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A-T5358
EL JENERAL OBANDO
A LA.
8EL ASESENA1'.
bE L.
tRAN MARlSCAL DE AYACUCUO,
.~...."ADA
tftll EL SE~OR AIITONlO mE IRTUW.
¿~r'Z4'¿1:~:~/~5
_._ ~~
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UOOOTA-REIMV"RE80 POR JOSIl
ANTONIO CUALLA CALLIi DIl LA
TERCERA . 1848.
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ADVERTENCIA,
Publicndos yn en "El Comercio" los pri-
eros nrtículos de mi contestacion a la obra de
.risarri, algunos sujetos respetables manifestaron
Interes en que yu formase un volÍlmen, porque
de otro modo apénas podria quedar memoria de
~~e yu ha~ia. co~testado a esta nueva acu.sacio~,
~Iellllo mUI difícil conservarla de las partlculal'l-
dades de mi defensa, perdidas casi en las colum-
lIas dispersas de un diario, que por su propia
naturale7.u no puede dejar mas que recuerdos
confusos de ilOpresiones efímeras. Conociendo
ellus mismos que si yo habia recurrido a un
perióJico para la publicacion de mi defensa, no
era sino porfJue carecia de los medios de cos-
tl'ar U I vol Cunen, ofrecieron reunir los fondos
necesariu.. para esto, i lo hicieron. A esta circuns-
tanl:ia, a la liberalidad de estos señores, i a
su interes en favor de un hombre que ellos
reputan inicuamente calumniado e inmerecida-
mente perseguido, debo la ventaja de ver circu-
lar mi dE'fensa en un volílmen, despues de ha~
berla hecho aparecer en un periódico. Debo
aprovechar esta ocasion, como cnalquier otra
~~e se me presente. de da rles público testimo-
. 1110 de mi reconocimiE'nto por 1lI1 fa 1'01', en rea·
Iidad mucho mas granrle todavía que el qUE' ellos
un pensado hacerme.
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EL JENERAL OBANDO
A I.A
-
ARTÍCTLO 1."
ORín:N DE LA ODRA.
Publicados en Lima en 1842 mis Apuntamientos para la'
historia, rasgué con este escdlo IOJs velos que por tanto tiempo
habian mantenido inesplicable el misterio da mi persecucion por
Jos que me acusaban del asesinato del Jeneral Sucre á los diez
aftos de sucedido, i el enigma de su noloria alianza con Flores
i aun con Apolinar Morilloj el primero, designado por la mas
natural i justa crítica como responsable de aquel hecho atroz (qull
solo á él podia interesar); i el segundo, el hombre reconocido
como el principal instrumento para la ejecucion del crímen, a 10
ménos, segun las apariencias i el comun consentimiento de
las partes.
Mi aparieion en el Perú, despucs que los persegu idores de
mi vida i reputacion se lisonjeaban ya de la seguridad de mi
J1luerte en las montailas del tránsito, i !TIas que todo, la publicacioll
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4
de mi defensa, pusieron en grave cuidado 6. los que, por miras
que no he menester csp!ic~r. habian tomad,o a su cargo ~l
sestenimiento de la ealumma I la defensa de F lores, su n~tural
aliado, Esto los hizo ya pensar en su vcrdadera Sltuaclon, I
resolviéron salir -di! este- CIÍl1Hí~ - !currien~o a, un nucvo espe-
diente peligroso en verdad, pero 'cuya teorta sallsfacla, al parecer,
todas ~us necesidades: el aliado Morillo ~'ob,ió a ser presoj y ni
mismo tiempo 9ue se tom~ban en la . Nueva ~ranada ,las, conve-
nientes precaucIOnes pam ImpedIr la IlltroducelOn de mI Itbro, se
concertaba con Flores el modo de dar a este grave nsunto una ter-
minacion que los pusiese a cubierto de los cargos, llevando n
Morillo al patíbulo en la falsa creencia de que cl aparato de su
muerte no tenia mas objeto que dar )leso á las palabras con
que en el lancetremcmlo habia de. achl'llina,rme B ca,mbio de !~
vida, que ofreclan salvarle despues que huble~e sostenido nI pie
del suplicio que yo le habia ordenado asesinar a Sucre,
Hízose así por mi fortuna: condújose a Morillo al cadalso en
aquel falso concepto: cumplió, segun parece, su palabra: quitáronle
ertónces la vida, i circularon por todo el mundo las últimas
palabras de Morillo, Pero, no todos los hombres estaban ven-
didos 01 poder: las revelaCIOnes empezaron a dar n conocer en
el esterior aquella inicua trama, i la mano de Dios hizo que nIfin mis calumniadores mi~mos, clijiendo documentos, imprimiesen
alguno. con el tíiulo de Causa criminal srj'Uida fonlra ti C(mnul
Apolinllr Morillo <t,. Un granad ino desgraciado como yo, i 8
quien yo no pude haber pagado para que h hicie!W, tuvo la oficio·
6idad de examinar los tales documentos, estudió la causa, i pre-
sentó la demostracion mas sensible que yo podia haber deseado de
mi inocencia, de la inm,'ralidad de mis perseguidores, j sobre
todo, de la deccpcion'"on que se habia quitado la vida B Morillo
despucs de haberle arrancado aquella última declaracion; IOdo
probado con los documentos mismos que mis cruumniadClTcs
habian elejido para publicar con el fin de mfamarme, como Jo
habrán visto lo¡¡ que hayan leido el cuaderno titulado "Los acu-
sadores de Obando ~,a" que publicó en Lima en 1844 el Sr.
Manuel Cárdenas, hallándome yo ausente en Chile, i estando
presente aquí Tomas Mosquera, el principal de mis acusadores,
'fomad'lS por el 3410r del cuaderno discretas prc('auciou.cs
paTa. b4r1ar la vijilancia de Jos gobern~nte..~ logró introducir icircular S4 Irabojo en la NI~ev!l Granada, i eUos vieron entónces..
Sil) T>oderlo ya evitar, dereubiel10s á los ojos de todos los iaicuos
maneips practicados por ellas en la célebre cal~. '
.En este nueva conflicto recojieron las fuerzae de Sil ánimo
lIb!atldo, p!lra. ~altr, si pOlliau, de la tPrrible posicion en flue los
OQ!ocaba Ina lemo.lmelOn nn eneilln de sus nltos delitos 1 dI'
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1)
mI Inocencia: habian destrozado tí la República justificando los
desastres con la necesidad i con el finjido interes de castignr un
crimen, i estaba ya demostrado i puesto al alcance de todos que
yo no lo habia cometido sino aquellos mismos con quienes hipó-
crita i desvergonzadamente se habian aliado pam sostener la calum-
nia e impedir que apareciese el verdadero delincuente. Mi patria
abunda 'en diestros éscritores, cuya reputacion de honradez i
probidad habria sido ella sola un argumento contra mí; pero no
hubo en ella ni entre mis enemigos, un solo hombre de crédito
que se animase á vender su conciencia i esponer su reputacion
por el oro que ofrecia el poder a cambio de una obra destinada 11
arrojar polvo a los ojos de los lectores para hacer prevalecer la
calumnia. El aliado Flores ncababa de capr estrepitosamente en
el Ecuador, i con él su escritor i paniaguado el Sr. Antonio José
Irisarri, que, por mui conocido ya, me ahorra pI trabajo de decir
quién es, ba~ándome que sus lectores no pierdon de "i,UI su
carácter i antecedentes en aquellos pasajes en que él ha osado
praaentarse como autoridad. Nadie mas apl'Op.ósito que él para
encargarse de un trabajo semejante: sus comprometil'¡lientos í su
intimidad con Flores' la circunstancia de tener ya algl¡ adelantado
este trabajo desde el Ecuador por cuenta de Flores, ·cuya cairla
no dió tiempo á que se publicase bajo sus auspicio!: su jenial
antipatía contra los hombres de América que no hal) seguido la
huella del depotísmo: su proverbial malediceneia: su venalidad: su
ncreditada mala fé: sotist~ría; i por último, hasta la indolencia
con que está acostumbrado a mirar lo que pueda juzgarse de
su moral por sus hechos, todo le llamaba R ser el encargado de
escribir una obra semejante, Hullábase él asilado en Pasto, en
donde Herran, yerno i cómplice ae Mosquera, hubo de arrojarse
en sus brazos i comprar su maledicencia, como úliitno recurso
para .alvarse de la responsabilidad que los persigue, i entónces
vimOll el anuncio de la Histol'ia critica del afesinato 8,-.', que debia
publienr Irisarri.
Así, vemos que los interesados en esta calumnio, sin abando-
narla, han marchado ~iempre haciendo fuego en retirada, aunque
eon fuerzas superiores. Desalojados de su primer balu~rt€ (las
IOrmulas legales), se atrincheraron en el pril'ilejio de hablar
solos: flanqueados, i arrojados de esta fortaleza, se reuj iaron en
la declaracion famosa de Morillo; i derrotados en pste ,,!timo punto,
han tenido (Iue guarecerse, pnra su vergüenza j oprobio, en la
maledicencia de un sofista, de un desgraciado (lue tielle la triste
obliga~ion de desmentir su propia conciencia para ganar una
cantidad. Un Irisan'i ha sido su ítlcimo recurso, su último abo·
gado, BU último tribunal dc n p~ lac ion: v("remos si con este refuerzo
hIn alc107.110 ti ll11nt.'nrr Sil , po.idon,'~· ""remos ,i plle ¡., ¡
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6
relistir el ataque, i en qué sltuaeion los ha dE'jaclo este último
esruerzo, despues que, una vez publicada la obra bajo los auspicios
i direccion de los mismos interesados, lo que hayan dicho en ella,
se ha hecho irremediable, porque ya lo han dicho.
Yo haria poco en demostrar solamente mi inocencia, que
ya no necesita de nuevas demostraciones: en el ~tado actual de
las cosas, ambiciono un poco mas, porque puedo demostrar, no solo
que soi inocente, sino que lo soi i lo he sido siempre en el aOll-
cepto mismo de Irisarri, i pOl consiguiente de sus defendidQ,S, de
quienes él no ha sido mas que el órgano, i bajo cuya inme-
diata inspeccion se ha publicado la obra de aquel, sin que les.sell
posible negarlo. Por esto mismo, dejando a un lado a lrisarri. 'Jo
me dirijiré solamente a lQs que le han rogado y pagado pera que
los favorezca con ~u mala fé, con su insulsa sofistería, i RilO COD
la indolen<;ia de sí mismo. El único cargo q~ en rigor <Jebiera
hacerse a este, es el de haber prestado a otros su pluma j su
nombre, i este cargo ya queda hecho: a~í que, cuando yo haga
cargos al autor, no se entienda que los haga a J.risani, $i!lP a
Herran MosqueTa &.', que car~n con la responsabilidad de sus
ar[umentos, como es responsable de) sonido el que tocó Ja
trompeta, i no el instrumen¡o con que se produjo.
Cuando yo tuve noticia de que la obra de IrisurTÍ se.hallaba tan
adelantad", que ya podria considerarse concluida, ofrecí en "El
Comercio" número 2,173 del miércoles l(i de setiembre de 1846,
qua no volveria a decir palabra sobre el asunto del lISesinato,
hasta que mis enemigos acabasen de mentir, hasta que con la
publicacion de Irisarri se hiciesan ya irremediables las falsedades
de los patronos de esta calumnia Desde entónces he estado
haciendo esruerzos para obtener la obra, que no he podido con-
seguir sino mui tarde; porque, al paso que yo no he escrito nada
sin notificar de ello a mis adversarios, d~stinando para ellos algunos
rjomplares, a ellos no se les ha ocw'rido hacer lo ffiismo porque
parece que les importaba mantenerme en la oscuridad i privarme
cuanto les fuera posible de los medios de defensa. Como quiera
que sea, ya tengo la obra en mi poder, i la he leido.
Careciondo de recursos para escribir un librEl, tengo que
ccfiirme en la contestacion a la estrechez de las columnas de un
diario que la liberalidad del periodista me ha franqueado siempre
para mi defensa. Comprimido dentro de estos estreohísimos
límites, tendré que dar a mi trabajo, no la forma que mal pu-
diera convenir, sino Ja que mas se acomode a los medios de que
puedo disponer: sincmbargo, haré lo posible para conciliar con
el rigor de esta servidUmbre, la necesidad de presentar claro el
touo Jójico de estas contestaciones para que, al terminarlas. pueda
el le:tor nbrnznr con un solo golpe de vista el fin torcido de la
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7
acu'aeiol1, la absoluta falta de probidad con que ha sido conducida
I la demo¡;tracion de mi inocencia, deducida aun de la conciencia
misma de los acusadores: en una palabra, los escombros de la
titulada HÜ!laría cr{¡ica, Yo enumeraré los cargos que me hace,
la faecion, i cada uno de ellos será la materia de un artículo,
que !Illdrá cuando lo permita la situacion en que me encuentro,
suplicando a 106 SS. diaristas del continente que, en obsequio de
la inocencia inerme, perseguida por la calumnia armada, o, si
se quiere, con el objeto de poner la cuestion en estado de poder
ser juzgada, tengan la bondad de insertarlos en sus dIarios para
hacer mas fácil la circulacion, que de otro modo seria mui escasa.
Al contestar los cargos, yo senalaré con precision los lugares
de la obra en donde deben encontrarlos los lectores, que afortu-
nadamente no pueden carecer de ella hoi que lengo noticia de que
se enauentrnn en poder del Sr. Ministro JU!n de Francisco Martin
UI)OS cuantos ejemplares que Mosquera ha mandado con él para
su circulacion, probablemente gratis.
Yo dejo al buen juicio del lector la decision de un punto,
mas importante de lo que a primera vista aparece, para estimar
en su jUblo i verdadero valor la obra de que me ocupo; a saber:
si el autor reune los requisitos necesarios para el buen desem-
pefio de la obra conforme a su tftulo. Admitiendo como admite
en él, el conocimiento de los hechos, suficiente para escribir una
obra que no pide muchas condiciones para no pecar por ignoran-
cia, pues conooe a casi todos los personajes de esta escena, aunque
a mí no me conoce; es íntimo amigo de los principales de ellos;
ha viajado esprofeso para conocer hasta la fisol)omia de los terre-
nos; i no puede ignorar los hechos políticos que tienen aIgnna
relacion con el asunto de la obra: admitiendD, digo, la suficiencia
de su in.m-uccion en los hechos, pido a sus lectores que se interro-
guen a s( mismos en cuanto a otras esenciales condiclOnes que la
erílica. ecsije préviamente en un historiador, como la il)jenuidad,
la si~ridad, el candor, o, en una sola palabra, la imparcialidad;
la incorruptibilidad, el amor a la justicia, i la completa libertad
para narrar sin inconveniente los hechos, ya sea que danen o
aprovechen a esta o a la otra persona: que se interroguen, repito,
i reparen lo que les responda su conciencia sobre estas cualidades
en el autor de la Historia crítica.
Debo tambien pedir a los lectores de esa obra q'!-e en el curso
de la. lectura se detengan algunos momentos a enmmar al autor,
tanto respadO del.cumplimiento que haya dado en su trabajo a la
leí de la exactitud para no callar cin:unstancias importantes i
neeeaarias al perfecto conocimiento de los hechos, como respecto
de la oonsecuencia con que un historiador debe sostener SIlS mác-
~ima, morales, sin distincion de personas ni partidos. como res-
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pecto del tlisceminllelllo en la eleccion de lo~ hechos, ravorables O
adversos, sobre que se habia de ejercer su crítica; importando
poco. 'llIe losde.fect~se nayan cometido por malicia o por igno-
ranCIa de los pnnclplOs o reglas a que debe ajustarse la condU(,ta
de los autores de obras de este jénero, pues siempre es una misma
la consecuencia nue debe deducirse contra las a!!erciones o nega-
ciones que contengan. Yo llamaré algunas vece~ la atencion de
los lectores sobre estos particulares.
Parece con vel11ente advertir al crítico autor, que si en estas
contestaciones ve, o )fee ver, inlrinjirlos los preceptos de la gra-
mática o de algua otro conocimiento de los que entran como mero
adorno en IGS trabajos de esta especie, será bien que se re~r"'d
1<1 ClIcstion para tratarla en otra parte, como que el hocho de que
yo no sepa tanto como él cree saber, no conduce a averiguar si
Boi o no soi ese asesino que se busca; siendo sobremanera imperti-
nente i necio empeñarse en demo trarme una ignorancia que yo
no niego, i que por otra parte no es el asunto en cuestiono H ágalo
él, si cree que le conviene distraerme de mi objeto, que yo por
mi parte no creo que me ar~veclle interrumpir a cada paso los
pensamientos para dar noticia de que nuestro sábio Aristnr~o
escribe con vel verbo rebelarse, dejando con ello inferir que para
él lo mismo es revelarse Dios 11 los hombres que rebtiar.'e los
hombres contTa Dios: que con toda su presuncion de saber, i con
toda su charla do ideolojia, no ha podido alcanznr a distingUIr aún
el dati vo del acusativo, diciendo unas veces: "la odiosidad que les
"espanta a ellos mismos,-les veian i leJ escuchaban &.'" i otras:
"verlos i admil'3r/o." dejándoles dooarrollarse &.' &.';" sin aparecer
consecuente con doctrina alguna, ni aun de aquellas que en sus
pedanterías de "La Concordia" de Quito, re ha jactado de seguir.
que, no ménos inconsecuente en gramática qne en moral, no ha
podido fijarse en la ortografía de los nombres nacionales, escri·
biendo, ya ecuatoriano ofrances con mayúscula, ya ve7ltzolano o
iTlgles con minúscula, o ya promiscuamente con ellas estos mismos
nombres i otros de su propia clase: que, sin decirnos de cuál de
sus decantados modelos lo ha tomado, introduce el orijinalisimo
réjimen de: "se tiene a deshonra la jenerosidad, i Il mTosa la
bajeza de los sentimientos;" haciendo que la misma preposicion
rija el sustantivo i el adjetivo, sin que su oido tlelicadirimo le
haya dado la menor queja por este disparate ni por otros iguales
o mayores. Diga él, pues lo que quiera decir de mi ignorancia,
yo, que nunca se la he puesto en dispu~l, le dejaré poner "contra-
dicciones que habrán" i escribir in1lanon eon e, bagajes con"
(tnlvcz pOl'ljllC le parecíó derivado de vaga,nurulo), i vai1<a, i
flWrÚlltU ¡ drsellvaillar con b, por cualquiera otra rliZon seme-
jMlte: yo atlllldere a lo qlIC lile importa solamente, dejando lo de
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~
HU i"notancia paro. cuando sea ella la matena en euesuan ahor;!
no s~ t'Uta sino de saber quién es el asesino (le Sucre,
ARTLCULO 2"
A~ES'NATOS NOTADLE'SI
Val a hablar de la primera de las obsenaclones que, por el
ór,len de sus pájinas, me ha sujerido la lectura dl'l libro de Irisarri,
i que no poco roncluce a probar la mala fé i el espíritu de partido
que se ve dominar en todas las pájinas de este singularísimo escrito
En el Discutso preliminar (pájina 4) para probar que la
r"oidia, el miedo i la 1,ellganza de los hombres mediocres, los ha
conducido con rrecUencia a a.esillar a los que les soh superiores
(en lo cual estamos enteramente de acuerdo), se ptoplÍso hacel'
una larga enl1meracion de los asesillatos notables que eh nuestros
días se han cometido en la América española, comenzando por
el de Dorrrgo en Buenosaires, Se pasea con este motivo por todo
el continente en busca de los asesinoS i de los arosinados. enu-
mera los unos i los otros: derrama a manos llenas útiles mac i-
ma~ i s-llndables r~flecsiones, al parecer hijas de una sensibilidad
sincera i candorosa; i pre~enta, como le cO1l'iene, un catálogo
numeroso de muertes (no todas coníormes en su relacion, con
la verdad histórica), pero guardándose bien de mencionar aque-
llas cuya responsabilidad persigue al partido i a los hombres a
'Iuienes ha 'endido ~u conciencIa. El ilustre Píat, a gllien
con otro motivo menciona en su obra, fué asesinado, i él no ha
visto el asesinato de Piar, víctima d~ la (llcidia. Sabe '1Ú i'
Padilla i trece mas fupron asesinados por el Jellernl Bolívar en
el lugar mismo en donde escribe, i él no ha visto a Padilla,
..icuma de laeengan=a. Conoce a los aseslllos del ilustre lose
Mana Oórdova, habla con ellos, j él no ve ni a los asesinos de
Córdova, ni a esta "íctima del miedo. Tiene amistad eou el
asesi no del valiente Salvador Córdol'u i compañeros, pusa por
Cartago, ve humear toda'Í.l aquc!la sal1gr~ illtstre i jenerosa, i
no se acuerda de psta atroz carn,cería reciente, producida poi
la eflvúlia, el ,niedo i la venganza juntos. Ha vivido en el Ecua-
dor, i no se le ocltrre, porque no le ~onviene, meter en la
cuent.' de 10$ asesinatos, 1m; de Hault, 8uenz, i otras víctimas dp
aquellos mismos vicios, Ha estado, finalmente, en el PerÍl j
.-e escapan a su ojo inclagador, tan solo aquellos nsesinat~
viejos o recientes, con q)le ha simpatizado potque fueron come:
lidos por los que saben pagar plumas gll! defiendan los ascsiuatPs,
"El rnemigo ne lll atiesino, por Rtie,ino, debe 6et f'fll'lniC1(!
d~ todoe lo~ a~C5iTlO~ o no ('~ f'ncmi~o de lo~ ~ll-C~lll(}~,~j l'ollld ~.t
~ .
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JO
lo dijo un. leclor de..la T-lisl.orü¡ cnticu: El pnrtidano ·de cierlOo
asesinatos, digo _yo, no está llamado a OOUSIIr a nadie de e.to
mismo crimen: el investIgador que baila i ocnlta, que ve, i
calla lo que no conviene a su propósito, no es el que ]1ueda
darnos noticia de las verdaderas causas de la repeticion de este
crimen en la revolucion americana. El deplorador de asesinatos,
que se encarniza contra quien, por lo ménos, no le consta que
haya eOt"Wtido algupo, al mismo tiempO que come i bebe en
paz cop los qlle le ~nstl qu~ son famosos ase~inos, es un hipó-
crita e'nemigo ' de este yicio. "Un¡t finjida senSIbilIdad i una
"probidad hipócrita desmentiaa por la conducta práctica, léjo~
"de dar al oraqo~' cr&dito para con sus oyentes, solo servirian
("para hacerle ridíclllo i despreciable, i Qesacreditar las co,as
(¡ 'que dijese, aun clando por sí mismas fue~en mácsimas venla-
"det;as i saludables," No parece sino que el autor del Arte de
hablar, se propuso en esta pincelada, hacer el retrato de Irisarri.
Yo asesiné a Sucre porque soi un asesino, i l'l prueba de que
so; un asesino, es que ase~iDé a Suere. Jle aquí III círculo
vicioso que principió con mi persecucion, que la ha acompañado
pié con pié, i que ha de sobrevivir a ella: he aqur el argllmento
que con frecuencia se deduce tambien de los conceptos del Iójico
autor de este parto de los montes a que por antifrásis podemos
llamar Hifloria crítica. i que no es ni lo uno ni lo otro, como
mui frecuentemente tendrémosocasion de reparnrlo.
Pero.... icuál de las tres causas que enumera de los asesi-
natos de esta especie, es la que puclle cuadrar con los antece-
dentes de mi vida, con mis circunstancias en 1830, i ('on ¡nis
relaciones con la víctima inmolada por la mvillia, d miedo i la
wltganz{]¡? Ecsaminémoslo despacio.
Si por ellvidia entendiéramos el natural d~co que todos lene-
mas de poseer los bienes o las prendas de los que nos son superio-
frs, es evidente que yo estaba en el caso de envidiar los talentos
~I rango i la gloria militar del .Teneral Sucre, tan dIstante
como roe hallaba de igualarle; mas esta especie deellvidi(l, que
nos es lícito tener, no nos conduce jamas a asesinar a los jigln-
les politicos que solo admiracion i respeto nos arrancan. Aquel
'¡entimi~nlo vituperable i corrosivo que un homb¡'C) pequeño
pi'ro presuntlluso esperimenta. mordiéndose los labios, a la vista
de los que les son supeliorcs Ct:l mérito; que le irrita en hlgar de
lmcerle conocer su nada, i que le desespera e~l vez de estimularle
fl la iroitacio,n, no es propio sino de aquellos ambiciosos nul~,
que en el brill<? que esparce un pombr~ eminente, no pueden
ver I'nnS que el obstáculo que les impide resplandecer como
~'¡sietnn, i el pstorbo constante de sus pretensiol1es va.nidosas.
~ta' ,.,,'idia no es una ,cosa ~lle, s~ ,infiere dc la .situa,·illl Yf' [lec-
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ti!
h'1a de las dos personas, sino que tieRe sus signos esterrtos por !ó~
cuales se manifiesta a su pesar: elta se asoma a la cnra, se deja'
conocer en las aeciones, brota por el jestol i estalla a veceg por [d
boca sin poderlo evitar.
Si se busca de bUena fé quién era aqoel pequeñuelo, aquel
insecto político que obligó al Jeneral Heres a decir desde Gua·
yaqml al Jeneral Suere, en carta de 26 de feorero de 1827, inserta
t'n el Fenix de Lirrla de dos de agosto del mismo año: "Urt!t'
"persona, ele quien he hablado a O. mil veces, hade Una pro·
" resion pública de ser su enemigo declarado, i vierte contra D.'
"espresiones qu~ no han usado contra U . los españoles;" si se>
busca qUIén podria ser este envidioso pigmeo qUG tanto prétendia
desde entónces i que así se empinaba ya para escupir su veneno
contra el modesto coloso, i cuya envidia se "eia ya reventar por
todos sus órganos desde una fecha tan atrasada: si sé btlsCu,
digo, quién habrá podido ser este envidioso, se hallará que no
hr. podIdo ser yo. Si se rer.uerda quién fué aquel alevoso cuyos!
Qmigos (esta rué la espresioll del denuncio) fueroo procesados el1
Q.uito en 1828 porque trataban de asesinar al Jeneral Sucre, se
verá qlle nO fuí yo. Si se ecsamiDa quién fué aquel enlJidiosó
que !ln todas sus acciones i palabras descubrió en aquel misrrI()'
tiempo su impotente rabia contra Sucre porque Bolívar préfil'Íó'
a est.~ dilndole el mando del ejército para asegurar el écsito de
la campaBa, tambien ~e hallará que este enl,idioso no fuí yo. .
El Jeneral Sucre habia adornado su frente eon copioSo!
laureles recojidos en la guerra de la independencia, pero no contaba
entre sus glorias la de haber desnudado su espada contra el
Jenio prestijlador del nuevo mundo, para obligarle a doblar la:
rodilla ante LA LEl. El Coronel Obando lo habla hecho; nadie¡
ni Dios mismo, podia quitarle ya la glorifl de haber g¡dó e
primero i casi 01 único entre los soldados de ColombiaI que se
atreviera a retar al gran coloso. El Coronel Obanjo Len in, pUI'S,
una gloria esclusil'amentc suya, i mui gramle para cometer la:
vileza de matar a un héroe que no habia participado de clla¡
mui grande para as~sinarle por enlJidia de Slt gloria.
irse dirá que hago IIquí mi propia apolojía? No c~ Ini
culpa: culpa es de aquellos qlte, para defenderme, nle obligall
¡¡. recordar los hechos que me honran. Los qUe para atacarmt'l
no escluyen ni las armas prohibülas de la calnmnia i de lo ¡Mil'
tira ¡,qué derocho tendrán para censUrar el que yo pare sU
golpes alevosos con el recuerdo de una yerdad notoria? '-El'
"hombre perSt'guido que se encuentra inocente, tiene dercchd
" de alabarse i deb0 hacerlo; si 110 lo hIciera así, ?W podriltd,ptt'
" tlerst ..i ,u'¡¿/I,zMia, (1 }llsti/i<;M.'t." Natlie porlra nrgar (jll¿
I'.~·o muc)![ f~j1pr¡Jlªla dDeir eblo' (·!.I'rillc·;pe de la Pnt. ._.
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I~
El ~liedo no pue,1e padecrrse, Sin que asistan rnzonr~ para
lenedo. i I cu'Íles podrinn ser las que me asistieran n mí para
tenef 'Illiedo del .Tenera1 Sucre 1 i Estaban, acaso, los inlercSl'S
del hombre rlel Ecuador en oposicion con los de un granadillo,
apénns conocido entánces en su patria 1 Podia él impedir desde
su patria adoptiva que yo ru~se en mi sucio notal lo que yo
mismo no podia ni sospechar siquiera que iba a ser en el? .El
que sabe combatir i tiene valor para hacerlo desnudando 1" espada
u la mitad del clia ante un coloso enemigo para oostpner sus
opiniones i deberes, no es el que rueda busear el triunfo de Sil
causa meditando en las tillieblas un cobarde asesinato; no es el
hombre que pueda asesinarpoT miedo.
Pero ~i yo no tenia razones para tener 1Ilirdo del lenera I
Suerc, no le fallaban a otro motivos mui ¡;¡randps para estreme·
CerSo! de la idea de su presencia en el Ecuador, reeien dpcln-
mdo independiente de Colombia. otro que no hnbria podido ser
lo qne fue en aquel pais, si el .Teneral Suere hubIera alcanzado
1 presentarse enlre los ecuatorianos: otro que sin remedio, tenia
q!le elejir entre la renllneiaeion de sus miras mbieiosas, o el
~r¡rnen de asesinar n su ri,al formidable. 1 si por estas señales
no ha podido todavía dpscubrirle el mtiw que ha tomado a Sil
oargo indagar quién pudo ser el que tuvo miedo del hombre emi-
nente, inquiera quién fué aquel maldiciente pequeñuelo, de
quien hablaba Beres al mismo Suere en la carta citada de dos de
febrero de 827: inquiera quién rué aquel cuyos amigos iban
a comet~r este mismo asesinato desde 1828: inqniera quién fue
aquel fa'orito de Bolívar que tanlo habia irritado a Sucre, ántes
¡ desplIes de la acrion Je Tarqni, cuyos pormenorcs se encuentran
en la nota GJ de la .lIfemoria de Flores pu blicada en Lóndres
en 1845, i refutada con notas en Lima en 1846, que ruego a mis
lectores traigan a la vista para mejol formal' Sil juicio: inquiera,
Imes, quién era el que tantos moti,'os tenia para temblar en la
presencia de Sucre.
l,a ¡",nganoa, mas que la envidia ¿ el miedo. requiere antecr-
dentes. Conocí ,,1 Jeneral Sucre en l-i.uito en It'29, habiendo ido
a pagarlo una malog-rnda visita uya. Al 'enne, por la primera
vez rn la vida, acortó la distancia dirijiéndose ácia mí i ofrecién-
llame los brazos. Fronto I'Ccayo nUPSlra conversacion sobre la
upOSlcion ul'lnada que yo acababa de haoer al JenNal Bolívar
~n defensa nel ónlen constitucional eJe Colombia. ":-blas son
(1 las rtwQluciunes," me dijo; ':P<:}'o do hacerlas, es prt'ciso. Coro'
1 no, 110 lerminarlas &ino con la g-Ioria 1 ¡'Icimirnto Nn que F
 terminó la suya. 1'0Ieremos1 aiiadió con nll jr to suplica"t"
l· lolel't'moS al Libortl,lnr como so loll'ral1 las impt'rtlOrncias do
1, ll1 lídro dll~ho pncQ 01~d1'('ln<A" (1116 lolerarle porque lleho
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13
" vivir poco." Luego me introdujo en sus ~posentos para presen-
tarme a su señora, enferma entónces, i allt me dió en una con-
versacion mui variada entre 10$ tres, uno de los ratos mas agra-
dables de mi vida. No correspondió lo que yo halté en el
Jeneral Sucre a la i,Jea que yo me habia formado de él, tomalla
tal vez de las impresiones qne me habian .:nusado la mayor pnrte
de los hombres del ejército que en efte ran¡;-o mo habla tocado
tratar o conocer. Crei encontrar en Sucre un hombre que reve-
lara en Slt jesto el engpeimiento de sus gloriQsos tJiuofos, i unn.
fastidiasa superioridad; c1ogmatizl!ndo, en lugar de tomarse el
trabajo de oonvencer; drspreciando con mudo i desdeñoso d('sacato
la razan ajona; i acordánllose solo del mérito adquirido en el
sfrvieio, sin pensar en añadir otro nnel·o con el ejercicio de la
virtud de la modoracion i con la respetuosidad ácia sus inforiore.
mismos. Crei encootrar este conjunto, i hallé con agradable sor-
presa, la modestia del filósofo que parece ignor.1r Sll fama, la
dulzura de una dama en sus modales, i un oh·ido sincero de ~í
mismo, que se dejaba conocer rOD naturalidad. ne las maneras
de Bolívar a las suyas, habia la dif~rencia de medios, que se nota
entre la conducta de un guerrero '/oluntarioso que está acostum-
brado a destruir para vencer, ¡Jade un diestro i pruderlte estra.
téjico que no trata de rendir la plaza, sino previendo que le ha de
servir de ouartel dI) invierno: las palabras del uno i las del otro,
hacian el contraste de un golpe de músi~a suave i melodioso, com-
parado con el bronco estruendo de un cañon.
No vol ví a verle ha~ta su p1l.W por Popaya n al Congre~o
de 1830, en cuya oco.5ion, difiriendo solamente de mi modo de
pensar, en que debia sacrificarse la razon al intllrcs de sobrellevar
las chocheras de ambician del Jeneral Bolívar (úl1iro punto en
que no podia habcrconformidad en nuestras ideas), mo manifestó
opiniones que me llenaron de gusto i de esperanza.
He aquí todos mis anteoedentes i relaciones con el Jeneral
Sucre: he aquí qué antecedentes para un as~sinato, Si yo hubiera
sido su asesino, habria sido yo en mi caso, mil Y<lces mas fl' r07,
mas cruel i mas inicuo que Flores en el suyo: no solo porque lo
habria hecho sin renco" i sin necesidacl, sino porque el ases'nato do
mi aprendizaje, el primero de mis asesinatos, habria silla ig uaI
al último que. porlia cometer el ma fl'roz, el lTlas cruel, el mas
¡nícuo de los asesinatos; el último de q U'l pOlIin ser cupa"- el mataclol.'
mas endurecido i mas familimizado ya COI'l este cl'ímen, i 10 se
llega a este grado de perversiuna sino por rigorosa escnla.
Yo no sb cuál seria la primera cl.'ueldnd ele [·'iores, Cioe estaró.
i'scon(j¡da allá on ia osouridad de los pl'ill1e ro~ años (10 la g-nel'r¡¡ de
Vr>nezuela. fecundas en atrociuades celpbradas como triunfo_ ('n
litiO i otro 'partido; pero lo que sí sé es 'lIle la prill1er" 110 la com~.
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tió cn Pasto, porque ya an; se mostró 'tan perito j' amneslrado'j
durante su gobernacion de 1823 a 25, como el hombre dij mas
crédito en este abominable ejercicio: todavia recuerdo con asco
i con horror la buena conciencia con que me invitó tma vez a
ir al patio de un cuartel, "3 ver cómo era que se mataba con
chopo" (es decir con un solo golpe de maza),operacion que und
de dos desgraciados, que yo mismo acababa de traer prisionerOs,
debia ejecutar en SU compafíero, para salllar la vida, sin perjui-
cio de faltarle a la promesa i burlar despues esta triste esperanza,
Estos espectáculos, i otros semejantes, fueron una di ....ersion casi
diaria del Gobernador, por muchos años, i yo me fuí dr Pasto!
virgen sin saber "cómo era qlle se mataba con chopo:" todavia
no lo sé,
Dcspues de todo esto (que el crítico no ha tenido a bIen
ponrr en la balanza de la crítica) C)uiero que se me diga de que
crueldad, de qué acto de feroz venganza no será capaz el que
así estaba acostumbrado a asesinar sin rencor, temor, necesidad,
m esperanza, ,i a jugar con las vidas, i diTenirse i dl~crtir con
las muertes. _• .•.
i La envidia l . . i Yo no estaba en el caso de tenérsela a
Jeneral Sucre, i El miedo l . ..jamas lo tUTe de nadie ni do
nada:' jamas tuve motivos para tenerlo, i La venganza, .! Bús-
quese en nuestros antecedentes alguno sobre que ella ptldiera
recaer. Pero dirán, ya lo veo, dirán como de costumbre:
Ohando tenia envidia de Sucre, i In prueba es que le mató.
Obando tenia miedo de Sucre, i la prueba es que le mató: Obando
alimentaba venganza contra Sucrc, i la prueba es que le mató
Obando mató a Suere, i la prueba es que le tenia envidia, le
tenia miedo, i alimentaba venganza contra él. Se vera con
frecuencia que aSI raciocina (si esto es raciocinar) el hábil lójico
ele la HistOl·ia 'cr{¡jca aunque falte a sus razonamientos la forma
silojísticaj pero no es la forma la que prueba la mala [ti o la
torpeza de un argumento.
Si el autor de la titalada Historia c,-itica ha omitidO'
cuidadosamente en In rplacion del proyecto de asesinar al Jene-
ral Sucre en 1828 la elocuente circunstancia de qtrr en el denun-
cio se espresó que los amigos de Florfs tnllDaban este ~sesinoto: si
oculta esta eSlllesiva ,i sustancial cil'cunstancia en una obra en qu~
ee trall! de averi ~uar quién pudo ser despues el nsesino de Sucre,
trayendo a la vista, como dehia ser, tod~ aqtteIJos dalos, fa,'orll-
bies o oll,crs06, que pucdan condlTcir la moton paTa haIlar la verdad;
~i ha cometido e~te fmnde como la ha hecho ni tratar ue esto
(Jlrijinns 109 a 111), ha dado tina prueba clum de quc' se ha 'visto
obli~,(lo a 1,11" ]lol'llue 8cmcjulltc dato obra poJerllsruncnlc contm
11 illlCII Ciull IIL lo> Cjlll ' le ptlg'an l , tL'f s¡¡rTllicl~,dc su cUIl~¡ell.:1U,
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JI?
ha dado una prueba ,'lara de la mala fé con que ha esorito. No
pne4e él alegar que ignoral,>a esta circunstancia, porque yo ~
habia anotado, algo detalladamente, en la pájina 77 de mis
Apuntamientos; i desde 'lue es cierto que lo hice, él debió des-
mentirme documentarlamente con tQdos los medios que tenia a su
disposicion un amigo de Flores, un e¡¡critor que tenia a la mano
i a sus órdenes todos los archivos i los hombr~s de que podia
necesitar para desmenrirme Referirse con tanta frescura al testi-
monio de MONuel:¡i qUIl (prescindi'lndo de que es testigo inhábil
por ser ~nteresado i el principal de los interesados) üene tan bien
e¡¡tablecida i asegurada SIl reputacion de embustero, es irrespetar
a los lectores, es burlarse de dIos, es insultar el buen sentido,
i de¡¡dice mucho de 1'1 falJll. de buen crítico que cree poseer el con-
consabido hisf¡qriador. Pero no será esta la ~ltima prueba qu~
hallaremos de su falta de pudor, i de la mala fe que reina en toda
la obla: a menudo tendrémos ocasion de presentar otras en el
cUso de estas contestaciones.
ARTICULO 3.n
LAS FALSIFICACI ONES.
Costumbre ha sido, mui antigua, de la pandilla de mis acu-
Sl'dores, falsific;¡r documentos i aun falsificar mi firma, para pre-
sentarme con colores cómodamente escojidos por ello~, i apoyar
las calumnias con que les ha convenido deshonrarme. Antes,
pues, de tratar de algunos documentos contrahechos que figuran
en la causa del asesi¡;¡alo, necesario es presentar la historia de sus
falsificaciones par'l que el lector infiera qué será lo q1e ellos no
han creído lícito hacer contra mí, cuando no han escluido dp sus
armas ni el inmoral recurso del delito de falsedad conuenullo por
la lejislacion en todo el mundo.
En 1830, cstando yo en Popayan, i cuando estaba reunido
el Congreso Admirable, el Dr. Rufino Cuervo, dignísimo Vice-
presidente ele Tomas Mosquera i adulador de Bolívar, publicó en
Bogotá una proclama, que afirmaba ser mia, en glle me presen-
taba ecsortando a :nis compatriotas al tirani"idio, con 'l"é sé yo
cuantas ltras cosas destinadns a pintarme como ellos quiSIeran
que yo fuese (o mejor rliré como son ellos mismos) I destinadas
tambien a ~onvencer a los bolivianos de la necesidad que enian de-
sostenerse para no caer en poder de un partido qlle nada les de-
jaba que esperar sino la muerte. El Sr. Joaquin MosquCTa debe
recordar este rasgo de la bllena moral dpl respetable actunl Vicc-
presidel«l, pues él me hizo el favor de rcJactar la conte;,tacion
con que se desmintió a'luella imposturn. .No rPAu~'do -Í esta
mentira te,flia fecha. .
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Hi
l~n I~31, acabando yo de r('8tnblcccr ,,1 gob,erno 'lile ('1 aiio
anterior habian drrribado los bolivianos o pnrticlal'i~s de Bclívar
(i de restablecprlo, no par>l sentarme yo el' la silla oel mando,
~ino llamando a dla a los Irjítimos mandatarios i haciiondola ocu-
par por ellos), hi7.o Flores publicar en Jamaica, de acuerdo con
los bolivianos emigrados en aquella isla, una cnrta qlle sr supo-
nia escrita por mí al Capitan Jeneral de la Habana D. Fulano
Ví'cs, en que yo le deCIR que "si me habin pasado del ejército
" real al insurjenh', habia sido para mLJor servir a toj. M.,
" sometiéndole aquellos paises reb"ldes tan pronto como cayeran
!: en mi poder, i que ya podia S. M. disponef de ellos a su
" ta lante porque yo los tenia en mis m~nos romo Jeneral i como
"l1ini8tro que era de la guerra," i auo creo Gue el periódico
quc publicaba esta carta ofrecia en~e¡¡ar el orijipal en la misma
imprcnta. Esta supuesta carta, como otras que obran en la
causa, no tcnia fecha, para evitar que la que se le pusiera fuese
a dar ella misma la prueba ele Hl ralsrdad, resultan/lo. a a,o,
que yo no e¡;tu iera ese dia en el lugar en donde se suponia escrita.
Nadi" creyó aquel disparate, pero mis det hct<nes en la N. G.,
todada 10 rrimprimicron en J8·10, siu saber, °tah ez saJ.:endo,
(Jue Flores en nuestra cntrrvi,ta de 1832 en TÚ'Iuerres. me
habia conrrsado ser iuvencion esclusivnrnentp suya, delanle de
varios de los qlle nos acompañaban, entre ellos el hoi Coronel
Francisco Diago. r.'o j, zo para calumniarme, el mismo que en
J 46 habia de ir en per80na a España a levantar una cSI'l'diclon
para reconqui~tar la .i.mérica.-Así son estos pillos.
En lf39 dirijl una proclama (manuscrita porclue no t/·nia
cómo im¡)l imil In) a los hombres jCllcrosos que ucabahan d,'
nrmarse para arrancarme de las garras de mi~ ·cnhlgos. De esta
"erdad e prcralieron los ajcntes dc Tomas ilosquel'a pam aiiñur
olra proclama, que imprimieron, para hacer creer qU(' Ir.ltubo. dI'
fanatizar rI pais que ellos han fanatizado despucs ha tu UI! grado
n:Tgonzoso.
En 1840 Hcrmll i !JosC]uera, mui pagados de Sil ocurrencia,
fOljaron otra proclama, como p"',lil'ada ('11 mi campo dc Chaquar-
bamba, llena de mist'l'ias d,' ullramontani,mo, ell quc me prcsel,-
Lilan como un homhre I'0",ido de ti" estra'agalltr fanati,mo
rehjlOso. Por el nortl' filé /.!::lI'""ti~arl,, I'on la firma de MO'(Jueta
la ""tcntiL'itlad lle ps~ ,,"rio,o docunll'nto. i por cstos lados fu,;.
garantiza,ln pOI' Florr~, qlll' la hizo imprimir en El Cumercio dr
Lima, Cl! El .lIncurio de Yalpara'$o, i en ~I NIICl'~ de Febrero.
pc·rtódico .Ir 13"lí·ia. Parpcc 'loe ellos mi~mo' ~c han nl'l'l'g'oo-
7:rlU ya ele una intriga lnll ctrsg'l'Ocindn, pues ni Jlnsqul'ra HI
Iri"l! ri hall qUI '1ido r"producir l',IL' d"fU,"cnto en ~u do> ¡¡l!lIU~"S
vbriJ~ I.os allhlJ'p:-. ,J¡. f'~ta pltlC.:·lilllI:l, ftll'fpn Ic"r.' Jni~I1l(1: ,111
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Ii
de.pues hicJeron a J 'sus ¡ azareno, Comandante eJe milicias
para dil'inizar sus robos i ase~inatos.
Durante mi permanencia en el campo de Chagual'bamba,
Herran i Mosquera tu vieron la ocurrencia, no mas afol tunada, rle
finjir cartas mias: en que bajo mi firma se me hacia aparecer COlllJ
obrando de concierto con ellos mismos para vender a los pastu¡,os
que yo capitaneaba. Lo hicieron para hacer qlle los pastllSOS
desconfiasen de mí, creyendo que yo trataba de traicionados; pero
era tan grosera la intriga, 'lile los mismos pastusos. en cuyo pajel'
hacian caer esas cartas, me las llevaban para darme noticia de aquel
insulso anl id.
Tambien finjian pasaportes con 'Tnifirma, suponiendo que yo
los mandaba a algunos sujetos de Pasto, que deseaba que se m,'
incorporasenj i lo hacian para esperarlos en una emboscada, si
caian en el lazo, para asesinarlos allí mi~mo. Ninguno cayó en
esta trampa: era mui tonta la idea; pero lo sustancial es que ellos
saben firmar pnr mí cuando lo nece~itan.
Como por abril de 1 41 publicaron ellos en El Dia, periódico
de Bogotá, una o mas cartas que suponian haber escrito yo de
Popayan al ilustre i desgraciado Salvador Córdova, qué sé yó para
cuál tle sus ~aIUlDnias, ofreciendo enseñar en la misma imprenta
los orijinales de mi pu¿io i ¡pIra; pero tunerOD la desgracia de no
acertar, porque jllstame l1t~ en la fecha en que ellos suponian que ro
rscTlbia eso en Popnyan, estaba yo en Cartago, que cra lo qlH'
I'I10s no sabian. A-í, siempre que se han orrip.sgado a poner
f~cha en su do~umentos contrahechos, han quedado desmentidos
i se han herido con SIlS mismas armas.
No puedo )'0 ni recordar ni sab"r cuántas otras fa[s!licaciollr.•
d~7IIi finna habrán hecho estos molelos de- moral qua tallto se
'-mpeñ:m en presentarme horroroso: i cuántas habrán hecho de
que yo no hava podido ni tener noticia I Pero con lns que
dejo apuntadas basta para que nadie les dispute la habilidad de
falsificadores de firma.. i para conocer el grado de fé i credito que
pueJa prestarse a documentos presentados por ~eJm'jantes manos
Dirán ellos que estos son medios comentes en la guerra. ¡
a8lucias a que es preciso ocurrir para vencer. Yo digo que así
~erá; pero quedaria mas satisfecho i convencido si me dijespn pn
¡¡ué libro de moral han encontrado la santificacion de estos il/mo-
rales medios de ataque j deftln~a que no dejan ya segnro el honor
ni la vida de persona algur.a en el munnoj i seria tambicn dI'
desearse que nos el ijesen si en ese libro (que sin duda lo escribió
Irisarri, porque otro moralista no podia escribido) está tambieu
permitido hacer uso ,le esos merlios para all>cinar a las inoouto,;
hRllta en 108 ca'Sos que no son Je guerra, i admitido corno en",
corrienle 'luC lino illcurra en los rni~mo" t1cf"cto~ dr 'lile ha ('alum-
o>
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18
n iado n Sil enemigo, como po~ ejemplo: decIrle tmo a su enemigo
qllo está tratando de traicionar a sus compatriotas entregando ~I
pais 01 gobierno español, i lueg~ irse uno en p~rsona a tratar con
el gobierno español para reconqwstar la Amencaj o decJTle uno a
su enellligo que es un hipócrita que invoca la relíjíon para lavo·
rpcer sus miras, i luego nombrar uno a Jesus Nazareno Coman·
dante de miltcias contra infieles i herejes para convertirlos a
balazos i traerlos así ro gremio de nuestra santa relijion.
ARTicULO 1.°
LAS CARTAS.
Flores al tener noticia de los juicios que se hacían contra él
inmediatamente despues del asesinato, publicó un manifiesto a que
dió un carácter oficial haciendo que lo suscribiese el Secretario
jeneral por orden del Gobiemo que él llamaba del sur, defendién·
dose de lo que iba resul1<1ndo contra él. Como, segun lo probaré
en otro artículo, él meditó el proyecto de esta defensa desde ántes
que le llegase la noticia de la muerte de Sucrl (es decir, desde
:intes que nadie pudiese pensar en ~cusarle), publicó en dicho
manifiesto tfes capítulos de tres diferentes cartas que espresa haberle
difijido yo ántes del suceso en cllestion. Son los que se hallan a
las pájinas 118 a 119 de la Causa impresa i J47 a 148 de la
Hist01·ia critica. Como uno de ellos, por lo ménos, era falso, segun
veremos luego, los publicó todos tres sin fecha en su manifiesto,
poniéndoles solo Popayan i el mes (únicas dos cosas de que él podia
estar seguro) para no caer en el peligro de que resultase despues.
que yo no me hallaba en Popayan el dia de la fecha de la tarta
supuesta, de donde se decia estractado el capítulo.
El Coronel AyaldebUTo, que iba de Bogotá para Quito, llevaba
en su cartern un apunte de letra del Jeneral Espinar (que está
vivo), en que, entre otras cosas, le recomendaba advertir a Flores
que "el Jenerol Sucre queria separar los departamentos del sur
I agregarlos al Perú." Ayaldebllro, a su paso por Popayan, en
:lb!il, me habia enseñado este apunte, alladiéndome que sobre
esto mismo llevaba para Flores un recado de uno de los diputados
del sur, i yo le escnbí a Flores esta noticia, refiriéndome a
Aynldeb1ro. Si hemos de creer en lo que publica un Flore¡,
yo OClIlté en mi carta, bajo la letra inicial, el nombre de Ayalde.
'bUlO, no sé yo para quéj pero, como quiera que sea, lo sustancial
es que yo dí la noticia a Flores sin ocultar el nombre de Sucre
que habría sido mas bien el que yo habria or,ultado, si se tratase
de cometer un crimen: así consta en el estracto de la carta, que
puede verse en los lugares citados. Este capítulo, o e~ta cartq
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•
j9
puulicada por Flores sin¡ec/ta, resulla ser de 2[de abril, segun la
contestacion de Flores de 5 de mayo; no porq ue Flores me con-
teslase una sola palabra sobre la noticia (de Jo cual parece que se
guardó con sumo cuidado i prevision), sino porque en la suya me
acusa recibo de mi carta de 21 de abril, i me acepta la entrevista
que le propongo tengamos en Tulcau, como consta de la referida
contestacion, que acompaño como comprobante i depósito orljinal
en esta imprenta, bajo la letra A, para que cualquier ajente de
Mosquero. o de Flores, de los varios que se encuentran en Lima,
o cualquiera otro simplemente curioso, la vea i ecsamine como guste,
como pueden hacerlo con lo~ demas documentos que yo vaya
depositando,
Otra aparece tambien sin lec/ta, en el mismo manifiesto, que
dice el eso'acto ser de Popuyun en mayo diciéndole que "Ayalde-
"buro i el Comandante G, (con cuya letra parece que Flores
" quiro indicar a Guevara, porque otro Comandante no vino a
"Popayan en aquellos meses, cuyo apellido empeza~e con G.)
" que iban para Quito, le impondóan de mil cosas utilísimas a
"él para su conducta: que ambos le llevaban advertencias de
" amigos que no le engañaban i ambos le dirjan que el Jeneral
"Sucre LLEVABA la intencion de sustraer el sur i ponerse bajo
" la proteccion del Perú; i que contara con el Cauea i con migo
" mismo para estorbar tul suceso," es decir, la sustraccion de los
departamentos dichos. Tambien en esta aparecen los nombres de
Ayaldeburo i de Guevara suprimidos e indicados con sus iniciales,
si hemos de dar crédJto al estracto hecho por un Flores; pero tamo
bien remita en el mismo cuento de Flores que el que ocultaba
esto! dos nombres insigniiicantes, no temia poner el de el Jeneral
SUGre, que mas bien que otro alguno habria couvenido ocultar o
disfrazar, si se hubiese tratado de un crimen; véase el estracto de
esta cnrta, en los lugares citados. No he podido sacar por la
correspondencia de Flores (en que me faltan no pocas piezas) la
fecha de esla carta, que me importa poco que Flores la haya
suprimido, porque aun sin ella puedo demostrar la falsedad de ese
capítulo. Hai en esta carta una palabra que me ha Hamado la
atencion, porque la impropiedad sola de su aplicacion deja conocer
que yo no pude ponerla, que ha sido empleada artificiosamente, i
que el capítulo ha sido forjado despues del asesinato: "ambos le
dirán," dice la carta, "que el Jeneral Sucre LLEVA la inlen-
cion &.'" Este LLEVA hace entender mui claramente el movi-
miento del viaje del Jeneral Sucre, viaje de que yo tuve la pri-
mera noticia el dia que tuve la del asesinato, i no podia yo mani-
festarme conocedor, en Popayan, de un viaje i de un movimiento
de que yo no tuve noticia sino en Pasto; i apurando todovía mas
la dificultad, eSle UfWa solo puede emplearse con propiedad. pafai
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20
indicar Cjnp el sujeto a qnien él se refipre, hu s'dido d~l lllgar pn
donde se escribe la carta paro el IlIgar a donde ella se dirije (es
decir para Q,uito), i yo habia salido de Popayan para Pasto,
muchos dias ántes que el leneral Sucre pudiese siquiera llegar n
'Popaya n.
No sé yo para qué iria a ser bueno ocultar yo los nombres dp
Ayalleburo I de Guevara, sin tomar la misma precaucion con el
del J~neral Sucre, que era el único importante i el que debia
haberse disfrazado, si se hubiese tratado de cometer un crímen.
Pero si no aparece el objeto con que yo pudiera haber ocultado
ítCjuellos nombres, al mismo tiempo que ponia sin temor el del
Jeneral, sí aparece el dañado fin con que Flores hacia que esos
nombres 3e presentasen misteriosamenta indicados. Es el caso,
que en 1830 en que publicó ¡¡'lores ese manifiesto, estaban todavía
vi~os Ayaldeburo, Guevara i Flores conia el riesgo de que ellos
hablasen j elijesen ent6nces lo (Lue en realidad Q~bia habido con
relacion a ellos; i es tambien, que presentados esos nombres con ~l
velu del misterio, enjendrnri:::.n sospecba contra mí, porque pocos
serian los que paraban la atencioll en la inconsecuencia de usar
precauciones para hablar de los dos nombres insignificantes i no
Ilsar de ninguMil para l):lblar del nombre principal. No era así
como se clltendian les confidentes de Flores que espiaban al
Jeneral Sucre para comunlcarle con nombres diifrazados lo qua
(¡uerian que Flores supiese. Véase la carta de 16 de mayo de
Luis Urdancta a Flores (páj, 64 ue la Causa impresa)¡ carta
judicialmente reconocida, confesada i esplicada por Urdaneta
mismo. Llamábanle entre ellos llfuleguc, i no era suficiente este
di~fraz pam designar al Jeneral: todavía abundaba" en precaucion
poniendo solamente la M, i completando el nombre COI1 puntos.
I Infeliz de mí si hubiera sido yo el que habia escrito o recibido
.'sta carta mistr!riosa! i Infeliz ele mí!
El critico halla a veces las reglas de crítica, pero se hace el
qnc no las reeuerda en aquellas ocasiones en q" sus mismas
1'~g105 pueden favorece:rme a mí i desbaratar sus propios cargos.
Hablando (páj. 225) del efecto que pudo prouucir en Flores la
earta de Urdnneta, pregunta "¡ de qué buo" principio de críúca
"se deduce, que desde que uno se halla en el caso de vijilar
" sobre la conducta ele otro ya está decidido 11 hacerle asesinad"
Dándole tic barato la gran ¿¡ferencia que hai de una carta mis-
teriosa (llena ele sospechosas procauciones, i escrita nada ménos
'1M pOI' ,In Urdaneta a un Flores) a una sene.illa noticia que yo
daba H Flores con referencia 11 Ayaldeburo; le diré yo con sus
pillabras: "¡ de qué buen prillcipio de critica se deduce que desde que
U/lO 'e lialfa en el caso de dar una inocente noticia sobre otro, 'la
,s/á. ¡j,ciC/;,¿o ti hacerle ascs;lIar 1, . Pero es imposible ec iji!' coo'
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•
21
secuencia de principios en un crítico de alquiler, que, como todas
las cosas de alquiler, debe ser mui malo.
En la carta de abril, como se ve, me refiero ya al recado de
Ayaldeburoj i este, que no hizo mas que tocar de paso en Popayan,
siguió para Q.uito inmediatamente, pues no se detuvo sino tres o
cuatro dias a lo mas, mientras se le pagaban 60G pesos de la
tesorería, que yo mee dar sin dbmora. Ayaldeburo, pues, se fué
desde abril, i así debe constar en las oficinas en donde se le tenia
que despachar, que no son testigos muertos. 1 si e$to es así i para
qué habia de hablar yo de Ayaldeburo en la carta de mayo, I
hablar como quien habla de él por la primera vez 1 cómo podria
yo decir en lIUJ,yO: "Ayaldeburo i Guevara que van para esa,"
cuando Ayaldeburo se habia ido desde abril i debia estar ya en
Q.uito?
i 1 qué quiere oecir esto de ptiblicar todas t're~ cartas sin focha,
i publicarlas así el mismo a quien yo se las habia dirijido? no era
esencial saber la fecha en una CU6stion en que la cronolojia es
todo, i sin ella todo lo demas es nada, porque las fechas son el
único dato que puede servirnos para jU2gar de la coneesion de
las palabras con el asesinato? por qUé ocultar las fechas en una
cuestion de tiempo i de dias, en que ellas solas pueden decidir de
la malicia o inocencia rle una cláusula 1
i Q.ué habria dicho de mí el crítico alquilado por Mosquera,
si en lugar de ser Flores, fuera yo, pobre de mí, el que habia
publicado tres cartas ocultando en todas tres la fecha? i 1 por que
Flores cuida de publicar aislado un capítulo de cada una? por
qué no las publica íntegras? no está esto, señores, diciendo a
gritos que la pane o capítulos suprimidos en cada una de ellas
acabará de manifestar la inocencia de su contenido cuando no
pudo pubJicaTlas íntegrament3 este delincuente que, aun desde
ántes de ejecutarla, andaba ya buscando a quíén adjudicarle su
~ngrienta alevosía? ... Pero aguaTua, aguarda malvado: el dia
de tu juicio ha llegado ya: ya no puedes comprar calumniadores
con el oro del Ecuador: ya tengo tus cartas . ... t.e tengo en mi
poder.
ARTICULO 5:
OTI'~A CllRTA.
Como queda visto en el artículo anterior, las dos oartas de
abril i mayo, con todas sus supresiones, nada dicen que pueda
tener ni la mas remota relacion eon el asesinatoj porque no puede
tenerla una simple noticia, referente a Avaldeburo, de que el
JelJcral Sucre pensaba en la scgregacion do los departamentos del
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2:l
)lur. COJOo estas dos ":,,tas wJa poJian Jecird", lo que necesi·
taba Flores que dijesen. ahí entró el forjar otm que pudiese hacer
juego con ellas, para hacer creer, .a lo ménos, que yo tenia puesta
la vista al Jeneral Sucre para qUItarle la vIda; pero con tan poca
habilidad fOljada, que de su mismo contenido resulta i aun resalta
su falsedad. Vamos a verlo.
"Pongámonos de acuerJo D. Juan," dice el estracto de la que
se supone escrita en Popayan m Jnm'zo, "tlígame si quiere lIue
" detenga en Pasto al Jeneral Sucre, Q lo que deba hncer con el¡"
fr¡¡ses como ae ve, casi copiadas a la letra, del artículo del Dem¡)-
erata númerO 3.·, para dar a entender ron la uniformidacl de
lenguaje, que los hombres del panido, a que yo pertenecia i per-
teneceré siempré, estaban de acuerdo con migo para asesinar al
Jeneral Sucre. Véase "El Demócrata" pájinas lIS de la
Causa impresa, i 118 i 147 de la Historia crítica.
Con que en marzo ya pl'egulltaba yo a Flore~ si detenia ai
Jeneral Sucre, i, no como quiera, sino si le detenia en Pasto 1 en
dónde estaba el Jeneral Sucre en marzo? no e~aba. en su comi·
sion para Venezuela con el Sr. Esteves1 Malicioso torpe ¡ cómo
no se te ocurrió meter en tu cuenta para forjar este capítulo, que
en marzo no podia yo hacerte esta pregunta, cuando el Jeneral
Suere no viajaba para Pasto; cuando él andaba en su cornision
por una dil'eccion opuesta¡ i cuaudo le faltaba todavía volver de ella
a Bogotá, no siquiera para dirijirse a Pasto, sino para volver a
lejislar mui despacio, presidiendo el Congre o hasta abril en que
se hizo la eleccion de Presidente i se disol vió el Congreso, todo lo
cual precedió a su viaje del'graciad01 ¿ Podia yo adivinar desde
¡nu,rzo que el Jeneral Sucre habia de regresar a su casa por Pasto,
teniendo dos caminos masasu disposioion1 Ve pues, tú, cuánto
importan las fechas, tú que no las tuviste por cosa esenCIal al
publicar el enredo de tus tres cartas: ve cuánto importan, cnando
con solo haber puesto el mes, puedo desmentirte.
tI cómo podia ofrecer yo detenerle en Pa~to en marzo ~ quién
Illandaha sobre Pasto en marzo1 era yo acaso para que pudiera
hacer ese ofrecimient01 no estnb;l Pasto entónces bajo la autDridad
de Flores, que se estendia hasta el Ejido de Popayan por un
decreto de Bolívar: hasta entóncesi hasta mucho despues vijente1
Responde, fabricador de cartas, de mentiras i de enredos: res-
ponde t quién de los dos era obedecido en Pasto en el mes de
marzo? En marzo lo eras tú, i voi a probarlo con documentos.
El 15 do abril oficié de Popayan al gobierno instruyén-
dole "del peligro en que estuba Pasto de ser presa de Flores,
•• no pudiendo yo impedirlo miéntras subsistiese aquella deforme
" organizacion territorial provisoria con que Bolívar habia estendido
• la allloritlud de Flores ;"asta las goteras de Popayan_" Véase
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la copia puesta de olra Itlra i en paptl timbrado, que se deposita en
la imprenta como comprobante bajo la letra B. Tambien escnbi
pUlticularmpllte sobre lo mimo al jefe de la admintstracion (i lo
hizo por su parte el S•. Joaqllin Mosquera), como puede verse
por el borrador de mi carta. qne igualmente acompaño a este
artículo, baJo la marca e, de letra del mismo S. Mosquero, a
lo ménos en la pHlte q11e mas intensahoi. No fué SIDO en 26 de
abril que el gobi~fIIo, a con~pCllcncia de estas indicaciones, dt'sba-
rató a'luella capnchosa di'ision de territorio i me autorizó plena-
mente para a~ gurar a Pasto, i que, poniéndolo ya bajo mi auto-
ridad, arran~ó, o dtó como arrancar, aquella presa de las manos de
Flores, rcdul"iendo su autoridad a los límites que debia tener¡ i 110
f'lé sino en mayo cuando Pasto entró a obedecerme en virtud de
esta pro'idencia del Jefe del gobierno, como lo prueba la carta de
este, es decir la del Sr. Domingo Caicedo, que tambien deposito
bajo la letra D. Pero es mejor probar por las cartas de Flores,
que hasta mayo era él todavia quien tenia a Pasto a sus órdenes¡
!o hago encargando a los lectores qu~ pU8en la vista por el cuartl>
capítulo de su carta citada de S de mayo, letra A, en que me dice
que bien pu liera haber mandado tropas al Cauca, i añade,
"estando C01l10 esta CEe departamento bajo mi autoridad." Rnz'ln
tuvieron mis perseguidores para no permitirme en Papayan rrjis-
trar mis papeles cuando venia a responder en el juicio.
No estaba, pues, Pasto sometido a mi autoridad en marzo, ni
lo estuvo hasla mayo, como acaba de verse: e~ falso por tanto, que
en marzo baya preguntado yo a Flores ni a nadie, "si queria que
detuviese en Paslo a I:)ucrc o "lo que debiera ltasa con él" como 10
ha fraguado Flores con tan poco cálculo,
El Sr. Cárdenas, en su ya citarlo foJl~to Los acusadores de
Oba¡uio 4-.', ignorando lo que en realidad habia sobre estas tres
cartas publicadas ror Flores, pero aun suponiendo que yo las
hubiese escrito, pu verizó los cargos que se me habian hecho con
ellas i con el artícu:o tambien citado del Dl mócrata número 3.·, co-
mo puede verse de la pájina 9 a la 12 de dicho folleto. Allí están,
con triunfante lójica i con la mayor sencillez i claridad, convertidos
en impalpable po:vo dichos cargos, i deducido de ellos mismos los
mas robustos argumentes contra Flores i sus dignísimos aliados.
Pero el crítico, desentendiéndose de esto, al mismo tiempo que
reproduce con torpe porfía los cargos enmohecidos, tu va a bien
hacerse el ciego para no contestar aquel intrTesante trozo, como se
hizo el ciego para no ver otro i otros, tanto de mi libro como del
mencionado folleto, de que apénas se atrel'e a hacer menciono
~sta finjida distraccion, señor" crítico, es un escelente sofisma para
salir de un apuro.
Yo no sé como Flores, que en el Ecuador probaba cuanto
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queria probar, inclusas las cosas imposibles, se descuido de pre-
sentar una soberbia infonnacion de testigos que jurasen por Dios
nuestro Señor i una señal de cruz "que habian visto estas "cartas
" orijinales, las cualts SP. hallaban idénticamcnte copiadas en el
" impreso sin alteraciou algllna." No serin este el mayor de los
primores qUé habi~ ejecutado el que a~canzó a probar ser ecua-
toriano de naCImIento habIendo nacIdo en Puertocabello. El
padre Sierra era el mas rico surtimiento de vicios, i un facineroso
de playa; y cu~ndo Flort's quiso, le cambió en un modelo de
virtud por medio de una informacion de abono seguida despues de
su muerte; i no habia de serle mas difícil que esto una informa-
cion de vista e identidad ele dichas cartas.
Cuando esta infernal gavilla me tenia ,-endado en Lima, sin
poder ver mis documentos, sujeto únicamente a mIS recuerdos, i
recuerdos formados por las impresiones que causara Aquello que
ellos mismos, de acuerdo con Flores, escojian para publicar en mi
difamacion; perseguido basta en mi asilo; lleno de las atenciones
que procuraban darme, i teniendo qué hacer frente n una nueva
calumnia para cada nncvo dia, entónces, digo, hablé de estas
cartas i de Ayaldeburo, con la impropiedad de admitir como
cierto que yo hubiese consultado a Flores con relacion a Sucre, lo
que ahora encuentro, aun por la misma correspon,lencia de Fhres,
que no fué sino mui falso, como queda visto. Pero vtO tambien
que desde entónces (pájina 91 de mis Apu11tamientos) rrté a Flo-
res para que publicase integra la carta. i 1 lo hizo 7 No seTIor:
aguantó el reto, i Siguió la dif:¡macion. Pero esto lo ha remediado
el crítico [ris:mi diciendo al cnbo de cuatro afios, i subyugándonos
con sublime descaro con el testimonio d I Doctor Manuel Mallarino,
(páj. 166) que ha ,-isto aquellas tres rartas orijinalcs. Quisiera
cometer el suicidio de admitir como testigo hábil contra mí al
autor de la vista fiscal que hallará el buen lector de la páJina 149
n la 151 de la Causa impresa; pero tengo algunos motivos para no
resolvermp. a cometer este suicidio, i son: l.' que bace fulta una
informacion de abono con la del padre Sierr a para probar que
MaJlarino. por uno dp. tantos milagros que Dios obra sobre sus
mas pecadoras crenturas, es ya hombre de bien, tenido i recibido
por tal: 2.° que si a un hombre que se dice critico no le dice
nada la rara circunstancia de no haber 'isto esas cartas sino MaJla-
fino i solo ilallarino, en una poblacion de 70 mil habitantes corno
Quito, a mí in cuakluicTa que quiera parecer critico, SI nos dice
mucho. Irisarri, el abogado de Flores, el que ha vivido con él i
trabajado lanto sobre ~ to desde el Ecuador: este Irisarri, a quieu
entregó Flores orijillnl la carta del Jenfral Urbina que ha
copiado n la l'ájin~ 211 ¡no hn podido ('onseguir estos docu-
mentos orijinalcs. pern ni rll copia, I titile 'jll" remitir,c al reve-
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rendCl testimonio de Mallarino 1 pOI' ljué eiltas ~al'tas no obraron en
el proces01 hai quien pueda creer que si ellas fueran otra cosa
que una torpe invencion de Flores, hubieran dejado de agregarse
a la causa oriji,w,les? qllién tuvo lástima de mí para no hacerlo?
seria Flores?
Mas que otra alguna es concluyente es!.."!. razon contra la
ecsistencia de tales carlas. No basta que Mallarino afirme que
las ha vistu: Mallari no solo puede ser bueno para testigo de un
lrisarri: no basta que Irisarri diga, si se le antoja, que él. Flores,
Mosquera, Mallarino i Herran las han visto: Irisarri, Mosquera,
Flores, Htlrran i Mallarino no son mas que una pandilla de
b"ibones que tienen mucha razon para estar unidos. Veámoslas
orijinales, nunca será tarde, todavía les prorrogo el tiempo por
otros cuatro años.
l'ambien dice Irisarri en la citada pájina 166, que "en el
u Ecuador andaban estas tres cartas de mano en ",ano satisfaciendo
u la curiosidad de todos." i 1 quién ~s son estos todos? no le ocur-
rió a un crítico, tan fecunJo en objeciones cuando soi yo el que
hablo, i tan confiado cuando se trata de algun documento de Flores:
no le ocurrió, digo, que yo, I'Olviendo contra él su propia critica
i aun sus propias palabras podia decirle con mas razon que él a
mi, que cuando, pudiendo hacerlo, no se mencionan los testigos,
estos torlos valen taut") como ninglMo? Si todos las vieron, mejor
para él: debió tener testigos intachables, testigos a escojer¡ pero el
que Jos tenia a todos, no encontró a otro que a Mallarino, que es
lo mismo que def'ir ninguno porque Mallarino e~ tanto como nú¡-
gU,1I0, i todavía ménos que ningu,no.
i 1 no habrá habido algun lector de esas cartas publicadas
por Flores R quien le haya picado la curiosidatl. deseando saber
qué me contestó Flores a una sola por lo ménos de esas tres
carlas sobre el Jeneral Sucre1 i no habra habido quien caiga en
cuenta de que siempre se ha guardado bien de decir siquiera si me
contestó o no me contPstó1 No debió contestarml! la de marzo,
porque siendo falsa no pudo recibirla ni por consiguiente contestarJa¡
pero a la de 21 de abril en que le hablaba del Jeneral Sucre por
la noticia que me dió Ayaldeburo¡ a esta carta cuyo recibo me
acusa en la ya citada de mayo lo por qué guardé silencio en lo
relativo al Jeneral Suere que era lo mas prominente de ella 1 por
qué ten,ia haularme del Jeneral Suere en sus cartas? Le doi yo
la noticia mas alarmante que pudiera dársele al que se iba a
declarar en esos días soberano del Ecuador, i él me contesta a
todo, ménos a la noticia alarmante: me a~usa recibo de la carta
• en que le doi la nolÍ<!ia, pero se guarda cuidad<:>samente de hablar·
n.'e de ella, sin duda alguna porque le pareció mejor tomar c¡;.
silencio sus medidas para salir d ~ ~u rival" que d~r una contesta-
. 4
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Clon que pudiera desplles comprometerle. He aqllí la única
parte que inc1lpablemente he po,lido yo tener en la muerte del
Jeneral Sucre: Ina noticia inocentemente dada a un hombre a
quien yo no pude creer ta~ atrevido l alevo~oi pero noticia que
yo no he inventado, SIUO notIcIa que comllOlcaba el Jen~ral Es-
Dar, que afortunalamente está vivo, i noticia en que yo no hacia
mils qúe réfetlrme a Ayaldeburo. Pero bastante he pur!l'ado yo
el pecado de haber na lo esta inocente noticia. "
Cinco cal't'lS alcanzó a escribirme en el mes de mayo, i es
mui elocuente su ~i lencio en tolas ellas en lo relativo a la noticia
que le dí del Jeneral Sil 're en 21 de abril. Deposito orijinales
estas cartas, que son la citada de 5 de mayo letra A, i las de 20,
23, 27 j 28 con las matcas E, F, G, H, todas escritas de Po-
masqui, pueblo inmediato a Quito.
Digno es de notarse tambien que en 21 de abril, cor/lo se ve
en el estracto publicado por Flores, le propuse una t1Itreltista en.
'I'ul,an: él me la acepta, i me habla de ella, i me la ratifica en
tres diferentes cartas; i sin embargo se va para Guayaquil si n
decirme una palabra de su viaje. Me la acepta en 5 de mayo
(letra A): me la ratifica el 23 en 'la carta .que sirvió de pretcsto
al viaje del Tuerto Guerrero a Pasto (letra F): me vuelve a
haolar de ella el 28 (letra H), señalándome ya la clu,lad de Ibarra
para la entrevista; i acabando de soltar la plllma para esta cita, se
va para Guayaquil, volando sin decirme que se ·a. Sabe quP el
Jeneral Sucre se acerca: sabe que su soberonfa se va a volver
humo pl'esentándose Sucre en Quito, i deja a Quito con confianza,
i se aleja del punto en donde mas peligraba Sll poder, dantlo con
su persona en Guayaquil. t Habria hecho este viaje, si no
hubiera estado mui seguro de que ya no tenia por qué' temer ál
Jeneral Sucre como vivo sino como muerto 1 Los insendatos o
lijeTOs que un dia llegaron a pensar que Flores habia tal vez
ejecutado esta muerte de acuerdo conmigo, juzguen por estas
cartas i por la conducta que él descubre en ellas, si Flores ha
podido obrar de acuerdo con migo en esto.
En el número siguiente probaré con la contestacion de
Murgueitio, la fulseuad uel capftulo que ese falsario se ha atre·
vido a incluir en mi curta de 18 de mayo de 1830.
ARTICULO 6.'
Mt1ROUllITIO.
Los servlcios C¡lle he hecho a la libertad de mi patria, me
han dudo, como era natural, enemigos a quienes no he demorado
el1 perdonnr, mas de lo que he demorado en venen he -ser.'ido
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a la libertad, i era natural que los en~migos de ella se conju·
rasen contra mí: he combatldo el despotismo: i era natural que los
espíritus serviles quedasen fanáticamente irritados por la destmc·
clon de sus ícolos i la de sus conveniencias personales, tan fáciles
de ac:ecentarse cuando hai un désp'lta o tirano cuyos (avore¡¡ se
compran fácilmente con la moneda de la adulacion. Uno de
estos naturales enemigos es el Jenera! teólogo Pedro Murgueitio,
que tiene su papel en el drama de mi persecucion, como tambien
era natural. Amigo de figurar, i no siendo capaz. de acometer las
claras empresas que hacen que nlestros compatriotas fijen su
vista ¡sus esperan:rns en nosotros cuando nos lanzamos en ellas,
tomó el fácil camino de ayudar a establecer el despotismo, i abrazó
su causa. Vencido por mí en 1828 en la ladera, en donde no
se avergonzó de servir a órdenes de Mosquera, no volví a acor-
darme de que le habia visto en las filas enemigas combatiendo
conlra la constitucion de su patria que él i su caudi 110 mismos
habian jurarlo: le nombré en 1830 Comandante de armas del
vlllle del Cauca. Vencido otra vez i hecho prisionero despues de
la accion de Palmira, con el terrible comprometimiento de haber
estado cometiendo traicion erwendiéndose secretamente con el
enemigo, le mandé arrestar en un convento tle fmiles, miéntras
pasaba el peligro; i en seguida volví a alvidar:n~ de sus compro·
metimientos, i hasta de su traiciono
Pero no fué él tan flaco de memoria como yo: r~conccllt(ó
sus odios; !os escondió cobardemente en lo mas profundo de su
pecho, i los reservó para cuando se tocase la campana de mi pero
secucion Sonó la hora. congregaronse los {' nemigos de la liber-
tad contra mí, i lhrgueiuo se presentó tambi"n en d concurso de.
acreedores reclamando la parte que le corrpspondia de mi pescuezo.
He aquí el onjen de L'l carta de qlll' "oi a ocuparme, la carta
falsificada por ilnrgueitio diez año. despues del a.esinato de
Suere, i de la que nadie en todo ese tiempo habia hablado.
En 1840, doce añus despues de vencido ell la Ladera, diez
de acusado de una traicion nowria. i nueve de "~ncldo por la
última vez (en cuyo largo espacio de tl~mpo no se le había ocur-
rido vindicarse ante sus conciudadano! de aquellos hechos ya olvl'
dados), se le ocurrió publicar una Erporicion CaD d pretesto de
vindicarse i el interes único de herirme por la e8paluA, eu"ndo
yo.: •• preso, vendado, i la lengua anuJada por .mIS e~emigo~, no
pocha defenderme ni ver siquiera por dónde mIl venian los golpes
al¡wosos: en Lima i en la ohm de ¡risarri he vel11rlo yo a tpner
oolicia. de lo que el caborde M Ilrglleillo pscribló ' contra IIn
Ilwnbre amarrado.
La carta de que hablo es el documento
de- mayo de 1830, 1uC rpji&ra [nsarrí en
,
número 9 f~cha 18 ,
Sil llama la .Jlish>r;"
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cn/ica, pn qne, para que hlcipsp tnm}'i"n jnpgo ron las J111hlirndn~
por Flores desde 1830, intprcRla el falsili,'ndor esta i Rca~o otros
cláusnlas, hablando de Sucr~: "tenga U. mucho cuidado ron psp
"se1'ior, si viene por ahí, i haga que vCAga P(H es/a plaza," es
decir, por Popayan.
Yo escribí ciertamente a Murgupitio, segun mis documentos,
una cnrta con fecha 18 de mayo de 1830, relativa a varios asuntos
del servicio; i es, prllvaliénnose de esta verdad, que el falsario
intercala la cláusula de que se trak1. i de que tanto hace merito pi
crítico Irisarri en su chorla e1p la pájina 148, diCiendo que ron
ella se prueba que yo disponin qne se hiciese ir al Jeneral SuerE'
por Popayan para asegurar el golpp fiel asesinato. No soi tan
desgraciado que no tenga en mi poder In carta eontp~taclOn de
Murgueitio, uno de los pocos docnmpntos que St' han sah'ado
como por milagro del nnllfrajio político de mis papeles: es la de
27 del mismo mayo, que oriJlTlal consigno maleada con la letra I.
Si yo le digo en mi carta n Murgueitio lo que él dice que le
pscl'ibí; si yo cl)nsagro en ella un largo capítulo a tratar d~1
Jenernl Sucre, dándole las que llamaremos ÓrdeMJ, segun el
modo de cahficar las cosas que Uilln estos seí'lores, natural es i
aun forzoso que Murgueitio me haya contestado, algo siquiera,
sobre la parte mas notable de mi carta; i yo pido a los lectorps
que vean su contestacion, 1 que abriendo cien ojos busquen ('n
ella cuál de sus capítulos da e! menor indicio de haberle
8iquiera hablarlo yo del lenernl Suere en la mia. t Qué publi-
cadores de cartas son esto~, que. jamas dicen lo que ellos me
contestaron, i en cuyas contestacion 's no se encuentra jamas la
prueba de lo que dicen 1 Flores publica tres, i no dice lo que
mE.' contestó, ni aparece en sus contestaciones' Murgueitio publi-
ca una, I no dice lo que me contestó sobre esto, ni aparece 1:0 su
contestacion.
Celebro mucho que, aunque sea a fuerza de mentir, me
vayan ellos mi!mos summistrando en sus propias mentiras docu-
mentos con qué probarles otras, I defenderme de otros enredos: en
la misma carta que publica Murgueitio i reproduce Irisarri, se ve
que en el concepto dI' ellos yo no sabia el 18 de mayo por qué
via caminabn el Jeneral Sucre, como es mui cierto, pues aun
ignoraba i debia ignorar que estuI'iese en marcha: si yo le hubiera
dicho a Murgupitio, tenga U, cuidado si vune por ahi, esclaro que
en el concepto mismo de mis calumniadores, yo no sabia por quil
clmino venia, i por cOIlRiguiente no podia estarle preparando la
muerte en Pasto el que ignornbn si vE.'ndria por Pasto: tanto me
quieren atacar, que ellos ITllsmOS ataclÍndome me defienden_ ¡ 1
d" qu! medios podia disponer un majadpro como Murglleitio para
que yo fuese 11 decirle: haga que rtllga JO' tI/a plaza1 tenill este
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Slmpl,' tanto ascendiente con el JenPral Sucre, que pndll'Se per-
~uaJirle a que se fuese por donde no se queria ir7 tenia este sar-
¡enton, cu¡¡itan sin jente, que no se habria atrevido a llevar la
figura a la presencia del Jeneral Suere, sin poner los oJos en el
sneloj tenia, digo, cómo obligarle por la fuerza a irse por determI-
nado ramina 7 habria tenido siquiera brio para decírselo 7 el
Jeneral Suere no se habria reido de él en sus barbas, cuando no
hllbiera querido hacer mas 7 i si 110 tenia medios para conseguir
esto (como yo lo sabia mejor ljue nadie, pues mejor que nadie
conozco a Murgueiuo), ¿para qué le habia yo de ordenar ni pro-
poner que hiciese aquello 7
Adernas: ('1 medio de la per~uacion: tratando yo de rorncter
despues un asesinato, supone una ilimitada confianza en la
ami8tad de aquel a quien se le proponia, i 10 podia yo tenerla en
el débil, servil i pusilánime Murguritio, que tenia rencores contra
mí, por lo ménos desde el año de 28. El empleo de la fuerza,
para obligarle por ella a irse por Pasto mas bien que por otra
parte, supone mas, ponlue supone que yo andaba haciendo
público mi crímen desde ántes de cometerlo.
tNo pudieran decirme Murgueitio, Mosquera o Irisarri,
quiénes han visto ori}iltal esta carta, guardada por diez años, i de
que nadie ha hablado durante ellos, i cómo se les escapó de hacerla
obraren el proceso? qué le detuvo para mandarle este hallazgo a
Flores para que lo publicase en Quito con las otras cartas que
publicó en 18307 Cuando Murgucitio estuvo en lodo su auje
bajo la usurpacion de Urdam·!.'!, cuando este ocupaba toda la
Gaceta contra mí scbre este mi8mo asullto, en cuyo tiempo estaba
Murgueitio con las armas en la mano para batirme, entól1re~,
digo ¿cómo no mandó a Urdaneta este presente que 8010 ha
venido a ver la luz el dia de este concurso de ucreedores.1
Pero veamos ahora cómo psnsaba en realidad, acerca de la
rnuene de Suere el mismo testigo de Jrisarri, el que diez años
habia estado callando, i el que tenia contra mí semejantes antece-
dentes. En su carta de 17 de julio, que orijinal acompaño
marcadu con la letra J, cuando debia tener. tan fre8cos los recuer-
dos de tales antecedentes, me diee Murgueitio, entre otras cosas:
" Me hallaba en Cali cuando la tuve," (habla de la noticia de la
" muerte) i a vista de la emocion que se suscitó, tuve qlle persua-
" dir con razones sacadas de la natural,~a de las cosas, que ese aten-
" tado no podia ser sino obl a del opresor de Quilo. Al ver lodas las
" razones que en confirmacion me refiere D., he celebrado 1W l/aber-
" me equil'ocado." He aquí, pues a Murgueitio fallando redonda-
'llente contra Flores ántes que yo le comunica~e lo que iba resul-
tlhdo contra este, i a pesar de tener contra mí el antecedente dI'
que yo le habia prevenido el (¡jea del oso tremendo, que tralaba d~
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eazar en mis/itrras, wcargálldole que lo diri}u:u por donde le espera.·
ban los 1II07IIeros escondidos, como dice el sempiterno hablador de la
Historia. crítica. Cuando Murgueitio fallaba contra Flores í qué
se le habia hecho el anteced"ntc de esta órden de ojeo 1 i cómo no
se acord6 de ella ent6nces1 i por qué vino a resollar con ella este
falsario despues de diez años 1 no está saltando alojo que ese
capítulo del ojeo ha sido compuesto mucho despues?
Pero ya basta de hacer caro de tan poca cosa como los golpes
n ttaicion que puede dar un hombre como Murgueitio. En el
~iguiente artículo veremos en un documento creado por el mismo
Flous, cómo este hombre incauto i aturdido, ha trabajado para
probar él mismo, que ántes que le llegase a Guayaquil la noticia
de eRtar ya ejecutado el asesinato, trabajaba ya para defenderse de
la acusacion que esperaba.
ARTICULO 7.'
EL TUERTO GUERRERO.
El Tuerto Guerrero, regresando de la comision con que le
mandó Flores a Pasto, llegó a Guayaquil a dar cuenta de ella al
mismo Flores. Llegó, no sé yo en que fecha, porque el ,n/ieo,
que Il la pájina 194 ha apuntado el itinerario dl'l regreso de este
comIsionado hasta Quito, parece que encontró algun peligro en
dárnoslo hasta Guayaquil, como lo encontró en darnos el de icla
para Pasto, quP era el que mas interesaba; pero 10 sustancial es que
él llegó, que habló con Flon's, i que el 12, dos dias ántes que
llegase a esa ciudad la nollcia de la muerte, Flores tuvo a bien
hacerle dar una der.1aracion que yo no sé para que sirva, si no sirve
para probor que Flores i Guer~~ro, antes de llegar la noticia de la
muerte (lel .Teneral Sucre, ya sabian ellos que iba a morir i que
tenian que cargar con las sospechm. i que vindicarse del asesinato
que iba a suceuer. Es la misma que rejistra el bueno del criliro
con el nombre de documento número 28 de su Apéndice, i la.
misma que esta a la pájina 119 de la Causa de Monllo, mandad<
imprImir por el benditrsimo Herran. Yo no he podido ántes de
ahora hactr mérIto de e"te c~celplle documento, .8 causa de que el
buen Herran, o porque creyó que las fechas nada importan pata la
averiguacion de un hecho sujeto a fechas, o porque le importaba
mantenerme a oscuras, la hizo jlublicarsin ¡"ha, como lo est'n
otros muchos documentos de la Ca.usa impresa. 1 tan acertadQ
anduvo Herrnn ~n la supresion de la fecha de la declaracion de
Guerrero, que yo la tu v.e por declaraclOn dada a consecuencia de
la notiCIa (1 por tnl In liabria seguido teniendo ho~ta el fin de IQS
.¡¡Ioa), ~n cuyo cuso naJa hobria tenido de particular que Gue~rerQ
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hablase como habló, porque todo el jugo de esta torpeza cometida
por Flores, no está sino en la fecha. I no se diga que yo pud~
haberla visto en el proceso orijinal, porque mis verdugos, con un
celo que jamas alcanzare a ponderar debidamente, defendían basta
de mis miradas ese proceso, aun en las ocasiones en que mas nece-
saria me era para mi defen a la inspeccion material de los doct¡¡-
mentos con que se me argüia.
Es tal la impresion que deja la declaracion de Gefl'ero,
ántes de atendeTs~ a su fecha, que no solo yo la tu ve por declara-
cion tomada a r.onsecuéncia de la noticia, sino que Irísarri, con el
mayor candor del mundo (si candor puede caber en un hombre
de tan sublimada mala fé).ha caido en el garlito, teniéndola por
tal, i ha echado él mismo, con sus manos, un dogal al cuello de
Flores, su propio defendido, diciendo a la pájina 231, que "fué
tomada luego que llegó a Guayaquil la noticia de la muerte del
Jeneral'" tal es la impresion que causa¡ tal es el contenido de la
consabida declaracion: al mismo Irisarri le parecio que no podia
hablarse así. sin tener ya noticia del asesinato.
Esta uecJaracion debió tomarse así por mas de una razon que
ellos tu vieron, porque en algo ban debIdo tener razor!. Pioquinto
Pardo (testigo que ni es muerto, ni está en mi poder, sino en
poder de mis verdugos), en una de las declaraciones que con tanta
razon mandó suprimir Herran en la Causa impresa,' espuso en
Bogotá dos años despues, que cuando se publicó por balido en
Guayaquil la muerte del Jeneral, "una de las cosas que admiró
te mas aquel pueblo, fué que, ántes de llegar el parle oficial de la
" muerte del Jeneral, ya se habia dicho, 1tnos tantos dias ántes que
" lo habian asesinado en Berruécos," i esto mismo dicen Guzman i
Castillo, de quienes se tratará en otro artículo. El vecindario
deducia de esta anticipada chispa lo que debia deducir¡ i au nque
en la declaracion de Guerrero parezca que ellos hacian el parche
ántes de tener la llaga, no es enteramente cierto, porque sí tenia ya
la llaga de esas justas murmuraciones. Pero si Herran tuvo miedo
de que el público viese esta i otrns declaraciones, yo la consigno
comprendida en un teslÍmomo legal (letra K) que conservo en 32
fojas útiles, i el curioso lector hallará estas mismas palabras del fin
de la 11." al principio de la 12." foja. Que el parche quedara
mal trabajado: que él no haya hecho mas que encancerar la llaga
en lugar de cerrarla, esa es otra cosa, i 10 que quiere decir esto, es
que boi llagas que con nada pueden cUrarse.
Irisarri, como me sucedió ~ mí mismo ántes de ver las fechas,
i como le sucederá a todo el que lea la declaracion de Guerrero
sil. atender a la fecha, se dejó impresionar de los términos en que
en concebida, para reputarla como la reputó por declarllcion
darla despucs de la noticia; pero 10 'Ine sí no puede esplicarse sino
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con la mala f~ de esto criticastro, es que un hombre de pro, un
sujeto tan avi.,ado, un crítico que [1nto busca i rcbusca, cunn lo lo
necesita para acriminarme o para defenrl.er a Flores, no haya caido
en cuenta de que del 9 al 12 (esto es, de la fecha en que llegó el
parte a Ibarra, a la de la declararion de Guerrero) no van mns
que tres dias, i que era físicamente imposible que en ellos llegase
de Ibarra á Guayaquil, habien10 entre esos dos puntos mas de
eien leguas de' pésimo camino. El crítico que tiene tragadero
para engullirse en globo sin mascarlas, mas de cien leguas andadas
en tres dias, solo estará bueno para embobar a los lector~ que ya
no necesiten de qle nadie los embobe (porque si los hai de esta
condlcion), mas no a aquellos que no cargan los ojos for puro
adorno. El parte llegó a Ibarra el 9 (pájina 92 a 93 de a Cau.a
impresa), i la declarncion de Guerrero es del 12; i el mismo crúico
que se asombra (pájina 144 de su obra) de que Sarria caminase
30 leguas de tierra llana en mas de 36 horas haciendo sus cuentas
como le parece mejor, traga f~cilmente que el parte atravesase lo
mas áspero de los Andes i anduviese ciento I tantas leguas en
tres dias para poder llegar a Guayaquil el 12, fecha de la declam-
cion de Guerrero. Pero ya me olvidaba de que él no buscaba
una verdad, sino cómo acrimmar a un hombre que se le habia
señalado como víctima. él, aunque hombre de pro, no es ni puede
ser cntico de pro cuando de mí se trata, porque esto va contra su
mision: él no es mas que ~ríti.co de contra; i vicndo unas cosas i
dejando de ver las que no le convienen, no hace mas que cumplir
ron lo que ha ofrecido a quien le paga: el pro i contra se queda
allá para los críticos que no tienen a quién dar gusto, ni mas interes
que el de desenterrar la verdad.
Con [Odo esto 1ah pobre inocencia! de qué pequeñas cir-
cunstancias depende las mas veces el que puedas manife,tarte o
quedar esr.ondida, acaso para siempre! de qué pequeñeces depende
que los hombres te absuelvan o condenen:! de una fecha tal vez
!enida por insignificante hasta por el. mismo acusado, iah, pobre
mocencJa! He aquí la mla dependIente tan solo de una fecha,
casi inaveriguable para mí, i cuya importancia tal vez ni sospe-
chaba: he aquí la averiguacion del crímen de Flores, dependiente
tambien de una sola fecha que yo no habria podido averiguar, si
la obra de Irisarri no me hllbiera dado el un dato i una carta de
Flores el otro. Si yo hubiera muerto en la alevosa i cobarde
persecue.ion que he sufrido, yo habria pasado por el asesino de
Sucre, i sinembargo bastaba para mí el hallazgo de unafecha.
En el artículo signiente ~e dará noticia del contenido de la
declaraclOn de Guenero; i allí se verá que si los historiadores de
Vcnezuela, Baralt i Dia¿, i"Ii"les o lijero~, han dicho. "Fué
h siempre propclIsion de culpables, par.! alejar de sí las so>pccha:>,
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•• litJctrla.. T~atr soh,·t otrO$ con n:fanado ahinco:" se 'l"erá, digtl, que
~i ellos no han tenido razon para uecirlo Jlor mí, la habrian
tenido de sobra para decirlo por el que hizo tomar la declarecion de
Guerrero. Si por las señales del culpable que eUos dan en su
regla. se descubre quién es gste Clupabk, le hallarán fácilmente
leyendo con ojo crítico, con buena fé, i con pecho imparcial la
declaracion de Guerrero. No los culpo del todo: es mui natural
que ellos se inclinen a Flores i no a mí' tal vez son bolivianos,
como 10 es Flores; yo no lo soj: Flores es su paisano; yo no lo
~oi. Natural es que haya1. deseado que la mancha caiga en un
~trallo i no en un paisano suyo, i hasta el patriotismo, estraviado
por el deseo i por el interes nacional, puede haber tenido en esto
mucha parte: no bai en el mundo muchos Herranes i Mosqueras,
que a fuego i sangre se empeñen en npropiar R su patria una man-
cha que no le pertenece.
ARTICULO 8."
LA OECLA RACION.
La sustancia del Interrogatorio a que respondió Guerrero, es:
.- "a qué fué a Pasto" (para darle ocasion de justificarse de la
sospecha del viaje): 2." "si yo habia convenido o no en no ocupar
a Pasto" (para presentarle una ocasion de preparar los ánimoS'
contra mí, trayendo de 105 cabellos el nombre de Sucre en la
respuesta i alejar de Flores las sospechas del asesinato que aguar-
daban); i 3." "cuál era mi opiuion sobre los actuales sucesos de
Colombia" (para disimular el fin verdadero de las dos primeras
preguntas). A esto se redujo la curiosidad de Flores espresada
en el interrogatorio.
Ahora me toca a mí hacer el mIO para que me lo respondan
Flores, el crítico, Mosquera, Henan i compal'leros. i Con qué ob-
jeto bacia tomar Flores una declaraclOn semejante ántes que se su-
piese la muerte de SIIcre1 Una declaracion no se toma sino para
hacer constar un hecho ante algun superior, o para que ella vaya
a surtir efecto en algun juicio, o para saber lo que se ignora i se
necesita eaber, o para responder a un cargn ya hecho.¿ Ignoraba
Flores (Flores, que era el que habia mandado a Guerrero) igno-
raba digo, a qué habia ido Guerrero a Pasto? el ya soberano del
Ecuador tenia algun jefe a quien carle cuenta del viaje de Guerre-
ro? el viaje de Guerrero era en sí mismo una accion pecaminosa
para que se le reconviniese por él ántes de saberse el asesinat01
se estaba siguiendo algun juicio sobre el asesinato ántes de suceder'l
algl9D le habia formado cargo por el viaje de Guerrero ántes de
saberse la muerte de Sucre1 Flores. que acababa de hablar a
.5
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H
,u ~DtisfacGiQn <:(>n Guerrero ¡qu~ era lo que pod,ia haber quedada
ignorando ¡ 19 que todavía esperaba- saber leyendo la declaraciou1
1 si nada de esto auc:edia, ni JlOdia suceder (a qqé fin, con qué
abjeto, para satisfaceF a quién, mandó tomar esta declaracionL ..Si,
justicia ruvina •••. te comprendo •..• no fué Flores, fuiste tú qUil n
la manoq tomar.
Se preguntó a Guerre~o (por supu.esto, paTa satisfacer a
FlO)'6S) a qué babia ido a Pasto, i )'espondió lo que ya debia sabe,
bllores .••. "a llevanme una earta de Flores, i a deairme a la voz;
l' de parto de Flores, que no enl conveniente que ní él ní yo ocupá.
' semos a Pasto.!' Se le ,preguntó si tuvo efecto su comision, i el
resultado de ella; í el (j¡ne acababa de decírselo todo de palabra ~
$U con¡.itente, dijo pam conocimiento de su comitmts, lo que ya debía
saber desde que pablaron de elkJ de palabra: en lugar de deeu qUB
su comision habia sido inútil i sin resultado, porque ya yo habia
ocupado a Pasto, deja. de responder sencillamente a lo que se le
pregunta, i se entrega a responder detalladamente lo que no se le
habia preguntado: no habia sido materia de nuestra entrevista el
nombre de Suere, que ni venta a cuento, ni me habia siquiera pasauo
por la memoria, i a propósito ,le la ocu pacion de Pasto, que era lo
qlw se le praguntnba, sale con el despropósito del nombre de Sucre,
roido de las cabellos, diciendo que yo le habia dicho qUIl I'F11lI'6s
'1 pvocerun conmigo de mula fé, pof.(lue no me habia contestadQ
" ningunll de mis cartM, $ienGlo así que en una de ellas Je pregun-
'1 taD."t qué nra lo q'u debtfl'ia /¡acsr con el Jweral Sucre, porque
'1 cre.i filiO le podia ser perjudicial en el gobierno del su r;" probán.
<!ose a01l o¡¡1o que el qlll6 forjó la carta de mauo, i el que di~tó esta
Gealam.cion, na son dos sujetos sino uno nlisrno, Entónlles el
deolarante, que sabia bien el objeto con ¡¡lO ~e le tomab¡¡. aqnellu.
declaracion ántes que llegase la noticia del asesinato, cumple aOIl
su objeto i ro entrega to:vpeulente a preveniF los ar!l'ulDllntos que
~Ilv(q no 58 le habían hwho ni podlJo hacer n FlpffS, RJlticipán-
dose allÍ '1 hacer, ante& de la nrnsacion, el nlegalo de bllena prueba:
!lbi¡I~ ellos,por ejomplo, que ni saberse la muerte del Jeneral
S'tJ~rc, se habia de creer naturalmente que le habia matado aquel
rival a quien la presOlicia del Jeneral venia a S~r pc.rjlUi:icial en el
Silir, i pollen asta palabra en mi JOC1 ciesc8 eutánces; sabian que
~como mui bie.n lo dice MUl'guaitio en su ca~ta rll> jilio citada) 56
l1abia de aausar a Flór!:$ can 'l'ruJ07l<S sacadas de l¡¡ II/!)t~!YIlllZa rk
¡fU 'alas, i se le haae decir a Gu.e:Pl'!If<l qtle él me habia cOll.lestado
que .,1" venida del hneral al sur, en. nada pOlI'l'ilb pll1;udiclltr D
1I',1~M (oosa por ooa parte tan distante da la realidad), a Fle.re_
lJIm .illltbia sido IJOITMUM al mam.do p07 los rufraji.o3 jlJ1llrales." sabian
que cliandQ llegase la nQticia S6 babia de halllar de los mediQS de
que lB habria vaüuo Flm6B para impedir la venidn de su rival, i
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ftbilln que era consiguiente que se habria de inquirir 80bl'e e$to, i
.1 declarante se apresura a esponer que me habia dicho eh Pasto
"que no ~abia él de qué medios legale! podria valerse FloJe;
pam impedir la vanida del Jeneral Sucre al sur:" nadie les habia
hablado, ni podido hablar todavía de medios legalell> ni no legales, t
el declarante entra ya a distinguir los unos de Jos olfos mediw
sabian que se habia de decir que al¡runo habia empleado el mooitb
de matar al Jeneral Sucre para Impedir su regreso, i se le hace
decir cen anticipacion a Guerrero que yo le liaMa dicho en Fasto
que "habia mil fIIodo, de impedir que el Jeneral Sucre Ileglfl'a Il
sucasa," para que se creyese que ese alg¡¿M era yo que así mEl
habia e$presado COIl Guerrero.
¡,A qué viene toda esta creacion de disculpás, argumentos i
sospechas, ántes de saberse la noticia del asesinatdl a que vienen
disculpas ántes de apareceT la culpa, argumentos ántes de haber
disputa, i creacion de sospechas ántes de aparecer el delito? Bien
pudiera yo decir por todos estos preparativos de la calumn1a, co-
piando a la letra las mismas palabras de Flores en el manifiestG
a que estaba destinada la declaracion de Guerrero, tomada desde
ántes de la noticia' bien pudiera yo decir: "La negra marúJ que
" dió muerte al Gran Mariscal de Ayacucho, ha querido oC'ltltars"
.. bajo el velo de las circunstancias que afectaban a Colombia; mas,
" eIJa ha sido descubierta al llamar a su sowrto a la calumnia impía."
¡Oh vetdad, verdad! tú revientas hasta par la boca de tus enemig<!ll!.
¡,Hai cosa mas luminosa i cOllsoladora que yer la<llWll!o l1egra.
del asesino queriendo ocultarse con la declaracion de Guerrero huj"
tlllelo de las circunstancias que af~ct3ban a Colombia, i ver InegCl
d:eswJJierl¡¡, esta misma mano en aqup:lo mislDo que hacia para
esconélerse, i en el actQ mismo de lIa'fTUh)" a su socorro a la calulI¡n'ia
i"'pía" que lDe preparaba con la declaracion de SU cómplicE!?
Miénttas Flores me entretenia con .ei~ ¡isoPljaras ca,tns qttlC me
llovió en aquellos dias, i me adormecra con su amistad en la de 14
de junio (letra L) diciéndome: "es pre~so ~on f9sar que agUtÍ) 11fJ
"te se 1/,0, tu/pació •..• .••• Aunque tú por lrls circunstancias hayás
desconfiado de 'l/vi a1l1.istad," (ahrde a cartas m111 dnras q~~'~ habra
recibido de mí por sus tentativas sobre PaS!D, como CDOsta er.)a glfe
acabo deo citar,) "yo he sabido pOMl'te al abrigo de loda SOspeclUl:"
mie!ntraseste traidDr me deeia esto, dejando ya! fabricada la sospecha
desde dos dias ántes de fener la noticia det ase~mflte, él mismo
fabricaba la prueba de su propio crímen en la anticrpada declara·
eion de Guerrero; en aqtlello nllSnJo que habia. fabricado para
calumniarme desplles i para fundar su futura defensa. Y 1) Il'O
cito M<1llarinot pata que vengan a servU'me de testigos. Vengan.
~ mis enemigos, a ecsarninar las cartas de Floree, su letra i
·su mma.; vengan los flumliroaos aj&nte~ de Mosquer-& i dé 1'101"41.,
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ya que los hai en Lima de todas calillades i t~mañosj de Mosqueta
i de Flores que son una mIsma C08a. Sm la dedaraclon de
Guerrero ino habría sido mui dificil probar que él i Flores sabian
ya que el Jeneral Sucre iba a ser asesinado, i que de antemano
creaban los matewales i alegatos en que pensaban apoyar su calum·
nia i fundar su defensa? ... ir podrá dudarse despues de esto que
hai una Providencia que vijila miéntras duerme el il'locente1
Yo no pude saber nada de la cision de territorio que se decia
iba u hacer el Jeneral Suere, hasta que se me diera esta noticia,
porque nadie puede saber la noticia que todavía no se le ha dado:
no pude temer tal cision ántcs d~ tener esa noticia, porque nadie
puede temer ántes de tener moti '08 para el'lo: no pude escribir a
Flores sobre el Jeneral Sucre ántes de tener estos temores, porque
nadie puede manifestarlos ántes de teucrios: yo no los tuve sino
en abril por Ayaldeburo, como lo pl'llcba mi carta de este mes que
Flores mismo ha publicadoj luego es falsa la carta de marzo en
cuyo mes no existian tales temores i por consiguiente no habia para
qué hablar entónces del Jeneral Sucre, ni para qué temer, ni para
qué tomar precauciones contra él: luego la carta de marzo fué
fraguada a la necesidad por el veterano de las falsificaciones, por
el que me habia confesado la de la carta publ!eacla en Jamaica:
Guerrero habla en su dec1aracion del contenido de la carta falsa de
marzo, luego solo pudo clarle noticia de su contenido el mismo
que la habia fraguado, o que ya tenia intencion de fraguarla. He
aquí, pues, a Flores sujiriéndole a Guerrero, desde ántes de saberse
el asesinato, otra de las cosas que habia de deci r en su declaracion
para defenderse con ella de esta acusacion futum. Para que estas
consecuencias no fueran ciertas, lej¡timas i rectas, seria preciso que
no fuera cierto que he probado documentadamente clesde el artí-
culo 5.·, la falsedad de la carta de marzo.
Preparándose Flores para dar su manifiesto, desde ántes del
asesinato, i como haciendo que Guerrero aludiera a la carta de
marzo, cuya falsedad dejo espléndidamente probada en el referido
articulo, me hace decir por boca de Guenero la queja de que "él
" no habia contestado ninguna de mis cartas, siendo as! que en
" una de ellas le preguntaba qué eTa lo que deberia hacer con el
" Jeneral Sucre." Solo Flores sabia que no me habia contestado,
no la carta de marzo cuya falsedad está proÍlada, sino la de 21 de
abril en que yo le habia dado ~obre Sucre la noticia que habia
snbido por Ayaldeburo: solo él 10 sabia i solo él debia saberloj i
5inembargo, aparece Guerrero hablando de este silencio como que
yo me qu~jaba de él: ántes del asesinato no tenia yo para qué
estrañar ese silencio, ni por consiguiente para qUé decírselo Il
Gu.eJTcro: lo~ motivos que yo habia tenido en abril pam darle esa
notICIa, ya hablan desaparecido desde que yo supe la mdcpenclen-
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José María Obando: El Jeneral Obando a la historia crítica del asesinato del gran Mariscal de Ayacucho. 1847.
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José María Obando: El Jeneral Obando a la historia crítica del asesinato del gran Mariscal de Ayacucho. 1847.

  • 1. A-T5358 EL JENERAL OBANDO A LA. 8EL ASESENA1'. bE L. tRAN MARlSCAL DE AYACUCUO, .~...."ADA tftll EL SE~OR AIITONlO mE IRTUW. ¿~r'Z4'¿1:~:~/~5 _._ ~~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 2. UOOOTA-REIMV"RE80 POR JOSIl ANTONIO CUALLA CALLIi DIl LA TERCERA . 1848. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 3. ADVERTENCIA, Publicndos yn en "El Comercio" los pri- eros nrtículos de mi contestacion a la obra de .risarri, algunos sujetos respetables manifestaron Interes en que yu formase un volÍlmen, porque de otro modo apénas podria quedar memoria de ~~e yu ha~ia. co~testado a esta nueva acu.sacio~, ~Iellllo mUI difícil conservarla de las partlculal'l- dades de mi defensa, perdidas casi en las colum- lIas dispersas de un diario, que por su propia naturale7.u no puede dejar mas que recuerdos confusos de ilOpresiones efímeras. Conociendo ellus mismos que si yo habia recurrido a un perióJico para la publicacion de mi defensa, no era sino porfJue carecia de los medios de cos- tl'ar U I vol Cunen, ofrecieron reunir los fondos necesariu.. para esto, i lo hicieron. A esta circuns- tanl:ia, a la liberalidad de estos señores, i a su interes en favor de un hombre que ellos reputan inicuamente calumniado e inmerecida- mente perseguido, debo la ventaja de ver circu- lar mi dE'fensa en un volílmen, despues de ha~ berla hecho aparecer en un periódico. Debo aprovechar esta ocasion, como cnalquier otra ~~e se me presente. de da rles público testimo- . 1110 de mi reconocimiE'nto por 1lI1 fa 1'01', en rea· Iidad mucho mas granrle todavía que el qUE' ellos un pensado hacerme. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 4. EL JENERAL OBANDO A I.A - ARTÍCTLO 1." ORín:N DE LA ODRA. Publicados en Lima en 1842 mis Apuntamientos para la' historia, rasgué con este escdlo IOJs velos que por tanto tiempo habian mantenido inesplicable el misterio da mi persecucion por Jos que me acusaban del asesinato del Jeneral Sucre á los diez aftos de sucedido, i el enigma de su noloria alianza con Flores i aun con Apolinar Morilloj el primero, designado por la mas natural i justa crítica como responsable de aquel hecho atroz (qull solo á él podia interesar); i el segundo, el hombre reconocido como el principal instrumento para la ejecucion del crímen, a 10 ménos, segun las apariencias i el comun consentimiento de las partes. Mi aparieion en el Perú, despucs que los persegu idores de mi vida i reputacion se lisonjeaban ya de la seguridad de mi J1luerte en las montailas del tránsito, i !TIas que todo, la publicacioll Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 5. 4 de mi defensa, pusieron en grave cuidado 6. los que, por miras que no he menester csp!ic~r. habian tomad,o a su cargo ~l sestenimiento de la ealumma I la defensa de F lores, su n~tural aliado, Esto los hizo ya pensar en su vcrdadera Sltuaclon, I resolviéron salir -di! este- CIÍl1Hí~ - !currien~o a, un nucvo espe- diente peligroso en verdad, pero 'cuya teorta sallsfacla, al parecer, todas ~us necesidades: el aliado Morillo ~'ob,ió a ser presoj y ni mismo tiempo 9ue se tom~ban en la . Nueva ~ranada ,las, conve- nientes precaucIOnes pam ImpedIr la IlltroducelOn de mI Itbro, se concertaba con Flores el modo de dar a este grave nsunto una ter- minacion que los pusiese a cubierto de los cargos, llevando n Morillo al patíbulo en la falsa creencia de que cl aparato de su muerte no tenia mas objeto que dar )leso á las palabras con que en el lancetremcmlo habia de. achl'llina,rme B ca,mbio de !~ vida, que ofreclan salvarle despues que huble~e sostenido nI pie del suplicio que yo le habia ordenado asesinar a Sucre, Hízose así por mi fortuna: condújose a Morillo al cadalso en aquel falso concepto: cumplió, segun parece, su palabra: quitáronle ertónces la vida, i circularon por todo el mundo las últimas palabras de Morillo, Pero, no todos los hombres estaban ven- didos 01 poder: las revelaCIOnes empezaron a dar n conocer en el esterior aquella inicua trama, i la mano de Dios hizo que nIfin mis calumniadores mi~mos, clijiendo documentos, imprimiesen alguno. con el tíiulo de Causa criminal srj'Uida fonlra ti C(mnul Apolinllr Morillo <t,. Un granad ino desgraciado como yo, i 8 quien yo no pude haber pagado para que h hicie!W, tuvo la oficio· 6idad de examinar los tales documentos, estudió la causa, i pre- sentó la demostracion mas sensible que yo podia haber deseado de mi inocencia, de la inm,'ralidad de mis perseguidores, j sobre todo, de la deccpcion'"on que se habia quitado la vida B Morillo despucs de haberle arrancado aquella última declaracion; IOdo probado con los documentos mismos que mis cruumniadClTcs habian elejido para publicar con el fin de mfamarme, como Jo habrán visto lo¡¡ que hayan leido el cuaderno titulado "Los acu- sadores de Obando ~,a" que publicó en Lima en 1844 el Sr. Manuel Cárdenas, hallándome yo ausente en Chile, i estando presente aquí Tomas Mosquera, el principal de mis acusadores, 'fomad'lS por el 3410r del cuaderno discretas prc('auciou.cs paTa. b4r1ar la vijilancia de Jos gobern~nte..~ logró introducir icircular S4 Irabojo en la NI~ev!l Granada, i eUos vieron entónces.. Sil) T>oderlo ya evitar, dereubiel10s á los ojos de todos los iaicuos maneips practicados por ellas en la célebre cal~. ' .En este nueva conflicto recojieron las fuerzae de Sil ánimo lIb!atldo, p!lra. ~altr, si pOlliau, de la tPrrible posicion en flue los OQ!ocaba Ina lemo.lmelOn nn eneilln de sus nltos delitos 1 dI' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 6. 1) mI Inocencia: habian destrozado tí la República justificando los desastres con la necesidad i con el finjido interes de castignr un crimen, i estaba ya demostrado i puesto al alcance de todos que yo no lo habia cometido sino aquellos mismos con quienes hipó- crita i desvergonzadamente se habian aliado pam sostener la calum- nia e impedir que apareciese el verdadero delincuente. Mi patria abunda 'en diestros éscritores, cuya reputacion de honradez i probidad habria sido ella sola un argumento contra mí; pero no hubo en ella ni entre mis enemigos, un solo hombre de crédito que se animase á vender su conciencia i esponer su reputacion por el oro que ofrecia el poder a cambio de una obra destinada 11 arrojar polvo a los ojos de los lectores para hacer prevalecer la calumnia. El aliado Flores ncababa de capr estrepitosamente en el Ecuador, i con él su escritor i paniaguado el Sr. Antonio José Irisarri, que, por mui conocido ya, me ahorra pI trabajo de decir quién es, ba~ándome que sus lectores no pierdon de "i,UI su carácter i antecedentes en aquellos pasajes en que él ha osado praaentarse como autoridad. Nadie mas apl'Op.ósito que él para encargarse de un trabajo semejante: sus comprometil'¡lientos í su intimidad con Flores' la circunstancia de tener ya algl¡ adelantado este trabajo desde el Ecuador por cuenta de Flores, ·cuya cairla no dió tiempo á que se publicase bajo sus auspicio!: su jenial antipatía contra los hombres de América que no hal) seguido la huella del depotísmo: su proverbial malediceneia: su venalidad: su ncreditada mala fé: sotist~ría; i por último, hasta la indolencia con que está acostumbrado a mirar lo que pueda juzgarse de su moral por sus hechos, todo le llamaba R ser el encargado de escribir una obra semejante, Hullábase él asilado en Pasto, en donde Herran, yerno i cómplice ae Mosquera, hubo de arrojarse en sus brazos i comprar su maledicencia, como úliitno recurso para .alvarse de la responsabilidad que los persigue, i entónces vimOll el anuncio de la Histol'ia critica del afesinato 8,-.', que debia publienr Irisarri. Así, vemos que los interesados en esta calumnio, sin abando- narla, han marchado ~iempre haciendo fuego en retirada, aunque eon fuerzas superiores. Desalojados de su primer balu~rt€ (las IOrmulas legales), se atrincheraron en el pril'ilejio de hablar solos: flanqueados, i arrojados de esta fortaleza, se reuj iaron en la declaracion famosa de Morillo; i derrotados en pste ,,!timo punto, han tenido (Iue guarecerse, pnra su vergüenza j oprobio, en la maledicencia de un sofista, de un desgraciado (lue tielle la triste obliga~ion de desmentir su propia conciencia para ganar una cantidad. Un Irisan'i ha sido su ítlcimo recurso, su último abo· gado, BU último tribunal dc n p~ lac ion: v("remos si con este refuerzo hIn alc107.110 ti ll11nt.'nrr Sil , po.idon,'~· ""remos ,i plle ¡., ¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 7. 6 relistir el ataque, i en qué sltuaeion los ha dE'jaclo este último esruerzo, despues que, una vez publicada la obra bajo los auspicios i direccion de los mismos interesados, lo que hayan dicho en ella, se ha hecho irremediable, porque ya lo han dicho. Yo haria poco en demostrar solamente mi inocencia, que ya no necesita de nuevas demostraciones: en el ~tado actual de las cosas, ambiciono un poco mas, porque puedo demostrar, no solo que soi inocente, sino que lo soi i lo he sido siempre en el aOll- cepto mismo de Irisarri, i pOl consiguiente de sus defendidQ,S, de quienes él no ha sido mas que el órgano, i bajo cuya inme- diata inspeccion se ha publicado la obra de aquel, sin que les.sell posible negarlo. Por esto mismo, dejando a un lado a lrisarri. 'Jo me dirijiré solamente a lQs que le han rogado y pagado pera que los favorezca con ~u mala fé, con su insulsa sofistería, i RilO COD la indolen<;ia de sí mismo. El único cargo q~ en rigor <Jebiera hacerse a este, es el de haber prestado a otros su pluma j su nombre, i este cargo ya queda hecho: a~í que, cuando yo haga cargos al autor, no se entienda que los haga a J.risani, $i!lP a Herran MosqueTa &.', que car~n con la responsabilidad de sus ar[umentos, como es responsable de) sonido el que tocó Ja trompeta, i no el instrumen¡o con que se produjo. Cuando yo tuve noticia de que la obra de IrisurTÍ se.hallaba tan adelantad", que ya podria considerarse concluida, ofrecí en "El Comercio" número 2,173 del miércoles l(i de setiembre de 1846, qua no volveria a decir palabra sobre el asunto del lISesinato, hasta que mis enemigos acabasen de mentir, hasta que con la publicacion de Irisarri se hiciesan ya irremediables las falsedades de los patronos de esta calumnia Desde entónces he estado haciendo esruerzos para obtener la obra, que no he podido con- seguir sino mui tarde; porque, al paso que yo no he escrito nada sin notificar de ello a mis adversarios, d~stinando para ellos algunos rjomplares, a ellos no se les ha ocw'rido hacer lo ffiismo porque parece que les importaba mantenerme en la oscuridad i privarme cuanto les fuera posible de los medios de defensa. Como quiera que sea, ya tengo la obra en mi poder, i la he leido. Careciondo de recursos para escribir un librEl, tengo que ccfiirme en la contestacion a la estrechez de las columnas de un diario que la liberalidad del periodista me ha franqueado siempre para mi defensa. Comprimido dentro de estos estreohísimos límites, tendré que dar a mi trabajo, no la forma que mal pu- diera convenir, sino Ja que mas se acomode a los medios de que puedo disponer: sincmbargo, haré lo posible para conciliar con el rigor de esta servidUmbre, la necesidad de presentar claro el touo Jójico de estas contestaciones para que, al terminarlas. pueda el le:tor nbrnznr con un solo golpe de vista el fin torcido de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 8. 7 acu'aeiol1, la absoluta falta de probidad con que ha sido conducida I la demo¡;tracion de mi inocencia, deducida aun de la conciencia misma de los acusadores: en una palabra, los escombros de la titulada HÜ!laría cr{¡ica, Yo enumeraré los cargos que me hace, la faecion, i cada uno de ellos será la materia de un artículo, que !Illdrá cuando lo permita la situacion en que me encuentro, suplicando a 106 SS. diaristas del continente que, en obsequio de la inocencia inerme, perseguida por la calumnia armada, o, si se quiere, con el objeto de poner la cuestion en estado de poder ser juzgada, tengan la bondad de insertarlos en sus dIarios para hacer mas fácil la circulacion, que de otro modo seria mui escasa. Al contestar los cargos, yo senalaré con precision los lugares de la obra en donde deben encontrarlos los lectores, que afortu- nadamente no pueden carecer de ella hoi que lengo noticia de que se enauentrnn en poder del Sr. Ministro JU!n de Francisco Martin UI)OS cuantos ejemplares que Mosquera ha mandado con él para su circulacion, probablemente gratis. Yo dejo al buen juicio del lector la decision de un punto, mas importante de lo que a primera vista aparece, para estimar en su jUblo i verdadero valor la obra de que me ocupo; a saber: si el autor reune los requisitos necesarios para el buen desem- pefio de la obra conforme a su tftulo. Admitiendo como admite en él, el conocimiento de los hechos, suficiente para escribir una obra que no pide muchas condiciones para no pecar por ignoran- cia, pues conooe a casi todos los personajes de esta escena, aunque a mí no me conoce; es íntimo amigo de los principales de ellos; ha viajado esprofeso para conocer hasta la fisol)omia de los terre- nos; i no puede ignorar los hechos políticos que tienen aIgnna relacion con el asunto de la obra: admitiendD, digo, la suficiencia de su in.m-uccion en los hechos, pido a sus lectores que se interro- guen a s( mismos en cuanto a otras esenciales condiclOnes que la erílica. ecsije préviamente en un historiador, como la il)jenuidad, la si~ridad, el candor, o, en una sola palabra, la imparcialidad; la incorruptibilidad, el amor a la justicia, i la completa libertad para narrar sin inconveniente los hechos, ya sea que danen o aprovechen a esta o a la otra persona: que se interroguen, repito, i reparen lo que les responda su conciencia sobre estas cualidades en el autor de la Historia crítica. Debo tambien pedir a los lectores de esa obra q'!-e en el curso de la. lectura se detengan algunos momentos a enmmar al autor, tanto respadO del.cumplimiento que haya dado en su trabajo a la leí de la exactitud para no callar cin:unstancias importantes i neeeaarias al perfecto conocimiento de los hechos, como respecto de la oonsecuencia con que un historiador debe sostener SIlS mác- ~ima, morales, sin distincion de personas ni partidos. como res- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 9. 8 pecto del tlisceminllelllo en la eleccion de lo~ hechos, ravorables O adversos, sobre que se habia de ejercer su crítica; importando poco. 'llIe losde.fect~se nayan cometido por malicia o por igno- ranCIa de los pnnclplOs o reglas a que debe ajustarse la condU(,ta de los autores de obras de este jénero, pues siempre es una misma la consecuencia nue debe deducirse contra las a!!erciones o nega- ciones que contengan. Yo llamaré algunas vece~ la atencion de los lectores sobre estos particulares. Parece con vel11ente advertir al crítico autor, que si en estas contestaciones ve, o )fee ver, inlrinjirlos los preceptos de la gra- mática o de algua otro conocimiento de los que entran como mero adorno en IGS trabajos de esta especie, será bien que se re~r"'d 1<1 ClIcstion para tratarla en otra parte, como que el hocho de que yo no sepa tanto como él cree saber, no conduce a averiguar si Boi o no soi ese asesino que se busca; siendo sobremanera imperti- nente i necio empeñarse en demo trarme una ignorancia que yo no niego, i que por otra parte no es el asunto en cuestiono H ágalo él, si cree que le conviene distraerme de mi objeto, que yo por mi parte no creo que me ar~veclle interrumpir a cada paso los pensamientos para dar noticia de que nuestro sábio Aristnr~o escribe con vel verbo rebelarse, dejando con ello inferir que para él lo mismo es revelarse Dios 11 los hombres que rebtiar.'e los hombres contTa Dios: que con toda su presuncion de saber, i con toda su charla do ideolojia, no ha podido alcanznr a distingUIr aún el dati vo del acusativo, diciendo unas veces: "la odiosidad que les "espanta a ellos mismos,-les veian i leJ escuchaban &.'" i otras: "verlos i admil'3r/o." dejándoles dooarrollarse &.' &.';" sin aparecer consecuente con doctrina alguna, ni aun de aquellas que en sus pedanterías de "La Concordia" de Quito, re ha jactado de seguir. que, no ménos inconsecuente en gramática qne en moral, no ha podido fijarse en la ortografía de los nombres nacionales, escri· biendo, ya ecuatoriano ofrances con mayúscula, ya ve7ltzolano o iTlgles con minúscula, o ya promiscuamente con ellas estos mismos nombres i otros de su propia clase: que, sin decirnos de cuál de sus decantados modelos lo ha tomado, introduce el orijinalisimo réjimen de: "se tiene a deshonra la jenerosidad, i Il mTosa la bajeza de los sentimientos;" haciendo que la misma preposicion rija el sustantivo i el adjetivo, sin que su oido tlelicadirimo le haya dado la menor queja por este disparate ni por otros iguales o mayores. Diga él, pues lo que quiera decir de mi ignorancia, yo, que nunca se la he puesto en dispu~l, le dejaré poner "contra- dicciones que habrán" i escribir in1lanon eon e, bagajes con" (tnlvcz pOl'ljllC le parecíó derivado de vaga,nurulo), i vai1<a, i flWrÚlltU ¡ drsellvaillar con b, por cualquiera otra rliZon seme- jMlte: yo atlllldere a lo qlIC lile importa solamente, dejando lo de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 10. ~ HU i"notancia paro. cuando sea ella la matena en euesuan ahor;! no s~ t'Uta sino de saber quién es el asesino (le Sucre, ARTLCULO 2" A~ES'NATOS NOTADLE'SI Val a hablar de la primera de las obsenaclones que, por el ór,len de sus pájinas, me ha sujerido la lectura dl'l libro de Irisarri, i que no poco roncluce a probar la mala fé i el espíritu de partido que se ve dominar en todas las pájinas de este singularísimo escrito En el Discutso preliminar (pájina 4) para probar que la r"oidia, el miedo i la 1,ellganza de los hombres mediocres, los ha conducido con rrecUencia a a.esillar a los que les soh superiores (en lo cual estamos enteramente de acuerdo), se ptoplÍso hacel' una larga enl1meracion de los asesillatos notables que eh nuestros días se han cometido en la América española, comenzando por el de Dorrrgo en Buenosaires, Se pasea con este motivo por todo el continente en busca de los asesinoS i de los arosinados. enu- mera los unos i los otros: derrama a manos llenas útiles mac i- ma~ i s-llndables r~flecsiones, al parecer hijas de una sensibilidad sincera i candorosa; i pre~enta, como le cO1l'iene, un catálogo numeroso de muertes (no todas coníormes en su relacion, con la verdad histórica), pero guardándose bien de mencionar aque- llas cuya responsabilidad persigue al partido i a los hombres a 'Iuienes ha 'endido ~u conciencIa. El ilustre Píat, a gllien con otro motivo menciona en su obra, fué asesinado, i él no ha visto el asesinato de Piar, víctima d~ la (llcidia. Sabe '1Ú i' Padilla i trece mas fupron asesinados por el Jellernl Bolívar en el lugar mismo en donde escribe, i él no ha visto a Padilla, ..icuma de laeengan=a. Conoce a los aseslllos del ilustre lose Mana Oórdova, habla con ellos, j él no ve ni a los asesinos de Córdova, ni a esta "íctima del miedo. Tiene amistad eou el asesi no del valiente Salvador Córdol'u i compañeros, pusa por Cartago, ve humear toda'Í.l aquc!la sal1gr~ illtstre i jenerosa, i no se acuerda de psta atroz carn,cería reciente, producida poi la eflvúlia, el ,niedo i la venganza juntos. Ha vivido en el Ecua- dor, i no se le ocltrre, porque no le ~onviene, meter en la cuent.' de 10$ asesinatos, 1m; de Hault, 8uenz, i otras víctimas dp aquellos mismos vicios, Ha estado, finalmente, en el PerÍl j .-e escapan a su ojo inclagador, tan solo aquellos nsesinat~ viejos o recientes, con q)le ha simpatizado potque fueron come: lidos por los que saben pagar plumas gll! defiendan los ascsiuatPs, "El rnemigo ne lll atiesino, por Rtie,ino, debe 6et f'fll'lniC1(! d~ todoe lo~ a~C5iTlO~ o no ('~ f'ncmi~o de lo~ ~ll-C~lll(}~,~j l'ollld ~.t ~ . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 11. JO lo dijo un. leclor de..la T-lisl.orü¡ cnticu: El pnrtidano ·de cierlOo asesinatos, digo _yo, no está llamado a OOUSIIr a nadie de e.to mismo crimen: el investIgador que baila i ocnlta, que ve, i calla lo que no conviene a su propósito, no es el que ]1ueda darnos noticia de las verdaderas causas de la repeticion de este crimen en la revolucion americana. El deplorador de asesinatos, que se encarniza contra quien, por lo ménos, no le consta que haya eOt"Wtido algupo, al mismo tiempO que come i bebe en paz cop los qlle le ~nstl qu~ son famosos ase~inos, es un hipó- crita e'nemigo ' de este yicio. "Un¡t finjida senSIbilIdad i una "probidad hipócrita desmentiaa por la conducta práctica, léjo~ "de dar al oraqo~' cr&dito para con sus oyentes, solo servirian ("para hacerle ridíclllo i despreciable, i Qesacreditar las co,as (¡ 'que dijese, aun clando por sí mismas fue~en mácsimas venla- "det;as i saludables," No parece sino que el autor del Arte de hablar, se propuso en esta pincelada, hacer el retrato de Irisarri. Yo asesiné a Sucre porque soi un asesino, i l'l prueba de que so; un asesino, es que ase~iDé a Suere. Jle aquí III círculo vicioso que principió con mi persecucion, que la ha acompañado pié con pié, i que ha de sobrevivir a ella: he aqur el argllmento que con frecuencia se deduce tambien de los conceptos del Iójico autor de este parto de los montes a que por antifrásis podemos llamar Hifloria crítica. i que no es ni lo uno ni lo otro, como mui frecuentemente tendrémosocasion de reparnrlo. Pero.... icuál de las tres causas que enumera de los asesi- natos de esta especie, es la que puclle cuadrar con los antece- dentes de mi vida, con mis circunstancias en 1830, i ('on ¡nis relaciones con la víctima inmolada por la mvillia, d miedo i la wltganz{]¡? Ecsaminémoslo despacio. Si por ellvidia entendiéramos el natural d~co que todos lene- mas de poseer los bienes o las prendas de los que nos son superio- frs, es evidente que yo estaba en el caso de envidiar los talentos ~I rango i la gloria militar del .Teneral Sucre, tan dIstante como roe hallaba de igualarle; mas esta especie deellvidi(l, que nos es lícito tener, no nos conduce jamas a asesinar a los jigln- les politicos que solo admiracion i respeto nos arrancan. Aquel '¡entimi~nlo vituperable i corrosivo que un homb¡'C) pequeño pi'ro presuntlluso esperimenta. mordiéndose los labios, a la vista de los que les son supeliorcs Ct:l mérito; que le irrita en hlgar de lmcerle conocer su nada, i que le desespera e~l vez de estimularle fl la iroitacio,n, no es propio sino de aquellos ambiciosos nul~, que en el brill<? que esparce un pombr~ eminente, no pueden ver I'nnS que el obstáculo que les impide resplandecer como ~'¡sietnn, i el pstorbo constante de sus pretensiol1es va.nidosas. ~ta' ,.,,'idia no es una ,cosa ~lle, s~ ,infiere dc la .situa,·illl Yf' [lec- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 12. ti! h'1a de las dos personas, sino que tieRe sus signos esterrtos por !ó~ cuales se manifiesta a su pesar: elta se asoma a la cnra, se deja' conocer en las aeciones, brota por el jestol i estalla a veceg por [d boca sin poderlo evitar. Si se busca de bUena fé quién era aqoel pequeñuelo, aquel insecto político que obligó al Jeneral Heres a decir desde Gua· yaqml al Jeneral Suere, en carta de 26 de feorero de 1827, inserta t'n el Fenix de Lirrla de dos de agosto del mismo año: "Urt!t' "persona, ele quien he hablado a O. mil veces, hade Una pro· " resion pública de ser su enemigo declarado, i vierte contra D.' "espresiones qu~ no han usado contra U . los españoles;" si se> busca qUIén podria ser este envidioso pigmeo qUG tanto prétendia desde entónces i que así se empinaba ya para escupir su veneno contra el modesto coloso, i cuya envidia se "eia ya reventar por todos sus órganos desde una fecha tan atrasada: si sé btlsCu, digo, quién habrá podido ser este envidioso, se hallará que no hr. podIdo ser yo. Si se rer.uerda quién fué aquel alevoso cuyos! Qmigos (esta rué la espresioll del denuncio) fueroo procesados el1 Q.uito en 1828 porque trataban de asesinar al Jeneral Sucre, se verá qlle nO fuí yo. Si se ecsamiDa quién fué aquel enlJidiosó que !ln todas sus acciones i palabras descubrió en aquel misrrI()' tiempo su impotente rabia contra Sucre porque Bolívar préfil'Íó' a est.~ dilndole el mando del ejército para asegurar el écsito de la campaBa, tambien ~e hallará que este enl,idioso no fuí yo. . El Jeneral Sucre habia adornado su frente eon copioSo! laureles recojidos en la guerra de la independencia, pero no contaba entre sus glorias la de haber desnudado su espada contra el Jenio prestijlador del nuevo mundo, para obligarle a doblar la: rodilla ante LA LEl. El Coronel Obando lo habla hecho; nadie¡ ni Dios mismo, podia quitarle ya la glorifl de haber g¡dó e primero i casi 01 único entre los soldados de ColombiaI que se atreviera a retar al gran coloso. El Coronel Obanjo Len in, pUI'S, una gloria esclusil'amentc suya, i mui gramle para cometer la: vileza de matar a un héroe que no habia participado de clla¡ mui grande para as~sinarle por enlJidia de Slt gloria. irse dirá que hago IIquí mi propia apolojía? No c~ Ini culpa: culpa es de aquellos qlte, para defenderme, nle obligall ¡¡. recordar los hechos que me honran. Los qUe para atacarmt'l no escluyen ni las armas prohibülas de la calnmnia i de lo ¡Mil' tira ¡,qué derocho tendrán para censUrar el que yo pare sU golpes alevosos con el recuerdo de una yerdad notoria? '-El' "hombre perSt'guido que se encuentra inocente, tiene dercchd " de alabarse i deb0 hacerlo; si 110 lo hIciera así, ?W podriltd,ptt' " tlerst ..i ,u'¡¿/I,zMia, (1 }llsti/i<;M.'t." Natlie porlra nrgar (jll¿ I'.~·o muc)![ f~j1pr¡Jlªla dDeir eblo' (·!.I'rillc·;pe de la Pnt. ._. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 13. I~ El ~liedo no pue,1e padecrrse, Sin que asistan rnzonr~ para lenedo. i I cu'Íles podrinn ser las que me asistieran n mí para tenef 'Illiedo del .Tenera1 Sucre 1 i Estaban, acaso, los inlercSl'S del hombre rlel Ecuador en oposicion con los de un granadillo, apénns conocido entánces en su patria 1 Podia él impedir desde su patria adoptiva que yo ru~se en mi sucio notal lo que yo mismo no podia ni sospechar siquiera que iba a ser en el? .El que sabe combatir i tiene valor para hacerlo desnudando 1" espada u la mitad del clia ante un coloso enemigo para oostpner sus opiniones i deberes, no es el que rueda busear el triunfo de Sil causa meditando en las tillieblas un cobarde asesinato; no es el hombre que pueda asesinarpoT miedo. Pero ~i yo no tenia razones para tener 1Ilirdo del lenera I Suerc, no le fallaban a otro motivos mui ¡;¡randps para estreme· CerSo! de la idea de su presencia en el Ecuador, reeien dpcln- mdo independiente de Colombia. otro que no hnbria podido ser lo qne fue en aquel pais, si el .Teneral Suere hubIera alcanzado 1 presentarse enlre los ecuatorianos: otro que sin remedio, tenia q!le elejir entre la renllneiaeion de sus miras mbieiosas, o el ~r¡rnen de asesinar n su ri,al formidable. 1 si por estas señales no ha podido todavía dpscubrirle el mtiw que ha tomado a Sil oargo indagar quién pudo ser el que tuvo miedo del hombre emi- nente, inquiera quién fué aquel maldiciente pequeñuelo, de quien hablaba Beres al mismo Suere en la carta citada de dos de febrero de 827: inquiera quién rué aquel cuyos amigos iban a comet~r este mismo asesinato desde 1828: inqniera quién fue aquel fa'orito de Bolívar que tanlo habia irritado a Sucre, ántes ¡ desplIes de la acrion Je Tarqni, cuyos pormenorcs se encuentran en la nota GJ de la .lIfemoria de Flores pu blicada en Lóndres en 1845, i refutada con notas en Lima en 1846, que ruego a mis lectores traigan a la vista para mejol formal' Sil juicio: inquiera, Imes, quién era el que tantos moti,'os tenia para temblar en la presencia de Sucre. l,a ¡",nganoa, mas que la envidia ¿ el miedo. requiere antecr- dentes. Conocí ,,1 Jeneral Sucre en l-i.uito en It'29, habiendo ido a pagarlo una malog-rnda visita uya. Al 'enne, por la primera vez rn la vida, acortó la distancia dirijiéndose ácia mí i ofrecién- llame los brazos. Fronto I'Ccayo nUPSlra conversacion sobre la upOSlcion ul'lnada que yo acababa de haoer al JenNal Bolívar ~n defensa nel ónlen constitucional eJe Colombia. ":-blas son (1 las rtwQluciunes," me dijo; ':P<:}'o do hacerlas, es prt'ciso. Coro' 1 no, 110 lerminarlas &ino con la g-Ioria 1 ¡'Icimirnto Nn que F terminó la suya. 1'0Ieremos1 aiiadió con nll jr to suplica"t" l· lolel't'moS al Libortl,lnr como so loll'ral1 las impt'rtlOrncias do 1, ll1 lídro dll~ho pncQ 01~d1'('ln<A" (1116 lolerarle porque lleho Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 14. 13 " vivir poco." Luego me introdujo en sus ~posentos para presen- tarme a su señora, enferma entónces, i allt me dió en una con- versacion mui variada entre 10$ tres, uno de los ratos mas agra- dables de mi vida. No correspondió lo que yo halté en el Jeneral Sucre a la i,Jea que yo me habia formado de él, tomalla tal vez de las impresiones qne me habian .:nusado la mayor pnrte de los hombres del ejército que en efte ran¡;-o mo habla tocado tratar o conocer. Crei encontrar en Sucre un hombre que reve- lara en Slt jesto el engpeimiento de sus gloriQsos tJiuofos, i unn. fastidiasa superioridad; c1ogmatizl!ndo, en lugar de tomarse el trabajo de oonvencer; drspreciando con mudo i desdeñoso d('sacato la razan ajona; i acordánllose solo del mérito adquirido en el sfrvieio, sin pensar en añadir otro nnel·o con el ejercicio de la virtud de la modoracion i con la respetuosidad ácia sus inforiore. mismos. Crei encootrar este conjunto, i hallé con agradable sor- presa, la modestia del filósofo que parece ignor.1r Sll fama, la dulzura de una dama en sus modales, i un oh·ido sincero de ~í mismo, que se dejaba conocer rOD naturalidad. ne las maneras de Bolívar a las suyas, habia la dif~rencia de medios, que se nota entre la conducta de un guerrero '/oluntarioso que está acostum- brado a destruir para vencer, ¡Jade un diestro i pruderlte estra. téjico que no trata de rendir la plaza, sino previendo que le ha de servir de ouartel dI) invierno: las palabras del uno i las del otro, hacian el contraste de un golpe de músi~a suave i melodioso, com- parado con el bronco estruendo de un cañon. No vol ví a verle ha~ta su p1l.W por Popaya n al Congre~o de 1830, en cuya oco.5ion, difiriendo solamente de mi modo de pensar, en que debia sacrificarse la razon al intllrcs de sobrellevar las chocheras de ambician del Jeneral Bolívar (úl1iro punto en que no podia habcrconformidad en nuestras ideas), mo manifestó opiniones que me llenaron de gusto i de esperanza. He aquí todos mis anteoedentes i relaciones con el Jeneral Sucre: he aquí qué antecedentes para un as~sinato, Si yo hubiera sido su asesino, habria sido yo en mi caso, mil Y<lces mas fl' r07, mas cruel i mas inicuo que Flores en el suyo: no solo porque lo habria hecho sin renco" i sin necesidacl, sino porque el ases'nato do mi aprendizaje, el primero de mis asesinatos, habria silla ig uaI al último que. porlia cometer el ma fl'roz, el lTlas cruel, el mas ¡nícuo de los asesinatos; el último de q U'l pOlIin ser cupa"- el mataclol.' mas endurecido i mas familimizado ya COI'l este cl'ímen, i 10 se llega a este grado de perversiuna sino por rigorosa escnla. Yo no sb cuál seria la primera cl.'ueldnd ele [·'iores, Cioe estaró. i'scon(j¡da allá on ia osouridad de los pl'ill1e ro~ años (10 la g-nel'r¡¡ de Vr>nezuela. fecundas en atrociuades celpbradas como triunfo_ ('n litiO i otro 'partido; pero lo que sí sé es 'lIle la prill1er" 110 la com~. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 15. 14 tió cn Pasto, porque ya an; se mostró 'tan perito j' amneslrado'j durante su gobernacion de 1823 a 25, como el hombre dij mas crédito en este abominable ejercicio: todavia recuerdo con asco i con horror la buena conciencia con que me invitó tma vez a ir al patio de un cuartel, "3 ver cómo era que se mataba con chopo" (es decir con un solo golpe de maza),operacion que und de dos desgraciados, que yo mismo acababa de traer prisionerOs, debia ejecutar en SU compafíero, para salllar la vida, sin perjui- cio de faltarle a la promesa i burlar despues esta triste esperanza, Estos espectáculos, i otros semejantes, fueron una di ....ersion casi diaria del Gobernador, por muchos años, i yo me fuí dr Pasto! virgen sin saber "cómo era qlle se mataba con chopo:" todavia no lo sé, Dcspues de todo esto (que el crítico no ha tenido a bIen ponrr en la balanza de la crítica) C)uiero que se me diga de que crueldad, de qué acto de feroz venganza no será capaz el que así estaba acostumbrado a asesinar sin rencor, temor, necesidad, m esperanza, ,i a jugar con las vidas, i diTenirse i dl~crtir con las muertes. _• .•. i La envidia l . . i Yo no estaba en el caso de tenérsela a Jeneral Sucre, i El miedo l . ..jamas lo tUTe de nadie ni do nada:' jamas tuve motivos para tenerlo, i La venganza, .! Bús- quese en nuestros antecedentes alguno sobre que ella ptldiera recaer. Pero dirán, ya lo veo, dirán como de costumbre: Ohando tenia envidia de Sucre, i In prueba es que le mató. Obando tenia miedo de Sucre, i la prueba es que le mató: Obando alimentaba venganza contra Sucrc, i la prueba es que le mató Obando mató a Suere, i la prueba es que le tenia envidia, le tenia miedo, i alimentaba venganza contra él. Se vera con frecuencia que aSI raciocina (si esto es raciocinar) el hábil lójico ele la HistOl·ia 'cr{¡jca aunque falte a sus razonamientos la forma silojísticaj pero no es la forma la que prueba la mala [ti o la torpeza de un argumento. Si el autor de la titalada Historia c,-itica ha omitidO' cuidadosamente en In rplacion del proyecto de asesinar al Jene- ral Sucre en 1828 la elocuente circunstancia de qtrr en el denun- cio se espresó que los amigos de Florfs tnllDaban este ~sesinoto: si oculta esta eSlllesiva ,i sustancial cil'cunstancia en una obra en qu~ ee trall! de averi ~uar quién pudo ser despues el nsesino de Sucre, trayendo a la vista, como dehia ser, tod~ aqtteIJos dalos, fa,'orll- bies o oll,crs06, que pucdan condlTcir la moton paTa haIlar la verdad; ~i ha cometido e~te fmnde como la ha hecho ni tratar ue esto (Jlrijinns 109 a 111), ha dado tina prueba clum de quc' se ha 'visto obli~,(lo a 1,11" ]lol'llue 8cmcjulltc dato obra poJerllsruncnlc contm 11 illlCII Ciull IIL lo> Cjlll ' le ptlg'an l , tL'f s¡¡rTllicl~,dc su cUIl~¡ell.:1U, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 16. JI? ha dado una prueba ,'lara de la mala fé con que ha esorito. No pne4e él alegar que ignoral,>a esta circunstancia, porque yo ~ habia anotado, algo detalladamente, en la pájina 77 de mis Apuntamientos; i desde 'lue es cierto que lo hice, él debió des- mentirme documentarlamente con tQdos los medios que tenia a su disposicion un amigo de Flores, un e¡¡critor que tenia a la mano i a sus órdenes todos los archivos i los hombr~s de que podia necesitar para desmenrirme Referirse con tanta frescura al testi- monio de MONuel:¡i qUIl (prescindi'lndo de que es testigo inhábil por ser ~nteresado i el principal de los interesados) üene tan bien e¡¡tablecida i asegurada SIl reputacion de embustero, es irrespetar a los lectores, es burlarse de dIos, es insultar el buen sentido, i de¡¡dice mucho de 1'1 falJll. de buen crítico que cree poseer el con- consabido hisf¡qriador. Pero no será esta la ~ltima prueba qu~ hallaremos de su falta de pudor, i de la mala fe que reina en toda la obla: a menudo tendrémos ocasion de presentar otras en el cUso de estas contestaciones. ARTICULO 3.n LAS FALSIFICACI ONES. Costumbre ha sido, mui antigua, de la pandilla de mis acu- Sl'dores, falsific;¡r documentos i aun falsificar mi firma, para pre- sentarme con colores cómodamente escojidos por ello~, i apoyar las calumnias con que les ha convenido deshonrarme. Antes, pues, de tratar de algunos documentos contrahechos que figuran en la causa del asesi¡;¡alo, necesario es presentar la historia de sus falsificaciones par'l que el lector infiera qué será lo q1e ellos no han creído lícito hacer contra mí, cuando no han escluido dp sus armas ni el inmoral recurso del delito de falsedad conuenullo por la lejislacion en todo el mundo. En 1830, cstando yo en Popayan, i cuando estaba reunido el Congreso Admirable, el Dr. Rufino Cuervo, dignísimo Vice- presidente ele Tomas Mosquera i adulador de Bolívar, publicó en Bogotá una proclama, que afirmaba ser mia, en glle me presen- taba ecsortando a :nis compatriotas al tirani"idio, con 'l"é sé yo cuantas ltras cosas destinadns a pintarme como ellos quiSIeran que yo fuese (o mejor rliré como son ellos mismos) I destinadas tambien a ~onvencer a los bolivianos de la necesidad que enian de- sostenerse para no caer en poder de un partido qlle nada les de- jaba que esperar sino la muerte. El Sr. Joaquin MosquCTa debe recordar este rasgo de la bllena moral dpl respetable actunl Vicc- presidel«l, pues él me hizo el favor de rcJactar la conte;,tacion con que se desmintió a'luella imposturn. .No rPAu~'do -Í esta mentira te,flia fecha. . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 17. Hi l~n I~31, acabando yo de r('8tnblcccr ,,1 gob,erno 'lile ('1 aiio anterior habian drrribado los bolivianos o pnrticlal'i~s de Bclívar (i de restablecprlo, no par>l sentarme yo el' la silla oel mando, ~ino llamando a dla a los Irjítimos mandatarios i haciiondola ocu- par por ellos), hi7.o Flores publicar en Jamaica, de acuerdo con los bolivianos emigrados en aquella isla, una cnrta qlle sr supo- nia escrita por mí al Capitan Jeneral de la Habana D. Fulano Ví'cs, en que yo le deCIR que "si me habin pasado del ejército " real al insurjenh', habia sido para mLJor servir a toj. M., " sometiéndole aquellos paises reb"ldes tan pronto como cayeran !: en mi poder, i que ya podia S. M. disponef de ellos a su " ta lante porque yo los tenia en mis m~nos romo Jeneral i como "l1ini8tro que era de la guerra," i auo creo Gue el periódico quc publicaba esta carta ofrecia en~e¡¡ar el orijipal en la misma imprcnta. Esta supuesta carta, como otras que obran en la causa, no tcnia fecha, para evitar que la que se le pusiera fuese a dar ella misma la prueba ele Hl ralsrdad, resultan/lo. a a,o, que yo no e¡;tu iera ese dia en el lugar en donde se suponia escrita. Nadi" creyó aquel disparate, pero mis det hct<nes en la N. G., todada 10 rrimprimicron en J8·10, siu saber, °tah ez saJ.:endo, (Jue Flores en nuestra cntrrvi,ta de 1832 en TÚ'Iuerres. me habia conrrsado ser iuvencion esclusivnrnentp suya, delanle de varios de los qlle nos acompañaban, entre ellos el hoi Coronel Francisco Diago. r.'o j, zo para calumniarme, el mismo que en J 46 habia de ir en per80na a España a levantar una cSI'l'diclon para reconqui~tar la .i.mérica.-Así son estos pillos. En lf39 dirijl una proclama (manuscrita porclue no t/·nia cómo im¡)l imil In) a los hombres jCllcrosos que ucabahan d,' nrmarse para arrancarme de las garras de mi~ ·cnhlgos. De esta "erdad e prcralieron los ajcntes dc Tomas ilosquel'a pam aiiñur olra proclama, que imprimieron, para hacer creer qU(' Ir.ltubo. dI' fanatizar rI pais que ellos han fanatizado despucs ha tu UI! grado n:Tgonzoso. En 1840 Hcrmll i !JosC]uera, mui pagados de Sil ocurrencia, fOljaron otra proclama, como p"',lil'ada ('11 mi campo dc Chaquar- bamba, llena de mist'l'ias d,' ullramontani,mo, ell quc me prcsel,- Lilan como un homhre I'0",ido de ti" estra'agalltr fanati,mo rehjlOso. Por el nortl' filé /.!::lI'""ti~arl,, I'on la firma de MO'(Jueta la ""tcntiL'itlad lle ps~ ,,"rio,o docunll'nto. i por cstos lados fu,;. garantiza,ln pOI' Florr~, qlll' la hizo imprimir en El Cumercio dr Lima, Cl! El .lIncurio de Yalpara'$o, i en ~I NIICl'~ de Febrero. pc·rtódico .Ir 13"lí·ia. Parpcc 'loe ellos mi~mo' ~c han nl'l'l'g'oo- 7:rlU ya ele una intriga lnll ctrsg'l'Ocindn, pues ni Jlnsqul'ra HI Iri"l! ri hall qUI '1ido r"producir l',IL' d"fU,"cnto en ~u do> ¡¡l!lIU~"S vbriJ~ I.os allhlJ'p:-. ,J¡. f'~ta pltlC.:·lilllI:l, ftll'fpn Ic"r.' Jni~I1l(1: ,111 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 18. Ii de.pues hicJeron a J 'sus ¡ azareno, Comandante eJe milicias para dil'inizar sus robos i ase~inatos. Durante mi permanencia en el campo de Chagual'bamba, Herran i Mosquera tu vieron la ocurrencia, no mas afol tunada, rle finjir cartas mias: en que bajo mi firma se me hacia aparecer COlllJ obrando de concierto con ellos mismos para vender a los pastu¡,os que yo capitaneaba. Lo hicieron para hacer qlle los pastllSOS desconfiasen de mí, creyendo que yo trataba de traicionados; pero era tan grosera la intriga, 'lile los mismos pastusos. en cuyo pajel' hacian caer esas cartas, me las llevaban para darme noticia de aquel insulso anl id. Tambien finjian pasaportes con 'Tnifirma, suponiendo que yo los mandaba a algunos sujetos de Pasto, que deseaba que se m,' incorporasenj i lo hacian para esperarlos en una emboscada, si caian en el lazo, para asesinarlos allí mi~mo. Ninguno cayó en esta trampa: era mui tonta la idea; pero lo sustancial es que ellos saben firmar pnr mí cuando lo nece~itan. Como por abril de 1 41 publicaron ellos en El Dia, periódico de Bogotá, una o mas cartas que suponian haber escrito yo de Popayan al ilustre i desgraciado Salvador Córdova, qué sé yó para cuál tle sus ~aIUlDnias, ofreciendo enseñar en la misma imprenta los orijinales de mi pu¿io i ¡pIra; pero tunerOD la desgracia de no acertar, porque jllstame l1t~ en la fecha en que ellos suponian que ro rscTlbia eso en Popnyan, estaba yo en Cartago, que cra lo qlH' I'I10s no sabian. A-í, siempre que se han orrip.sgado a poner f~cha en su do~umentos contrahechos, han quedado desmentidos i se han herido con SIlS mismas armas. No puedo )'0 ni recordar ni sab"r cuántas otras fa[s!licaciollr.• d~7IIi finna habrán hecho estos molelos de- moral qua tallto se '-mpeñ:m en presentarme horroroso: i cuántas habrán hecho de que yo no hava podido ni tener noticia I Pero con lns que dejo apuntadas basta para que nadie les dispute la habilidad de falsificadores de firma.. i para conocer el grado de fé i credito que pueJa prestarse a documentos presentados por ~eJm'jantes manos Dirán ellos que estos son medios comentes en la guerra. ¡ a8lucias a que es preciso ocurrir para vencer. Yo digo que así ~erá; pero quedaria mas satisfecho i convencido si me dijespn pn ¡¡ué libro de moral han encontrado la santificacion de estos il/mo- rales medios de ataque j deftln~a que no dejan ya segnro el honor ni la vida de persona algur.a en el munnoj i seria tambicn dI' desearse que nos el ijesen si en ese libro (que sin duda lo escribió Irisarri, porque otro moralista no podia escribido) está tambieu permitido hacer uso ,le esos merlios para all>cinar a las inoouto,; hRllta en 108 ca'Sos que no son Je guerra, i admitido corno en", corrienle 'luC lino illcurra en los rni~mo" t1cf"cto~ dr 'lile ha ('alum- o> Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 19. 18 n iado n Sil enemigo, como po~ ejemplo: decIrle tmo a su enemigo qllo está tratando de traicionar a sus compatriotas entregando ~I pais 01 gobierno español, i lueg~ irse uno en p~rsona a tratar con el gobierno español para reconqwstar la Amencaj o decJTle uno a su enellligo que es un hipócrita que invoca la relíjíon para lavo· rpcer sus miras, i luego nombrar uno a Jesus Nazareno Coman· dante de miltcias contra infieles i herejes para convertirlos a balazos i traerlos así ro gremio de nuestra santa relijion. ARTicULO 1.° LAS CARTAS. Flores al tener noticia de los juicios que se hacían contra él inmediatamente despues del asesinato, publicó un manifiesto a que dió un carácter oficial haciendo que lo suscribiese el Secretario jeneral por orden del Gobiemo que él llamaba del sur, defendién· dose de lo que iba resul1<1ndo contra él. Como, segun lo probaré en otro artículo, él meditó el proyecto de esta defensa desde ántes que le llegase la noticia de la muerte de Sucrl (es decir, desde :intes que nadie pudiese pensar en ~cusarle), publicó en dicho manifiesto tfes capítulos de tres diferentes cartas que espresa haberle difijido yo ántes del suceso en cllestion. Son los que se hallan a las pájinas 118 a 119 de la Causa impresa i J47 a 148 de la Hist01·ia critica. Como uno de ellos, por lo ménos, era falso, segun veremos luego, los publicó todos tres sin fecha en su manifiesto, poniéndoles solo Popayan i el mes (únicas dos cosas de que él podia estar seguro) para no caer en el peligro de que resultase despues. que yo no me hallaba en Popayan el dia de la fecha de la tarta supuesta, de donde se decia estractado el capítulo. El Coronel AyaldebUTo, que iba de Bogotá para Quito, llevaba en su cartern un apunte de letra del Jeneral Espinar (que está vivo), en que, entre otras cosas, le recomendaba advertir a Flores que "el Jenerol Sucre queria separar los departamentos del sur I agregarlos al Perú." Ayaldebllro, a su paso por Popayan, en :lb!il, me habia enseñado este apunte, alladiéndome que sobre esto mismo llevaba para Flores un recado de uno de los diputados del sur, i yo le escnbí a Flores esta noticia, refiriéndome a Aynldeb1ro. Si hemos de creer en lo que publica un Flore¡, yo OClIlté en mi carta, bajo la letra inicial, el nombre de Ayalde. 'bUlO, no sé yo para quéj pero, como quiera que sea, lo sustancial es que yo dí la noticia a Flores sin ocultar el nombre de Sucre que habría sido mas bien el que yo habria or,ultado, si se tratase de cometer un crimen: así consta en el estracto de la carta, que puede verse en los lugares citados. Este capítulo, o e~ta cartq Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 20. • j9 puulicada por Flores sin¡ec/ta, resulla ser de 2[de abril, segun la contestacion de Flores de 5 de mayo; no porq ue Flores me con- teslase una sola palabra sobre la noticia (de Jo cual parece que se guardó con sumo cuidado i prevision), sino porque en la suya me acusa recibo de mi carta de 21 de abril, i me acepta la entrevista que le propongo tengamos en Tulcau, como consta de la referida contestacion, que acompaño como comprobante i depósito orljinal en esta imprenta, bajo la letra A, para que cualquier ajente de Mosquero. o de Flores, de los varios que se encuentran en Lima, o cualquiera otro simplemente curioso, la vea i ecsamine como guste, como pueden hacerlo con lo~ demas documentos que yo vaya depositando, Otra aparece tambien sin lec/ta, en el mismo manifiesto, que dice el eso'acto ser de Popuyun en mayo diciéndole que "Ayalde- "buro i el Comandante G, (con cuya letra parece que Flores " quiro indicar a Guevara, porque otro Comandante no vino a "Popayan en aquellos meses, cuyo apellido empeza~e con G.) " que iban para Quito, le impondóan de mil cosas utilísimas a "él para su conducta: que ambos le llevaban advertencias de " amigos que no le engañaban i ambos le dirjan que el Jeneral "Sucre LLEVABA la intencion de sustraer el sur i ponerse bajo " la proteccion del Perú; i que contara con el Cauea i con migo " mismo para estorbar tul suceso," es decir, la sustraccion de los departamentos dichos. Tambien en esta aparecen los nombres de Ayaldeburo i de Guevara suprimidos e indicados con sus iniciales, si hemos de dar crédJto al estracto hecho por un Flores; pero tamo bien remita en el mismo cuento de Flores que el que ocultaba esto! dos nombres insigniiicantes, no temia poner el de el Jeneral SUGre, que mas bien que otro alguno habria couvenido ocultar o disfrazar, si se hubiese tratado de un crimen; véase el estracto de esta cnrta, en los lugares citados. No he podido sacar por la correspondencia de Flores (en que me faltan no pocas piezas) la fecha de esla carta, que me importa poco que Flores la haya suprimido, porque aun sin ella puedo demostrar la falsedad de ese capítulo. Hai en esta carta una palabra que me ha Hamado la atencion, porque la impropiedad sola de su aplicacion deja conocer que yo no pude ponerla, que ha sido empleada artificiosamente, i que el capítulo ha sido forjado despues del asesinato: "ambos le dirán," dice la carta, "que el Jeneral Sucre LLEVA la inlen- cion &.'" Este LLEVA hace entender mui claramente el movi- miento del viaje del Jeneral Sucre, viaje de que yo tuve la pri- mera noticia el dia que tuve la del asesinato, i no podia yo mani- festarme conocedor, en Popayan, de un viaje i de un movimiento de que yo no tuve noticia sino en Pasto; i apurando todovía mas la dificultad, eSle UfWa solo puede emplearse con propiedad. pafai Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 21. 20 indicar Cjnp el sujeto a qnien él se refipre, hu s'dido d~l lllgar pn donde se escribe la carta paro el IlIgar a donde ella se dirije (es decir para Q,uito), i yo habia salido de Popayan para Pasto, muchos dias ántes que el leneral Sucre pudiese siquiera llegar n 'Popaya n. No sé yo para qué iria a ser bueno ocultar yo los nombres dp Ayalleburo I de Guevara, sin tomar la misma precaucion con el del J~neral Sucre, que era el único importante i el que debia haberse disfrazado, si se hubiese tratado de cometer un crímen. Pero si no aparece el objeto con que yo pudiera haber ocultado ítCjuellos nombres, al mismo tiempo que ponia sin temor el del Jeneral, sí aparece el dañado fin con que Flores hacia que esos nombres 3e presentasen misteriosamenta indicados. Es el caso, que en 1830 en que publicó ¡¡'lores ese manifiesto, estaban todavía vi~os Ayaldeburo, Guevara i Flores conia el riesgo de que ellos hablasen j elijesen ent6nces lo (Lue en realidad Q~bia habido con relacion a ellos; i es tambien, que presentados esos nombres con ~l velu del misterio, enjendrnri:::.n sospecba contra mí, porque pocos serian los que paraban la atencioll en la inconsecuencia de usar precauciones para hablar de los dos nombres insignificantes i no Ilsar de ninguMil para l):lblar del nombre principal. No era así como se clltendian les confidentes de Flores que espiaban al Jeneral Sucre para comunlcarle con nombres diifrazados lo qua (¡uerian que Flores supiese. Véase la carta de 16 de mayo de Luis Urdancta a Flores (páj, 64 ue la Causa impresa)¡ carta judicialmente reconocida, confesada i esplicada por Urdaneta mismo. Llamábanle entre ellos llfuleguc, i no era suficiente este di~fraz pam designar al Jeneral: todavía abundaba" en precaucion poniendo solamente la M, i completando el nombre COI1 puntos. I Infeliz de mí si hubiera sido yo el que habia escrito o recibido .'sta carta mistr!riosa! i Infeliz ele mí! El critico halla a veces las reglas de crítica, pero se hace el qnc no las reeuerda en aquellas ocasiones en q" sus mismas 1'~g105 pueden favorece:rme a mí i desbaratar sus propios cargos. Hablando (páj. 225) del efecto que pudo prouucir en Flores la earta de Urdnneta, pregunta "¡ de qué buo" principio de críúca "se deduce, que desde que uno se halla en el caso de vijilar " sobre la conducta ele otro ya está decidido 11 hacerle asesinad" Dándole tic barato la gran ¿¡ferencia que hai de una carta mis- teriosa (llena ele sospechosas procauciones, i escrita nada ménos '1M pOI' ,In Urdaneta a un Flores) a una sene.illa noticia que yo daba H Flores con referencia 11 Ayaldeburo; le diré yo con sus pillabras: "¡ de qué buen prillcipio de critica se deduce que desde que U/lO 'e lialfa en el caso de dar una inocente noticia sobre otro, 'la ,s/á. ¡j,ciC/;,¿o ti hacerle ascs;lIar 1, . Pero es imposible ec iji!' coo' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 22. • 21 secuencia de principios en un crítico de alquiler, que, como todas las cosas de alquiler, debe ser mui malo. En la carta de abril, como se ve, me refiero ya al recado de Ayaldeburoj i este, que no hizo mas que tocar de paso en Popayan, siguió para Q.uito inmediatamente, pues no se detuvo sino tres o cuatro dias a lo mas, mientras se le pagaban 60G pesos de la tesorería, que yo mee dar sin dbmora. Ayaldeburo, pues, se fué desde abril, i así debe constar en las oficinas en donde se le tenia que despachar, que no son testigos muertos. 1 si e$to es así i para qué habia de hablar yo de Ayaldeburo en la carta de mayo, I hablar como quien habla de él por la primera vez 1 cómo podria yo decir en lIUJ,yO: "Ayaldeburo i Guevara que van para esa," cuando Ayaldeburo se habia ido desde abril i debia estar ya en Q.uito? i 1 qué quiere oecir esto de ptiblicar todas t're~ cartas sin focha, i publicarlas así el mismo a quien yo se las habia dirijido? no era esencial saber la fecha en una CU6stion en que la cronolojia es todo, i sin ella todo lo demas es nada, porque las fechas son el único dato que puede servirnos para jU2gar de la coneesion de las palabras con el asesinato? por qUé ocultar las fechas en una cuestion de tiempo i de dias, en que ellas solas pueden decidir de la malicia o inocencia rle una cláusula 1 i Q.ué habria dicho de mí el crítico alquilado por Mosquera, si en lugar de ser Flores, fuera yo, pobre de mí, el que habia publicado tres cartas ocultando en todas tres la fecha? i 1 por que Flores cuida de publicar aislado un capítulo de cada una? por qué no las publica íntegras? no está esto, señores, diciendo a gritos que la pane o capítulos suprimidos en cada una de ellas acabará de manifestar la inocencia de su contenido cuando no pudo pubJicaTlas íntegrament3 este delincuente que, aun desde ántes de ejecutarla, andaba ya buscando a quíén adjudicarle su ~ngrienta alevosía? ... Pero aguaTua, aguarda malvado: el dia de tu juicio ha llegado ya: ya no puedes comprar calumniadores con el oro del Ecuador: ya tengo tus cartas . ... t.e tengo en mi poder. ARTICULO 5: OTI'~A CllRTA. Como queda visto en el artículo anterior, las dos oartas de abril i mayo, con todas sus supresiones, nada dicen que pueda tener ni la mas remota relacion eon el asesinatoj porque no puede tenerla una simple noticia, referente a Avaldeburo, de que el JelJcral Sucre pensaba en la scgregacion do los departamentos del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 23. 2:l )lur. COJOo estas dos ":,,tas wJa poJian Jecird", lo que necesi· taba Flores que dijesen. ahí entró el forjar otm que pudiese hacer juego con ellas, para hacer creer, .a lo ménos, que yo tenia puesta la vista al Jeneral Sucre para qUItarle la vIda; pero con tan poca habilidad fOljada, que de su mismo contenido resulta i aun resalta su falsedad. Vamos a verlo. "Pongámonos de acuerJo D. Juan," dice el estracto de la que se supone escrita en Popayan m Jnm'zo, "tlígame si quiere lIue " detenga en Pasto al Jeneral Sucre, Q lo que deba hncer con el¡" fr¡¡ses como ae ve, casi copiadas a la letra, del artículo del Dem¡)- erata númerO 3.·, para dar a entender ron la uniformidacl de lenguaje, que los hombres del panido, a que yo pertenecia i per- teneceré siempré, estaban de acuerdo con migo para asesinar al Jeneral Sucre. Véase "El Demócrata" pájinas lIS de la Causa impresa, i 118 i 147 de la Historia crítica. Con que en marzo ya pl'egulltaba yo a Flore~ si detenia ai Jeneral Sucre, i, no como quiera, sino si le detenia en Pasto 1 en dónde estaba el Jeneral Sucre en marzo? no e~aba. en su comi· sion para Venezuela con el Sr. Esteves1 Malicioso torpe ¡ cómo no se te ocurrió meter en tu cuenta para forjar este capítulo, que en marzo no podia yo hacerte esta pregunta, cuando el Jeneral Suere no viajaba para Pasto; cuando él andaba en su cornision por una dil'eccion opuesta¡ i cuaudo le faltaba todavía volver de ella a Bogotá, no siquiera para dirijirse a Pasto, sino para volver a lejislar mui despacio, presidiendo el Congre o hasta abril en que se hizo la eleccion de Presidente i se disol vió el Congreso, todo lo cual precedió a su viaje del'graciad01 ¿ Podia yo adivinar desde ¡nu,rzo que el Jeneral Sucre habia de regresar a su casa por Pasto, teniendo dos caminos masasu disposioion1 Ve pues, tú, cuánto importan las fechas, tú que no las tuviste por cosa esenCIal al publicar el enredo de tus tres cartas: ve cuánto importan, cnando con solo haber puesto el mes, puedo desmentirte. tI cómo podia ofrecer yo detenerle en Pa~to en marzo ~ quién Illandaha sobre Pasto en marzo1 era yo acaso para que pudiera hacer ese ofrecimient01 no estnb;l Pasto entónces bajo la autDridad de Flores, que se estendia hasta el Ejido de Popayan por un decreto de Bolívar: hasta entóncesi hasta mucho despues vijente1 Responde, fabricador de cartas, de mentiras i de enredos: res- ponde t quién de los dos era obedecido en Pasto en el mes de marzo? En marzo lo eras tú, i voi a probarlo con documentos. El 15 do abril oficié de Popayan al gobierno instruyén- dole "del peligro en que estuba Pasto de ser presa de Flores, •• no pudiendo yo impedirlo miéntras subsistiese aquella deforme " organizacion territorial provisoria con que Bolívar habia estendido • la allloritlud de Flores ;"asta las goteras de Popayan_" Véase Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 24. 23 la copia puesta de olra Itlra i en paptl timbrado, que se deposita en la imprenta como comprobante bajo la letra B. Tambien escnbi pUlticularmpllte sobre lo mimo al jefe de la admintstracion (i lo hizo por su parte el S•. Joaqllin Mosquera), como puede verse por el borrador de mi carta. qne igualmente acompaño a este artículo, baJo la marca e, de letra del mismo S. Mosquero, a lo ménos en la pHlte q11e mas intensahoi. No fué SIDO en 26 de abril que el gobi~fIIo, a con~pCllcncia de estas indicaciones, dt'sba- rató a'luella capnchosa di'ision de territorio i me autorizó plena- mente para a~ gurar a Pasto, i que, poniéndolo ya bajo mi auto- ridad, arran~ó, o dtó como arrancar, aquella presa de las manos de Flores, rcdul"iendo su autoridad a los límites que debia tener¡ i 110 f'lé sino en mayo cuando Pasto entró a obedecerme en virtud de esta pro'idencia del Jefe del gobierno, como lo prueba la carta de este, es decir la del Sr. Domingo Caicedo, que tambien deposito bajo la letra D. Pero es mejor probar por las cartas de Flores, que hasta mayo era él todavia quien tenia a Pasto a sus órdenes¡ !o hago encargando a los lectores qu~ pU8en la vista por el cuartl> capítulo de su carta citada de S de mayo, letra A, en que me dice que bien pu liera haber mandado tropas al Cauca, i añade, "estando C01l10 esta CEe departamento bajo mi autoridad." Rnz'ln tuvieron mis perseguidores para no permitirme en Papayan rrjis- trar mis papeles cuando venia a responder en el juicio. No estaba, pues, Pasto sometido a mi autoridad en marzo, ni lo estuvo hasla mayo, como acaba de verse: e~ falso por tanto, que en marzo baya preguntado yo a Flores ni a nadie, "si queria que detuviese en Paslo a I:)ucrc o "lo que debiera ltasa con él" como 10 ha fraguado Flores con tan poco cálculo, El Sr. Cárdenas, en su ya citarlo foJl~to Los acusadores de Oba¡uio 4-.', ignorando lo que en realidad habia sobre estas tres cartas publicadas ror Flores, pero aun suponiendo que yo las hubiese escrito, pu verizó los cargos que se me habian hecho con ellas i con el artícu:o tambien citado del Dl mócrata número 3.·, co- mo puede verse de la pájina 9 a la 12 de dicho folleto. Allí están, con triunfante lójica i con la mayor sencillez i claridad, convertidos en impalpable po:vo dichos cargos, i deducido de ellos mismos los mas robustos argumentes contra Flores i sus dignísimos aliados. Pero el crítico, desentendiéndose de esto, al mismo tiempo que reproduce con torpe porfía los cargos enmohecidos, tu va a bien hacerse el ciego para no contestar aquel intrTesante trozo, como se hizo el ciego para no ver otro i otros, tanto de mi libro como del mencionado folleto, de que apénas se atrel'e a hacer menciono ~sta finjida distraccion, señor" crítico, es un escelente sofisma para salir de un apuro. Yo no sé como Flores, que en el Ecuador probaba cuanto Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 25. 24 queria probar, inclusas las cosas imposibles, se descuido de pre- sentar una soberbia infonnacion de testigos que jurasen por Dios nuestro Señor i una señal de cruz "que habian visto estas "cartas " orijinales, las cualts SP. hallaban idénticamcnte copiadas en el " impreso sin alteraciou algllna." No serin este el mayor de los primores qUé habi~ ejecutado el que a~canzó a probar ser ecua- toriano de naCImIento habIendo nacIdo en Puertocabello. El padre Sierra era el mas rico surtimiento de vicios, i un facineroso de playa; y cu~ndo Flort's quiso, le cambió en un modelo de virtud por medio de una informacion de abono seguida despues de su muerte; i no habia de serle mas difícil que esto una informa- cion de vista e identidad ele dichas cartas. Cuando esta infernal gavilla me tenia ,-endado en Lima, sin poder ver mis documentos, sujeto únicamente a mIS recuerdos, i recuerdos formados por las impresiones que causara Aquello que ellos mismos, de acuerdo con Flores, escojian para publicar en mi difamacion; perseguido basta en mi asilo; lleno de las atenciones que procuraban darme, i teniendo qué hacer frente n una nueva calumnia para cada nncvo dia, entónces, digo, hablé de estas cartas i de Ayaldeburo, con la impropiedad de admitir como cierto que yo hubiese consultado a Flores con relacion a Sucre, lo que ahora encuentro, aun por la misma correspon,lencia de Fhres, que no fué sino mui falso, como queda visto. Pero vtO tambien que desde entónces (pájina 91 de mis Apu11tamientos) rrté a Flo- res para que publicase integra la carta. i 1 lo hizo 7 No seTIor: aguantó el reto, i Siguió la dif:¡macion. Pero esto lo ha remediado el crítico [ris:mi diciendo al cnbo de cuatro afios, i subyugándonos con sublime descaro con el testimonio d I Doctor Manuel Mallarino, (páj. 166) que ha ,-isto aquellas tres rartas orijinalcs. Quisiera cometer el suicidio de admitir como testigo hábil contra mí al autor de la vista fiscal que hallará el buen lector de la páJina 149 n la 151 de la Causa impresa; pero tengo algunos motivos para no resolvermp. a cometer este suicidio, i son: l.' que bace fulta una informacion de abono con la del padre Sierr a para probar que MaJlarino. por uno dp. tantos milagros que Dios obra sobre sus mas pecadoras crenturas, es ya hombre de bien, tenido i recibido por tal: 2.° que si a un hombre que se dice critico no le dice nada la rara circunstancia de no haber 'isto esas cartas sino MaJla- fino i solo ilallarino, en una poblacion de 70 mil habitantes corno Quito, a mí in cuakluicTa que quiera parecer critico, SI nos dice mucho. Irisarri, el abogado de Flores, el que ha vivido con él i trabajado lanto sobre ~ to desde el Ecuador: este Irisarri, a quieu entregó Flores orijillnl la carta del Jenfral Urbina que ha copiado n la l'ájin~ 211 ¡no hn podido ('onseguir estos docu- mentos orijinalcs. pern ni rll copia, I titile 'jll" remitir,c al reve- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 26. 25 rendCl testimonio de Mallarino 1 pOI' ljué eiltas ~al'tas no obraron en el proces01 hai quien pueda creer que si ellas fueran otra cosa que una torpe invencion de Flores, hubieran dejado de agregarse a la causa oriji,w,les? qllién tuvo lástima de mí para no hacerlo? seria Flores? Mas que otra alguna es concluyente es!.."!. razon contra la ecsistencia de tales carlas. No basta que Mallarino afirme que las ha vistu: Mallari no solo puede ser bueno para testigo de un lrisarri: no basta que Irisarri diga, si se le antoja, que él. Flores, Mosquera, Mallarino i Herran las han visto: Irisarri, Mosquera, Flores, Htlrran i Mallarino no son mas que una pandilla de b"ibones que tienen mucha razon para estar unidos. Veámoslas orijinales, nunca será tarde, todavía les prorrogo el tiempo por otros cuatro años. l'ambien dice Irisarri en la citada pájina 166, que "en el u Ecuador andaban estas tres cartas de mano en ",ano satisfaciendo u la curiosidad de todos." i 1 quién ~s son estos todos? no le ocur- rió a un crítico, tan fecunJo en objeciones cuando soi yo el que hablo, i tan confiado cuando se trata de algun documento de Flores: no le ocurrió, digo, que yo, I'Olviendo contra él su propia critica i aun sus propias palabras podia decirle con mas razon que él a mi, que cuando, pudiendo hacerlo, no se mencionan los testigos, estos torlos valen taut") como ninglMo? Si todos las vieron, mejor para él: debió tener testigos intachables, testigos a escojer¡ pero el que Jos tenia a todos, no encontró a otro que a Mallarino, que es lo mismo que def'ir ninguno porque Mallarino e~ tanto como nú¡- gU,1I0, i todavía ménos que ningu,no. i 1 no habrá habido algun lector de esas cartas publicadas por Flores R quien le haya picado la curiosidatl. deseando saber qué me contestó Flores a una sola por lo ménos de esas tres carlas sobre el Jeneral Sucre1 i no habra habido quien caiga en cuenta de que siempre se ha guardado bien de decir siquiera si me contestó o no me contPstó1 No debió contestarml! la de marzo, porque siendo falsa no pudo recibirla ni por consiguiente contestarJa¡ pero a la de 21 de abril en que le hablaba del Jeneral Sucre por la noticia que me dió Ayaldeburo¡ a esta carta cuyo recibo me acusa en la ya citada de mayo lo por qué guardé silencio en lo relativo al Jeneral Suere que era lo mas prominente de ella 1 por qué ten,ia haularme del Jeneral Suere en sus cartas? Le doi yo la noticia mas alarmante que pudiera dársele al que se iba a declarar en esos días soberano del Ecuador, i él me contesta a todo, ménos a la noticia alarmante: me a~usa recibo de la carta • en que le doi la nolÍ<!ia, pero se guarda cuidad<:>samente de hablar· n.'e de ella, sin duda alguna porque le pareció mejor tomar c¡;. silencio sus medidas para salir d ~ ~u rival" que d~r una contesta- . 4 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 27. 26 Clon que pudiera desplles comprometerle. He aqllí la única parte que inc1lpablemente he po,lido yo tener en la muerte del Jeneral Sucre: Ina noticia inocentemente dada a un hombre a quien yo no pude creer ta~ atrevido l alevo~oi pero noticia que yo no he inventado, SIUO notIcIa que comllOlcaba el Jen~ral Es- Dar, que afortunalamente está vivo, i noticia en que yo no hacia mils qúe réfetlrme a Ayaldeburo. Pero bastante he pur!l'ado yo el pecado de haber na lo esta inocente noticia. " Cinco cal't'lS alcanzó a escribirme en el mes de mayo, i es mui elocuente su ~i lencio en tolas ellas en lo relativo a la noticia que le dí del Jeneral Sil 're en 21 de abril. Deposito orijinales estas cartas, que son la citada de 5 de mayo letra A, i las de 20, 23, 27 j 28 con las matcas E, F, G, H, todas escritas de Po- masqui, pueblo inmediato a Quito. Digno es de notarse tambien que en 21 de abril, cor/lo se ve en el estracto publicado por Flores, le propuse una t1Itreltista en. 'I'ul,an: él me la acepta, i me habla de ella, i me la ratifica en tres diferentes cartas; i sin embargo se va para Guayaquil si n decirme una palabra de su viaje. Me la acepta en 5 de mayo (letra A): me la ratifica el 23 en 'la carta .que sirvió de pretcsto al viaje del Tuerto Guerrero a Pasto (letra F): me vuelve a haolar de ella el 28 (letra H), señalándome ya la clu,lad de Ibarra para la entrevista; i acabando de soltar la plllma para esta cita, se va para Guayaquil, volando sin decirme que se ·a. Sabe quP el Jeneral Sucre se acerca: sabe que su soberonfa se va a volver humo pl'esentándose Sucre en Quito, i deja a Quito con confianza, i se aleja del punto en donde mas peligraba Sll poder, dantlo con su persona en Guayaquil. t Habria hecho este viaje, si no hubiera estado mui seguro de que ya no tenia por qué' temer ál Jeneral Sucre como vivo sino como muerto 1 Los insendatos o lijeTOs que un dia llegaron a pensar que Flores habia tal vez ejecutado esta muerte de acuerdo conmigo, juzguen por estas cartas i por la conducta que él descubre en ellas, si Flores ha podido obrar de acuerdo con migo en esto. En el número siguiente probaré con la contestacion de Murgueitio, la fulseuad uel capftulo que ese falsario se ha atre· vido a incluir en mi curta de 18 de mayo de 1830. ARTICULO 6.' Mt1ROUllITIO. Los servlcios C¡lle he hecho a la libertad de mi patria, me han dudo, como era natural, enemigos a quienes no he demorado el1 perdonnr, mas de lo que he demorado en venen he -ser.'ido Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 28. 27 a la libertad, i era natural que los en~migos de ella se conju· rasen contra mí: he combatldo el despotismo: i era natural que los espíritus serviles quedasen fanáticamente irritados por la destmc· clon de sus ícolos i la de sus conveniencias personales, tan fáciles de ac:ecentarse cuando hai un désp'lta o tirano cuyos (avore¡¡ se compran fácilmente con la moneda de la adulacion. Uno de estos naturales enemigos es el Jenera! teólogo Pedro Murgueitio, que tiene su papel en el drama de mi persecucion, como tambien era natural. Amigo de figurar, i no siendo capaz. de acometer las claras empresas que hacen que nlestros compatriotas fijen su vista ¡sus esperan:rns en nosotros cuando nos lanzamos en ellas, tomó el fácil camino de ayudar a establecer el despotismo, i abrazó su causa. Vencido por mí en 1828 en la ladera, en donde no se avergonzó de servir a órdenes de Mosquera, no volví a acor- darme de que le habia visto en las filas enemigas combatiendo conlra la constitucion de su patria que él i su caudi 110 mismos habian jurarlo: le nombré en 1830 Comandante de armas del vlllle del Cauca. Vencido otra vez i hecho prisionero despues de la accion de Palmira, con el terrible comprometimiento de haber estado cometiendo traicion erwendiéndose secretamente con el enemigo, le mandé arrestar en un convento tle fmiles, miéntras pasaba el peligro; i en seguida volví a alvidar:n~ de sus compro· metimientos, i hasta de su traiciono Pero no fué él tan flaco de memoria como yo: r~conccllt(ó sus odios; !os escondió cobardemente en lo mas profundo de su pecho, i los reservó para cuando se tocase la campana de mi pero secucion Sonó la hora. congregaronse los {' nemigos de la liber- tad contra mí, i lhrgueiuo se presentó tambi"n en d concurso de. acreedores reclamando la parte que le corrpspondia de mi pescuezo. He aquí el onjen de L'l carta de qlll' "oi a ocuparme, la carta falsificada por ilnrgueitio diez año. despues del a.esinato de Suere, i de la que nadie en todo ese tiempo habia hablado. En 1840, doce añus despues de vencido ell la Ladera, diez de acusado de una traicion nowria. i nueve de "~ncldo por la última vez (en cuyo largo espacio de tl~mpo no se le había ocur- rido vindicarse ante sus conciudadano! de aquellos hechos ya olvl' dados), se le ocurrió publicar una Erporicion CaD d pretesto de vindicarse i el interes único de herirme por la e8paluA, eu"ndo yo.: •• preso, vendado, i la lengua anuJada por .mIS e~emigo~, no pocha defenderme ni ver siquiera por dónde mIl venian los golpes al¡wosos: en Lima i en la ohm de ¡risarri he vel11rlo yo a tpner oolicia. de lo que el caborde M Ilrglleillo pscribló ' contra IIn Ilwnbre amarrado. La carta de que hablo es el documento de- mayo de 1830, 1uC rpji&ra [nsarrí en , número 9 f~cha 18 , Sil llama la .Jlish>r;" Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 29. 28 cn/ica, pn qne, para que hlcipsp tnm}'i"n jnpgo ron las J111hlirndn~ por Flores desde 1830, intprcRla el falsili,'ndor esta i Rca~o otros cláusnlas, hablando de Sucr~: "tenga U. mucho cuidado ron psp "se1'ior, si viene por ahí, i haga que vCAga P(H es/a plaza," es decir, por Popayan. Yo escribí ciertamente a Murgupitio, segun mis documentos, una cnrta con fecha 18 de mayo de 1830, relativa a varios asuntos del servicio; i es, prllvaliénnose de esta verdad, que el falsario intercala la cláusula de que se trak1. i de que tanto hace merito pi crítico Irisarri en su chorla e1p la pájina 148, diCiendo que ron ella se prueba que yo disponin qne se hiciese ir al Jeneral SuerE' por Popayan para asegurar el golpp fiel asesinato. No soi tan desgraciado que no tenga en mi poder In carta eontp~taclOn de Murgueitio, uno de los pocos docnmpntos que St' han sah'ado como por milagro del nnllfrajio político de mis papeles: es la de 27 del mismo mayo, que oriJlTlal consigno maleada con la letra I. Si yo le digo en mi carta n Murgueitio lo que él dice que le pscl'ibí; si yo cl)nsagro en ella un largo capítulo a tratar d~1 Jenernl Sucre, dándole las que llamaremos ÓrdeMJ, segun el modo de cahficar las cosas que Uilln estos seí'lores, natural es i aun forzoso que Murgueitio me haya contestado, algo siquiera, sobre la parte mas notable de mi carta; i yo pido a los lectorps que vean su contestacion, 1 que abriendo cien ojos busquen ('n ella cuál de sus capítulos da e! menor indicio de haberle 8iquiera hablarlo yo del lenernl Suere en la mia. t Qué publi- cadores de cartas son esto~, que. jamas dicen lo que ellos me contestaron, i en cuyas contestacion 's no se encuentra jamas la prueba de lo que dicen 1 Flores publica tres, i no dice lo que mE.' contestó, ni aparece en sus contestaciones' Murgueitio publi- ca una, I no dice lo que me contestó sobre esto, ni aparece 1:0 su contestacion. Celebro mucho que, aunque sea a fuerza de mentir, me vayan ellos mi!mos summistrando en sus propias mentiras docu- mentos con qué probarles otras, I defenderme de otros enredos: en la misma carta que publica Murgueitio i reproduce Irisarri, se ve que en el concepto dI' ellos yo no sabia el 18 de mayo por qué via caminabn el Jeneral Sucre, como es mui cierto, pues aun ignoraba i debia ignorar que estuI'iese en marcha: si yo le hubiera dicho a Murgupitio, tenga U, cuidado si vune por ahi, esclaro que en el concepto mismo de mis calumniadores, yo no sabia por quil clmino venia, i por cOIlRiguiente no podia estarle preparando la muerte en Pasto el que ignornbn si vE.'ndria por Pasto: tanto me quieren atacar, que ellos ITllsmOS ataclÍndome me defienden_ ¡ 1 d" qu! medios podia disponer un majadpro como Murglleitio para que yo fuese 11 decirle: haga que rtllga JO' tI/a plaza1 tenill este Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 30. 29 Slmpl,' tanto ascendiente con el JenPral Sucre, que pndll'Se per- ~uaJirle a que se fuese por donde no se queria ir7 tenia este sar- ¡enton, cu¡¡itan sin jente, que no se habria atrevido a llevar la figura a la presencia del Jeneral Suere, sin poner los oJos en el sneloj tenia, digo, cómo obligarle por la fuerza a irse por determI- nado ramina 7 habria tenido siquiera brio para decírselo 7 el Jeneral Suere no se habria reido de él en sus barbas, cuando no hllbiera querido hacer mas 7 i si 110 tenia medios para conseguir esto (como yo lo sabia mejor ljue nadie, pues mejor que nadie conozco a Murgueiuo), ¿para qué le habia yo de ordenar ni pro- poner que hiciese aquello 7 Adernas: ('1 medio de la per~uacion: tratando yo de rorncter despues un asesinato, supone una ilimitada confianza en la ami8tad de aquel a quien se le proponia, i 10 podia yo tenerla en el débil, servil i pusilánime Murguritio, que tenia rencores contra mí, por lo ménos desde el año de 28. El empleo de la fuerza, para obligarle por ella a irse por Pasto mas bien que por otra parte, supone mas, ponlue supone que yo andaba haciendo público mi crímen desde ántes de cometerlo. tNo pudieran decirme Murgueitio, Mosquera o Irisarri, quiénes han visto ori}iltal esta carta, guardada por diez años, i de que nadie ha hablado durante ellos, i cómo se les escapó de hacerla obraren el proceso? qué le detuvo para mandarle este hallazgo a Flores para que lo publicase en Quito con las otras cartas que publicó en 18307 Cuando Murgucitio estuvo en lodo su auje bajo la usurpacion de Urdam·!.'!, cuando este ocupaba toda la Gaceta contra mí scbre este mi8mo asullto, en cuyo tiempo estaba Murgueitio con las armas en la mano para batirme, entól1re~, digo ¿cómo no mandó a Urdaneta este presente que 8010 ha venido a ver la luz el dia de este concurso de ucreedores.1 Pero veamos ahora cómo psnsaba en realidad, acerca de la rnuene de Suere el mismo testigo de Jrisarri, el que diez años habia estado callando, i el que tenia contra mí semejantes antece- dentes. En su carta de 17 de julio, que orijinal acompaño marcadu con la letra J, cuando debia tener. tan fre8cos los recuer- dos de tales antecedentes, me diee Murgueitio, entre otras cosas: " Me hallaba en Cali cuando la tuve," (habla de la noticia de la " muerte) i a vista de la emocion que se suscitó, tuve qlle persua- " dir con razones sacadas de la natural,~a de las cosas, que ese aten- " tado no podia ser sino obl a del opresor de Quilo. Al ver lodas las " razones que en confirmacion me refiere D., he celebrado 1W l/aber- " me equil'ocado." He aquí, pues a Murgueitio fallando redonda- 'llente contra Flores ántes que yo le comunica~e lo que iba resul- tlhdo contra este, i a pesar de tener contra mí el antecedente dI' que yo le habia prevenido el (¡jea del oso tremendo, que tralaba d~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 31. 30 eazar en mis/itrras, wcargálldole que lo diri}u:u por donde le espera.· ban los 1II07IIeros escondidos, como dice el sempiterno hablador de la Historia. crítica. Cuando Murgueitio fallaba contra Flores í qué se le habia hecho el anteced"ntc de esta órden de ojeo 1 i cómo no se acord6 de ella ent6nces1 i por qué vino a resollar con ella este falsario despues de diez años 1 no está saltando alojo que ese capítulo del ojeo ha sido compuesto mucho despues? Pero ya basta de hacer caro de tan poca cosa como los golpes n ttaicion que puede dar un hombre como Murgueitio. En el ~iguiente artículo veremos en un documento creado por el mismo Flous, cómo este hombre incauto i aturdido, ha trabajado para probar él mismo, que ántes que le llegase a Guayaquil la noticia de eRtar ya ejecutado el asesinato, trabajaba ya para defenderse de la acusacion que esperaba. ARTICULO 7.' EL TUERTO GUERRERO. El Tuerto Guerrero, regresando de la comision con que le mandó Flores a Pasto, llegó a Guayaquil a dar cuenta de ella al mismo Flores. Llegó, no sé yo en que fecha, porque el ,n/ieo, que Il la pájina 194 ha apuntado el itinerario dl'l regreso de este comIsionado hasta Quito, parece que encontró algun peligro en dárnoslo hasta Guayaquil, como lo encontró en darnos el de icla para Pasto, quP era el que mas interesaba; pero 10 sustancial es que él llegó, que habló con Flon's, i que el 12, dos dias ántes que llegase a esa ciudad la nollcia de la muerte, Flores tuvo a bien hacerle dar una der.1aracion que yo no sé para que sirva, si no sirve para probor que Flores i Guer~~ro, antes de llegar la noticia de la muerte (lel .Teneral Sucre, ya sabian ellos que iba a morir i que tenian que cargar con las sospechm. i que vindicarse del asesinato que iba a suceuer. Es la misma que rejistra el bueno del criliro con el nombre de documento número 28 de su Apéndice, i la. misma que esta a la pájina 119 de la Causa de Monllo, mandad< imprImir por el benditrsimo Herran. Yo no he podido ántes de ahora hactr mérIto de e"te c~celplle documento, .8 causa de que el buen Herran, o porque creyó que las fechas nada importan pata la averiguacion de un hecho sujeto a fechas, o porque le importaba mantenerme a oscuras, la hizo jlublicarsin ¡"ha, como lo est'n otros muchos documentos de la Ca.usa impresa. 1 tan acertadQ anduvo Herrnn ~n la supresion de la fecha de la declaracion de Guerrero, que yo la tu v.e por declaraclOn dada a consecuencia de la notiCIa (1 por tnl In liabria seguido teniendo ho~ta el fin de IQS .¡¡Ioa), ~n cuyo cuso naJa hobria tenido de particular que Gue~rerQ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 32. 31 hablase como habló, porque todo el jugo de esta torpeza cometida por Flores, no está sino en la fecha. I no se diga que yo pud~ haberla visto en el proceso orijinal, porque mis verdugos, con un celo que jamas alcanzare a ponderar debidamente, defendían basta de mis miradas ese proceso, aun en las ocasiones en que mas nece- saria me era para mi defen a la inspeccion material de los doct¡¡- mentos con que se me argüia. Es tal la impresion que deja la declaracion de Gefl'ero, ántes de atendeTs~ a su fecha, que no solo yo la tu ve por declara- cion tomada a r.onsecuéncia de la noticia, sino que Irísarri, con el mayor candor del mundo (si candor puede caber en un hombre de tan sublimada mala fé).ha caido en el garlito, teniéndola por tal, i ha echado él mismo, con sus manos, un dogal al cuello de Flores, su propio defendido, diciendo a la pájina 231, que "fué tomada luego que llegó a Guayaquil la noticia de la muerte del Jeneral'" tal es la impresion que causa¡ tal es el contenido de la consabida declaracion: al mismo Irisarri le parecio que no podia hablarse así. sin tener ya noticia del asesinato. Esta uecJaracion debió tomarse así por mas de una razon que ellos tu vieron, porque en algo ban debIdo tener razor!. Pioquinto Pardo (testigo que ni es muerto, ni está en mi poder, sino en poder de mis verdugos), en una de las declaraciones que con tanta razon mandó suprimir Herran en la Causa impresa,' espuso en Bogotá dos años despues, que cuando se publicó por balido en Guayaquil la muerte del Jeneral, "una de las cosas que admiró te mas aquel pueblo, fué que, ántes de llegar el parle oficial de la " muerte del Jeneral, ya se habia dicho, 1tnos tantos dias ántes que " lo habian asesinado en Berruécos," i esto mismo dicen Guzman i Castillo, de quienes se tratará en otro artículo. El vecindario deducia de esta anticipada chispa lo que debia deducir¡ i au nque en la declaracion de Guerrero parezca que ellos hacian el parche ántes de tener la llaga, no es enteramente cierto, porque sí tenia ya la llaga de esas justas murmuraciones. Pero si Herran tuvo miedo de que el público viese esta i otrns declaraciones, yo la consigno comprendida en un teslÍmomo legal (letra K) que conservo en 32 fojas útiles, i el curioso lector hallará estas mismas palabras del fin de la 11." al principio de la 12." foja. Que el parche quedara mal trabajado: que él no haya hecho mas que encancerar la llaga en lugar de cerrarla, esa es otra cosa, i 10 que quiere decir esto, es que boi llagas que con nada pueden cUrarse. Irisarri, como me sucedió ~ mí mismo ántes de ver las fechas, i como le sucederá a todo el que lea la declaracion de Guerrero sil. atender a la fecha, se dejó impresionar de los términos en que en concebida, para reputarla como la reputó por declarllcion darla despucs de la noticia; pero 10 'Ine sí no puede esplicarse sino Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 33. 32 con la mala f~ de esto criticastro, es que un hombre de pro, un sujeto tan avi.,ado, un crítico que [1nto busca i rcbusca, cunn lo lo necesita para acriminarme o para defenrl.er a Flores, no haya caido en cuenta de que del 9 al 12 (esto es, de la fecha en que llegó el parte a Ibarra, a la de la declararion de Guerrero) no van mns que tres dias, i que era físicamente imposible que en ellos llegase de Ibarra á Guayaquil, habien10 entre esos dos puntos mas de eien leguas de' pésimo camino. El crítico que tiene tragadero para engullirse en globo sin mascarlas, mas de cien leguas andadas en tres dias, solo estará bueno para embobar a los lector~ que ya no necesiten de qle nadie los embobe (porque si los hai de esta condlcion), mas no a aquellos que no cargan los ojos for puro adorno. El parte llegó a Ibarra el 9 (pájina 92 a 93 de a Cau.a impresa), i la declarncion de Guerrero es del 12; i el mismo crúico que se asombra (pájina 144 de su obra) de que Sarria caminase 30 leguas de tierra llana en mas de 36 horas haciendo sus cuentas como le parece mejor, traga f~cilmente que el parte atravesase lo mas áspero de los Andes i anduviese ciento I tantas leguas en tres dias para poder llegar a Guayaquil el 12, fecha de la declam- cion de Guerrero. Pero ya me olvidaba de que él no buscaba una verdad, sino cómo acrimmar a un hombre que se le habia señalado como víctima. él, aunque hombre de pro, no es ni puede ser cntico de pro cuando de mí se trata, porque esto va contra su mision: él no es mas que ~ríti.co de contra; i vicndo unas cosas i dejando de ver las que no le convienen, no hace mas que cumplir ron lo que ha ofrecido a quien le paga: el pro i contra se queda allá para los críticos que no tienen a quién dar gusto, ni mas interes que el de desenterrar la verdad. Con [Odo esto 1ah pobre inocencia! de qué pequeñas cir- cunstancias depende las mas veces el que puedas manife,tarte o quedar esr.ondida, acaso para siempre! de qué pequeñeces depende que los hombres te absuelvan o condenen:! de una fecha tal vez !enida por insignificante hasta por el. mismo acusado, iah, pobre mocencJa! He aquí la mla dependIente tan solo de una fecha, casi inaveriguable para mí, i cuya importancia tal vez ni sospe- chaba: he aquí la averiguacion del crímen de Flores, dependiente tambien de una sola fecha que yo no habria podido averiguar, si la obra de Irisarri no me hllbiera dado el un dato i una carta de Flores el otro. Si yo hubiera muerto en la alevosa i cobarde persecue.ion que he sufrido, yo habria pasado por el asesino de Sucre, i sinembargo bastaba para mí el hallazgo de unafecha. En el artículo signiente ~e dará noticia del contenido de la declaraclOn de Guenero; i allí se verá que si los historiadores de Vcnezuela, Baralt i Dia¿, i"Ii"les o lijero~, han dicho. "Fué h siempre propclIsion de culpables, par.! alejar de sí las so>pccha:>, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 34. 33 •• litJctrla.. T~atr soh,·t otrO$ con n:fanado ahinco:" se 'l"erá, digtl, que ~i ellos no han tenido razon para uecirlo Jlor mí, la habrian tenido de sobra para decirlo por el que hizo tomar la declarecion de Guerrero. Si por las señales del culpable que eUos dan en su regla. se descubre quién es gste Clupabk, le hallarán fácilmente leyendo con ojo crítico, con buena fé, i con pecho imparcial la declaracion de Guerrero. No los culpo del todo: es mui natural que ellos se inclinen a Flores i no a mí' tal vez son bolivianos, como 10 es Flores; yo no lo soj: Flores es su paisano; yo no lo ~oi. Natural es que haya1. deseado que la mancha caiga en un ~trallo i no en un paisano suyo, i hasta el patriotismo, estraviado por el deseo i por el interes nacional, puede haber tenido en esto mucha parte: no bai en el mundo muchos Herranes i Mosqueras, que a fuego i sangre se empeñen en npropiar R su patria una man- cha que no le pertenece. ARTICULO 8." LA OECLA RACION. La sustancia del Interrogatorio a que respondió Guerrero, es: .- "a qué fué a Pasto" (para darle ocasion de justificarse de la sospecha del viaje): 2." "si yo habia convenido o no en no ocupar a Pasto" (para presentarle una ocasion de preparar los ánimoS' contra mí, trayendo de 105 cabellos el nombre de Sucre en la respuesta i alejar de Flores las sospechas del asesinato que aguar- daban); i 3." "cuál era mi opiuion sobre los actuales sucesos de Colombia" (para disimular el fin verdadero de las dos primeras preguntas). A esto se redujo la curiosidad de Flores espresada en el interrogatorio. Ahora me toca a mí hacer el mIO para que me lo respondan Flores, el crítico, Mosquera, Henan i compal'leros. i Con qué ob- jeto bacia tomar Flores una declaraclOn semejante ántes que se su- piese la muerte de SIIcre1 Una declaracion no se toma sino para hacer constar un hecho ante algun superior, o para que ella vaya a surtir efecto en algun juicio, o para saber lo que se ignora i se necesita eaber, o para responder a un cargn ya hecho.¿ Ignoraba Flores (Flores, que era el que habia mandado a Guerrero) igno- raba digo, a qué habia ido Guerrero a Pasto? el ya soberano del Ecuador tenia algun jefe a quien carle cuenta del viaje de Guerre- ro? el viaje de Guerrero era en sí mismo una accion pecaminosa para que se le reconviniese por él ántes de saberse el asesinat01 se estaba siguiendo algun juicio sobre el asesinato ántes de suceder'l algl9D le habia formado cargo por el viaje de Guerrero ántes de saberse la muerte de Sucre1 Flores. que acababa de hablar a .5 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 35. H ,u ~DtisfacGiQn <:(>n Guerrero ¡qu~ era lo que pod,ia haber quedada ignorando ¡ 19 que todavía esperaba- saber leyendo la declaraciou1 1 si nada de esto auc:edia, ni JlOdia suceder (a qqé fin, con qué abjeto, para satisfaceF a quién, mandó tomar esta declaracionL ..Si, justicia ruvina •••. te comprendo •..• no fué Flores, fuiste tú qUil n la manoq tomar. Se preguntó a Guerre~o (por supu.esto, paTa satisfacer a FlO)'6S) a qué babia ido a Pasto, i )'espondió lo que ya debia sabe, bllores .••. "a llevanme una earta de Flores, i a deairme a la voz; l' de parto de Flores, que no enl conveniente que ní él ní yo ocupá. ' semos a Pasto.!' Se le ,preguntó si tuvo efecto su comision, i el resultado de ella; í el (j¡ne acababa de decírselo todo de palabra ~ $U con¡.itente, dijo pam conocimiento de su comitmts, lo que ya debía saber desde que pablaron de elkJ de palabra: en lugar de deeu qUB su comision habia sido inútil i sin resultado, porque ya yo habia ocupado a Pasto, deja. de responder sencillamente a lo que se le pregunta, i se entrega a responder detalladamente lo que no se le habia preguntado: no habia sido materia de nuestra entrevista el nombre de Suere, que ni venta a cuento, ni me habia siquiera pasauo por la memoria, i a propósito ,le la ocu pacion de Pasto, que era lo qlw se le praguntnba, sale con el despropósito del nombre de Sucre, roido de las cabellos, diciendo que yo le habia dicho qUIl I'F11lI'6s '1 pvocerun conmigo de mula fé, pof.(lue no me habia contestadQ " ningunll de mis cartM, $ienGlo así que en una de ellas Je pregun- '1 taD."t qué nra lo q'u debtfl'ia /¡acsr con el Jweral Sucre, porque '1 cre.i filiO le podia ser perjudicial en el gobierno del su r;" probán. <!ose a01l o¡¡1o que el qlll6 forjó la carta de mauo, i el que di~tó esta Gealam.cion, na son dos sujetos sino uno nlisrno, Entónlles el deolarante, que sabia bien el objeto con ¡¡lO ~e le tomab¡¡. aqnellu. declaracion ántes que llegase la noticia del asesinato, cumple aOIl su objeto i ro entrega to:vpeulente a preveniF los ar!l'ulDllntos que ~Ilv(q no 58 le habían hwho ni podlJo hacer n FlpffS, RJlticipán- dose allÍ '1 hacer, ante& de la nrnsacion, el nlegalo de bllena prueba: !lbi¡I~ ellos,por ejomplo, que ni saberse la muerte del Jeneral S'tJ~rc, se habia de creer naturalmente que le habia matado aquel rival a quien la presOlicia del Jeneral venia a S~r pc.rjlUi:icial en el Silir, i pollen asta palabra en mi JOC1 ciesc8 eutánces; sabian que ~como mui bie.n lo dice MUl'guaitio en su ca~ta rll> jilio citada) 56 l1abia de aausar a Flór!:$ can 'l'ruJ07l<S sacadas de l¡¡ II/!)t~!YIlllZa rk ¡fU 'alas, i se le haae decir a Gu.e:Pl'!If<l qtle él me habia cOll.lestado que .,1" venida del hneral al sur, en. nada pOlI'l'ilb pll1;udiclltr D 1I',1~M (oosa por ooa parte tan distante da la realidad), a Fle.re_ lJIm .illltbia sido IJOITMUM al mam.do p07 los rufraji.o3 jlJ1llrales." sabian que cliandQ llegase la nQticia S6 babia de halllar de los mediQS de que lB habria vaüuo Flm6B para impedir la venidn de su rival, i Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 36. 35 ftbilln que era consiguiente que se habria de inquirir 80bl'e e$to, i .1 declarante se apresura a esponer que me habia dicho eh Pasto "que no ~abia él de qué medios legale! podria valerse FloJe; pam impedir la vanida del Jeneral Sucre al sur:" nadie les habia hablado, ni podido hablar todavía de medios legalell> ni no legales, t el declarante entra ya a distinguir los unos de Jos olfos mediw sabian que se habia de decir que al¡runo habia empleado el mooitb de matar al Jeneral Sucre para Impedir su regreso, i se le hace decir cen anticipacion a Guerrero que yo le liaMa dicho en Fasto que "habia mil fIIodo, de impedir que el Jeneral Sucre Ileglfl'a Il sucasa," para que se creyese que ese alg¡¿M era yo que así mEl habia e$presado COIl Guerrero. ¡,A qué viene toda esta creacion de disculpás, argumentos i sospechas, ántes de saberse la noticia del asesinatdl a que vienen disculpas ántes de apareceT la culpa, argumentos ántes de haber disputa, i creacion de sospechas ántes de aparecer el delito? Bien pudiera yo decir por todos estos preparativos de la calumn1a, co- piando a la letra las mismas palabras de Flores en el manifiestG a que estaba destinada la declaracion de Guerrero, tomada desde ántes de la noticia' bien pudiera yo decir: "La negra marúJ que " dió muerte al Gran Mariscal de Ayacucho, ha querido oC'ltltars" .. bajo el velo de las circunstancias que afectaban a Colombia; mas, " eIJa ha sido descubierta al llamar a su sowrto a la calumnia impía." ¡Oh vetdad, verdad! tú revientas hasta par la boca de tus enemig<!ll!. ¡,Hai cosa mas luminosa i cOllsoladora que yer la<llWll!o l1egra. del asesino queriendo ocultarse con la declaracion de Guerrero huj" tlllelo de las circunstancias que af~ct3ban a Colombia, i ver InegCl d:eswJJierl¡¡, esta misma mano en aqup:lo mislDo que hacia para esconélerse, i en el actQ mismo de lIa'fTUh)" a su socorro a la calulI¡n'ia i"'pía" que lDe preparaba con la declaracion de SU cómplicE!? Miénttas Flores me entretenia con .ei~ ¡isoPljaras ca,tns qttlC me llovió en aquellos dias, i me adormecra con su amistad en la de 14 de junio (letra L) diciéndome: "es pre~so ~on f9sar que agUtÍ) 11fJ "te se 1/,0, tu/pació •..• .••• Aunque tú por lrls circunstancias hayás desconfiado de 'l/vi a1l1.istad," (ahrde a cartas m111 dnras q~~'~ habra recibido de mí por sus tentativas sobre PaS!D, como CDOsta er.)a glfe acabo deo citar,) "yo he sabido pOMl'te al abrigo de loda SOspeclUl:" mie!ntraseste traidDr me deeia esto, dejando ya! fabricada la sospecha desde dos dias ántes de fener la noticia det ase~mflte, él mismo fabricaba la prueba de su propio crímen en la anticrpada declara· eion de Guerrero; en aqtlello nllSnJo que habia. fabricado para calumniarme desplles i para fundar su futura defensa. Y 1) Il'O cito M<1llarinot pata que vengan a servU'me de testigos. Vengan. ~ mis enemigos, a ecsarninar las cartas de Floree, su letra i ·su mma.; vengan los flumliroaos aj&nte~ de Mosquer-& i dé 1'101"41., Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia
  • 37. 36 ya que los hai en Lima de todas calillades i t~mañosj de Mosqueta i de Flores que son una mIsma C08a. Sm la dedaraclon de Guerrero ino habría sido mui dificil probar que él i Flores sabian ya que el Jeneral Sucre iba a ser asesinado, i que de antemano creaban los matewales i alegatos en que pensaban apoyar su calum· nia i fundar su defensa? ... ir podrá dudarse despues de esto que hai una Providencia que vijila miéntras duerme el il'locente1 Yo no pude saber nada de la cision de territorio que se decia iba u hacer el Jeneral Suere, hasta que se me diera esta noticia, porque nadie puede saber la noticia que todavía no se le ha dado: no pude temer tal cision ántcs d~ tener esa noticia, porque nadie puede temer ántes de tener moti '08 para el'lo: no pude escribir a Flores sobre el Jeneral Sucre ántes de tener estos temores, porque nadie puede manifestarlos ántes de teucrios: yo no los tuve sino en abril por Ayaldeburo, como lo pl'llcba mi carta de este mes que Flores mismo ha publicadoj luego es falsa la carta de marzo en cuyo mes no existian tales temores i por consiguiente no habia para qué hablar entónces del Jeneral Sucre, ni para qué temer, ni para qué tomar precauciones contra él: luego la carta de marzo fué fraguada a la necesidad por el veterano de las falsificaciones, por el que me habia confesado la de la carta publ!eacla en Jamaica: Guerrero habla en su dec1aracion del contenido de la carta falsa de marzo, luego solo pudo clarle noticia de su contenido el mismo que la habia fraguado, o que ya tenia intencion de fraguarla. He aquí, pues, a Flores sujiriéndole a Guerrero, desde ántes de saberse el asesinato, otra de las cosas que habia de deci r en su declaracion para defenderse con ella de esta acusacion futum. Para que estas consecuencias no fueran ciertas, lej¡timas i rectas, seria preciso que no fuera cierto que he probado documentadamente clesde el artí- culo 5.·, la falsedad de la carta de marzo. Preparándose Flores para dar su manifiesto, desde ántes del asesinato, i como haciendo que Guerrero aludiera a la carta de marzo, cuya falsedad dejo espléndidamente probada en el referido articulo, me hace decir por boca de Guenero la queja de que "él " no habia contestado ninguna de mis cartas, siendo as! que en " una de ellas le preguntaba qué eTa lo que deberia hacer con el " Jeneral Sucre." Solo Flores sabia que no me habia contestado, no la carta de marzo cuya falsedad está proÍlada, sino la de 21 de abril en que yo le habia dado ~obre Sucre la noticia que habia snbido por Ayaldeburo: solo él 10 sabia i solo él debia saberloj i 5inembargo, aparece Guerrero hablando de este silencio como que yo me qu~jaba de él: ántes del asesinato no tenia yo para qué estrañar ese silencio, ni por consiguiente para qUé decírselo Il Gu.eJTcro: lo~ motivos que yo habia tenido en abril pam darle esa notICIa, ya hablan desaparecido desde que yo supe la mdcpenclen- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la Republica, Bogotá-Colombia