Para mantener su estructura y funciones, el cuerpo humano necesita energía y nutrientes de los alimentos y el agua. Una dieta equilibrada debe proporcionar el 50% de energía de carbohidratos, el 35% de lípidos, y el 15% de proteínas, además de vitaminas, minerales, fibra, hidratos de carbono, grasas, aceites y proteínas. Las necesidades energéticas varían según la edad, sexo y nivel de actividad física, pudiendo reducirse un 20% para personas sedentarias
La importancia de una dieta equilibrada para el cuerpo humano
1. Para mantener sus estructuras y funciones, así como
para realizar las actividades que lo caracterizan, el
cuerpo humano necesita un aporte de energía y
algunas materias primas, que obtiene de los alimentos
y del agua.
Si una dieta es escasa origina muchas actividades.
Una dieta equilibrada proporciona la energía necesaria que hace de
combustible a los músculos y procesos corporales, y debe aportar el 50% de
su energía total en forma de glúcidos (nombre genérico de ciertos
productos naturales, en su mayor parte de origen natural, que contiene
fundamentalmente carbono, hidrógeno y oxígeno), el 35% de lípidos (serie
heterogénea de sustancias que tiene la propiedad común de ser solubles a
los disolventes orgánicos. Está constituida por hidrocarburos) y el 15% de
proteínas que incorporan además:
- VITAMINAS: las vitaminas predominan en las frutas y verduras y
favorecen la buena salud.
- MINERALES: presentes también en frutas y verduras, mantienen la salud
en los huesos.
- FIBRAS: La parte no digerible de las plantas es la fibra; regula los
movimientos del intestino.
- HIDRATOS DE CARBONO: En forma de fécula y azúcar, proporcionan
energía a las células.
- GRASAS Y ACEITES: Las grasas animales y el aceite vegetal mantienen el
sistema nervioso y las células. Actúa de combustible.
- PROTEÍNAS: El pescado, la carne, el queso, los frutos secos y legumbres
contienen las proteínas necesarias para el crecimiento y la renovación de los
tejidos.
Por otra parte, es preciso conocer las necesidades energéticas de nuestro
organismo, que varían con la edad, el sexo y el tipo de trabajo:
Los valores pueden reducirse hasta en un 20% si la persona realiza un
trabajo sedentario pero también puede incrementarse en la misma
proporción si el trabajo requiere un esfuerzo físico.
Al llegar a la tercera edad as necesidades energéticas se reduces un poco.