auto-
informe de la IE se correlacionan con dimensiones de la
personalidad establecidas. En general, se dice que medi-
ciones autorreportadas de EI y mediciones de personali-
dad tienden a converger, ya que ambas pretenden medir
los rasgos de personalidad.[48]
En concreto, parece haber
dos dimensiones del “Big Five” que se destacan como las
más relacionadas con el autorreporte de la IE: neuroticis-
mo y extraversión. En particular, el neuroticismo se ha
dicho que se relaciona con la emocionalidad negativa y la
ansiedad. Intuitivamente, las personas que puntúan alto
en neuroticismo tienden a baja calificación en los auto-
rreportes de IE.
Las interpretaciones de las correlaciones entre los cues-
tionarios y la personalidad de la IE han sido variadas. La
visión predominante en la literatura científica es la opi-
nión de que debe reinterpretarse la IE como un conjunto
de rasgos de personalidad.[49]
10 Véase también
• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre
Inteligencia emocional. Wikiquote
• Inteligencia
• Empatía
• Zonas erróneas
• Asertividad
• Inteligencia corporal-cinestésica
• Inteligencia espacial
• Inteligencia intrapersonal
• Inteligencia interpersonal
• Inteligencia lingüística
• Inteligencia lógica-matemática
• Inteligencia musical
• Inteligencia naturalista
11 Referencias
11.1 Notas
[1] Thorndike, R. L.; Stein, S. (1937). «An evaluation of the
attempts to measure social intelligence». Psychological
Bulletin (34): 275–284.
[2] Wechsler, D. (1940). «Non-intellective factors in general
intelligence». Psychological Bulletin (37): 444–445.
[3] Gardner, Howard (2011). Inteligencias múltiples: la teoría
en la práctica (1a. ed. en la Biblioteca Howard Gardner
edición). Barcelona: Paidós. ISBN 978-84-493-2594-6.
[4] Smith, M. K. (2002) “Howard Gardner and multiple inte-
lligences”, the encyclopedia of informal education, Down-
loaded from http://www.infed.org/thinkers/gardner.htm
on October 31, 2005.
[5] Payne, W.L. (1983/1986). A study of emotion: develo-
ping emotional intelligence; self integration; relating to
fear, pain and desire. Dissertation Abstracts International,
47, p. 203A (University microfilms No. AAC 8605928)
10 11 REFERENCIAS
[6] Beldoch, M. (1964), Sensitivity to expression of emotio-
nal meaning in three modes of communication, in J. R.
Davitz et al., The Communication of Emotional Meaning,
McGraw-Hill, pp. 31-42
[7] Leuner, B. (1966). Emotional intelligence and emanci-
pation. Praxis der Kinderpsychologie und Kinderpsychia-
trie, 15, 193-203.
[8] Salovey, P., & Mayer, J.D. (1989). Emotional intelligen-
ce. Imagination, Cognition, and Personality, Vol. 9, No.
3, pp185-211.
[9] Goleman, Daniel (1996). Inteligencia emocional (4a ed.
edición). Barcelona: Kairos. ISBN 978-84-7245-371-5.
[10] Dilbert
[11] Franklin Learning Systems
[12] Leader Summaries (ed.). «Resumen del libro Inteligencia
Emocional, de Daniel Goleman». Consultado el 15 de no-
viembre de 2014.
[13] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 30
[14] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 31.
[15] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 34.
[16] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 34
[17] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 37.
[18] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 34.
[19] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 38
[20] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 40.
[21] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 41.
[22] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 42.
[23] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 44
[24] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 45
[25] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 40.
[26] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 46.
[27] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 47
[28] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 42.
[29] John Maxtell: Yo, tu lado emocional , p. 22.
[30] Goleman: Inteligencia Emocional.
[31] Goleman: Inteligencia Emocional, pp. 50-53.
[32] Goleman: Inteligencia Emocional. pp. 53-54
[33] Goleman: Inteligencia Emocional, pp. 54-55.
[34] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 56.
[35] Maxtell, John : Yo, tu lado emocional, p. 22.
[36] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 61.
[37] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 78.
[38] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 77
[39] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 78
[40] ¿Tengo Inteligencia emocional? Manel Güell Barceló
[41] Tobón (2005). Falta el |título= (ayuda)
[42] Bisquerra (2011). Falta el |título= (ayuda)
[43] Bisquerra (2009). Falta el |título= (ayuda)
[44] Bisquerra (2000). Falta el |título= (ayuda)
[45] Locke, E.A. (2005). “Why emotional intelligence is an in-
valid concept”. Journal of Organizational Behavior 26 (4):
425–431. doi:10.1002/job.318
[46] Mattiuzzi, P.G. (2008) Emotional Intelligence? I'm not fee-
ling it. everydaypsychology.com
[47] Grant, Adam (January 2, 2014). "The Dark Side of Emo-
tional Intelligence". The Atlantic. Archived from the ori-
ginal on January 24, 2014.
[48] Petrides, K.V., Pita, R., Kokkinaki, F. (2007). The loca-
tion of trait emotional intelligence in personality factor
space. British Journal of Psychology, 98, 273-289.
[49] Mikolajczak, M., Luminet, O., Leroy, C., & Roy, E.
(2007). Psychometric properties of the Trait Emotional
Intelligence Questionnaire. Journal of Personality Assess-
ment, 88, 338-353.
11.2 Bibliografía
Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones.
Madrid: Síntesis.
Bisquerra, R. (Coord). (2011). Educación emocional.
Propuestas para educadores y familias. Bilbao: Desclée
de Brower.
Bisquerra, R. (Coord.) (2012). ¿Cómo educar las emo-
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lescencia. Faros: Cuadernos.
Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar.
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Delors, Jacques. (Coord). (1997). La educación encierra
un tesoro. Informe a la UNESCO de la comisión Inter-
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por Jacques Delors. UNESCO.
Goleman, Daniel: Inteligencia Emocional. Editorial Kai-
rós. (2001) ISBN 84-7245-371-5
Lynn, Adele B. (2000). 50 actividades para desarrollar la
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Martínez, Agustín; Piqueras, José Antonio; Inglés, Cán-
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McKeachie, D. & Wilbert, F. (1973). Psicología. (2a.ed)
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11.2 Bibliografía 11
p.
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pañola. [En línea]. [Consulta:14 de abril de 2015]. Dispo-
nible en web: http://lema.rae.es/drae/?val=competencia
Tobón, S. Pimienta, J. y García, J. (2010). Secuencias
didácticas. Aprendizaje y evaluación de competencias.
Pearson.
Tobón, S. (2005). Formación basada en competencias.
Pensamiento complejo, diseño curricular y didáctica.
Ecoe Ediciones.
12 12 ORIGEN DEL TEXTO Y LAS IMÁGENES, COLABORADORES Y LICENCIAS
12 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias
12.1 Texto
• Inteligencia emocional Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia_emocional?oldid=87161880 Colaboradores: Cookie, Taichi,
BOT-Superzerocool, Gaijin, Xarucoponce, Banfield, Kepler Oort, Ál, CEM-bot, JMCC1, Efegé, Durero, Rastrojo, Gafotas, Resped, Pa-
bloCastellano, Jcmedinave, Isha, Dogor, Mpeinadopa, JAnDbot, VanKleinen, TXiKiBoT, Millars, Humberto, Netito777, Fixertool, Pólux,
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lio13, Manuelt15, Simeón el Loco, Jkbw, Torrente, Botarel, Vsarturo, Panderine!, ManuBOT15, TiriBOT, Hprmedina, TobeBot, Georgi-
nasaucedo, Guschiriboga, Fernando guevara u., PatruBOT, Ganímedes, Angelito7, Luiscc95, Ripchip Bot, Tarawa1943, Fervazquez, Jorge
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chavez, Yanitzia, Aparra92, Alejandro Saavedra, Lucho3088, Incris, Inecita bonita, Ofable, Andriuja, BOTito, Beatrizaix, MarioFinale,
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12.3 Licencia del contenido
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  • 1. Accelerating the world's research. Inteligencia emocional wiki ruben alejandre naranjo Related papers NEUROCIENCIA E INTELIGENCIA EMOCIONAL: UNAPORTE A LA CONSTRUCCIÓNDE ESTRATEG… XIOMARA ROJAS Educar las emociones Dulcinea RaSala Libro educar emociones Nubia Delgado Download a PDF Pack of the best related papers 
  • 2. Inteligencia emocional La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer, citado de un estudio de Martínez, como “una ha- bilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento”. Según el libro de Go- leman titulado Inteligencia Emocional, que clasifica la in- teligencia emocional desde distintos puntos, la capacidad de motivarse a uno mismo sería un muy buen ejemplo para lograr una estabilidad emocional plena. 1 Orígenes del concepto Las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver cognitivos, sin embargoEdward L. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia so- cial para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas.[1] En 1940, David Wechsler describió la influencia de factores no intelectivos sobre el compor- tamiento inteligente y sostuvo, además, que los tests de inteligencia no serían completos hasta que no se pudie- ran describir adecuadamente estos factores.[2] Desafortunadamente, el trabajo de estos autores pasó desapercibido durante mucho tiempo hasta que, en 1983, Howard Gardner, en su libro Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica,[3] introdujo la idea de que los indi- cadores de inteligencia, como el cociente intelectual, no explican plenamente la capacidad cognitiva, porque no tienen en cuenta ni la “inteligencia interpersonal” (la ca- pacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) ni la “inteligencia intraperso- nal” (la capacidad para comprenderse uno mismo, apre- ciar los sentimientos, temores y motivaciones propios).[4] El primer uso del término inteligencia emocional general- mente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doc- toral Un estudio de las emociones: el desarrollo de la inte- ligencia emocional (1985).[5] Sin embargo, esta expresión ya había aparecido antes en textos de Beldoch (1964),[6] y Leuner (1966).[7] Stanley Greenspan también propuso un modelo de inteligencia emocional en 1989, al igual que Peter Salovey y John D. Mayer.[8] La relevancia de las emociones en el mundo laboral y la investigación sobre el tema siguió ganando impulso, pero no fue hasta la publicación en 1995 del célebre li- bro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, cuando se popularizó.[9] En ese año, la revista Time fue el primer medio de comunicación de masas interesado en la IE y Nancy Gibbs publicó un artículo sobre el texto de Gole- man. El éxito de ventas del libro de Goleman aumentó la di- fusión popular del término inteligencia emocional hasta límites insospechados, haciéndose muy popular en for- ma de artículos en periódicos y revistas, tiras cómicas,[10] programas educativos, cursos de formación para empre- sas, juguetes,[11] o resúmenes divulgativos de los propios libros de Goleman.[12] Imagen esquemática del cerebro. Para comprender el gran poder de las emo- ciones sobre la mente pensante —y la causa del frecuente conflicto existente entre los sen- timientos y la razón— debemos considerar la forma en que ha evolucionado el cerebro.[13] La región más primitiva del cerebro es el tronco encefálico, que regula las funcio- nes vitales básicas, como la respiración o el metabolismo, y lo compartimos con todas aquellas especies que disponen de sistema ner- vioso, aunque sea muy rudimentario. De este cerebro primitivo emergieron los centros emo- cionales que, millones de años más tarde, die- ron lugar al cerebro pensante: el neocórtex. El 1
  • 3. 2 3 LA MEMORIA EMOCIONAL hecho de que el cerebro emocional sea muy an- terior al racional y que éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas re- laciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.[14] El neocórtex permite un aumento de la su- tileza y la complejidad de la vida emocional, aunque no gobierna la totalidad de la vida emo- cional porque, en estos asuntos, delega su co- metido en el sistema límbico. Esto es lo que confiere a los centros de la emoción un poder extraordinario para influir en el funcionamien- to global del cerebro, incluyendo a los centros del pensamiento.[15] 2 La sede de las pasiones Imagen anatómica del cerebro. La amígdala cerebral y el hipocampo fueron dos piezas clave del primitivo «cerebro olfativo» que, a lo largo del proceso evolutivo, terminó dando origen al córtex y pos- teriormente al neocórtex. La amígdala tiene forma de al- mendra con estructuras interconectadas asentadas sobre el tronco cerebral. Hay dos amígdalas, una a cada lado del cerebro. La nuestra es la más grande comparada con la de los primates.[16] La amígdala está especializada en las cuestiones emocionales y se considera una estructu- ra límbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la memoria.[17] Si se separa la amígdala del cerebro no se- ría posible apreciar el significado emocional de diversos acontecimientos, a lo cual se conoce como ceguera afec- tiva. Además de la pérdida de afecto y la consecuente pérdida de memoria, la amígdala, junto con la circunvo- lución cingulada, permite la secreción de lágrimas y fun- ciona como un depósito de la memoria. Por ello, quie- nes viven sin amígdala prácticamente pierden la memo- ria, ya que la amígdala guarda aquellos recuerdos que más impacto emocional tuvieron en nuestra vida, como los traumas o nuestros momentos más felices.[18] Constituye una especie de depósito de la memoria emocional.[19] Es la encargada de activar la secreción de dosis masivas de noradrenalina, que estimula los sentidos y pone al cerebro en estado de alerta.[20] LeDoux descubrió que la primera zona cerebral por la que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el tálamo y, a partir de ahí y a través de una sola sinapsis, la amígdala. Otra vía procedente del tá- lamo lleva la señal hasta el neocórtex, permitiendo que la amígdala comience a responder antes de que el neocór- tex haya ponderado la información.[21] Según LeDoux: «anatómicamente hablando, el sistema emocional puede actuar independientemente del neocórtex. Existen ciertas reacciones y recuerdos emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente».[22] 3 La memoria emocional Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la amígdala. El hipocampo regis- tra los hechos puros, y la amígdala es la encargada de registrar el «clima emocional» que acompaña a estos hechos.[23] Para LeDoux «el hipocampo es una estruc- tura fundamental para reconocer un rostro como el de su prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional de que no parece tenerla en mucha estima». Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional.[24] El cere- bro usa un sencillo método para registrar recuerdos emo- cionales con mucha fuerza: los sistemas de alerta neuro- química, que preparan al organismo para luchar o huir en un momento de peligro grabando aquel momento en la memoria con intensidad. Sometido a tensión, ansiedad o dicha, un nervio que va del cerebro a las glándulas su- prarrenales (que son glándulas situadas sobre los riñones) provoca secreción de hormonas epinefrina y norepinefri- na; estas mismas activan los receptores del nervio vago y este transporta mensajes desde el cerebro para regular el corazón y lleva señales de vuelta al cerebro provoca- das por estas mismas dos hormonas. Estas señales van a lugar más importante del cerebro y activan neuronas en la amígdala para indicar a otras regiones del cerebro que refuercen la memoria para registrar lo ocurrido. Esto ex- plica porqué a veces tenemos traumas o recuerdos emo- cionales con cierto nivel de intensidad y no sabemos por qué.[25] En el cambiante mundo social, uno de los inconvenientes de este sistema de alarma neuronal es que, con más fre- cuencia de la deseable, el mensaje de urgencia mandado por la amígdala suele ser obsoleto. La amígdala examina la experiencia presente y la compara con lo que sucedió en el pasado, utilizando un método asociativo, equiparan- do situaciones por el mero hecho de compartir unos po- cos rasgos característicos similares, haciendo reaccionar
  • 4. 3 con respuestas que fueron grabadas mucho tiempo atrás, a veces obsoletas.[26] En opinión de LeDoux, la interacción entre el niño y sus cuidadores durante los primeros años de vida constitu- ye un auténtico aprendizaje emocional, y es tan poderoso y resulta tan difícil de comprender para el adulto porque está grabado en la amígdala con la tosca impronta no ver- bal propia de la vida emocional. Lo que explica el descon- cierto ante nuestros propios estallidos emocionales es que suelen datar de un período tan temprano que las cosas nos desconcertaban y ni siquiera disponíamos de palabras pa- ra comprender lo que sucedía.[27] En esta primera etapa de la vida el hipocampo (crucial para recuerdos narrati- vos) y el neocórtex (base del pensamiento racional) aún deben desarrollarse, pero la amígdala, que madura muy rápido cuando somos niños, es mucho más probable que esté formada al momento de nacer. LeDoux nos dice que la amígdala sustenta un principio básico del pensamien- to psicoanalítico: que las interacciones del niño con los adultos y personas que lo rodean le proporcionan leccio- nes emocionales basadas en su adaptación y dificultades en sus relaciones.[28] Según el psicólogo estadounidense John Maxtell, no tie- ne sentido postular que la evolución ha pasado por alto depurar este sistema de alarma. Si persiste hasta nuestros días, lo ha hecho por ser funcional, por tanto no está an- ticuado. Los seres humanos evolucionamos en paralelo al resto de seres vivos de la tierra. Los condicionantes que dirigen nuestra evolución los impone el hábitat artificial que no- sotros mismos hemos construido, ciudades, sociedad etc. Nosotros estamos condicionando nuestra evolución, dan- do como resultado el desarrollo de una capa de pensa- miento racional, al servicio de nuestro lado emocional, que nos ayuda a vivir en nuestro medio. La evolución es implacable y borra de la existencia todo lo que no aporta nada a la supervivencia de cada especie. Interpretar las señales de tráfico, desarrollar un rol en el trabajo, buscar una casa donde vivir, son cuestiones que todos maneja- mos a diario, pero desde el punto de vista evolutivo es vivir en un medio. Lo que somos hoy, es el producto de esta evolución auto-condicionada. (Teoría de la evolución auto-condicionada, John Maxtell).[29] 4 Cuando las emociones son rápi- das y toscas La importancia evolutiva de ofrecer una respuesta rápida que permitiera ganar unos milisegundos críticos ante las situaciones peligrosas debió ser vital para nuestros ante- pasados, pues esa configuración ha quedado impresa en el cerebro de todo protomamífero, incluyendo los humanos. Para LeDoux: «El rudimentario cerebro menor de los ma- míferos es el principal cerebro de los no mamíferos, un cerebro que permite una respuesta emocional muy veloz. Pero, aunque veloz, se trata también, al mismo tiempo, de una respuesta muy tosca, porque las células implicadas sólo permiten un procesamiento rápido, pero también im- preciso», y estas rudimentarias confusiones emocionales —basadas en sentir antes que en pensar— son las «emo- ciones precognitivas».[30] 5 El gestor de las emociones La amígdala prepara una reacción emocional ansiosa e impulsiva, pero otra parte del cerebro se encarga de ela- borar una respuesta más adecuada. El regulador cerebral que desconecta los impulsos de la amígdala parece encon- trarse en el extremo de una vía nerviosa que va al neocór- tex, en el lóbulo prefrontal. El área prefrontal constituye una especie de modulador de las respuestas proporciona- das por la amígdala y otras regiones del sistema límbico, permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y proporcionada. El lóbulo prefrontal izquierdo parece for- mar parte de un circuito que se encarga de desconectar — o atenuar parcialmente— los impulsos emocionales más perturbadores.[31] Vandalismos en forma de pintadas. El vandalismo en wikis es otro ejemplo de actuación con perturbación emocional. 6 Armonizando emoción y pensa- miento Las conexiones existentes entre la amígdala (y las estruc- turas límbicas) y el neocórtex constituyen el centro de gestión entre los pensamientos y los sentimientos. Esta vía nerviosa explicaría el motivo por el cual la emoción es fundamental para pensar eficazmente, tomar decisiones inteligentes y permitirnos pensar con claridad. La corte- za prefrontal es la región cerebral que se encarga de la «memoria de trabajo».[32] Cuando estamos emocionalmente perturbados, solemos decir que «no podemos pensar bien» y permite explicar
  • 5. 4 8 LAS TRES FUENTES DE LOS SENTIMIENTOS por qué la tensión emocional prolongada puede obstacu- lizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su capacidad de aprendizaje. Los niños impulsivos y ansio- sos, a menudo desorganizados y problemáticos, parecen tener un escaso control prefrontal sobre sus impulsos lím- bicos. Este tipo de niños presenta un elevado riesgo de problemas de fracaso escolar, alcoholismo y delincuen- cia, pero no tanto porque su potencial intelectual sea ba- jo sino porque su control sobre su vida emocional se halla severamente restringido.[33] Las emociones son importantes para el ejercicio de la ra- zón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capaci- tando —o incapacitando— al pensamiento mismo. Del mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aque- llos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos.[34] El psicólogo estadounidense John Maxtell rompe el con- cepto de dos cerebros o distintos tipos de inteligencia. Ba- sándose en su teoría de la evolución auto-condicionada, afirma que nuestra capa de pensamiento racional se ha desarrollado para dar cobertura a nuestro lado emocional, la razón nos proporciona el cómo. Aunque por lo general solo percibimos nuestras emociones en momentos de des- bordamiento, lo cierto es que las tenemos constantemen- te. Todo nuestro pensamiento, comportamiento personal y social está orientado a mantenernos dentro de los lími- tes de nuestro confort emocional y, en resumidas cuenta, vivos. Un ejemplo práctico sería el siguiente: Un peatón que deambule por una ciudad abarrotada de coches, optará por cruzar las avenidas por los pasos de cebra y cuando el semáforo este en verde para los peatones. Sin ser un caso de desbordamiento emocional, el miedo que siente a ser atropellado genera la necesidad de buscar alternati- vas seguras para cruzar la calle, usar su capa racional para interpretar los símbolos dispuestos para este propósito es la opción más segura, la razón nos proporciona el cómo. Si no tuviésemos el mismo miedo a ser atropellados, las ciudades no podrían tener el diseño que actualmente tie- nen, ¿qué nos impediría cruzar por cualquier parte?[35] 7 La naturaleza de la inteligencia emocional Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustra- ciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratifica- ciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.[36] El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.[37] 8 Las Tres Fuentes de los Senti- mientos Las emociones son las expresiones exteriores de los senti- mientos acumulados y formados en las áreas de la imagi- nación y la visualización. Hay tres fuentes de sentimien- tos que interpretan toda información que entra en el ser humano por los cinco sentidos y dan sentido a lo que per- cibimos. 8.1 Inteligencia emocional y MATEA De acuerdo a lo que dice la autora Myriam Muñoz Polit en su libro Emociones sentimientos y necesidades, la vida emocional es la que nos mueve a comportarnos, perci- bir y actuar de determinada manera en la vida. La autora en el XI Congreso Internacional Gestalt afirma que “no sentimos a lo tonto”. La Inteligencia emocional está basada en como cada ser humano vive sus emociones: Habla de las cinco emocio- nes básicas que desde su punto de vista destacan y que son las reacciones primitivas que el ser humano comparte con los mamíferos, con la diferencia de que nosotros los hu- manos somos conscientes de ellas, sabemos que sentimos. Tales emociones vienen a cubrir unos objetivos de super- vivencia, Manejo de Sentimientos Básicos (MATEA): • Miedo: el objetivo es la protección y el cuidado. • Afecto: el objetivo es la vinculación. • Tristeza: el objetivo es el retiro. Cuando sentimos tristeza nuestro organismo nos está diciendo “retí- rate de ahí y vuelve a estar contigo”. • Enojo: el objetivo es la defensa. • Alegría: su objetivo es la vivificación. Viene a ser la batería de nuestra existencia. 8.2 Inteligencia emocional (Daniel Gole- man) La inteligencia emocional nos permite: • Tomar conciencia de nuestras emociones. • Comprender los sentimientos de los demás.
  • 6. 8.4 Las Emociones pueden regularse 5 • Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo. • Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo. • Adoptar una actitud empática y social que nos brin- dará mayores posibilidades de desarrollo personal. • Participar, deliberar y convivir con todos desde un ambiente armónico y de paz. 8.3 Medición de la inteligencia emocional y el CI No existe un test capaz de determinar el «grado de inte- ligencia emocional», a diferencia de lo que ocurre con los test que miden el coeficiente intelectual (CI). Jack Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, ha utili- zado una medida similar a la inteligencia emocional que él denomina «capacidad adaptativa del ego», establecien- do dos o más tipos teóricamente puros, aunque los rasgos más sobresalientes difieren ligeramente entre mujeres y hombres:[38] «Los hombres que poseen una elevada inteli- gencia emocional suelen ser socialmente equi- librados, extrovertidos, alegres, poco predis- puestos a la timidez y a rumiar sus preocupa- ciones. Demuestran estar dotados de una nota- ble capacidad para comprometerse con las cau- sas y las personas, suelen adoptar responsabili- dades, mantienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vi- da emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma, a gusto consigo mismos, con sus seme- jantes y con el universo social en el que viven». «Las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser enérgicas y a expresar sus sen- timientos sin ambages, tienen una visión posi- tiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expre- san sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite hacer rápidamente nuevas amista- des; se sienten lo bastante a gusto consigo mis- mas como para mostrarse alegres, espontáneas y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a di- ferencia de lo que ocurre con el tipo puro de mujer con un elevado CI, raramente se sienten ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocu- paciones». «Los hombres con un elevado CI se caracte- rizan por una amplia gama de intereses y ha- bilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos, productivos, predecibles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tienden a ser críticos, condescendientes, aprensivos, in- hibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos». «La mujer con un elevado CI manifiesta una previsible confianza intelectual, es capaz de ex- presar claramente sus pensamientos, valora las cuestiones teóricas y presenta un amplio abani- co de intereses estéticos e intelectuales. Tam- bién tiende a ser introspectiva, predispuesta a la ansiedad, a la preocupación y la culpabili- dad, y se muestra poco dispuesta a expresar públicamente su enfado (aunque pueda expre- sarlo de un modo indirecto)». Estos retratos, obviamente, resultan caricaturescos pues toda persona es el resultado de la combinación entre el CI y la inteligencia emocional, en distintas proporciones, pero ofrecen una visión muy instructiva del tipo de apti- tudes específicas que ambas dimensiones pueden aportar al conjunto de cualidades que constituye una persona. [39] Daniel Goleman también recoge el pensamiento de nu- merosos científicos del comportamiento humano que cuestionan el valor de la inteligencia racional como pre- dictor de éxito en las tareas concretas de la vida, en los diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de decisiones o el desempeño profesional. Citando numero- sos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Inte- lectual no es un buen predictor del desempeño exitoso. La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar para tener éxito en la vida. Según Goleman la inteligencia emocional puede dividirse en dos áreas: • Inteligencia intrapersonal: Capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y a usarlos como guías en la conducta. • Inteligencia interpersonal: Capacidad de compren- der a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente. Capacidad de recono- cer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros. 8.4 Las Emociones pueden regularse Regular las respuestas emocionales se puede aprender. Al mismo tiempo es un signo de maduración y de inteligen- cia. En la primera infancia, habitualmente no regulamos nuestra respuesta emocional, simplemente la expresamos
  • 7. 6 8 LAS TRES FUENTES DE LOS SENTIMIENTOS o explota. Socialmente se acepta y se perdona este tipo de “sinceridad” en las respuestas emocionales de los ni- ños y las niñas pequeñas. Y a medida que se van haciendo mayores, el índice de tolerancia ante esta inmediatez en las respuestas va disminuyendo hasta llegar a la madurez, cuando socialmente se exigen la regulación emocional. Con su aprendizaje conseguimos equilibrar dos fuerzas opuestas. Por un lado, la necesidad biológica de la res- puesta emocional, y por el otro, la necesidad de respetar determinadas normas de convivencia. La alternativa que se propone es que existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación.[40] La alternativa que propone Manel Güell Barceló en su libro ¿Tengo Inteligencia Emocional? es considerar que no existen emociones positivas ni negativas, simplemen- te existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación. También es cierto que determinadas emociones son útiles y traen un beneficio al individuo y otras no. A partir de este hecho podemos di- vidir las emociones en: respuestas emocionales efectivas, útiles y adaptativas; y respuestas emocionales no efecti- vas, poco útiles o poco adaptativas. Una respuesta emo- cional (alegría, ira, vergüenza) será útil en función del contexto. Si la respuesta es adaptativa y nos ayuda a rela- cionarnos con el mundo que nos rodea, con los demás y con nosotros mismos, será una emoción efectiva. Así to- das las respuestas emocionales son positivas siempre que se utilicen adecuadamente. Daniel Goleman defiende que en la empresa, cuando ha- blamos de autocontrol emocional no estamos abogando, en modo alguno, por la negación o represión de nues- tros verdaderos sentimientos. El “mal” humor, por ejem- plo, también tiene su utilidad; el enojo, la melancolía y el miedo pueden llegar a ser fuentes de creatividad, ener- gía y comunicación; el enfado puede constituir una in- tensa fuente de motivación, especialmente cuando surge de la necesidad de reparar una injusticia o un abuso; el hecho de compartir la tristeza puede hacer que las per- sonas se sientan más unidas y la urgencia nacida de la ansiedad —siempre que no llegue a atribularnos— pue- de alentar la creatividad. También hay que decir que el autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de control, es decir, la extinción de todo sentimiento espon- táneo que, obviamente, tiene un costo físico y mental. La gente que sofoca sus sentimientos —especialmente cuan- do son muy negativos— eleva su ritmo cardíaco, un sín- toma inequívoco de hipertensión. Y cuando esta repre- sión emocional adquiere carácter crónico, puede llegar a bloquear el funcionamiento del pensamiento, alterar las funciones intelectuales y obstaculizar la interacción equi- librada con nuestros semejantes. Por el contrario, la com- petencia emocional implica que tenemos la posibilidad de elegir cómo expresar nuestros sentimientos. Derivado del tema de inteligencia emocional en diversos escenarios, incluido el educativo, actualmente se habla de competencias emocionales. Estas han revolucionado la concepción que se tenía de los alumnos, así como de los problemas que enfrentan durante la vida académica. Para comenzar a definir lo que refiere “competencia emocional” primero hay que retomar el término compe- tencia y es que existe una fuerte controversia alrededor del mismo, no existe una definición que se tome por correcta, diversos autores han tratado de definirla, sin embargo no se ha aceptado ninguna como definitiva. En este sentido, para adentrarnos en el tema, es im- portante y necesario definir en primer lugar a las competencias, ¿cómo se originan? y ¿cómo se definen? 8.5 Origen de las Competencias Jacques Delors presidió la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. Al finalizar su cargo en la Comisión, presentó un informe como respuesta a los grandes desafíos que enfrentaba el entorno global e implicó la implementación de acciones. Es decir, sus propuestas se convirtieron en políticas públicas, obligan- do a los sistemas educativos a transformar la forma de educar. Es importante mencionar que el informe Delors surge desde una perspectiva económica, por lo tanto las competencias son un constructo, es decir, una categoría constituida por conceptos y son históricas, no esenciales. En este sentido, las competencias dan respuesta a un momento histórico, un espacio temporal. Delors presenta el informe a la UNESCO en 1997, del cual se derivan los cuatro pilares de la educación, Aprender a Conocer, Aprender a Hacer, Aprender a Vivir Juntos y Aprender a Ser. Convirtiéndose en la parte medular de las competencias. 8.6 ¿Qué es una competencia? Según la real academia de la lengua española la competencia, con origen en el latín competentĭa; cf. Competente, Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. Sin embargo esta palabra adquiere un significado distinto según sea el caso en el que se utilice, es decir, es aplicable como autoridad, capacitación en algo, función, idoneidad, rivalidad empresarial, competencia entre personas o incluso en alguna actividad deportiva. Tobón, Pimienta y García indican que las competencias no solo son una forma de pensar, implican un hacer, un actuar en la realidad. Definen a las competencias como “actuaciones integrales ante actividades y problemas del contexto, con idoneidad, compromiso ético, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer en una perspectiva de mejora continua” Por otro lado, Perrenoud (2004), define a las competen- cias como la movilización de conocimientos, habilidades
  • 8. 8.8 Competencia emocional 7 o actitudes. Implican procesos mentales complejos que permiten al sujeto movilizar los recursos antes mencionados para solucionar un problema específico, dentro de un contexto específico. Por lo tanto, el hacer cotidiano de las competencias, brinda cierta experiencia para que el sujeto busque opciones más eficaces para enfrentar situaciones problemáticas. Siguiendo la idea de Perrenoud, las competencias se adquieren a través de la formación, permiten la adapta- bilidad del sujeto a los cambios vertiginosos del entorno. En un principio, en los orígenes de la humanidad, el hombre se adaptó para sobrevivir, evolucionar y desarrollarse. Parece que en pleno siglo XXI el hombre se desadaptó a adaptarse. Las competencias permiten desarrollar en el sujeto la capacidad de adaptación a través de acciones inteligentemente diseñadas para movilizar una serie de recursos. Ambos autores convergen en varios puntos, las compe- tencias implican un hacer, una formación, construcción de situaciones específicas para que el sujeto actúe y mo- vilice recursos. Por tal motivo, la escuela es el principal escenario en donde se pueden fusionar dichos elementos. Favoreciendo el elemento cognitivo, procedimental y actitudinal. Actualmente es la base pedagógica del sistema educativo de varios países, sustentado en fuentes teóricas psicológicas, lingüísticas, sociológicas, laborales y filosóficas. En este punto es donde surge el aspecto emocional, ya que las competencias poseen una dimensión social, don- de el ser humano para poder actuar se debe insertar a un grupo social, construir redes sociales con la finalidad de solucionar problemas y participar de la vida productiva y democrática. 8.7 Competencia e Inteligencia Emocional Ahora bien, ¿cómo se relacionan las competencias con la inteligencia emocional? Dentro de la psicología encontramos la psicología cognitiva, que es la que se ha encargado de realizar aportes para poder definir un término tan controvertido. Esta teoría afirma que “las competencias se forman a través de estructuras cognitivas que pueden modificarse por influencia de experiencias y aprendizajes”[41] y que para formar una competencia se necesita potencial de aprendizaje. Este potencial es el que permite desarrollar conductas inteligentes valiéndose de las funciones cognitivas a través del sistema nervioso central. Según esta teoría, todo acto mental tiene tres fases: • Entrada.- Se recibe la información de manera verbal o a través de los sentidos desde el medio interno o externo. • Elaboración.- La información recibida se analiza y se organiza mediante funciones mentales de memoria a corto, medio o largo plazo. • Salida.- Se da cuando el conocimiento se utiliza para realizar una tarea o resolver un problema. Entonces la inteligencia emocional, “es la habilidad para tomar conciencia de las emociones propias y ajenas para regularlas” [42] Es preciso para llegar a este punto realizar los procesos mentales descritos con antelación. La diferencia de la competencia emocional con las com- petencias cognitivas es que parte de la autorrealización personal, aprendiendo a regular las emociones. Durante la primera infancia no se nos exige cumplir con ciertas normas, el niño puede decir lo que piensa y cualquier cosa que diga se le aprueba justificándolo por su edad. A medida que pasa el tiempo la exigencia con su modo de actuar se vuelve mayor, pero no se trata de censurar al niño sin razón aparente y con autoritarismo, se trata de hacerlo consciente de la importancia que tiene autorregularse para la sana convivencia con el medio, de modo que adquiera la capacidad de resolver conflictos de manera pacífica. 8.8 Competencia emocional Actualmente no existe consenso a la hora de definir las competencias emocionales, sigue siendo un tema de debate dentro de la comunidad de expertos, sin embargo, autores como Bisquerra señalan que las competencias emocionales son la capacidad de movilizar una serie de recursos, a través de la identificación de emociones propias y de los otros, para resolver problemas en situaciones específicas. Siguiendo la idea del autor, investigaciones recientes indican que una persona con competencias emocionales es menos susceptible de caer en situaciones de riesgo social y de salud. Es decir, son personas que están pre- paradas para no entrar en el mundo de la drogadicción, alcoholismo, vandalismo, delincuencia, entre otras. Una persona con un control emocional decuado es candidata a convertirse en un ciudadano sano, capaz de construir redes en beneficio de todos los integrantes del grupo social, con vida productiva y democrática activa.
  • 9. 8 9 CRÍTICAS Cuando una persona carece de los elementos mínimos para reconocer sus propias emociones y en consecuencia las emociones de los demás, invariablemente dichas carencia se verán reflejadas en la forma de enfrentar la vida, se dice que son personas con bajas defensas del sistema inmunitario. El autor también señala que las competencias se pueden adquirir, es decir, se pueden educar, por tal motivo, es importante que la educación emocional comience desde el nacimiento. Resulta trascendente difundir las compe- tencias emocionales del modelo del Grup de Recerca en Orientación Psicopedagógica (GROP) de la Universitat de Barcelona. Dicho modelo se ha experimentado con éxito en el sector educativo[43] y contempla las siguientes competencias: • Conciencia emocional. Conocer las emo- ciones propias y las de los demás. • Regulación de las emociones. Responder de manera apropiada cuando alguien ex- perimenta alguna emoción. Es importan- te no confundirla con la represión. • Autonomía emocional. Que los estímulos externos no afecten de manera drástica a la persona. Ser sensibles pero con cierto autoblindaje. • Habilidades socioemocionales. Ser capa- ces de construir redes sociales. • Competencias para la vida y el bienestar. Favorecen una sana convivencia social y personal. Las competencias descritas anteriormente se pueden transmitir a través de la educación emocional, educar implica intencionalidad, construir estrategias, líneas de acción que lleguen a las aulas de los estudiantes. Bisquerra señala que la educación emocional es un proceso que se da de manera continua y de forma permanente,[44] esto significa que en cualquier nivel de estudios se puede brindar educación emocional y dicha educación tendrá variaciones dependiendo del tipo de estudiante, ya que las necesidades de un niño son totalmente diferente de las de un adolescente. Niños, adolescente o adultos, se pretende que con la edu- cación emocional se logren los siguientes objetivos: • Reconocer emociones propias. • Reconocer las emociones de los demás. • Identificar y nombrar correctamente a las emociones. • Ser capaz de regular las propias emocio- nes. • Incrementar el umbral de tolerancia a la frustración. • Identificar de manera anticipada los efec- tos nocivos de las emociones negativas. • Ser capaz de construir emociones positi- vas. • Ser capaz de lograr la automotivación. • Tener una actitud positiva ante la vida. • Desarrollar la capacidad de avanzar. Son objetivos que se pretenden alcanzar a partir de la educación emocional, el papel de las autoridades edu- cativas y principalmente del docente, será fundamental para desarrollar en los estudiantes prácticas más sanas a partir del control emocional, coadyuvando de ésta manera el logro exitoso de su plan de vida. 9 Críticas 9.1 Confusiones conceptuales Se ha criticado el trabajo de Goleman, sobre todo sus pri- meras obras, por asumir la existencia de un tipo de inte- ligencia asociada a las emociones. Eysenck señala que la obra de Goleman contiene conceptos errados sobre qué es la inteligencia, yendo incluso a contramano del consenso científico en la materia. [Goleman] ejemplifica con mayor claridad que lo absurdo de la tendencia a clasificar casi cualquier tipo de comportamiento como una “inteligencia”... Si esas cinco “habilidades” definen la “inteligencia emocional”, esperaría- mos alguna evidencia de que están altamente correlacionadas; Goleman admite que podrían estar un poco desrelacionadas, y en todo caso si no podemos medirlas, ¿cómo sabemos si lo están? Así que toda la teoría se construye sobre arena movediza: no hay ninguna base científica sólida”. Eysenck, H.J. (2000). Intelligence: A New Look. Del mismo modo, Locke afirma que el concepto de la IE es en sí una mala interpretación del concepto de inteligen- cia, y ofrece una interpretación alternativa: no es otra for- ma o tipo de inteligencia, sino que es la inteligencia (en- tendida como la capacidad de comprender abstracciones)
  • 10. 9 aplicada a un dominio particular de la vida: las emocio- nes. Sugiere que el concepto debe ser re-etiquetado como una habilidad.[45] La esencia de esta crítica es que la investigación científi- ca depende de la utilización válida y consistente de cons- tructos, y que antes de la introducción del término de la IE, muchos psicólogos ya habían establecido distincio- nes teóricas entre factores tales como las habilidades y logros, habilidades y hábitos, actitudes y valores, rasgos de personalidad y estados emocionales. Por lo tanto, al- gunos expertos creen que el término de la IE confunde conceptos y definiciones aceptadas.[46] 9.2 Capacidades vs cualidades morales Adam Grant advirtió de la percepción común pero erró- nea de la IE como una cualidad moral deseable en lugar de una habilidad. Grant afirma que una EI bien desarrollada no sólo es una herramienta fundamental para el cumpli- miento de metas, sino que tiene un lado oscuro como un arma para manipular a los demás robándoles su capaci- dad de razonar.[47] 9.3 Valor predictivo Landy afirma que los pocos estudios de validez incremen- tal realizados en la IE han demostrado que añade poco o nada a la explicación o predicción de algunos resultados comunes (principalmente éxitos académicos y laborales). Landy sugirió que la razón por la que algunos estudios han encontrado un pequeño aumento en la validez predictiva es una falacia metodológica, a saber, que las explicacio- nes alternativas no han sido totalmente consideradas: La IE se compara y contrasta con una medida de la inteligencia abstracta, pero no con una medida de la personalidad, o con una medida de la personalidad, pero no con una medida de la inteligencia académica Landy, F.J. (2005). Some historical and scientific issues related to research on emo- tional intelligence. Journal of Organizational Behavior, 26, 411-424. Del mismo modo, otros investigadores han expresado su preocupación por el grado en que las medidas de auto- informe de la IE se correlacionan con dimensiones de la personalidad establecidas. En general, se dice que medi- ciones autorreportadas de EI y mediciones de personali- dad tienden a converger, ya que ambas pretenden medir los rasgos de personalidad.[48] En concreto, parece haber dos dimensiones del “Big Five” que se destacan como las más relacionadas con el autorreporte de la IE: neuroticis- mo y extraversión. En particular, el neuroticismo se ha dicho que se relaciona con la emocionalidad negativa y la ansiedad. Intuitivamente, las personas que puntúan alto en neuroticismo tienden a baja calificación en los auto- rreportes de IE. Las interpretaciones de las correlaciones entre los cues- tionarios y la personalidad de la IE han sido variadas. La visión predominante en la literatura científica es la opi- nión de que debe reinterpretarse la IE como un conjunto de rasgos de personalidad.[49] 10 Véase también • Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Inteligencia emocional. Wikiquote • Inteligencia • Empatía • Zonas erróneas • Asertividad • Inteligencia corporal-cinestésica • Inteligencia espacial • Inteligencia intrapersonal • Inteligencia interpersonal • Inteligencia lingüística • Inteligencia lógica-matemática • Inteligencia musical • Inteligencia naturalista 11 Referencias 11.1 Notas [1] Thorndike, R. L.; Stein, S. (1937). «An evaluation of the attempts to measure social intelligence». Psychological Bulletin (34): 275–284. [2] Wechsler, D. (1940). «Non-intellective factors in general intelligence». Psychological Bulletin (37): 444–445. [3] Gardner, Howard (2011). Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica (1a. ed. en la Biblioteca Howard Gardner edición). Barcelona: Paidós. ISBN 978-84-493-2594-6. [4] Smith, M. K. (2002) “Howard Gardner and multiple inte- lligences”, the encyclopedia of informal education, Down- loaded from http://www.infed.org/thinkers/gardner.htm on October 31, 2005. [5] Payne, W.L. (1983/1986). A study of emotion: develo- ping emotional intelligence; self integration; relating to fear, pain and desire. Dissertation Abstracts International, 47, p. 203A (University microfilms No. AAC 8605928)
  • 11. 10 11 REFERENCIAS [6] Beldoch, M. (1964), Sensitivity to expression of emotio- nal meaning in three modes of communication, in J. R. Davitz et al., The Communication of Emotional Meaning, McGraw-Hill, pp. 31-42 [7] Leuner, B. (1966). Emotional intelligence and emanci- pation. Praxis der Kinderpsychologie und Kinderpsychia- trie, 15, 193-203. [8] Salovey, P., & Mayer, J.D. (1989). Emotional intelligen- ce. Imagination, Cognition, and Personality, Vol. 9, No. 3, pp185-211. [9] Goleman, Daniel (1996). Inteligencia emocional (4a ed. edición). Barcelona: Kairos. ISBN 978-84-7245-371-5. [10] Dilbert [11] Franklin Learning Systems [12] Leader Summaries (ed.). «Resumen del libro Inteligencia Emocional, de Daniel Goleman». Consultado el 15 de no- viembre de 2014. [13] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 30 [14] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 31. [15] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 34. [16] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 34 [17] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 37. [18] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 34. [19] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 38 [20] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 40. [21] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 41. [22] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 42. [23] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 44 [24] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 45 [25] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 40. [26] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 46. [27] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 47 [28] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 42. [29] John Maxtell: Yo, tu lado emocional , p. 22. [30] Goleman: Inteligencia Emocional. [31] Goleman: Inteligencia Emocional, pp. 50-53. [32] Goleman: Inteligencia Emocional. pp. 53-54 [33] Goleman: Inteligencia Emocional, pp. 54-55. [34] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 56. [35] Maxtell, John : Yo, tu lado emocional, p. 22. [36] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 61. [37] Goleman: Inteligencia Emocional, p. 78. [38] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 77 [39] Goleman: Inteligencia Emocional. p. 78 [40] ¿Tengo Inteligencia emocional? Manel Güell Barceló [41] Tobón (2005). Falta el |título= (ayuda) [42] Bisquerra (2011). Falta el |título= (ayuda) [43] Bisquerra (2009). Falta el |título= (ayuda) [44] Bisquerra (2000). Falta el |título= (ayuda) [45] Locke, E.A. (2005). “Why emotional intelligence is an in- valid concept”. Journal of Organizational Behavior 26 (4): 425–431. doi:10.1002/job.318 [46] Mattiuzzi, P.G. (2008) Emotional Intelligence? I'm not fee- ling it. everydaypsychology.com [47] Grant, Adam (January 2, 2014). "The Dark Side of Emo- tional Intelligence". The Atlantic. Archived from the ori- ginal on January 24, 2014. [48] Petrides, K.V., Pita, R., Kokkinaki, F. (2007). The loca- tion of trait emotional intelligence in personality factor space. British Journal of Psychology, 98, 273-289. [49] Mikolajczak, M., Luminet, O., Leroy, C., & Roy, E. (2007). Psychometric properties of the Trait Emotional Intelligence Questionnaire. Journal of Personality Assess- ment, 88, 338-353. 11.2 Bibliografía Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis. Bisquerra, R. (Coord). (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: Desclée de Brower. Bisquerra, R. (Coord.) (2012). ¿Cómo educar las emo- ciones?. La inteligencia emocional en la infancia y la ado- lescencia. Faros: Cuadernos. Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis. Delors, Jacques. (Coord). (1997). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la comisión Inter- nacional sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors. UNESCO. Goleman, Daniel: Inteligencia Emocional. Editorial Kai- rós. (2001) ISBN 84-7245-371-5 Lynn, Adele B. (2000). 50 actividades para desarrollar la inteligencia emocional. Madrid: Centro de Estudios Ra- món Areces. 185 p. Martínez, Agustín; Piqueras, José Antonio; Inglés, Cán- dido J. (2011). Relaciones entre inteligencia emocional y estrategias de afrontamiento ante el estrés. Alicante: Uni- versidad de Alicante. 24 p. McKeachie, D. & Wilbert, F. (1973). Psicología. (2a.ed) Washington, D.C. Fondo Educativo Interamericano. 310
  • 12. 11.2 Bibliografía 11 p. Peter Salovely y Dr.Jhon Mayer:El modelo de inteligencia emocional(1997) Perrenoud, P. (2004). Diez nuevas competencias para en- señar. SEP. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Es- pañola. [En línea]. [Consulta:14 de abril de 2015]. Dispo- nible en web: http://lema.rae.es/drae/?val=competencia Tobón, S. Pimienta, J. y García, J. (2010). Secuencias didácticas. Aprendizaje y evaluación de competencias. Pearson. Tobón, S. (2005). Formación basada en competencias. Pensamiento complejo, diseño curricular y didáctica. Ecoe Ediciones.
  • 13. 12 12 ORIGEN DEL TEXTO Y LAS IMÁGENES, COLABORADORES Y LICENCIAS 12 Origen del texto y las imágenes, colaboradores y licencias 12.1 Texto • Inteligencia emocional Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inteligencia_emocional?oldid=87161880 Colaboradores: Cookie, Taichi, BOT-Superzerocool, Gaijin, Xarucoponce, Banfield, Kepler Oort, Ál, CEM-bot, JMCC1, Efegé, Durero, Rastrojo, Gafotas, Resped, Pa- bloCastellano, Jcmedinave, Isha, Dogor, Mpeinadopa, JAnDbot, VanKleinen, TXiKiBoT, Millars, Humberto, Netito777, Fixertool, Pólux, VolkovBot, Technopat, Matdrodes, BlackBeast, Edmenb, Jmvgpartner, Alberigh, BuenaGente, Belb, Tirithel, Jarisleif, Javierito92, HUB, Nicop, Fonsi80, Eduardosalg, Veon, Leonpolanco, Alecs.bot, Petruss, Explorador26, Açipni-Lovrij, Camilo, UA31, Taty2007, AVBOT, LucienBOT, Flakinho, MastiBot, MarcoAurelio, Diegusjaimes, Arjuno3, Andreasmperu, Luckas-bot, Ptbotgourou, ArthurBot, SuperBrau- lio13, Manuelt15, Simeón el Loco, Jkbw, Torrente, Botarel, Vsarturo, Panderine!, ManuBOT15, TiriBOT, Hprmedina, TobeBot, Georgi- nasaucedo, Guschiriboga, Fernando guevara u., PatruBOT, Ganímedes, Angelito7, Luiscc95, Ripchip Bot, Tarawa1943, Fervazquez, Jorge c2010, Edslov, EmausBot, Savh, AVIADOR, ZéroBot, PieIzquierdo, Virkings, Alek vn, Grillitus, Emiduronte, ChuispastonBot, Khiari, Waka Waka, Cuspide1234, WikitanvirBot, AeroPsico, Thematho, Rufflos, AStarBot, Gabby22~eswiki, Alejandro Bryan, Nathaly1617, Alejandra Noguez Hernandez, KLBot2, Renly, Talkahe, UAwiki, Allan Aguilar, Gusama Romero, Mega-buses, LlamaAl, DanielithoMo- ya, Santga, Hawkins12WWE, Helmy oved, Quinto Bruto Flaco, Psisole, Lidia Smithtown, AkBrian, Coveta, PsicoFS, Balles2601, Teo chavez, Yanitzia, Aparra92, Alejandro Saavedra, Lucho3088, Incris, Inecita bonita, Ofable, Andriuja, BOTito, Beatrizaix, MarioFinale, Incorpora675, HMAZZINI, Mercarmo07, Jarould, Cargo9000, MaSa500, BarchiRQ, Bruna Mars1, BenjaBot, Almafuerte1, Carocordoba, Wvwv2, Mau900, Romanzr, Carlos6006, ELIAS APARICIO, CMDolores, Rodrigo Arevalo, Fase10505 y Anónimos: 335 12.2 Imágenes • Archivo:Brain_headBorder.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b9/Brain_headBorder.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: artlessstacey Artista original: artlessstacey/artlessstacey • Archivo:Commons-emblem-scales.svg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c6/Commons-emblem-scales.svg Licencia: GPL Colaboradores: File:Commons-emblem-issue.svg and File:Emblem-scales.svg Artista original: Derived work: User:Srhat Source files: • Archivo:NIA_human_brain_drawing.jpg Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a6/NIA_human_brain_ drawing.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: http://www.nia.nih.gov/sites/default/files/nia-ad-image02_large.jpg Artista original: National Institute for Aging, a branch of NIH. As a work created by a US government employee, this is in the public domain • Archivo:Spanish_Wikiquote.SVG Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/13/Spanish_Wikiquote.SVG Licencia: CC BY-SA 3.0 Colaboradores: derived from Wikiquote-logo.svg Artista original: James.mcd.nz • Archivo:Vandapucela.JPG Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e3/Vandapucela.JPG Licencia: Public domain Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Gustavocarra 12.3 Licencia del contenido • Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0