La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar poder político. Sócrates creó una escuela de oratoria en Atenas que enseñaba que los oradores debían ser personas instruidas y motivadas por ideales éticos para garantizar el progreso del estado. La oratoria pasó luego a la República romana, donde Cicerón la perfeccionó. Los fines principales de la oratoria son persuadir, enseñar, conmover y agradar. La oratoria