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DOCTOR L. VILLANUEV A
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Gran ~ariscal de Ayacuc90'
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CARACAS
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1895
'BA1lCO UVL Re"('UlL!CA
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CATALO(;AC10N
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
-- ------------_._-- ._----_.-._------_ .. _-,- -'. .- .-
--------~---~. __ o -
'!residente Constitucional de los Estados Guidos de Venezuela)
Etc. Etc. Etc.
DECRETO:
Art. I? Designo al Ciudadano Doctor Laureano
Villanueva, Individuo de número de la Academia Nacio-
nal de la Historia, para que escriba la biografía del
Gran Mariscal de Ayacucho,
Art. 2(! Los encargados de las bibliotecas pú-
blicas suministrarán al Doctor Villanueva los libros,
mapas y cuantos documentos tengan á la mano, con-
ducentes á la redacción de esta obra.
Art. 3(! Todos los gastos que ocasione este libro
se harán por cuenta del Gobierne Nacional.
Art, 49 Esta biografía debe estar concluida para
los días en que se celebre el Centenario del Gran
Mariscal.
Art. 5(.' El Ministro de Relaciones Interiores que-
da encargado de ejecutar este Decreto, en todo 10 con-
cerniente á la impresión de la obra y á su circulación.
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
Dado, firmado de mi mano, sellado con el Sello del
Ejecutivo Nacional, y Refrendado por el Ministro de
Relaciones Interiores en el Palado Federal, en Caracas
á 15 de Julio de mil ochocientos noventa y cuatro. Año
octogésimo sexto de la Independencia y trigésimo
cuarto de la Federación.
Refrendado,
Jo:t "finistro de Relaciones Interiores,
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
~)'~~'~~'~~I~~.~~,~~.~~,@5~'~~'~~'~~I~~ ~ ~:: f ~: '!:!:
VIDA
DE
Don Antonio José de Suero,
GRE Jl.lRISOL DE ALClTlIO
;[~).1.J.lll).-Illlrlci.uC'citjn.-:-';aciltieulu del ::Iariscal Sucrc.> -Cont rover sin sobre h fe~
ch« de su ntu-Irn icuto ,-CI'lH:alogía dvl xtarisca l Sucre.v--f ustr-uccióu ])tíhl1cn de Ve-
1I('7.ul"i:¡e n l;~'m})"I~ de In Colut1i:l.-~ul.."~tro:; prirncros illgctli(:'ros.-r~os conü isclpulos
ck .'-'llt.Te en ):1 e-cruc-ln militar del profe-sor ~1íre~.-·~targas y sucrc.i--r.a revoluc ión en
en r rricntc Predl."·;liI13ciúu de CU1Ilan.í --Carácter ÚI.: las biog"rafías.-Episouios de ln
vi.Ia dvl Z.tariscnl. --1utr.:r(::-:> por :--1 fatnlia.~Sus cnrtas : Bolívu r sobr-e su tío v her·
mauos.-c-Coatc-t.rciorn-s del Liuettador. -Car áctcr iudcpcndicnte de Sucrc. -J)i~:tid.:ld
('11 1::'1servil';,) pú~-:k(f.-Gobit·I'lH) coloutn l y Gohierno rcpnhllc:1110.-I...c)::; tln-.. e xt rcm os
lit' 'a viclu vlv :-ilCfc'en Curun n.i y Doli,,·ia.-Su cariño ;i Clman.-Sucr~ 110se n:ng3h3.
.';1 moch-st in - ;-', clc mvu •...iíl.-Stl .1bncg'ad{,n.-Sll pr olridad - Su" nmon:s.-Sn unidad
<it' vicla .
Distiug ucsc en la historia la estirpe esclarecida de
los persouaj es ci vilizadores por la am bición u til .Y mag-
nánima qne la anima á e,llpresas grandiosas en favor
elc la Patria, ora para crnanciparla de dominadores
extraños ó domésticos, ora })(lra ilustrarla con acciones
ben eméri tas.
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
DOCTOR L. VIl.I.A~UEVA
Pertenece á ella en nuestra América Dox ANTOXIO.
Josz DE SUCRE, á quien los pueblos honran con ve-
neración religiosa, llamado por Bolívar en el Con-
greso Admirable, el General más digno de Colombia,
conocido en 11 uestros anales por su excelencia en el
arte de la gnerra con el bello título de GRA~ ~lARISCAL
DE AYACCCHO y cuya "ida, herencia de cinco naciones,
nos proponemos historiar en estas páginas.
Designados en la alta ocasión ele su primer cente-
nario, y á pesar de nuestro apartamiento del mundo de
las cosas públicas, para referir los actos gloriosos y
sublimes de su activa vida á las nuevas generaciones,
hermanas nuestras, hemos tenido al aceptar tan fati-
goso comprometimiento que violentar nuestro genial
modo ele ser, siquiera no tengamos para ello otro móvil
y principio que la convicción pura y sincera que de
nuestra cortedad abrigamos, por todo extremo despro-
porcionada á la magnificencia de este asunto; pues no
se nos oculta qne en el intento ele enaltecer la majestad
heroica del Mariscal Sncre debiera haberse escogido,
para remitirla á la admiración de los siglos, una pluma
maestra, de las favorecidas por la Providencia con el
don de saber glorificar en los dominios de la historia la
capacidad y méritos de los hombres más señalados en
las luchas por la libertad y progreso de los pueblos.
:"uestro arrojo, empero, hallará escusa en el juicio
de nuestro pueblo, inocente y honrado, si se estima sen-
satamente como obligatoria obra de patriotismo y de
moral pública, pintar, movido solo por el amor á la ver-
dad, la constancia de este Soldado de la Patria, nunca
desalentado por penalidades ni reveses; su modestia
au n en la cumbre de la fortuna; su amor compasivo á
la humanidad en los mismos dias pavorosos de la gue-
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
"IDA DC:r. )IAR1SCA!. S!'CRI';
ITl á m ucrte : sus principios de orden cu medio de 1a
ar.arqu ía ; su respeto á los derechos agenos cuan do na-
die los garantizaba; la firmeza en sus convicciones re-
publicanas aun ejerciendo la dictadura militar; y su
justicia, prudencia y probidad e11veinte años de victorias
y derrotas; de heroísmos, crÍ menes y virt udcs ; de ca m-
bios y transformaciones niara villosas en los hombres.
los partidos ~. los pueblos.
Demás de e:11c par,~ pretender que 10s jóvenes 2,:;-
. 1 1 . ., 1 ' " • , •.
cien: un en o p0l'YCnlr ue ra masa u.~1;1 une ion ,t ¡g-na-
larse fl Sucrl' () {l morlclnrse ~ su e5clilph, ('o.; preciso
hacer le.: conocer 5:1S hechos y carácter iuorn l , 1,,;; inr.tin-
tos que le 11l0d;1.U, su :u,''';é:nio militar. sus ir!c;c1c') en h
poJ1ític;:, y sus procedimientos en la ciencia de g()¡':~'llO.
: .icst ro'; ('0111 patriotas k hall amado sicm é)lre', tK:"O
Á ••
1.:.:amn rún más cU;:'1Cb cst.ud iándolo en sus pél7'l1;CllOl"c';
eicuent-e n en el las e10s snpremas CI1~li(h.d('-; (L~ lns
graneles ulmns : ft sahe r, 1a pasión por la libertad y el
c.i lto (, 18. virtutl. Historiado hall be lln mcute escritores
famosos, príncipes de 18. litc.ntura americana, ~"llS 11("
chos il nstrc-s y heroicos en la guerra; pero sól» ai.~;mo
se ha ocupado en escribir sobre sus ideas y p,'()c('e:im:~ll-
tos de hombre de Estado, sobre sus doctrinas pOlíticas ~:
tareas de admin istrución ; y menos se nos hCec¡:e~'i(lo
enseñar en su plenitud Sl1 :ntcgro caractcr moral, 2C~SC
por estar aún envuelto en los albores de nuestra ],i;-;!.o-
ria primitiva: C,)1l10 si les hubiera gustado más pintar
sus hnzañas de guerrero, admirables de cierto, en todas
las edades, que sus atrevidas empresas de maj istrndo.
cuando funda con mano firme en Bolivia el imperio de
las leyes, y siembra en el alma y en el corazón de los
pueblos la Ilación del orden y de la justicia, y aquel
generoso sentimiento de fraternidad que sirve como de
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
DOCTOR L. 'ILI,ANt:E'A
................................................................. ,.....
plexo en las naciones cultas para, hermanar á lbs hom-
bres en la vida social, acercar entre sí á los partidos
políticos y humanizarlos, y mantener unidos y felices á
los hijos de una misma patria. Pues nadie le aventajó
que antes bien, hubo de exceder á todos sus coetáneos
en el empeño de crear y constituir repúblicas por la li-
bertad, la concordia y la tolerancia, como si estuviera
persuadido por su esperiencia y estudios de que el odio,
no menos que un veneno, aniquila y mata las familias,
y enerva, esteriliza, y destruye las sociedades y los
pueblos.
En la fecunda y complexa vida de este gran con- ¡
ciudadano tiene su biógrafo que espaciarse en narrativas
de índole diversa y á veces contraria, pues para contarlo
todo 'es menester pasar alternativamente. de la guerra á
la política, á la diplomacia, á la administración; de los
cuarteles á los Congresos; de las alocuciones bélicas á
los mensajes presidenciales; en atención de que Sucre
en su larga carrera pública llegó á ser General, Magis-
trado, Legislador, Diplomático, Dictador, desde 18ro
hasta 1S30, Y asiste desde su mocedad á la formación de
la Patria, completa á Colombia con la victoria de Pichin-
cha, liberta el Perú, crea á Bolivia y refrena en Tarqui
la guerra civil y la invasión de los peruanos. Dotado
de las más poderosas fuerzas de la mente, desempé-
ñase con igual maestría en las funciones de armas qne
. en la ejecución de sus planes de política; y tan justo en
el Palacio Presidencial de Chuquisaca como en los cam-
pamentos militares; humano con los prisioneros de gue-
rra no menos que con los facciosos que se proponen in-
molarlo; igualmente modesto cuando renuncia, ora la
Dictadura del Perú, ora la Presidencia de Bolivia; y siem-
pre probo, ya administre los caudales del Ecuador como
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"In.-. nicr, :'IARISCA!, SL'CRE
su Intendente. ya los <1el P':TÚ como Jefe de sus eJerci-
tos, ó los de Bolivia como Presidente de la República; y
con la misma inspiración cristiana y el mismo móvil de
filósofo redacta en Trnj illo el tratado de regularización
de la guerra y escribe en (1 Alto Perú las sabias y hu-
uiauitarias instituciones de la joven República que le
tocó en suerte instituir y civilizar: múltiples obras en
cuya in fin ita variedad resalta su unidad de caractcr , elc
principios y propósitos que le disting-uen y hacen sobre-
salir entre los varones ilustres de Colombia. En todas
partes y en todos los tiempos siempre es el mismo.
Bajo la irradiación de ese mismo foco qne ilumina
y gUla su espíritu en todos los instantes, escribe sus
cartas á Bolívar, á sus amigos y camaradas; sus mensa-
jes á los Congresos, sus notas diplomáticas y sus pro-
clamas al ej ército : todas veces digno, modesto, sensato,
magnánimo y patriota. Y si ahondáramos más en este
examen biográfico, encontraríamos en su vida íntima,
en sus relaciones de familia, en sus afectos fraternales,
en sus amistades y en sus amores, el mismo corazón
inocente, la misma rectitud de miras, y 18. misma pureza
1~1l sus costumbres, scntimicutos, inclinaciones y deseos.
Tal es el estudio quc á una misma luz, y como
obra de utilidad moral hemos querido llevar á cabo en
estas páginas, escritas sin presunción, y publicadas de
orden del Gobierno de Venezuela como parte de sus ob-
sequios á la memoria de tan ilustre compatriota, en las
cuales encontrarán las personas que las honraren le-
yéndolas, un modelo de vida en el hogar, en la amistad,
en el mundo social, y en el escenario tempestuoso
de las guerras y de la política.
*.J •• :.
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ó DOCTOR r., VILI,A1:t:F.·'
Nació AKTo="lIOJosÉ DE SllCRE en Cumaná, ciudad
marítima de Venezuela, á 3 de Febrero de 1795, de
Don Vicente de Sucre, Teniente de infantería y Doña
María Manuela de Alcalá. (*
Sirviéronle ele padrinos en el bautismo cl be-
neficiado Don Antonio Patricio de Alcalá y Centeno,
deudo suyo, elevado más tarde á la dignidad de Ar-
cediano de la Catedral de Caracas, .Y Doña Juana
Jerónima Sánchez, su abuela materna. Era el séptimo
hijo de aquel matrimonio feliz bendecido por el cielo
con larga prole y ricos bienes de fortuna.-Prolija
discusión ha surgido por la prensa sobre el elía de
este nacimiento j pues al paso que defendieron unos
como auténtica la partiela ele bautismo ele que hemos
tomado esta noticia, tilelábanla otros ele apócrifa, ase-
gurando que la fecha precisa era el 13 ele Junio de
1793. El Libertador, en el Resumen suctnto de la
uida de! General Suerte, escrito en Lima en 1825, re-
monta su natal al año de 1790. Su primo, Don Do-
mingo ele Alcalá, en sus Apuntes para la Historia
de la .América del Sur, 10 fija en 1793. Pero el
Mariscal, en carta á Bolívar, fechada en Chuquisaca
á 20 ele Setiembre ele 1826, ha cortado la discusión
aclarando la fecha de su nacimiento con estas palabras:
« Ud. sabe que )10, de quince años, he lomado las armas;»
l"'l "En veinte días del mes de Febrero de mil setecientos noventa)' cinco años:
Yo beneficiado, cura castrense Don Francisco Josef del Aguila, certifico 'lue con mi
licencia y asistencia el Presbítero Doctor Josef Cándido Maruuez, Seeretario de visita,
bautizó solemnemente, puso óleo y crisma á Antonio .Tosef Francisco, hijo legí.
timo de Don Vicente <1" Sucre, Teniente de Infantería, y de Doña María Ma-
nuela Alcalá. el cual niño tenia diez y siete (Íias de nacido: fueron padrinos el bene-
ficiado Don Patricio de Alcalá y Doña Juana Jerónima Sánchez, á quienes advertí
su obligación )' espiritual parentesco; y para <¡ue coste lo firmo, y de ello doy fé.»
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y lo confirma en otra de Ouito Ú 6 de Octubre de 11)2S
cuaud« le dice, al hablarle de su matrimonio: «l'o sé
cómo .11e irá cu 111inuevo estado; una 'ida extraña
á la gnc 11C~ ten ido desde quilla' años, lazos qnc cambian
en cierto modo mis deberes y ocupaciones que 111e
son c1(SCOllUciuas'an Ú emplear 11'.j riernpo.» y en otra
al General Flores, fechada en Ouito Ú 27 de Octubre
dcl r.iismo año, dicc : C( consagrado desde los qtaucc
años Id H'I','Ú:Z(; de la Paln'a etc» Y como es de todo
punto incuestionable qne se alistó en las banderas de la
rndcpcndencia el año de T Elro, al estallar la RC'ülnci6n
de CU11:mú, quc.la en evidencia y fuera de toda centro-
vcrsi.., que el afio (le su nacimlento fné cl de 1795, lo
cual arroja 1111 cómputo exacto de su edad de quince
años para la fecha cn que tornó las armas.
Todo'; sus antepasados siguieron la ca,rcra militar,
profesión á la cual 110 pocHan dedicarse [11 tiempos de
la Colonia, sino lns personas de distinción, Su padre
l1eg-C>5. principios de este siglo al grado de Tenicnte
Coronel ele infantería y Comandante del Cuerpo de
Nobles Húsares d« Fernando VII, compañía de cadetes
de Cumaná.
Su abuelo, Don Antonio de Sucre, fné ascendido
en rignrosa escala por el Rey Carlos IV, dc Cadete á
e 1 ' . 1"' , 1 le serviorone ne iníantcria en I792, a os sesenta años (e servi-
cios el! la milicia, Don Carlos de Sucre, S11 bisabuelo,
alcanzó el honor de ser nombrado Gobemador :r Capi-
tá n Ceneral de las proviucias de Cumaná .Y Barcelona,
conocidas entonces bajo el nombre de provincia de
Nueva-Audaluc ia, por Real Cédula de 22 de Diciembre
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8 DOCTOR I.. VILI.ANUEVA
de 1729, á la cont ínua de sus servicios en la gober-
nación de Santiago de Cuba y en la de Cartajena de
Indias de 1723 á 1728. Fundó la villa de Aragua,
y hecho Brigadier, se retiró á lIadrid, donde murió
en 1746.
Por parte de su madre descendía del Teniente
Coronel Don Dionisia Sánchez, Alcaide ó como decían
antiguamente, Castellano de la Fortaleza de Araya: y
de Don Pedro de Alcalá Rendón, hombre de notable
mérito.
Sus tíos, Vicente y Carlos de Sucre, llegaron en
la Colonia á capitanes de infantería, y su tío Antonio á
Ingeniero ordinario del ejército.
Su tía, Doña Feliciana Antonia, casó en Cuba con
el Teniente Coronel Don Juan José Núñez de Castilla,
Marqués de San Felipe y Santiago, Vizconde del Valle
de San Jerónimo y Gentilhombre de Cámara de Su
Majestad. Hijos de este matrimonio fueron Don Fran-
cisco, que llevó el título de Marqués; Don Rafael,
Doctor en ciencias eclesiásticas, sacerdote, literato y
predicador de fama en la Habana y Madrid.
De Doña Isabel, esposa. de Don José del Poz~:
.y Honesto, nació Don Carlos del Pozo y Sucrc, sabio
naturalista, á quien Humboldt conoció en Calabozo en
1800 y calificó de sabio en sus libros. A él debe esta
ciudad el establecimiento de sus primeros pararrayos.
Por la línea de su madre desciende de la familia
Alcalá, heredera de Don Diego Fernández de Zerpa, res-
petable español de Cartagena, entre cuyos parientes se·
cuenta á Doña María Alcalá Rendón que instituyó la
primera escuela primaria de Cumaná con rentas sufi-
cientes para sus gastos, y al Canónigo Don Antonio Pa--
tricio, padrino del Mariscal, que fundó en 1789 el Hos-
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"lIlA DEI. ~IARI';C.-f, ,;n:1<.1-: .)
pital de C~ri(hd de Cu muná, y dejó al morir una caxn
s.ta CH Caracas entre las esquinas de Salvadcr de León
y El Cuji, para SOCOlTO de los lázaros.
.;.
:;: :i:
La instrucción pública de Vencxueln era entonces
'?or demás pobrísima; fuera de algunas malas escuelas
primarias se leían apenas en la Uu ivcrsidad de Caracas,
real y pon tificia, clases de Intin y algunas de ciencias
mayores. Por lo qne la del joven SUCRE no pudo ser Só-
Iida, extensa v brillante. ;0 se enseñaban entonces len-
guas vivas, y de las sabias sólo el latín era conocido: en
los cursos de ciencias filosóficas se leían las Súmnlas, la
Lógica y los ocho libros de física, ele ccelo, mundo y ge-
ncracion , ánima y metafísica.
El estudio de las ciencias médicas estaba circunscri-
to ñ una clase, en la cual se daban nociones elementales
de Higiene, Fisiología, Patología y Terapéutica: y el de
leyes se reducía á los elementos de la jurisprudencia y
á algunos libros del Derecho Civil antiguo: lo único qnc
se enseñaba á fondo eran las ciencias eclesiásticas; pero
ninguna de las naturales, ni la historia, ni la ciencia de
la educación; .Yen cuanto á las matemáticas no se cono-
cían, como dijimos en la Biografía del Dr. JOS}: VARGAS
al escribir la revista de los estudios científicos de aquel
tiempo, sino los rudimentos de aritmética, álgebra, geo-
metría, topografía y construcciones civiles, dibujo li-
neal y topográfico, todo 10 cual era enseñado por el Co-
ronel de ingenieros Mires del ejército español, de quien
fueron discípulos Sucre, Piñango, Avendaño, Agustín y
Manuel Florentino Tirado, Loynaz, Cásares y los de-
más que constituyeron nuestro primitivo Colegio de
Ingenieros.
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10 DOCTOR 1,. '1l,LA1,TE'A
Allí se formó el estudioso joven Sacre, huérfano
de madre, y de cuya educación cuidaba su tío José Ma-
llUC1. Su instrucción fué toda militar, como si el desti-
no le infuudicra de niño afición ú la carrera en que
había de sobresalir entre los mayores hombres de su
patria.
Estos estudios, annque deficientes, le fueron muy
útiles .Y contribnycron á distinguirlo desde que tomó
servicio en la milicia.
Contaba apenas quince años cuando estalló en r Sr o
la magna revolución iniciadora de la independencia de
Venezuela, sobre la cual se había formado ideas muy
claras por la propaganda que se hacía en Cumaná, de
las doctrinas filosóficas del siglo y de los principios
políticos de la Revolución Francesa. Es del caso copiar
aquí parte dc 10 qne escribimos, al empezar la Bio-
grafía del Doctor José Vargas, con referencia á la
educación que se daban mutuameute Tos jóvenes de
aquella ciudad en sus propias casas, á escondidas de
las autoridades. Se recordará que Vargas al termi-
nar sus estudios en la Universidad de Caracas por
los años de 1809 se fué á Cumaná á ejercer su pro-
fesión y con este motivo dimos á la estampa los
siguientes párrafos:
Apenas graduado se fué á Cumaná, rica provincia en donde
vivió hasta 1812, consagrado, en primer término, á su clientela y
al estudio de la benéfica ciencia que cautivaba, entre todas, su
poderoso espíritu, yen la cual alcanzó grandes adelantos, supliendo
con obras modernas, que encargaba á Europa, la deficiencia de los
estudios universitarios.
Acercábanse, entretanto, los días en que iba al fin á conden-
sarse, con la forma y carácter de un grande acto nacional, la
aspiración de los venezolanos, de emanciparse de la Madre Patria,
anunciada á fines del pasado siglo, perseguida, en sus apóstoles,
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'IIlA IH',I, ;.LRISl',L SITRE iI
inr..oln-Ia. en J u,;~ María Espaii a. v resuci tada en 1801 por el
General Francisco Miranda, caraqueño ilustre por sus servicios á
la libertad, y tan admirable por SlI amor á la Patria, cuunto por
ó'tlS infortunios c1:gnísimo ele culto reverente.
Yárgas, dotado de visión profética, empezó á prepararse co.:
-u-: estudios, á fi:1 de que la Patria 10 cncontrnse idóneo p;:ra la
o11,a de SIlS nuevos destinos : Ú cuyo l';celo acostumbraba dedicar
el tiempo que le pcrm it ía su práctica de médico á leer y comentar
;:1" obras (le] uuu J acebo Rousscau, el filósofo de la naturaleza;
cuyas doctrinas esparcidas como aura vital por toda la tierra, veuían
~égencral~(lo la especie humnnn por el odio que inspiraban en todas
las ahuns, contra las abominaciones de los déspotas, Sn talento ~
in-trucción y las buenas rclacicncs que se proporcionnba COIllO
ú'lCu1talinl de crédito, le g-ranjcaron tal prestigio y estimación, en-
tre la juventud de Cumaná, y ctlS patricios más clisti ng uido», que
oÍ poco andar vino á ser reconocido, con el consentimiento tácito y
1"0 lun tario de tojos, como maestro COllltin en la propaganda ele
'lila ensefia nzn que tenía que llevarse con harta cautela, para evitar
la~, persecuciones de-l Oobernador Don Francisco Escudero, hombre
torpe y por demás pcr'l~rso, Así, en las altas horas de la noche se
'JeJpaha en tra ducir el COI/trato Soda], para leerlo después á sus ami-
Res en coufcrcucius secretas. Con este género de ensayos se adies-
trnban previsivameutc muchos jóvenes de la provincia, para servir
de conductores ccucicuzudos (¡ sus paisanos, tan pronto como sonara
la hora de la gran revolución. Lució por fin el sol del 11) de Abril
dc t Sr o, destinado :S. iluminar la histórica escena en (!ue la ciudad
(le:Caracas, por un esfuerzo de civismo, en todos tiempos memorable,
:~epuso al Cohemallor y Capitán general ele ': euczuela, y echó los
cimientos de la trascendental causa americana. Sábesc el 30 del
mismo mes la Iausta nueva en Cumaná, y en el mismo instante se
alborota la ciudad, prenden á Escudero, y reunidos 10:; ciudadanos
['ua deliberar sobre tan gra'c situación, nombraron lino. Junta
::,?l1lpm:sta del Ayuntamiento y de: ocho diputados del pueblo, y
designaron para su Presidente provisional al señor Don Francisco
J rvicr Mayz, sugeto honorable y de todos respetado,
Tan útiles fueron aquellas lecturas para formar hombres íntc-
gros, de convicciones acendradas, que al cundir en las comarcas
¡"rienlaJes el movimiento reaccionario en favor de España, se sostuvo
Cumaná impertérrita y resuelta. allegó tropas, acopió elementos ele
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12 DOCTOR L. VIU,A~UliVA
guerra y formalizó con tanto acierto la administración pública, que
pudo ayudar á la Junta Suprema de Caracas, cilla campaña contra
los realistas dc Guayana. Qnizás fueron cumaneses las primeras
víctimas ofrecidas en el ara sangrienta de nuestra independencia.
pues muchos de aquellos, comandados por Villapol, Arismendi y
Solá, murieron heróicamente en la desgraciada expedición de 1812,
cuyo jefe, Francisco Oonzález Moreno, renombrado entre los más
antiguos Próceres, y prisionero en el Pao de Barcelona, vino á
morir, á poco tiempo, en las Bóvedas de La Guaira.
No parece sino que la Providencia quiso ungir
con unas mismas auras vitales la frente de los dos
venezolanos más dignos de veneración por sus virtudes
en 10 antiguo y en 10 moderno: uno en la épica
Colombia, el otro en la edad civil de Venezuela; COl11@
si Curnaná hubiera recibido del cielo la gracia augusta
de servir de madre providente de los dos más bello»
caracteres entre los destinados á tomar parte en el
dilatado proceso iniciado por Bolívar, de la formación
y progreso de la Patria: el uno padre de las ciencias,
reformador integérrimo tiene la gloria de haber sido
en el orden gerárquico nuestro primer civilizador, por
medio de la educación pública; el otro, guerrero y
legislador á quien tocó en suerte emplear sus aptitu-
des en los antiguos vireynatos de Nueva Granada
y el Perú regulariza la guerra, independiza dos na-
dones, y crea y forma una República; por 10 cual puede
bien decirse que es, después de Bolívar, el más virtuoso ~
y el más trascendental civilizador de la mitad de la
América Meridional.
Cada sitio, á manera de privilegio, tiene sus
tierras, sus aguas, su iluminación y sus aires, y ciertas.
peculiares fuerzas orgánicas para la incubación, flores-
cencia y fructificación de sus productos naturales ;
así puede decirse también que hay comarcas dotadas
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"IDA DEL MARISCAl, Sl'CRE 1.1
lile invisibles corrientes vitales de cierto inmaterial éter,
somo atmósfera de las almas, aptas por una acción
secreta de la naturaleza para dar calor y vivacidad
á determinadas y escogidas actividades del hombre con
preferencia á otras.
En la zona pastoril de nuestro Sur de Occidente,
por ejemplo, nacieron Páez y Silva, y parece que con
sólo tocar la tierra con sus lanzas, la hicieron espe-
eialrnente fecunda en corazones valerosos y audaces;
Valencia tiene la grandeza heroica de la Roma repu-
blicana; Maracaibo es la nodriza de los poetas: Bar-
quisimeto la de los Pontífices: Caracas la de los hom-
bres de Estado: Cumaná la de la virtud y la elocuencia.
Gusta á los biógrafos rememorar en honor de sus
héroes 'los rasgos más notables de su carácter personal,
y su candor en el hogar y en el culto de la amistad,
porque de todo esto se sirve como de manojos de hilos
ele oro, para tejer la más interna vida pura y sencilla
ele los séres il ustres cuya historia narran.
Búscanse 10s hechos militares dignos de loa en
los campos de batalla, los merecimientos cívicos, timbre
de los grandes ciudadanos en las labores de la magis-
tutura .Y en las luchas del parlamento .Yde la prensa,
así como las excelencias elel corazón en el seno de
la familia ó en el fondo de la naturaleza moral donde
s,510 Dios y la m usa de la historia ven y pe netran
los más delicados, dulces y generosos afectos de los
hombres.
Nada agrada más al público que conocer los pri-
meros años de los héroes, sus crónicas de colegio, los
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14 DOCTOR L. VILLAXt:BVA
variados accidentes alegres ó tristes de la primera.
edad en el regazo de sus padres, sus prematuras incli-
nacioues á las diversas carreras de la vida que son
como los primeros llamamientos del destino, y después
la poesía de los amores, afectos y pasiones de la j u-
ventud hasta llegar á los pensamientos más ocul-
tos de la edad madura, á sus intereses personales,
aventuras, estudios, costumbres .Yocupaciones ~por-
que con todo este material de impresiones y re-
cuerdos, es con 10 que el escritor esculpe el carácter
moral del hombre, antes de exponerlo á la considera-
ción pública como un personaje espectable en el arte
de la guerra ó en 'la administración y gobierno de
10" pueblos.
Una carta de SUCRE, por ejemplo, sobre su familia
empobrecida, sobre su querida Cumaná, nunca olvi-
dada, sobre la última voluntad de su anciano padre,-
mueven más la curiosidad del lector que sus flamí-
geras proclamas de combate, reproducidas desde l~s
años d.e 22 y 24 en periódicos y colecciones de do-
cumentos públicos: la correspondencia sobre sus poé-
ticos amores con su novia, la hermosa marquesa de
Solanda, y el angélico pudor conque habla de ella á
Bolívar, al augusto Libertador, á quien llama su padre;
las tiernas emociones que le asaltan, según dice en
sus cartas, cuando las damas de la Paz le suplican
que no renuncie la Presidencia j las dolorosas angus-
tias, reveladas á Bolívar cuando las familias de Lima
llenas de terror le detienen en las calles para rogarle
que no las abandone al furor del tremendo Cante-
rae j su piedad para con los vencidos j la magnificencia
de sus dádivas en oculto j sus inocentes alegrías en
los fantásticos bailes del Potosí .Y en los banquetes
• •
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'lll. DEL !>IARISCAI, S{TI<E
S(TVJ(10S {lo él y {l SUS g-cllerales el! los floridos jardi-
nes de Chuquisaca por castas señoras y señoritas,
al estilo de las mitológicas coperas de los iurnortalcs :
todo esto velado cu la historia porqne 110 tiene el
brillo de 10:;; il nstrcs hechos trascendentales que COl1S-
t.tuycu la ruidosa vida públ ica, no inspiran menor in-
terés al lector que el cst rucrido de sus grandes ac-
ciones de guerra de Riobarnba , de Pichincha y Aya-
cnclio. conocidas en todo el ámbito de In :m&rica del Sur.
Por desgracia poco sallemos de los primeros a110s
de! General Sncre, sino qUé Ú los quince años. apenas
terminados su s estudios de ingeniero se alistó en las
banderas de la Patr ia. Desde allí 10 seguiremos p:l.ra
':listoríarlo en las var iadas faces ele su vida, dando
principio ú este trabajo por dar (l conocer algunas de
sus virt udes pa:-a cnt r.ir después en ln relación de s us
primeros servicios como oficial de los ejércitos, y ft la
cout in ua en la de sus gLllldcs acciones en la g"llerra y
en la política, al canz acla s pOI' sus talentos :: snlii-
duda.
Detengámonos un momento en algunos episodios
de su vida qne han de contribuir á darnos á conocer
su corazón heroico, mag náuimo y sensible.
En la distinguida posición que le deparó la suerte
y á distancia de nnll lares de leguas no olvidó ft los
suyos, antes cuidó de favorecerlos, ora repartiendo entre
sns hermanos su herencia paterna más el tercio con
que del total de sus bienes le agraciara su padre, ora
regalándoles SllS haberes militares de Colombia que
según las leyes montaban á veinticinco mil pesos, ora
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16 DOCTOR L: VILI,Jl..NUEV JI..
.procurando para uno de sus tíos, entrado en edad, un
empleo oficial 'de honor y confianza, 110 obstante haber
recomendado siempre á todos sus deudos que no se
acostumbraran á vivir de puéstos públicos. Pero en el
caso que vamos á referir creía de justicia que el Gobier-
no conservase á su tío en su destino, no por ser pariente
suyo, sino porque en su desempeño había hecho muestra
de inteligencia y probidad. Con este motivo escribió al
Libertador la siguiente carta:
AS. E. EL GENERAr, BodVAR, E'fC., ETC., J<;1'C.
Mi General :-Daré en esta carta una molestia á U.
Sabe U. cuánto amo á mi familia y el interés que tomo en sus
cosas, Ayer he tenido una carta de l1Í tío José Manuel Sucre,
anunciándome que al salir U. de Caracas le cambió U. su destino
de Administrador general de tabacos por la Administración del
ramo en Cumaná, que acaso U. lo ha hecho por destinarlo en su
país, pero que su nuevo empleo, después que tiene un tercio menos
de sueldo y ser inferior al que obtenía por despacho del Gobierno,
también lo obliga á ir á Cumaná, cuyo cálido temperamento lo
destruye haciéndole constantemente sufrir de disentcría.
Si mi tío lIO ha cometido alguna falta que moti ve este proceder,
creo que tiene sobrada razón de quejarse; él es muy honrado y 10
conozco mucho. Fué él quien á mi edad de quince años me
inspiró sentiruieutos con que creo haber servido á mi Patria y fa-
milia; por e:;;osu suerte me interesa sobremanera. Para mostrarme
su bu ena conducta me ha incluido la razón adjunta, qne mani-
fiesta que en treinta meses que. desempeñó la Administración
general, ha producido una quinta parte más que en otros tantos
qne la tuvo su antecesor.
Me es penoso hablar á U. de' cosas de mi familia sobre un
empleado, pero este tío ha sido empleado en rentas desde niño, r
ya á los sesenta y un años no podrá tornar otro giro. Me es tanto
más desagradable, cuanto siempre les aconsejo que no vivan de
empleos.
Espero, pues, que C. 10 atienda en justicia, sólo justicia será
10 que pediré á V. por él y nada más.
Va que hablo de mi familia diré á U. que hace mucho tiempo
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VIDA DEL ~tARr';CAr. SGCRE
qu,~ por orden del Gobierno entregó mi apoderado Vicente Roca
en las cajas de Guayaquil unos veinte mil fuertes, por igual canti-
da.l que el Gobierno haría abonar á mis hermanos en Venezuela ó
Cartagena.
Hasta hoy sólo sé que les han entregado cuatrocientas cua-
renta y cuatro onzas .. Me prometo que e. haga completar el dinero
á mi familia, ó que se devuelva á Roca en Guayaquil, ó á Aguirre
en Quito. Sabe U. que ese dinero es el producto de mi haber
nacional de Colombia, que desde que U. estaba en Bolivia destiné
á auxiliar á mi familia.
Demostración de las ventajas que ha reportado la renta de
tabaco en dos años y medio que he servido esta Administración,
ccruparados con igual tiempo de mi antecesor, cuyos totales apa-
recen de los estados generales respectivos, .emitrdos á la Iuten-
dc-nci.i , con dest lno :11 Gobierno:
Totales
En IS22 por el señor Briccño produjo, 240.963J)~ rs
En 1823 idern idem. , , . 239.3-+4,4
En los cinco primeros meses de 2·t,. 90.946, I~' 57I.254.4~
En los siete últimos meses ele 1824 por mi r5~.63 1,2~
En 1025 ídem , 288.123,7~ 68S·043,i
1 umento órrante mi Administración. r 13·7"'9,.j.
XO'L.-Que no se incluyen los dos últimos meses de año 26
p,)r igilalar exactamente UIJrL época Cal! otra.
Otm.-Que esk ,u"mento probablemente se habr ia doblado el!
fucrzn d~ las activas, repetidas representaciones, <le esta oficina,
c'.2 las accrta(bs medidas <lela Intendencia y .c la infatigable vi-
g:ila:lcia de 10:; Adrn inistrndores suha ltcruos y resguardos en la
persecución de: co.itrnbando, si al mismo t:V!l1POno hubiesen sido
c.mtrarindos tantos esfuerzos por todas las clases del Estado, y con
c~J1CeilJidad por la fuerza armada; y si á los labradores se les
hubiese pagado puutuahueute sus alcances, CUIllO 10 liahrían sido,
dejando á la Administración I(JS caudales nccc.sarios al cfecto :
!,~ro dt'sgraciacamente 110ha podido disponerse de un medio real
c.m t'"te objeto. hasta la llegada del Libertador Presidente, porque
S'2 invertía tot!" <.:11 el sostén del ejército y otras atenciones agenns
del fom-nto de le renta.
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18 DOCTOR J•• VILLA~H;¡';VA
A los tres meses reitera su recomendación en estos
términos:
:le permito recomendarle á mi tío José Manuel á quien usted
sabe que debo servicios y gratitud. Por supuesto que también á
mis familias de Cumaná y Quito. Un favor á mi familia lo agra-
dezco más que á mí mismo.
y días después llama su atención sobre la demora
en el pago á sus hermanos con este párrafo:
TU'e en el Callao una carta de Caracas, y sé que mis herma-
nos han sido arruinados por los facciosos de la costa de Cumaná.
U. sabe cuánto a1110 á mis hermanos y cuánto anhelo llenar el en-
cargo que me dejó mi padre, por ellos. Ruego, pues, que se tes
auxilie con el dinero que por disposición del Gobierno entregué en
las cajas de Ounyaqu il para ser abonado á mis hermanos en Ve-
nezuela.
Perdone U. que en esta primera carta hable de tal asunto ;
pero me obliga á ello la situación aflictiva de mis hermanos.
Xlas, sucedió que el Libertador en un día de mal
humor, ó como decía él mismo, en un ataque de b/Ns
1U;§¡-ra, creyéndose agraviado porque se le reclamaba la
reposición del anciano Sucre en su destino, contestó
estas cartas con cierto destemplado tono, á manera de
reccnvención, diciéndole que él también á sus propios
tíos no había querido considerarlos para ningún des-
tino.
El Mariscal, en cuya alma campeaban á la par la
digna modestia y el altivo honor, le replicó á vuelta de
correo con la siguiente respetuosa carta, pero no menos
enérgica y expresiva:
Mucha pena me ha dado la lectura de la reconvención de U.
de que á sus tíos propios no ha querido considerarlos para ningún
destino. Si mal no me acuerdo, creo que jamás he molestado á
U. por empleos para mi familia, á pesar de que podía ser estimu-
lado por las recompensas y sueldos que le he visto prodigar á los
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"11>. llP.l. ~IARISC.-I. >;lTRI
allegudos ri otros C;·elJera1c.~. Yo he querido siempre ser ligado á
U. por los deberes de arn istud : y con mi país por los del honor y
patr iot ismo. Si ahora toqué la cosa <le mi tío, fué para responder
á lo que cx poutám-amento lile habló C. de él r.<¡uí ; y CO'1I0 C. lo
tratase algo mal en cuanto á su aptitud, era preciso, con elatos que
no tuve entonces, justificar que si no es para el caso, e'i á 1<)rncnos,
mucho mejor (IUC su antecesor, y muchisimo m.i, que el SUcesor
por quien filé violcntamcute despojado. Si cualldo se JI: destituyó
cscrihí ri U. (ks(k l lol ivin para pedir por él 1111acto ele justicia,
ahora únicamente intenta manifestar que 110 Iu,' m i tío mal servidor
de su destino. ;' que resu ltn (11c SÓlO fué hourarl» L'11 lug:'r c1~ser
audaz p:lra couscrvrulo en :JlC!.kl:1. C. ine dijo de motu propio
halx-r (u!- ..'J1ado que á mi tío k dieran 1,11 dc,;~iI1O cquivalcute ai
que k Il1,itar(¡n ; :' ni hice ;;i'llli,-;';) mc¡ciC¡:¡ <1<.:esta c;r('l111s1:11-
cin, ni de la poca .uc nción '1l1e h.m prest..dn ri SIl ¡:I::Ildat<l los fun-
cionari.», d~ Carncns. J k re-to, n.: recuerdo liIl~> en C',"::1S <le mi
familia ~l:1'::l pedi,lu otro íuvor que cllJue el {i:)h:cr!lo rcril.iern un
poco <le dinero mío en Guayaquil para reintc-;:;:'ar1o .i mis hermanos
en Veuczucla ; y este SC!'.·iClO 1'11-:tau bien (ksc1llp~·ií1.dn, Cj,-lC lia-
l.íeudo el Cobi<.:;uo tomado m i dinero desde los :t::os 25 y 2(" es esta
la fecha ca que no 11['.pag:t<lo sino parte, no (l;'stante los 1'c('1<1;1OS
de J()~ irik:·esados.
En cuanto á 111t,' pvrm it.. 1'. <1o:,-irle q ue j.uuás JI) he atorrucn-
t.ido lJi para contcutarrno ni pan ulcknlle en el buen c::l'liliO.
Mis grados militares los (!C~)(J :í regulares servicios el! la guuTa d •...
la Iud<.:¡>enc1eucia, y mis recompensas pecun inrins L:ll! sido hs de-
sigiladas por las leyes.
No he pedido más, no obstante que utr"s con rucnos títulos
l.an agotado el bolsillo del Gobierno : y !J. sahc que he pre-
fcrido algunos ratos de indigencia al disgusto de iucomodar á
U. en demanda de gracias y complacencias. Creo, pues, que no
Le merecido la reconvención de U.
Dispéuserne e., mi Ocneral, este lcnguaje si acaso le fuere
enfadoso. Los amigos son tanto más nobles en su proceder cuanto
son más i¡,¡genuos para explicarse; y no sería bien, por tanto, que
yo conservara en silencio la mortificación que me ha ca IlS:1C!O la
injusta reconvención de U.
Vuelto en sí Bolívar le escribe la bella carta que
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-20 DOCTOR L. YU,I.ANUEYA
................................ - - - -
insertamos á continuación, en la cual se revela toda su
grandeza de alma:
QUERIDO SUCRE :
¿ Está U. sentido conmigo por causa de su familia? Si yo hago
mi apología verá U. que tengo' diez veces razón, porque yo ante-
pongo siempre la comunidad á los individuos. Voy á mandarle á
pagar sin embargo, por servir á U. y á la justicia. Por 10 demás,
si U. está sentido conmigo pienso que el resto de la humanidad
debe asesinarme, porque nunca le be ofendido ni aun con una
tentación.
No contesto por esta vía ni á Flores, ni á O'Leary, ni á nadie-
por esto mismo deseo que U. les lea esta carta-á fin de que sepan
que yo le he dado á U. el sér de Simón Boltuar. Sí, mi querido
SUCRE,U. es uno conmigo, excepto en su bondad y en mi fortuna. -
Sea U. feliz mil veces, querido General, pero todavía mil veces
más glorioso. Este es el voto de quien le ama á U. más en este
mundo, aunque no tanto como 10 merece.
BOLIVAR.
Nótase en esta correspondencia el solícito afán por
mejorar los medios de existencia de sus hermanos, con
lo cual cumplía el postrer encargo de su padre.dé asistir-:
los en todos sus conflictos y necesidades; la respetuosa
firmeza para alegar el derecho de recomendar á la pro-
tección del Gobierno á un deudo suyo, servidor bene- _
mérito en la administración de los caudales públicos;
la manera urbana pero inflexible con que reclama del.
fisco el saldo á su familia de los dineros trasladados á su
favor bajo la buena fé del crédito de la Nación; y por
último la serenidad de ánimo para no consentir que ni
el mismo omnipotente Bolívar se permitiera dar suelta
á sus voluntariedades para ofender su pundonor ó me-
noscabar sus merecimientos. Aquí se ve al servidor
que respeta y ama á su jefe, pero que no le sacrifica
sus deberes de familia, sn reputación; ni su gloria: ni
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2J
se comprenden, en verdad, las relaciones oficiales entre
homlnv': l1l·1lOttOr y dignic1acl, sino bajo la mutua'cousidc-
ración de los derecbos respectivos, del principio de equi-
dad que nivela en la justicia todas las gerarquías, y de
la ley moral de tratar á los demás como se desea que
se nos trate á nosotros mismos; todo 10 cual suelen olvi-
dar los Grandes, quienes se creen de ordinario autori-
zados eu sus relaciones con sus gobernados para rom-
per con todos los miramientos, consideraciones .Y re-
glas ele justicia y de moral. De procedimientos pareci-
dos se originaron en Colombia resentimientos profun-
dos que acibararon la vida de muchos de sus hombrcs-
más il ustres, borrando en sus almas, que bran tadas de
dolor, la huella de anteriores, cultas y gratas amista-
des, y aun marchitando para siempre el noble senti-
miento del reconocimiento y de la gratitud. Pero no
todos habían recibido del cielo como Sucre los ricos do-
nes de la gracia en la palabra, de la templanza en los
juicios, de la tranquilidad armada del derecho, para con-
tener en su agresión aun á sus mismos superiores en
los límites de la razón, de la verdad y de la con ve-
uieucia.
Demás de que libre ele celos y ambiciones, amaba
r. Bolívar, no como á. un jefe sino como á. un padre, pero
sin debilidades; y hubiera preferido retirarse de los
negocios públicos, como 10 intentó después de ]unín,
antes que airarse contra él, como lo hicieron otros, ó
por ambición, ó por resentimiento, ó por despecho. Se
habría separado del servicio, pero no se habría rebelado
contra el Libertador, ni aún para reparar lo que el or-
gullo más ó menos justificado pudiera alguna vez cali-
ficar de desconsideración ó injusticia. A los ímpetus
de Bolívar sabía oponerle la extremada delicadeza de su
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22
DOCTOR L. VILLA:"UEVA
.....................................................................................................
modestia, siempre pura; y á sus caprichos, derivados de
su temperamento y de su índole dominadora y absolu-
ta, contestaba siempre con respuestas sencillas, •pero
lógicas, revestidas ele formas suaves y seductoras; y
par(l.defenderse de sus injusticias apelaba á las ejecu-
torias de sus eminentes servicios á la Patria, apoyado
siempre en su abnegación y en su propio mérito. Yo sé
que usted no tiene amblá(JJl, le decía Bolívar; lo que usted
tiene es la manía de la dcltcadeea que tánto le jeJjudú:a.
y después como arrebatado de admiración por los talen-
tos y la virtud de SUCRB le daba el brazo y le decía:
SUCRE, mi querido SUCRE, usted es el Vengador de los
Incas, el Restaurador de sus hijos, e! Libertador de! Perú.
Nunca será excesivo el ahinco de los escritores por
ahondar en el corazón y en la' conciencia del Gran 11a-
riscal de Ayacucho, porque allí hay veneros inagotables
de bellas y útiles cualidades morales, simiente de sus vir-
tudes', y sec:retos naturales y propios en el arte de agradar
persuadir y obtener la confianza de amigos y enemigos.
A los Gobernadores de las Colonias se les antojaban
bienes propios los empleos oficiales, y los distribuían
sin escrúpulo discrecionalmente como dádivas entre
sus favoritos y parientes, aun cuando estos, por su
menguada inteligencia no pudieran desempeñarlos:
preferencias odiosas que irritaban al pueblo, enemigo
en todas partes del nepotismo, y vulneraban el buen
servicio público, pues como debe suponerse no había
esmero en cumplir las obligaciones de un destino que,
como era sabido, no se debía á dignos merecimientos
sino al parentesco ó al favor.
Aquí empieza ya á resaltar la diferencia entre
el gobierno personal de los Virreyes y Capitanes
Generales, útil- solo para los magnates y las familias
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privilegiadas, y el gvbieruo de los indcpcnd icu tes 01'-
d enado al dogma dc la República, con derechos ig ualcs
pal'a todos. El primero, gohicrno de las castas, orgullo-
sas de suyo, exclusivistas y apasionadas; y el otro
go1Jier:lO del pueblo, amplio para todos los asociados
y j usto para con todos los méritos.
I' . 1 ' d 'd'vn tan snigu ar parallgo11 vernos e un ia o a
~kCRE, triunfador en Pichincha desde 1;)22, Jefe Sllpre-
no del Perú desde 1023, ~rariscal de Ayacucho desde
102,;, árbitro del ;1to Perú desde r025 no atreverse á
dar 11n empleo Ú ninguno de sus parientes como
si temiera defraudar los derechos legítimos de alguno
«e sus meritorios conc iudadauos ó violar con indiscretos
procederes, los ideales de la República democrática;
y frente á frente al conquistador Pizarro, por ejemplo,
que según dicen sus biógrafos, no sabía leer ni cs-
cribir, repartiendo d~~sfachatadamentc el vasto imperio
de los Incas entre sus cuatro hermanos, aventureros
como él .Y á la par hambrientos y feroces.
y se nos ha ocurrido hablar en los comienzos de
esta obra de sn constante solicitud en auxiliar á su
tío José Manuel, porque este varón venerable le sir-
vió de padre y guía en los primeros pasos de la vida
.Y n u trió su espíritu con el patriotismo, la modestia,
la bondad y 1a gratitud, que lozanamente florecieron
en su corazón. Dc esta manera y por una hojeada
quc abarque su vida en todo su conjunto, como si
trazáramos una línea parabólica de Cumauá al Potosí,
hemos querido conexionar los dos p010s de su carrera;
e1 de niño, débil huérfano recibiendo los favores de
su tío, y el de Mariscal gloriosísimo laureado en los
campos de 1a guerra americana, recordándolos con
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DOCTOR r•. VILI.ANVI;VA
candor y retribuyéndolos con agradecimiento, pues
así sabrá el lector que vamos á escribir la vida de
un hombre virtuoso y meritísimo, agradecido aunque
afortunado, sensible al cariño de la familia y solícito
de la suerte de cada uno de los suyos; varón pre-
claro que si bien descuella entre los Grandes de Amé-
rica por su patriotismo no igualado hasta ahora, por
su valor á toda prueba y su ingenio militar, distín-
guese también por las bellas y santas prendas de su
~
corazon.
:::
:;: :::
Ni fué menos bien abastado por la Providencia
en amor á la ciudad donde nació, como 10 prueban
las cartas y hechos de que vamos á dar cuenta al
benévolo lector.
Cierto. Nunca olvida el hombre las impresiones
de los primeros años de su juventud, como si una
fuerza magnética le atrajera á ellos por la memoria.
del corazón. El hogar, la escuela, el campanario de
su iglesia, los sitios de recreo, las praderas, el bosque,
el río, las verdes montañas, los inocentes juegos, las
impresiones de júbilo ó de dolor, los recuerdos de los
compañeros, los primeros amores que son como 'las
primeras flores del árbol de la vida, todo esto se con-
serva como fotografiado en el fondo de 11uestra natu-
raleza hasta el último día de la existencia. Pasan
los años; y ora' suba el hombre á las más elevadas
cimas del poder, la gloria ó las riquezas; ora descienda
abatido á míseras desgracias, jamás se extingue en su
corazón el cariño por el lugar donde nació: al contrario,
sucede por 10 común que crece y se aviva más á medida
que envejecemos, como lo testifican los grandes y los
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pequeños cuando en la tarde ele la vida tornan la
mirada ft buscar con amor y gratitud la viejas ramas
donde se meció su cuna ; Bolívar y Miranda hacia
Caracas, Sucrc hacia Ctunaná. De suerte que-cuando
el Libertador le an uncia desde Lima que iba ;, fundar
en su amada Caracas 1111 Colegio con el nombre de
~O!r:l;¡'O de ,,1.J'rrOtOlo, y un hospital con el de /lospÚrrf
de ¡!tllíll le contesta desde Ch uqu isaca con las sig uien-
.cs scn tidas frases en que expresa sus deseos de dotar
::t Ctnuaná ele obras de beneficencia de la misma
especIe:
uFI pn~)'('d(l (Id C<J/<~i()de AJ'<1C/1c/1IJJ' d flospüal./ullíu lile pa-
:'C(,c'U dl:~'llos de su autor, 1111' conrpiarcn tanto más cuanto sabe [J.
7UC)'0 quiero á Caracas, Sin cmbary», millo aimanés diré IÍ (J. que
int itar? crt 11u"país al autor dc'cstos tsfab!tálllfátios cua u io esi,' IÍ mi
alcanrc ron la fortuna que me lzaya pJ"<i¡'Jorcionadola guerra, Todo lo
deben: <Í U. J' mis paisanos además los actos de ocncficcncia quc )'0
haga,))
Cumaná le nombró en todos los períodos electora-
les Diputado á todos los Congresos de Colombia, á con-
tar desde el primero de Angostura en r8I9 ; pero nunca
asistió á las sesiones por estar obligado al servicio mi-
litar. En retribución de tan al to honor cedió ft su
Mun icipalidad la guirnalda y la pluma de oro que le
regaló en 1825 la ciudad de Cochabamba ; y al
efecto le dirigió la comunicación que copiamos en se-
guida, en que recuerda con ternura su país natal:
"Potosí, á I'?de Octubre de 1825.
A L: ::1. 1. Mr:-':lcIPALIDAD DE CCIIA:-':;.
En medio de los fm"ores que la fortuna ha querido dispensarme
en la guerra del Sur de Colombia y en la del Perú, jamás he tenido
sentimientos más agradables que los recuerdos de la tierra de mi
nacimiento. Yo 110 decidiré cuál objeto me ha estimulado más en
mis trabajos militares; si el patriotismo, la gloria ó el anhelo de
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buscar la paz con la esperanza' de que ella me restituya donde mis
amigos de la infancia, Puedo asegurar que Cumaná nunca se
separó de mi corazón.
Después que una espléndida victoria llenó el) el Perú los votos
del Ejército Libe rtaclor, con cuyo mando he sido lisonjeado, íué
mi sagrado deber presentar memorias de amor y respeto á la
República: nuestros trofeos están remitidos al Gobierno Supremo;
y satisfecha esta agradable obligación, vuelvo los ojos á mi país
para cumplirla también. Pongo, pues, en manos de c. S. 11. r.
una guirnalda de oro que me regaló Cochabumba al entrar en
aquella ciudad; la cual no tiene otro valor que ser el sencillo
presente de un pueblo entusiasta por la causa de América, y
destinada á un cuma lié" que ha venido á obtenerla, comba-
tiendo constantemente por su libertad, con las armas de Colombia,
á dos mil leguas de su patria.
El Colegio de Cochabamba me obsequió una pluma de
oro para que mis hijos escribiesen las glorias de Ayacucho :
yo la destino con mucho más placer á que con una pluma del
oro de Potosí escriban mis paisanos las páginas brillantes que
caben á Cunianá en la historia de la Revolución, y los sacri-
ficios heroicos de UII pueblo generoso en la guerra de la In-
dependencia.
Dígnese U. S. Muy Ilustre aceptar la distinguida considera-
ción con que soy su muy respetuoso y obediente servidor,
A. ]. J)]~ Sl'CR E.
Otra virtud del General SUCIU:;;era no vengarse.
Su hermano Pedro, Teniente Coronel de los derrotados
en la Puerta en 1814, es fusilado por Boves en la plaza
de la Victoria.
Vicente es asesinado en el hospital de San Lá-
zaro de Curuaná.
Morillo fusila en Cariaco en Junio de '.ISI7 á
Francisco.
Su hermana Magdalena muere de miedo al tomar
de sorpresa y rebato los soldados de Boves la casa
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YIll. !JU, ~rAR¡';C!, SCC1{]'; 27
de su padre; y .:Iarí~l Josefa y Agnasanta naufragan
(' T C"· 1 1 .en t re oan Ul!18.S y umana vict.unas ce a el11~gra-
ción.
y este héroe qne debiera [levar abiertas en el
C()~aZÓ1!y manando sa~¡gre tan crueles heridas, como
él 11liSl~1O10 confiesa en u n a carta, jamás atentó ni
centra la vida, ni coutra las familias, ni contra las
propiedades de sus cncm igos; antes bien procuró fa-
'vo'-ecerlos cada vez qne pudo. Los aborrecía pero
los perdonaba. X o negó ú runnr los, como enseña Jesús
qu:, se haga con los enemigos, pero jamás se deleitó
('01/10 la mayor parte de los militares de aquel tiempo,
en el placer. de la vcng.rnza, grato aun ú los Dioses.
"ct::úu la anticristiana expresión ele Valter Scott.
En el sitio de Cartagcna de IS1S, reducidos los españo-
les ú la miserable condición ele presidiarios, obligados ft
cargar piedras para las obras de fortificación del e011-
vento y castillo de IAl Pupa, no encontraron amparo
sino ell la caridad de los dos oficiales ingenieros
SCCRE'y Pomho, bajo cuya dirección estaban los trabajos
de la fortaleza. He aqui como refiere este suceso
el señor Lino de Pornbo e11 sus ROllli,ú('(')/úas del
sitio de Cartagcua :
Al pr/lldpla rsc las obras df'/orltji(({o/m, snbia )'0 dia-
rramruto á P/(, dos ,'('u's, de la oitdad al cerro y pernoctaba
aúajo: dcsp,,;s qurd; ¡i/mrporado á la guarlll'czoll por
a(¡;/m I/ollpo. i1!z' ammpa/írllllr' asiduo rn la snpcri»:
/!1!(/llÚa de [os Ira bajos , )' qtuc» durantr m;' ausencia
!/f'll':lÓa ofiaosauicm» ('JI. owlquú'ra (',I(';lIua/;'dad mú fim-
dOJlPs, J' qUIl'1l más lile aU.nh'aba en la di/iúl tarea
de prole/;er COl/Ira ru otrs tnsnttos á los obreros espaiioies,
era tttz J'o~ICIl ticuesolauo de nariz b¡'eJl perfilada, le:::
ólaJira)' rabellos l/e/:) os, ojo abscrnador, lalla mediana
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28 DOCTOR 1" VH.LANt:EVA
y pocas carnes, modales finos, tacz'tur1lo J' modesto: á
este jOZJOZofiaal, la Procidcncia en sus allos designios,
lo tenía prevz'sto para figurar un día en el Catálogo
de los más esclarecidos gu~rreros, lz'bertadores de fa
Amérzca del Sur, con el g-lonoso título de Gran Mariscal
de Ayacucho.
Habiéndoselc hecho cargos por la pren sa del Perú
en Enero de 1825, de haber garantizado en la capitu-
laci6n de Ayacucho las propiedades de los enemigos,
en vez de confiscarlas, contest6 que las confiscaciones
estaban prohibidas por la Ley fundamental de la
Naci6n,conlo cual salv6las propiedades de los vencidos.
Desesperado un día en la ciudad de la paz por
la falta de recursos para el Ejército, convoc6 á su
casa á algunos patriotas notables y acaudalados con
la mira de arbitrar los medios de conseg ui rlos, y habien-
do propuesto uno de los concurrentes como medida
eficáz que se pusieran en la plaza unos banquillos
para fusilar á los españoles que se resistieran á pagar la
contribución de guerra que se les impusiera, replic61e
vivamente el Mariscal, según 10 cuenta su Secretario
privado: d Ha creído usted que el Ejércz'to Libertador
Iza uenido á ser el verdugo de los pueblos? Usted ofende
la causa de la libertad y des;01zocemi carácter. jamjs en
núzg{m caso aceptaré la temeraria propuesta de ustedf Es-
parcida por la ciudad la crónica de tal rasgo de clemen-
cia, acuden incontinenti los más ricos propietarios
paceños á proporcionarle cuanto pudiera necesitar
para las tropas.
y en cuanto á protección para las familias é inte-
reses de los enemigos vencidos en Ayacucho, ellos
mismos han confesado que SUCRE la concedi6 tan
amplia y generosamente como nunca 10 esperaron.
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VIDA D1U. MARISCAl. SI.'CRI;
Su modestia no tiene igual.
Si )'0 he hecho algo que valga la pella, dice á Bolí-
var 1 espor satisfacer la confianza con que usted me IlOllró
para defender los derechos del Perle y el brillo de Co-
lombia, y porque para ello me dIO usted un instrumento
tan poderoso romo el ejf:ráto que debía siempre forzar tÍ
la for/zma J' tÍ la ,Jú:tona il premim á los Ilijos del astro
de la A mhica.
Cuando vence en Ayacucho, dice: EII-t'bertador no
cstttuo en AyawcllO, pero sí cstuzo en el corae/m de todos
los que allí combatimos: J' mando la tuctoria parecía huz"¡
de nuestras filas tut.ocámos SIl 1l0mbrr')' ella coronó uues-
Iros esfuerzos.
Como el Libertador le instara en 1826 para que se
encargara de la Presidencia de Bolivia, se excusa de
aceptarla porque no se considera capáz de desempeñarla,
y opta por pedirle permiso de dos ó tres años para irse
á viajar por Europa, ofreciéndole instruirse, y volver á
servir á su lado para trabajar entonces mucho por su glo-
ria y por la Patria: de igual manera refiere siempre
el éxito feliz de sus empeños militares y políticos al
genio del Libertador del cual no era, según decía, sino
gerente.
El Congreso de Bolivia manda grabar su busto en
la moneda nacional de plata; pero él se apresura á su-
plicarle por dos veces quC' uo dicte tal ley aunque le
fuera lisonjero tan grande honor; y cuando una comi-
sión de diputados le pone al pecho la medalla ele dia-
mantes decretada por aquel soberano Cuerpo Legislativo
inclínase ruborizado pam recibirla implorando la gracia
de que se le permitiera 110 usarla hasta no obtener para
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30 DOCTOR 1•. VILLANUEVA
ello permiso del Congreso de su patria. Ordenan las
Municipalidades del Ecuador, Perú y Bolivia colocar su
retrato en los salones de sus sesiones, y su busto en
algunas plazas, y grabar su nombre al lado del de
Bolívar en ciertos monumentos públicos; pero él, al
paso que manifiesta con respeto su reconocimiento, dice
siempre que sus triunfos no se le deben á él sino al
Presidente de Colombia y Padre de la Patria.
Tan luego como recibe la' rica espada de oro, con
que premia sus proezas el Congreso de Colombia, la
envía á Bolívar, porque es él quien en su opinión debe
usarla como el genio á quien todos sus conciudadanos
deben los beneficios de la independencia, de la paz y de
la libertad.
Dóuale el Libertador la guirnalda de oro que le
regalaron los paceños, y en el acto ciñe con ella las
sienes elel general Córdova, porque á su juicio fué éste
quien decidió con su brillante heroísmo la batalla de
Ayacucho.
El 110 es sino el colaborador, el discípulo, el amigo,
el hijo elel Libertador; y cada vez que se pone al cinto
su gloriosa espada para salir á campaña, le dice con
inimitable candor: (len la campaña que voy á hacer ten-
dré presente todos los avisos y. consejos de Ud.»
Rehusa en 1823 el nombramiento de Jefe Supremo
militar elel Perú. Quiere Bolívar que haga la campaña
de las Provincias Altas y se excusa muchas veces. Elí-
gelo el Congreso Constituyente de Bolivia Presidente
de la República, y se resiste á aceptar el encargo.
En las elecciones para Vicepresidente de Colombia
en 1825 recomienda á todos sus amigos del Sur que
voten por Santander y no por él.
En las conferencias del año de 1830 celebrajias en
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YIDA DEI, MARISCAl, S¡;CRE 3
'
San Antonio del Táchira entre los comisionados del
General Páez , que sostenían la proposición de que se
reconociese la separación de Venezuela, y los del Con-
greso Nacional que defendían la integridad de Colombia,
l lejzóse un día el reducir la cuestión á esta fórmula:e
«Que Colombia se divida en tres Estados independientes
.Y que éstos acuerden después los vínculos que deben
ligarlos.» Sl'CRE h izo entonces esta otra: «Oue para ase-
gur:J.r la libertad de los pueblos oprimidos por los mili-
tares se acordase que en los cuatro años siguientes 110
pudieran ser Presidentes ni Yicepr(';;identes de Coloin-
bia n i de lJingu110 c1:..' los tres Eslr,dos, en caso ele
adoptarse la federación, lli11gnllo ele los Ccncralcs en
}~fe, n i de los otros Cenera les qnc h nhiescn obtenido
los altos empleos de la República desde 1,':~20hasta 1830.il
T1e los tres coinisiouarlos del Ccncral Páez, dos la acep-
tarou : Ú saber, el Pro. Dr. Tg:l8.ciu Fc rnándcz Peña, quc
d espuó» fué Arzobispo de Caracas .y Ve nezucla, y el
señor :lartín Tovar j' I''on tc ; pero el C-cneml Xlariño la
C011l batió ag riamcn Le. X() se puede pedir una prne bu
más elocuente de desprendimiento y modestia, y al
n.isuio tiempo ele solícito interés po]' el buen nombre
del Libertador, {l quien se: imputaban las más descabe-
118.das ambiciones.
Como Bol ívar, al pensar constituir la confederación
ele Colombia, Perú y Bolivia, le ofreciera la Vicepresi-
dencia de esa gra.ll nación, se apresuró á contestarle en
estos términos:
Agradezco tánto como no podré expresar la elección que usted
hace de mí para su Vicepresidente; si usted me permite le diré
que grabando en mi alma esta honrosa distinción me excuse hasta
de pensar en dla. Tengo tanta más gratitud á usted cuanto que ha
[0:l1w<10 de mí una idea algo equivocada.
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DOCTOR L. VIT.LANl;EYA
Su campaña del Ecuador con las victorias 'de Rio-
bamba y Pichincha, y la última del Perú con la admi-
rable retirada desde el Apurimac hasta Huamanga y la.
final batalla de Ayacucho; el paso del Desaguadero y
la pacificación del Alto Perú, todo eso 10 califica de ensa-
yos m!h/ares bajo las instrucciones de Bolívar, su maes-
tro. - ( Carta fechada en la Paz, tÍ I2 de JJlarzo de
I82S· )
En Octubre de r826 el Congreso Constitucional de
Bolivia de acuerdo con los votos de la Nación le elije
Presidente vitalicio de la República; SUCREno acepta el.
nombramiento sino por dos años: debiendo consiguarse
la circunstancia de que antes de procederse al escru-
tinio pasó una comunicación al Cuerpo Soberano pi-
diendo que se borrara su nombre de la lista de los candi-
datos á la Presidencia.
Al año siguiente queriendoconocer las impresiones
de la opinión pública para decidir si le era permitido ó
nó continuar en el poder hizo pasar por el Ministro del
ramo esta circular á los Departamentos:
CIRCULAR RESERVADA SOBRE EL RETIRO :IrÁs PRO:->'fO
DE SUCRE (1)
Paz, 26 de Marzo de 1827.
Por cartas venidas del Perú en el último cerreo, se asegura
haber salido emisarios de Lima, ca" el objeto de trastornar el or-
de•• público en Bolivia, cuya marcha legal, mesurada, parece ser
un baldón para los anarquistas, que sólo medran cuando los pueblos
gimen y las leyes enmudecen.
S. E. el señor Presidente no da entero asenso al contenido
de las cartas referidas; mas, por otra parte, la experiencia hace
creer que no falten descontentos en el Perú que deseen ver envuel-
ta á nuestra Patria en los trastornos que otros países sufren.
El Gobierno procurará evitarlo por cuantos medios estén á su
alcance, pues sabe que es su primer deber sostener las leyes y
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VIVA DEI. ~IiRISCAI. SeCRF,
conservar los pueblos en paz y orden. U. S. por su parte apoyará
t an notables miras; y si en algún lado se presentare quien trate
<le hollar las leyes, U. S. debe hacer qnc caiga sobre el pertur-
bador todo el peso eleaquéllas, sin transigir jamás con la injusticia.
S. E., que administra la República por la expresa voluntad de
los bolivianos, gustosísimo dejará su puésto desde el momento
en que sepa haber desmerecido de la confianza ele los pueblos,
Quiere, ,mes, que oyendo á los hombres justos é imparciales de
(se Departamento, averigüe y sepa e, S. si el Gobierno le es
Ó !lO amaelo; si cumple y hace cumplir las leyes; si promueve
é, aumenta tocios los ramos de la pública administración; y por
último, si acierta cuando trabaja sin descanso por la ventura de
Jos bolivianos.
S. E. ha dispuesto (le un modo irrevocable el marcharse á su
país !ue;;-uCj uc se rCI,na el primer Congreso Consti tucional, q uc
"egún la ley, será el ó de Agosto de 1~20 ; 10 tiene resuelto irrevo-
cablcuicnte, repito. :Ias, esto será en la intcligcncin de que los
pueblo.. continúen eU:lknlo",·;y tranquilos como se manifiestan hasta
hoy; porque de lo contr.uio, y al menor asomo de disgusto de
aquéllos, evitad tic su parte tono motivo ne escándalo, abreviando
su regreso á Colombia: para lo cual convocaría el Congreso, á fin
(le poner en manos de los representantes de la Xación, un mando
que lo abruma, y que á pesar de sus desvelos y fatigas, no se lison-
jea todavía de desempeñar ft satisfacción de la República, si bien él
declaró de antemano su insuficieucia para el Gobierno. Héchose
'j. S. cargo del contenido d« esta nota, se servirá manifestarme do-
talladanicnt« cuál es la opinión del Departamento que V. S. manda,
;;o1Jrelus materia- que l'!1a contiene, para en su vista resolver lo
más couvenicute y acertado al bienestar de la República. Los in-
.ormcs que 1T. S. tome á las personas que consulte, deben ser dicta-
dos C011 la imparcialidad propia ele almas libres y elevadas. S. E.
detesta las lisonjas y sólo quiere oír la verdad desnuda y sin disfra-
ces, cuando ella sale de bocas puras, y cuando la sienten corazones
','enl:Hleramc;¡te: bolivi.m ls.--,j)ios guarde, etc.
Sucre, Abril :2 (le n;J5.
(l) ¡ '01,¡" .;..-,..,;;;;,1'.1 "~'IH'c:i ,'0 "'1 el , rchivo General del Estado en ~uCrc,-
;. ", .1.
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34 DOCTOR L. VILLANUItV A
Vamos á copiar de las crónicas publicadas por el
señor Rey de Castro, Secreta~to privado del Mariscal,
en su obra titulada Recuerdos del Tt'empo Heráico, la
relación de un hecho sobresaliente entre muchos, acer-
ca de la excesiva modestia de nuestro insigne com-
patriota.
Iba Sucre de Potosí á Chuquisaca á la cabeza del
Ejército Libertador, acompañado del General Arenales,
Prócer benemérito del Río de la Plata, comisionado por
su Gobierno para anxiliar á los bolivianos en la obra
de su independencia j y hablando Rey de Castro del
recibimiento que se les preparó en Chuquisaca empieza
así su relación:
A distancia como de una legua, de la ciudad de Chuquisaca,
. comenzaba la no interrumpida serie de arcos prolijarnente: adorna-
dos de flores. Desde alli la concurrencia iba siendo más lucida,
por la hermosura de los caballos y apostura de los ginetes; las
aclamaciones y vivas eran cada. vez más entusiastas, el júbilo
estallaba por todas partes. Cada uno quería ser el primero en
conocer y saluclar al héroe, que llevaba á su derecha al benemérito
General Don Juan Antonio Alvarez de Arenales. La juventud de
Suere, su cortesía y la finura con qlle correspondía los saludos,
con sombrero en mano, tenían encantados á los chuquisaqueños,
cautivando su afecto.
A medida que la distancia se acortaba, la concurrencia era
más animada: llegaban comisiones de la Universidad decoradas
con sus respectivos capelos; del Clero, de los colegios en traje
de ceremonia, todos en caballos ricamente enjeazados, Incor-
porada á la comitiva esta lucida embajada, y pasados el saludo
y breves alocuciones, la procesión era más pausada y solemne.
Así llegamos á las goteras de la ciudad, en donde nos salló
al encuentro un hermoso carro á la romana, pintado y adornado
con los colores nacionales, rojo y blanco, tirado, no por fogosos
y pareados caballos, sino por doce. apuestos jóvenes de familias
distinguidas, vestidos de aquellos mismos colores. Uno de entre
ellos, por una sentida y patriótica alocución, invitó al General Sucre
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V!DA DEL ~{ARI;;CA1. SCCRH 35
á que '.JCUlXlSt'el carro (llle decía, le había sido aparejado por
la Victoria. Lo rehusó en los términos más modestos y comedidos
indicando al propio tiempo al señor General Arenales, que tenía
á su derecha, como más digno de esa patriótica ovación, siendo
digno de. ella, él, ilustre veterano que en cien combates había
derramado generosamente su sangre por la causa de la libertad,
como lo acreditaban las gloriosas cicatrices que surcaban su rostro.
:EI General Arenales, con visible emoción, replicó que á presencia
del vencedor en Ayacucho, todas las glorias se eclipsaban; y
se negó también á subir al carro. Duraba la insistcucia, trabán-
dose una lucha de nobles, generosos y elevados sentimientos,
en que brillaban la modestia y abnegación, cuando el General
Sucre, para ponerle término, propnso que las espadas de ambos
fuesen conducidas en el carro, sustituyendo sus personas, y se
desciñó la suya; hizo lo mismo el General Arenales, y cruzadas
en la testera del carruaje, fueron conducidas simbolizando á sus
acumbrados dueños. Asombrado, atónito quedó el concurso que
presenció la noble contienda.
Aplausos, vítores, gritos de satisfacción resonaban en todas
partes: unos se daban las manos, se abraza han otros; los som-
breros se agitaban en el aire : era la explosión del más vivo
entusiasmo.
Seguido el carruaje por los generales á caballo y la inmensa
y regocijada concurrencia, rodaba aquél por las calles de la po-
blación que semejaban pequeños jardines, al pisarse sobre ílorcs :
de los balcones llovían ramilletes y olorosas misturas arrojada por
bellas señoritas que, agitando sus pañuelos y derrarnando esencias,
saludaban al joven guerrero que venía á darles días de alegría,
extinguiendo los partidos y fundando la concordia, como el precioso
fruto de la libertad. Galerías, halcones, ventanas y hasta los za-
guanes de las casas ofrecían á los ojos un delicioso enjambre ele
lindas jóvenes que rivalizaban con las rosas.
Pero nada pinta mejor que los párrafos siguientes,
ni más sinceramente su modestia, su respeto á Bolívar
y la noble virtud de no aparecer nunca como rival de su
Jefe, aunque cargado de honores y de gloria:
Si usted insiste en no entender en este ejército, dígame á lo
menos particularmente lo que usted quiera que se haga y 10 qte
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DOCTOR L. Vn,LANlJI;;VA •
usted crea que debe hacerse. Si usted me abandona me volveré'
loco; yo no quiero mandos ni nada, usted sabe que yo quiero reti-
rarme. He pasado á usted una noticia de los ascensos á los .jefes
que á nombre de usted, del Congreso y del Oobierno he dado sobre
el campo de batalla, y hay que dar algunos grados á los subalternos.
Usted ofreci6 á Sandes hacerlo General y hay que dar 10 mis-
mo á Carvajal, á ambos por sus servicios, y á Silva por su brillante
comportamiento en la batalla. Si usted duda dar estos grados por
la ley de Julio, dígame si yo puedo fundarme en la consideración
3f! del Congreso en la misma ley para hacerlo, como he abusado de
ella para ascender á Lara y á Córdova; pero para estos estoy resuel-
to á decir, si 10 desaprueban, que quede el uno por mí que no quiero
ser nada, y el otro por los dos. Por los tres aquéllos, puede usted
á 10 menos ascender á los Generales del Perú, como creo que debieran
ser Lara y Córdova, Generales del Perú y eleColombia. Por Otero
he clicho á usted que esjusticia ascenderlo. La batalla de Ayacucho
bien merece muchas promociones.
Me han hablado los jefes del ejército de Colombia por medalla,
y he preguntado á usted qué hacer; yo la creo justa, pero quiero
consultar á usted si desentendiéndose usted de nosotros con tanta
• injusticia podía yo aventurarme á darla yen qué términos. Yo no
quiero hacer nada sin el consentimiento de usted, y me deserto ó
me enfermo, si usted me niega sus opiniones, sus conceptos y sus
6rdenes.
Los ambiciosos no conocen esta virtud, ni saben
honrarla.
:;:
0°, 0-'
~' .•..
Ni fué menos bien dotado de clemencia que de mo-
destia.
En Oruro perdona al oficial suizo Eclés, convicto
y confeso de haber intentado envenenarle con una pas-
ta de opio y arsénico disuelta en chocolate. Después
de tenerlo preso algún tiempo mientras declaró todo el
plan del premeditado crimen, le dió una. cantidad de
pesos para que se fuera del país.
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"IDA DEI. :-IARISCAr, St:CR1; 37
Eclé~: declaró (]n~ {'fZC ~gCllte del Gt'11Cr:ll español
Olañcta para enveuenar al Mariscal, y que andaban por
Cochabarnba otros cómplices á quienes se había ofre-
cido un premio de r6.ooo pesos si lograban perpetrar
el crimen en el 'Mariscal y en otros Oencrales.
El Mariscal, dispuesto á moderar el rigor de la
justicia, cuando se trató de atentar contra su vida, se
creyó en el deber de emplear la mayor severidad cuando
el crimen iba ú consumarse en otras personas, por
quienes debía velar como Jefe del Ejército y del pue-
blo: y con este motivo escribió al General Olañeta des-
de Oruro una carta de la cual tomamos estos párrafos:
Al llegar á esta villa me he encontrado con una novedad. El
capitán suizo Eclés ha presentado cuatro cartas ele U. S. para don
Francisco Ostria, Don Miguel Cevallos, Don Manuel Argueclas y
Den Hipólito Maldonado, todas escritasde letra de U. S. y rubrica-
da s de su mano; ellas contienen unas libranzas para que estos
sujetos den á Eclés ciertas cantidades de dinero para una comisión
importante de que venía encargado.
Eclés ha declarado que la comisión era para asesinarme y para
matar al General Lanza, y ha presentado el veneno que USo le dió
para el efecto, que es una composición de opio y arsénico; aña-
diendo que otro agente de L'. S. que anda por Cochabarnba, tiene la
misma comisión, con el premio de diez y seis mil pesos al que lo
ejecute. Apenas puedo persuadirme que un hombre como U. S.,
que se jacta ele principios morales religiosos, pueda pensar en un
atentado tan horrible, que no está contado ni entre los horrores de
los españoles en la revolución de América. Tal crimen no cabe
sino en un corazón corrompido y malvado, y hablando sincera"
mente, no había creído á U. S. capaz de él. Dudando entre la ver-
dad de Eclés, que resultará en la causa, y la perfidia que ha carac-
terizado á nuestros enemigas. he pensado de mi deber poner en
conocimiento de D. S. que he pasado una orden estricta y terminante
para que en cualquier parte que sea a~esinado Ó envenenado un
oficial del Ejército Libertador, se aprehendan y sean fusilados
irremisiblemente cuantos españoles europeos existan en el país que
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DOCTOR L. VILl,ANCf:VA
no tengan pruebas incontestables de su decisión por la Indepen-
dencia. Después de haber dado testimonio de una clemencia sin
límites hacia los enemigos, hacia los bárbaros que han devastado
nuestro país, es una obligación que nos impone la justicia misma,
mostrar y ejercer con los ingrntos tanta severidad cuantas han sido
nuestras bondades hacia ellos.
Dios guarde á {J. S.
A. J. DE SUCRE.
Meses después es aprehendido en el Palacio Presi-
dencial de Chuquisaca en altas horas de la noche, y
cerca de la puerta del dormitorio del Mariscal, el
Comandante Valentín Morales Matos, armado de un
puñal; interrogado. por los edecanes de. guardia con-
fesó que se había propuesto matar al General Sucre
por haberle despachado desfavorablemente una solicitud
introducida en el Ministerio de la Guerra. Sometido al
día siguiente á un consejo de guerra, presidido por el
General Lanza, se le condenó á muerte. Arrójase la
madre del reo á los piés de 'Sucrc, pidiéndole el perdón
de su hijo, y haciéndole saber que era un mozo violento
de carácter, capaz de un crimen en un arrebato decóle-
ra, pero capaz tambicn de la más noble acción en favor
de sus jefes y de la Patria j SUCRE la alza y le contesta
con estas bellas palabras dignas-de los Antoninos: .
« Alce usted, señora, y enjugue su llanto. El
delito de su hijo ha sido únicamente contra mi per-
SODa,y esta.circunstancia mitigará elrigor de la ley que
10 castigue. Espero la ley que he pedido a1 Congreso
designando mis atribuciones, y en ella se hallará la de
conmutar la pena de p1Uerte, y será usted servida.»
A los pocos días confinó al reo á uno de los depar-
tamentos de la República, Marchaba aquel desgraciado.
por los caminos públicos, desdeñado de todos, como el
réprobo que había querido sacrificar al ; Padre de la.
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3C
)
Patria; abrumado de dolor y ycrgücnza no se atrevía
{. pasar por los poblados, sino que esperaba la noche para
r.costarse ú orillas del camino, y tan pobre andaba que
110 ten ía con =jllecomprar un pan. Registrando su maleta
1t11atarde se quedó atónito al encontrarse con 1111 paquete
de doscientos pesos en monedas de oro, sin poder atinar
con la persona que hubiera podido darle aquella limosna,
Nnda se pndo a"erignar entonces; pero pasado mucho
tiempo declaró Don Felipe Alvarcz, mayordomo de
palacio del Mariscal q11e aqncllos doscientos pesos ha-
bían sido una dádiva reservada del General Sucre. Así
curnplia con espiritu "crdaderamente cristiano, el pre-
cepto de Jesús cuando decía á sus discípulos en el
s.crrnón de la montaña: « Mns tú, cuando hicieres limos-
na no sepa tu izq nicrda lo qne hace tu derecha.-Te
autcm facientcm clcuiosynrun, ncscia sinistra tua quid
faciat dextera tua.» (San Mateo, cap, VI, Y. 3)·
Y no bien se hubo expedido por el Congreso la ley
e-n que se le daba el derecho de gracia para los conde-
nados á muerte, cuando elictó el1 Ancoma, departamento
del Potosí, á 25 de Mayo de 1827, el siguiente decreto:
A::TOXIO JOSE DE SlTRE,
ETC" ETC" ETC,
Considerando: <¡ne deseo celebrar de un modo digno de los
principios clementes clcl Gobierno el aniversario del primer día en
que los pueblos de Bolivia invitaron á la América á la gloriosa
insurrección que ha emancipado el Nuevo Mundo : en uso (le la
..tr ibución 2S, art. ~3 de 10. Constitución;
............................
Ari. 3'" El reo Valcutin Matos. condenado á muerte y con-
mutada esa pena en destierro que actualmente sufre por el asesinat o
premeditado contra mi persona. queda exento de toda pena por
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40 DOCTOR J" VIJ,J,A:"L'EVA
dicho (klitn en virtud de la autorización que obtuve del Con-
greso Constituyente para indultarIo.-ANTOXIO Jos~; DE SUCRF..
r--Facundo IlIjantc.
El reo regresó á Bolivia en 1028 y murió muchos
años después en Cochabamba de muerte natural; y
dicen que cuando oía nombrar al Mariscal bajaba la
cabeza y se le arrasaban en lágrimas los ojos,
En el motín militar de Chuquisaca apareció como
jefe de los conjurados el señor Casimiro Olañeta, que
antes había sido su amigo. Sofocada la conspiración,
presos unos, muertos otros, averigua SCCREsu parade-
ro; y como se le informara con exactitud que llevaba
camino hacia Potosí, escribió á sus amigos del tránsito
para que lo sirvieran en su desgracia, y encargó al Dr.
Usin que le diera por su cuenta mil pesos para que se
alejara de la capital.
Estos hechos son tan raros que parecen extraños á
la naturaleza del hombre. De manera que es preciso
remontamos á las antiguas fuentes del mundo y de la
historia para hallar en Julio César esta nueva religión
del perdón y la misericordia en oposición á la vieja ley
de las Euménides que, como decía Esquilo, era la ley de
las venganzas.
A distancia de dos mil años la virgen Colombia,
fecundada por el laurel, como aquella divinidad fecun-
dada por las flores en una de las poéticas religiones del
Asia, da á la inocente América un civilizador, enrique-
cido de tan singulares doues que se bate por la libertad,
y 'mantiene en seguida con mano robusta la paz en el
orden, al par que sabe hermanar piadosamente la mise-
ricordia con la justicia.
** *
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entre estas virtudes su proliirl.ul en la administración
de los caudales públicos.
Baste saber que después ele haber servicio discre-
cional nicu te la 111 tendencia del Ecuador por muchos
meses, gohernado los ej ércitos del Perú cerca ele año y
medio, y desempeñado la Presidencia de Bolivia por un
bienio, se retiró de la vida pública :í. los diez y ocho alias
ele haber tomado las armas en defensa de la Patria,
llevando en el bolsillo para sus gastos de boda y para
fundar su hogar la cantidad de j xnr. PESOS! resto de las
economías de sus sueldos, como lo confiesa al General
Flores en carta de 27 de Octubre de 1028.
Por cuenta de la recompensa decretada pOl" el
Congreso Peruano le adj udicó el Libertador la hacienda
de la Guaca en el valle de Chancay, del Departamento
de Lima, tasada en 200.000 pesos .Ycuyo rendimiento
anual se calculaba en 4.000; pero en los últimos afias se
desmejoró tanto qne llegó á no producir nada, por 10
cual se la calificó en el testamento del Mariscal de
propiedad nominal. Los $ 25.000 que le regaló el Con-
greso de Bolivia los c1istribnyó por medio de una Junta
de socorros públicos entre los huérfanos .Yviudas de los
que murieron en Ayacucho. Sus haberes de Colombia
y su herencia paterna los donó, como ya hemos dicho, á
sus hermanos; y sus sueldos del Ecuador los destinó á
los gastos del ejército del Sur en días de penuria para
el Erario nacional.
COJlsagrado desde los quince aiios al seruiao de la
Patria, dice al General Flores, J' /wbzclldo quedado por
fin med/o zizvlÍlz'do, 1/0 /t'lZf[o hoyo/ro medio Sr;{(uro de
subsistir qzu la merced de mi mujer. Y en otra parte
dice: Estoy resignado á reaoir un pan de manos de n'll
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DOCTOR L. VILLANT.:E-A
mujer, contemplando odre iarno ¡¡a" sncrtc dl'S/Jltfs de mis
servidos. En carta al Libertador en r828 asienta estos
conceptos: Una buena sito-fe me pOllefuera del caso de los
gCllcralcs de JVapolcún, de qtucnes se decía que después de
neos no querían trabajar. No cuento para '0'z",Jú' más
que con lo que tiene un' futura mujer, JI esto)! contento,
Ella me dará (,1pan )' yo le daré los Izo/lores que me
Iza dejado la gun ra ; pues aun renunaaré los títulos.
La fortuna que legó ú su hija en su testamento se
redujo á dos casas y sus muebles, valorado todo en
$ 29.000,'y la espada del Perú y la medalla de Bolivia
tasadas en r5.000.
Morir pobre á los veinte años de servicios públicos
por 110 haber querido apropiarse los caudales del pueblo:
pasar por entre el ca6tico desorden de la guerra de la
Independencia sin manchar sus manos con el peculado,
como pasan los ángeles por entre las olas de fuego sin
quemarse sus trasparentes alas: libertar á fuerza de ta-
lento, de valor y constancia, dos naciones riquísimas
y fundar otra no menos opulenta no más que con el
poder de sus virtudes; y venir después, desceñidos sus
laureles, inválido y mísero á cultivar un campo de su
esposa para sostener su vida, es igualarse en la alta
cumbre de la gloria, entre los aplausos y las bendiciones
de la posteridad á los caracteres integérrimos de la vieja
Roma, 6 á estos dos modernos inmortales Libertadores
del Mundo Americano, Washington y Bolívar. .
Florece á veces en la agitada vida de los hombres
públicos una virtud de que los egoistas se burlan, por-
que son incapaces de someterse á sus imposiciones, y
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YIDA DEI. :IARISCAL Sl:CRE 4.1
que los partidos yaun el pueblo no siempre saben esti-
mar; tal es la abnegación. Y refiriéndonos al General
SCCRE bien puede decirse que es esta la qne más embe-
llece sus méritos y 10 hace más simpático á las jóvenes
generaciones del pueblo Sud-americauo.
La abnegación 110 consiste en negarnos á prestar
servicios públicos, pues eso equivaldría al egoísmo, vi-
cio execrable merecedor elc la más severa censura.
Al contrario, es deber del buen ciudadano acudir al
llamamiento de la Patria y arrostrar por ella con todos los
peligros: y cuando 10 hacernos renunciando los place-
res y comodidades, los honores, los deseos, la voluntad,
103 intereses, la reputación ó la vida, entonces se dice
que hemos cumplido con la virt n d sublime de la abne-
gación.
El General SUCRE rehusa por modestia la Jefatura
del ejército en Lima, por no creerse capaz para hacer
en aquel trance y con los recursos que tenía f:. la mano
una campaña feliz contra los españoles: pero cuando
ve que ya á perderse todo, recibe el mando Supremo,
compromete su reputación evacuando la ciudad y salva
e; ejército. He aquí como da cuenta á Bolívar de su
noble conducta:
Después de todas mis negativas de aceptar el mando del ejér-
tito que residía en Lima, tuve que recibirlo el mismo día que de-
terrniné evacuar la ciudad en caso de ataque, porque observé que
sin esta valerosa resolución iba no solo á perderse la capital sino
con ella el ejército.
No es describible el estado de anarquía en que todo estaba
sepultado : yo tuve que ceder al ton-ente de males para ser la víc-
tima de UlJ sacrificio, con tal que él produjese algún bien á la
América, más á Colombia, y que pudiese llenar los males trazados
por usted. ~e hecho á usted el servicio que quizás 110 hubiera
hecho (¡ 1:1 Patria: he comprometido mi reputación y perdido á
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44 DOCTOR 1" VILLANUIW A
Lima estando {'H mis manos el ejército j dejo pendientes para 105
resultados mi opinión y mi crédito. Crea usted que he maldecido
el momento en que yo vine á Lima. ¡Cuánto ha sido jo que usted
ha exigido de mí !
Tal fué el holocausto de su honra militar en aquel
difícil cmpeño, que puso á prueba su abnegación, digna
de los honores de la historia.
Ni fué menor su virtud en la desgraciada campaña;
del Sur del Perú en r823. Obligado por el Libertador
á mandar el ej ército de los aliados, colombianos, argen-
tinos, peruanos y chilenos, dice desde Qllilca: «Es preciso
tocar Ios males de un ejéráto de aliados para convencerse
que es más que patriotismo, más que virtud, y más que
sufrimiento no desesperar de los acontecimientos que sepre-
sentan para agÜarel ánimo y para abandonar uno toda
tentattua, Si yo paro en loco, no será extraño, porque á
lo menos alzara estoy en vísperas y desesperado de cuanto
lnjustamente me pasa» En el punto máximo de su sa-
crificio, en 10 más alto de su vía dolorosa, dice al Liber-
tador:
«Por complacer á U. uine al Perú y por complacerlo
utne al Sur; pero usted no me exigl'rá que lo complazca
con el sacrificio de JJu'Jeptaaciá»; Lo que me Iza sucedido
es bastante para ver que voy á perder nupropio nombre:
no me exigirá usted que aventure JrlZ' honor cuando la
seguridad es perderlo: preferiré dejar las estrelias qu.e
hacer un tal sacrtfiao, porque los destinos szJz el hallar
son más búm el vz"lipendzoque la dignúlad del /lom.ór,¿»
y en otra dice: « Estoy cansado de sufrir .... No kay
zm día en. que yo no tenga dúgustos. No hay moral ni
entusiasmo por nada y vamos á peor cada dia,» Y sin
embargo, le fué forzoso seguir al frente del ejército, por
10 cual tuvo que exclamar en una carta bajo la presióa
Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
nDA DEL )IARI~C.I. Sl:CRI'; 45
del más acerbo dolor: II JI{{[[a usted lo qu{' guste. Yú!le
amado tí usted COI! la ternura que tÍ un padre, J' me some-
ter!' á su uolnntad,» Esto era la hcróica renuncia de sí
mismo, que 10 inducía generosamente á. inmolarlo todo
por el bien de la Patria.
La batalla de Ayacucho se libra y se gana por
esta misma abnegación del General en Jefe, por su ab-
soluta sumisión á las órdenes del Libertador, pues era
preferible aventurar un combate, le dijo Bolívar, á
seguir perdiendo tropas y elementos de guerra en una
fatigosa retirada. Comprometido su honor y reputación,
forzó la fortuna, con su talento, su valor .Y su heróica
decisión, y obtuvo por galardón la más épica victoria.
Abnegado como en Ayacucho, fué en Bolivia, en donde
con hacerse cargo de la Presidencia, ahoga sus vchc-
mentes deseos de retirarse á la vida apacible de simple
ciudadano, prolonga su larguísi mo lila rti rio corn pro-
metiéndose á quedar separado por dos años más de su
novia, á la que amaba con delirio; y violenta su carác-
ter consagrándose contra su voluntad á desempeñar el
gobierno civil , cuyas prácticas, según decía, ignoraba
por com pl eto.
Fuera ya en rt)Ú, del tea!o de los negocios públi-
cos, retirado á su campo C011 su esposa donde come los
fru los que él mismo cul tiva, al ver comprometida la
gloria de Bolívar .Ylos destinos de Colornbia vuelve á
la guerra abandonando su dulce hogar para imponer
la paz á los peruanos, á los trelnta días de cam pafia, en
en el campo célebre de Tarqu i: pero j unto con el parte
oficial de su feliz batalla, dice en carta al Libertador:
,¡,Aunque dcspuh ('sert"Mr; tÍ nsted mu)' lalgo, dt",.; aquí,
depaso, qltf' tomÍ! ei niaudo dd Sur por los pdl,!;ros: pero
'fue paJado es/o, 110lo qltlcro por nada, nada / qlte Ú usted
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DOCTOR L, VILLANUEVA
me estima y quierc prenúar nus pocos servicios y los tÚ
•
Tarqui, hallaré la mejor recompensa en m·i separaaénde
todo mando )1 de todo puésto pzíblzco. Estoy cansado, una
repugnancia úwendble me aleja de los empleos y C011 tal
repugnancia nada puede hacerse bien.. .
Me Hsonjeo con la esperanza de que á la llegada de usted
me sacará del destino que momentáneamente ac~pté por
serutr á la amistad de usted y á la Patria, En cuales-
quiera rzegos posz'tz"vosestoy pronto á iguales servicios, y á,
prestarlos con entusiasmo y con celo.i
En las postrimerías de Colombia, cuando asoman
por donde quiera ambiciones insaciables coaligadas con
otras malas pasiones en el prop6sito vil de manchar la
gloria del Padre de la Patria, desacreditar las leyes y
disolver la gran República, el General Sacre, invá-
lido y enfermo, cansado de sufrir las inconsecuencias
de,los unos, la deslealtad de los otros, víctima de la emu-
lación de sus propios compañeros, de la calumnia de
sus rivales y del odio de los perversos, toma la resolu-
ción de separarse de la política y del ejército y de au-
sentarse del país. Escribe á Bolívar por dos y tres
veces suplicándole que quisiese concederle permiso por
único premio á sus servicios para su voluntaria pros-
cripci6n. Pero Bolívar 10 contraría, 10 llama y pone la
consideraci6n y mira en hacerlo desistir de su plan, 10 se-
duce otra vez con los encantos de su elocuencia, invoca
la patria y la amistad, y vuelve á atarlo al carro de sus
tempestades, á su destino, que era el de un dios j esto
es, caer rendido bajo el peso de su propia grandeza, y
morir triste y pobre, escarnecido de sus hijos, de su
ejército y los pueblos, como era menester para glorificar
su obra con el timbre sacro y augusto de una redención
casi divina. .
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VIDA DEr, MARISCAL S¡;CRF. 47
Vuelve de nuevo COl! su inagotable virtud á la
carrera pública, renovando sus compromisos con el Li-
bertador, siempre que se tratara de «coustuutr á CO[OJllbÚl
dc nua manera es/ah/e, de adoptar COIl fijeza UJl sistema,
y de reducir d ryh-d/o á SI'Y UJI firme apoyo de [as leyes JI
rÍ guardar e.x/riaamcn/« su dúúplúw.»
Renúncialo todo por su Libertador y su Patria,
y abnegado cual ninguno, tócale en suerte sucumbir
á ejemplo de mártir magnánimo, en el abismo cavado
por la demagogía y la anarquía. Los egoístas se salva-
ron, y él, el más ilustre, cayó sin vida en el ara de las
inmolaciones por la libertad y por la Patria.
-,.
:;: :;:
Tornemos ahora la mirada del hombre público al
hombre privado; del teatro de la política al hogar; del
caudillo triunfador al héroe amante que lleva en el alma
junto COll la irnágeu de la Patria, la de una mujer ado-
rada, dominadora de su corazón, de su vida, de sus afec-
tos, de sus destinos .YS11 porvenir.
Durante su permanencia en Quito, después de la
jornada de Pichincha, se enamoró de la marquesa 11a-
riana.de Solanda, sobresaliente, al sentir de los cronis-
tas, entre las más hermosas y ricas damas de aquella
capita1. Su galantería respetuosa para cou las familias
de la más distinguida aristocracia, el prestigio de su
mérito, la dulzura de su carácter, la gracia y magnifi-
cencia con que distribuía sus dádivas á sus soldados, la
cultura de sus modales, el encanto fascinador de S11 pa-
labra, la gran veneración qne le guardaba el ejército,
todo esto 10 realzaba en el concepto público, y 10 hacía
respetable entre los hombres, y adorable entre las mu-
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DOCTOR l•. 'ILLAl';{;Fo;'A
+
jeres, La marquesa quedó á poco prendada del galante
General que tan caballerosamente ponía á sus piés su
corona de laureles; y en sus deliciosas entrevistas en
los bailes y tertulias con que la sociedad quiteña agasajó
por muchos meses á los libertadores, estrecháronse más
y más sus lrelaciones, y avivóse tanto la pasion en uno
y otro, que al fin el enamoramiento vino á parar en un
com prom iso de matrimonio.
Un poeta diría que la marquesa debía llevar proba-
blemente oculto en el seno el mágico cestus ó cinturón
que Venus prestaba á las deidades del Olimpo para
que rindieran el corazón de los dioses y de los héroes;
porque es 10 cierto que SUCRE, juicioso y casto, se
enamoró tan locamente de los encantos y dulzura de
aquella mujer que si hubiera tenido el poder de los
dioses la habría envuelto en una nube de oro, y ha-
bría cubierto la tierra donde debía posar el pié de
jazmines, rosas, y azafranes como nos cuenta Homero
de los amores de Juno en la cima del monte Ida con el
padre de los inmortales.
Desde entonces ocupó la marquesa todo su cora-
zón, y fué su único ídolo en el Ecuador, en el Perú, en
Bolivia, en las campañas, en los combates, en el Pala-
cio de Gobierno, á todas horas y en todas partes.
Tenía veintisiete años el adalid cuando la conoció;
á esta edad qne es la del ardiente amor, tuvo que
separarse de ella para continuar sirviendo á la Patria en
Ia carrera militar, en la diplomacia y en la política. No
la olvidó un momento, pensaba en ella con el deleite
castísimo de un éxtasis encantador: y dormido soñaba
con ella viéndola, preciosa como una hada que perfu-
maba con su aliento virginal los verdes laureles con
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YIDA DEL MARl~CAl, Sl"CRE 4)
que la Victoria le había coronado en las batallas por
la Libertad.
Escribe á BoH var sobre su matrimonio, y á cada
paso quiere separarse del Ejército para irse á Quito,
ciudad que le era tan querida como lo es siempre el
sitio donde vive la mujer amada. Esta avasalladora
pasión pone de manifiesto la clave que explica su afán
incesante en renunciar los empleos públicos fuera del
Ecuador, para irse á vivir en un rincón de Quito con
su familia; es decir, con su novia. A los dos meses
de la facción de Ayacucho pide á Bolívar por toda
¡'eCOlllpensa una licencia para ir á verla: cuando le
dieron el título glorioso de Gran Xlariscal de Ayacu-
ello le dice al Libertador: J::~(' líllflo se Ir debe dar Ir
/(,drd, fjl/(' rs mrrs/r» fj/fo-/do nlp/! de ColoJ1lbzá; )'0
in~!.!ooastara« mil la ,,'.'l/Ú/llr! dc L/d. J' d amor de dla.
y en otra parte exclama como devorado por su crecien-
te enamoramiento l( JI/ rorarán {'slá muy d/stant« dé' la
carrera plí!Jhm.ll Y días después, « ./11/ coraeén »ec acan-
sejav 11U' manda una m{la pnz'ada ,'))es decir, el matri-
monio. Y sin esperar más se casa por poder, cuan-
dó todavia era Presidente ele Bolivia. Ya en Guaya-
quil, y pronto á reunirse con su adorada novia, á los se-
senta y seis meses de separación, escribe al Libertador
estos párrafos: (),1i voto y mi ambición es pertenecer á
mi esposa; antes de pisar el suelo colombiano repito esta
declaracióu : así como repito qne d lI/ejor prc1Jl¡"O que
purdo 1'0-//;/1' por 111/s srrt.taos rs la anustad J' r! af('{'lo dc!
J_¡'!Jf'l'lad¡ll' d(' 7Jl¡" patrt«. COlls¿'rz'{'JIldo ff, 7Jl¿" qllc-
1'I'do (,'f'Jlcrill, porque desjm/s de reunirnir ti J1l¡' esposa es
lo quc' 1Illí s lile /¡'s¡)IIJ~a l'lí en el re! iro de lJÚ z'lda,» y
desde Quito. ya casado. le escribe: « .YÍJ ambiciono nada,
n/ '1u/ero uada. S¡'IlLl el retiro en rurdro de "u' fam/I/a,))
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Laureano Villanueva: Vida del Mariscal de Ayacucho. 1895.
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Laureano Villanueva: Vida del Mariscal de Ayacucho. 1895.

  • 1. DOCTOR L. VILLANUEV A .. VI DA Dl:L Gran ~ariscal de Ayacuc90' *' ';, ;.- " . ":::.:' . CARACAS 'riJ). :loderna.-Este 4, N. 5 1895 'BA1lCO UVL Re"('UlL!CA , lECA"" '''(.f '... W,',NGO6i6L:ü L·J· ' CATALO(;AC10N Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 2. -- ------------_._-- ._----_.-._------_ .. _-,- -'. .- .- --------~---~. __ o - '!residente Constitucional de los Estados Guidos de Venezuela) Etc. Etc. Etc. DECRETO: Art. I? Designo al Ciudadano Doctor Laureano Villanueva, Individuo de número de la Academia Nacio- nal de la Historia, para que escriba la biografía del Gran Mariscal de Ayacucho, Art. 2(! Los encargados de las bibliotecas pú- blicas suministrarán al Doctor Villanueva los libros, mapas y cuantos documentos tengan á la mano, con- ducentes á la redacción de esta obra. Art. 3(! Todos los gastos que ocasione este libro se harán por cuenta del Gobierne Nacional. Art, 49 Esta biografía debe estar concluida para los días en que se celebre el Centenario del Gran Mariscal. Art. 5(.' El Ministro de Relaciones Interiores que- da encargado de ejecutar este Decreto, en todo 10 con- cerniente á la impresión de la obra y á su circulación. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 3. Dado, firmado de mi mano, sellado con el Sello del Ejecutivo Nacional, y Refrendado por el Ministro de Relaciones Interiores en el Palado Federal, en Caracas á 15 de Julio de mil ochocientos noventa y cuatro. Año octogésimo sexto de la Independencia y trigésimo cuarto de la Federación. Refrendado, Jo:t "finistro de Relaciones Interiores, Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 4. ~)'~~'~~'~~I~~.~~,~~.~~,@5~'~~'~~'~~I~~ ~ ~:: f ~: '!:!: VIDA DE Don Antonio José de Suero, GRE Jl.lRISOL DE ALClTlIO ;[~).1.J.lll).-Illlrlci.uC'citjn.-:-';aciltieulu del ::Iariscal Sucrc.> -Cont rover sin sobre h fe~ ch« de su ntu-Irn icuto ,-CI'lH:alogía dvl xtarisca l Sucre.v--f ustr-uccióu ])tíhl1cn de Ve- 1I('7.ul"i:¡e n l;~'m})"I~ de In Colut1i:l.-~ul.."~tro:; prirncros illgctli(:'ros.-r~os conü isclpulos ck .'-'llt.Te en ):1 e-cruc-ln militar del profe-sor ~1íre~.-·~targas y sucrc.i--r.a revoluc ión en en r rricntc Predl."·;liI13ciúu de CU1Ilan.í --Carácter ÚI.: las biog"rafías.-Episouios de ln vi.Ia dvl Z.tariscnl. --1utr.:r(::-:> por :--1 fatnlia.~Sus cnrtas : Bolívu r sobr-e su tío v her· mauos.-c-Coatc-t.rciorn-s del Liuettador. -Car áctcr iudcpcndicnte de Sucrc. -J)i~:tid.:ld ('11 1::'1servil';,) pú~-:k(f.-Gobit·I'lH) coloutn l y Gohierno rcpnhllc:1110.-I...c)::; tln-.. e xt rcm os lit' 'a viclu vlv :-ilCfc'en Curun n.i y Doli,,·ia.-Su cariño ;i Clman.-Sucr~ 110se n:ng3h3. .';1 moch-st in - ;-', clc mvu •...iíl.-Stl .1bncg'ad{,n.-Sll pr olridad - Su" nmon:s.-Sn unidad <it' vicla . Distiug ucsc en la historia la estirpe esclarecida de los persouaj es ci vilizadores por la am bición u til .Y mag- nánima qne la anima á e,llpresas grandiosas en favor elc la Patria, ora para crnanciparla de dominadores extraños ó domésticos, ora })(lra ilustrarla con acciones ben eméri tas. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 5. DOCTOR L. VIl.I.A~UEVA Pertenece á ella en nuestra América Dox ANTOXIO. Josz DE SUCRE, á quien los pueblos honran con ve- neración religiosa, llamado por Bolívar en el Con- greso Admirable, el General más digno de Colombia, conocido en 11 uestros anales por su excelencia en el arte de la gnerra con el bello título de GRA~ ~lARISCAL DE AYACCCHO y cuya "ida, herencia de cinco naciones, nos proponemos historiar en estas páginas. Designados en la alta ocasión ele su primer cente- nario, y á pesar de nuestro apartamiento del mundo de las cosas públicas, para referir los actos gloriosos y sublimes de su activa vida á las nuevas generaciones, hermanas nuestras, hemos tenido al aceptar tan fati- goso comprometimiento que violentar nuestro genial modo ele ser, siquiera no tengamos para ello otro móvil y principio que la convicción pura y sincera que de nuestra cortedad abrigamos, por todo extremo despro- porcionada á la magnificencia de este asunto; pues no se nos oculta qne en el intento ele enaltecer la majestad heroica del Mariscal Sncre debiera haberse escogido, para remitirla á la admiración de los siglos, una pluma maestra, de las favorecidas por la Providencia con el don de saber glorificar en los dominios de la historia la capacidad y méritos de los hombres más señalados en las luchas por la libertad y progreso de los pueblos. :"uestro arrojo, empero, hallará escusa en el juicio de nuestro pueblo, inocente y honrado, si se estima sen- satamente como obligatoria obra de patriotismo y de moral pública, pintar, movido solo por el amor á la ver- dad, la constancia de este Soldado de la Patria, nunca desalentado por penalidades ni reveses; su modestia au n en la cumbre de la fortuna; su amor compasivo á la humanidad en los mismos dias pavorosos de la gue- Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 6. "IDA DC:r. )IAR1SCA!. S!'CRI'; ITl á m ucrte : sus principios de orden cu medio de 1a ar.arqu ía ; su respeto á los derechos agenos cuan do na- die los garantizaba; la firmeza en sus convicciones re- publicanas aun ejerciendo la dictadura militar; y su justicia, prudencia y probidad e11veinte años de victorias y derrotas; de heroísmos, crÍ menes y virt udcs ; de ca m- bios y transformaciones niara villosas en los hombres. los partidos ~. los pueblos. Demás de e:11c par,~ pretender que 10s jóvenes 2,:;- . 1 1 . ., 1 ' " • , •. cien: un en o p0l'YCnlr ue ra masa u.~1;1 une ion ,t ¡g-na- larse fl Sucrl' () {l morlclnrse ~ su e5clilph, ('o.; preciso hacer le.: conocer 5:1S hechos y carácter iuorn l , 1,,;; inr.tin- tos que le 11l0d;1.U, su :u,''';é:nio militar. sus ir!c;c1c') en h poJ1ític;:, y sus procedimientos en la ciencia de g()¡':~'llO. : .icst ro'; ('0111 patriotas k hall amado sicm é)lre', tK:"O Á •• 1.:.:amn rún más cU;:'1Cb cst.ud iándolo en sus pél7'l1;CllOl"c'; eicuent-e n en el las e10s snpremas CI1~li(h.d('-; (L~ lns graneles ulmns : ft sahe r, 1a pasión por la libertad y el c.i lto (, 18. virtutl. Historiado hall be lln mcute escritores famosos, príncipes de 18. litc.ntura americana, ~"llS 11(" chos il nstrc-s y heroicos en la guerra; pero sól» ai.~;mo se ha ocupado en escribir sobre sus ideas y p,'()c('e:im:~ll- tos de hombre de Estado, sobre sus doctrinas pOlíticas ~: tareas de admin istrución ; y menos se nos hCec¡:e~'i(lo enseñar en su plenitud Sl1 :ntcgro caractcr moral, 2C~SC por estar aún envuelto en los albores de nuestra ],i;-;!.o- ria primitiva: C,)1l10 si les hubiera gustado más pintar sus hnzañas de guerrero, admirables de cierto, en todas las edades, que sus atrevidas empresas de maj istrndo. cuando funda con mano firme en Bolivia el imperio de las leyes, y siembra en el alma y en el corazón de los pueblos la Ilación del orden y de la justicia, y aquel generoso sentimiento de fraternidad que sirve como de Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 7. DOCTOR L. 'ILI,ANt:E'A ................................................................. ,..... plexo en las naciones cultas para, hermanar á lbs hom- bres en la vida social, acercar entre sí á los partidos políticos y humanizarlos, y mantener unidos y felices á los hijos de una misma patria. Pues nadie le aventajó que antes bien, hubo de exceder á todos sus coetáneos en el empeño de crear y constituir repúblicas por la li- bertad, la concordia y la tolerancia, como si estuviera persuadido por su esperiencia y estudios de que el odio, no menos que un veneno, aniquila y mata las familias, y enerva, esteriliza, y destruye las sociedades y los pueblos. En la fecunda y complexa vida de este gran con- ¡ ciudadano tiene su biógrafo que espaciarse en narrativas de índole diversa y á veces contraria, pues para contarlo todo 'es menester pasar alternativamente. de la guerra á la política, á la diplomacia, á la administración; de los cuarteles á los Congresos; de las alocuciones bélicas á los mensajes presidenciales; en atención de que Sucre en su larga carrera pública llegó á ser General, Magis- trado, Legislador, Diplomático, Dictador, desde 18ro hasta 1S30, Y asiste desde su mocedad á la formación de la Patria, completa á Colombia con la victoria de Pichin- cha, liberta el Perú, crea á Bolivia y refrena en Tarqui la guerra civil y la invasión de los peruanos. Dotado de las más poderosas fuerzas de la mente, desempé- ñase con igual maestría en las funciones de armas qne . en la ejecución de sus planes de política; y tan justo en el Palacio Presidencial de Chuquisaca como en los cam- pamentos militares; humano con los prisioneros de gue- rra no menos que con los facciosos que se proponen in- molarlo; igualmente modesto cuando renuncia, ora la Dictadura del Perú, ora la Presidencia de Bolivia; y siem- pre probo, ya administre los caudales del Ecuador como Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 8. "In.-. nicr, :'IARISCA!, SL'CRE su Intendente. ya los <1el P':TÚ como Jefe de sus eJerci- tos, ó los de Bolivia como Presidente de la República; y con la misma inspiración cristiana y el mismo móvil de filósofo redacta en Trnj illo el tratado de regularización de la guerra y escribe en (1 Alto Perú las sabias y hu- uiauitarias instituciones de la joven República que le tocó en suerte instituir y civilizar: múltiples obras en cuya in fin ita variedad resalta su unidad de caractcr , elc principios y propósitos que le disting-uen y hacen sobre- salir entre los varones ilustres de Colombia. En todas partes y en todos los tiempos siempre es el mismo. Bajo la irradiación de ese mismo foco qne ilumina y gUla su espíritu en todos los instantes, escribe sus cartas á Bolívar, á sus amigos y camaradas; sus mensa- jes á los Congresos, sus notas diplomáticas y sus pro- clamas al ej ército : todas veces digno, modesto, sensato, magnánimo y patriota. Y si ahondáramos más en este examen biográfico, encontraríamos en su vida íntima, en sus relaciones de familia, en sus afectos fraternales, en sus amistades y en sus amores, el mismo corazón inocente, la misma rectitud de miras, y 18. misma pureza 1~1l sus costumbres, scntimicutos, inclinaciones y deseos. Tal es el estudio quc á una misma luz, y como obra de utilidad moral hemos querido llevar á cabo en estas páginas, escritas sin presunción, y publicadas de orden del Gobierno de Venezuela como parte de sus ob- sequios á la memoria de tan ilustre compatriota, en las cuales encontrarán las personas que las honraren le- yéndolas, un modelo de vida en el hogar, en la amistad, en el mundo social, y en el escenario tempestuoso de las guerras y de la política. *.J •• :. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 9. ó DOCTOR r., VILI,A1:t:F.·' Nació AKTo="lIOJosÉ DE SllCRE en Cumaná, ciudad marítima de Venezuela, á 3 de Febrero de 1795, de Don Vicente de Sucre, Teniente de infantería y Doña María Manuela de Alcalá. (* Sirviéronle ele padrinos en el bautismo cl be- neficiado Don Antonio Patricio de Alcalá y Centeno, deudo suyo, elevado más tarde á la dignidad de Ar- cediano de la Catedral de Caracas, .Y Doña Juana Jerónima Sánchez, su abuela materna. Era el séptimo hijo de aquel matrimonio feliz bendecido por el cielo con larga prole y ricos bienes de fortuna.-Prolija discusión ha surgido por la prensa sobre el elía de este nacimiento j pues al paso que defendieron unos como auténtica la partiela ele bautismo ele que hemos tomado esta noticia, tilelábanla otros ele apócrifa, ase- gurando que la fecha precisa era el 13 ele Junio de 1793. El Libertador, en el Resumen suctnto de la uida de! General Suerte, escrito en Lima en 1825, re- monta su natal al año de 1790. Su primo, Don Do- mingo ele Alcalá, en sus Apuntes para la Historia de la .América del Sur, 10 fija en 1793. Pero el Mariscal, en carta á Bolívar, fechada en Chuquisaca á 20 ele Setiembre ele 1826, ha cortado la discusión aclarando la fecha de su nacimiento con estas palabras: « Ud. sabe que )10, de quince años, he lomado las armas;» l"'l "En veinte días del mes de Febrero de mil setecientos noventa)' cinco años: Yo beneficiado, cura castrense Don Francisco Josef del Aguila, certifico 'lue con mi licencia y asistencia el Presbítero Doctor Josef Cándido Maruuez, Seeretario de visita, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma á Antonio .Tosef Francisco, hijo legí. timo de Don Vicente <1" Sucre, Teniente de Infantería, y de Doña María Ma- nuela Alcalá. el cual niño tenia diez y siete (Íias de nacido: fueron padrinos el bene- ficiado Don Patricio de Alcalá y Doña Juana Jerónima Sánchez, á quienes advertí su obligación )' espiritual parentesco; y para <¡ue coste lo firmo, y de ello doy fé.» Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 10. y lo confirma en otra de Ouito Ú 6 de Octubre de 11)2S cuaud« le dice, al hablarle de su matrimonio: «l'o sé cómo .11e irá cu 111inuevo estado; una 'ida extraña á la gnc 11C~ ten ido desde quilla' años, lazos qnc cambian en cierto modo mis deberes y ocupaciones que 111e son c1(SCOllUciuas'an Ú emplear 11'.j riernpo.» y en otra al General Flores, fechada en Ouito Ú 27 de Octubre dcl r.iismo año, dicc : C( consagrado desde los qtaucc años Id H'I','Ú:Z(; de la Paln'a etc» Y como es de todo punto incuestionable qne se alistó en las banderas de la rndcpcndencia el año de T Elro, al estallar la RC'ülnci6n de CU11:mú, quc.la en evidencia y fuera de toda centro- vcrsi.., que el afio (le su nacimlento fné cl de 1795, lo cual arroja 1111 cómputo exacto de su edad de quince años para la fecha cn que tornó las armas. Todo'; sus antepasados siguieron la ca,rcra militar, profesión á la cual 110 pocHan dedicarse [11 tiempos de la Colonia, sino lns personas de distinción, Su padre l1eg-C>5. principios de este siglo al grado de Tenicnte Coronel ele infantería y Comandante del Cuerpo de Nobles Húsares d« Fernando VII, compañía de cadetes de Cumaná. Su abuelo, Don Antonio de Sucre, fné ascendido en rignrosa escala por el Rey Carlos IV, dc Cadete á e 1 ' . 1"' , 1 le serviorone ne iníantcria en I792, a os sesenta años (e servi- cios el! la milicia, Don Carlos de Sucre, S11 bisabuelo, alcanzó el honor de ser nombrado Gobemador :r Capi- tá n Ceneral de las proviucias de Cumaná .Y Barcelona, conocidas entonces bajo el nombre de provincia de Nueva-Audaluc ia, por Real Cédula de 22 de Diciembre Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 11. 8 DOCTOR I.. VILI.ANUEVA de 1729, á la cont ínua de sus servicios en la gober- nación de Santiago de Cuba y en la de Cartajena de Indias de 1723 á 1728. Fundó la villa de Aragua, y hecho Brigadier, se retiró á lIadrid, donde murió en 1746. Por parte de su madre descendía del Teniente Coronel Don Dionisia Sánchez, Alcaide ó como decían antiguamente, Castellano de la Fortaleza de Araya: y de Don Pedro de Alcalá Rendón, hombre de notable mérito. Sus tíos, Vicente y Carlos de Sucre, llegaron en la Colonia á capitanes de infantería, y su tío Antonio á Ingeniero ordinario del ejército. Su tía, Doña Feliciana Antonia, casó en Cuba con el Teniente Coronel Don Juan José Núñez de Castilla, Marqués de San Felipe y Santiago, Vizconde del Valle de San Jerónimo y Gentilhombre de Cámara de Su Majestad. Hijos de este matrimonio fueron Don Fran- cisco, que llevó el título de Marqués; Don Rafael, Doctor en ciencias eclesiásticas, sacerdote, literato y predicador de fama en la Habana y Madrid. De Doña Isabel, esposa. de Don José del Poz~: .y Honesto, nació Don Carlos del Pozo y Sucrc, sabio naturalista, á quien Humboldt conoció en Calabozo en 1800 y calificó de sabio en sus libros. A él debe esta ciudad el establecimiento de sus primeros pararrayos. Por la línea de su madre desciende de la familia Alcalá, heredera de Don Diego Fernández de Zerpa, res- petable español de Cartagena, entre cuyos parientes se· cuenta á Doña María Alcalá Rendón que instituyó la primera escuela primaria de Cumaná con rentas sufi- cientes para sus gastos, y al Canónigo Don Antonio Pa-- tricio, padrino del Mariscal, que fundó en 1789 el Hos- Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 12. "lIlA DEI. ~IARI';C.-f, ,;n:1<.1-: .) pital de C~ri(hd de Cu muná, y dejó al morir una caxn s.ta CH Caracas entre las esquinas de Salvadcr de León y El Cuji, para SOCOlTO de los lázaros. .;. :;: :i: La instrucción pública de Vencxueln era entonces '?or demás pobrísima; fuera de algunas malas escuelas primarias se leían apenas en la Uu ivcrsidad de Caracas, real y pon tificia, clases de Intin y algunas de ciencias mayores. Por lo qne la del joven SUCRE no pudo ser Só- Iida, extensa v brillante. ;0 se enseñaban entonces len- guas vivas, y de las sabias sólo el latín era conocido: en los cursos de ciencias filosóficas se leían las Súmnlas, la Lógica y los ocho libros de física, ele ccelo, mundo y ge- ncracion , ánima y metafísica. El estudio de las ciencias médicas estaba circunscri- to ñ una clase, en la cual se daban nociones elementales de Higiene, Fisiología, Patología y Terapéutica: y el de leyes se reducía á los elementos de la jurisprudencia y á algunos libros del Derecho Civil antiguo: lo único qnc se enseñaba á fondo eran las ciencias eclesiásticas; pero ninguna de las naturales, ni la historia, ni la ciencia de la educación; .Yen cuanto á las matemáticas no se cono- cían, como dijimos en la Biografía del Dr. JOS}: VARGAS al escribir la revista de los estudios científicos de aquel tiempo, sino los rudimentos de aritmética, álgebra, geo- metría, topografía y construcciones civiles, dibujo li- neal y topográfico, todo 10 cual era enseñado por el Co- ronel de ingenieros Mires del ejército español, de quien fueron discípulos Sucre, Piñango, Avendaño, Agustín y Manuel Florentino Tirado, Loynaz, Cásares y los de- más que constituyeron nuestro primitivo Colegio de Ingenieros. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 13. 10 DOCTOR 1,. '1l,LA1,TE'A Allí se formó el estudioso joven Sacre, huérfano de madre, y de cuya educación cuidaba su tío José Ma- llUC1. Su instrucción fué toda militar, como si el desti- no le infuudicra de niño afición ú la carrera en que había de sobresalir entre los mayores hombres de su patria. Estos estudios, annque deficientes, le fueron muy útiles .Y contribnycron á distinguirlo desde que tomó servicio en la milicia. Contaba apenas quince años cuando estalló en r Sr o la magna revolución iniciadora de la independencia de Venezuela, sobre la cual se había formado ideas muy claras por la propaganda que se hacía en Cumaná, de las doctrinas filosóficas del siglo y de los principios políticos de la Revolución Francesa. Es del caso copiar aquí parte dc 10 qne escribimos, al empezar la Bio- grafía del Doctor José Vargas, con referencia á la educación que se daban mutuameute Tos jóvenes de aquella ciudad en sus propias casas, á escondidas de las autoridades. Se recordará que Vargas al termi- nar sus estudios en la Universidad de Caracas por los años de 1809 se fué á Cumaná á ejercer su pro- fesión y con este motivo dimos á la estampa los siguientes párrafos: Apenas graduado se fué á Cumaná, rica provincia en donde vivió hasta 1812, consagrado, en primer término, á su clientela y al estudio de la benéfica ciencia que cautivaba, entre todas, su poderoso espíritu, yen la cual alcanzó grandes adelantos, supliendo con obras modernas, que encargaba á Europa, la deficiencia de los estudios universitarios. Acercábanse, entretanto, los días en que iba al fin á conden- sarse, con la forma y carácter de un grande acto nacional, la aspiración de los venezolanos, de emanciparse de la Madre Patria, anunciada á fines del pasado siglo, perseguida, en sus apóstoles, Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 14. 'IIlA IH',I, ;.LRISl',L SITRE iI inr..oln-Ia. en J u,;~ María Espaii a. v resuci tada en 1801 por el General Francisco Miranda, caraqueño ilustre por sus servicios á la libertad, y tan admirable por SlI amor á la Patria, cuunto por ó'tlS infortunios c1:gnísimo ele culto reverente. Yárgas, dotado de visión profética, empezó á prepararse co.: -u-: estudios, á fi:1 de que la Patria 10 cncontrnse idóneo p;:ra la o11,a de SIlS nuevos destinos : Ú cuyo l';celo acostumbraba dedicar el tiempo que le pcrm it ía su práctica de médico á leer y comentar ;:1" obras (le] uuu J acebo Rousscau, el filósofo de la naturaleza; cuyas doctrinas esparcidas como aura vital por toda la tierra, veuían ~égencral~(lo la especie humnnn por el odio que inspiraban en todas las ahuns, contra las abominaciones de los déspotas, Sn talento ~ in-trucción y las buenas rclacicncs que se proporcionnba COIllO ú'lCu1talinl de crédito, le g-ranjcaron tal prestigio y estimación, en- tre la juventud de Cumaná, y ctlS patricios más clisti ng uido», que oÍ poco andar vino á ser reconocido, con el consentimiento tácito y 1"0 lun tario de tojos, como maestro COllltin en la propaganda ele 'lila ensefia nzn que tenía que llevarse con harta cautela, para evitar la~, persecuciones de-l Oobernador Don Francisco Escudero, hombre torpe y por demás pcr'l~rso, Así, en las altas horas de la noche se 'JeJpaha en tra ducir el COI/trato Soda], para leerlo después á sus ami- Res en coufcrcucius secretas. Con este género de ensayos se adies- trnban previsivameutc muchos jóvenes de la provincia, para servir de conductores ccucicuzudos (¡ sus paisanos, tan pronto como sonara la hora de la gran revolución. Lució por fin el sol del 11) de Abril dc t Sr o, destinado :S. iluminar la histórica escena en (!ue la ciudad (le:Caracas, por un esfuerzo de civismo, en todos tiempos memorable, :~epuso al Cohemallor y Capitán general ele ': euczuela, y echó los cimientos de la trascendental causa americana. Sábesc el 30 del mismo mes la Iausta nueva en Cumaná, y en el mismo instante se alborota la ciudad, prenden á Escudero, y reunidos 10:; ciudadanos ['ua deliberar sobre tan gra'c situación, nombraron lino. Junta ::,?l1lpm:sta del Ayuntamiento y de: ocho diputados del pueblo, y designaron para su Presidente provisional al señor Don Francisco J rvicr Mayz, sugeto honorable y de todos respetado, Tan útiles fueron aquellas lecturas para formar hombres íntc- gros, de convicciones acendradas, que al cundir en las comarcas ¡"rienlaJes el movimiento reaccionario en favor de España, se sostuvo Cumaná impertérrita y resuelta. allegó tropas, acopió elementos ele Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 15. 12 DOCTOR L. VIU,A~UliVA guerra y formalizó con tanto acierto la administración pública, que pudo ayudar á la Junta Suprema de Caracas, cilla campaña contra los realistas dc Guayana. Qnizás fueron cumaneses las primeras víctimas ofrecidas en el ara sangrienta de nuestra independencia. pues muchos de aquellos, comandados por Villapol, Arismendi y Solá, murieron heróicamente en la desgraciada expedición de 1812, cuyo jefe, Francisco Oonzález Moreno, renombrado entre los más antiguos Próceres, y prisionero en el Pao de Barcelona, vino á morir, á poco tiempo, en las Bóvedas de La Guaira. No parece sino que la Providencia quiso ungir con unas mismas auras vitales la frente de los dos venezolanos más dignos de veneración por sus virtudes en 10 antiguo y en 10 moderno: uno en la épica Colombia, el otro en la edad civil de Venezuela; COl11@ si Curnaná hubiera recibido del cielo la gracia augusta de servir de madre providente de los dos más bello» caracteres entre los destinados á tomar parte en el dilatado proceso iniciado por Bolívar, de la formación y progreso de la Patria: el uno padre de las ciencias, reformador integérrimo tiene la gloria de haber sido en el orden gerárquico nuestro primer civilizador, por medio de la educación pública; el otro, guerrero y legislador á quien tocó en suerte emplear sus aptitu- des en los antiguos vireynatos de Nueva Granada y el Perú regulariza la guerra, independiza dos na- dones, y crea y forma una República; por 10 cual puede bien decirse que es, después de Bolívar, el más virtuoso ~ y el más trascendental civilizador de la mitad de la América Meridional. Cada sitio, á manera de privilegio, tiene sus tierras, sus aguas, su iluminación y sus aires, y ciertas. peculiares fuerzas orgánicas para la incubación, flores- cencia y fructificación de sus productos naturales ; así puede decirse también que hay comarcas dotadas Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 16. "IDA DEL MARISCAl, Sl'CRE 1.1 lile invisibles corrientes vitales de cierto inmaterial éter, somo atmósfera de las almas, aptas por una acción secreta de la naturaleza para dar calor y vivacidad á determinadas y escogidas actividades del hombre con preferencia á otras. En la zona pastoril de nuestro Sur de Occidente, por ejemplo, nacieron Páez y Silva, y parece que con sólo tocar la tierra con sus lanzas, la hicieron espe- eialrnente fecunda en corazones valerosos y audaces; Valencia tiene la grandeza heroica de la Roma repu- blicana; Maracaibo es la nodriza de los poetas: Bar- quisimeto la de los Pontífices: Caracas la de los hom- bres de Estado: Cumaná la de la virtud y la elocuencia. Gusta á los biógrafos rememorar en honor de sus héroes 'los rasgos más notables de su carácter personal, y su candor en el hogar y en el culto de la amistad, porque de todo esto se sirve como de manojos de hilos ele oro, para tejer la más interna vida pura y sencilla ele los séres il ustres cuya historia narran. Búscanse 10s hechos militares dignos de loa en los campos de batalla, los merecimientos cívicos, timbre de los grandes ciudadanos en las labores de la magis- tutura .Y en las luchas del parlamento .Yde la prensa, así como las excelencias elel corazón en el seno de la familia ó en el fondo de la naturaleza moral donde s,510 Dios y la m usa de la historia ven y pe netran los más delicados, dulces y generosos afectos de los hombres. Nada agrada más al público que conocer los pri- meros años de los héroes, sus crónicas de colegio, los Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 17. 14 DOCTOR L. VILLAXt:BVA variados accidentes alegres ó tristes de la primera. edad en el regazo de sus padres, sus prematuras incli- nacioues á las diversas carreras de la vida que son como los primeros llamamientos del destino, y después la poesía de los amores, afectos y pasiones de la j u- ventud hasta llegar á los pensamientos más ocul- tos de la edad madura, á sus intereses personales, aventuras, estudios, costumbres .Yocupaciones ~por- que con todo este material de impresiones y re- cuerdos, es con 10 que el escritor esculpe el carácter moral del hombre, antes de exponerlo á la considera- ción pública como un personaje espectable en el arte de la guerra ó en 'la administración y gobierno de 10" pueblos. Una carta de SUCRE, por ejemplo, sobre su familia empobrecida, sobre su querida Cumaná, nunca olvi- dada, sobre la última voluntad de su anciano padre,- mueven más la curiosidad del lector que sus flamí- geras proclamas de combate, reproducidas desde l~s años d.e 22 y 24 en periódicos y colecciones de do- cumentos públicos: la correspondencia sobre sus poé- ticos amores con su novia, la hermosa marquesa de Solanda, y el angélico pudor conque habla de ella á Bolívar, al augusto Libertador, á quien llama su padre; las tiernas emociones que le asaltan, según dice en sus cartas, cuando las damas de la Paz le suplican que no renuncie la Presidencia j las dolorosas angus- tias, reveladas á Bolívar cuando las familias de Lima llenas de terror le detienen en las calles para rogarle que no las abandone al furor del tremendo Cante- rae j su piedad para con los vencidos j la magnificencia de sus dádivas en oculto j sus inocentes alegrías en los fantásticos bailes del Potosí .Y en los banquetes • • Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 18. 'lll. DEL !>IARISCAI, S{TI<E S(TVJ(10S {lo él y {l SUS g-cllerales el! los floridos jardi- nes de Chuquisaca por castas señoras y señoritas, al estilo de las mitológicas coperas de los iurnortalcs : todo esto velado cu la historia porqne 110 tiene el brillo de 10:;; il nstrcs hechos trascendentales que COl1S- t.tuycu la ruidosa vida públ ica, no inspiran menor in- terés al lector que el cst rucrido de sus grandes ac- ciones de guerra de Riobarnba , de Pichincha y Aya- cnclio. conocidas en todo el ámbito de In :m&rica del Sur. Por desgracia poco sallemos de los primeros a110s de! General Sncre, sino qUé Ú los quince años. apenas terminados su s estudios de ingeniero se alistó en las banderas de la Patr ia. Desde allí 10 seguiremos p:l.ra ':listoríarlo en las var iadas faces ele su vida, dando principio ú este trabajo por dar (l conocer algunas de sus virt udes pa:-a cnt r.ir después en ln relación de s us primeros servicios como oficial de los ejércitos, y ft la cout in ua en la de sus gLllldcs acciones en la g"llerra y en la política, al canz acla s pOI' sus talentos :: snlii- duda. Detengámonos un momento en algunos episodios de su vida qne han de contribuir á darnos á conocer su corazón heroico, mag náuimo y sensible. En la distinguida posición que le deparó la suerte y á distancia de nnll lares de leguas no olvidó ft los suyos, antes cuidó de favorecerlos, ora repartiendo entre sns hermanos su herencia paterna más el tercio con que del total de sus bienes le agraciara su padre, ora regalándoles SllS haberes militares de Colombia que según las leyes montaban á veinticinco mil pesos, ora Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 19. 16 DOCTOR L: VILI,Jl..NUEV JI.. .procurando para uno de sus tíos, entrado en edad, un empleo oficial 'de honor y confianza, 110 obstante haber recomendado siempre á todos sus deudos que no se acostumbraran á vivir de puéstos públicos. Pero en el caso que vamos á referir creía de justicia que el Gobier- no conservase á su tío en su destino, no por ser pariente suyo, sino porque en su desempeño había hecho muestra de inteligencia y probidad. Con este motivo escribió al Libertador la siguiente carta: AS. E. EL GENERAr, BodVAR, E'fC., ETC., J<;1'C. Mi General :-Daré en esta carta una molestia á U. Sabe U. cuánto amo á mi familia y el interés que tomo en sus cosas, Ayer he tenido una carta de l1Í tío José Manuel Sucre, anunciándome que al salir U. de Caracas le cambió U. su destino de Administrador general de tabacos por la Administración del ramo en Cumaná, que acaso U. lo ha hecho por destinarlo en su país, pero que su nuevo empleo, después que tiene un tercio menos de sueldo y ser inferior al que obtenía por despacho del Gobierno, también lo obliga á ir á Cumaná, cuyo cálido temperamento lo destruye haciéndole constantemente sufrir de disentcría. Si mi tío lIO ha cometido alguna falta que moti ve este proceder, creo que tiene sobrada razón de quejarse; él es muy honrado y 10 conozco mucho. Fué él quien á mi edad de quince años me inspiró sentiruieutos con que creo haber servido á mi Patria y fa- milia; por e:;;osu suerte me interesa sobremanera. Para mostrarme su bu ena conducta me ha incluido la razón adjunta, qne mani- fiesta que en treinta meses que. desempeñó la Administración general, ha producido una quinta parte más que en otros tantos qne la tuvo su antecesor. Me es penoso hablar á U. de' cosas de mi familia sobre un empleado, pero este tío ha sido empleado en rentas desde niño, r ya á los sesenta y un años no podrá tornar otro giro. Me es tanto más desagradable, cuanto siempre les aconsejo que no vivan de empleos. Espero, pues, que C. 10 atienda en justicia, sólo justicia será 10 que pediré á V. por él y nada más. Va que hablo de mi familia diré á U. que hace mucho tiempo Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 20. VIDA DEL ~tARr';CAr. SGCRE qu,~ por orden del Gobierno entregó mi apoderado Vicente Roca en las cajas de Guayaquil unos veinte mil fuertes, por igual canti- da.l que el Gobierno haría abonar á mis hermanos en Venezuela ó Cartagena. Hasta hoy sólo sé que les han entregado cuatrocientas cua- renta y cuatro onzas .. Me prometo que e. haga completar el dinero á mi familia, ó que se devuelva á Roca en Guayaquil, ó á Aguirre en Quito. Sabe U. que ese dinero es el producto de mi haber nacional de Colombia, que desde que U. estaba en Bolivia destiné á auxiliar á mi familia. Demostración de las ventajas que ha reportado la renta de tabaco en dos años y medio que he servido esta Administración, ccruparados con igual tiempo de mi antecesor, cuyos totales apa- recen de los estados generales respectivos, .emitrdos á la Iuten- dc-nci.i , con dest lno :11 Gobierno: Totales En IS22 por el señor Briccño produjo, 240.963J)~ rs En 1823 idern idem. , , . 239.3-+4,4 En los cinco primeros meses de 2·t,. 90.946, I~' 57I.254.4~ En los siete últimos meses ele 1824 por mi r5~.63 1,2~ En 1025 ídem , 288.123,7~ 68S·043,i 1 umento órrante mi Administración. r 13·7"'9,.j. XO'L.-Que no se incluyen los dos últimos meses de año 26 p,)r igilalar exactamente UIJrL época Cal! otra. Otm.-Que esk ,u"mento probablemente se habr ia doblado el! fucrzn d~ las activas, repetidas representaciones, <le esta oficina, c'.2 las accrta(bs medidas <lela Intendencia y .c la infatigable vi- g:ila:lcia de 10:; Adrn inistrndores suha ltcruos y resguardos en la persecución de: co.itrnbando, si al mismo t:V!l1POno hubiesen sido c.mtrarindos tantos esfuerzos por todas las clases del Estado, y con c~J1CeilJidad por la fuerza armada; y si á los labradores se les hubiese pagado puutuahueute sus alcances, CUIllO 10 liahrían sido, dejando á la Administración I(JS caudales nccc.sarios al cfecto : !,~ro dt'sgraciacamente 110ha podido disponerse de un medio real c.m t'"te objeto. hasta la llegada del Libertador Presidente, porque S'2 invertía tot!" <.:11 el sostén del ejército y otras atenciones agenns del fom-nto de le renta. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 21. 18 DOCTOR J•• VILLA~H;¡';VA A los tres meses reitera su recomendación en estos términos: :le permito recomendarle á mi tío José Manuel á quien usted sabe que debo servicios y gratitud. Por supuesto que también á mis familias de Cumaná y Quito. Un favor á mi familia lo agra- dezco más que á mí mismo. y días después llama su atención sobre la demora en el pago á sus hermanos con este párrafo: TU'e en el Callao una carta de Caracas, y sé que mis herma- nos han sido arruinados por los facciosos de la costa de Cumaná. U. sabe cuánto a1110 á mis hermanos y cuánto anhelo llenar el en- cargo que me dejó mi padre, por ellos. Ruego, pues, que se tes auxilie con el dinero que por disposición del Gobierno entregué en las cajas de Ounyaqu il para ser abonado á mis hermanos en Ve- nezuela. Perdone U. que en esta primera carta hable de tal asunto ; pero me obliga á ello la situación aflictiva de mis hermanos. Xlas, sucedió que el Libertador en un día de mal humor, ó como decía él mismo, en un ataque de b/Ns 1U;§¡-ra, creyéndose agraviado porque se le reclamaba la reposición del anciano Sucre en su destino, contestó estas cartas con cierto destemplado tono, á manera de reccnvención, diciéndole que él también á sus propios tíos no había querido considerarlos para ningún des- tino. El Mariscal, en cuya alma campeaban á la par la digna modestia y el altivo honor, le replicó á vuelta de correo con la siguiente respetuosa carta, pero no menos enérgica y expresiva: Mucha pena me ha dado la lectura de la reconvención de U. de que á sus tíos propios no ha querido considerarlos para ningún destino. Si mal no me acuerdo, creo que jamás he molestado á U. por empleos para mi familia, á pesar de que podía ser estimu- lado por las recompensas y sueldos que le he visto prodigar á los Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 22. "11>. llP.l. ~IARISC.-I. >;lTRI allegudos ri otros C;·elJera1c.~. Yo he querido siempre ser ligado á U. por los deberes de arn istud : y con mi país por los del honor y patr iot ismo. Si ahora toqué la cosa <le mi tío, fué para responder á lo que cx poutám-amento lile habló C. de él r.<¡uí ; y CO'1I0 C. lo tratase algo mal en cuanto á su aptitud, era preciso, con elatos que no tuve entonces, justificar que si no es para el caso, e'i á 1<)rncnos, mucho mejor (IUC su antecesor, y muchisimo m.i, que el SUcesor por quien filé violcntamcute despojado. Si cualldo se JI: destituyó cscrihí ri U. (ks(k l lol ivin para pedir por él 1111acto ele justicia, ahora únicamente intenta manifestar que 110 Iu,' m i tío mal servidor de su destino. ;' que resu ltn (11c SÓlO fué hourarl» L'11 lug:'r c1~ser audaz p:lra couscrvrulo en :JlC!.kl:1. C. ine dijo de motu propio halx-r (u!- ..'J1ado que á mi tío k dieran 1,11 dc,;~iI1O cquivalcute ai que k Il1,itar(¡n ; :' ni hice ;;i'llli,-;';) mc¡ciC¡:¡ <1<.:esta c;r('l111s1:11- cin, ni de la poca .uc nción '1l1e h.m prest..dn ri SIl ¡:I::Ildat<l los fun- cionari.», d~ Carncns. J k re-to, n.: recuerdo liIl~> en C',"::1S <le mi familia ~l:1'::l pedi,lu otro íuvor que cllJue el {i:)h:cr!lo rcril.iern un poco <le dinero mío en Guayaquil para reintc-;:;:'ar1o .i mis hermanos en Veuczucla ; y este SC!'.·iClO 1'11-:tau bien (ksc1llp~·ií1.dn, Cj,-lC lia- l.íeudo el Cobi<.:;uo tomado m i dinero desde los :t::os 25 y 2(" es esta la fecha ca que no 11['.pag:t<lo sino parte, no (l;'stante los 1'c('1<1;1OS de J()~ irik:·esados. En cuanto á 111t,' pvrm it.. 1'. <1o:,-irle q ue j.uuás JI) he atorrucn- t.ido lJi para contcutarrno ni pan ulcknlle en el buen c::l'liliO. Mis grados militares los (!C~)(J :í regulares servicios el! la guuTa d •... la Iud<.:¡>enc1eucia, y mis recompensas pecun inrins L:ll! sido hs de- sigiladas por las leyes. No he pedido más, no obstante que utr"s con rucnos títulos l.an agotado el bolsillo del Gobierno : y !J. sahc que he pre- fcrido algunos ratos de indigencia al disgusto de iucomodar á U. en demanda de gracias y complacencias. Creo, pues, que no Le merecido la reconvención de U. Dispéuserne e., mi Ocneral, este lcnguaje si acaso le fuere enfadoso. Los amigos son tanto más nobles en su proceder cuanto son más i¡,¡genuos para explicarse; y no sería bien, por tanto, que yo conservara en silencio la mortificación que me ha ca IlS:1C!O la injusta reconvención de U. Vuelto en sí Bolívar le escribe la bella carta que Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 23. -20 DOCTOR L. YU,I.ANUEYA ................................ - - - - insertamos á continuación, en la cual se revela toda su grandeza de alma: QUERIDO SUCRE : ¿ Está U. sentido conmigo por causa de su familia? Si yo hago mi apología verá U. que tengo' diez veces razón, porque yo ante- pongo siempre la comunidad á los individuos. Voy á mandarle á pagar sin embargo, por servir á U. y á la justicia. Por 10 demás, si U. está sentido conmigo pienso que el resto de la humanidad debe asesinarme, porque nunca le be ofendido ni aun con una tentación. No contesto por esta vía ni á Flores, ni á O'Leary, ni á nadie- por esto mismo deseo que U. les lea esta carta-á fin de que sepan que yo le he dado á U. el sér de Simón Boltuar. Sí, mi querido SUCRE,U. es uno conmigo, excepto en su bondad y en mi fortuna. - Sea U. feliz mil veces, querido General, pero todavía mil veces más glorioso. Este es el voto de quien le ama á U. más en este mundo, aunque no tanto como 10 merece. BOLIVAR. Nótase en esta correspondencia el solícito afán por mejorar los medios de existencia de sus hermanos, con lo cual cumplía el postrer encargo de su padre.dé asistir-: los en todos sus conflictos y necesidades; la respetuosa firmeza para alegar el derecho de recomendar á la pro- tección del Gobierno á un deudo suyo, servidor bene- _ mérito en la administración de los caudales públicos; la manera urbana pero inflexible con que reclama del. fisco el saldo á su familia de los dineros trasladados á su favor bajo la buena fé del crédito de la Nación; y por último la serenidad de ánimo para no consentir que ni el mismo omnipotente Bolívar se permitiera dar suelta á sus voluntariedades para ofender su pundonor ó me- noscabar sus merecimientos. Aquí se ve al servidor que respeta y ama á su jefe, pero que no le sacrifica sus deberes de familia, sn reputación; ni su gloria: ni Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 24. 2J se comprenden, en verdad, las relaciones oficiales entre homlnv': l1l·1lOttOr y dignic1acl, sino bajo la mutua'cousidc- ración de los derecbos respectivos, del principio de equi- dad que nivela en la justicia todas las gerarquías, y de la ley moral de tratar á los demás como se desea que se nos trate á nosotros mismos; todo 10 cual suelen olvi- dar los Grandes, quienes se creen de ordinario autori- zados eu sus relaciones con sus gobernados para rom- per con todos los miramientos, consideraciones .Y re- glas ele justicia y de moral. De procedimientos pareci- dos se originaron en Colombia resentimientos profun- dos que acibararon la vida de muchos de sus hombrcs- más il ustres, borrando en sus almas, que bran tadas de dolor, la huella de anteriores, cultas y gratas amista- des, y aun marchitando para siempre el noble senti- miento del reconocimiento y de la gratitud. Pero no todos habían recibido del cielo como Sucre los ricos do- nes de la gracia en la palabra, de la templanza en los juicios, de la tranquilidad armada del derecho, para con- tener en su agresión aun á sus mismos superiores en los límites de la razón, de la verdad y de la con ve- uieucia. Demás de que libre ele celos y ambiciones, amaba r. Bolívar, no como á. un jefe sino como á. un padre, pero sin debilidades; y hubiera preferido retirarse de los negocios públicos, como 10 intentó después de ]unín, antes que airarse contra él, como lo hicieron otros, ó por ambición, ó por resentimiento, ó por despecho. Se habría separado del servicio, pero no se habría rebelado contra el Libertador, ni aún para reparar lo que el or- gullo más ó menos justificado pudiera alguna vez cali- ficar de desconsideración ó injusticia. A los ímpetus de Bolívar sabía oponerle la extremada delicadeza de su Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 25. 22 DOCTOR L. VILLA:"UEVA ..................................................................................................... modestia, siempre pura; y á sus caprichos, derivados de su temperamento y de su índole dominadora y absolu- ta, contestaba siempre con respuestas sencillas, •pero lógicas, revestidas ele formas suaves y seductoras; y par(l.defenderse de sus injusticias apelaba á las ejecu- torias de sus eminentes servicios á la Patria, apoyado siempre en su abnegación y en su propio mérito. Yo sé que usted no tiene amblá(JJl, le decía Bolívar; lo que usted tiene es la manía de la dcltcadeea que tánto le jeJjudú:a. y después como arrebatado de admiración por los talen- tos y la virtud de SUCRB le daba el brazo y le decía: SUCRE, mi querido SUCRE, usted es el Vengador de los Incas, el Restaurador de sus hijos, e! Libertador de! Perú. Nunca será excesivo el ahinco de los escritores por ahondar en el corazón y en la' conciencia del Gran 11a- riscal de Ayacucho, porque allí hay veneros inagotables de bellas y útiles cualidades morales, simiente de sus vir- tudes', y sec:retos naturales y propios en el arte de agradar persuadir y obtener la confianza de amigos y enemigos. A los Gobernadores de las Colonias se les antojaban bienes propios los empleos oficiales, y los distribuían sin escrúpulo discrecionalmente como dádivas entre sus favoritos y parientes, aun cuando estos, por su menguada inteligencia no pudieran desempeñarlos: preferencias odiosas que irritaban al pueblo, enemigo en todas partes del nepotismo, y vulneraban el buen servicio público, pues como debe suponerse no había esmero en cumplir las obligaciones de un destino que, como era sabido, no se debía á dignos merecimientos sino al parentesco ó al favor. Aquí empieza ya á resaltar la diferencia entre el gobierno personal de los Virreyes y Capitanes Generales, útil- solo para los magnates y las familias Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 26. privilegiadas, y el gvbieruo de los indcpcnd icu tes 01'- d enado al dogma dc la República, con derechos ig ualcs pal'a todos. El primero, gohicrno de las castas, orgullo- sas de suyo, exclusivistas y apasionadas; y el otro go1Jier:lO del pueblo, amplio para todos los asociados y j usto para con todos los méritos. I' . 1 ' d 'd'vn tan snigu ar parallgo11 vernos e un ia o a ~kCRE, triunfador en Pichincha desde 1;)22, Jefe Sllpre- no del Perú desde 1023, ~rariscal de Ayacucho desde 102,;, árbitro del ;1to Perú desde r025 no atreverse á dar 11n empleo Ú ninguno de sus parientes como si temiera defraudar los derechos legítimos de alguno «e sus meritorios conc iudadauos ó violar con indiscretos procederes, los ideales de la República democrática; y frente á frente al conquistador Pizarro, por ejemplo, que según dicen sus biógrafos, no sabía leer ni cs- cribir, repartiendo d~~sfachatadamentc el vasto imperio de los Incas entre sus cuatro hermanos, aventureros como él .Y á la par hambrientos y feroces. y se nos ha ocurrido hablar en los comienzos de esta obra de sn constante solicitud en auxiliar á su tío José Manuel, porque este varón venerable le sir- vió de padre y guía en los primeros pasos de la vida .Y n u trió su espíritu con el patriotismo, la modestia, la bondad y 1a gratitud, que lozanamente florecieron en su corazón. Dc esta manera y por una hojeada quc abarque su vida en todo su conjunto, como si trazáramos una línea parabólica de Cumauá al Potosí, hemos querido conexionar los dos p010s de su carrera; e1 de niño, débil huérfano recibiendo los favores de su tío, y el de Mariscal gloriosísimo laureado en los campos de 1a guerra americana, recordándolos con Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 27. DOCTOR r•. VILI.ANVI;VA candor y retribuyéndolos con agradecimiento, pues así sabrá el lector que vamos á escribir la vida de un hombre virtuoso y meritísimo, agradecido aunque afortunado, sensible al cariño de la familia y solícito de la suerte de cada uno de los suyos; varón pre- claro que si bien descuella entre los Grandes de Amé- rica por su patriotismo no igualado hasta ahora, por su valor á toda prueba y su ingenio militar, distín- guese también por las bellas y santas prendas de su ~ corazon. ::: :;: ::: Ni fué menos bien abastado por la Providencia en amor á la ciudad donde nació, como 10 prueban las cartas y hechos de que vamos á dar cuenta al benévolo lector. Cierto. Nunca olvida el hombre las impresiones de los primeros años de su juventud, como si una fuerza magnética le atrajera á ellos por la memoria. del corazón. El hogar, la escuela, el campanario de su iglesia, los sitios de recreo, las praderas, el bosque, el río, las verdes montañas, los inocentes juegos, las impresiones de júbilo ó de dolor, los recuerdos de los compañeros, los primeros amores que son como 'las primeras flores del árbol de la vida, todo esto se con- serva como fotografiado en el fondo de 11uestra natu- raleza hasta el último día de la existencia. Pasan los años; y ora' suba el hombre á las más elevadas cimas del poder, la gloria ó las riquezas; ora descienda abatido á míseras desgracias, jamás se extingue en su corazón el cariño por el lugar donde nació: al contrario, sucede por 10 común que crece y se aviva más á medida que envejecemos, como lo testifican los grandes y los Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 28. pequeños cuando en la tarde ele la vida tornan la mirada ft buscar con amor y gratitud la viejas ramas donde se meció su cuna ; Bolívar y Miranda hacia Caracas, Sucrc hacia Ctunaná. De suerte que-cuando el Libertador le an uncia desde Lima que iba ;, fundar en su amada Caracas 1111 Colegio con el nombre de ~O!r:l;¡'O de ,,1.J'rrOtOlo, y un hospital con el de /lospÚrrf de ¡!tllíll le contesta desde Ch uqu isaca con las sig uien- .cs scn tidas frases en que expresa sus deseos de dotar ::t Ctnuaná ele obras de beneficencia de la misma especIe: uFI pn~)'('d(l (Id C<J/<~i()de AJ'<1C/1c/1IJJ' d flospüal./ullíu lile pa- :'C(,c'U dl:~'llos de su autor, 1111' conrpiarcn tanto más cuanto sabe [J. 7UC)'0 quiero á Caracas, Sin cmbary», millo aimanés diré IÍ (J. que int itar? crt 11u"país al autor dc'cstos tsfab!tálllfátios cua u io esi,' IÍ mi alcanrc ron la fortuna que me lzaya pJ"<i¡'Jorcionadola guerra, Todo lo deben: <Í U. J' mis paisanos además los actos de ocncficcncia quc )'0 haga,)) Cumaná le nombró en todos los períodos electora- les Diputado á todos los Congresos de Colombia, á con- tar desde el primero de Angostura en r8I9 ; pero nunca asistió á las sesiones por estar obligado al servicio mi- litar. En retribución de tan al to honor cedió ft su Mun icipalidad la guirnalda y la pluma de oro que le regaló en 1825 la ciudad de Cochabamba ; y al efecto le dirigió la comunicación que copiamos en se- guida, en que recuerda con ternura su país natal: "Potosí, á I'?de Octubre de 1825. A L: ::1. 1. Mr:-':lcIPALIDAD DE CCIIA:-':;. En medio de los fm"ores que la fortuna ha querido dispensarme en la guerra del Sur de Colombia y en la del Perú, jamás he tenido sentimientos más agradables que los recuerdos de la tierra de mi nacimiento. Yo 110 decidiré cuál objeto me ha estimulado más en mis trabajos militares; si el patriotismo, la gloria ó el anhelo de Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 29. buscar la paz con la esperanza' de que ella me restituya donde mis amigos de la infancia, Puedo asegurar que Cumaná nunca se separó de mi corazón. Después que una espléndida victoria llenó el) el Perú los votos del Ejército Libe rtaclor, con cuyo mando he sido lisonjeado, íué mi sagrado deber presentar memorias de amor y respeto á la República: nuestros trofeos están remitidos al Gobierno Supremo; y satisfecha esta agradable obligación, vuelvo los ojos á mi país para cumplirla también. Pongo, pues, en manos de c. S. 11. r. una guirnalda de oro que me regaló Cochabumba al entrar en aquella ciudad; la cual no tiene otro valor que ser el sencillo presente de un pueblo entusiasta por la causa de América, y destinada á un cuma lié" que ha venido á obtenerla, comba- tiendo constantemente por su libertad, con las armas de Colombia, á dos mil leguas de su patria. El Colegio de Cochabamba me obsequió una pluma de oro para que mis hijos escribiesen las glorias de Ayacucho : yo la destino con mucho más placer á que con una pluma del oro de Potosí escriban mis paisanos las páginas brillantes que caben á Cunianá en la historia de la Revolución, y los sacri- ficios heroicos de UII pueblo generoso en la guerra de la In- dependencia. Dígnese U. S. Muy Ilustre aceptar la distinguida considera- ción con que soy su muy respetuoso y obediente servidor, A. ]. J)]~ Sl'CR E. Otra virtud del General SUCIU:;;era no vengarse. Su hermano Pedro, Teniente Coronel de los derrotados en la Puerta en 1814, es fusilado por Boves en la plaza de la Victoria. Vicente es asesinado en el hospital de San Lá- zaro de Curuaná. Morillo fusila en Cariaco en Junio de '.ISI7 á Francisco. Su hermana Magdalena muere de miedo al tomar de sorpresa y rebato los soldados de Boves la casa Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 30. YIll. !JU, ~rAR¡';C!, SCC1{]'; 27 de su padre; y .:Iarí~l Josefa y Agnasanta naufragan (' T C"· 1 1 .en t re oan Ul!18.S y umana vict.unas ce a el11~gra- ción. y este héroe qne debiera [levar abiertas en el C()~aZÓ1!y manando sa~¡gre tan crueles heridas, como él 11liSl~1O10 confiesa en u n a carta, jamás atentó ni centra la vida, ni coutra las familias, ni contra las propiedades de sus cncm igos; antes bien procuró fa- 'vo'-ecerlos cada vez qne pudo. Los aborrecía pero los perdonaba. X o negó ú runnr los, como enseña Jesús qu:, se haga con los enemigos, pero jamás se deleitó ('01/10 la mayor parte de los militares de aquel tiempo, en el placer. de la vcng.rnza, grato aun ú los Dioses. "ct::úu la anticristiana expresión ele Valter Scott. En el sitio de Cartagcna de IS1S, reducidos los españo- les ú la miserable condición ele presidiarios, obligados ft cargar piedras para las obras de fortificación del e011- vento y castillo de IAl Pupa, no encontraron amparo sino ell la caridad de los dos oficiales ingenieros SCCRE'y Pomho, bajo cuya dirección estaban los trabajos de la fortaleza. He aqui como refiere este suceso el señor Lino de Pornbo e11 sus ROllli,ú('(')/úas del sitio de Cartagcua : Al pr/lldpla rsc las obras df'/orltji(({o/m, snbia )'0 dia- rramruto á P/(, dos ,'('u's, de la oitdad al cerro y pernoctaba aúajo: dcsp,,;s qurd; ¡i/mrporado á la guarlll'czoll por a(¡;/m I/ollpo. i1!z' ammpa/írllllr' asiduo rn la snpcri»: /!1!(/llÚa de [os Ira bajos , )' qtuc» durantr m;' ausencia !/f'll':lÓa ofiaosauicm» ('JI. owlquú'ra (',I(';lIua/;'dad mú fim- dOJlPs, J' qUIl'1l más lile aU.nh'aba en la di/iúl tarea de prole/;er COl/Ira ru otrs tnsnttos á los obreros espaiioies, era tttz J'o~ICIl ticuesolauo de nariz b¡'eJl perfilada, le::: ólaJira)' rabellos l/e/:) os, ojo abscrnador, lalla mediana Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 31. 28 DOCTOR 1" VH.LANt:EVA y pocas carnes, modales finos, tacz'tur1lo J' modesto: á este jOZJOZofiaal, la Procidcncia en sus allos designios, lo tenía prevz'sto para figurar un día en el Catálogo de los más esclarecidos gu~rreros, lz'bertadores de fa Amérzca del Sur, con el g-lonoso título de Gran Mariscal de Ayacucho. Habiéndoselc hecho cargos por la pren sa del Perú en Enero de 1825, de haber garantizado en la capitu- laci6n de Ayacucho las propiedades de los enemigos, en vez de confiscarlas, contest6 que las confiscaciones estaban prohibidas por la Ley fundamental de la Naci6n,conlo cual salv6las propiedades de los vencidos. Desesperado un día en la ciudad de la paz por la falta de recursos para el Ejército, convoc6 á su casa á algunos patriotas notables y acaudalados con la mira de arbitrar los medios de conseg ui rlos, y habien- do propuesto uno de los concurrentes como medida eficáz que se pusieran en la plaza unos banquillos para fusilar á los españoles que se resistieran á pagar la contribución de guerra que se les impusiera, replic61e vivamente el Mariscal, según 10 cuenta su Secretario privado: d Ha creído usted que el Ejércz'to Libertador Iza uenido á ser el verdugo de los pueblos? Usted ofende la causa de la libertad y des;01zocemi carácter. jamjs en núzg{m caso aceptaré la temeraria propuesta de ustedf Es- parcida por la ciudad la crónica de tal rasgo de clemen- cia, acuden incontinenti los más ricos propietarios paceños á proporcionarle cuanto pudiera necesitar para las tropas. y en cuanto á protección para las familias é inte- reses de los enemigos vencidos en Ayacucho, ellos mismos han confesado que SUCRE la concedi6 tan amplia y generosamente como nunca 10 esperaron. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 32. VIDA D1U. MARISCAl. SI.'CRI; Su modestia no tiene igual. Si )'0 he hecho algo que valga la pella, dice á Bolí- var 1 espor satisfacer la confianza con que usted me IlOllró para defender los derechos del Perle y el brillo de Co- lombia, y porque para ello me dIO usted un instrumento tan poderoso romo el ejf:ráto que debía siempre forzar tÍ la for/zma J' tÍ la ,Jú:tona il premim á los Ilijos del astro de la A mhica. Cuando vence en Ayacucho, dice: EII-t'bertador no cstttuo en AyawcllO, pero sí cstuzo en el corae/m de todos los que allí combatimos: J' mando la tuctoria parecía huz"¡ de nuestras filas tut.ocámos SIl 1l0mbrr')' ella coronó uues- Iros esfuerzos. Como el Libertador le instara en 1826 para que se encargara de la Presidencia de Bolivia, se excusa de aceptarla porque no se considera capáz de desempeñarla, y opta por pedirle permiso de dos ó tres años para irse á viajar por Europa, ofreciéndole instruirse, y volver á servir á su lado para trabajar entonces mucho por su glo- ria y por la Patria: de igual manera refiere siempre el éxito feliz de sus empeños militares y políticos al genio del Libertador del cual no era, según decía, sino gerente. El Congreso de Bolivia manda grabar su busto en la moneda nacional de plata; pero él se apresura á su- plicarle por dos veces quC' uo dicte tal ley aunque le fuera lisonjero tan grande honor; y cuando una comi- sión de diputados le pone al pecho la medalla ele dia- mantes decretada por aquel soberano Cuerpo Legislativo inclínase ruborizado pam recibirla implorando la gracia de que se le permitiera 110 usarla hasta no obtener para Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 33. 30 DOCTOR 1•. VILLANUEVA ello permiso del Congreso de su patria. Ordenan las Municipalidades del Ecuador, Perú y Bolivia colocar su retrato en los salones de sus sesiones, y su busto en algunas plazas, y grabar su nombre al lado del de Bolívar en ciertos monumentos públicos; pero él, al paso que manifiesta con respeto su reconocimiento, dice siempre que sus triunfos no se le deben á él sino al Presidente de Colombia y Padre de la Patria. Tan luego como recibe la' rica espada de oro, con que premia sus proezas el Congreso de Colombia, la envía á Bolívar, porque es él quien en su opinión debe usarla como el genio á quien todos sus conciudadanos deben los beneficios de la independencia, de la paz y de la libertad. Dóuale el Libertador la guirnalda de oro que le regalaron los paceños, y en el acto ciñe con ella las sienes elel general Córdova, porque á su juicio fué éste quien decidió con su brillante heroísmo la batalla de Ayacucho. El 110 es sino el colaborador, el discípulo, el amigo, el hijo elel Libertador; y cada vez que se pone al cinto su gloriosa espada para salir á campaña, le dice con inimitable candor: (len la campaña que voy á hacer ten- dré presente todos los avisos y. consejos de Ud.» Rehusa en 1823 el nombramiento de Jefe Supremo militar elel Perú. Quiere Bolívar que haga la campaña de las Provincias Altas y se excusa muchas veces. Elí- gelo el Congreso Constituyente de Bolivia Presidente de la República, y se resiste á aceptar el encargo. En las elecciones para Vicepresidente de Colombia en 1825 recomienda á todos sus amigos del Sur que voten por Santander y no por él. En las conferencias del año de 1830 celebrajias en Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 34. YIDA DEI, MARISCAl, S¡;CRE 3 ' San Antonio del Táchira entre los comisionados del General Páez , que sostenían la proposición de que se reconociese la separación de Venezuela, y los del Con- greso Nacional que defendían la integridad de Colombia, l lejzóse un día el reducir la cuestión á esta fórmula:e «Que Colombia se divida en tres Estados independientes .Y que éstos acuerden después los vínculos que deben ligarlos.» Sl'CRE h izo entonces esta otra: «Oue para ase- gur:J.r la libertad de los pueblos oprimidos por los mili- tares se acordase que en los cuatro años siguientes 110 pudieran ser Presidentes ni Yicepr(';;identes de Coloin- bia n i de lJingu110 c1:..' los tres Eslr,dos, en caso ele adoptarse la federación, lli11gnllo ele los Ccncralcs en }~fe, n i de los otros Cenera les qnc h nhiescn obtenido los altos empleos de la República desde 1,':~20hasta 1830.il T1e los tres coinisiouarlos del Ccncral Páez, dos la acep- tarou : Ú saber, el Pro. Dr. Tg:l8.ciu Fc rnándcz Peña, quc d espuó» fué Arzobispo de Caracas .y Ve nezucla, y el señor :lartín Tovar j' I''on tc ; pero el C-cneml Xlariño la C011l batió ag riamcn Le. X() se puede pedir una prne bu más elocuente de desprendimiento y modestia, y al n.isuio tiempo ele solícito interés po]' el buen nombre del Libertador, {l quien se: imputaban las más descabe- 118.das ambiciones. Como Bol ívar, al pensar constituir la confederación ele Colombia, Perú y Bolivia, le ofreciera la Vicepresi- dencia de esa gra.ll nación, se apresuró á contestarle en estos términos: Agradezco tánto como no podré expresar la elección que usted hace de mí para su Vicepresidente; si usted me permite le diré que grabando en mi alma esta honrosa distinción me excuse hasta de pensar en dla. Tengo tanta más gratitud á usted cuanto que ha [0:l1w<10 de mí una idea algo equivocada. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 35. DOCTOR L. VIT.LANl;EYA Su campaña del Ecuador con las victorias 'de Rio- bamba y Pichincha, y la última del Perú con la admi- rable retirada desde el Apurimac hasta Huamanga y la. final batalla de Ayacucho; el paso del Desaguadero y la pacificación del Alto Perú, todo eso 10 califica de ensa- yos m!h/ares bajo las instrucciones de Bolívar, su maes- tro. - ( Carta fechada en la Paz, tÍ I2 de JJlarzo de I82S· ) En Octubre de r826 el Congreso Constitucional de Bolivia de acuerdo con los votos de la Nación le elije Presidente vitalicio de la República; SUCREno acepta el. nombramiento sino por dos años: debiendo consiguarse la circunstancia de que antes de procederse al escru- tinio pasó una comunicación al Cuerpo Soberano pi- diendo que se borrara su nombre de la lista de los candi- datos á la Presidencia. Al año siguiente queriendoconocer las impresiones de la opinión pública para decidir si le era permitido ó nó continuar en el poder hizo pasar por el Ministro del ramo esta circular á los Departamentos: CIRCULAR RESERVADA SOBRE EL RETIRO :IrÁs PRO:->'fO DE SUCRE (1) Paz, 26 de Marzo de 1827. Por cartas venidas del Perú en el último cerreo, se asegura haber salido emisarios de Lima, ca" el objeto de trastornar el or- de•• público en Bolivia, cuya marcha legal, mesurada, parece ser un baldón para los anarquistas, que sólo medran cuando los pueblos gimen y las leyes enmudecen. S. E. el señor Presidente no da entero asenso al contenido de las cartas referidas; mas, por otra parte, la experiencia hace creer que no falten descontentos en el Perú que deseen ver envuel- ta á nuestra Patria en los trastornos que otros países sufren. El Gobierno procurará evitarlo por cuantos medios estén á su alcance, pues sabe que es su primer deber sostener las leyes y Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 36. VIVA DEI. ~IiRISCAI. SeCRF, conservar los pueblos en paz y orden. U. S. por su parte apoyará t an notables miras; y si en algún lado se presentare quien trate <le hollar las leyes, U. S. debe hacer qnc caiga sobre el pertur- bador todo el peso eleaquéllas, sin transigir jamás con la injusticia. S. E., que administra la República por la expresa voluntad de los bolivianos, gustosísimo dejará su puésto desde el momento en que sepa haber desmerecido de la confianza ele los pueblos, Quiere, ,mes, que oyendo á los hombres justos é imparciales de (se Departamento, averigüe y sepa e, S. si el Gobierno le es Ó !lO amaelo; si cumple y hace cumplir las leyes; si promueve é, aumenta tocios los ramos de la pública administración; y por último, si acierta cuando trabaja sin descanso por la ventura de Jos bolivianos. S. E. ha dispuesto (le un modo irrevocable el marcharse á su país !ue;;-uCj uc se rCI,na el primer Congreso Consti tucional, q uc "egún la ley, será el ó de Agosto de 1~20 ; 10 tiene resuelto irrevo- cablcuicnte, repito. :Ias, esto será en la intcligcncin de que los pueblo.. continúen eU:lknlo",·;y tranquilos como se manifiestan hasta hoy; porque de lo contr.uio, y al menor asomo de disgusto de aquéllos, evitad tic su parte tono motivo ne escándalo, abreviando su regreso á Colombia: para lo cual convocaría el Congreso, á fin (le poner en manos de los representantes de la Xación, un mando que lo abruma, y que á pesar de sus desvelos y fatigas, no se lison- jea todavía de desempeñar ft satisfacción de la República, si bien él declaró de antemano su insuficieucia para el Gobierno. Héchose 'j. S. cargo del contenido d« esta nota, se servirá manifestarme do- talladanicnt« cuál es la opinión del Departamento que V. S. manda, ;;o1Jrelus materia- que l'!1a contiene, para en su vista resolver lo más couvenicute y acertado al bienestar de la República. Los in- .ormcs que 1T. S. tome á las personas que consulte, deben ser dicta- dos C011 la imparcialidad propia ele almas libres y elevadas. S. E. detesta las lisonjas y sólo quiere oír la verdad desnuda y sin disfra- ces, cuando ella sale de bocas puras, y cuando la sienten corazones ','enl:Hleramc;¡te: bolivi.m ls.--,j)ios guarde, etc. Sucre, Abril :2 (le n;J5. (l) ¡ '01,¡" .;..-,..,;;;;,1'.1 "~'IH'c:i ,'0 "'1 el , rchivo General del Estado en ~uCrc,- ;. ", .1. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 37. 34 DOCTOR L. VILLANUItV A Vamos á copiar de las crónicas publicadas por el señor Rey de Castro, Secreta~to privado del Mariscal, en su obra titulada Recuerdos del Tt'empo Heráico, la relación de un hecho sobresaliente entre muchos, acer- ca de la excesiva modestia de nuestro insigne com- patriota. Iba Sucre de Potosí á Chuquisaca á la cabeza del Ejército Libertador, acompañado del General Arenales, Prócer benemérito del Río de la Plata, comisionado por su Gobierno para anxiliar á los bolivianos en la obra de su independencia j y hablando Rey de Castro del recibimiento que se les preparó en Chuquisaca empieza así su relación: A distancia como de una legua, de la ciudad de Chuquisaca, . comenzaba la no interrumpida serie de arcos prolijarnente: adorna- dos de flores. Desde alli la concurrencia iba siendo más lucida, por la hermosura de los caballos y apostura de los ginetes; las aclamaciones y vivas eran cada. vez más entusiastas, el júbilo estallaba por todas partes. Cada uno quería ser el primero en conocer y saluclar al héroe, que llevaba á su derecha al benemérito General Don Juan Antonio Alvarez de Arenales. La juventud de Suere, su cortesía y la finura con qlle correspondía los saludos, con sombrero en mano, tenían encantados á los chuquisaqueños, cautivando su afecto. A medida que la distancia se acortaba, la concurrencia era más animada: llegaban comisiones de la Universidad decoradas con sus respectivos capelos; del Clero, de los colegios en traje de ceremonia, todos en caballos ricamente enjeazados, Incor- porada á la comitiva esta lucida embajada, y pasados el saludo y breves alocuciones, la procesión era más pausada y solemne. Así llegamos á las goteras de la ciudad, en donde nos salló al encuentro un hermoso carro á la romana, pintado y adornado con los colores nacionales, rojo y blanco, tirado, no por fogosos y pareados caballos, sino por doce. apuestos jóvenes de familias distinguidas, vestidos de aquellos mismos colores. Uno de entre ellos, por una sentida y patriótica alocución, invitó al General Sucre Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 38. V!DA DEL ~{ARI;;CA1. SCCRH 35 á que '.JCUlXlSt'el carro (llle decía, le había sido aparejado por la Victoria. Lo rehusó en los términos más modestos y comedidos indicando al propio tiempo al señor General Arenales, que tenía á su derecha, como más digno de esa patriótica ovación, siendo digno de. ella, él, ilustre veterano que en cien combates había derramado generosamente su sangre por la causa de la libertad, como lo acreditaban las gloriosas cicatrices que surcaban su rostro. :EI General Arenales, con visible emoción, replicó que á presencia del vencedor en Ayacucho, todas las glorias se eclipsaban; y se negó también á subir al carro. Duraba la insistcucia, trabán- dose una lucha de nobles, generosos y elevados sentimientos, en que brillaban la modestia y abnegación, cuando el General Sucre, para ponerle término, propnso que las espadas de ambos fuesen conducidas en el carro, sustituyendo sus personas, y se desciñó la suya; hizo lo mismo el General Arenales, y cruzadas en la testera del carruaje, fueron conducidas simbolizando á sus acumbrados dueños. Asombrado, atónito quedó el concurso que presenció la noble contienda. Aplausos, vítores, gritos de satisfacción resonaban en todas partes: unos se daban las manos, se abraza han otros; los som- breros se agitaban en el aire : era la explosión del más vivo entusiasmo. Seguido el carruaje por los generales á caballo y la inmensa y regocijada concurrencia, rodaba aquél por las calles de la po- blación que semejaban pequeños jardines, al pisarse sobre ílorcs : de los balcones llovían ramilletes y olorosas misturas arrojada por bellas señoritas que, agitando sus pañuelos y derrarnando esencias, saludaban al joven guerrero que venía á darles días de alegría, extinguiendo los partidos y fundando la concordia, como el precioso fruto de la libertad. Galerías, halcones, ventanas y hasta los za- guanes de las casas ofrecían á los ojos un delicioso enjambre ele lindas jóvenes que rivalizaban con las rosas. Pero nada pinta mejor que los párrafos siguientes, ni más sinceramente su modestia, su respeto á Bolívar y la noble virtud de no aparecer nunca como rival de su Jefe, aunque cargado de honores y de gloria: Si usted insiste en no entender en este ejército, dígame á lo menos particularmente lo que usted quiera que se haga y 10 qte Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 39. DOCTOR L. Vn,LANlJI;;VA • usted crea que debe hacerse. Si usted me abandona me volveré' loco; yo no quiero mandos ni nada, usted sabe que yo quiero reti- rarme. He pasado á usted una noticia de los ascensos á los .jefes que á nombre de usted, del Congreso y del Oobierno he dado sobre el campo de batalla, y hay que dar algunos grados á los subalternos. Usted ofreci6 á Sandes hacerlo General y hay que dar 10 mis- mo á Carvajal, á ambos por sus servicios, y á Silva por su brillante comportamiento en la batalla. Si usted duda dar estos grados por la ley de Julio, dígame si yo puedo fundarme en la consideración 3f! del Congreso en la misma ley para hacerlo, como he abusado de ella para ascender á Lara y á Córdova; pero para estos estoy resuel- to á decir, si 10 desaprueban, que quede el uno por mí que no quiero ser nada, y el otro por los dos. Por los tres aquéllos, puede usted á 10 menos ascender á los Generales del Perú, como creo que debieran ser Lara y Córdova, Generales del Perú y eleColombia. Por Otero he clicho á usted que esjusticia ascenderlo. La batalla de Ayacucho bien merece muchas promociones. Me han hablado los jefes del ejército de Colombia por medalla, y he preguntado á usted qué hacer; yo la creo justa, pero quiero consultar á usted si desentendiéndose usted de nosotros con tanta • injusticia podía yo aventurarme á darla yen qué términos. Yo no quiero hacer nada sin el consentimiento de usted, y me deserto ó me enfermo, si usted me niega sus opiniones, sus conceptos y sus 6rdenes. Los ambiciosos no conocen esta virtud, ni saben honrarla. :;: 0°, 0-' ~' .•.. Ni fué menos bien dotado de clemencia que de mo- destia. En Oruro perdona al oficial suizo Eclés, convicto y confeso de haber intentado envenenarle con una pas- ta de opio y arsénico disuelta en chocolate. Después de tenerlo preso algún tiempo mientras declaró todo el plan del premeditado crimen, le dió una. cantidad de pesos para que se fuera del país. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 40. "IDA DEI. :-IARISCAr, St:CR1; 37 Eclé~: declaró (]n~ {'fZC ~gCllte del Gt'11Cr:ll español Olañcta para enveuenar al Mariscal, y que andaban por Cochabarnba otros cómplices á quienes se había ofre- cido un premio de r6.ooo pesos si lograban perpetrar el crimen en el 'Mariscal y en otros Oencrales. El Mariscal, dispuesto á moderar el rigor de la justicia, cuando se trató de atentar contra su vida, se creyó en el deber de emplear la mayor severidad cuando el crimen iba ú consumarse en otras personas, por quienes debía velar como Jefe del Ejército y del pue- blo: y con este motivo escribió al General Olañeta des- de Oruro una carta de la cual tomamos estos párrafos: Al llegar á esta villa me he encontrado con una novedad. El capitán suizo Eclés ha presentado cuatro cartas ele U. S. para don Francisco Ostria, Don Miguel Cevallos, Don Manuel Argueclas y Den Hipólito Maldonado, todas escritasde letra de U. S. y rubrica- da s de su mano; ellas contienen unas libranzas para que estos sujetos den á Eclés ciertas cantidades de dinero para una comisión importante de que venía encargado. Eclés ha declarado que la comisión era para asesinarme y para matar al General Lanza, y ha presentado el veneno que USo le dió para el efecto, que es una composición de opio y arsénico; aña- diendo que otro agente de L'. S. que anda por Cochabarnba, tiene la misma comisión, con el premio de diez y seis mil pesos al que lo ejecute. Apenas puedo persuadirme que un hombre como U. S., que se jacta ele principios morales religiosos, pueda pensar en un atentado tan horrible, que no está contado ni entre los horrores de los españoles en la revolución de América. Tal crimen no cabe sino en un corazón corrompido y malvado, y hablando sincera" mente, no había creído á U. S. capaz de él. Dudando entre la ver- dad de Eclés, que resultará en la causa, y la perfidia que ha carac- terizado á nuestros enemigas. he pensado de mi deber poner en conocimiento de D. S. que he pasado una orden estricta y terminante para que en cualquier parte que sea a~esinado Ó envenenado un oficial del Ejército Libertador, se aprehendan y sean fusilados irremisiblemente cuantos españoles europeos existan en el país que Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 41. DOCTOR L. VILl,ANCf:VA no tengan pruebas incontestables de su decisión por la Indepen- dencia. Después de haber dado testimonio de una clemencia sin límites hacia los enemigos, hacia los bárbaros que han devastado nuestro país, es una obligación que nos impone la justicia misma, mostrar y ejercer con los ingrntos tanta severidad cuantas han sido nuestras bondades hacia ellos. Dios guarde á {J. S. A. J. DE SUCRE. Meses después es aprehendido en el Palacio Presi- dencial de Chuquisaca en altas horas de la noche, y cerca de la puerta del dormitorio del Mariscal, el Comandante Valentín Morales Matos, armado de un puñal; interrogado. por los edecanes de. guardia con- fesó que se había propuesto matar al General Sucre por haberle despachado desfavorablemente una solicitud introducida en el Ministerio de la Guerra. Sometido al día siguiente á un consejo de guerra, presidido por el General Lanza, se le condenó á muerte. Arrójase la madre del reo á los piés de 'Sucrc, pidiéndole el perdón de su hijo, y haciéndole saber que era un mozo violento de carácter, capaz de un crimen en un arrebato decóle- ra, pero capaz tambicn de la más noble acción en favor de sus jefes y de la Patria j SUCRE la alza y le contesta con estas bellas palabras dignas-de los Antoninos: . « Alce usted, señora, y enjugue su llanto. El delito de su hijo ha sido únicamente contra mi per- SODa,y esta.circunstancia mitigará elrigor de la ley que 10 castigue. Espero la ley que he pedido a1 Congreso designando mis atribuciones, y en ella se hallará la de conmutar la pena de p1Uerte, y será usted servida.» A los pocos días confinó al reo á uno de los depar- tamentos de la República, Marchaba aquel desgraciado. por los caminos públicos, desdeñado de todos, como el réprobo que había querido sacrificar al ; Padre de la. Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 42. 3C ) Patria; abrumado de dolor y ycrgücnza no se atrevía {. pasar por los poblados, sino que esperaba la noche para r.costarse ú orillas del camino, y tan pobre andaba que 110 ten ía con =jllecomprar un pan. Registrando su maleta 1t11atarde se quedó atónito al encontrarse con 1111 paquete de doscientos pesos en monedas de oro, sin poder atinar con la persona que hubiera podido darle aquella limosna, Nnda se pndo a"erignar entonces; pero pasado mucho tiempo declaró Don Felipe Alvarcz, mayordomo de palacio del Mariscal q11e aqncllos doscientos pesos ha- bían sido una dádiva reservada del General Sucre. Así curnplia con espiritu "crdaderamente cristiano, el pre- cepto de Jesús cuando decía á sus discípulos en el s.crrnón de la montaña: « Mns tú, cuando hicieres limos- na no sepa tu izq nicrda lo qne hace tu derecha.-Te autcm facientcm clcuiosynrun, ncscia sinistra tua quid faciat dextera tua.» (San Mateo, cap, VI, Y. 3)· Y no bien se hubo expedido por el Congreso la ley e-n que se le daba el derecho de gracia para los conde- nados á muerte, cuando elictó el1 Ancoma, departamento del Potosí, á 25 de Mayo de 1827, el siguiente decreto: A::TOXIO JOSE DE SlTRE, ETC" ETC" ETC, Considerando: <¡ne deseo celebrar de un modo digno de los principios clementes clcl Gobierno el aniversario del primer día en que los pueblos de Bolivia invitaron á la América á la gloriosa insurrección que ha emancipado el Nuevo Mundo : en uso (le la ..tr ibución 2S, art. ~3 de 10. Constitución; ............................ Ari. 3'" El reo Valcutin Matos. condenado á muerte y con- mutada esa pena en destierro que actualmente sufre por el asesinat o premeditado contra mi persona. queda exento de toda pena por Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 43. 40 DOCTOR J" VIJ,J,A:"L'EVA dicho (klitn en virtud de la autorización que obtuve del Con- greso Constituyente para indultarIo.-ANTOXIO Jos~; DE SUCRF.. r--Facundo IlIjantc. El reo regresó á Bolivia en 1028 y murió muchos años después en Cochabamba de muerte natural; y dicen que cuando oía nombrar al Mariscal bajaba la cabeza y se le arrasaban en lágrimas los ojos, En el motín militar de Chuquisaca apareció como jefe de los conjurados el señor Casimiro Olañeta, que antes había sido su amigo. Sofocada la conspiración, presos unos, muertos otros, averigua SCCREsu parade- ro; y como se le informara con exactitud que llevaba camino hacia Potosí, escribió á sus amigos del tránsito para que lo sirvieran en su desgracia, y encargó al Dr. Usin que le diera por su cuenta mil pesos para que se alejara de la capital. Estos hechos son tan raros que parecen extraños á la naturaleza del hombre. De manera que es preciso remontamos á las antiguas fuentes del mundo y de la historia para hallar en Julio César esta nueva religión del perdón y la misericordia en oposición á la vieja ley de las Euménides que, como decía Esquilo, era la ley de las venganzas. A distancia de dos mil años la virgen Colombia, fecundada por el laurel, como aquella divinidad fecun- dada por las flores en una de las poéticas religiones del Asia, da á la inocente América un civilizador, enrique- cido de tan singulares doues que se bate por la libertad, y 'mantiene en seguida con mano robusta la paz en el orden, al par que sabe hermanar piadosamente la mise- ricordia con la justicia. ** * Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 44. entre estas virtudes su proliirl.ul en la administración de los caudales públicos. Baste saber que después ele haber servicio discre- cional nicu te la 111 tendencia del Ecuador por muchos meses, gohernado los ej ércitos del Perú cerca ele año y medio, y desempeñado la Presidencia de Bolivia por un bienio, se retiró de la vida pública :í. los diez y ocho alias ele haber tomado las armas en defensa de la Patria, llevando en el bolsillo para sus gastos de boda y para fundar su hogar la cantidad de j xnr. PESOS! resto de las economías de sus sueldos, como lo confiesa al General Flores en carta de 27 de Octubre de 1028. Por cuenta de la recompensa decretada pOl" el Congreso Peruano le adj udicó el Libertador la hacienda de la Guaca en el valle de Chancay, del Departamento de Lima, tasada en 200.000 pesos .Ycuyo rendimiento anual se calculaba en 4.000; pero en los últimos afias se desmejoró tanto qne llegó á no producir nada, por 10 cual se la calificó en el testamento del Mariscal de propiedad nominal. Los $ 25.000 que le regaló el Con- greso de Bolivia los c1istribnyó por medio de una Junta de socorros públicos entre los huérfanos .Yviudas de los que murieron en Ayacucho. Sus haberes de Colombia y su herencia paterna los donó, como ya hemos dicho, á sus hermanos; y sus sueldos del Ecuador los destinó á los gastos del ejército del Sur en días de penuria para el Erario nacional. COJlsagrado desde los quince aiios al seruiao de la Patria, dice al General Flores, J' /wbzclldo quedado por fin med/o zizvlÍlz'do, 1/0 /t'lZf[o hoyo/ro medio Sr;{(uro de subsistir qzu la merced de mi mujer. Y en otra parte dice: Estoy resignado á reaoir un pan de manos de n'll Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 45. DOCTOR L. VILLANT.:E-A mujer, contemplando odre iarno ¡¡a" sncrtc dl'S/Jltfs de mis servidos. En carta al Libertador en r828 asienta estos conceptos: Una buena sito-fe me pOllefuera del caso de los gCllcralcs de JVapolcún, de qtucnes se decía que después de neos no querían trabajar. No cuento para '0'z",Jú' más que con lo que tiene un' futura mujer, JI esto)! contento, Ella me dará (,1pan )' yo le daré los Izo/lores que me Iza dejado la gun ra ; pues aun renunaaré los títulos. La fortuna que legó ú su hija en su testamento se redujo á dos casas y sus muebles, valorado todo en $ 29.000,'y la espada del Perú y la medalla de Bolivia tasadas en r5.000. Morir pobre á los veinte años de servicios públicos por 110 haber querido apropiarse los caudales del pueblo: pasar por entre el ca6tico desorden de la guerra de la Independencia sin manchar sus manos con el peculado, como pasan los ángeles por entre las olas de fuego sin quemarse sus trasparentes alas: libertar á fuerza de ta- lento, de valor y constancia, dos naciones riquísimas y fundar otra no menos opulenta no más que con el poder de sus virtudes; y venir después, desceñidos sus laureles, inválido y mísero á cultivar un campo de su esposa para sostener su vida, es igualarse en la alta cumbre de la gloria, entre los aplausos y las bendiciones de la posteridad á los caracteres integérrimos de la vieja Roma, 6 á estos dos modernos inmortales Libertadores del Mundo Americano, Washington y Bolívar. . Florece á veces en la agitada vida de los hombres públicos una virtud de que los egoistas se burlan, por- que son incapaces de someterse á sus imposiciones, y Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 46. YIDA DEI. :IARISCAL Sl:CRE 4.1 que los partidos yaun el pueblo no siempre saben esti- mar; tal es la abnegación. Y refiriéndonos al General SCCRE bien puede decirse que es esta la qne más embe- llece sus méritos y 10 hace más simpático á las jóvenes generaciones del pueblo Sud-americauo. La abnegación 110 consiste en negarnos á prestar servicios públicos, pues eso equivaldría al egoísmo, vi- cio execrable merecedor elc la más severa censura. Al contrario, es deber del buen ciudadano acudir al llamamiento de la Patria y arrostrar por ella con todos los peligros: y cuando 10 hacernos renunciando los place- res y comodidades, los honores, los deseos, la voluntad, 103 intereses, la reputación ó la vida, entonces se dice que hemos cumplido con la virt n d sublime de la abne- gación. El General SUCRE rehusa por modestia la Jefatura del ejército en Lima, por no creerse capaz para hacer en aquel trance y con los recursos que tenía f:. la mano una campaña feliz contra los españoles: pero cuando ve que ya á perderse todo, recibe el mando Supremo, compromete su reputación evacuando la ciudad y salva e; ejército. He aquí como da cuenta á Bolívar de su noble conducta: Después de todas mis negativas de aceptar el mando del ejér- tito que residía en Lima, tuve que recibirlo el mismo día que de- terrniné evacuar la ciudad en caso de ataque, porque observé que sin esta valerosa resolución iba no solo á perderse la capital sino con ella el ejército. No es describible el estado de anarquía en que todo estaba sepultado : yo tuve que ceder al ton-ente de males para ser la víc- tima de UlJ sacrificio, con tal que él produjese algún bien á la América, más á Colombia, y que pudiese llenar los males trazados por usted. ~e hecho á usted el servicio que quizás 110 hubiera hecho (¡ 1:1 Patria: he comprometido mi reputación y perdido á Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 47. 44 DOCTOR 1" VILLANUIW A Lima estando {'H mis manos el ejército j dejo pendientes para 105 resultados mi opinión y mi crédito. Crea usted que he maldecido el momento en que yo vine á Lima. ¡Cuánto ha sido jo que usted ha exigido de mí ! Tal fué el holocausto de su honra militar en aquel difícil cmpeño, que puso á prueba su abnegación, digna de los honores de la historia. Ni fué menor su virtud en la desgraciada campaña; del Sur del Perú en r823. Obligado por el Libertador á mandar el ej ército de los aliados, colombianos, argen- tinos, peruanos y chilenos, dice desde Qllilca: «Es preciso tocar Ios males de un ejéráto de aliados para convencerse que es más que patriotismo, más que virtud, y más que sufrimiento no desesperar de los acontecimientos que sepre- sentan para agÜarel ánimo y para abandonar uno toda tentattua, Si yo paro en loco, no será extraño, porque á lo menos alzara estoy en vísperas y desesperado de cuanto lnjustamente me pasa» En el punto máximo de su sa- crificio, en 10 más alto de su vía dolorosa, dice al Liber- tador: «Por complacer á U. uine al Perú y por complacerlo utne al Sur; pero usted no me exigl'rá que lo complazca con el sacrificio de JJu'Jeptaaciá»; Lo que me Iza sucedido es bastante para ver que voy á perder nupropio nombre: no me exigirá usted que aventure JrlZ' honor cuando la seguridad es perderlo: preferiré dejar las estrelias qu.e hacer un tal sacrtfiao, porque los destinos szJz el hallar son más búm el vz"lipendzoque la dignúlad del /lom.ór,¿» y en otra dice: « Estoy cansado de sufrir .... No kay zm día en. que yo no tenga dúgustos. No hay moral ni entusiasmo por nada y vamos á peor cada dia,» Y sin embargo, le fué forzoso seguir al frente del ejército, por 10 cual tuvo que exclamar en una carta bajo la presióa Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 48. nDA DEL )IARI~C.I. Sl:CRI'; 45 del más acerbo dolor: II JI{{[[a usted lo qu{' guste. Yú!le amado tí usted COI! la ternura que tÍ un padre, J' me some- ter!' á su uolnntad,» Esto era la hcróica renuncia de sí mismo, que 10 inducía generosamente á. inmolarlo todo por el bien de la Patria. La batalla de Ayacucho se libra y se gana por esta misma abnegación del General en Jefe, por su ab- soluta sumisión á las órdenes del Libertador, pues era preferible aventurar un combate, le dijo Bolívar, á seguir perdiendo tropas y elementos de guerra en una fatigosa retirada. Comprometido su honor y reputación, forzó la fortuna, con su talento, su valor .Y su heróica decisión, y obtuvo por galardón la más épica victoria. Abnegado como en Ayacucho, fué en Bolivia, en donde con hacerse cargo de la Presidencia, ahoga sus vchc- mentes deseos de retirarse á la vida apacible de simple ciudadano, prolonga su larguísi mo lila rti rio corn pro- metiéndose á quedar separado por dos años más de su novia, á la que amaba con delirio; y violenta su carác- ter consagrándose contra su voluntad á desempeñar el gobierno civil , cuyas prácticas, según decía, ignoraba por com pl eto. Fuera ya en rt)Ú, del tea!o de los negocios públi- cos, retirado á su campo C011 su esposa donde come los fru los que él mismo cul tiva, al ver comprometida la gloria de Bolívar .Ylos destinos de Colornbia vuelve á la guerra abandonando su dulce hogar para imponer la paz á los peruanos, á los trelnta días de cam pafia, en en el campo célebre de Tarqu i: pero j unto con el parte oficial de su feliz batalla, dice en carta al Libertador: ,¡,Aunque dcspuh ('sert"Mr; tÍ nsted mu)' lalgo, dt",.; aquí, depaso, qltf' tomÍ! ei niaudo dd Sur por los pdl,!;ros: pero 'fue paJado es/o, 110lo qltlcro por nada, nada / qlte Ú usted Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 49. DOCTOR L, VILLANUEVA me estima y quierc prenúar nus pocos servicios y los tÚ • Tarqui, hallaré la mejor recompensa en m·i separaaénde todo mando )1 de todo puésto pzíblzco. Estoy cansado, una repugnancia úwendble me aleja de los empleos y C011 tal repugnancia nada puede hacerse bien.. . Me Hsonjeo con la esperanza de que á la llegada de usted me sacará del destino que momentáneamente ac~pté por serutr á la amistad de usted y á la Patria, En cuales- quiera rzegos posz'tz"vosestoy pronto á iguales servicios, y á, prestarlos con entusiasmo y con celo.i En las postrimerías de Colombia, cuando asoman por donde quiera ambiciones insaciables coaligadas con otras malas pasiones en el prop6sito vil de manchar la gloria del Padre de la Patria, desacreditar las leyes y disolver la gran República, el General Sacre, invá- lido y enfermo, cansado de sufrir las inconsecuencias de,los unos, la deslealtad de los otros, víctima de la emu- lación de sus propios compañeros, de la calumnia de sus rivales y del odio de los perversos, toma la resolu- ción de separarse de la política y del ejército y de au- sentarse del país. Escribe á Bolívar por dos y tres veces suplicándole que quisiese concederle permiso por único premio á sus servicios para su voluntaria pros- cripci6n. Pero Bolívar 10 contraría, 10 llama y pone la consideraci6n y mira en hacerlo desistir de su plan, 10 se- duce otra vez con los encantos de su elocuencia, invoca la patria y la amistad, y vuelve á atarlo al carro de sus tempestades, á su destino, que era el de un dios j esto es, caer rendido bajo el peso de su propia grandeza, y morir triste y pobre, escarnecido de sus hijos, de su ejército y los pueblos, como era menester para glorificar su obra con el timbre sacro y augusto de una redención casi divina. . Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 50. VIDA DEr, MARISCAL S¡;CRF. 47 Vuelve de nuevo COl! su inagotable virtud á la carrera pública, renovando sus compromisos con el Li- bertador, siempre que se tratara de «coustuutr á CO[OJllbÚl dc nua manera es/ah/e, de adoptar COIl fijeza UJl sistema, y de reducir d ryh-d/o á SI'Y UJI firme apoyo de [as leyes JI rÍ guardar e.x/riaamcn/« su dúúplúw.» Renúncialo todo por su Libertador y su Patria, y abnegado cual ninguno, tócale en suerte sucumbir á ejemplo de mártir magnánimo, en el abismo cavado por la demagogía y la anarquía. Los egoístas se salva- ron, y él, el más ilustre, cayó sin vida en el ara de las inmolaciones por la libertad y por la Patria. -,. :;: :;: Tornemos ahora la mirada del hombre público al hombre privado; del teatro de la política al hogar; del caudillo triunfador al héroe amante que lleva en el alma junto COll la irnágeu de la Patria, la de una mujer ado- rada, dominadora de su corazón, de su vida, de sus afec- tos, de sus destinos .YS11 porvenir. Durante su permanencia en Quito, después de la jornada de Pichincha, se enamoró de la marquesa 11a- riana.de Solanda, sobresaliente, al sentir de los cronis- tas, entre las más hermosas y ricas damas de aquella capita1. Su galantería respetuosa para cou las familias de la más distinguida aristocracia, el prestigio de su mérito, la dulzura de su carácter, la gracia y magnifi- cencia con que distribuía sus dádivas á sus soldados, la cultura de sus modales, el encanto fascinador de S11 pa- labra, la gran veneración qne le guardaba el ejército, todo esto 10 realzaba en el concepto público, y 10 hacía respetable entre los hombres, y adorable entre las mu- Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 51. DOCTOR l•. 'ILLAl';{;Fo;'A + jeres, La marquesa quedó á poco prendada del galante General que tan caballerosamente ponía á sus piés su corona de laureles; y en sus deliciosas entrevistas en los bailes y tertulias con que la sociedad quiteña agasajó por muchos meses á los libertadores, estrecháronse más y más sus lrelaciones, y avivóse tanto la pasion en uno y otro, que al fin el enamoramiento vino á parar en un com prom iso de matrimonio. Un poeta diría que la marquesa debía llevar proba- blemente oculto en el seno el mágico cestus ó cinturón que Venus prestaba á las deidades del Olimpo para que rindieran el corazón de los dioses y de los héroes; porque es 10 cierto que SUCRE, juicioso y casto, se enamoró tan locamente de los encantos y dulzura de aquella mujer que si hubiera tenido el poder de los dioses la habría envuelto en una nube de oro, y ha- bría cubierto la tierra donde debía posar el pié de jazmines, rosas, y azafranes como nos cuenta Homero de los amores de Juno en la cima del monte Ida con el padre de los inmortales. Desde entonces ocupó la marquesa todo su cora- zón, y fué su único ídolo en el Ecuador, en el Perú, en Bolivia, en las campañas, en los combates, en el Pala- cio de Gobierno, á todas horas y en todas partes. Tenía veintisiete años el adalid cuando la conoció; á esta edad qne es la del ardiente amor, tuvo que separarse de ella para continuar sirviendo á la Patria en Ia carrera militar, en la diplomacia y en la política. No la olvidó un momento, pensaba en ella con el deleite castísimo de un éxtasis encantador: y dormido soñaba con ella viéndola, preciosa como una hada que perfu- maba con su aliento virginal los verdes laureles con Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia
  • 52. YIDA DEL MARl~CAl, Sl"CRE 4) que la Victoria le había coronado en las batallas por la Libertad. Escribe á BoH var sobre su matrimonio, y á cada paso quiere separarse del Ejército para irse á Quito, ciudad que le era tan querida como lo es siempre el sitio donde vive la mujer amada. Esta avasalladora pasión pone de manifiesto la clave que explica su afán incesante en renunciar los empleos públicos fuera del Ecuador, para irse á vivir en un rincón de Quito con su familia; es decir, con su novia. A los dos meses de la facción de Ayacucho pide á Bolívar por toda ¡'eCOlllpensa una licencia para ir á verla: cuando le dieron el título glorioso de Gran Xlariscal de Ayacu- ello le dice al Libertador: J::~(' líllflo se Ir debe dar Ir /(,drd, fjl/(' rs mrrs/r» fj/fo-/do nlp/! de ColoJ1lbzá; )'0 in~!.!ooastara« mil la ,,'.'l/Ú/llr! dc L/d. J' d amor de dla. y en otra parte exclama como devorado por su crecien- te enamoramiento l( JI/ rorarán {'slá muy d/stant« dé' la carrera plí!Jhm.ll Y días después, « ./11/ coraeén »ec acan- sejav 11U' manda una m{la pnz'ada ,'))es decir, el matri- monio. Y sin esperar más se casa por poder, cuan- dó todavia era Presidente ele Bolivia. Ya en Guaya- quil, y pronto á reunirse con su adorada novia, á los se- senta y seis meses de separación, escribe al Libertador estos párrafos: (),1i voto y mi ambición es pertenecer á mi esposa; antes de pisar el suelo colombiano repito esta declaracióu : así como repito qne d lI/ejor prc1Jl¡"O que purdo 1'0-//;/1' por 111/s srrt.taos rs la anustad J' r! af('{'lo dc! J_¡'!Jf'l'lad¡ll' d(' 7Jl¡" patrt«. COlls¿'rz'{'JIldo ff, 7Jl¿" qllc- 1'I'do (,'f'Jlcrill, porque desjm/s de reunirnir ti J1l¡' esposa es lo quc' 1Illí s lile /¡'s¡)IIJ~a l'lí en el re! iro de lJÚ z'lda,» y desde Quito. ya casado. le escribe: « .YÍJ ambiciono nada, n/ '1u/ero uada. S¡'IlLl el retiro en rurdro de "u' fam/I/a,)) Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia