El edificio de la Bauhaus en Dessau, diseñado por Walter Gropius, rompió con el lenguaje arquitectónico tradicional de la época al presentar una fachada de cristal sin ornamentos y una distribución asimétrica de los elementos. El elemento más destacado fue una gran cortina de vidrio que permitía la integración visual entre el interior y el exterior. La escuela sentó las bases del diseño industrial y gráfico modernos.