Un grupo de vendedores asistió a una convención de ventas y se apresuraron para tomar su vuelo a casa. Uno de ellos tropezó y tiró una canasta de manzanas de una niña ciega. Aunque los demás se apresuraron a abordar el avión, él se detuvo a ayudar a la niña a recoger las manzanas y le dio dinero para reponerlas. La niña, llorando, le preguntó si era Jesús.