Las sirenas eran monstruos marinos con forma de mujer en la parte superior y ave en la inferior que atraían a los marineros con su canto para hacerlos naufragar. Ulises logró evadir su peligro atándose al mástil de su barco para no caer bajo su influjo. Finalmente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá que cantaban para los muertos y representaban la armonía celestial.