La probación tal como se conoce hoy tiene sus orígenes en el sistema legal angloamericano. En el siglo XIX, los tribunales ingleses y americanos podían suspender la imposición de la pena o conceder la libertad condicional bajo fianza, como en el caso del Recognizance inglés donde el delincuente contraía una obligación escrita ante el tribunal, o el sistema de fianza inglés que se basaba en una garantía para conceder la libertad condicional con o sin compromiso del delincuente.