Este documento presenta un resumen de 3 oraciones o menos del capítulo 7 del libro de Miqueas en la Biblia.
El capítulo describe cómo Miqueas predijo que a pesar de los pecados del pueblo de Israel, Dios los perdonaría y "lanzaría sus pecados en lo profundo del mar". Aunque los israelitas eran pecadores, Dios los amaba y envió a Jesucristo para morir por ellos y ofrecerles el perdón. La lección enfatiza la gracia salvadora de Dios que nos ofrece el perdón aunque
LA NECESIDAD DE SER LLENOS DEL ESPIRITU SANTO.pptx
Leccion de jovenes: El pueblo especial de Dios (Miqueas)
1. lección 7
11 al 17 de mayo
El pueblo especial de Dios
(Miqueas)
«¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!
Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia,
amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios».
Miqueas 6: 8
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Jesús es un faro de luz para el mundo. Permítele que te rescate
de las tormentas de la vida.
2. La fosa de las Marianas está ubicada en el Océano Pacífico* y tiene una profun-
didad de más de treinta y seis mil pies (2,550 km). Es el lugar más profundo del pla-
neta. Imagina que lanzas un objeto cualquiera en ese lugar. Después de que el objeto
baje a través de miles de pies de agua no habrá esperanzas de recuperarlo. Así es la
gracia de Dios: «Arroja al fondo del mar todos nuestros pecados» (Miq. 7: 19). Una
vez que Dios hace eso no los recuerda más. Es como si nunca hubiéramos pecado.
Hubo momentos en que los hijos de Israel se rebelaron contra Dios y como re-
sultado él hizo planes para destruir su nación. Necesitaban un Salvador. Miqueas
intentó convencer a los israelitas de que volvieran a Dios, y ellos abandonaron sus
prácticas y se arrepintieron. Caminaron de acuerdo con el Señor una vez más. Mi-
queas predijo que el Mesías nacería en Belén; el mismo Mesías que siempre había
estado presente en su cultura, a través de las edades.
Siempre que confesemos «nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los
perdonará y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1: 9). Cristo nos concede a todos
la oportunidad de tener un registro limpio. Él es un Dios de segundas oportunida-
des; siempre está dispuesto a perdonar.
Al enfocarnos en el libro de Miqueas «vemos lo relevante que es nuestro mundo.
Nosangustiamosacausadelanaturalezahumana;somosapabulladosporelmalque
nos rodea. Nos ahoga nuestra sociedad atea y a menudo nos deprimimos porque la
iglesia aparenta estar tan dividida y ser poco efectiva».** Gracias a Dios que Miqueas
no concluye en un tono triste. ¡Hay esperanza! Aunque somos pecadores, Cristo
murió por nosotros.
La lección de esta semana trata de la gracia salvadora de Dios, que nos ofrece
aunque no lo merecemos. Dios, en su misericordia, nos perdona y lanza nuestros
pecados a lo profundo del mar. «¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor
perdura para siempre!» (1 Crón. 16: 34).
* http://es.wikipedia.org/wiki/Fosa_de_las_Marianas (consultado el 3 de marzo de 2012).
** Harry Young, Major Themes from Minor Prophets (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 1996), p. 41.
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Crystal Walker, Trincity, Trinidad y Tobago
1 Crónicas 16: 34;
Miqueas 7: 19
En lo profundo del mar
Introducción
sábado
11 de mayo
¡Hay esperanza!
3. 68
domingo
12 de mayo
Miqueas 1: 4-9;
5: 2; 6: 1-4, 8;
Romanos 12: 2Hijos de Dios
Logos
Pareciéndonos al mundo (Miq. 1: 4-9)
Para que podamos entender mejor lo sucedido a Israel, exploraremos breve-
mente su historia. La nación había sido dividida en dos reinos: Israel al norte
y Judá en el sur. Sus capitales, Samaria y Jerusalén, se habían convertido en centros
de idolatría e iniquidad. En el norte la gente había comenzado a violar los manda-
mientos de Dios. Samaria había sido edificada por el malvado Omri. Acab su hijo
siguió el ejemplo de su padre y construyó un templo para adorar a Baal (1 Rey.
16: 23-33). La iniquidad se había introducido lentamente en Judá. Todos aquellos
actos impactaban las prácticas religiosas del pueblo y como resultado se corrom-
pían en forma gradual. No había manera de que el reino del norte permaneciera
firme, sino que se desviaban cada vez más de las verdaderas enseñanzas de Dios.
Lo mismo sucede hoy. En ocasiones nos inclinamos ante las normas del mun-
do al incorporar lentamente a nuestras vidas lo que parece ser normal y hasta
cierto punto correcto. Pero todo es únicamente un engaño del diablo. Del mismo
modo que tentó a Eva en el huerto, él intenta que el pecado les parezca hermoso a
los cristianos.
En contra de Dios (Miq. 6: 1-4)
Miqueas 6: 4 afirma: «Yo fui quien te sacó de Egipto, quien te libró de esa tierra
de esclavitud. Yo envié a Moisés, Aarón y Miriam, para que te dirigieran». Aquí
Dios le está recordando a su pueblo lo que ha hecho por ellos.
¿Acaso hemos olvidado todo lo que Cristo ha hecho por nosotros? Si echa-
mos un vistazo a nuestra vida pasada podremos ver que Dios siempre ha sido fiel.
Los israelitas tuvieron una experiencia personal con Dios. Él los libró de los
egipcios (Éxo. 14: 21-31); pero aun así no le fueron fieles. Dios preguntó: «Pueblo
mío, ¿qué te he hecho? ¡Dime en qué te he ofendido!» (Miq. 6: 3). Es como si
hubiera estado preguntando: «¿Qué he hecho para merecer esta rebelión?». Pro-
bablemente clamaste a Dios cuando necesitabas ayuda para hacer un examen,
encontrar un empleo, o quizá al enfermarte sin que se pudiera identificar tu do-
lencia. Dios entonces se te manifestó. Pero muchas veces, después de todas sus
bendiciones olvidamos quién nos ayudó. Eso fue lo mismo que hicieron los is-
raelitas. Si no hubiera sido por las tiernas misericordias de nuestro amante Pa-
dre, muchos de nosotros no habríamos llegado adonde estamos hoy. Fuimos
creados para glorificarlo y para ponerlo a él por encima de todo. Cuando nos
oponemos a él lo estamos traicionando.
Un mensaje de esperanza (Miq. 5: 2; 7: 18-20)
El estilo de vida de los israelitas en los tiempos de Miqueas no era aprobado por
Dios. Necesitaban a alguien que los salvara de sus pecados. Miqueas predijo que el
4. Mesías nacería en Belén (Miq. 5: 2). Dios entregó a su Hijo para que fuera el cordero
sin mancha que habría de salvar a los perdidos. Jesucristo debía convertirse en un ser
humano, mientras que permanecería siendo Dios, con el fin de pagar el precio por
nuestros pecados. Sin importar lo que hayamos hecho en el pasado, Dios está dis-
puesto a perdonarnos y a lanzar nuestros pecados en lo profundo del mar (Miq.
7: 18-20). Cristo vino para salvar a todos los seres humanos. Incluso desde antes de
que naciéramos él ya había muerto por nosotros. No merecemos la salvación, pero es
un don que recibimos. Necesitamos aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Salva-
dor personal, permitiendo que su Santo Espíritu transforme nuestras vidas.
Caminando con Dios (Miq. 6: 8)
La vida cristiana constituye una jornada continua. Aceptar a Jesús no consti-
tuirá un cambio inmediato y automático. Continuaremos encontrando pruebas y
tribulaciones. Enfrentaremos tentaciones que nunca antes habíamos conocido.
Habrá altas y bajas de día en día. Sin embargo, al pasar tiempo con Dios recibire-
mos fortaleza. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad (2 Cor. 12: 9). Una
constante vida de oración y de estudio de la Biblia debe ser parte de nuestro diario
caminar con él. Eso nos ayudará a desarrollar una relación con Cristo y a ampliar
nuestro conocimiento de quién es el Señor, así como a asemejarnos a él cada vez
más. Entonces tendremos fuerzas para testificar por Dios sin importar lo que suce-
da. Al crecer en él, el mundo se convertirá en algo cada vez menos atractivo. Roma-
nos 12: 2 afirma: «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados me-
diante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de
Dios, buena, agradable y perfecta». Nuestro único deseo como hijos de Dios debe-
ría ser servirle únicamente a él y llevar a otros a sus pies.
PARA COMENTAR
1. ¿Qué parecidos encuentras entre Israel y la iglesia actual?
2. ¿En qué formas consideras que los placeres del mundo se introducen en tu vida?
3. ¿Qué puedes hacer para permanecer firme en el Señor?
«No se amolden al mundo actual».
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Onyx Walker, Upper Santa Cruz, Trinidad
5. 70
lunes
13 de mayo
Miqueas 1: 1-9
Coloca a Dios en primer lugar
Testimonio
Dwayne Waldron, Scarborough, Tobago, Trinidad y Tobago
Todo lo que ocupe el primer lugar en nuestra vida es un dios para nosotros.
Israel tenía un grave problema con la idolatría. Dios constantemente debía
recordarle a su pueblo que él era el único y verdadero Dios. Miqueas enseguida
tuvo que enfrentar ese problema en sus exhortaciones a aquel pueblo rebelde. Sus
palabras eran un grito que brotaba del corazón. Dios es nuestro Creador y Reden-
tor y eso es algo que debemos reconocer. De igual modo para que nos apartemos
de la idolatría se nos recuerda: «La ley de Dios debía ser exaltada, su autoridad
mantenida; y esta obra grande y noble fue confiada a la casa de Israel. Dios la sepa-
ró del mundo para poder entregarle un cometido sagrado. La hizo depositaria de
su ley y quiso conservar por su medio el conocimiento de sí mismo entre los hom-
bres. Así debía brillar la luz del cielo sobre un mundo envuelto en tinieblas y debía
oírse una voz que suplicara a todos los pueblos que abandonaran la idolatría para
servir al Dios viviente».*
«Cuando estudio las Escrituras, me siento alarmada por el Israel de Dios en
estos últimos días. Se los exhorta a huir de la idolatría. Temo que estén dormidos
y conformados de tal manera al mundo que sería difícil discernir entre los que
sirven a Dios y los que no le sirven. Se está acortando la distancia entre Cristo y
su pueblo y también la distancia entre ellos y el mundo. Casi han desaparecido
las marcas que distinguen del mundo al profeso pueblo de Cristo. Tal como el
pueblo de Israel de la antigüedad, ellos siguen tras las abominaciones de las na-
ciones que los rodean».**
Cualquier cosa que ocupe el primer lugar de nuestras vidas se convertirá en
un dios. Ya sea los entretenimientos, las modas, la familia, los amigos o la educa-
ción; todos pueden convertirse en ídolos. Jamás deberíamos exaltar nada ni a
nadie a un lugar que únicamente Dios debería ocupar en nuestras vidas. Exami-
némonos con el fin de determinar si algo se interpone entre Dios y nosotros.
Jesucristo nos ama demasiado. Entreguémosle a él toda nuestra vida. Él es el único
que merece nuestra adoración. Permítele que siempre ocupe el primer lugar en
tu corazón.
PARA COMENTAR
1. ¿Qué parecidos encuentras entre Israel y la actual iglesia de Dios? ¿Hay muchos
jóvenes donde tú vives que sostienen una relación personal con Jesucristo? ¿Cuál
es tu relación con él?
2. ¿Qué cosas debilitan tu relación con Cristo?
* Profetas y reyes, Introducción, p. 9.
** Testimonios para la iglesia, tomo 1, pp. 250, 251.
6. A menudo permitimos que el entorno en el que vivimos nos cambie en for-
ma negativa. Por ejemplo, cuando nos amoldamos a las normas sociales compro-
metemos nuestra fe. Miqueas precisamente predicaba en contra de eso, mientras
ministraba a Israel.
Imagínate en una situación en la que tienes que condenar a tu país. Esa fue
la característica de la profecía que Miqueas tuvo que presentar. Israel sabía bas-
tante acerca del verdadero Dios y de la venida del Salvador, su Hijo. Sin embargo,
prefirieron adorar ídolos. Dos temas principales se encuentran en el mensaje de
Miqueas al pueblo de Dios: 1) la condena de los pecados del pueblo y el conse-
cuente castigo de la cautividad; 2) la liberación de Israel y la gloria y gozo del
reino mesiánico. A través del libro de Miqueas, se alternan las amenazas y las
promesas, el juicio y la misericordia.
Además, hay dos cosas que Miqueas lamenta: 1) Que las heridas del pueblo
de Dios sean incurables (Miq. 1: 9). La situación es ya irremediable. Nadie podría
ayudarlos y Dios no lo hace porque ellos no se han arrepentido. Ciertamente hay
un bálsamo y un médico en Galaad, pero ellos no buscan su ayuda. 2) El enemi-
go había llegado a las puertas de Jerusalén. Poco después de la destrucción de
Samaria y de las diez tribus, el ejército asirio bajo Senaquerib llegó a las puertas
de Jerusalén y puso sitio a la ciudad.
Proclamar aquellas profecías debe de haber sido una amarga tarea para Mi-
queas. Sin embargo, él sabía que debía hacerlo. Él sabía que debía proclamar la
palabra del Señor porque al hacerlo la esperanza podría surgir.
PARA COMENTAR
1. Un mensaje parecido se nos presenta en la actualidad (1 Ped. 4: 14-17). El tiem-
po que queda es breve. Hazte estas preguntas: ¿Qué ídolos tengo? ¿Vivo por
Cristo? ¿En qué cosas grandes o pequeñas puedo estar comprometiendo mi fe?
2. En el lugar donde vives, ¿qué normas sociales están adoptando los cristianos a
expensas de su fe?
3. Dios alterna el juicio con la misericordia y las amenazas con promesas. ¿Qué
nos enseña eso acerca de Dios? ¿Qué esperanza nos concede eso?
Ciertamente hay un bálsamo en Galaad y también un médico.
71
Geovanni A. Juan-Keith, Puerto España, Trinidad y Tobago
Miqueas 1: 1-9; 1
Pedro 4: 14-17
La agonía de un profeta
Evidencia
martes
14 de mayo
7. 72
miércoles
15 de mayo
Miqueas 1: 1-9
Según el corazón de Dios
Cómo actuar
Chantelle Woods, Chaguanas, Trinidad y Tobago
Adorar es una pasión, una reverencia y un gozo.
Los profetas de Dios debían atraer al pueblo para que regresara al Señor.
Como sus voceros, ellos tenían la poco agradable tarea de mostrarle al pueblo sus
pecados. Miqueas entendió que los pecados del pueblo de Dios incluían adorar a
otros dioses. ¿Cómo podemos evitar hacer lo mismo?
Dedica tiempo para estar con Dios. Esta ha de ser una de nuestras actividades
básicas para que podamos crecer como cristianos. Dios nos ha creado para que
tengamos comunión con él. Dedicar un tiempo a él es una forma de que encontre-
mos gozo en nuestra vida cristina. Puede ser difícil entender el concepto de que
Dios es un amigo más cercano que quizá nuestro mejor amigo; pero con el tiempo
podemos aprender el significado de tenerlo como amigo. Jesús hizo algo priorita-
rio del tiempo que pasaba con su Padre, dándonos un ejemplo de la forma en que
debemos relacionarnos con nuestro Creador.
Vive una vida de oración. Orar es tener comunión con Dios. Jesús oraba a menudo,
y por supuesto también en las circunstancias difíciles (Luc. 5: 16; 22: 39-42). Si la
oración era tan importante para el Hijo de Dios, ¡cuánto más debería serlo para no-
sotros! Si dedicamos tiempo a orar, llegaremos a conocer a Dios personalmente. Si
tan solo oramos en forma esporádica es imposible que tengamos esa cercana relación
conél.Diosserevelaaquienesestándispuestosapagarelpreciodesepararsedetodo
lo demás para buscarlo en oración (Jer. 29: 12, 13).
Adora a Dios. A menudo tomamos a la ligera la adoración a Dios. Olvidamos lo
insignificantes que somos sus criaturas si no lo tenemos a él. Por tanto, necesita-
mos humillarnos y someternos a él. Deberíamos adorar a Dios cada día de la
semana, no solamente los sábados. Adorar es una pasión, una reverencia y un
gozo que podemos experimentar en cualquier momento que detectamos la pre-
sencia de Dios. El conocimiento más importante de todos es el conocimiento de
Dios. Debido a que la legítima adoración deber ser «en espíritu y en verdad»
(Juan 4: 24), debemos únicamente adorar a Dios si tenemos un concepto apro-
piado de él.
PARA COMENTAR
1. ¿Cómo emplea Dios las profecías en la actualidad?
2. ¿En qué forma observamos la manifestación actual de las profecías?
8. El pueblo de Dios se había alejado de él por completo. Habían decidido imitar
al rey Omri en la adoración de ídolos y al rey Acab, quien hizo más lo malo que
cualquier otro rey anterior a él. Como resultado, Dios hizo que su pueblo no se
sintiera satisfecho (Miq. 6: 14). Sin importar cuánto tenían, ellos nunca se daban
por satisfechos. Hay ocasiones en que nos sentimos tan atascados en el pecado que
parecería más fácil quedarnos allí en vez de hacer un esfuerzo por escapar. Sin
embargo, Dios está siempre dispuesto a extender sus brazos de amor para llevarnos
a salvo a su redil. Su promesa de que será misericordioso aún resuena para aquellos
que le temen (Luc. 1: 50, 54, 55).
Si Satanás observa que nos sometemos a Cristo, intentará mantenernos a su
lado recordándonos constantemente nuestros pecados. Incluso «contrata» a quie-
nes forman parte de nuestro círculo de amistades para que actúen como «buzos» e
intenten recuperar los pecados que Dios ha arrojado a las profundidades del mar.
No debemos permitir que Satanás nos engañe haciéndonos creer que somos de-
masiado malvados para que Dios nos perdone. «El único perdón verdadero es
aquel que se ofrece y se brinda antes que quien ofende lo procure y que incluso se
haya disculpado».* Gracias a Dios por su decisión de enviar a Jesús a morir por
nuestros pecados. Cuando Jesús arroja nuestros pecados al mar, no los recuerda
más y tampoco debemos hacerlo nosotros.
Todos hemos hecho cosas de las que nos sentimos avergonzados y vivimos an-
gustiados por lo que hemos sido y por lo que deseamos ser. Sin embargo, debido a
que nuestra esperanza reside en Cristo podemos olvidarnos de la culpa del pasado
y mirar al futuro pensando en lo que Dios puede ayudarnos a lograr. No te espacies
en tu pasado. Más bien crece en el conocimiento de Dios al concentrarte en tu
relación con él. Reconoce que has sido perdonado y marcha adelante hacia una
vida de fe y obediencia. Anticipa una vida más satisfactoria y relevante al tomar en
cuenta tu esperanza en Cristo.
PARA COMENTAR
1. ¿Por qué la gente encuentra más fácil recordarles a los demás sus errores pasados?
2. ¿Qué podemos hacer como cristianos para evitar convertirnos en buzos de aguas
profundas?
* Soren Kierkegaard, Baker’s Pocket Book of Religious Quotes (Grand Rapids: Baker Book House, 1976).
No pienses demasiado en tu pasado.
73
Alvita Phillips, Trincity, Trinidad y Tobago
Salmo 86: 5;
Isaías 44: 21, 22;
Miqueas 7: 18-20;
Lucas 1: 54, 55;
Filipenses 3: 13;
1 Juan 1: 9
En el mar del olvido
no se permite nadar
Opinión
jueves
16 de mayo
9. 74
viernes
17 de mayo
Miqueas 7: 18-20
Un amor que restaura
Exploración
Sergio Torres, Maitland, Florida, EE. UU.
PARA CONCLUIR
Dios desea restablecer su relación con su pueblo, aunque este lo haya aban-
donado para ir en pos de otros «amantes» o enamorados. En vez de apartarse de
ellos, Dios los busca, tratando de ganarlos de nuevo. Él es quien inicia el proceso
de reconciliación, expresando palabras de amor y preguntándose qué podría haber
hecho en forma diferente. Miqueas está atrapado entre esos dos enamorados cuya
relación está ahora interrumpida. Él entrega mensajes de un amor sanador. Las
cosas han de cambiar. La relación será restablecida y un día Cristo lo hará todo
nuevo. La clave es no resistir al amor de Dios.
CONSIDERA
• Buscar en Internet el cuadro «El regreso del hijo pródigo» de Rembrandt. Medi-
tar en los diferentes personajes que aparecen en él. ¿Con cuál de ellos te identi-
ficas y por qué?
• Escribir una descripción de cada uno de dichos personajes. ¿Qué nos dicen res-
pecto al amor de nuestro Padre celestial?
• Dedicar aproximadamente un mes a trabajar en favor de los desamparados que
haya en tu ciudad. Escucha lo que tienen que decir respecto a la forma en que Dios
está obrando en sus vidas.
• Visitar una sinagoga para preguntarle al rabino qué piensa de la respuesta de Is-
rael al amor de Dios.
• Enviar a algunos amigos, que quizá no tienen una relación real con Dios, tarjetas
hechas por ti con mensajes de esperanza.
• Imaginar que eres el profeta Miqueas. Utilizando un lenguaje moderno, técnicas
de arte o recursos de tecnología, ¿qué mensaje presentarías respecto a la forma
en que Dios considera a la gente?
• Dedicar algún tiempo para estar en contacto con la naturaleza, o para mirar al-
gunas fotos de paisajes naturales en Internet. ¿Qué nos enseñan la belleza y las
maravillas de la creación acerca del amor de Dios? ¿Cómo puede la naturaleza
restaurar nuestras vidas?
PARA COMENTAR
Éxodo 19: 4-6; Lucas 15.
Steve Case, Connection: How to have a Relationship with God.