El documento destaca la importancia de instruir a los niños en el conocimiento de Dios. Indica que los padres son los primeramente responsables de esta tarea, enseñando a los niños a temer y amar a Dios, andar en sus caminos y obedecerle. Explica que esta educación piadosa trae múltiples beneficios y ayuda a que los niños no se aparten de Dios en el futuro.