Los primeros agricultores y ganaderos vivían en aldeas cerca de ríos, produciendo sus propios alimentos como arroz, maíz y patatas. Usaban herramientas de piedra y hueso para cultivar la tierra y criar animales domesticados. Adoraban fuerzas de la naturaleza y figuras como diosas de la fertilidad para buenas cosechas, enterrando a sus muertos en necrópolis con objetos.