Este documento discute tres desafíos para los jóvenes en la iglesia: 1) Recordar a Dios en la juventud antes de que lleguen tiempos difíciles. 2) Adorar a Dios en espíritu y verdad en la reunión pública a través de la lectura de la Palabra, oración y recibiendo los sacramentos. 3) Ser un ejemplo para otros creyentes a través de la palabra, conducta, amor, espíritu y fe.