Tras la muerte de Franco, se estableció un proceso de transición hacia la democracia en España. Se nombró a Adolfo Suárez como primer presidente del gobierno y se aprobó la Ley para la Reforma Política que permitió la disolución de las Cortes franquistas y la celebración de las primeras elecciones democráticas. Finalmente, en 1978 se aprobó la nueva Constitución española que estableció un Estado democrático de derecho y garantizó los derechos fundamentales de los ciudadanos.