Este documento presenta un ejemplo de cómo la ubicación y diseño de un exhibidor publicitario (PLV) puede hacer que venda todo o nada. Se muestra un oso PLV que en un gran almacén se ubicó en una zona de paso junto a productos complementarios y vendió bien, mientras que en un hipermercado mal ubicado y sin stock vendió poco. La actitud comercial a la hora de aprovechar las oportunidades de una PLV es la que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso de la misma.