El documento describe el proceso de depuración de aguas residuales en tres etapas: desbastación y sedimentación para eliminar sólidos, oxidación de residuos orgánicos mediante bacterias, y precipitación y desinfección de sales y metales pesados. Una vez depurada, el agua puede verterse a ríos o mares, usarse para riego, o los restos orgánicos convertirse en compost.