Este documento resume la vida de Juana I de Castilla, también conocida como "La Loca". Fue reina de Castilla pero sufrió depresión y posible esquizofrenia. Tras la muerte de su esposo Felipe I emprendió un viaje con su cadáver desde Burgos a Granada en invierno, aunque finalmente se detuvo en Tordesillas donde pasó el resto de su vida recluida. Su salud mental y este viaje alimentaron la leyenda romántica sobre ella en los siglos posteriores.
Nuevos datos sobre la emigración de la familia Arzac a tierras argentinasFernando Barrero Arzac
Nueva revisión corregida con los datos encontrados en el Archivo General de la Nación de Argentina, en donde se encuentra el fondo documental de la Dirección General de Migraciones, que recoge las actas de la Inspección Marítima que realizaban a las embarcaciones que arribaban.
Trabajo de un grupo de alumnos de la asignatura de Historia Moderna de España de la UC3M, que trata sobre una comparación de las reinas de los Austria españoles y las últimas primeras damas de EEUU. El trabajo consta además de un documento donde se recogen los contenidos textuales.
Alfonso XIII fue hijo de Alfonso XII pero no de la reina Cristina (María Cristina de Habsburgo Lorena). La madre de Alfonso XIII fue una preciosa granadina: Adela Lucía de la Santísima Trinidad. Isabel II nunca copuló con su marido y primo Francisco de Asís, resultando que Alfonso XII fue parido por la reina pero concebido por los espermatozoides del capitán de Ingenieros Enrique Puigmoltó. Isabel II no fue hija de Fernando VII porque este Borbón era impotente. La puttana ma pia (así llamaba el papa Pío IX a Isabel II) era hija de la reina María Cristina de Borbón Dos Sicilias (cuarta esposa de Fernando VII) y el guardia de Corps Fernando Muñoz. La marquesa de Mejorada, Francisca de Borja, fue concubina fiel durante veintisiete años del inquisidor general Ramón José de Arce. ¿Tuvieron hijos? La reina María Luisa, esposa de Carlos IV y amante de Godoy, aseguró que ellos tres eran la Santísima Trinidad; de este ménage à trois resultaron dos vástagos: Isabel de Nápoles y Francisco de Paula, que no eran hijos del rey sino del valido. El holocausto nazi se inspiró en la Gran Redada organizada por Fernando VI contra los gitanos. Las ordenanzas militares de Carlos III aseguraron la pérdida del Imperio. María Luisa Gabriela de Saboya, primera mujer de Felipe V, se negó a folgar en su noche de bodas; ocurrió en Figueras (Gerona). Felipe V firmó en 1713 la autorización para vender en la América española ciento cuarenta y cuatro mil esclavos negros, por tiempo de treinta años, cobrando el rey un mínimo de doscientos mil pesos escudos. Luis I, primer Borbón enterrado en El Escorial, estuvo casado con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, a la que le gustaba desnudarse en público, emborracharse e ir in puribus por Palacio. Carlos II, el Hechizado, impotente sexual, tenía como pasatiempo capar gatos. Felipe IV nació el 8 de abril de 1605, que era Viernes Santo y, por tanto, Viernes de Dolor; para que se pudiera celebrar el nacimiento, Roma declaró esa fecha Domingo de Resurrección. Felipe III trasladó la Corte a Valladolid en 1600, propiciando un caso de corrupción urbanística solo superado durante la Constitución de 1978. Felipe II podía acostarse con su esposa (tuvo cuatro) previa autorización de su ayo Juan de Zúñiga. Carlos I arruinó España para sobornar a los príncipes electores que debían nombrarlo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Burdeles reales explica con detalle estas y otras muchas peripecias del curso de nuestra historia, enlazándolas con sus coetáneas de otras Cortes y de otras costas.
http://www.miraeditores.com/Burdeles-reales.libro
Nuevos datos sobre la emigración de la familia Arzac a tierras argentinasFernando Barrero Arzac
Nueva revisión corregida con los datos encontrados en el Archivo General de la Nación de Argentina, en donde se encuentra el fondo documental de la Dirección General de Migraciones, que recoge las actas de la Inspección Marítima que realizaban a las embarcaciones que arribaban.
Trabajo de un grupo de alumnos de la asignatura de Historia Moderna de España de la UC3M, que trata sobre una comparación de las reinas de los Austria españoles y las últimas primeras damas de EEUU. El trabajo consta además de un documento donde se recogen los contenidos textuales.
Alfonso XIII fue hijo de Alfonso XII pero no de la reina Cristina (María Cristina de Habsburgo Lorena). La madre de Alfonso XIII fue una preciosa granadina: Adela Lucía de la Santísima Trinidad. Isabel II nunca copuló con su marido y primo Francisco de Asís, resultando que Alfonso XII fue parido por la reina pero concebido por los espermatozoides del capitán de Ingenieros Enrique Puigmoltó. Isabel II no fue hija de Fernando VII porque este Borbón era impotente. La puttana ma pia (así llamaba el papa Pío IX a Isabel II) era hija de la reina María Cristina de Borbón Dos Sicilias (cuarta esposa de Fernando VII) y el guardia de Corps Fernando Muñoz. La marquesa de Mejorada, Francisca de Borja, fue concubina fiel durante veintisiete años del inquisidor general Ramón José de Arce. ¿Tuvieron hijos? La reina María Luisa, esposa de Carlos IV y amante de Godoy, aseguró que ellos tres eran la Santísima Trinidad; de este ménage à trois resultaron dos vástagos: Isabel de Nápoles y Francisco de Paula, que no eran hijos del rey sino del valido. El holocausto nazi se inspiró en la Gran Redada organizada por Fernando VI contra los gitanos. Las ordenanzas militares de Carlos III aseguraron la pérdida del Imperio. María Luisa Gabriela de Saboya, primera mujer de Felipe V, se negó a folgar en su noche de bodas; ocurrió en Figueras (Gerona). Felipe V firmó en 1713 la autorización para vender en la América española ciento cuarenta y cuatro mil esclavos negros, por tiempo de treinta años, cobrando el rey un mínimo de doscientos mil pesos escudos. Luis I, primer Borbón enterrado en El Escorial, estuvo casado con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, a la que le gustaba desnudarse en público, emborracharse e ir in puribus por Palacio. Carlos II, el Hechizado, impotente sexual, tenía como pasatiempo capar gatos. Felipe IV nació el 8 de abril de 1605, que era Viernes Santo y, por tanto, Viernes de Dolor; para que se pudiera celebrar el nacimiento, Roma declaró esa fecha Domingo de Resurrección. Felipe III trasladó la Corte a Valladolid en 1600, propiciando un caso de corrupción urbanística solo superado durante la Constitución de 1978. Felipe II podía acostarse con su esposa (tuvo cuatro) previa autorización de su ayo Juan de Zúñiga. Carlos I arruinó España para sobornar a los príncipes electores que debían nombrarlo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Burdeles reales explica con detalle estas y otras muchas peripecias del curso de nuestra historia, enlazándolas con sus coetáneas de otras Cortes y de otras costas.
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Crónica Privada que versa sobre las vidas y aventuras de los Náufragos del Golfo de Urabá en Tierra Firme y que constituye, esencialmente las peripecias de una aragonesa del sigloXVI que participó en la Conquista de América al lado de personajes como Alonso de Ojeda, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Bartolomé de Las Casas, Diego Nicuesa, Pánfilo de Narváez, Martín Fernández Enciso o Pedro Arias Dávila.
Crónica privada que narra la vida y aventuras de una aragonesa nacida el mismo día de la toma de Granada y que, a su pesar, participó en la conquista de Tierra Firme (el norte de Colombia), Panamá y Cuba, acompañada por personajes tan controvertidos como Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
Crónica de la vida y aventuras de una joven aragonesa que participó, a su pesar, en la conquista de los que hoy es el noroeste de Colombia, Panamá y Cuba, junto a personajes tan controvertidos como Alonso de Ojeda, Juan de La Cosa, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
He aquí la segunda parte de "Mitología. Cuentos y Leyendas" Confío en que os resulte amena e interesante. Yo le pongo corazón a estos trabajitos que me ayudan a ocupar mi tiempo y a tener la mente ocupada. Recomiendo verlo a pantalla completa, y cuanto mas grande mejor.
Mitologia Griega Cuentos y Leyendas Volumen 1D´WillArt
Con algunas de mis láminas sobre el tema mitológico, que tanto me fascina, compongo este cuaderno que pretende ser ameno e interesante, espero que os guste.
Recetario tradicional de Tierra de Campos PalentinaD´WillArt
TIERRA DE CAMPOS, es una comarca de la Comunidad autónoma española de Castilla León que abarca parte de las provincias de Valladolid, Palencia, Zamora, León y Burgos. En esta ocasión nos centramos en la gastronomía tradicional de la zona comprendida en la provincia de Palencia.
Las capacidades sociomotrices son las que hacen posible que el individuo se pueda desenvolver socialmente de acuerdo a la actuación motriz propias de cada edad evolutiva del individuo; Martha Castañer las clasifica en: Interacción y comunicación, introyección, emoción y expresión, creatividad e imaginación.
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
1. REVISTA DE OCIO, SALUD Y CALIDAD DE VIDA Semana del 5 al 11 de enero de 2013
Número 309
Juana Iª de Castilla
Texto : María Albilla
2. Retrato de
Juana I de
Castilla en
su juventud.
La pasión arrebatadora, los celos desmedidos y lo
tenebroso de la ruta con el cadáver insepulto de su
esposo, Felipe “El Hermoso”, hicieron que la reina
Juana se convirtiera en un ideal romántico del siglo
XIX, en el que la leyenda y la verdad se confundieron.
Pero mas allá de lo que la tradición oral cuenta, la
hija de los “Reyes Católicos”, fue una mujer
maltratada por la vida y por los hombres que la
rodearon, pues ni su padre, ni su marido, ni su hijo la
quisieron de la manera que ella imploraba, un cariño
que tal vez, hubiera servido para aliviar los síntomas
de la depresión que la sumió en una tristeza eterna.
3. Apenas unas pocas estrellas iluminaban un camino en el que el
gélido viento del invierno burgalés, en pleno mes de diciembre, cortaba
la piel.
En las cunetas brillaban las chispas que cada noche cubren con un
fino manto blanco los hierbajos y cardos. Helada hasta los tuétanos, la
comitiva fúnebre iniciaba una ruta, tan tétrica como dantesca, que
pretendía alcanzar la ciudad de Granada.
Encabezaba el séquito Juana I, reina de Castilla, tercera hija de
Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, a la que el pueblo apodó como
“La loca”. Ante su atenta mirada, el cadáver embalsamado de su amado
esposo, Felipe I, el hombre que le sorbió el seso y le nubló el sentido,
pues por algo era “El Hermoso”.
Tres años duró el peregrinar por las vastas tierras de la vieja Castilla,
por el bajo Arlanza burgalés y el Cerrato palentino hasta Tordesillas,
provincia de Valladolid, donde se truncó el periplo de la protagonista de
una de las historias de pasión más fuerte jamás contada.
Corría el año de 1506 cuando llegó el día de la muerte de Juana,
aunque quien expirara aquel 26 de septiembre fuera su marido. Aquella
jornada perdió el amor , y dice la literatura, que se sumió en una
desesperanza que convirtió el resto de sus días en un triste deambular
que terminaría en un cruel encierro en una pequeña habitación del
torreón de un castillo.
4. Establecida en Burgos la corte el 7 de septiembre de aquel mismo
año de Dios, la ciudad no acogería durante mucho tiempo al
matrimonio, apenas 18 jornadas después, el atlético Felipe perdía la
vida tras jugar un partido de pelota. Hay quien dice que un trago de
agua helada acabó con sus días. Otros apuntan a que su propio suegro,
Fernando El católico, lo envenenó, o también que fue la peste que
asolaba la ciudad la que acabó con el flamenco. Poco le importarían las
causas a una plañidera doña Juana. Peores
Para ella iban a ser las consecuencias. Cuentan las crónicas de la
época que el día quela hija de los Reyes Católicos enterró a su marido
enloqueció, pero lo cierto es que su trastorno venía de mucho tiempo
atrás. Entonces, el cuerpo de su esposo fue trasladado a la Cartuja de
Miraflores, para que descansara junto a sus abuelos maternos, Juan II
de Castilla e Isabel de Portugal.
Confundidas entre la leyenda, las decenas de novelas escritas sobre la
reina y los hechos verídicos, han llegado historias según las cuales
Juana iba cada día a visitar el féretro desde sus aposentos en Casa la
Vega. Temía que la separaran de su amado y se lo llevaran a Flandes, por
lo que día sí, día también, ordenaba a los monjes que abrieran el ataúd
para que pudiera verle y acariciarle con el cariño y el mimo de quien
intenta no despertar al que a su lado duerme. También aseveran los
cantares que ordenaba a la servidumbre soltar arañas para que tejieran
telas que indicaran si alguien había acudido a la cripta sin antes pedirle
permiso.
UN TRASTORNO REAL
Puede que el transcurrir de los años haya ayudado a magnificar el
mito de la tal vez mal llamada “La loca”, si bien es cierto que existía un
trastorno en la toledana. Lo más probable es que su enfermedad fuera
una depresión que se empezó a manifestar cuando partió rumbo a los
Países Bajos a conocer a su marido. Se dice de ella que tuvo una
esmerada educación, pues había nacido para ser consorte de algún rey
con el fin de completar el juego de tronos que era aquella vieja Europa
recién estrenado el siglo XVI. Juana tocaba el clavicordio, bailaba bien,
cosía y también hablaba latín desde temprana edad, además de ser gran
conocedora de las Sagradas Escrituras, pero con solo 16 años
emprendió sola y por vía marítima (España estaba en guerra con
Francia, por lo que se descartó que atravesara el país vecino), un viaje
que le sumió en una profunda tristeza y le cambió para siempre.
5. De Laredo partió una muchacha nerviosa y alegre, pero de Flandes
volvería una mujer distinta, con un jirón de tinieblas en el alma turbada,
explica el medievalista Luis Suárez Fernández.
Durante el trayecto perdió todas sus ropas y pertenencias personales
y al llegar al país de destino, descubrió que era una tierra gris con
constantes lluvias en la que nadie la esperaba. Felipe tardó un mes en ir
a su encuentro. Un flechazo pudo ser lo único que la salvó
momentáneamente en aquel territorio hostil. Cuando conoció al que
sería su amado esposo la pasión fue irrefrenable, tanto que formalizaron
su relación esa misma tarde para poder consumar el matrimonio. Pero
el amor fue un arma de doble filo para la tercera hija de los Reyes
Católicos. La vida en la corte flamenca nada tenía que ver con la de la
austera y rígida cotidianidad de palacio en Castilla y las libertinas
costumbres de Felipe, llevaron a que los celos se apoderaran de doña
Juana de una manera enfermiza, tanto que llegó a agredir con unas
tijeras a una cortesana a la que golpeó, insultó e incluso desfiguró la
cara, Llegó a rapar las rubias trenzas a otra de las amantes de su esposo.
Tanto que llegó a parir a su hijo Carlos, el futuro emperador, en el retrete
del palacio de Gante durante una fiesta a la que había acudido para
vigilar de cerca a su amado esposo.
Pero al margen de las habladurías, en Flandes la maltrataron tanto
que no pudo sino llorar desconsoladamente, sola, día tras día.
Historiadores como Miguel Ángel Zalama, catedrático de la Universidad
de Valladolid y un estudioso de la personalidad de Juana, defiende que
la reina pudo empezar a perder la noción de la realidad desde joven y
que, probablemente, fue en este viaje donde se quebró su salud mental.
Empezaban los primeros síntomas de lo que hoy se hubiera
diagnosticado como esquizofrenia.
LA CARGA GENÉTICA
Los parecidos entre Juana y su abuela Isabel de Portugal, a la que hoy
también hubieran diagnosticado esta enfermedad, fueron muchos.
Detalla Manuel Fernández Álvarez en “La cautiva de Tordesillas” que no
solo ambas enviudaron muy jóvenes, sino que «vivieron en situación de
enajenación mental» en lugares apartados del reino: Isabel de Portugal,
en el castillo de Arévalo; Juana de Castilla, en Tordesillas. También, y
según Fernández Álvarez, Isabel La Católica supo pronto la herencia que
portaba su hija, «una carga genética que explotaba súbitamente, en el
disparatado comportamiento de la futura reina». Si bien es complicado
6. hacer un diagnóstico, Zalama sí se muestra seguro de que estaba
incapacitada para gobernar, pues no podía, no sabía, tomar decisiones.
El resto, nos dice, «es literatura».
La leyenda ha expandido el mito de que Juana, al perder el favor de
su marido, todavía viviendo en Flandes, se sumió en una profunda de
presión de la que ya solo saldría con ráfagas de cierta lucidez. Allí la
confinaron en una oscura habitación en completa soledad, con la
mirada perdida en el vacío, presa del más profundo abatimiento. Quiso
a pesar de todo el destino, que contra todo pronóstico, Juana llegara a
ser soberana de Castilla.
Fallecida su madre, regresó a su tierra natal en1506 y así recuperó el
cariño de su esposo, pero pronto se dio cuenta de que tanto él como su
padre solo pretendían manejarla en función de sus intereses políticos,
pues había sido llamada a ocupar el trono más poderoso de la Europa
de su tiempo. Su progenitor tramaba incapacitarla y el flamenco,
encerrarla por su falta de cordura. No tuvo tiempo. Tardó poco en
enfermar y morir, si bien parece que Juana ya estaba sentenciada a la
reclusión. «Ni en la muerte ni en la enfermedad de su difunto marido, al
que amaba tanto, que tenía fama de estar fuera de su sentido, mostró
ninguna debilidad de mujer», recoge Fernández Álvarez de un cronista
flamenco anónimo.
Aunque Juana se mostró como una solícita enfermera, desde aquel
momento vivió «enajenada, abandonada en el vestir y en el comer,
encerrada cada vez más en su mutismo, prefiriendo la soledad y las
tinieblas», narra ”La cautiva de Tordesillas”.
EL AMOR MÁS FUERTE
Muerto Felipe y embalsamado éste en la Cartuja de Miraflores de
Burgos, la reina loca recordó que el deseo del amor de su vida era
dormir el sueño eterno en Granada. A nadie escuchó, nada más
necesitó para emprender un demencial camino para cumplir la última
voluntad del archiduque. Ni sus consejeros, ni el arzobispo burgalés ni
los ministros del reino la disuadieron y en pleno invierno, con la peste
acechando sus talones y embarazada de la infanta Catalina, emprendió
la ruta con el fúnebre cortejo formado por soldados, nobles y clérigos,
todos hombres. Ella, enlutada y con un velo cubriéndole la cara,
marcaba el paso tras el carruaje tirado por caballos en el que viajaba el
féretro de “El hermoso”, una caja de plomo sobre otra de madera con
7. ornamentos de seda y oro. Las antorchas alumbraban de forma tenue
las orillas del camino, en un espectáculo sobrecogedor, pues viajaban
siempre al amparo de la luna: «Una mujer honesta debe de huir de la luz
del día, cuando ha perdido a su marido que era su sol», clamaba la reina.
Lo que sucedió desde aquella noche en la que abandonó la capital
burgalesa hasta la jornada en la que llegó a Tordesillas en marzo de 1509,
está enmascarado por la bruma del tiempo y la tradición oral. Se
desconoce con exactitud qué ruta eligió doña Juana con la intención de
llegar a Granada y tampoco se sabe qué impulso la guiaba a parar en
unos u otros pueblos. Pocos historiadores han recogido este
escalofriante camino que, sin embargo, hizo a la reina ganarse su apodo
entre el pueblo. Manuel Fernández Álvarez, a pesar de adentrarse en la
personalidad de la joven regia, en su obra, apenas dibuja en el mapa de
las tres provincias castellanas el fantasmagórico itinerario. De Burgos a
la palentina Torquemada , y de allí, en la misma provincia de Palencia, a
Hornillos de Cerrato hasta llegar a Tórtoles de Esgueva. De nuevo en
tierras burgalesas, la joven, que entonces tenía 28 años, retrocedió en el
camino hasta Arcos de la Llana, de donde finalmente partió por orden
de su padre a la que sería su cárcel durante casi medio siglo: Tordesillas,
en Valladolid.
MITOS DEL ROMANTICISMO
El escritor burgalés Elías Rubio ha intentado documentar este
recorrido a través de los testimonios que la tradición oral ha dejado en
los pueblos castellanos, pero estas declaraciones carecen de interés
científico al quedar envueltas en el romanticismo que desde el sigo XIX
rodea la figura de la reina Juana. Fue entonces cuando la figura de la
soberana se extendió como mito de la pasión arrebatadora, los celos
desmedidos y la locura de amor. A ello contribuyó el arte que se puso al
servicio de estos ideales con obras de teatro como la de Manuel Tamayo
y Baus, “Locura de amor”, o el lienzo que hoy atesora el Museo del
Prado, que Francisco Pradilla Ortiz pintó en 1878 bajo el título de
“Juana La Loca”,y que representa a la soberana en una de las paradas de
su ruta hacia Granada, precisamente después de uno de sus brotes de
ira. Está documentado que, tras dejar la localidad de Torquemada, en
Palencia, por una epidemia de peste, el cortejo se topó en su camino
con el monasterio de Santa María de Escobar. Doña Juana decidió
entonces oficiar en él varias misas por su difunto esposo, pero al
percatarse de que era una comunidad femenina, lo abandonaron para
8. velarle a cielo abierto, alumbrados solo por hachones. En realidad la
luz de las velas nunca faltó, pues solo en ocho meses la reina pagó
577.775 maravedíes en cera.
UN CORTEJO PERSEGUIDO POR LA PESTE.- Itinerario de una locura
de amor.
Todos sabían que estaba fuera de toda lógica emprender camino desde
Burgos a Granada en pleno mes de diciembre, pero doña Juana era la
reina y para ella no habría impedimento en el camino que no fuera el
frío castellano y las epidemias de peste que se declaraban con cierta
asiduidad en las ciudades.
Esta enfermedad se transmitía a través de las ratas que viajaban al
mismo ritmo que lo hacía la comitiva, por lo que no es de extrañar que
durante los cuatro meses que estuvieron en Torquemada tuvieran que
salir del pueblo por esta causa, y de ahí que se establecieran en la vecina
Hornillos de Cerrato. La corte soberana vio cómo se diezmaban sus
miembros por esta causa, lo que causó que muchos nobles no quisieran
continuar en el cortejo.
9. Hasta llegar a Torquemada, Rubio pinta en el mapa las localidades de
paso. Cabia, Celada del Camino, Presencio, Santa María del Campo y
Palenzuela pudieron ser los enclaves en los que paró hasta llegar a la
población palentina, pero es el profesor Zalama quien documenta en
Felipe I “El Hermoso: la belleza y la locura”, cómo tomó el Camino Real
hacia el suroeste por la orilla del río Arlanzón para llegar en
Nochebuena a Torquemada, donde la comitiva se detuvo cuatro meses,
tiempo en el que la reina dio a luz a la hija póstuma de Felipe, Catalina.
«La ruta estaba prevista para llegar allí en cuatro días, por lo que no se
pudo desviar mucho de la misma carretera que existe hoy», determina.
Además, concreta que lo que sí se sabe es que la soberana iba buscando
pueblos aislados en los que no recibir presiones ni del bando de los
flamencos ni de los castellanos. Desde allí, Hornillos de Cerrato fue la
siguiente etapa, un villorrio de apenas una treintena de vecinos en el
que el cortejo fúnebre paró otros cuatro meses y en el que hubo que
levantar tiendas de campaña como si de un campamento militar se
tratara para dar cobijo a la corte errante. Baltanás y Antigüedad, donde
una cruz de piedra en el camino conmemora el punto en el que el
féretro pudo caer al suelo, fueron el paso previo a entrar en Tórtoles de
Esgueva, donde Juana se reunió con su padre para entregarle todos sus
poderes. La situación era crítica y Fernando pensó en dejar a Juana con
su hermanastra, la esposa del Condestable de Castilla, en Burgos. Corría
agosto de 1507, pero, ante su negativa, se instalaron un mes en Santa
María del Campo, donde se estableció la corte hasta que, pasando por
Presencio, llegaron a Arcos de la Llana en septiembre de ese mismo año.
Tras 18 meses alojada en el palacio de verano arzobispal, partió
finalmente el 14 de febrero de 1509 hacia el más horrible de los
cautiverios. Hasta allí, las etapas siguen siendo oscuras. Zalama, en “Vida
y arte en el palacio de la reina Juana I en Tordesillas”, habla de Villahoz,
Villafruela, Tórtoles de Esgueva, Castroverde de Cerrato, Renedo y
Simancas, pero no se puede detallar el tiempo que tardan en llegar.
Para entonces, la salud mental de Juana está absolutamente deteriorada
y sus ataques de ira son cada vez más fuertes y frecuentes. Las crónicas
del tiempo narran que el 10 de febrero ya está en Tordesillas.
En un torreón a orillas del río Duero doña Juana vivió recluida hasta
su muerte a los 75 años, primero con el beneplácito de su padre y,
después, con el de su hijo, Carlos I de España y V deAlemania, un
hombre con sed de poder al que nunca interesó que el pueblo quisiera a
10. su progenitora.
Durante 46 años, y aunque ella siempre mantuvo el título de reina,
tuvo que soportar una vida perra en la que sufriría maltrato físico y
psíquico por parte de sus carceleros, quienes le dispensaban el trato que
recibían los locos en el siglo XVI. Y así murió. Sola, trastornada y
encerrada, sin la más mínima demostración de amor. Ese afecto es el
que tal vez la hubiera sanado de la melancolía que le arrancó la
felicidad. Hasta aquel día solo le consoló saber que su esposo yacía en
Granada, hacia donde había partido desde la capilla de Santa Clara en
una nueva comitiva fúnebreen1525.
JUANA I DE CASTILLA CON SUS DOS HIJOS,
CATALINA Y CARLOS
11. OPINIÓN.- María José Rubio. Historiadora y autora de “REINAS DE
ESPAÑA, LAS AUSTRIAS”
Sumida en el olvido de Tordesillas
Aún hoy espanta y emociona, a partes iguales, conocer los detalles
del penoso encierro que la reina Juana I sufrió en Tordesillas. Uno de los
episodios más crueles sucedidos a un monarca en la Historia de la
España moderna. Cuarenta y seis años de penumbra, maltrato y
aislamiento, a lo largo de los cuales, sin embargo, el pueblo no olvidó a
su soberana, cuya historia conmovió los sentimientos populares y la
convirtió en una reina de leyenda.
Uno de los episodios más tristes fue el que vivió durante la última y
larga etapa de su vida en la localidad vallisoletana de Tordesillas,
enclave donde su padre, primero y su hijo Carlos, después, consideraron
como un sitio adecuado para su olvido. Un hermoso palacio real
construido por Alfonso XI, en el siglo XV, con sus dos plantas abiertas a
un gran patio central y su bella galería corrida en la fachada lateral, con
vistas al río, era un sitio digno para residencia de una reina. Sus
habitaciones, con artesanados de madera en los techos, barro y esteras
en el suelo, escasos muebles y algún tapiz en las paredes para evitar el
12. frío, parecían más que suficiente para la vida de Juana y su hija menor,
la infanta Catalina, que habría de habitar con ella. Suficiente, si no fuera
porque ante la rebeldía de Juana a su encierro, y su empeño en gritar
para que alguien la sacara de allí, se le tapiaron ventanas y puertas,
prohibiéndola salir de sus aposentos y ni siquiera poder asomarse a la
galería o ventanas. Sin visitas exteriores y sometida a la estrecha
vigilancia de una veintena de criados, Juana se convierte en prisionera
de su servidumbre.
Una servidumbre que no duda, (con la aquiescencia del propio
“Fernando el Católico” e incluso del futuro Carlos V, hijo de Juana), en
someterla a maltrato físico cuando la reina desvaría, grita, insulta, se
niega a alimentarse o asearse y se empeña en dormir en el suelo. Tal es
el trato vejatorio, como reconocen las crónicas de quienes lo vieron,
que le dieron los sucesivos jefes de su Casa, más bien carceleros: Mosén
Ferrer, Hernán Duque de Estrada y finalmente, los marqueses de Denia.
Juana estaba enferma, pero seguía siendo la reina legítima de España,
por eso la consigna durante el encierro fue la de no permitir que nadie
la utilizara como instrumento político. De ahí que ningún noble pudiera
visitarla y que ocurriera, en 1520, lo que más se temía: Juana se
convirtió en la figura clave de los Comuneros, que la contemplaron y
reconocieron como la reina española, frente al extranjero Carlos V. Ellos
la liberaron durante unos meses de la tiranía de su encierro y
pretendieron sentarla en su trono. Por momentos, Juana se mostró
lúcida y valiente, pero no se atrevió a desafiar a su propio hijo, ni a
firmar los documentos que le presentaron los Comuneros, a los que
defraudó, permitiendo su derrota militar, captura y posterior muerte.
Será el único acontecimiento reseñable que Juana viva en 46 años, al
margen de las escasas visitas familiares que recibió de sus hijos y nietos,
antes de sumirse en el extraño final de su vida.
A pesar de las duras condiciones físicas de su existencia, Juana había
logrado sobrepasar los70 años de edad y, en vez de ceder en su rebeldía
y enfermedad, ésta parecía acentuarse para propiciar el último gran
disgusto a su familia. La reina católica de España, Juana I, parecía
endemoniada. Su rechazo violento a la religión espantaba a la
servidumbre. Felipe II, su nieto, encargó en 1553 al jesuita Francisco de
Borja un examen de la soberana, y en todo caso, si fuera necesario, una
exorcización. La humanidad del religioso, no obstante, se impuso. Tras
muchas conversaciones a solas con Juana, De Borja dictaminó que no
estaba embrujada, sino simplemente loca.
13. Una enfermedad que, a su entender, se debía: «al trato inhumano y a la
falta de afecto» que sufría desde su juventud.
Juana agonizó, envuelta en úlceras, llagas y gangrena, los últimos
meses de su vida. Hubo que esperar a que estuviera inconsciente para
administrarle, por orden de Felipe II, la Comunión y la Extremaunción a
las que ella se negaba. Murió, el 12 de abril de 1555, en la misma soledad
en la que había vivido, ajena al gran legado dinástico que dejaba: seis
hijos con rango soberano y17 nietos príncipes de las Casas Reales de
Portugal, España, Dinamarca y Austria. Juana I, la primera reina de
España, moría loca e ignorante de su brillante destino.
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