Este documento resume las ideas de varios filósofos sobre la justicia y la legitimidad del poder político. Argumenta que en la modernidad se produjo un escepticismo ético que cuestionó la idea misma de justicia. También se produjo un escepticismo político que cuestionó la legitimidad del estado. No obstante, el autor sostiene que la justicia sigue siendo una guía importante de comportamiento y que el estado puede legitimarse a través de un "canje trascendental" de derechos básicos entre gobernantes y gobernados.