La champeta, un ritmo musical originado en Cartagena hace 30 años, está experimentando un resurgimiento en Colombia a través de su regreso a la radio y la fusión con otros géneros como el reguetón. El artista Mr. Black fue invitado por el presidente Santos para animar un evento, un hecho sin precedentes que muestra la transformación de la champeta. Aunque algunos consideran que la nueva generación ha degradado el género, la champeta representa la identidad del pueblo afrocolombiano y ha sido estigmatizada por las
1. La champeta, el ritmo de
la Cartagena popular que
reconquista a Colombia
La champeta, un ritmo que nació hace casi treinta años en
las barriadas de la ciudad de Cartagena, reivindica este
martes sus raíces africanas, caribeñas y criollas y se lanza a la
reconquista de Colombia con su regreso a las radiofórmulas y la
champetización de otros géneros.
Después de años apartada del circuito musical, la champeta se
ha vuelto a poner de moda como fuente de inspiración para
la serie televisiva Bazurto y para un subgénero que han
encumbrado el joven Kevin Flórez, con su tema La invité a bailar y
el veterano Mr. Black, con El Serrucho.
La fiebre es tal que Mr. Black, que se hace llamar "el
presidente del género", fue invitado hace dos semanas por
el otro presidente, Juan Manuel Santos, para animar el
lanzamiento de su campaña de reelección en Barranquilla, un
hecho sin precedentes que atribuyen a una supuesta
transformación de la champeta.
Y es que estos dos intérpretes cartageneros hacen champeta
urbana, un término que según ellos supone la fusión con ritmos
más cercanos al reguetón que al highlife de Ghana, el
compás haitiano y los cantos de lumbalú de San Basilio de
Palenque, el primer pueblo liberto de América ubicado en
Cartagena.
2. Esta es la música que dió origen a la champeta o terapia criolla, la
que reivindican pioneros como Charles King que desde los años
ochenta trabajaron en un laboratorio de ritmos para llegar a
lo más alto en la década del 2000 con temas como El
chocho, que jugaba con las palabras de origen africano y le
cantaba al agujero de una falda.
"Yo considero la champeta como la revolución de la música
afrocolombiana del Caribe colombiano", afirmó el artista.
La historia de la champeta se remonta a los años setenta
cuando al estratégico puerto de Cartagena comenzaban a
llegar casetes de música africana y caribeña que bailaban con
sensuales movimientos y a altos decibelios en discotecas
ambulantes.
"Champetúo" era el nombre discriminatorio con el que las
clases altas y medias de Cartagena se referían desde
principios de siglo pasado a los afrodescendientesherederos
de los esclavos de los siglos XVI y XVII que vivían en las barriadas
populares, en alusión al cuchillo que portaban y al que se referían
con la palabra bantú "champeta".
"La diferencia entre lo que llaman champeta urbana y la champeta
criolla es la guitarra. Pero para mí la nueva generación de
intérpretes de esta música la ha desmejorada, no con la calidad de
la que se hacía en un tiempo cuando captaba la atención de
diferentes generaciones", consideró Charles King.
Aparte de las connotaciones sexuales que representan algunas
letras y bailes, la champeta es sobre todo un género que
representa la identidad de un pueblo y que según King ha sido
estigmatizada por la elite cartagenera, que a su juicio pretende
someter a las comunidades a una esclavitud cultural.
"Yo creo que en Cartagena serían felices si nosotros en vez de
hacer champeta de nuestra identidad como afroamericanos
hiciéramos flamenco", afirmó, al criticar que algunos sectores
aspiran todavía a parecerse a los colonos españoles derrotados
hace dos siglos.
Varios decretos de alcaldías pasadas han prohibido
temporalmente la celebración de los multitudinarios "picós
3. champetúos" en barrios de Cartagena al relacionarlos con
episodios de violencia, un fenómeno posiblemente relacionado
pero no del todo vinculado a la proliferación de bandas criminales
en algunos asentamientos.
Lo cierto es que los picós siguen sonando con la esencia de este
ritmo y Charles King visita de vez en cuando alguno acogido como
una eminencia, mientras planea proyectos para champetizar la
música de otros artistas colombianos como Cabas y participar en
festivales internacionales como el Estéreo Picnic, que el próximo
fin de semana le hará coincidir en Bogotá con lo más granado del
indie.