Las invasiones inglesas del Río de la Plata en 1806 y 1807 buscaban conquistar tierras para vender sus productos industriales, obtener materias primas y permitir el libre comercio de sus bienes. En la primera invasión en 1806, las autoridades se rindieron ante los invasores pero los vecinos lucharon y los echaron. Para la segunda invasión en 1807, la población de Buenos Aires se había preparado con milicias de voluntarios y resistió exitosamente el ataque inglés gracias también a la participación de los habitantes