SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 37
1
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -----------------------
Historia del Perú DBI1 – Prof. Carmen García Soledad – Prof. Marco Sicha Pérez
LA GUERRA DEL PACÍFICO: ANTOLOGÍA
*************************************************************************************
EL ROL DEL CAPITALISMO INGLÉS EN LA GUERRA CON CHILE
LA FUNCION DEL CAPITALISMO INGLES
El papel desempeñado por el capitalismo inglés, ha sido objeto de controversia por parte de
los historiadores; algunos han sostenido, que la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia fue
una "guerra inglesa"; en contraposición a Blaine, un profesor de la Universidad de Edimburgo,
Kiernan, trató de demostrar lo contrario, que no estaba probada la supuesta injerencia del
capital británico para precipitar la guerra o para ayudar a Chile y que el gobierno inglés no era
el culpable.
Jorge Basadre exponiendo estos criterios contrapuestos de historiadores anglosajones, en
torno a la función, que el capitalismo inglés desarrolló en ese contexto histórico, considera que
el descargo presentado por Kiernan a favor del capital británico, lejos de probar sus aserciones
hipotéticas, lo que hace es mostrar hechos que son irrefutables y que demuestran lo contrario
a sus suposiciones. Basadre concluye categóricamente en tomo a esta polémica, afirmando
que "el capitalismo inglés ayudó y sostuvo a Chile en la guerra contra el Perú”
KIERNAN Y BASADRE
Los "hechos irrefutables" entresacados por Basadre del estudio de Kiernan, han sido
aglutinados en nueve considerandos que son concluyentes en demostrar la función siniestra
que cumplió el capitalismo inglés a favor de los Pelucones aristocráticos chilenos; estas
pruebas irrefutables son:
Fuente: Lora Cam, J. (1985). Holocausto. Lima: San Marcos.
2
"1) Sir Charles Russell, dirigente de los Tenedores de Bonos de la deuda peruana trató de
impedir en plena guerra un empréstito al Perú para comprar armamento y la cancillería de su
país protestó contra el plan de un nuevo contrato con Dreyfus por considerarlo dañino a
aquellos acreedores.
"2) Había considerables intereses británicos en la Compañía Chilena de Antofagasta,
perjudicada por las drásticas medidas de Daza al iniciarse el conflicto.
"3) Un grupo comercial británico, uno de cuyos centros era la Casa Gibbs sostenía que una
victoria de Chile podía ser beneficiosa a la larga porque esta república era la más eficiente y
enérgica en el Pacífico sudamericano. Esta opinión ganó terreno cuando los triunfos chilenos
se sucedieron sin cesar y el aumento de tráfico con el país vencedor compensó las pérdidas
del intercambio con el Perú.
“4) Informes de la legación en Lima ayudaron a difundir las tesis de que el Perú habíase unido
a Bolivia para dominar en las salitreras chilenas que le hacían competencia.
"5) De la misma fuente emanaron juicios despectivos e insultantes para la sociedad peruana,
las altas clases, la figura de Piérola y el Partido que obedecía a este caudillo. El Ministro inglés
en Lima tuvo choques con el canciller Calderón. Un informe del Almirante Lyons en 1882
expresó complacencia ante la posibilidad de una anexión del Perú a Chile.
"6) Intereses económicos empujaron al gobierno de Estados Unidos y ciertos círculos
financieros y políticos franceses a apoyar al Perú; Inglaterra no los secundó. Hubo, en cambio,
entre los diplomáticos de este país y entre hombres de negocios, desacuerdo u oposición a los
arreglos por los cuales la riqueza de Tarapacá hubiese pasado de hecho al dominio
norteamericano.
"7) Las propuestas chilenas a los tenedores ingleses de bonos de la depreciada deuda peruana
fueron "aclamadas" en una reunión en Londres el 2 de febrero de 1880 y recibieron el aplauso
de periódicos como Economist.
"8) Kiernan no entra en un análisis acerca del fundamental significado o alcance que sobre el
fracaso de los esfuerzos para dar fondos o armamento al Perú tuvo la actitud de los tenedores
de bonos de su país.
"9) Tampoco, alude al entendimiento entre la Peruvian Guano y Chile para la venta del guano
de Tarapacá".
Los razonamientos inferidos por Basadre están deducidos correctamente tanto en su
contenido como en su forma; pero sólo transparentan elementos "coyunturales" que no
abarcan integralmente toda la estructura de intereses que entraban en juego y tampoco los
objetivos y finalidades que el capital británico y otros se habían trazado en relación no sólo al
3
conflicto bélico sino lo que era más importante, para el capitalismo, en relación al pasado,
presente y futuro de los países litigantes.
PREMISAS DEL CAPITALISMO INGLES
Inglaterra era, hace un siglo, la potencia capitalista de mayor desarrollo a nivel mundial, que
se había erigido en el modelo de producción capitalista, sobre un conjunto de premisas
socioeconómicas que han sido denominadas clásicamente como "la acumulación originaria del
capital".
Este conjunto de premisas históricas reposaban esencialmente sobre dos factores: a nivel
externo, las colonias y, consiguientemente, la depredación de sus materias primas, la
expoliación de la fuerza de trabajo y la creación de mercados internos; y a nivel interno, la
expoliación de su fuerza de trabajo, la generación de un mercado interno, que eran las bases
para el desarrollo y la hegemonía de la producción mundial; y el control y manipulación del
mercado mundial.
Estas circunstancias históricas, determinaron que Inglaterra, especialmente con la sustitución
de las manufacturas por las máquinas, deviniese en la vanguardia de los países capitalistas,
en la medida que fue el primer país que no sólo desarrolló sino consolidó el proceso
revolucionario de transformación de sus fuerzas productivas; ya en las primeras décadas del
siglo pasado cuando logró completar la revolución industrial, liquidando los resquicios del modo
de producción correspondiente al feudalismo, el que fue remitido a la prehistoria.
Inglaterra precedió a los otros países capitalistas, que devendrían posteriormente en potencias
imperialistas, particularmente a Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón, entre los más
importantes
EL HEGEMONISMO BRITANICO.
La Guerra del Pacífico se inscribe precisamente en el contexto en que Inglaterra es la potencia
hegemónica a nivel mundial, cuyo poderío y supremacía se estaba resquebrajando por el
desarrollo económico de otros países, que en alguna medida trataban de disputarle sus zonas
de influencia.
Hace un siglo la mayoría de países denominados hoy del Tercer Mundo, particularmente los
de América Latina, y singularmente los del Pacífico Sur: Perú, Bolivia y Chile, estaban
sometidos a Inglaterra como semicolonias. La disyuntiva para Inglaterra consistía en
determinar a qué país debía apoyar. La burguesía inglesa no actuaba desinteresada ni
desconcertada ni mucho menos anárquicamente; actuaba en función de sus intereses,
concertada y ordenadamente, premunida de una vasta experiencia en la depredación colonial,
en la expoliación de la fuerza de trabajo de millones de seres humanos y en la especulación
en el comercio mundial. La burguesía inglesa tenía plena capacidad y conciencia para no sólo
4
preservar y consolidar sus intereses mundiales sino para acrecentarlos sin poner en peligro ni
por un instante sus "sacrosantos" intereses económicos a nivel mundial.
La metodología empleada por el capitalismo inglés, ha sido en algunos casos tan sofisticada
que muchos historiadores latinoamericanos y especialmente peruanos, no percibieron -
probablemente por carecer de elementos de juicio que posteriormente se han develado en
toda su trascendencia y magnitud- la injerencia británica.
CONDICIONES ESTIPULADAS POR INGLATERRA
El capital británico actuó como buen mercader especulador, prestando todo su apoyo y
respaldo económico, político, militar, etc., al país que de acuerdo a su juicio reuniese las
mejores condiciones, que garantizase incrementar sus intereses; y el país que ofrecía las
mejores condiciones era precisamente Chile y no el Perú, ni mucho menos Bolivia. Las
motivaciones que, indudablemente motivaron la aquiescencia del capital inglés respecto a la
oligarquía chilena se derivaron de la realidad peruana que no ofrecía lo que ostentaba la
realidad chilena.
Existía hace un siglo toda una estructuración social, económica, política, militar, etc., que en lo
que concierne al Perú, en líneas generales, es subsistente a su realidad más profunda hasta
nuestros días.
Esta realidad nacional de hace un siglo, fue la que desanimó y desengañó al capitalismo inglés.
Consideramos que el capital inglés determinó que el Perú no merecía su confianza porque:
1) La estructura económica peruana no evidenciaba un nivel de desarrollo como la economía
chilena, que se manifestaba especialmente por todas las implicancias derivadas del guano y
del salitre. La estructura productiva peruana era semifeudal con algunos intersticios o atisbos
de desarrollo industrial, que vislumbraban tenuemente en lontanza, el capitalismo en un futuro
un tanto remoto. La economía era esencialmente agraria; y el guano y el salitre estaban
hipotecados.
2) La crisis económica que atravesaba el Perú, era la más grave a la que “podía aspirar” un
país, era más grave que la crisis por la que atravesaba Chile: se traducía en el nivel de
inflación, de devaluación, de endeudamiento interno y externo, de déficit presupuestal, de
déficit en la balanza comercial, déficit en la balanza de pagos.
3) El nivel de endeudamiento del Perú era uno de los más altos a nivel mundial particularmente
su deuda externa que casi triplicaba a la de Chile -exactamente cuadriplicaba a ésta- y la deuda
interna era sumamente cuantiosa agravada por la falta de liquidez; los bonos de la deuda eran
títulos sin valor ni convertibilidad.
4) El Estado Peruano era no sólo empírico -según sostiene Basadre sino que era un proyecto
o anteproyecto de Estado, porque no existían las bases de un "coherente" y "armónico" aparato
5
burocrático-militar; era el reflejo de una estructura económica semifeudal o cuasi feudal. El
Estado Peruano era anárquico, porque no existían condiciones mínimas de estabilidad política,
al no existir una estructura productiva articulada; la aparente articulación era producto de la
violenta inserción de la economía nacional por parte de potencias capitalistas, particularmente
Inglaterra, que forzaban interesadamente la integración del Perú en la economía mundial.
5) La causa de que el Estado Peruano era "empírico" y "anárquico" descansaba en la
estructura productiva cuasi feudal, generalmente desarticulada, que correlativamente se
agravaba por la incapacidad de la clase dominante oligárquica, que emergiendo de feudos
hacía prevalecer sus intereses regionales o provinciales dando origen a golpes y contragolpes
de caudillos sin proyecto nacional, porque el Perú no era ni es una nación en el sentido estricto
del concepto.
6) La ineptitud de la oligarquía peruana se acrecentaba por la enfermedad o ''virus presidencial"
que se generó al interior de las fuerzas armadas, que se convirtieron en "señores de la guerra",
prestos a alcanzar el rango presidencial originando una epidemia de revueltas y motines
cuartelarios, promovidos generalmente por sectores oligárquicos marginados o postergados
en el asalto o reparto del poder, de sus privilegios o "prebendas presupuestales", de los medios
de producción o de la riqueza del país.
7) La inexistencia de una nación sino de una pluralidad de naciones; sólo, existían como
ciudadanos los criollos y relativamente los mestizos, las mayorías quechuas y aimaras no eran
partícipes de ningún tipo de decisiones, eran entes que existían en condiciones de siervos; de
igual forma otras minorías raciales como los negros, chinos y sus prohijados, carecían de
derechos pero sí de deberes y obligaciones de carácter cuasi esclavista.
Este acrisolamiento racial se desgarraba por las contradicciones sociales, derivadas de las
condiciones de explotación por parte de la minoría oligárquica feudal que instituyó el más
profundo antagonismo, a partir de la división no sólo de clases sino, de razas, que se
complementaban con una aguda lucha de clases barnizadas por una profunda discriminación
social, racial, etc.
Estas eran las premisas generales a partir de las cuales el capitalismo inglés consideró que
era más "conveniente" y "provechoso" o, exactamente, más productivo y rentable auxiliar a la
oligarquía chilena en detrimento de la oligarquía peruana y, en consecuencia, del Estado y de
las Nacionalidades peruanas.
OBJETIVOS DEL CAPITAL BRITÁNICO
6
Las condiciones estipuladas por el capital inglés, que hemos esbozado genéricamente, se
complementaron con los elementos "coyunturales" establecidos hace un siglo y reseñados la
mayoría por Basadre. Estos últimos condicionamientos causales podemos concretizarlos, en
el objetivo supremo del capital británico: asegurar el control y dominio absoluto de las materias
primas: guano y salitre; y la hegemonía y la manipulación del mercado interno, para la venta
no sólo de mercancías, bienes de consumo, sino de "bienes" de destrucción: venta de armas.
Estos objetivos finales del capital británico, entraban en contradicción con otras potencias
capitalistas como: Francia y Estados Unidos, especialmente la primera que formaba parte de
un sector de presuntos tenedores de bonos de la deuda peruana: la Casa Dreyfus. En este
conflicto de intereses entre potencias capitalistas, Inglaterra implementó un conjunto de
medidas para preservar sus privilegios: bloquear todo intento del Perú para concertar
préstamos para la adquisición de armamentos, logrando dos acariciadas metas -el triunfo
inevitable de la oligarquía chilena con sus hordas araucanas sobre la desarmada y
desarticulada fuerza militar peruana, con el agravante de ser la mayoría de sus componentes
improvisados; y correlativamente, asegurar la hipoteca del guano y del salitre, primero con el
control formal de la oligarquía chilena y luego, con el control real por el capital inglés.
EL NACIONALISMO OLIGÁRQUICO.
Dentro de las consideraciones establecidas por Inglaterra, podemos considerar asimismo dos
elementos adicionales.
Las medidas asumidas tanto por la oligarquía peruana, a través de Manuel Pardo, con la dación
de la ley de "nacionalización" o de expropiación de las salitreras, promulgada el 28 de marzo
de 1875; como por la oligarquía boliviana, que mediante un dispositivo legal del 1° de febrero
de 1879, reivindicando sus salitreras de Antofagasta, firmado demasiado extemporáneamente
por Hilarión Daza.
Estas medidas "nacionalistas" jamás podían ser aceptadas por el capital británico, una de
cuyas virtualidades consistía en la apología irrestricta de la libertad de empresa. Estas posturas
eran consideradas subversivas porque atentaban, aunque "tenuemente", con los nexos de
dependencia semicolonial respecto de Inglaterra.
El reflejo de los intereses británicos se tradujo violentamente en la prensa inglesa, controlada
lógicamente por las mismas familias capitalistas -que desde que aparecieron los medios de
comunicación de masas los han manipulado y mercenarizado- el "Times" de Londres que, a
través de sendos editoriales del 10 y del 30 de mayo de 1879, adoptó una posición
"enteramente favorable a Chile'', señalando el último Editorial: "En cuanto a las razones de la
guerra, no hace mucho que dijimos que estaban de parte de Chile y que los extranjeros
neutrales deben concederles sus simpatías. La querella es mercantil y mientras Chile pelea
por la libertad del comercio, el Perú ha tomado el partido de la restricción y del monopolio".
7
AFINIDADES Y DISCORDANCIAS
Otro elemento adicional que hay que remarcar, es que indudablemente existían mayores
afinidades entre Inglaterra y los Pelucones chilenos, que entre la primera y los oligarcas
peruanos.
Los nexos eran tan afectuosos entre la aristocracia chilena y el gobierno de la Corona Británica
que, en 1851, cuando se produjo la segunda gran guerra civil entre los conservadores y los
liberales chilenos, a raíz del fraude montado en las elecciones por el gobierno de Manuel
Bulnes a favor de Manuel Montt, "el gobierno autorizó a la escuadra británica a bloquear el
puerto de Coquimbo. Después de varios triunfos de los sublevados, fueron sitiados por el
ejército de Montt, con el apoyo de los buques británicos. La guarnición de Magallanes se
sublevó también, pero Montt recurrió nuevamente a la ayuda de la escuadra británica con cuyo
concurso venció a los insurrectos".
En relación al Perú, hay que recordar un incidente que tuvo alguna trascendencia "anecdótica"
entre el favorito de la casa depredadora Dreyfus, Nicolás de Piérola, mimado de la oligarquía
chilena, a bordo del Huáscar y dos buques de la Real Armada Británica: el Shah y el Amethyst,
protagonizado el 29 de mayo de 1877, conocido como el combate de Pacocha, que concluyó
cuando "el monitor zarpó protegido por la densa niebla y burló así la tradicional pericia de la
marina inglesa, mientras dos lanchas lo buscaban en medio de la oscuridad para hacerlo
volar".
LA CRISIS DE LA SOCIEDAD PERUANA EN EL CONTEXTO DE LA
GUERRA
Kapsoli, W. (1980). La crisis de la sociedad peruana. En: Reflexiones en torno a la
guerra de 1879. Lima: Centro de Investigación y Capacitación.
8
Quiero agradecer en primer lugar la invitación que me han cursado para intervenir en este ciclo
de conferencias en torno a la Guerra del Pacífico. La exposición tenderá fundamentalmente a
plantear algunos problemas y particularmente problemas de la sociedad peruana en el proceso
de la guerra. La historiografía nacional ha realizado ya, de alguna manera, investigaciones que
nos permiten tener una idea clara de las acciones bélicas tanto en las campañas marítimas
como de las campañas terrestres. Pero en aquellas investigaciones está ausente el análisis
económico y social. La razón por la cual estos temas no han sido abordados obedece a una
serie de circunstancias. De ellas, la más significativa, es el hecho de que la guerra fue para
nosotros una catástrofe, fue un accidente que dejó colapsada toda nuestra economía y
sociedad. En estas condiciones la historiografía oficial pasó un tanto por alto privilegiando su
atención a otras épocas de la historia nacional. Por el contrario historiadores chilenos e
ingleses han tomado especial énfasis en estudiar el proceso de la guerra con Chile, en tanto
que ellos fueron los vencedores.
La guerra en sus motivaciones económicas está precisada ya, es decir fue una guerra motivada
estrictamente por razones de control de recursos naturales, y en esencia control del salitre. El
salitre es un producto natural que permitió al Perú, a mediados del siglo XIX, mostrarse en el
mercado con fines de arrogancia y la posibilidad de realizar un progreso nacional. Europa y
especialmente Inglaterra preocupada por equilibrar su desbalance entre la industria y la
agricultura, requerían no solamente comprar y adquirir el salitre sino fundamentalmente se
interesaba por su control y explotación directa. Aún más, deseaba un control monopólico y
exclusivo. En circunstancias en que la agricultura europea requería de abono, recurriendo
hasta su fabricación artificial, los productos naturales (guano y salitre) se impondrían sin
competencia alguna.
Cuando se declara la guerra, el Perú muestra con toda claridad su situación interna llena de
problemas y contradicciones. En otras palabras, los procesos de paz, los momentos de
estabilidad, permiten a las sociedades mantener sus problemas latentes, esconder sus
contradicciones. Pero, en los procesos de crisis y particularmente de una crisis como la guerra,
todas las trabas y mantos se esfuman y la sociedad se muestra con su rostro real. La guerra
profundiza una crisis económica y social que ya venía manifestándose anteriormente. En las
clases dominantes se observa, en el proceso de la guerra, una conducta ambivalente. Una
conducta que, en un primer momento, fue prácticamente de identificación plena con la patria,
con el nacionalismo, con una búsqueda a través de proclamas, mítines y de todos los medios
de comunicación, de la defensa nacional y la integridad territorial. En suma, el problema
nacional, el problema de la defensa de la patria, aparece como el problema esencial, primario,
por el cual no solo sacrificarían sus bienes económicos, sino incluso hasta la vida. Sin
embargo, esta conducta inicial, que uno puede observar en los testimonios de la época, en los
periódicos y en las correspondencias familiares, este patriotismo pleno, unitario,
9
paulatinamente fue perdiendo su fuerza hasta convertirse prácticamente en su antítesis.
Cuando se producen las primeras acciones navales, cuando se produce la pérdida del
Independencia y la posterior muerte de Grau y la captura del Huáscar, y cuando los chilenos
comienzan a tomar territorio peruano la actitud de las clases dominantes está destinada a
defender sus intereses económicos y empieza a retroceder el patriotismo. Esta se hace más
evidente cuando el Estado, Piérola, urgido por generar una economía de guerra, comienza a
aplicar impuestos al azúcar, al algodón, impuesto a la exportación, genera reacciones que
llegan incluso hasta el chantaje. Las colectas públicas que se realizaban se paralizan exigiendo
que se deroguen esos impuestos. No se puede -decían ellos- tener patriotismo afectando
economías internas, que ya están afectadas por la guerra. Esta conducta es más clara cuando
se produce la invasión. Cuando se produce la toma de las haciendas y centros de producción.
Entonces los propietarios, recurren a contratos de compraventas, a entregas en arriendo o
subarriendo a compañías o firmas extranjeras, fundamentalmente inglesas, norteamericanas,
francesas e italianas. Con ello buscaban librar las propiedades de la agresión chilena
aduciendo el amparo de la neutralidad. Otros propietarios ligaban su ascendencia familiar con
el extranjero en busca del mismo objetivo. Y finalmente las conductas más desembozadas
cuando los hacendados optan por la ayuda directa a los chilenos a fin de que sus propiedades
no sean afectadas. Esta actitud, de ayuda plena a los chilenos, generó la protesta del Estado
peruano que llegó a establecer multas por aquella acción antipatriótica. Se los llamó "traidores
a la patria". Sin embargo, estas multas no se llevaron a la práctica porque la guerra impuso la
primacía chilena en nuestro país. Por otro lado, podemos observar en esta época que el Estado
se fracciona. Surgen banderías y caudillajes; distintos presidentes que intentan representar al
país, cada uno con sus propios seguidores y clientelas. Allí están Prado y Piérola, Montero,
García Calderón, Iglesias, Cáceres. La situación se torna grave cuando so pretexto de buscar
la defensa nacional se declaran la guerra entre sí. Con esto los conductores de la vida política
nacional se quiebran y fragmentan. Así vemos que el problema económico y político interno
prima sobre los intereses de la patria y del sentimiento nacional.
Ahora bien, una situación similar se produjo a nivel de las clases populares. En general, en las
clases populares, observamos dos tipos de conducta: una conducta de carácter económico-
social y otra que linda con lo étnico y racial. A nivel económico y social encontramos que los
trabajadores de la costa, fundamentalmente los semiesclavos chinos, los jornaleros negros y
que los trabajadores de la sierra, esencialmente indígenas de hacienda y de comunidad, se
manifiestan en el proceso de la guerra por la defensa de sus propios intereses. Como la
sociedad está en crisis, como el poder está en quiebra total, como el desorden es manifiesto,
las posibilidades de protesta y resistencia eran mucho más factibles que épocas anteriores.
Por eso observamos como con la llegada de los chilenos a Pisco y de Pisco en la marcha hacia
Lima, miles de chinos de las haciendas se suman al ejército chileno considerando que ellos
son sus libertadores, que vienen a salvarlos de la opresión peruana. Con una serie de
prácticas, rituales, reconocen a Lynch como "príncipe rojo" a quien deben seguir. Pero no
solamente ayudan a los chilenos, sino que también se sublevan contra los hacendados, toman
10
los recursos de las haciendas o incluso eliminan físicamente a los propios hacendados. Una
conducta similar se observa en el caso de los trabajadores negros, especialmente los
enfeudados en haciendas y los ubicados como jornaleros urbanos. Estos también se sublevan,
se levantan contra los hacendados. Empero en el caso de ellos, en el caso de los negros, no
hay evidencias de que hubieran participado directamente al lado de los chilenos, ni mucho
menos se hubieran incorporado 'al ejército. Aquí habría un interrogatorio, del por qué un sector
de la clase popular se identifica con los chilenos y por qué el otro no. En el caso de los chinos,
en realidad fueron hábilmente utilizados por Lynch quien conocía la idiosincrasia asiática. El
había servido antes en la armada inglesa en el proceso de colonización de la China. Esto le
permitió utilizar a los chinos azuzando las posibilidades de un beneficio social para ganarse la
simpatía de estos trabajadores.
En la sierra también la conducta es más o menos similar, los colonos de las haciendas son
reclutados por sus propios hacendados para actuar en concordancia con la opción de los
amos. Cuando los hacendados se identifican con la causa nacional, sus peones son reclutados
para actuar en defensa de la causa nacional; cuando sus hacendados se identifican con la
causa de algún caudillo militar, los peones son armados para tal fin, o cuando los hacendados
se identifican con los chilenos, los peones son obligados a identificarse con los chilenos. En
todo caso no fue una conducta espontánea sino obedecía básicamente a la orientación de los
hacendados. En un segundo momento la actitud de los peones de hacienda cambia. Estos
también se levantaron contra los hacendados, los expulsaron de las haciendas, tomaron las
tierras, en última instancia intentaron mejorar la situación económica en que se encontraban.
En el caso de las comunidades campesinas la conducta es más o menos similar. Por un lado,
son enrolados coactivamente, a través de las levas permanentes que hace el Estado, para
incorporarlos a los ejércitos. En este caso son incorporados para la defensa de la patria;
posteriormente se incorporan voluntariamente para la misma causa, esto sucede
especialmente durante la resistencia cacerista. Hay reclutamientos generalizados a través de
cuadros conformados por los propios campesinos que actúan como intermediarios entre el
líder, Cáceres, y la masa de comuneros. Los cuadros dirigentes se identifican con sus propios
paisanos a través del idioma, a través de las costumbres, a través de la tradición, y por
consiguiente pueden formar ejércitos de montoneros, partidas de guerrilleros y defender a la
patria dirigidos por Cáceres. Pero tampoco los campesinos de comunidad estuvieron exentos
de realizar vendettas frente a exacciones anteriores y reclamar las tierras y ganados, y pastos,
usurpados por los hacendados, comerciantes o mineros vecinos. De esta manera, en el
desorden generado por la guerra, los campesinos de comunidad se lanzan en acciones
directamente favorables a sus propios intereses.
Todas estas reacciones de la población popular, desembocaron en un problema mucho más
agudo y generalizado, que fue la presencia de las bandas o del fenómeno del bandolerismo.
La crisis desencadenó el bandolerismo fundamentalmente en las zonas de la costa, cuyos
11
correlatos de vagabundaje, mendicidad, abigeato y salteos pusieron en zozobra a toda la
sociedad. Los bandoleros son una masa indefinida de ex-colonos, ex-comuneros o
campesinos sin tierras, por tanto tenían distintas tradiciones, distintos pasados y costumbres
que nunca llegaron a homogenizarse.
Por su parte, la población urbana que, también es una masa indiferenciada, de artesanos, de
trabajadores desocupados o "lumpen", también en la guerra exteriorizó su descontento y
protesta contra el comercio, contra los bienes de aquellos que eran los más poderosos, contra
las autoridades. Este fenómeno de la reacción popular urbana se explica porque, los mismos
testimonios de la época lo evidencian, en el proceso de la guerra, se acentuó la carestía de
vida, el alto costo de los artículos de primera necesidad, los bajos salarios y la depreciación de
la moneda que se acuñaba inorgánicamente. Aunque el fenómeno había comenzado antes de
la misma guerra. En la memoria del Alcalde de Lima de 1878, publicada en el mes de enero
del 79, se lee el problema de carestía de la vida en Lima. Durante la guerra el problema
adquiere su crudeza y genera una serie de revueltas y levantamientos populares. En suma,
por todas estas consideraciones, por todas estas conductas tanto a nivel de las clases
dominantes, como a nivel de las clases populares, nosotros podríamos decir que no era
posible, no existía en la base misma de la sociedad, las posibilidades de una unión nacional,
mucho menos una conciencia nacional que permitiera una resistencia férrea y orgánica a la
agresión chilena. La guerra, en última instancia, pues, permitió que la sociedad peruana se
mostrara a sí misma, con todas sus taras y sus vicios, con todos sus problemas y
contradicciones antes encapsulados, ocultos. Esto de ninguna manera niega todos los actos
heroicos de personas, familias, tanto en una clase como en otra, que sacrificaron propiedades
y vidas en defensa de la integridad territorial. Sin embargo en los estudios históricos y ciencias
sociales, las conductas aisladas, los gestos individuales, digamos, no son los que determinan
la naturaleza del fenómeno; la naturaleza del fenómeno se determina por las constancias que
se manifiestan en los distintos sectores de la población. La guerra fue una coyuntura que
permitió al país optar: por Ia defensa de los intereses económicos privados o por la defensa
de la patria. Una patria, por lo demás, desconocida e injusta para algunos, como la sociedad
campesina a la que no se Ie podía exigir, digamos, una conciencia de nacionalidad. Sin
embargo los hechos demuestran que las conductas no son mecánicas, porque fue justamente
esta población la que más resistencia ofreció al enemigo invasor. La composición social del
ejército peruano y, particularmente, toda la etapa de la resistencia cacerista evidencia con toda
claridad la entrega de vidas y bienes de la sociedad campesina en defensa de la patria. Quizá
fue una acción instintiva pero, en todo caso, fue plena y cabal.
Presentada esta visión en conjunto, quisiera ahora mostrar algunos testimonios locales que
reflejan con mayor claridad los fenómenos presentados anteriormente. Se trata esencialmente
del comportamiento ·de los coolíes chinos en la zona de Ica, y de los hacendados de Chiclayo.
O sea, dos ejemplos regionales, dos conductas de clases y dos formas de comportamiento.
12
En la zona de lca, el censo del año 1876, casi en el preludio de la guerra, arrojaba una
población total de siete mil ochocientos sesenta y ocho personas. De ellas, dos mil ochenta y
seis eran asiáticos, mil ochocientos cincuenta y seis indígenas y tres mil doscientos de otras
razas. Dentro de aquella población la fuerza de trabajo estaba representada por los
trabajadores chinos. Desde hace algún tiempo, Humberto Rodríguez Pastor ha publicado una
serie de ensayos sobre la conducta de los trabajadores chinos en el proceso de la guerra.
Pero, se hace necesario saber cuál era la situación de esos trabajadores antes de la guerra,
de tal manera que podamos explicarnos plenamente, su conducta en el proceso de la guerra.
Entre 1868 y 1878, o sea una década antes de la guerra, hemos podido encontrar una acción
violenta de la población china contra los hacendados. Veamos: "Entre 1868 y 1878 Ica se
convirtió en el escenario de violentas irrupciones de los coolíes contra los patrones,
mayordomos, caporales de las haciendas. En 1868 asesinaron a Pedro de Herrera dueño de
la hacienda Achaco; en 1869 a Pedro de la Cruz caporal de la hacienda La Venta; en 1870 a
Pedro Farfán dueño de la hacienda Arrabales; en 1872 a José Muguía propietario de la
hacienda San Jerónimo; en 1878 a los Picasso dueños de la hacienda -también- San
Jerónimo”; o sea en total, como siete u ocho asesinatos y levantamientos de chinos contra los
hacendados. Y al analizar las razones que desencadenaron estas acciones de violencia
encontramos en los mismos testimonios de la época, con los documentos legales rechazados
para procesar a los chinos, las siguientes constataciones: "En el contexto de las relaciones de
producción semiescIavistas las contradicciones de clase afloraron con cierta frecuencia, los
coolíes formalmente contratados para trabajar en la hacienda por el lapso de ocho años; eran
en la práctica sometidos a niveles de esclavitud. Los testimonios de la época tanto de los
propios chinos como de las autoridades parecen refrendar esta afirmación. "Acai -un chino-
preguntado por su vinculación con el hacendado Pedro Herrera, respondió que lo conocía por
ser su esclavo. Asen, fue coincidente al señalar que era su esclavo y que trabajaba la hacienda
Achaco junto con otros paisanos; por su parte José María Bermuda, abogado, al reclamar
justicia por los chinos decía: no puede haber igualdad entre el amo que hostiliza y el esclavo
que sufre. José Suarez, otro abogado, igualmente denunciaba que los chinos privados de
libertad personal llevan perdidas hasta la libertad de pensar conforme la razón. Ángel Ubillús,
iniciaba su alegato de defensa diciendo: ante todo hay que considerar a favor de mis
defendidos su violenta situación de esclavos (como la denomina con verdad el subprefecto de
lca, comunicando que don Pedro Farfán ha sido víctima de sus chinos esclavos). En suma, los
coolies eran tratados como viles esclavos, como puras máquinas o instrumentos de labranza;
hasta a las bestias se les consideraba porque el maltrato ocasionaba su muerte, y a las
máquinas se les manejaba con mesura conveniente para que no se descompongan. En
realidad el calificativo de esclavo no correspondía cabalmente a los coolies, más bien,
podríamos considerarlos como semi-esclavos, pues, los chinos encerrados en las haciendas
no conocían mas autoridad que la del amo, ni más ley que su voluntad, ni siquiera tenía la
oportunidad de elegir a sus patrones, porque ellos venían en partidas y eran escogidos como
13
ganado, como bestias por los especuladores; recibían una paga y una ración alimenticia que
les permitía subsistir en las haciendas o en la construcción de ferrocarriles o en la extracción
del guano de las islas".
Pero volvamos al problema que nos preocupa de las actitudes frente a los hacendados.
¿Cuáles fueron las motivaciones concretas que impulsaron la violencia de los coolíes? Su
respuesta es fundamental para comprender la conducta posterior de los chinos. "En la
hacienda Achaco dijeron que el exceso de trabajo, la escasa alimentación y el maltrato motivó
la rebeldía contra el patrón. Nubón -chino- declaró que les daban muy poco de comer, los
estropeaban dándoles de palos, bofetadas, patadas y los hacía trabajar mucho y les cobraba
por los vestidos más de lo que valían, dándoles solo cuatro reales a la semana; Achan, que la
causa del maltrato, les daba mucho trabajo y poco que comer; Aman, dijo, el patrón no los
trataba bien, les daba muy poco que comer, los maltrataba a golpes y los obligaban a trabajar
demasiado aún enfermos; Alí, que les daba muy poco que comer, mucho trabajo, también les
pegaba algunas veces que se negaba a trabajar. El abogado defensor sintetizó aquellas quejas
puntualizando: "no se les daba el alimento necesario para su sustentación, pero si se les daba
trabajo como si hubieran sido animales, pues no solamente se los obligaba a trabajar durante
el día sino en horas de la noche, horas destinadas por naturaleza al descanso. En una palabra,
era gente reducida a la miseria y estaban acosados por los rigores del hambre como es público
y notorio".
En las condiciones descritas, a los coolíes les quedaban algunas alternativas, la fuga o la
muerte, de los hacendados o de sus representantes más inmediatos. La primera alternativa,
de la fuga, la habían ensayado en varias ocasiones, pero el castigo que recibían por ello era
tanto o peor que en el caso de un asesinato. Cuando se les coge, se les flagela hasta el punto
de dejar a muchos incapacitados por algún tiempo a seguir cumpliendo sus compromisos; no
les quedaba otra opción. En guarda de su existencia tenían que quitarle la vida, en un acto de
defensa de su vida misma amenazada por los hacendados.
Los coolíes de la hacienda La Venta presentaron como causa de su rebeldía los siguientes
testimonios: Afá, que todos los chinos le tenían odio al mayordomo porque les quitaba un peso
o cuatro reales todos los meses y si no les daba azotes y cuando estaban enfermos les quitaba
un real o dos para dejarlos en la cama, o sino les hacía trabajar así. Achon, que todos los
paisanos le tenían odio porque todos los meses les quitaba un peso o cuatro reales, diciendo
que era para cigarros, y cuando no tenían los castigaba. Achusi, que el mayordomo tenía por
costumbre quitarle a cada uno de ellos un peso o cuatro reales todos los meses, y cuando no
les daban les propinaba azotes y les hacia trabajar al doble. Acan, que el declarante y sus
demás paisanos le tenían odio al mayordomo porque todos los domingos les quitaba un real o
dos para cigarro, y cuando no, les daba castigo y les aumentaba el trabajo. En base a aquellas
quejas el defensor calificó a estos chinos como esclavos a plazos, remarcando que sufrían el
robo de su jornal y se hallaban tiranizados por el látigo y el hambre; que fue el mismo
14
mayordomo quien les compelió a la desesperada resolución de matarlo para libertarse de la
larga y penosa opresión. En suma, sus defendidos habían optado por enfrentarse a la muerte,
en vez de soportar los abyectos y oprobiosos suplicios a que eran sometidos por sus amos.
Por su parte, los coolíes de la hacienda Arrabales dijeron que estaban exasperados por el
hambre a punto de desear morir, que al pedirle qué comer al patrón, este les mandaba castigar,
por esto su abogado demandó: hay que considerar en favor de mis patrocinados su violenta
situación de esclavos, situación criminal que infringe la ley de la naturaleza, la ley civil y de la
Constitución de la República que dice: no hay ni puede haber esclavos en la república. De las
soberbias de los potentados resultan los castigos bajo la forma de asesinatos de los amos
ejecutados por sus esclavos.
Los coolies de la hacienda San Jerónimo fueron más explícitos en sus declaraciones: Ayón
que ayudó a matarlo, por los ultrajes que constantemente le hacía el patrón, dándole muy poco
de comer, palos, patadas, forzándolo a trabajar más de lo que permitían sus fuerzas, en una
palabra puede considerarse que actuó por venganza de lo que le hacía padecer. Acai intervino
por venganza de la crueldad en que los había tratado. Ayun, que el patrón le daba muy poco
que comer, los estropeaba dándoles de palos, bofetadas, y les hacia trabajar mucho, y les
cobraba por los vestidos que no valían igual. Achan, que el patrón les daba mucho que trabajar
y poco que comer, les propinaba bofetadas y patadas. Aman, no los trataban bien, les daban
muy poco que comer, los maltrataban a golpes. Alí que les daban muy poco que comer, mucho
trabajo y les pegaba algunas veces. Finalmente, los asiáticos de la hacienda San Jerónimo de
los Picasso, inquiridos por las causas que motivaron la muerte del caporal respondieron:
Amian, que atacó al caporal con ánimo de quitarle la vida, pues estaba muy obstinado por el
maltrato que le daban, como a sus demás compañeros obligándolos a levantarse al trabajo
demasiado temprano, aparte de que los chismeaba y les aminoraba la ración. Aliu, actuó con
ánimo de matarlo porque les estropeaba diariamente al levantarse a salir al trabajo, los
calumniaba acusándolos de ladrones y les quitaba parte de la ración alimenticia, a su vez
repetía, si se mueren, el patrón tiene plata y puede comprar otros chinos y reponerlos. Pedro
Suárez, que actuó como defensor de los chinos, se preguntaba: cómo impedir que despierten
en los asiáticos esos instintos de venganza si la culpa no radica en ellos, acosados por el
hambre, el cansancio, las vigilias matinales, el látigo y el palo, no era posible que tuvieran
calma ni suficiente razón para sujetarse a una resignación propia de una persona en quienes
la educación hubiera moderado sus ímpetus de desborde de sus conductas psicológicas".
O sea, en esta situación previa a la guerra fue madurando una reacción, se profundiza
dramáticamente durante la invasión chilena. Pero en la zona de Ica, no solamente los chinos
actuaron de esta manera, sino también se produjo otros levantamientos y protestas de la
población negra. Así, en diciembre de 1879, hay un levantamiento que compromete a Chincha
e Ica. Algunos testimonios de la época indican que el levantamiento de negros tuvo como
objetivo asesinar a los hacendados de Roja Redonda, San José y Larán. Que esta partida de
negros, posteriormente, amenazó tomar las ciudades de Chincha y de Pisco, desencadenando
15
una violenta confrontación entre la población blanca y los trabajadores negros de la zona. Tres
testimonios de los acontecimientos dicen lo siguiente: "AI llegar a Roja Redonda los rebeldes
provenientes de la hacienda San José solo hallaron al administrador y de inmediato le dieron
muerte, la presencia de los sublevados causó pánico entre los favorecidos de la hacienda y,
gracias a la huida de estos, los rebeldes se aprovisionaron de las vestimentas, caballos y
mulas. Es gente descontrolada que con gritos de matar hacendados penetraron como horda
salvaje a la hacienda Roja Redonda de don Carlos Elías asesinando al administrador señor
Claudio Iturralde, saquearon la casa hacienda y se llevaron todo lo que pudieron inclusive de
los corrales mulas y caballos".
Para el caso de la hacienda San José el testimonio dice: "Embrutecidos y exaltados como en
ocasiones anteriores pasaron a la hacienda San José, del señor Julio Carrillo Albornoz, con el
propósito de continuar sus fechorías y como efectivamente lo hicieron, masacrando primero
en la puerta del patio, al sobrino del administrador, y luego en la casa apresaron al dueño
exigiéndole dinero que tenía en la caja, después lo llevaron a la grupa del caballo, y en el
camino, a pesar de que el joven mártir llego a ofrecerles su hacienda a cambio de su vida, lo
asesinaron cruelmente".
Y para el caso de la hacienda Larán, el testimonio dice: "En tropel llegaron a la hacienda Larán,
dejando en un lugar cercano al prisionero custodiado por un grupo de rebeldes, el resto se
dirigió en busca del dueño, a las oficinas y habitaciones de la casa hasta que por fin dieron con
él y lo ultimaron. Apenas llegaron a Larán la horda invadió el patio de la casa, las oficinas, y
en afán de repetir lo ocurrido con San José terminaron por dar muerte a hachazos y
machetazos al sorprendido don Antonio Fernández Prada. A su hermano Manuel, recién
llegado a la hacienda, lo dejaron por muerto con tremendo machetazo en la frente que le infirió
la torpe negrada; encontraron al señor Fernández Prada en la sala de pailas e inmediatamente
lo asesinaron".
O sea un levantamiento de negros que compromete a varias haciendas e intenta tomar la
ciudad de Pisco bajo los gritos de ¡Abajo la ArgolIa! ¡Mueran los ricos! "Una vez allí fueron
sorprendidos por el fuego de la fusilería de la guardia urbana apostados en los techos; cayeron
muertos tres, uno herido grave y nueve prisioneros, siendo estos últimos puestos en la cárcel
donde permanecieron varios días. La población de Pisco fue a Ica con el objeto de pedir
protección del señor Prefecto. Se cerraron todas las puertas poblándose inmediatamente los
techos de centenares en defensa de sus vidas y propiedades convirtiéndose en fortaleza
estratégica las azoteas, esperando armados con rifles y revólveres a los salteadores, mientras
tanto las campanas tocaban a rebato anunciando el inmenso peligro de la villa amenazada por
la agresión de los negros".
En la misma época, se produce un levantamiento de negros, mestizos y cholos contra los
chinos en la zona de Cañete. En las haciendas de Montalván y Juan de Arona, en una
contienda violenta, mueren más de mil chinos acosados por las turbas de negros y de mestizos
16
de la zona. En resumen fue en Chincha, Pisco, Ica y Cañete, donde los problemas sociales
adquirieron los niveles más altos y violentos tanto por acción de los trabajadores chinos, como
por la conducta de los trabajadores negros, y que culminaron en la formación de grandes
partidas de bandoleros que fueron paradójicamente sofocadas recién con la ayuda del ejército
chileno. El ejército chileno se encargó de sofocar estos movimientos que no fueron canalizados
hacia una defensa nacional sino, por el contrario, en estas condiciones la presencia de los
chilenos era igualmente salvadora para los propios hacendados y los potentados de la zona.
Finalmente, para el norte, particularmente la zona de Chiclayo vamos a presentar algunos
testimonios que muestran fundamentalmente la conducta de los hacendados de la región.
Tanto la zona de Chiclayo como la de Trujillo hacia mediados del siglo pasado eran zonas
altamente productoras, especialmente de artículos de exportación. En un primer momento fue
el algodón que tuvo un gran auge como consecuencia de la tecnología nueva que importaban
los hacendados estimulados por la coyuntura de auge que, en los mercados europeos, tuvo el
algodón. Posteriormente la producción del azúcar fue la predominante. Las haciendas
prósperas, en manos de los nacionales, han sido descritas por el historiador Peter Klarén en
su estudio "Formación de las haciendas azucareras y los orígenes del Apra". El señala que a
mediados del siglo pasado, las haciendas de la región tenían gran prosperidad y gozaban de
plena bonanza. En un censo agrícola que se publicó en El Peruano en 1874, o sea años antes
de la guerra, podemos encontrar algunas referencias a la forma cómo trabajaban y qué
producían estas haciendas. Por ejemplo, la hacienda Pátapo, de propiedad de los señores Solf
Muro, tenían en total cuatrocientos cincuenta trabajadores de los cuales trescientos cincuenta
eran asiáticos chinos y algunos trabajadores libres; producían fundamentalmente caña de
azúcar, gramalote, y en pequeña escala alfalfa, azúcar; tenían trescientos treinta y dos
ganados vacunos, doscientos caballos, doscientos treinta y cuatro mulas, y bueyes de trabajo
trescientos cuarenta y cuatro; lo que indica que la tracción animal era el elemento básico para
la producción agrícola; no hay referencias en este caso a la tracción del arado a vapor, que si
se encuentra en otras haciendas. La hacienda Tumán, de la señora María Barreda de Pardo,
producía fundamentalmente caña, gramalote, y tenía un trapiche a vapor, y era una hacienda
que estaba arrendada a los señores Solf y Muro, o sea a los dueños de la hacienda Pátapo.
La hacienda Cayaltí, de los Aspíllaga, una hacienda que tenía mil doscientas fanegadas de
tierras, trabajaba con quinientos sesenta chinos y algunos hijos del país, tenía un mil de ganado
vacuno, cien de caballar, doscientos cincuenta de mular, producía fundamentalmente caña y
en pequeña escala arroz. Otra hacienda, la hacienda Otra Banda, de Francisco Navarrete, era
una hacienda pequeña de trescientas fanegadas, sembraba arroz, y trabajaban con sesenta
trabajadores chinos, para una producción regional. La hacienda Chumbenique, una hacienda
de Santiago Gonzales, doscientas fanegadas producía alfalfa para ganado vacuno, y trabajaba
con trescientos colonos arrendatarios que producían esencialmente maíz. Luego la hacienda
Oyotún, de José María Quiñonez, de mil cuatrocientas fanegadas, producía arroz, tenia ciento
treinta trabajadores asiáticos contratados, y no hay referencias sobre el ganado de la hacienda.
Otras haciendas eran la hacienda Calupe, de José María Arbulú, con setecientas fanegadas,
17
producía caña, maíz, tenía ciento sesenta trabajadores chinos; hacienda La Punta, de José
María Arbulú, doscientas fanegadas de extensión, producía algarrobos para la cría de ganado
y para leña; la hacienda La Calera, de José Navarrete, de ciento cincuenta fanegadas,
producía maíz y cal para el procesamiento de artículos artesanales; la hacienda El Potrero, de
José María Arbulú, de ochenta fanegadas, producía caña y maíz, y tenía cincuenta
trabajadores chinos; la hacienda Casablanca, de José Julián Perales, producía caña, maíz,
alfalfa, y tenía cincuenta chinos; la hacienda San Bartolo, de Máximo Carranza, producía caña,
alfalfas, y trabajaba con cincuenta chinos libres; la hacienda Pomalca de Vicente Gutiérrez,
con una extensión de ochocientos cincuenta fanegadas, producía caña, arroz, y tenía
doscientos cincuenta y cinco chinos; la hacienda Cayut de Vicente Gutiérrez, tenía mil
trescientas fanegadas, producía arroz en pequeña escala y se dedicaba a la producción de
leña que abastecía la ciudad, y a la producción de ganado caprino, para el consumo regional.
La hacienda Samán, de Sebastián Salazar, de cuatrocientos veinticinco hectáreas, producía
especialmente alfalfa y gramalote; la hacienda Pucalá, de Manuel María Izaga, producía
esencialmente arroz, caña, tenía sesenta y cuatro chinos contratados. De estas haciendas, las
más tecnificadas eran Pátapo, Pucalá y Cayaltí, que era una de las más dinámicas de la zona.
En ella ya se habían producido una serie de cambios tecnológicos como la sustitución de la
tracción animal por el arado a vapor; la introducción de líneas ferrocarrileras al interior de la
hacienda para poder transportar la caña al trapiche, como también para poder transportar el
azúcar procesado hacia los puertos de embarcación; también se había realizado una serie de
innovaciones en los mismos trapiches, esto es los antiguos calderos solamente movidos por
el fuego del carbón, habían sido reemplazados por las técnicas de producción a vapor.
Bien, justamente en el caso de los dueños de la hacienda Cayaltí, de los Aspíllaga, es donde
podemos encontrar algunos testimonios que reflejan la actitud de los hacendados en el
proceso de la guerra. En un primer momento es una actitud de plena identificación con la patria.
En una correspondencia de la época se lee por ejemplo lo siguiente: "Lo de la guerra es una
calamidad pero, es necesario que el patriotismo peruano ponga a raya la insolencia de Chile,
que nuestros valientes jóvenes marinos metan en orden a todos estos renegados y ambiciosos
chilenos, que nuestro gobierno proceda con acierto y buen juicio a fin de que los tiros sean
certeros, hasta Santiago debe ir el ejército del Perú y Bolivia para humillar a esos altaneros".
Otro testimonio, decía: "Las consecuencias de la guerra pesarán sobre todo el país, pero el
patriotismo hará soportar los males de la guerra y se darán por bien sufridos si el país sale
victorioso". A su vez propiciaron que se llevaran a cabo colectas, misas solemnes, que el cura
predique en las iglesias la causa del patriotismo nacional. O redactaron una carta altamente
elogiosa sobre la conducta militar de los peruanos fundamentalmente después de los sucesos
del 8 de octubre, después de la muerte de Grau, decían: "Hemos escrito esta carta al impulso
de la mayor impresión que los sucesos de la guerra con Chile han causado hasta hoy, el
Huáscar, ese glorioso monitor, Grau, su bizarro comandante, sus marinos, su tripulación, todo
lo querido que encerraba esa fortaleza de nuestra patria, todo lo hemos perdido con gloria y
18
con honra en Mejillones, Bolivia, combatiendo con los dos blindados chilenos; la noticia ha sido
como un rayo para todos y en medio de la tristeza que causó se ha levantado en todos nuestros
corazones un grito de admiración, de gratitud, de orgullo patriótico, al conocer aunque un poco
los detalles que se sabe cómo se hundió el Huáscar, que todos han perecido; después hemos
sabido que los blindados han sido averiados, que el combate duró seis horas, en fin, se
comprende, se adivina, que ahí nuestros hermanos han sido héroes y su heroísmo ha llenado
de resplandores la faz de la patria, de gloria al nombre del Perú, de honra y de simpatía a
nuestra causa. ¡Qué glorioso y qué grande fue nuestro marino Grau!" Pero, esta actitud sin
embargo no se mantuvo permanente, porque cuando comenzaron a establecerse los
impuestos, sus respuestas son claras. Cuando el Estado demandó impuestos al azúcar, los
hacendados pusieron el grito al cielo; la familia Aspíllaga se sumaba a la reacción de otros
hacendados en Trujillo comentando: "Han tomado una actitud bien enérgica
comprometiéndose hasta a suspender las moliendas si el impuesto subsiste, es necesario
secundarlos en Chiclayo elevando un memorial al Gobierno, respetuoso pero convincente,
pueden ir firmas de Cayaltí, Ucupe, Palomino, Salitral, Pomalca, Tumán, Vista Florida, Pucalá
y Pátapo. Es necesario moverse y protestar porque, de no ser así, mañana estancan el azúcar
como no hace mucho tiempo estancaron el salitre. Que la gritería sea general si no nos friegan
y nos arruinan". Efectivamente el alegato de los hacendados prosperó porque no se llevó
adelante este impuesto en las condiciones que se planteaban. Incluso llegaron a plantear: los
hacendados llegaron a decir: "Retiramos la colecta si no bajan los impuestos. No puede haber
patrimonio con tanto desembolso y un impuesto crecido e irracional". Por el contrario, cuando
el Estado restituyó la Contribución Personal (o sea una contribución que pagaban los indígenas
en la época colonial con el nombre de Tributo Indígena y que, posteriormente, con Castilla fue
abolida con la bonanza del guano de las islas), la familia comenta muy gustosamente, dice que
la contribución personal es muy justa y textualmente decían: "La Contribución Personal es lo
mas santo que, a nuestro juicio, va a imponerse. Gravará solamente a los peruanos varones
de 21 a 60 años y será de tres soles en la sierra y cuatro en la costa, esta contribución hará
trabajar a los vagos y ociosos y será un estímulo para el trabajo. Nos harán muy bien", y más
adelante indicaban: "La Contribución Personal será más bendita que la misma guerra con
Chile, será un estimulo para el trabajo". Se encontraban en esta época con problemas de
fuerza de trabajo. Además había el temor de que los chinos actuaran de la misma manera
como lo hicieron en la costa sur. De tal manera, preveían que la contribución personal exigiría
a la gente buscar dinero, y buscar dinero significaría efectivamente buscar trabajo, y buscar
trabajo fundamentalmente en las haciendas de la costa. Cuando se produce la invasión al
norte, hay un testimonio, una carta donde la familia describe la toma de la hacienda Cayaltí.
Es una carta un poco larga y me voy a permitir leer gran parte de ella por cuanto señala una
serie de elementos sumamente significativos en lo que se refiere a los problemas sociales y
políticos de la zona. "Hacienda Cayaltí, 10 de octubre de 1880. Las tropas chilenas en número
de cien hombres de caballería invadieron y tomaron posesión de esta hacienda el día 7 a las
8.00 p.m., al mando de la fuerza del Comandante Muñoz de Canilla y acompañado por el
19
Sargento Carrasco. La notificación verbal del comandante fue que si hasta las 6.00 a.m. del
día siguiente no se satisfacía la contribución de guerra impuesta a esta hacienda, procedería
a dar cumplimiento a las terminantes órdenes del jefe de la expedición. Luego, posesionados
los soldados de la hacienda, felizmente con el mayor orden sin que se alterara en nada la
tranquilidad, el sargento general me pasó la orden por escrito. A esa notificación, de amenaza
de arrasar esta hacienda, respondimos con la protesta que a nombre de Prevost y Compañía
hacía Antero Aspíllaga porque este fundo era de propiedad americana, según lo encuentran
en un documento que hemos redactado como anexo -dice la carta-. Después de lo anterior se
nos confirmó la notificación de la amenaza para arrasar este fundo, y ya no hubo lugar para
más objeciones y tuvimos que aceptar las hostilidades como ellas venían. Primeramente,
entregamos tres letras del valor total de mil libras contra Henry Kendall -otra compañía
extranjera-, a vista de plazo de tres meses; esta letra firmada por nosotros bajo la presión de
la fuerza ante la amenaza de destruir el fundo, juzgadas ante el más severo tribunal, no son
válidas, pues los señores Kendall las protestarán; con tal fin nosotros debemos escribirles
informándoles todo lo que ha sucedido y que no tenemos por qué esperar que las letras sean
pagadas, desde que no estamos autorizados para firmar contra ellos ni tenemos fondos para
poder actuar. Luego por separado y con más tranquilidad y tiempo daremos detalles y
pormenores para que conozcan ustedes como nos hemos salvado de mayores exigencias y
perjuicios que hubiera sido nuestra ruina total. Deben saber que no solo estaban amenazadas
nuestras máquinas y demás oficinas de esta hacienda, sino también la moralidad de nuestros
chinos, expuestos a un desbande de aquellos que traen ruina y perturbación completa.
Felizmente hasta hoy no tenemos sino siete chinos prófugos, de los cuales se han cogido ya
tres. La determinación de transferir en forma de arrendamiento a Cayaltí y sus capitales a
Prevost y Cía., fundo de propiedad americana, nos ha salvado y nos salvará en el futuro de
mayores perjuicios; es lo mismo que hace mucho hemos pedido que se hiciera y por los
consejos del abogado demoró hasta vernos cerca en última instancia porque aquí el ejemplo
de Palo Seco y San Nicolás son para espantar. (Son dos haciendas del Valle del Santa de la
familia Darteano y que fueron literalmente destruidas por la invasión de Patricio Lynch, porque
ellos se resistieron a pagar los cupos que habían impuesto, y que lo describe con mucha
claridad Clement Marklam). "Solo hoy estamos con más tranquilidad aún volviendo las cosas
al estado normal, poniendo en orden los trabajadores que siempre en algo se resienten en
razón de la desmoralizadora propaganda del chileno que lleva su envidia hasta ver arruinados
nuestros campos. Con el mayor cinismo se me ha dicho, que sólo con sublevar a los chinos
de las haciendas están arruinados los hacendados; esto nos decían cuando hacíamos
esfuerzos para que no invadieran una gruesa provisión de tropas la hacienda, lo que felizmente
lo conseguimos; según el jefe Lynch, aun la propiedad extranjera seria sujeto al gobierno
chileno. Para que conozcan el itinerario de la expedición les diremos que el cinco llegaron a
Ucupe todas las fuerzas, dos mil y más hombres de las tres armas sin ninguna dificultad, con
buena caballería y toda gente fresca, y el siete se retiraron de Ucupe dejando solo cien
granaderos a caballo para afianzar su merodeo en este valle y luego sobre Cayaltí. Luego
20
llegarán a Pueblo Nuevo y luego a Guadalupe donde están hoy. El Estado Mayor se encuentra
en un convento. El daño y las hostilidades hablan de coger todo el ganado y piden ya
doscientos mil soles a la empresa del ferrocarril de Eten para no ser destruido. En Ucupe, casi
arruinado, se han desbandado los ciento veinte chinos, han acabado con el consumo de reses
y comestibles y saquearon todo, se han llevado más de mil quintales de azúcar; la hacienda
abandonada por los dueños solo ha tenido a Márquez al frente, de no ser así todo se hubiera
arruinado. En Chiclayo hay quema y destrucción de casas de aquellos que no se salvaron
pagando. Me han dicho los mismos chilenos que la empresa Eten ha tenido que pagar los
veinte mil soles de cupo para no ser saqueada. Los chinos desbandados de todas las
haciendas en gran número, es el colmo, los mismos chinos quemaban las casas con los
chilenos, que tal barbaridad, y figúrense como hemos escapado aquí con nuestro buen
comportamiento con los chinos. Cuando llegaron los enemigos de Ucupe, llamamos a todos
los chinos de esta hacienda y les hicimos presente el peligro que teníamos, pero que
confiábamos en la lealtad y al aprecio que nos harían ellos. Con satisfacción le diremos que
su respuesta nos llena de orgullo y de agradecimiento. Todos dijeron que ninguno se separaría,
que estaban contentos, que el patrón era bueno, mejor que todas las otras haciendas y que no
tuviéramos cuidado. Su conducta en efecto ha sido y es satisfactoria y debemos premiarla para
que sea estímulo y confianza en el porvenir, de este pago se les aumentará cincuenta centavos
de su quincena. En efecto son diez chinos prófugos de los trescientos que tenemos bajo
contrato. La mayoría, podemos decir, todos están bajo nuestro agradecimiento. Los chinos
libres incluso tampoco se han movido, todos están en orden. Y cuidado que, los chilenos,
oficiales y soldados, les han dicho que en el sur, con ellos, ganarían dos soles de plata al día.
Vean ustedes cuanto mal nos pueden hacer estos canallas en su afán de desmoralizar a
nuestros trabajadores. Hemos visto algo más, que los chinos se agregan a la división de los
chilenos en algunos casos y así llevaban como treinta traídos de la hacienda Palo Seco. Todo
esto es para sacar de quicio al más tranquilo.
Conocen ustedes pues los sucesos, mucho omitimos porque no hay condición del espíritu para
poder escribir con tranquilidad. Hemos cuidado y tomado nota en las medidas del caso para
no ser molestados los de acá, creyendo que nosotros hemos preferido que no se llegue al
extremo de salvarnos de una ruina, a manifestarnos víctimas del salvajismo chileno viendo
arrasada nuestra propiedad. Eso decimos porque creen los envidiosos de la prosperidad del
prójimo que el patriotismo consiste en arruinarse tontamente y demás locuras que venimos
viendo en otros hacendados y paisanos nuestros".
Esta carta, pues tiene una serie de elementos que particularmente sirven para explicar la
conducta por ejemplo de los chinos, de cómo no es una cuestión generalizada. Que los
trabajadores chinos actuaron en el proceso contra los peruanos o a favor de los chilenos, de
acuerdo a las condiciones previas de existencia de trabajo a la que estaban sometidos. En
segundo lugar, muestra con claridad la conducta de los hacendados por recurrir a cualquier
tipo de situación legal o del momento a fin de que las propiedades fueran garantizadas y no se
21
produjeran los saqueos o las destrucciones que se hubieran producido en caso de una
resistencia a los chilenos.
Finalmente, un testimonio un tanto folklórico pero que es bien ilustrativo, viene en el libro "A
son del Arpa". En él describen la conducta de los habitantes, particularmente de los sectores
ligados al poder en el proceso de la guerra. Es acerca del patriotismo y la valentía. Se
improvisaban ejércitos y en los ejércitos inmediatamente se asignaban cargos y jerarquías, de
manera que los coroneles, los generales, los mayores, eran los que más abundaban, y que
eran los defensores de la patria. En una copla se resume irónicamente todos estos fenómenos:
"Valiente de veras es, ese mozo prestigiado, la gloria tiene en los pies, de los escapes que ha
dado".
Resumiendo, encontramos que existía en el país una crisis interna que se manifestó con toda
claridad en el proceso de la guerra. Por otro lado, entendemos que, recién en estos últimos
años, es que hay el interés de llegar a los documentos, a los testimonios que permitan
presentar una imagen real de la situación peruana, a fin de que no haya en estos casos ningún
espíritu de juzgar el pasado ni mucho menos condenarlo, en tanto que la labor del historiador
no es la labor de juez, sino fundamentalmente mostrar la realidad a fin de que, por un lado, los
peruanos de ahora y posteriormente los del futuro, podamos formar una conciencia histórica,
una conciencia nacional, en la que rescatemos los errores que se han producido, que
rescatemos las experiencias positivas y mantengamos entonces una conducta mucho más
acorde a las circunstancias que van parejas con la marcha de la historia y del progreso.
LOS "CHOLOS" Y LOS "ROTOS": ACTITUDES RACIALES DURANTE LA
GUERRA DEL PACIFICO
“Aunque la mayoría de historiadores latinoamericanos y extranjeros ha reconocido la existencia
de prejuicios raciales en América Latina, su tendencia general ha sido absorber aquel tema
dentro de las categorías menos odiosas de “clase" o "status social". Así, las diferencias raciales
se reducían a diferencias sociales; sin embargo, algunos estudios, recientes han puesto
énfasis sobre la importancia de los prejuicios raciales como obstáculo al cambio social en
Fuente: Klaiber S.J., Jeffrey L. (1978). Los cholos y los rotos: actitudes raciales durante
la guerra del pacífico. En Revista Histórica PUCP, Vol. II, Núm. 1, julio, p. 27-35
22
algunas naciones latinoamericanas, sobre todo aquellas con una gran población indígena.
Pero, aún en aquellas naciones popularmente clasificadas como "blancas", tales como Chile o
la Argentina, las clases populares han sido estigmatizadas a veces como racialmente inferiores
por las élites culturales de esas naciones. Así, por ejemplo, en 1901 el escritor chileno Nicolás
Palacios se lamentó de la presencia de negros en Santiago por el daño que podrían causar al
resto -de la población. Y en pleno medio del siglo XX el historiador Francisco A. Encina elaboró
la teoría de que Chile debe su grandeza histórica en gran parte al predominio de la sangre
española-gótica en la población. Muchos otros escritores e historiadores chilenos han
expresado opiniones semejantes acerca de la importancia de la raza en la historia chilena.
Pero estas actitudes raciales no, surgieron solamente a raíz de realidades nacionales, sino
que fueron forjadas y alentadas en gran medida durante la Guerra del Pacífico (1879-1884),
en la cual los ejércitos chilenos se enfrentaron a ejércitos compuestos mayormente por
campesinos peruanos (y bolivianos en el comienzo), que eran de extracción netamente
indígena. Este artículo pretende hacer una pequeña contribución a la historia social andina,
tomando la Guerra del Pacífico como un marco histórico concreto para estudiar y analizar
algunas de las actitudes raciales de Chile y del Perú al final del siglo XIX y al comienzo del
siglo XX. La tesis que, se quiero sugerir en estas líneas es que, aunque el prejuicio racial
existía antes de la guerra, la victoria de Chile sirvió para confirmar, fortalecer y aún popularizar
el mito de la superioridad racial chilena. Por otra parte, la guerra también tuvo como
consecuencia la reacción justamente inversa en el Perú, pues sirvió para confirmar y alentar
el mito de la inferioridad del indio peruano.
La Guerra del Pacífico fue una de las más importantes en la historia de América Latina.
Destruyó la balanza del poder en la costa del Pacífico en favor de Chile, dejó al Perú
seriamente debilitado, y encerró a Bolivia herméticamente dentro del continente. La guerra
llamó la atención de las demás naciones de América y de Europa, la mayoría de las cuales se
dividieron en favor o en contra de uno de los contrincantes. El sentimiento popular en los
Estados Unidos y en Europa tendía a favorecer a Chile, por su tradición de gobierno
democrático y porque Chile fue considerado como una nación pro "anglo-sajona". Además,
había simpatía en el comienzo a favor de Chile por ser más pequeño, en población y en
tamaño, que el Perú y Bolivia combinados. Por otro lado, la mayoría de las naciones
latinoamericanas se opusieron a Chile durante la guerra porque se creía que Chile era
peligrosamente agresivo, y el predominio del color blanco no favorecía a Chile frente a
naciones con grandes poblaciones indígenas o mestizas.
Este antagonismo entre Chile por un lado y el Perú y Bolivia por el otro ya se detectaba mucho
antes de la guerra. Un viajero argentino que pasó por el puerto de Arica en 1855 declaró que
bastaba con decir "soy chileno" para que la población lo considerara un "asesino" o "ladrón".
En ese mismo año El Mercurio de Valparaíso (y más tarde de Santiago, también) exigió al
establecimiento de relaciones diplomáticas con Bolivia porque, "en este lugar excepcional del
23
globo, se odia a todo extranjero y especialmente al chileno. Un autor chileno aconsejó a sus
compatriotas que no trabajasen en el nuevo ferrocarril que Henry Meiggs estaba construyendo
desde Islay hasta Arequipa porque, "para todo arequipeño un chileno es un enemigo".
Esta hostilidad hacia Chile se debía en parte a hechos históricos concretos, como por ejemplo
la intervención chilena en el, Perú en 1837-39 en contra de la Confederación Perú-boliviana, y
sobre todo la creciente presencia chilena en los campos salitreros de la costa de Bolivia y del
sur del Perú. Pero además de estos hechos había algunas actitudes de los mismos chilenos
que seguramente ofendían a otros latinoamericanos, sobre todo la pretensión de ser la nación
más civilizada y progresista de América Latina, la cual les hizo merecer la calificación, con o
sin razón, de ser “los ingleses del sur". Esta fue la actitud característica de la mayoría de los
periódicos y revistas chilenos durante la guerra. Poco después de la victoria chilena sobre Grau
en Angamos el periódico radical de Valparaíso La Patria, declaró que esa victoria no se debía
meramente a la fuerza militar superior, sino más profundamente a “los beneficios del progreso,
el dominio de la civilización y la ley" virtudes que, por supuesto, caracterizaban a la sociedad
chilena. El Ferrocarril de Santiago atribuyó las victorias chilenas, entre otros factores, a la
solidez de sus instituciones democráticas y a la debilidad interna del Perú y Bolivia, que eran
gobernados por dictadores.
Otro tema relacionado con esto fue la supuesta capacidad superior para el trabajo entre los
chilenos, El Mercurio avanzó el argumento de que los Estados Unidos deben apoyar a Chile
porque era "país de honradez, de trabajo, de progreso, de instituciones sólidas". El periódico
agregó, además que Chile sería un lugar más propicio para recibir la nueva industria
norteamericana que el Perú, que era un pueblo "desorganizado, corrompido, incapaz de buscar
en la labor y en la honradez un remedio a sus males". El Ferrocarril anunció que, después de
la guerra, Chile asumiría el papel de regenerar naciones como el Perú y Bolivia, inculcándoles
"el amor al trabajo". Aún Sir Clemente Markham, quien simpatizó con el Perú durante la guerra,
atribuyó la prosperidad de Chile al "carácter honrado de las clases altas y a la persistencia
laboriosa y capacidad para el trabajo de la población en general"
Además de estas alegaciones acerca de instituciones democráticas y capacidad para trabajar,
la prensa chilena frecuentemente señaló la homogeneidad racial como uno de los factores
importantes para explicar las victorias chilenas en la guerra. El Ferrocarril atacó un editorial en
The Times de Londres que había confundido a Chile con el Perú, Declaró el comentador,
airadamente, que a diferencia de esas naciones (el Perú y Bolivia), con sus "indios aborígenes,
negros o mestizos de varias castas", Chile se distinguió precisamente por su unidad de raza y
por su asimilación de las mejores razas de Europa. Gracias a esta asimilación y unidad, Chile
había producido una "nacionalidad fuerte, vigorosa, compacta, sin diferencias sensibles de
raza, de hábitos o de idioma", (164-1880. 2). Muchos de estos artículos se refirieron a la notable
emigración europea a Chile, de naciones predominantemente blancas, tales como Suiza,
Alemania, Inglaterra y Francia.
24
La estima propia de Chile, alentada con sus victorias, fue igualada sólo por su desdén hacia el
enemigo. En general, la crítica chilena hacia el Perú y Bolivia tomó la forma de una letanía de
antónimos: si Chile es ordenado y democrático, los miembros de la alianza son desordenados
y tiránicos. Los chilenos son trabajadores y frugales, mientras que los peruanos y bolivianos
son perezosos y pródigos. El soldado chileno es valiente y confiable, pero el soldado peruano
es cobarde y no confiable, etc. La prensa chilena acusaba frecuentemente al Perú de haber
desperdiciado sus ingresos y recursos durante los p rimeros cincuenta años de su
independencia en empresas "descabelladas", y se gozaba de comparar el Perú con los
imperios opulentos pero decadentes de Oriente. Un periódico calificó al Perú como “un imperio
turco americano”, y El Mercurio comparó al Perú con "Babilonia" y a los peruanos con "los
persas afeminados”.
Un blanco frecuente de la sátira chilena fue la población asiática en el Perú. Alrededor de
100,000 chinos habían inmigrado al Perú en los 30 años previos a la guerra en calidad de
mano de obra contratada para trabajar en los ferrocarriles o las haciendas azucareras de la
costa. El Boletín de la Guerra del Pacífico, publicación oficial del Ministerio de Guerra chileno,
criticó al Perú en su política migratoria por haber recurrido a mano de obra asiática en vez de
otra "inmigración robusta, moral, civilizada". Un periódico, con evidente desdén, declaró que
ni Piérola ni "un hato de coolíes arreados a latigazos” pueden detener el avance de los ejércitos
chilenos. Los chilenos fueron tomados por sorpresa desde luego, cuando miles de chinos, en
la creencia de que los chilenos habían venido para liberarlos de la servidumbre, salieron de
sus haciendas para acompañar los ejércitos invasores en su marcha hacia Lima. Naturalmente,
los chinos no podían haber conocido la actitud de la prensa chilena hacia ellos.
Pero el blanco principal de la prensa chilena fue, por supuesto, la población indígena del Perú
y Bolivia. El Ferrocarril atribuyó la "falta de energía" y la falta de un "espíritu verdaderamente
nacional" en esas naciones a la división de castas. El Independiente (Santiago) puso en duda
la capacidad de la alianza de ganar la guerra porque sus ejércitos consistían principalmente
de campesinos reclutados, que faltaban la energía necesaria para luchar por haber sido
explotados y oprimidos durante siglos; El Comercio del Callao, que había sido chilenizado
durante la ocupación, expresó su admiración, un tanto sarcástica, de que los peruanos
apoyasen las guerrillas en los Andes, porque ellas consistían sólo de "confusas manadas de
indios ignorantes y abyectos”. La prensa no perdió ocasión para burlarse del título de “Protector
de la Raza Indígena" que Nicolás de Piérola se había arrogado en mayo de 1880. Al enterarse
del proyecto que tenía Piérola para crear una nueva confederación Perú-boliviana, un
comentador de El Ferrocarril anunció que el presidente peruano podía ser protector de los
indios en Bolivia, también. Cuando los mapuches se sublevaron en 1881, el historiador
Benjamín Vicuña Mackenna declaró que "el famoso 'protector de los indígenas' Piérola ha
encontrado al fin su aliado…" - los indios chilenos!
25
Los sentimientos nacionales y raciales se cristalizaron sobre todo en torno a los dos
estereotipos, "cholo" y "roto". Desde el comienzo, el término "cholo" tenía una connotación
racial porque se usaba para designar tanto a los indios como a los mestizos nacidos de español
e india o indio y negra. En el siglo XIX se usaba despectivamente para referirse a cualquier
mezcla racial entre las clases populares. En cambio, el término "roto” no tuvo inicialmente una
connotación racial; se refería a la escasa y pobre condición de la indumentaria de los primeros
pobladores españoles, por su distancia de Lima, la capital opulenta y refinada del Virreinato.
Más tarde se empleaba para hablar de los arrendatarios de las haciendas o los pequeños
propietarios. En el tiempo de la Guerra del Pacífico se refería sobre todo al soldado ordinario
que venía de esas clases populares y que simbolizaba todas las buenas cualidades chilenas.
Un Diccionario de Chilenismos, publicado en 1875, expresó los dos estereotipos, y los
prejuicios que había atrás, así:
“ocupa el cholo en la sociedad peruana, más o menos la misma
posición que el roto en la chilena, Hay no obstante, entre las
cualidades de uno y otro notables diferencias. Aquel es por lo
general débil de complexión, flaco de piernas y abultado de panza;
éste robusto, musculoso y enjuto de carnes; aquél expansivo y casi
siempre palangano; éste taciturno y reservado; aquél más artista; este
más esforzado; y aquél en fin un andaluz injerto a indio peruano;
éste un vizcaíno injerto en Araucano".
La pasión engendrada por la guerra produjo cantos y versos que exaltaron la superioridad del
roto sobre el cholo. Un ejemplo típico es esta porción de un poema de composición anónima,
"El Roto":
"Al cholo afeminado de la peruana sierra (el roto)
Desprecia por lo tímido, castiga por lo cruel:
Tan solo en pos de glorias el roto va a la Guerra,
El cholo porque a palos lleváronle al cuartel.
Los hijos de Atahualpa, lacayos de Pizarro,
Al araucano indómito quisieron humillar:
Los Hércules de bronce y el ídolo de barro,
Del mundo en la balanza, ¿tendrán un peso igual?
Pero más que a la sociedad peruana, la sátira chilena se dirigió a la boliviana. Según Encina,
el Presidente Domingo Santa María expresó sus frustraciones en tratar con los bolivianos en
una carta en 1884 con esta exclamación: " ¡No conozco gente parecida a la boliviana! ¡Es el
indio vivo, torpe, taimado y hecho por mal!". Un tema favorito de las novelas y obras de teatro
en Chile fue la actuación en la guerra del Presidente Hilarión Daza, quién por su vanidad,
crueldad e incompetencia, personificaba todas las malas cualidades de los demás bolivianos.
26
Se afirmaba, que la derrota y el retiro temprano de la guerra de Bolivia se debió a la torpeza y
cobardía de los soldados bolivianos.
Estas actitudes raciales eran conocidas por los peruanos y otros latinoamericanos, y servían
sin duda para alentar su hostilidad contra la agresividad chilena. Además, los críticos de Chile
se aprovecharon del tema del racismo para subrayar la presencia de sangre india en los
mismos chilenos. Menospreciando la designación, "ingleses del Pacífico", el literato peruano
Carlos Paz Soldán atribuyó "los repetidos actos del salvajismo" del enemigo a la sangre
araucana que corría en sus venas. La Opinión Nacional de Lima describió a Chile como un
“País aventurero, codicioso, intrigante", cualidades que venían de los "instintos de su raza, que
procede del galeote y del araucano, en deplorable consorcio…". La prensa peruana también
ridiculizó el mito del "roto": La Patria de Lima declaró que el roto, tan glorificado en la prensa
chilena, no es nada más que un "esclavo adscrito a la gleba" de un sistema feudal. En cuanto
a su supuesta superioridad, el roto es producto de una "Raza mezclada del salvaje araucano,
con la escoria europea. . .". La Opinión Nacional acusó a la prensa chilena de hipocresía en
alabar al roto, señalando que los mismos chilenos deploraban la presencia de los rotos en
Santiago y Valparaíso y que los jefes militares los colocan en la vanguardia como medida para
reducir su número. Esta última afirmación fue, seguramente, un tanto exagerada.
Un observador militar francés, presente en la campaña de Lima, informó de que existe en Chile
"un sentimiento profundo de superioridad de raza" y que probablemente Chile atacaría a otras
naciones latinoamericanas después del Perú. Así fue el sentimiento y miedo en el resto de
América Latina, especialmente en la Argentina, donde se creía que después de dominar al
Perú, Chile se volvería contra ella para establecer su soberanía sobre Patagonia; La República
de Buenos Aires avanzó la teoría de que los mismos rotos ejercían una presión para hacer la
guerra a los vecinos de Chile, para liberarse de la servidumbre en que vivían y para
posesionarse de nuevas tierras en las naciones conquistadas; La Nación (Buenos Aires)
declaró que Chile no estaba contento con sus victorias en Angamos y Arica porque el mismo
pueblo chileno habla convertido la guerra en un "duelo de razas", que sólo podía terminar con
la conquista total del Perú. Otro periódico bonaerense, El Nacional, reveló algo de sus propios
prejuicios con la profecía de que probablemente ganarían la guerra los rotos chilenos por ser
de una raza superior, a menos que el Perú cambiase la sangre de sus venas. Este último
comentario hace pensar que existía un sentimiento racial en algunos sectores de la población
argentina semejante al de Chile; pero, en general, la Argentina sentía poca simpatía por la
causa chilena, más por miedo de la agresividad chilena que por razones raciales.
La victoria chilena causó preocupación en Colombia, también: un periodista en Panamá,
Adriano Páez, publicó un folleto en 1881 pidiendo al gobierno colombiano que protestara por
la ocupación del Perú por Chile. El autor profetizó que Chile estaba destinado fatalmente a
invadir Ecuador y Colombia después del Perú, dominando así toda la costa pacífica del
hemisferio del sur. Tocando el inevitable tema racial, Páez atribuyó las muertes y la destrucción
27
de propiedad causadas por los chilenos a la mezcla de sangre española y araucana en sus
venas.
El anuncio del tratado de Ancón y el retiro de las tropas chilenas del Perú mitigaron
considerablemente estos presentimientos acerca de una posible agresión chilena contra el
resto de América Latina, pero la guerra y la ocupación ya habían dejado una huella profunda
en el Perú, no solamente en la conciencia popular, sino también en su historiografía y en su
literatura. Sobre todo la guerra creó un clima de pesimismo acerca del valor y la capacidad del
indio. Desgraciadamente, muy pocos estudiaron con serenidad, y mucho menos con espíritu
científico y crítico, las causas de la derrota. A manera de excepción, dos oficiales argentinos
que lucharon al lado peruano en Lima expresaron esta opinión acerca del ejército peruano:
"Era únicamente una agrupación de hombre sin disciplina,
que carecían por completo de moral, valor e instrucción;
debido todo esto a la incompetencia en el arte del Jefe del Estado,
de los hombres que lo rodeaban y la relajación,
tanto social como política que reinaba en este país”
Este juicio se acercó al tipo de crítica sociológica, libre de racismo, que sería característica en
González Prada y la escuela indigenista después de la guerra. Otro amigo del Perú, Sir
Clemente Markham, echó la culpa de la falta de moral entre las tropas peruanas al odio que
los campesinos sentían hacia el sistema de reclutamiento forzado, mediante el cual los
caudillos solían llenar las filas de sus ejércitos improvisados. Es interesante anotar en relación
con esto que el ex-ministro de Hacienda, José María Quimper, acusó a Piérola de haber
inventado su título de "Protector de la Raza Indiana" precisamente para ocultar su verdadero
designio de reclutar más campesinos para poder proseguir la guerra. Finalmente, el historiador
Pedro Dávalos Lissón alabó la valentía notable del soldado campesino en la guerrilla anti-
chilena en la sierra durante la guerra, a pesar de su poca preparación para luchar y la
explotación a que fue sometido.
Pero otros autores peruanos vieron en la derrota una confirmación de sus esquemas raciales
acerca del indio o negro. El profesor que inauguró el año académico en la Universidad de
Arequipa en 1881 señaló como una de las causas de la derrota los trescientos años de
mestizaje indiscriminado entre el español y el indio. Javier Prado y Ugarteche repitió este tema
en su discurso inaugural en San Marcos en 1894 cuando se refirió a la influencia perniciosa
que las razas inferiores han ejercitado en el Perú.". El diplomático Francisco García Calderón
miró con envidia las repúblicas de Chile, Uruguay y Argentina, libres de "'razas agotadas",
como las que vivían en el Perú y Bolivia. El extremo del pesimismo fue expresado en los años
20’ del siglo XX por el catedrático Alejandro Déustua, cuando descartó la posibilidad de educar
al campesino, porque "El indio no es, ni puede ser sino una máquina"
28
En contraste a este pesimismo en el Perú, la élite cultural en Chile expresó optimismo acerca
de las capacidades de las clases populares. En 1882 el bibliógrafo José Toribio Medina afirmó
que las mismas cualidades de tenacidad que sostuvieron a los araucanos en su resistencia
contra los europeos, habían vuelto a reaparecer en el roto de su época. Pero el exponente
mayor de este tipo de exaltación racial fue el historiador Francisco A. Encina, quien sostuvo
que la victoria chilena se debió en gran parte a la mezcla de sangre gótica-española y araucana
en los soldados chilenos. Según Encina, este mestizaje produjo en Chile una raza con "mayor
vigor físico que todos los demás mestizos hispanoamericanos…" En cambio, Encina no vio
ninguna contribución positiva de la raza negra al mestizaje chileno. Un militar chileno,
impresionado por la resistencia y el vigor de los rotos en la campaña contra el Perú, afirmó que
la sangre araucana que corre en las venas de los chilenos ha hecho de ellos "una raza militar".
Pero otros historiadores, chilenos atribuyeron la victoria chilena precisamente a la ausencia de
sangre indígena en la población. En su historia política de Chile, Ricardo Donoso sostuvo que
Chile ganó la guerra gracias a su uniformidad racial, porque en ese entonces había poca
influencia de las razas aborígenes. Según otro historiador, Jaime Eyzaguirre, los araucanos
habían sido o totalmente absorbidos en las olas de inmigraciones desde España o
simplemente marginados de la sociedad; así, el factor indígena ha sido mínimo en la formación
de la nacionalidad chilena.
Las actitudes raciales estudiadas aquí no se restringieron solamente a América Latina, sino
que reflejaron toda una corriente positivista muy de moda en esa época, asociada con hombres
como Arthur de Gobineau y Gustave Le Bon, quienes pretendieron clasificar las razas, del
mundo según grados de superioridad o inferioridad. El marco más amplio para este tipo de
estigmatización racial fue todo el proceso del imperialismo occidental desde el siglo XVI, el
creciente nacionalismo con su exaltación de valores nacionales, y una profunda pérdida del
sentido de la igualdad universal de todos los hombres, influida en parte por la Reforma
Protestante y el Calvinismo en particular.
La Guerra del Pacífico no "comprobó" la inferioridad o superioridad racial de nadie, Pero, si,
sirvió como nueva materia histórica para confirmar las actitudes racistas de los que ya estaban
convencidos de antemano de la verdad de esas teorías. Lo que llama la atención es la facilidad
con que las élites culturales tanto del Perú como de Chile aplicaran estas teorías a sus propias
clases populares, o las de otra nación latinoamericana, revelando así la profunda distancia
sicológica y social que había entre los dos grupos. De esto se puede concluir con más
confianza en que la tarea de formar un auténtico espíritu de unión nacional en esas naciones
tiene que representar no solamente una lucha contra el clasismo, sino también contra el
racismo.”
29
EL PROBLEMA NACIONAL Y COLONIAL DEL PERÚ EN EL CONTEXTO DE
LA GUERRA DEL PACÍFICO
(…)
La crisis del Estado oligárquico: ¿guerra nacional o guerra social?
Desde 1840 la economía peruana había reposado casi íntegramente en la explotación y
exportación del guano de sus islas, un fertilizante utilizado mayormente en el abono de los
campos ingleses. Pero el guano no sólo permitió el restablecimiento de la economía peruana
luego de varias décadas de estancamiento, sino que posibilitó también el restablecimiento
económico y político de comerciantes y terratenientes nativos 7. Pese a sus fricciones internas,
estos constituyeron la espina dorsal de la clase dirigente nativa. Su creciente poder económico
fue nutrido sucesivamente por dudosas especulaciones financieras, por su participación en el
comercio del guano, por su intervención en el naciente capital financiero y por los beneficios
derivados de una excelente coyuntura agrícola. La traducción política de esta fuerza fue
justamente la constitución del Partido Civil y el ascenso de su líder Manuel Pardo a la jefatura
del Estado peruano en 1872. Después de cinco d6cadas terminaba así, al menos por el
momento, el control político que errática y sucesivamente fue ejercido por innumerables
caudillos militares. Otro eminente miembro de este grupo, el Coronel Mariano Ignacio Prado,
era el presidente peruano cuando estalla el conflicto del Pacífico.
¿Cuál era la solidez de este Estado oligárquico y hasta qué punto la clase dirigente nativa
había logrado una efectiva cohesión nacional? ¿La amenaza externa acabaría por cerrar las
brechas existentes entre las diferentes clases de la sociedad peruana, entre las rústicas
oligarquías provincianas y la educada élite limeña, entre, en fin, los diferentes estamentos
étnicos de un país tan profundamente heterogéneo como el Perú? o, más bien, ¿agravaría su
disloque interno al quebrar sus débiles lazos de cohesión para hacer de esta dispersión uno
de los factores esenciales de la victoria chilena? La simple narración de los acontecimientos
encierra en sí una respuesta posible a estas cuestiones. Quisiera empezar citando el
testimonio de uno de los testigos contemporáneos. Spencer St. John, el jefe de la Legación
Británica en Lima, el 29 de octubre de 1879, escribió al Marqués de Salisbury, su Ministro de
Relaciones Exteriores, lo siguiente:
"Tengo el honor de informar a Su Excelencia que con la llegada de las noticias del 9 del
presente, que anunciaban la captura del "Huáscar" por los chilenos, surgió una crisis ministerial
El General Mendiburu y el resto del gabinete renunciaron y el Presidente mandó por el General
La Cotera para que éste lo ayudara a formar un nuevo gabinete.
Bonilla, H. (diciembre, 1979) El problema nacional y colonial del Perú en el contexto de la
Guerra del Pacífico. REVISTA HISTÓRICA 3 (2). 1 - 34
30
Hasta ahora nada ha sido hecho al respecto a pesar de que los puestos de Relaciones
Exteriores y de Justicia han estado ocupados por pocos días.
La incapacidad de ambos representantes fue demasiado obvia como para que pudieran
permanecer largo tiempo en el poder.
En estos momentos parece que no hubiera gobierno en absoluto. El Vice-Presidente está
enfermo y en cama y no asume ningún trabajo, mientras que el General La Cotera, quien no
es considerado capaz, es el único ministro nombrado.
Todo parece estar en un estado caótico: no hay un General al frente del ejército, nada se ha
hecho para reforzar la defensa de la ciudad, a pesar de que en general se piensa que Chile
prepara una expedición para atacar la capital. De todos lados la incapacidad parece dominar
toda fracción importante, se informó que en el Sur los jefes del ejército se dedican a la
diversión, como si la guerra no existiera( ... )
El Perú parece estar atacado por la parálisis; el mismo pueblo parece tan indiferente al futuro
como la clase dirigente, que piensa más en sus ambiciones personales que en el bienestar del
país”
Dos meses más tarde, en diciembre de 1879, el mismo St. John informó lo siguiente:
"En mi informe no 176 del 10 del presente, me referí a la creciente confianza como
consecuencia del regreso del General Prado. En general se pensaba que reforzaría el gobierno
y al rodearse de hombres capaces daría confianza al país. Ninguna de estas esperanzas se
ha cumplido. Incapaz de obtener la cooperación de los líderes políticos, conservó al General
La Puerta, un Ministro incompetente. Cada sección del gobierno parecía paralizada. Cuando
el jueves 18 del presente el General Prado abandonó en un barco inglés el país para dirigirse
a los Estados Unidos, el pueblo se quedó sorprendido. Luego de su partida fue publicada una
proclama diciendo que había partido con el fin de conseguir los medios necesarios para
asegurar la victoria final: sus amigos escasamente respaldan esta declaración. En general se
piensa que su partida no fue sino una desgraciada fuga. Siempre pensé que el General Prado
no merecía el cargo que ocupaba. En cada gran ocasión hacía alarde de su coraje, y es
significativo que el hombre que fuera calificado como héroe del "dos de Mayo", ahora
generalmente sea visto como un deplorable cobarde. El "dos de Mayo" es la fecha de la
expulsión de la flota española en el Callao en 1866.
La reputación financiera del General Prado va a la par con su coraje: es acusado por todos los
partidos de ser autor del más terrible sistema de expoliación. Se piensa generalmente que
algunos jefes ambiciosos, ansiosos de conquistar el poder supremo hicieron ver al General
Prado que existía un complot para asesinarlo, y en vista de que su mente estaba debilitada por
la enfermedad y la ansiedad, no pudo resistir estas presiones, huyendo de lo que
probablemente no fue sino un peligro imaginario."
31
El curioso comportamiento del Presidente Prado que describe St. John ilustra en su grado
extremo la actitud asumida por el conjunto de la oligarquía civilista durante el conflicto. En el
inicio mismo de la guerra, en efecto, ante la demanda de un empréstito nacional por diez
millones de soles, el gobierno pudo obtener sólo 1'052,715.37 soles, suma básicamente
aportada por las clases populares ante la resistencia de los opulentos capitalistas Iimefios1 o,
y también como consecuencia de la escasez de liquidez monetaria. Pero la partida del
Presidente Prado, fue apenas el preludio de una crisis política mucho mayor.
El vacío de poder que se produce como consecuencia de la evasión de Prado posibilitó el
establecimiento de la dictadura de Nicolás de Piérola. Lo fundamental de sus actividades,
además de proclamarse "protector de la raza indígena", estuvo orientado a la organización de
la defensa de Lima. Sin embargo, y pese a sus esfuerzos, las derrotas de San Juan y Miraflores
(enero de 1881) determinaron el colapso de su gobierno, y la ocupación chilena de Lima. Es
de interés comprobar que durante el breve gobierno de Piérola las grietas y el conflicto social
interno se hicieron mucho más profundos Ni la invasión chilena, ni el colapso económico y
militar del Perú hicieron que la oligarquía civilista olvidara su odio social contra Piérola, el
aristócrata arequipeño, quien como Ministro de Balta en 1868 le había arrebatado el estupendo
negocio del guano para confiarlo al comerciante francés Auguste Dreyfus, "Primero los
chilenos que Piérola", fue el pronunciamiento de la oligarquía civilista, subordinando de esta
manera su precaria conciencia nacional a los imperativos de su conciencia de clase, la guerra
nacional entre el Perú y Chile ahora daba paso y acompañaba a una pugna interna mucho
más significativa, a aquella que oponía las diferentes clases y clientelas políticas de una
sociedad profundamente dividida.
Con la ocupación de Lima y la destrucción del Estado oligárquico se produjo inmediatamente
una fragmentación del poder, Gobiernos que se sucedían vertiginosamente o que mutuamente
competían por imponer su autoridad respectiva, Esta guerra interna, en última instancia, no
hacía sino traducir los intereses irreconciliables de los diferentes caciques y caudillos y de sus
diferentes clientelas políticas, Como ninguno de ellos tuvo una base autónoma de poder lo
suficientemente sólida, el resultado fue una profunda inestabilidad El mantenimiento o la
ampliación de su esfera de poder en este contexto, dependía sólo del apoyo y de la caución
del ejército chileno de ocupación. Los sucesivos gobiernos de Francisco García Calderón (22
de enero de 1881), de Lizardo Montero (6 de diciembre de 1881), de Miguel Iglesias (30 de
diciembre de 1882), tradujeron esta inestabilidad, ante la perplejidad de los chilenos quienes
no sabían con quién discutir las condiciones de paz, Pero lo que esta fragmentación e
inestabilidad política encerraban era también la oposición profunda entre intereses
contradictorios, La desaparición del Estado oligárquico como consecuencia de la guerra
revelaba toda la precariedad de la sociedad peruana y la profunda vulnerabilidad de la
cohesión obtenida por la dominación oligárquica. Estas diversas clientelas políticas empezaron
a disputarse ardientemente los restos de poder, no sólo en las diferentes Asambleas
provinciales, sino también de manera mucho más desnuda, a través de enfrentamientos
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico
Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico

Más contenido relacionado

Similar a Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico

Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)
Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)
Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)Jhonatan Noa Auccatoma
 
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.dochectorroy2015
 
LA RECONSTRUCCION NACIONAL.
LA RECONSTRUCCION NACIONAL. LA RECONSTRUCCION NACIONAL.
LA RECONSTRUCCION NACIONAL. Luis Urbina Jara
 
I. EL IMPERIALISMO.pdf
I. EL IMPERIALISMO.pdfI. EL IMPERIALISMO.pdf
I. EL IMPERIALISMO.pdfVeronicaViao
 
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruana
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruanaEl campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruana
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruanaracaf12
 
Tema 6. Imperialismo y I Guerra Mundial
Tema 6. Imperialismo y I Guerra MundialTema 6. Imperialismo y I Guerra Mundial
Tema 6. Imperialismo y I Guerra MundialMaría Miranda
 
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_20151. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015Rita Vandemeyer
 
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero Peruano
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero PeruanoLa Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero Peruano
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero PeruanoMauricio Rodriguez
 
Guerra contra confederacion peru boliviana
Guerra contra confederacion peru bolivianaGuerra contra confederacion peru boliviana
Guerra contra confederacion peru bolivianaCarolina Rubio
 
Compendio de Historia Económica del Perú Tomo 3 – Economía del Período Colon...
Compendio de Historia Económica del Perú  Tomo 3 – Economía del Período Colon...Compendio de Historia Económica del Perú  Tomo 3 – Economía del Período Colon...
Compendio de Historia Económica del Perú Tomo 3 – Economía del Período Colon...Luis Perez Anampa
 
Expansión económica
Expansión económicaExpansión económica
Expansión económicaalelais1979
 
segundo militarismo y la reconstrucción nacional
segundo militarismo y la reconstrucción nacionalsegundo militarismo y la reconstrucción nacional
segundo militarismo y la reconstrucción nacionaldoraluisaalejandraca
 
La Primera Guerra Mundial.pdf
La Primera Guerra Mundial.pdfLa Primera Guerra Mundial.pdf
La Primera Guerra Mundial.pdfAnnSosa1
 

Similar a Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico (20)

Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)
Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)
Guano y Salitre (La Guerra del Pacífico)
 
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc
6°_GRADO_-_ACTIVIDAD_DEL_DIA_11_DE_JULIO.doc
 
LA RECONSTRUCCION NACIONAL.
LA RECONSTRUCCION NACIONAL. LA RECONSTRUCCION NACIONAL.
LA RECONSTRUCCION NACIONAL.
 
I. EL IMPERIALISMO.pdf
I. EL IMPERIALISMO.pdfI. EL IMPERIALISMO.pdf
I. EL IMPERIALISMO.pdf
 
Nuestra historia
Nuestra historiaNuestra historia
Nuestra historia
 
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruana
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruanaEl campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruana
El campesino inmerso en el proceso de la emancipacion peruana
 
Tema 6. Imperialismo y I Guerra Mundial
Tema 6. Imperialismo y I Guerra MundialTema 6. Imperialismo y I Guerra Mundial
Tema 6. Imperialismo y I Guerra Mundial
 
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_20151. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015
1. historia constitucional_de_chile_(1810-1823)_2015
 
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero Peruano
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero PeruanoLa Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero Peruano
La Casa Gibbs y el Monopolio Salitrero Peruano
 
Imperialismo
ImperialismoImperialismo
Imperialismo
 
Nuevo méxico
Nuevo méxicoNuevo méxico
Nuevo méxico
 
Guerra contra confederacion peru boliviana
Guerra contra confederacion peru bolivianaGuerra contra confederacion peru boliviana
Guerra contra confederacion peru boliviana
 
ECONOMIA COLONIAL
ECONOMIA COLONIALECONOMIA COLONIAL
ECONOMIA COLONIAL
 
Historia del peru
Historia del peruHistoria del peru
Historia del peru
 
Compendio de Historia Económica del Perú Tomo 3 – Economía del Período Colon...
Compendio de Historia Económica del Perú  Tomo 3 – Economía del Período Colon...Compendio de Historia Económica del Perú  Tomo 3 – Economía del Período Colon...
Compendio de Historia Económica del Perú Tomo 3 – Economía del Período Colon...
 
La educación en el militarismo uruguayo
La educación en el militarismo uruguayoLa educación en el militarismo uruguayo
La educación en el militarismo uruguayo
 
GUERRA DE RESISTENCIA
GUERRA DE RESISTENCIAGUERRA DE RESISTENCIA
GUERRA DE RESISTENCIA
 
Expansión económica
Expansión económicaExpansión económica
Expansión económica
 
segundo militarismo y la reconstrucción nacional
segundo militarismo y la reconstrucción nacionalsegundo militarismo y la reconstrucción nacional
segundo militarismo y la reconstrucción nacional
 
La Primera Guerra Mundial.pdf
La Primera Guerra Mundial.pdfLa Primera Guerra Mundial.pdf
La Primera Guerra Mundial.pdf
 

Más de INSTITUTO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES - COLEGIO BERTOLT BRECHT

Más de INSTITUTO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES - COLEGIO BERTOLT BRECHT (20)

LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA.pptx
LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA.pptxLA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA.pptx
LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA.pptx
 
INDEPENDENCIA DEL PERÚ - BLOQUE I PPT.pptx
INDEPENDENCIA DEL PERÚ - BLOQUE I PPT.pptxINDEPENDENCIA DEL PERÚ - BLOQUE I PPT.pptx
INDEPENDENCIA DEL PERÚ - BLOQUE I PPT.pptx
 
Fuentes históricas 4 cuaderno de fichas (2).pdf
Fuentes históricas 4 cuaderno de fichas (2).pdfFuentes históricas 4 cuaderno de fichas (2).pdf
Fuentes históricas 4 cuaderno de fichas (2).pdf
 
Fuentes históricas - Era del guano.pdf
Fuentes históricas - Era del guano.pdfFuentes históricas - Era del guano.pdf
Fuentes históricas - Era del guano.pdf
 
ESTADÍSTICAS Y PROBLEMÁTICAS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN EL PERÚ
ESTADÍSTICAS Y PROBLEMÁTICAS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN EL PERÚESTADÍSTICAS Y PROBLEMÁTICAS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN EL PERÚ
ESTADÍSTICAS Y PROBLEMÁTICAS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES EN EL PERÚ
 
ÉPOCA DEL GUANO 1.pptx
ÉPOCA DEL GUANO 1.pptxÉPOCA DEL GUANO 1.pptx
ÉPOCA DEL GUANO 1.pptx
 
PRESENTACIÓN DEL CURSO.pptx
PRESENTACIÓN DEL CURSO.pptxPRESENTACIÓN DEL CURSO.pptx
PRESENTACIÓN DEL CURSO.pptx
 
ASCENSO DEL FUJIMORISMO.pdf
ASCENSO DEL FUJIMORISMO.pdfASCENSO DEL FUJIMORISMO.pdf
ASCENSO DEL FUJIMORISMO.pdf
 
GOBIERNO DE FRANCISCO MORALES BERMÚDEZ.pdf
GOBIERNO DE FRANCISCO MORALES BERMÚDEZ.pdfGOBIERNO DE FRANCISCO MORALES BERMÚDEZ.pdf
GOBIERNO DE FRANCISCO MORALES BERMÚDEZ.pdf
 
FICHA DE ESPECIFICACIONES DE VIDEO DOCUMENTAL.pdf
FICHA DE ESPECIFICACIONES DE VIDEO DOCUMENTAL.pdfFICHA DE ESPECIFICACIONES DE VIDEO DOCUMENTAL.pdf
FICHA DE ESPECIFICACIONES DE VIDEO DOCUMENTAL.pdf
 
PRESENTACIÓN.pdf
PRESENTACIÓN.pdfPRESENTACIÓN.pdf
PRESENTACIÓN.pdf
 
OCHENIO DE ODRÍA.pdf
OCHENIO DE ODRÍA.pdfOCHENIO DE ODRÍA.pdf
OCHENIO DE ODRÍA.pdf
 
POLÉMICA HAYA - MARIÁTEGUI.pdf
POLÉMICA HAYA - MARIÁTEGUI.pdfPOLÉMICA HAYA - MARIÁTEGUI.pdf
POLÉMICA HAYA - MARIÁTEGUI.pdf
 
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.pdf
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.pdfVÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.pdf
VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.pdf
 
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.pdf
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.pdfJOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.pdf
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.pdf
 
PRESENTACIÓN DEL CURSO - 2DO SEMESTRE.pdf
PRESENTACIÓN DEL CURSO - 2DO SEMESTRE.pdfPRESENTACIÓN DEL CURSO - 2DO SEMESTRE.pdf
PRESENTACIÓN DEL CURSO - 2DO SEMESTRE.pdf
 
PARTIDOS POLÍTICOS EN EL PERÚ.pdf
PARTIDOS POLÍTICOS EN EL PERÚ.pdfPARTIDOS POLÍTICOS EN EL PERÚ.pdf
PARTIDOS POLÍTICOS EN EL PERÚ.pdf
 
LEY DE ORGANIZACIONES POLÍTICAS.pdf
LEY DE ORGANIZACIONES POLÍTICAS.pdfLEY DE ORGANIZACIONES POLÍTICAS.pdf
LEY DE ORGANIZACIONES POLÍTICAS.pdf
 
LA HISTORIETA DE LA TRIBUTACIÓN
LA HISTORIETA DE LA TRIBUTACIÓNLA HISTORIETA DE LA TRIBUTACIÓN
LA HISTORIETA DE LA TRIBUTACIÓN
 
CONTRABANDO
CONTRABANDOCONTRABANDO
CONTRABANDO
 

Último

ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxzulyvero07
 
Informatica Generalidades - Conceptos Básicos
Informatica Generalidades - Conceptos BásicosInformatica Generalidades - Conceptos Básicos
Informatica Generalidades - Conceptos BásicosCesarFernandez937857
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADOJosé Luis Palma
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoFundación YOD YOD
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADauxsoporte
 
GLOSAS Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docx
GLOSAS  Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docxGLOSAS  Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docx
GLOSAS Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docxAleParedes11
 
Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Introducción:Los objetivos de Desarrollo SostenibleIntroducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Introducción:Los objetivos de Desarrollo SostenibleJonathanCovena1
 
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
programa dia de las madres 10 de mayo  para eventoprograma dia de las madres 10 de mayo  para evento
programa dia de las madres 10 de mayo para eventoDiegoMtsS
 
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónEstrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónLourdes Feria
 
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfSELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfAngélica Soledad Vega Ramírez
 
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.José Luis Palma
 
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdfDemetrio Ccesa Rayme
 
La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptxJunkotantik
 
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...JAVIER SOLIS NOYOLA
 
codigos HTML para blogs y paginas web Karina
codigos HTML para blogs y paginas web Karinacodigos HTML para blogs y paginas web Karina
codigos HTML para blogs y paginas web Karinavergarakarina022
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptxFelicitasAsuncionDia
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMarjorie Burga
 

Último (20)

Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdfSesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
Sesión de clase: Defendamos la verdad.pdf
 
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
 
Informatica Generalidades - Conceptos Básicos
Informatica Generalidades - Conceptos BásicosInformatica Generalidades - Conceptos Básicos
Informatica Generalidades - Conceptos Básicos
 
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADODECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
DECÁGOLO DEL GENERAL ELOY ALFARO DELGADO
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
 
GLOSAS Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docx
GLOSAS  Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docxGLOSAS  Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docx
GLOSAS Y PALABRAS ACTO 2 DE ABRIL 2024.docx
 
Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Introducción:Los objetivos de Desarrollo SostenibleIntroducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
 
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
programa dia de las madres 10 de mayo  para eventoprograma dia de las madres 10 de mayo  para evento
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
 
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónEstrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
 
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfSELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
 
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
 
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptxPower Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
 
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
 
La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptx
 
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia GeneralRepaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
 
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
 
codigos HTML para blogs y paginas web Karina
codigos HTML para blogs y paginas web Karinacodigos HTML para blogs y paginas web Karina
codigos HTML para blogs y paginas web Karina
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
 

Capitalismo inglés y la Guerra del Pacífico

  • 1. 1 ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ----------------------- Historia del Perú DBI1 – Prof. Carmen García Soledad – Prof. Marco Sicha Pérez LA GUERRA DEL PACÍFICO: ANTOLOGÍA ************************************************************************************* EL ROL DEL CAPITALISMO INGLÉS EN LA GUERRA CON CHILE LA FUNCION DEL CAPITALISMO INGLES El papel desempeñado por el capitalismo inglés, ha sido objeto de controversia por parte de los historiadores; algunos han sostenido, que la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia fue una "guerra inglesa"; en contraposición a Blaine, un profesor de la Universidad de Edimburgo, Kiernan, trató de demostrar lo contrario, que no estaba probada la supuesta injerencia del capital británico para precipitar la guerra o para ayudar a Chile y que el gobierno inglés no era el culpable. Jorge Basadre exponiendo estos criterios contrapuestos de historiadores anglosajones, en torno a la función, que el capitalismo inglés desarrolló en ese contexto histórico, considera que el descargo presentado por Kiernan a favor del capital británico, lejos de probar sus aserciones hipotéticas, lo que hace es mostrar hechos que son irrefutables y que demuestran lo contrario a sus suposiciones. Basadre concluye categóricamente en tomo a esta polémica, afirmando que "el capitalismo inglés ayudó y sostuvo a Chile en la guerra contra el Perú” KIERNAN Y BASADRE Los "hechos irrefutables" entresacados por Basadre del estudio de Kiernan, han sido aglutinados en nueve considerandos que son concluyentes en demostrar la función siniestra que cumplió el capitalismo inglés a favor de los Pelucones aristocráticos chilenos; estas pruebas irrefutables son: Fuente: Lora Cam, J. (1985). Holocausto. Lima: San Marcos.
  • 2. 2 "1) Sir Charles Russell, dirigente de los Tenedores de Bonos de la deuda peruana trató de impedir en plena guerra un empréstito al Perú para comprar armamento y la cancillería de su país protestó contra el plan de un nuevo contrato con Dreyfus por considerarlo dañino a aquellos acreedores. "2) Había considerables intereses británicos en la Compañía Chilena de Antofagasta, perjudicada por las drásticas medidas de Daza al iniciarse el conflicto. "3) Un grupo comercial británico, uno de cuyos centros era la Casa Gibbs sostenía que una victoria de Chile podía ser beneficiosa a la larga porque esta república era la más eficiente y enérgica en el Pacífico sudamericano. Esta opinión ganó terreno cuando los triunfos chilenos se sucedieron sin cesar y el aumento de tráfico con el país vencedor compensó las pérdidas del intercambio con el Perú. “4) Informes de la legación en Lima ayudaron a difundir las tesis de que el Perú habíase unido a Bolivia para dominar en las salitreras chilenas que le hacían competencia. "5) De la misma fuente emanaron juicios despectivos e insultantes para la sociedad peruana, las altas clases, la figura de Piérola y el Partido que obedecía a este caudillo. El Ministro inglés en Lima tuvo choques con el canciller Calderón. Un informe del Almirante Lyons en 1882 expresó complacencia ante la posibilidad de una anexión del Perú a Chile. "6) Intereses económicos empujaron al gobierno de Estados Unidos y ciertos círculos financieros y políticos franceses a apoyar al Perú; Inglaterra no los secundó. Hubo, en cambio, entre los diplomáticos de este país y entre hombres de negocios, desacuerdo u oposición a los arreglos por los cuales la riqueza de Tarapacá hubiese pasado de hecho al dominio norteamericano. "7) Las propuestas chilenas a los tenedores ingleses de bonos de la depreciada deuda peruana fueron "aclamadas" en una reunión en Londres el 2 de febrero de 1880 y recibieron el aplauso de periódicos como Economist. "8) Kiernan no entra en un análisis acerca del fundamental significado o alcance que sobre el fracaso de los esfuerzos para dar fondos o armamento al Perú tuvo la actitud de los tenedores de bonos de su país. "9) Tampoco, alude al entendimiento entre la Peruvian Guano y Chile para la venta del guano de Tarapacá". Los razonamientos inferidos por Basadre están deducidos correctamente tanto en su contenido como en su forma; pero sólo transparentan elementos "coyunturales" que no abarcan integralmente toda la estructura de intereses que entraban en juego y tampoco los objetivos y finalidades que el capital británico y otros se habían trazado en relación no sólo al
  • 3. 3 conflicto bélico sino lo que era más importante, para el capitalismo, en relación al pasado, presente y futuro de los países litigantes. PREMISAS DEL CAPITALISMO INGLES Inglaterra era, hace un siglo, la potencia capitalista de mayor desarrollo a nivel mundial, que se había erigido en el modelo de producción capitalista, sobre un conjunto de premisas socioeconómicas que han sido denominadas clásicamente como "la acumulación originaria del capital". Este conjunto de premisas históricas reposaban esencialmente sobre dos factores: a nivel externo, las colonias y, consiguientemente, la depredación de sus materias primas, la expoliación de la fuerza de trabajo y la creación de mercados internos; y a nivel interno, la expoliación de su fuerza de trabajo, la generación de un mercado interno, que eran las bases para el desarrollo y la hegemonía de la producción mundial; y el control y manipulación del mercado mundial. Estas circunstancias históricas, determinaron que Inglaterra, especialmente con la sustitución de las manufacturas por las máquinas, deviniese en la vanguardia de los países capitalistas, en la medida que fue el primer país que no sólo desarrolló sino consolidó el proceso revolucionario de transformación de sus fuerzas productivas; ya en las primeras décadas del siglo pasado cuando logró completar la revolución industrial, liquidando los resquicios del modo de producción correspondiente al feudalismo, el que fue remitido a la prehistoria. Inglaterra precedió a los otros países capitalistas, que devendrían posteriormente en potencias imperialistas, particularmente a Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón, entre los más importantes EL HEGEMONISMO BRITANICO. La Guerra del Pacífico se inscribe precisamente en el contexto en que Inglaterra es la potencia hegemónica a nivel mundial, cuyo poderío y supremacía se estaba resquebrajando por el desarrollo económico de otros países, que en alguna medida trataban de disputarle sus zonas de influencia. Hace un siglo la mayoría de países denominados hoy del Tercer Mundo, particularmente los de América Latina, y singularmente los del Pacífico Sur: Perú, Bolivia y Chile, estaban sometidos a Inglaterra como semicolonias. La disyuntiva para Inglaterra consistía en determinar a qué país debía apoyar. La burguesía inglesa no actuaba desinteresada ni desconcertada ni mucho menos anárquicamente; actuaba en función de sus intereses, concertada y ordenadamente, premunida de una vasta experiencia en la depredación colonial, en la expoliación de la fuerza de trabajo de millones de seres humanos y en la especulación en el comercio mundial. La burguesía inglesa tenía plena capacidad y conciencia para no sólo
  • 4. 4 preservar y consolidar sus intereses mundiales sino para acrecentarlos sin poner en peligro ni por un instante sus "sacrosantos" intereses económicos a nivel mundial. La metodología empleada por el capitalismo inglés, ha sido en algunos casos tan sofisticada que muchos historiadores latinoamericanos y especialmente peruanos, no percibieron - probablemente por carecer de elementos de juicio que posteriormente se han develado en toda su trascendencia y magnitud- la injerencia británica. CONDICIONES ESTIPULADAS POR INGLATERRA El capital británico actuó como buen mercader especulador, prestando todo su apoyo y respaldo económico, político, militar, etc., al país que de acuerdo a su juicio reuniese las mejores condiciones, que garantizase incrementar sus intereses; y el país que ofrecía las mejores condiciones era precisamente Chile y no el Perú, ni mucho menos Bolivia. Las motivaciones que, indudablemente motivaron la aquiescencia del capital inglés respecto a la oligarquía chilena se derivaron de la realidad peruana que no ofrecía lo que ostentaba la realidad chilena. Existía hace un siglo toda una estructuración social, económica, política, militar, etc., que en lo que concierne al Perú, en líneas generales, es subsistente a su realidad más profunda hasta nuestros días. Esta realidad nacional de hace un siglo, fue la que desanimó y desengañó al capitalismo inglés. Consideramos que el capital inglés determinó que el Perú no merecía su confianza porque: 1) La estructura económica peruana no evidenciaba un nivel de desarrollo como la economía chilena, que se manifestaba especialmente por todas las implicancias derivadas del guano y del salitre. La estructura productiva peruana era semifeudal con algunos intersticios o atisbos de desarrollo industrial, que vislumbraban tenuemente en lontanza, el capitalismo en un futuro un tanto remoto. La economía era esencialmente agraria; y el guano y el salitre estaban hipotecados. 2) La crisis económica que atravesaba el Perú, era la más grave a la que “podía aspirar” un país, era más grave que la crisis por la que atravesaba Chile: se traducía en el nivel de inflación, de devaluación, de endeudamiento interno y externo, de déficit presupuestal, de déficit en la balanza comercial, déficit en la balanza de pagos. 3) El nivel de endeudamiento del Perú era uno de los más altos a nivel mundial particularmente su deuda externa que casi triplicaba a la de Chile -exactamente cuadriplicaba a ésta- y la deuda interna era sumamente cuantiosa agravada por la falta de liquidez; los bonos de la deuda eran títulos sin valor ni convertibilidad. 4) El Estado Peruano era no sólo empírico -según sostiene Basadre sino que era un proyecto o anteproyecto de Estado, porque no existían las bases de un "coherente" y "armónico" aparato
  • 5. 5 burocrático-militar; era el reflejo de una estructura económica semifeudal o cuasi feudal. El Estado Peruano era anárquico, porque no existían condiciones mínimas de estabilidad política, al no existir una estructura productiva articulada; la aparente articulación era producto de la violenta inserción de la economía nacional por parte de potencias capitalistas, particularmente Inglaterra, que forzaban interesadamente la integración del Perú en la economía mundial. 5) La causa de que el Estado Peruano era "empírico" y "anárquico" descansaba en la estructura productiva cuasi feudal, generalmente desarticulada, que correlativamente se agravaba por la incapacidad de la clase dominante oligárquica, que emergiendo de feudos hacía prevalecer sus intereses regionales o provinciales dando origen a golpes y contragolpes de caudillos sin proyecto nacional, porque el Perú no era ni es una nación en el sentido estricto del concepto. 6) La ineptitud de la oligarquía peruana se acrecentaba por la enfermedad o ''virus presidencial" que se generó al interior de las fuerzas armadas, que se convirtieron en "señores de la guerra", prestos a alcanzar el rango presidencial originando una epidemia de revueltas y motines cuartelarios, promovidos generalmente por sectores oligárquicos marginados o postergados en el asalto o reparto del poder, de sus privilegios o "prebendas presupuestales", de los medios de producción o de la riqueza del país. 7) La inexistencia de una nación sino de una pluralidad de naciones; sólo, existían como ciudadanos los criollos y relativamente los mestizos, las mayorías quechuas y aimaras no eran partícipes de ningún tipo de decisiones, eran entes que existían en condiciones de siervos; de igual forma otras minorías raciales como los negros, chinos y sus prohijados, carecían de derechos pero sí de deberes y obligaciones de carácter cuasi esclavista. Este acrisolamiento racial se desgarraba por las contradicciones sociales, derivadas de las condiciones de explotación por parte de la minoría oligárquica feudal que instituyó el más profundo antagonismo, a partir de la división no sólo de clases sino, de razas, que se complementaban con una aguda lucha de clases barnizadas por una profunda discriminación social, racial, etc. Estas eran las premisas generales a partir de las cuales el capitalismo inglés consideró que era más "conveniente" y "provechoso" o, exactamente, más productivo y rentable auxiliar a la oligarquía chilena en detrimento de la oligarquía peruana y, en consecuencia, del Estado y de las Nacionalidades peruanas. OBJETIVOS DEL CAPITAL BRITÁNICO
  • 6. 6 Las condiciones estipuladas por el capital inglés, que hemos esbozado genéricamente, se complementaron con los elementos "coyunturales" establecidos hace un siglo y reseñados la mayoría por Basadre. Estos últimos condicionamientos causales podemos concretizarlos, en el objetivo supremo del capital británico: asegurar el control y dominio absoluto de las materias primas: guano y salitre; y la hegemonía y la manipulación del mercado interno, para la venta no sólo de mercancías, bienes de consumo, sino de "bienes" de destrucción: venta de armas. Estos objetivos finales del capital británico, entraban en contradicción con otras potencias capitalistas como: Francia y Estados Unidos, especialmente la primera que formaba parte de un sector de presuntos tenedores de bonos de la deuda peruana: la Casa Dreyfus. En este conflicto de intereses entre potencias capitalistas, Inglaterra implementó un conjunto de medidas para preservar sus privilegios: bloquear todo intento del Perú para concertar préstamos para la adquisición de armamentos, logrando dos acariciadas metas -el triunfo inevitable de la oligarquía chilena con sus hordas araucanas sobre la desarmada y desarticulada fuerza militar peruana, con el agravante de ser la mayoría de sus componentes improvisados; y correlativamente, asegurar la hipoteca del guano y del salitre, primero con el control formal de la oligarquía chilena y luego, con el control real por el capital inglés. EL NACIONALISMO OLIGÁRQUICO. Dentro de las consideraciones establecidas por Inglaterra, podemos considerar asimismo dos elementos adicionales. Las medidas asumidas tanto por la oligarquía peruana, a través de Manuel Pardo, con la dación de la ley de "nacionalización" o de expropiación de las salitreras, promulgada el 28 de marzo de 1875; como por la oligarquía boliviana, que mediante un dispositivo legal del 1° de febrero de 1879, reivindicando sus salitreras de Antofagasta, firmado demasiado extemporáneamente por Hilarión Daza. Estas medidas "nacionalistas" jamás podían ser aceptadas por el capital británico, una de cuyas virtualidades consistía en la apología irrestricta de la libertad de empresa. Estas posturas eran consideradas subversivas porque atentaban, aunque "tenuemente", con los nexos de dependencia semicolonial respecto de Inglaterra. El reflejo de los intereses británicos se tradujo violentamente en la prensa inglesa, controlada lógicamente por las mismas familias capitalistas -que desde que aparecieron los medios de comunicación de masas los han manipulado y mercenarizado- el "Times" de Londres que, a través de sendos editoriales del 10 y del 30 de mayo de 1879, adoptó una posición "enteramente favorable a Chile'', señalando el último Editorial: "En cuanto a las razones de la guerra, no hace mucho que dijimos que estaban de parte de Chile y que los extranjeros neutrales deben concederles sus simpatías. La querella es mercantil y mientras Chile pelea por la libertad del comercio, el Perú ha tomado el partido de la restricción y del monopolio".
  • 7. 7 AFINIDADES Y DISCORDANCIAS Otro elemento adicional que hay que remarcar, es que indudablemente existían mayores afinidades entre Inglaterra y los Pelucones chilenos, que entre la primera y los oligarcas peruanos. Los nexos eran tan afectuosos entre la aristocracia chilena y el gobierno de la Corona Británica que, en 1851, cuando se produjo la segunda gran guerra civil entre los conservadores y los liberales chilenos, a raíz del fraude montado en las elecciones por el gobierno de Manuel Bulnes a favor de Manuel Montt, "el gobierno autorizó a la escuadra británica a bloquear el puerto de Coquimbo. Después de varios triunfos de los sublevados, fueron sitiados por el ejército de Montt, con el apoyo de los buques británicos. La guarnición de Magallanes se sublevó también, pero Montt recurrió nuevamente a la ayuda de la escuadra británica con cuyo concurso venció a los insurrectos". En relación al Perú, hay que recordar un incidente que tuvo alguna trascendencia "anecdótica" entre el favorito de la casa depredadora Dreyfus, Nicolás de Piérola, mimado de la oligarquía chilena, a bordo del Huáscar y dos buques de la Real Armada Británica: el Shah y el Amethyst, protagonizado el 29 de mayo de 1877, conocido como el combate de Pacocha, que concluyó cuando "el monitor zarpó protegido por la densa niebla y burló así la tradicional pericia de la marina inglesa, mientras dos lanchas lo buscaban en medio de la oscuridad para hacerlo volar". LA CRISIS DE LA SOCIEDAD PERUANA EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA Kapsoli, W. (1980). La crisis de la sociedad peruana. En: Reflexiones en torno a la guerra de 1879. Lima: Centro de Investigación y Capacitación.
  • 8. 8 Quiero agradecer en primer lugar la invitación que me han cursado para intervenir en este ciclo de conferencias en torno a la Guerra del Pacífico. La exposición tenderá fundamentalmente a plantear algunos problemas y particularmente problemas de la sociedad peruana en el proceso de la guerra. La historiografía nacional ha realizado ya, de alguna manera, investigaciones que nos permiten tener una idea clara de las acciones bélicas tanto en las campañas marítimas como de las campañas terrestres. Pero en aquellas investigaciones está ausente el análisis económico y social. La razón por la cual estos temas no han sido abordados obedece a una serie de circunstancias. De ellas, la más significativa, es el hecho de que la guerra fue para nosotros una catástrofe, fue un accidente que dejó colapsada toda nuestra economía y sociedad. En estas condiciones la historiografía oficial pasó un tanto por alto privilegiando su atención a otras épocas de la historia nacional. Por el contrario historiadores chilenos e ingleses han tomado especial énfasis en estudiar el proceso de la guerra con Chile, en tanto que ellos fueron los vencedores. La guerra en sus motivaciones económicas está precisada ya, es decir fue una guerra motivada estrictamente por razones de control de recursos naturales, y en esencia control del salitre. El salitre es un producto natural que permitió al Perú, a mediados del siglo XIX, mostrarse en el mercado con fines de arrogancia y la posibilidad de realizar un progreso nacional. Europa y especialmente Inglaterra preocupada por equilibrar su desbalance entre la industria y la agricultura, requerían no solamente comprar y adquirir el salitre sino fundamentalmente se interesaba por su control y explotación directa. Aún más, deseaba un control monopólico y exclusivo. En circunstancias en que la agricultura europea requería de abono, recurriendo hasta su fabricación artificial, los productos naturales (guano y salitre) se impondrían sin competencia alguna. Cuando se declara la guerra, el Perú muestra con toda claridad su situación interna llena de problemas y contradicciones. En otras palabras, los procesos de paz, los momentos de estabilidad, permiten a las sociedades mantener sus problemas latentes, esconder sus contradicciones. Pero, en los procesos de crisis y particularmente de una crisis como la guerra, todas las trabas y mantos se esfuman y la sociedad se muestra con su rostro real. La guerra profundiza una crisis económica y social que ya venía manifestándose anteriormente. En las clases dominantes se observa, en el proceso de la guerra, una conducta ambivalente. Una conducta que, en un primer momento, fue prácticamente de identificación plena con la patria, con el nacionalismo, con una búsqueda a través de proclamas, mítines y de todos los medios de comunicación, de la defensa nacional y la integridad territorial. En suma, el problema nacional, el problema de la defensa de la patria, aparece como el problema esencial, primario, por el cual no solo sacrificarían sus bienes económicos, sino incluso hasta la vida. Sin embargo, esta conducta inicial, que uno puede observar en los testimonios de la época, en los periódicos y en las correspondencias familiares, este patriotismo pleno, unitario,
  • 9. 9 paulatinamente fue perdiendo su fuerza hasta convertirse prácticamente en su antítesis. Cuando se producen las primeras acciones navales, cuando se produce la pérdida del Independencia y la posterior muerte de Grau y la captura del Huáscar, y cuando los chilenos comienzan a tomar territorio peruano la actitud de las clases dominantes está destinada a defender sus intereses económicos y empieza a retroceder el patriotismo. Esta se hace más evidente cuando el Estado, Piérola, urgido por generar una economía de guerra, comienza a aplicar impuestos al azúcar, al algodón, impuesto a la exportación, genera reacciones que llegan incluso hasta el chantaje. Las colectas públicas que se realizaban se paralizan exigiendo que se deroguen esos impuestos. No se puede -decían ellos- tener patriotismo afectando economías internas, que ya están afectadas por la guerra. Esta conducta es más clara cuando se produce la invasión. Cuando se produce la toma de las haciendas y centros de producción. Entonces los propietarios, recurren a contratos de compraventas, a entregas en arriendo o subarriendo a compañías o firmas extranjeras, fundamentalmente inglesas, norteamericanas, francesas e italianas. Con ello buscaban librar las propiedades de la agresión chilena aduciendo el amparo de la neutralidad. Otros propietarios ligaban su ascendencia familiar con el extranjero en busca del mismo objetivo. Y finalmente las conductas más desembozadas cuando los hacendados optan por la ayuda directa a los chilenos a fin de que sus propiedades no sean afectadas. Esta actitud, de ayuda plena a los chilenos, generó la protesta del Estado peruano que llegó a establecer multas por aquella acción antipatriótica. Se los llamó "traidores a la patria". Sin embargo, estas multas no se llevaron a la práctica porque la guerra impuso la primacía chilena en nuestro país. Por otro lado, podemos observar en esta época que el Estado se fracciona. Surgen banderías y caudillajes; distintos presidentes que intentan representar al país, cada uno con sus propios seguidores y clientelas. Allí están Prado y Piérola, Montero, García Calderón, Iglesias, Cáceres. La situación se torna grave cuando so pretexto de buscar la defensa nacional se declaran la guerra entre sí. Con esto los conductores de la vida política nacional se quiebran y fragmentan. Así vemos que el problema económico y político interno prima sobre los intereses de la patria y del sentimiento nacional. Ahora bien, una situación similar se produjo a nivel de las clases populares. En general, en las clases populares, observamos dos tipos de conducta: una conducta de carácter económico- social y otra que linda con lo étnico y racial. A nivel económico y social encontramos que los trabajadores de la costa, fundamentalmente los semiesclavos chinos, los jornaleros negros y que los trabajadores de la sierra, esencialmente indígenas de hacienda y de comunidad, se manifiestan en el proceso de la guerra por la defensa de sus propios intereses. Como la sociedad está en crisis, como el poder está en quiebra total, como el desorden es manifiesto, las posibilidades de protesta y resistencia eran mucho más factibles que épocas anteriores. Por eso observamos como con la llegada de los chilenos a Pisco y de Pisco en la marcha hacia Lima, miles de chinos de las haciendas se suman al ejército chileno considerando que ellos son sus libertadores, que vienen a salvarlos de la opresión peruana. Con una serie de prácticas, rituales, reconocen a Lynch como "príncipe rojo" a quien deben seguir. Pero no solamente ayudan a los chilenos, sino que también se sublevan contra los hacendados, toman
  • 10. 10 los recursos de las haciendas o incluso eliminan físicamente a los propios hacendados. Una conducta similar se observa en el caso de los trabajadores negros, especialmente los enfeudados en haciendas y los ubicados como jornaleros urbanos. Estos también se sublevan, se levantan contra los hacendados. Empero en el caso de ellos, en el caso de los negros, no hay evidencias de que hubieran participado directamente al lado de los chilenos, ni mucho menos se hubieran incorporado 'al ejército. Aquí habría un interrogatorio, del por qué un sector de la clase popular se identifica con los chilenos y por qué el otro no. En el caso de los chinos, en realidad fueron hábilmente utilizados por Lynch quien conocía la idiosincrasia asiática. El había servido antes en la armada inglesa en el proceso de colonización de la China. Esto le permitió utilizar a los chinos azuzando las posibilidades de un beneficio social para ganarse la simpatía de estos trabajadores. En la sierra también la conducta es más o menos similar, los colonos de las haciendas son reclutados por sus propios hacendados para actuar en concordancia con la opción de los amos. Cuando los hacendados se identifican con la causa nacional, sus peones son reclutados para actuar en defensa de la causa nacional; cuando sus hacendados se identifican con la causa de algún caudillo militar, los peones son armados para tal fin, o cuando los hacendados se identifican con los chilenos, los peones son obligados a identificarse con los chilenos. En todo caso no fue una conducta espontánea sino obedecía básicamente a la orientación de los hacendados. En un segundo momento la actitud de los peones de hacienda cambia. Estos también se levantaron contra los hacendados, los expulsaron de las haciendas, tomaron las tierras, en última instancia intentaron mejorar la situación económica en que se encontraban. En el caso de las comunidades campesinas la conducta es más o menos similar. Por un lado, son enrolados coactivamente, a través de las levas permanentes que hace el Estado, para incorporarlos a los ejércitos. En este caso son incorporados para la defensa de la patria; posteriormente se incorporan voluntariamente para la misma causa, esto sucede especialmente durante la resistencia cacerista. Hay reclutamientos generalizados a través de cuadros conformados por los propios campesinos que actúan como intermediarios entre el líder, Cáceres, y la masa de comuneros. Los cuadros dirigentes se identifican con sus propios paisanos a través del idioma, a través de las costumbres, a través de la tradición, y por consiguiente pueden formar ejércitos de montoneros, partidas de guerrilleros y defender a la patria dirigidos por Cáceres. Pero tampoco los campesinos de comunidad estuvieron exentos de realizar vendettas frente a exacciones anteriores y reclamar las tierras y ganados, y pastos, usurpados por los hacendados, comerciantes o mineros vecinos. De esta manera, en el desorden generado por la guerra, los campesinos de comunidad se lanzan en acciones directamente favorables a sus propios intereses. Todas estas reacciones de la población popular, desembocaron en un problema mucho más agudo y generalizado, que fue la presencia de las bandas o del fenómeno del bandolerismo. La crisis desencadenó el bandolerismo fundamentalmente en las zonas de la costa, cuyos
  • 11. 11 correlatos de vagabundaje, mendicidad, abigeato y salteos pusieron en zozobra a toda la sociedad. Los bandoleros son una masa indefinida de ex-colonos, ex-comuneros o campesinos sin tierras, por tanto tenían distintas tradiciones, distintos pasados y costumbres que nunca llegaron a homogenizarse. Por su parte, la población urbana que, también es una masa indiferenciada, de artesanos, de trabajadores desocupados o "lumpen", también en la guerra exteriorizó su descontento y protesta contra el comercio, contra los bienes de aquellos que eran los más poderosos, contra las autoridades. Este fenómeno de la reacción popular urbana se explica porque, los mismos testimonios de la época lo evidencian, en el proceso de la guerra, se acentuó la carestía de vida, el alto costo de los artículos de primera necesidad, los bajos salarios y la depreciación de la moneda que se acuñaba inorgánicamente. Aunque el fenómeno había comenzado antes de la misma guerra. En la memoria del Alcalde de Lima de 1878, publicada en el mes de enero del 79, se lee el problema de carestía de la vida en Lima. Durante la guerra el problema adquiere su crudeza y genera una serie de revueltas y levantamientos populares. En suma, por todas estas consideraciones, por todas estas conductas tanto a nivel de las clases dominantes, como a nivel de las clases populares, nosotros podríamos decir que no era posible, no existía en la base misma de la sociedad, las posibilidades de una unión nacional, mucho menos una conciencia nacional que permitiera una resistencia férrea y orgánica a la agresión chilena. La guerra, en última instancia, pues, permitió que la sociedad peruana se mostrara a sí misma, con todas sus taras y sus vicios, con todos sus problemas y contradicciones antes encapsulados, ocultos. Esto de ninguna manera niega todos los actos heroicos de personas, familias, tanto en una clase como en otra, que sacrificaron propiedades y vidas en defensa de la integridad territorial. Sin embargo en los estudios históricos y ciencias sociales, las conductas aisladas, los gestos individuales, digamos, no son los que determinan la naturaleza del fenómeno; la naturaleza del fenómeno se determina por las constancias que se manifiestan en los distintos sectores de la población. La guerra fue una coyuntura que permitió al país optar: por Ia defensa de los intereses económicos privados o por la defensa de la patria. Una patria, por lo demás, desconocida e injusta para algunos, como la sociedad campesina a la que no se Ie podía exigir, digamos, una conciencia de nacionalidad. Sin embargo los hechos demuestran que las conductas no son mecánicas, porque fue justamente esta población la que más resistencia ofreció al enemigo invasor. La composición social del ejército peruano y, particularmente, toda la etapa de la resistencia cacerista evidencia con toda claridad la entrega de vidas y bienes de la sociedad campesina en defensa de la patria. Quizá fue una acción instintiva pero, en todo caso, fue plena y cabal. Presentada esta visión en conjunto, quisiera ahora mostrar algunos testimonios locales que reflejan con mayor claridad los fenómenos presentados anteriormente. Se trata esencialmente del comportamiento ·de los coolíes chinos en la zona de Ica, y de los hacendados de Chiclayo. O sea, dos ejemplos regionales, dos conductas de clases y dos formas de comportamiento.
  • 12. 12 En la zona de lca, el censo del año 1876, casi en el preludio de la guerra, arrojaba una población total de siete mil ochocientos sesenta y ocho personas. De ellas, dos mil ochenta y seis eran asiáticos, mil ochocientos cincuenta y seis indígenas y tres mil doscientos de otras razas. Dentro de aquella población la fuerza de trabajo estaba representada por los trabajadores chinos. Desde hace algún tiempo, Humberto Rodríguez Pastor ha publicado una serie de ensayos sobre la conducta de los trabajadores chinos en el proceso de la guerra. Pero, se hace necesario saber cuál era la situación de esos trabajadores antes de la guerra, de tal manera que podamos explicarnos plenamente, su conducta en el proceso de la guerra. Entre 1868 y 1878, o sea una década antes de la guerra, hemos podido encontrar una acción violenta de la población china contra los hacendados. Veamos: "Entre 1868 y 1878 Ica se convirtió en el escenario de violentas irrupciones de los coolíes contra los patrones, mayordomos, caporales de las haciendas. En 1868 asesinaron a Pedro de Herrera dueño de la hacienda Achaco; en 1869 a Pedro de la Cruz caporal de la hacienda La Venta; en 1870 a Pedro Farfán dueño de la hacienda Arrabales; en 1872 a José Muguía propietario de la hacienda San Jerónimo; en 1878 a los Picasso dueños de la hacienda -también- San Jerónimo”; o sea en total, como siete u ocho asesinatos y levantamientos de chinos contra los hacendados. Y al analizar las razones que desencadenaron estas acciones de violencia encontramos en los mismos testimonios de la época, con los documentos legales rechazados para procesar a los chinos, las siguientes constataciones: "En el contexto de las relaciones de producción semiescIavistas las contradicciones de clase afloraron con cierta frecuencia, los coolíes formalmente contratados para trabajar en la hacienda por el lapso de ocho años; eran en la práctica sometidos a niveles de esclavitud. Los testimonios de la época tanto de los propios chinos como de las autoridades parecen refrendar esta afirmación. "Acai -un chino- preguntado por su vinculación con el hacendado Pedro Herrera, respondió que lo conocía por ser su esclavo. Asen, fue coincidente al señalar que era su esclavo y que trabajaba la hacienda Achaco junto con otros paisanos; por su parte José María Bermuda, abogado, al reclamar justicia por los chinos decía: no puede haber igualdad entre el amo que hostiliza y el esclavo que sufre. José Suarez, otro abogado, igualmente denunciaba que los chinos privados de libertad personal llevan perdidas hasta la libertad de pensar conforme la razón. Ángel Ubillús, iniciaba su alegato de defensa diciendo: ante todo hay que considerar a favor de mis defendidos su violenta situación de esclavos (como la denomina con verdad el subprefecto de lca, comunicando que don Pedro Farfán ha sido víctima de sus chinos esclavos). En suma, los coolies eran tratados como viles esclavos, como puras máquinas o instrumentos de labranza; hasta a las bestias se les consideraba porque el maltrato ocasionaba su muerte, y a las máquinas se les manejaba con mesura conveniente para que no se descompongan. En realidad el calificativo de esclavo no correspondía cabalmente a los coolies, más bien, podríamos considerarlos como semi-esclavos, pues, los chinos encerrados en las haciendas no conocían mas autoridad que la del amo, ni más ley que su voluntad, ni siquiera tenía la oportunidad de elegir a sus patrones, porque ellos venían en partidas y eran escogidos como
  • 13. 13 ganado, como bestias por los especuladores; recibían una paga y una ración alimenticia que les permitía subsistir en las haciendas o en la construcción de ferrocarriles o en la extracción del guano de las islas". Pero volvamos al problema que nos preocupa de las actitudes frente a los hacendados. ¿Cuáles fueron las motivaciones concretas que impulsaron la violencia de los coolíes? Su respuesta es fundamental para comprender la conducta posterior de los chinos. "En la hacienda Achaco dijeron que el exceso de trabajo, la escasa alimentación y el maltrato motivó la rebeldía contra el patrón. Nubón -chino- declaró que les daban muy poco de comer, los estropeaban dándoles de palos, bofetadas, patadas y los hacía trabajar mucho y les cobraba por los vestidos más de lo que valían, dándoles solo cuatro reales a la semana; Achan, que la causa del maltrato, les daba mucho trabajo y poco que comer; Aman, dijo, el patrón no los trataba bien, les daba muy poco que comer, los maltrataba a golpes y los obligaban a trabajar demasiado aún enfermos; Alí, que les daba muy poco que comer, mucho trabajo, también les pegaba algunas veces que se negaba a trabajar. El abogado defensor sintetizó aquellas quejas puntualizando: "no se les daba el alimento necesario para su sustentación, pero si se les daba trabajo como si hubieran sido animales, pues no solamente se los obligaba a trabajar durante el día sino en horas de la noche, horas destinadas por naturaleza al descanso. En una palabra, era gente reducida a la miseria y estaban acosados por los rigores del hambre como es público y notorio". En las condiciones descritas, a los coolíes les quedaban algunas alternativas, la fuga o la muerte, de los hacendados o de sus representantes más inmediatos. La primera alternativa, de la fuga, la habían ensayado en varias ocasiones, pero el castigo que recibían por ello era tanto o peor que en el caso de un asesinato. Cuando se les coge, se les flagela hasta el punto de dejar a muchos incapacitados por algún tiempo a seguir cumpliendo sus compromisos; no les quedaba otra opción. En guarda de su existencia tenían que quitarle la vida, en un acto de defensa de su vida misma amenazada por los hacendados. Los coolíes de la hacienda La Venta presentaron como causa de su rebeldía los siguientes testimonios: Afá, que todos los chinos le tenían odio al mayordomo porque les quitaba un peso o cuatro reales todos los meses y si no les daba azotes y cuando estaban enfermos les quitaba un real o dos para dejarlos en la cama, o sino les hacía trabajar así. Achon, que todos los paisanos le tenían odio porque todos los meses les quitaba un peso o cuatro reales, diciendo que era para cigarros, y cuando no tenían los castigaba. Achusi, que el mayordomo tenía por costumbre quitarle a cada uno de ellos un peso o cuatro reales todos los meses, y cuando no les daban les propinaba azotes y les hacia trabajar al doble. Acan, que el declarante y sus demás paisanos le tenían odio al mayordomo porque todos los domingos les quitaba un real o dos para cigarro, y cuando no, les daba castigo y les aumentaba el trabajo. En base a aquellas quejas el defensor calificó a estos chinos como esclavos a plazos, remarcando que sufrían el robo de su jornal y se hallaban tiranizados por el látigo y el hambre; que fue el mismo
  • 14. 14 mayordomo quien les compelió a la desesperada resolución de matarlo para libertarse de la larga y penosa opresión. En suma, sus defendidos habían optado por enfrentarse a la muerte, en vez de soportar los abyectos y oprobiosos suplicios a que eran sometidos por sus amos. Por su parte, los coolíes de la hacienda Arrabales dijeron que estaban exasperados por el hambre a punto de desear morir, que al pedirle qué comer al patrón, este les mandaba castigar, por esto su abogado demandó: hay que considerar en favor de mis patrocinados su violenta situación de esclavos, situación criminal que infringe la ley de la naturaleza, la ley civil y de la Constitución de la República que dice: no hay ni puede haber esclavos en la república. De las soberbias de los potentados resultan los castigos bajo la forma de asesinatos de los amos ejecutados por sus esclavos. Los coolies de la hacienda San Jerónimo fueron más explícitos en sus declaraciones: Ayón que ayudó a matarlo, por los ultrajes que constantemente le hacía el patrón, dándole muy poco de comer, palos, patadas, forzándolo a trabajar más de lo que permitían sus fuerzas, en una palabra puede considerarse que actuó por venganza de lo que le hacía padecer. Acai intervino por venganza de la crueldad en que los había tratado. Ayun, que el patrón le daba muy poco que comer, los estropeaba dándoles de palos, bofetadas, y les hacia trabajar mucho, y les cobraba por los vestidos que no valían igual. Achan, que el patrón les daba mucho que trabajar y poco que comer, les propinaba bofetadas y patadas. Aman, no los trataban bien, les daban muy poco que comer, los maltrataban a golpes. Alí que les daban muy poco que comer, mucho trabajo y les pegaba algunas veces. Finalmente, los asiáticos de la hacienda San Jerónimo de los Picasso, inquiridos por las causas que motivaron la muerte del caporal respondieron: Amian, que atacó al caporal con ánimo de quitarle la vida, pues estaba muy obstinado por el maltrato que le daban, como a sus demás compañeros obligándolos a levantarse al trabajo demasiado temprano, aparte de que los chismeaba y les aminoraba la ración. Aliu, actuó con ánimo de matarlo porque les estropeaba diariamente al levantarse a salir al trabajo, los calumniaba acusándolos de ladrones y les quitaba parte de la ración alimenticia, a su vez repetía, si se mueren, el patrón tiene plata y puede comprar otros chinos y reponerlos. Pedro Suárez, que actuó como defensor de los chinos, se preguntaba: cómo impedir que despierten en los asiáticos esos instintos de venganza si la culpa no radica en ellos, acosados por el hambre, el cansancio, las vigilias matinales, el látigo y el palo, no era posible que tuvieran calma ni suficiente razón para sujetarse a una resignación propia de una persona en quienes la educación hubiera moderado sus ímpetus de desborde de sus conductas psicológicas". O sea, en esta situación previa a la guerra fue madurando una reacción, se profundiza dramáticamente durante la invasión chilena. Pero en la zona de Ica, no solamente los chinos actuaron de esta manera, sino también se produjo otros levantamientos y protestas de la población negra. Así, en diciembre de 1879, hay un levantamiento que compromete a Chincha e Ica. Algunos testimonios de la época indican que el levantamiento de negros tuvo como objetivo asesinar a los hacendados de Roja Redonda, San José y Larán. Que esta partida de negros, posteriormente, amenazó tomar las ciudades de Chincha y de Pisco, desencadenando
  • 15. 15 una violenta confrontación entre la población blanca y los trabajadores negros de la zona. Tres testimonios de los acontecimientos dicen lo siguiente: "AI llegar a Roja Redonda los rebeldes provenientes de la hacienda San José solo hallaron al administrador y de inmediato le dieron muerte, la presencia de los sublevados causó pánico entre los favorecidos de la hacienda y, gracias a la huida de estos, los rebeldes se aprovisionaron de las vestimentas, caballos y mulas. Es gente descontrolada que con gritos de matar hacendados penetraron como horda salvaje a la hacienda Roja Redonda de don Carlos Elías asesinando al administrador señor Claudio Iturralde, saquearon la casa hacienda y se llevaron todo lo que pudieron inclusive de los corrales mulas y caballos". Para el caso de la hacienda San José el testimonio dice: "Embrutecidos y exaltados como en ocasiones anteriores pasaron a la hacienda San José, del señor Julio Carrillo Albornoz, con el propósito de continuar sus fechorías y como efectivamente lo hicieron, masacrando primero en la puerta del patio, al sobrino del administrador, y luego en la casa apresaron al dueño exigiéndole dinero que tenía en la caja, después lo llevaron a la grupa del caballo, y en el camino, a pesar de que el joven mártir llego a ofrecerles su hacienda a cambio de su vida, lo asesinaron cruelmente". Y para el caso de la hacienda Larán, el testimonio dice: "En tropel llegaron a la hacienda Larán, dejando en un lugar cercano al prisionero custodiado por un grupo de rebeldes, el resto se dirigió en busca del dueño, a las oficinas y habitaciones de la casa hasta que por fin dieron con él y lo ultimaron. Apenas llegaron a Larán la horda invadió el patio de la casa, las oficinas, y en afán de repetir lo ocurrido con San José terminaron por dar muerte a hachazos y machetazos al sorprendido don Antonio Fernández Prada. A su hermano Manuel, recién llegado a la hacienda, lo dejaron por muerto con tremendo machetazo en la frente que le infirió la torpe negrada; encontraron al señor Fernández Prada en la sala de pailas e inmediatamente lo asesinaron". O sea un levantamiento de negros que compromete a varias haciendas e intenta tomar la ciudad de Pisco bajo los gritos de ¡Abajo la ArgolIa! ¡Mueran los ricos! "Una vez allí fueron sorprendidos por el fuego de la fusilería de la guardia urbana apostados en los techos; cayeron muertos tres, uno herido grave y nueve prisioneros, siendo estos últimos puestos en la cárcel donde permanecieron varios días. La población de Pisco fue a Ica con el objeto de pedir protección del señor Prefecto. Se cerraron todas las puertas poblándose inmediatamente los techos de centenares en defensa de sus vidas y propiedades convirtiéndose en fortaleza estratégica las azoteas, esperando armados con rifles y revólveres a los salteadores, mientras tanto las campanas tocaban a rebato anunciando el inmenso peligro de la villa amenazada por la agresión de los negros". En la misma época, se produce un levantamiento de negros, mestizos y cholos contra los chinos en la zona de Cañete. En las haciendas de Montalván y Juan de Arona, en una contienda violenta, mueren más de mil chinos acosados por las turbas de negros y de mestizos
  • 16. 16 de la zona. En resumen fue en Chincha, Pisco, Ica y Cañete, donde los problemas sociales adquirieron los niveles más altos y violentos tanto por acción de los trabajadores chinos, como por la conducta de los trabajadores negros, y que culminaron en la formación de grandes partidas de bandoleros que fueron paradójicamente sofocadas recién con la ayuda del ejército chileno. El ejército chileno se encargó de sofocar estos movimientos que no fueron canalizados hacia una defensa nacional sino, por el contrario, en estas condiciones la presencia de los chilenos era igualmente salvadora para los propios hacendados y los potentados de la zona. Finalmente, para el norte, particularmente la zona de Chiclayo vamos a presentar algunos testimonios que muestran fundamentalmente la conducta de los hacendados de la región. Tanto la zona de Chiclayo como la de Trujillo hacia mediados del siglo pasado eran zonas altamente productoras, especialmente de artículos de exportación. En un primer momento fue el algodón que tuvo un gran auge como consecuencia de la tecnología nueva que importaban los hacendados estimulados por la coyuntura de auge que, en los mercados europeos, tuvo el algodón. Posteriormente la producción del azúcar fue la predominante. Las haciendas prósperas, en manos de los nacionales, han sido descritas por el historiador Peter Klarén en su estudio "Formación de las haciendas azucareras y los orígenes del Apra". El señala que a mediados del siglo pasado, las haciendas de la región tenían gran prosperidad y gozaban de plena bonanza. En un censo agrícola que se publicó en El Peruano en 1874, o sea años antes de la guerra, podemos encontrar algunas referencias a la forma cómo trabajaban y qué producían estas haciendas. Por ejemplo, la hacienda Pátapo, de propiedad de los señores Solf Muro, tenían en total cuatrocientos cincuenta trabajadores de los cuales trescientos cincuenta eran asiáticos chinos y algunos trabajadores libres; producían fundamentalmente caña de azúcar, gramalote, y en pequeña escala alfalfa, azúcar; tenían trescientos treinta y dos ganados vacunos, doscientos caballos, doscientos treinta y cuatro mulas, y bueyes de trabajo trescientos cuarenta y cuatro; lo que indica que la tracción animal era el elemento básico para la producción agrícola; no hay referencias en este caso a la tracción del arado a vapor, que si se encuentra en otras haciendas. La hacienda Tumán, de la señora María Barreda de Pardo, producía fundamentalmente caña, gramalote, y tenía un trapiche a vapor, y era una hacienda que estaba arrendada a los señores Solf y Muro, o sea a los dueños de la hacienda Pátapo. La hacienda Cayaltí, de los Aspíllaga, una hacienda que tenía mil doscientas fanegadas de tierras, trabajaba con quinientos sesenta chinos y algunos hijos del país, tenía un mil de ganado vacuno, cien de caballar, doscientos cincuenta de mular, producía fundamentalmente caña y en pequeña escala arroz. Otra hacienda, la hacienda Otra Banda, de Francisco Navarrete, era una hacienda pequeña de trescientas fanegadas, sembraba arroz, y trabajaban con sesenta trabajadores chinos, para una producción regional. La hacienda Chumbenique, una hacienda de Santiago Gonzales, doscientas fanegadas producía alfalfa para ganado vacuno, y trabajaba con trescientos colonos arrendatarios que producían esencialmente maíz. Luego la hacienda Oyotún, de José María Quiñonez, de mil cuatrocientas fanegadas, producía arroz, tenia ciento treinta trabajadores asiáticos contratados, y no hay referencias sobre el ganado de la hacienda. Otras haciendas eran la hacienda Calupe, de José María Arbulú, con setecientas fanegadas,
  • 17. 17 producía caña, maíz, tenía ciento sesenta trabajadores chinos; hacienda La Punta, de José María Arbulú, doscientas fanegadas de extensión, producía algarrobos para la cría de ganado y para leña; la hacienda La Calera, de José Navarrete, de ciento cincuenta fanegadas, producía maíz y cal para el procesamiento de artículos artesanales; la hacienda El Potrero, de José María Arbulú, de ochenta fanegadas, producía caña y maíz, y tenía cincuenta trabajadores chinos; la hacienda Casablanca, de José Julián Perales, producía caña, maíz, alfalfa, y tenía cincuenta chinos; la hacienda San Bartolo, de Máximo Carranza, producía caña, alfalfas, y trabajaba con cincuenta chinos libres; la hacienda Pomalca de Vicente Gutiérrez, con una extensión de ochocientos cincuenta fanegadas, producía caña, arroz, y tenía doscientos cincuenta y cinco chinos; la hacienda Cayut de Vicente Gutiérrez, tenía mil trescientas fanegadas, producía arroz en pequeña escala y se dedicaba a la producción de leña que abastecía la ciudad, y a la producción de ganado caprino, para el consumo regional. La hacienda Samán, de Sebastián Salazar, de cuatrocientos veinticinco hectáreas, producía especialmente alfalfa y gramalote; la hacienda Pucalá, de Manuel María Izaga, producía esencialmente arroz, caña, tenía sesenta y cuatro chinos contratados. De estas haciendas, las más tecnificadas eran Pátapo, Pucalá y Cayaltí, que era una de las más dinámicas de la zona. En ella ya se habían producido una serie de cambios tecnológicos como la sustitución de la tracción animal por el arado a vapor; la introducción de líneas ferrocarrileras al interior de la hacienda para poder transportar la caña al trapiche, como también para poder transportar el azúcar procesado hacia los puertos de embarcación; también se había realizado una serie de innovaciones en los mismos trapiches, esto es los antiguos calderos solamente movidos por el fuego del carbón, habían sido reemplazados por las técnicas de producción a vapor. Bien, justamente en el caso de los dueños de la hacienda Cayaltí, de los Aspíllaga, es donde podemos encontrar algunos testimonios que reflejan la actitud de los hacendados en el proceso de la guerra. En un primer momento es una actitud de plena identificación con la patria. En una correspondencia de la época se lee por ejemplo lo siguiente: "Lo de la guerra es una calamidad pero, es necesario que el patriotismo peruano ponga a raya la insolencia de Chile, que nuestros valientes jóvenes marinos metan en orden a todos estos renegados y ambiciosos chilenos, que nuestro gobierno proceda con acierto y buen juicio a fin de que los tiros sean certeros, hasta Santiago debe ir el ejército del Perú y Bolivia para humillar a esos altaneros". Otro testimonio, decía: "Las consecuencias de la guerra pesarán sobre todo el país, pero el patriotismo hará soportar los males de la guerra y se darán por bien sufridos si el país sale victorioso". A su vez propiciaron que se llevaran a cabo colectas, misas solemnes, que el cura predique en las iglesias la causa del patriotismo nacional. O redactaron una carta altamente elogiosa sobre la conducta militar de los peruanos fundamentalmente después de los sucesos del 8 de octubre, después de la muerte de Grau, decían: "Hemos escrito esta carta al impulso de la mayor impresión que los sucesos de la guerra con Chile han causado hasta hoy, el Huáscar, ese glorioso monitor, Grau, su bizarro comandante, sus marinos, su tripulación, todo lo querido que encerraba esa fortaleza de nuestra patria, todo lo hemos perdido con gloria y
  • 18. 18 con honra en Mejillones, Bolivia, combatiendo con los dos blindados chilenos; la noticia ha sido como un rayo para todos y en medio de la tristeza que causó se ha levantado en todos nuestros corazones un grito de admiración, de gratitud, de orgullo patriótico, al conocer aunque un poco los detalles que se sabe cómo se hundió el Huáscar, que todos han perecido; después hemos sabido que los blindados han sido averiados, que el combate duró seis horas, en fin, se comprende, se adivina, que ahí nuestros hermanos han sido héroes y su heroísmo ha llenado de resplandores la faz de la patria, de gloria al nombre del Perú, de honra y de simpatía a nuestra causa. ¡Qué glorioso y qué grande fue nuestro marino Grau!" Pero, esta actitud sin embargo no se mantuvo permanente, porque cuando comenzaron a establecerse los impuestos, sus respuestas son claras. Cuando el Estado demandó impuestos al azúcar, los hacendados pusieron el grito al cielo; la familia Aspíllaga se sumaba a la reacción de otros hacendados en Trujillo comentando: "Han tomado una actitud bien enérgica comprometiéndose hasta a suspender las moliendas si el impuesto subsiste, es necesario secundarlos en Chiclayo elevando un memorial al Gobierno, respetuoso pero convincente, pueden ir firmas de Cayaltí, Ucupe, Palomino, Salitral, Pomalca, Tumán, Vista Florida, Pucalá y Pátapo. Es necesario moverse y protestar porque, de no ser así, mañana estancan el azúcar como no hace mucho tiempo estancaron el salitre. Que la gritería sea general si no nos friegan y nos arruinan". Efectivamente el alegato de los hacendados prosperó porque no se llevó adelante este impuesto en las condiciones que se planteaban. Incluso llegaron a plantear: los hacendados llegaron a decir: "Retiramos la colecta si no bajan los impuestos. No puede haber patrimonio con tanto desembolso y un impuesto crecido e irracional". Por el contrario, cuando el Estado restituyó la Contribución Personal (o sea una contribución que pagaban los indígenas en la época colonial con el nombre de Tributo Indígena y que, posteriormente, con Castilla fue abolida con la bonanza del guano de las islas), la familia comenta muy gustosamente, dice que la contribución personal es muy justa y textualmente decían: "La Contribución Personal es lo mas santo que, a nuestro juicio, va a imponerse. Gravará solamente a los peruanos varones de 21 a 60 años y será de tres soles en la sierra y cuatro en la costa, esta contribución hará trabajar a los vagos y ociosos y será un estímulo para el trabajo. Nos harán muy bien", y más adelante indicaban: "La Contribución Personal será más bendita que la misma guerra con Chile, será un estimulo para el trabajo". Se encontraban en esta época con problemas de fuerza de trabajo. Además había el temor de que los chinos actuaran de la misma manera como lo hicieron en la costa sur. De tal manera, preveían que la contribución personal exigiría a la gente buscar dinero, y buscar dinero significaría efectivamente buscar trabajo, y buscar trabajo fundamentalmente en las haciendas de la costa. Cuando se produce la invasión al norte, hay un testimonio, una carta donde la familia describe la toma de la hacienda Cayaltí. Es una carta un poco larga y me voy a permitir leer gran parte de ella por cuanto señala una serie de elementos sumamente significativos en lo que se refiere a los problemas sociales y políticos de la zona. "Hacienda Cayaltí, 10 de octubre de 1880. Las tropas chilenas en número de cien hombres de caballería invadieron y tomaron posesión de esta hacienda el día 7 a las 8.00 p.m., al mando de la fuerza del Comandante Muñoz de Canilla y acompañado por el
  • 19. 19 Sargento Carrasco. La notificación verbal del comandante fue que si hasta las 6.00 a.m. del día siguiente no se satisfacía la contribución de guerra impuesta a esta hacienda, procedería a dar cumplimiento a las terminantes órdenes del jefe de la expedición. Luego, posesionados los soldados de la hacienda, felizmente con el mayor orden sin que se alterara en nada la tranquilidad, el sargento general me pasó la orden por escrito. A esa notificación, de amenaza de arrasar esta hacienda, respondimos con la protesta que a nombre de Prevost y Compañía hacía Antero Aspíllaga porque este fundo era de propiedad americana, según lo encuentran en un documento que hemos redactado como anexo -dice la carta-. Después de lo anterior se nos confirmó la notificación de la amenaza para arrasar este fundo, y ya no hubo lugar para más objeciones y tuvimos que aceptar las hostilidades como ellas venían. Primeramente, entregamos tres letras del valor total de mil libras contra Henry Kendall -otra compañía extranjera-, a vista de plazo de tres meses; esta letra firmada por nosotros bajo la presión de la fuerza ante la amenaza de destruir el fundo, juzgadas ante el más severo tribunal, no son válidas, pues los señores Kendall las protestarán; con tal fin nosotros debemos escribirles informándoles todo lo que ha sucedido y que no tenemos por qué esperar que las letras sean pagadas, desde que no estamos autorizados para firmar contra ellos ni tenemos fondos para poder actuar. Luego por separado y con más tranquilidad y tiempo daremos detalles y pormenores para que conozcan ustedes como nos hemos salvado de mayores exigencias y perjuicios que hubiera sido nuestra ruina total. Deben saber que no solo estaban amenazadas nuestras máquinas y demás oficinas de esta hacienda, sino también la moralidad de nuestros chinos, expuestos a un desbande de aquellos que traen ruina y perturbación completa. Felizmente hasta hoy no tenemos sino siete chinos prófugos, de los cuales se han cogido ya tres. La determinación de transferir en forma de arrendamiento a Cayaltí y sus capitales a Prevost y Cía., fundo de propiedad americana, nos ha salvado y nos salvará en el futuro de mayores perjuicios; es lo mismo que hace mucho hemos pedido que se hiciera y por los consejos del abogado demoró hasta vernos cerca en última instancia porque aquí el ejemplo de Palo Seco y San Nicolás son para espantar. (Son dos haciendas del Valle del Santa de la familia Darteano y que fueron literalmente destruidas por la invasión de Patricio Lynch, porque ellos se resistieron a pagar los cupos que habían impuesto, y que lo describe con mucha claridad Clement Marklam). "Solo hoy estamos con más tranquilidad aún volviendo las cosas al estado normal, poniendo en orden los trabajadores que siempre en algo se resienten en razón de la desmoralizadora propaganda del chileno que lleva su envidia hasta ver arruinados nuestros campos. Con el mayor cinismo se me ha dicho, que sólo con sublevar a los chinos de las haciendas están arruinados los hacendados; esto nos decían cuando hacíamos esfuerzos para que no invadieran una gruesa provisión de tropas la hacienda, lo que felizmente lo conseguimos; según el jefe Lynch, aun la propiedad extranjera seria sujeto al gobierno chileno. Para que conozcan el itinerario de la expedición les diremos que el cinco llegaron a Ucupe todas las fuerzas, dos mil y más hombres de las tres armas sin ninguna dificultad, con buena caballería y toda gente fresca, y el siete se retiraron de Ucupe dejando solo cien granaderos a caballo para afianzar su merodeo en este valle y luego sobre Cayaltí. Luego
  • 20. 20 llegarán a Pueblo Nuevo y luego a Guadalupe donde están hoy. El Estado Mayor se encuentra en un convento. El daño y las hostilidades hablan de coger todo el ganado y piden ya doscientos mil soles a la empresa del ferrocarril de Eten para no ser destruido. En Ucupe, casi arruinado, se han desbandado los ciento veinte chinos, han acabado con el consumo de reses y comestibles y saquearon todo, se han llevado más de mil quintales de azúcar; la hacienda abandonada por los dueños solo ha tenido a Márquez al frente, de no ser así todo se hubiera arruinado. En Chiclayo hay quema y destrucción de casas de aquellos que no se salvaron pagando. Me han dicho los mismos chilenos que la empresa Eten ha tenido que pagar los veinte mil soles de cupo para no ser saqueada. Los chinos desbandados de todas las haciendas en gran número, es el colmo, los mismos chinos quemaban las casas con los chilenos, que tal barbaridad, y figúrense como hemos escapado aquí con nuestro buen comportamiento con los chinos. Cuando llegaron los enemigos de Ucupe, llamamos a todos los chinos de esta hacienda y les hicimos presente el peligro que teníamos, pero que confiábamos en la lealtad y al aprecio que nos harían ellos. Con satisfacción le diremos que su respuesta nos llena de orgullo y de agradecimiento. Todos dijeron que ninguno se separaría, que estaban contentos, que el patrón era bueno, mejor que todas las otras haciendas y que no tuviéramos cuidado. Su conducta en efecto ha sido y es satisfactoria y debemos premiarla para que sea estímulo y confianza en el porvenir, de este pago se les aumentará cincuenta centavos de su quincena. En efecto son diez chinos prófugos de los trescientos que tenemos bajo contrato. La mayoría, podemos decir, todos están bajo nuestro agradecimiento. Los chinos libres incluso tampoco se han movido, todos están en orden. Y cuidado que, los chilenos, oficiales y soldados, les han dicho que en el sur, con ellos, ganarían dos soles de plata al día. Vean ustedes cuanto mal nos pueden hacer estos canallas en su afán de desmoralizar a nuestros trabajadores. Hemos visto algo más, que los chinos se agregan a la división de los chilenos en algunos casos y así llevaban como treinta traídos de la hacienda Palo Seco. Todo esto es para sacar de quicio al más tranquilo. Conocen ustedes pues los sucesos, mucho omitimos porque no hay condición del espíritu para poder escribir con tranquilidad. Hemos cuidado y tomado nota en las medidas del caso para no ser molestados los de acá, creyendo que nosotros hemos preferido que no se llegue al extremo de salvarnos de una ruina, a manifestarnos víctimas del salvajismo chileno viendo arrasada nuestra propiedad. Eso decimos porque creen los envidiosos de la prosperidad del prójimo que el patriotismo consiste en arruinarse tontamente y demás locuras que venimos viendo en otros hacendados y paisanos nuestros". Esta carta, pues tiene una serie de elementos que particularmente sirven para explicar la conducta por ejemplo de los chinos, de cómo no es una cuestión generalizada. Que los trabajadores chinos actuaron en el proceso contra los peruanos o a favor de los chilenos, de acuerdo a las condiciones previas de existencia de trabajo a la que estaban sometidos. En segundo lugar, muestra con claridad la conducta de los hacendados por recurrir a cualquier tipo de situación legal o del momento a fin de que las propiedades fueran garantizadas y no se
  • 21. 21 produjeran los saqueos o las destrucciones que se hubieran producido en caso de una resistencia a los chilenos. Finalmente, un testimonio un tanto folklórico pero que es bien ilustrativo, viene en el libro "A son del Arpa". En él describen la conducta de los habitantes, particularmente de los sectores ligados al poder en el proceso de la guerra. Es acerca del patriotismo y la valentía. Se improvisaban ejércitos y en los ejércitos inmediatamente se asignaban cargos y jerarquías, de manera que los coroneles, los generales, los mayores, eran los que más abundaban, y que eran los defensores de la patria. En una copla se resume irónicamente todos estos fenómenos: "Valiente de veras es, ese mozo prestigiado, la gloria tiene en los pies, de los escapes que ha dado". Resumiendo, encontramos que existía en el país una crisis interna que se manifestó con toda claridad en el proceso de la guerra. Por otro lado, entendemos que, recién en estos últimos años, es que hay el interés de llegar a los documentos, a los testimonios que permitan presentar una imagen real de la situación peruana, a fin de que no haya en estos casos ningún espíritu de juzgar el pasado ni mucho menos condenarlo, en tanto que la labor del historiador no es la labor de juez, sino fundamentalmente mostrar la realidad a fin de que, por un lado, los peruanos de ahora y posteriormente los del futuro, podamos formar una conciencia histórica, una conciencia nacional, en la que rescatemos los errores que se han producido, que rescatemos las experiencias positivas y mantengamos entonces una conducta mucho más acorde a las circunstancias que van parejas con la marcha de la historia y del progreso. LOS "CHOLOS" Y LOS "ROTOS": ACTITUDES RACIALES DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO “Aunque la mayoría de historiadores latinoamericanos y extranjeros ha reconocido la existencia de prejuicios raciales en América Latina, su tendencia general ha sido absorber aquel tema dentro de las categorías menos odiosas de “clase" o "status social". Así, las diferencias raciales se reducían a diferencias sociales; sin embargo, algunos estudios, recientes han puesto énfasis sobre la importancia de los prejuicios raciales como obstáculo al cambio social en Fuente: Klaiber S.J., Jeffrey L. (1978). Los cholos y los rotos: actitudes raciales durante la guerra del pacífico. En Revista Histórica PUCP, Vol. II, Núm. 1, julio, p. 27-35
  • 22. 22 algunas naciones latinoamericanas, sobre todo aquellas con una gran población indígena. Pero, aún en aquellas naciones popularmente clasificadas como "blancas", tales como Chile o la Argentina, las clases populares han sido estigmatizadas a veces como racialmente inferiores por las élites culturales de esas naciones. Así, por ejemplo, en 1901 el escritor chileno Nicolás Palacios se lamentó de la presencia de negros en Santiago por el daño que podrían causar al resto -de la población. Y en pleno medio del siglo XX el historiador Francisco A. Encina elaboró la teoría de que Chile debe su grandeza histórica en gran parte al predominio de la sangre española-gótica en la población. Muchos otros escritores e historiadores chilenos han expresado opiniones semejantes acerca de la importancia de la raza en la historia chilena. Pero estas actitudes raciales no, surgieron solamente a raíz de realidades nacionales, sino que fueron forjadas y alentadas en gran medida durante la Guerra del Pacífico (1879-1884), en la cual los ejércitos chilenos se enfrentaron a ejércitos compuestos mayormente por campesinos peruanos (y bolivianos en el comienzo), que eran de extracción netamente indígena. Este artículo pretende hacer una pequeña contribución a la historia social andina, tomando la Guerra del Pacífico como un marco histórico concreto para estudiar y analizar algunas de las actitudes raciales de Chile y del Perú al final del siglo XIX y al comienzo del siglo XX. La tesis que, se quiero sugerir en estas líneas es que, aunque el prejuicio racial existía antes de la guerra, la victoria de Chile sirvió para confirmar, fortalecer y aún popularizar el mito de la superioridad racial chilena. Por otra parte, la guerra también tuvo como consecuencia la reacción justamente inversa en el Perú, pues sirvió para confirmar y alentar el mito de la inferioridad del indio peruano. La Guerra del Pacífico fue una de las más importantes en la historia de América Latina. Destruyó la balanza del poder en la costa del Pacífico en favor de Chile, dejó al Perú seriamente debilitado, y encerró a Bolivia herméticamente dentro del continente. La guerra llamó la atención de las demás naciones de América y de Europa, la mayoría de las cuales se dividieron en favor o en contra de uno de los contrincantes. El sentimiento popular en los Estados Unidos y en Europa tendía a favorecer a Chile, por su tradición de gobierno democrático y porque Chile fue considerado como una nación pro "anglo-sajona". Además, había simpatía en el comienzo a favor de Chile por ser más pequeño, en población y en tamaño, que el Perú y Bolivia combinados. Por otro lado, la mayoría de las naciones latinoamericanas se opusieron a Chile durante la guerra porque se creía que Chile era peligrosamente agresivo, y el predominio del color blanco no favorecía a Chile frente a naciones con grandes poblaciones indígenas o mestizas. Este antagonismo entre Chile por un lado y el Perú y Bolivia por el otro ya se detectaba mucho antes de la guerra. Un viajero argentino que pasó por el puerto de Arica en 1855 declaró que bastaba con decir "soy chileno" para que la población lo considerara un "asesino" o "ladrón". En ese mismo año El Mercurio de Valparaíso (y más tarde de Santiago, también) exigió al establecimiento de relaciones diplomáticas con Bolivia porque, "en este lugar excepcional del
  • 23. 23 globo, se odia a todo extranjero y especialmente al chileno. Un autor chileno aconsejó a sus compatriotas que no trabajasen en el nuevo ferrocarril que Henry Meiggs estaba construyendo desde Islay hasta Arequipa porque, "para todo arequipeño un chileno es un enemigo". Esta hostilidad hacia Chile se debía en parte a hechos históricos concretos, como por ejemplo la intervención chilena en el, Perú en 1837-39 en contra de la Confederación Perú-boliviana, y sobre todo la creciente presencia chilena en los campos salitreros de la costa de Bolivia y del sur del Perú. Pero además de estos hechos había algunas actitudes de los mismos chilenos que seguramente ofendían a otros latinoamericanos, sobre todo la pretensión de ser la nación más civilizada y progresista de América Latina, la cual les hizo merecer la calificación, con o sin razón, de ser “los ingleses del sur". Esta fue la actitud característica de la mayoría de los periódicos y revistas chilenos durante la guerra. Poco después de la victoria chilena sobre Grau en Angamos el periódico radical de Valparaíso La Patria, declaró que esa victoria no se debía meramente a la fuerza militar superior, sino más profundamente a “los beneficios del progreso, el dominio de la civilización y la ley" virtudes que, por supuesto, caracterizaban a la sociedad chilena. El Ferrocarril de Santiago atribuyó las victorias chilenas, entre otros factores, a la solidez de sus instituciones democráticas y a la debilidad interna del Perú y Bolivia, que eran gobernados por dictadores. Otro tema relacionado con esto fue la supuesta capacidad superior para el trabajo entre los chilenos, El Mercurio avanzó el argumento de que los Estados Unidos deben apoyar a Chile porque era "país de honradez, de trabajo, de progreso, de instituciones sólidas". El periódico agregó, además que Chile sería un lugar más propicio para recibir la nueva industria norteamericana que el Perú, que era un pueblo "desorganizado, corrompido, incapaz de buscar en la labor y en la honradez un remedio a sus males". El Ferrocarril anunció que, después de la guerra, Chile asumiría el papel de regenerar naciones como el Perú y Bolivia, inculcándoles "el amor al trabajo". Aún Sir Clemente Markham, quien simpatizó con el Perú durante la guerra, atribuyó la prosperidad de Chile al "carácter honrado de las clases altas y a la persistencia laboriosa y capacidad para el trabajo de la población en general" Además de estas alegaciones acerca de instituciones democráticas y capacidad para trabajar, la prensa chilena frecuentemente señaló la homogeneidad racial como uno de los factores importantes para explicar las victorias chilenas en la guerra. El Ferrocarril atacó un editorial en The Times de Londres que había confundido a Chile con el Perú, Declaró el comentador, airadamente, que a diferencia de esas naciones (el Perú y Bolivia), con sus "indios aborígenes, negros o mestizos de varias castas", Chile se distinguió precisamente por su unidad de raza y por su asimilación de las mejores razas de Europa. Gracias a esta asimilación y unidad, Chile había producido una "nacionalidad fuerte, vigorosa, compacta, sin diferencias sensibles de raza, de hábitos o de idioma", (164-1880. 2). Muchos de estos artículos se refirieron a la notable emigración europea a Chile, de naciones predominantemente blancas, tales como Suiza, Alemania, Inglaterra y Francia.
  • 24. 24 La estima propia de Chile, alentada con sus victorias, fue igualada sólo por su desdén hacia el enemigo. En general, la crítica chilena hacia el Perú y Bolivia tomó la forma de una letanía de antónimos: si Chile es ordenado y democrático, los miembros de la alianza son desordenados y tiránicos. Los chilenos son trabajadores y frugales, mientras que los peruanos y bolivianos son perezosos y pródigos. El soldado chileno es valiente y confiable, pero el soldado peruano es cobarde y no confiable, etc. La prensa chilena acusaba frecuentemente al Perú de haber desperdiciado sus ingresos y recursos durante los p rimeros cincuenta años de su independencia en empresas "descabelladas", y se gozaba de comparar el Perú con los imperios opulentos pero decadentes de Oriente. Un periódico calificó al Perú como “un imperio turco americano”, y El Mercurio comparó al Perú con "Babilonia" y a los peruanos con "los persas afeminados”. Un blanco frecuente de la sátira chilena fue la población asiática en el Perú. Alrededor de 100,000 chinos habían inmigrado al Perú en los 30 años previos a la guerra en calidad de mano de obra contratada para trabajar en los ferrocarriles o las haciendas azucareras de la costa. El Boletín de la Guerra del Pacífico, publicación oficial del Ministerio de Guerra chileno, criticó al Perú en su política migratoria por haber recurrido a mano de obra asiática en vez de otra "inmigración robusta, moral, civilizada". Un periódico, con evidente desdén, declaró que ni Piérola ni "un hato de coolíes arreados a latigazos” pueden detener el avance de los ejércitos chilenos. Los chilenos fueron tomados por sorpresa desde luego, cuando miles de chinos, en la creencia de que los chilenos habían venido para liberarlos de la servidumbre, salieron de sus haciendas para acompañar los ejércitos invasores en su marcha hacia Lima. Naturalmente, los chinos no podían haber conocido la actitud de la prensa chilena hacia ellos. Pero el blanco principal de la prensa chilena fue, por supuesto, la población indígena del Perú y Bolivia. El Ferrocarril atribuyó la "falta de energía" y la falta de un "espíritu verdaderamente nacional" en esas naciones a la división de castas. El Independiente (Santiago) puso en duda la capacidad de la alianza de ganar la guerra porque sus ejércitos consistían principalmente de campesinos reclutados, que faltaban la energía necesaria para luchar por haber sido explotados y oprimidos durante siglos; El Comercio del Callao, que había sido chilenizado durante la ocupación, expresó su admiración, un tanto sarcástica, de que los peruanos apoyasen las guerrillas en los Andes, porque ellas consistían sólo de "confusas manadas de indios ignorantes y abyectos”. La prensa no perdió ocasión para burlarse del título de “Protector de la Raza Indígena" que Nicolás de Piérola se había arrogado en mayo de 1880. Al enterarse del proyecto que tenía Piérola para crear una nueva confederación Perú-boliviana, un comentador de El Ferrocarril anunció que el presidente peruano podía ser protector de los indios en Bolivia, también. Cuando los mapuches se sublevaron en 1881, el historiador Benjamín Vicuña Mackenna declaró que "el famoso 'protector de los indígenas' Piérola ha encontrado al fin su aliado…" - los indios chilenos!
  • 25. 25 Los sentimientos nacionales y raciales se cristalizaron sobre todo en torno a los dos estereotipos, "cholo" y "roto". Desde el comienzo, el término "cholo" tenía una connotación racial porque se usaba para designar tanto a los indios como a los mestizos nacidos de español e india o indio y negra. En el siglo XIX se usaba despectivamente para referirse a cualquier mezcla racial entre las clases populares. En cambio, el término "roto” no tuvo inicialmente una connotación racial; se refería a la escasa y pobre condición de la indumentaria de los primeros pobladores españoles, por su distancia de Lima, la capital opulenta y refinada del Virreinato. Más tarde se empleaba para hablar de los arrendatarios de las haciendas o los pequeños propietarios. En el tiempo de la Guerra del Pacífico se refería sobre todo al soldado ordinario que venía de esas clases populares y que simbolizaba todas las buenas cualidades chilenas. Un Diccionario de Chilenismos, publicado en 1875, expresó los dos estereotipos, y los prejuicios que había atrás, así: “ocupa el cholo en la sociedad peruana, más o menos la misma posición que el roto en la chilena, Hay no obstante, entre las cualidades de uno y otro notables diferencias. Aquel es por lo general débil de complexión, flaco de piernas y abultado de panza; éste robusto, musculoso y enjuto de carnes; aquél expansivo y casi siempre palangano; éste taciturno y reservado; aquél más artista; este más esforzado; y aquél en fin un andaluz injerto a indio peruano; éste un vizcaíno injerto en Araucano". La pasión engendrada por la guerra produjo cantos y versos que exaltaron la superioridad del roto sobre el cholo. Un ejemplo típico es esta porción de un poema de composición anónima, "El Roto": "Al cholo afeminado de la peruana sierra (el roto) Desprecia por lo tímido, castiga por lo cruel: Tan solo en pos de glorias el roto va a la Guerra, El cholo porque a palos lleváronle al cuartel. Los hijos de Atahualpa, lacayos de Pizarro, Al araucano indómito quisieron humillar: Los Hércules de bronce y el ídolo de barro, Del mundo en la balanza, ¿tendrán un peso igual? Pero más que a la sociedad peruana, la sátira chilena se dirigió a la boliviana. Según Encina, el Presidente Domingo Santa María expresó sus frustraciones en tratar con los bolivianos en una carta en 1884 con esta exclamación: " ¡No conozco gente parecida a la boliviana! ¡Es el indio vivo, torpe, taimado y hecho por mal!". Un tema favorito de las novelas y obras de teatro en Chile fue la actuación en la guerra del Presidente Hilarión Daza, quién por su vanidad, crueldad e incompetencia, personificaba todas las malas cualidades de los demás bolivianos.
  • 26. 26 Se afirmaba, que la derrota y el retiro temprano de la guerra de Bolivia se debió a la torpeza y cobardía de los soldados bolivianos. Estas actitudes raciales eran conocidas por los peruanos y otros latinoamericanos, y servían sin duda para alentar su hostilidad contra la agresividad chilena. Además, los críticos de Chile se aprovecharon del tema del racismo para subrayar la presencia de sangre india en los mismos chilenos. Menospreciando la designación, "ingleses del Pacífico", el literato peruano Carlos Paz Soldán atribuyó "los repetidos actos del salvajismo" del enemigo a la sangre araucana que corría en sus venas. La Opinión Nacional de Lima describió a Chile como un “País aventurero, codicioso, intrigante", cualidades que venían de los "instintos de su raza, que procede del galeote y del araucano, en deplorable consorcio…". La prensa peruana también ridiculizó el mito del "roto": La Patria de Lima declaró que el roto, tan glorificado en la prensa chilena, no es nada más que un "esclavo adscrito a la gleba" de un sistema feudal. En cuanto a su supuesta superioridad, el roto es producto de una "Raza mezclada del salvaje araucano, con la escoria europea. . .". La Opinión Nacional acusó a la prensa chilena de hipocresía en alabar al roto, señalando que los mismos chilenos deploraban la presencia de los rotos en Santiago y Valparaíso y que los jefes militares los colocan en la vanguardia como medida para reducir su número. Esta última afirmación fue, seguramente, un tanto exagerada. Un observador militar francés, presente en la campaña de Lima, informó de que existe en Chile "un sentimiento profundo de superioridad de raza" y que probablemente Chile atacaría a otras naciones latinoamericanas después del Perú. Así fue el sentimiento y miedo en el resto de América Latina, especialmente en la Argentina, donde se creía que después de dominar al Perú, Chile se volvería contra ella para establecer su soberanía sobre Patagonia; La República de Buenos Aires avanzó la teoría de que los mismos rotos ejercían una presión para hacer la guerra a los vecinos de Chile, para liberarse de la servidumbre en que vivían y para posesionarse de nuevas tierras en las naciones conquistadas; La Nación (Buenos Aires) declaró que Chile no estaba contento con sus victorias en Angamos y Arica porque el mismo pueblo chileno habla convertido la guerra en un "duelo de razas", que sólo podía terminar con la conquista total del Perú. Otro periódico bonaerense, El Nacional, reveló algo de sus propios prejuicios con la profecía de que probablemente ganarían la guerra los rotos chilenos por ser de una raza superior, a menos que el Perú cambiase la sangre de sus venas. Este último comentario hace pensar que existía un sentimiento racial en algunos sectores de la población argentina semejante al de Chile; pero, en general, la Argentina sentía poca simpatía por la causa chilena, más por miedo de la agresividad chilena que por razones raciales. La victoria chilena causó preocupación en Colombia, también: un periodista en Panamá, Adriano Páez, publicó un folleto en 1881 pidiendo al gobierno colombiano que protestara por la ocupación del Perú por Chile. El autor profetizó que Chile estaba destinado fatalmente a invadir Ecuador y Colombia después del Perú, dominando así toda la costa pacífica del hemisferio del sur. Tocando el inevitable tema racial, Páez atribuyó las muertes y la destrucción
  • 27. 27 de propiedad causadas por los chilenos a la mezcla de sangre española y araucana en sus venas. El anuncio del tratado de Ancón y el retiro de las tropas chilenas del Perú mitigaron considerablemente estos presentimientos acerca de una posible agresión chilena contra el resto de América Latina, pero la guerra y la ocupación ya habían dejado una huella profunda en el Perú, no solamente en la conciencia popular, sino también en su historiografía y en su literatura. Sobre todo la guerra creó un clima de pesimismo acerca del valor y la capacidad del indio. Desgraciadamente, muy pocos estudiaron con serenidad, y mucho menos con espíritu científico y crítico, las causas de la derrota. A manera de excepción, dos oficiales argentinos que lucharon al lado peruano en Lima expresaron esta opinión acerca del ejército peruano: "Era únicamente una agrupación de hombre sin disciplina, que carecían por completo de moral, valor e instrucción; debido todo esto a la incompetencia en el arte del Jefe del Estado, de los hombres que lo rodeaban y la relajación, tanto social como política que reinaba en este país” Este juicio se acercó al tipo de crítica sociológica, libre de racismo, que sería característica en González Prada y la escuela indigenista después de la guerra. Otro amigo del Perú, Sir Clemente Markham, echó la culpa de la falta de moral entre las tropas peruanas al odio que los campesinos sentían hacia el sistema de reclutamiento forzado, mediante el cual los caudillos solían llenar las filas de sus ejércitos improvisados. Es interesante anotar en relación con esto que el ex-ministro de Hacienda, José María Quimper, acusó a Piérola de haber inventado su título de "Protector de la Raza Indiana" precisamente para ocultar su verdadero designio de reclutar más campesinos para poder proseguir la guerra. Finalmente, el historiador Pedro Dávalos Lissón alabó la valentía notable del soldado campesino en la guerrilla anti- chilena en la sierra durante la guerra, a pesar de su poca preparación para luchar y la explotación a que fue sometido. Pero otros autores peruanos vieron en la derrota una confirmación de sus esquemas raciales acerca del indio o negro. El profesor que inauguró el año académico en la Universidad de Arequipa en 1881 señaló como una de las causas de la derrota los trescientos años de mestizaje indiscriminado entre el español y el indio. Javier Prado y Ugarteche repitió este tema en su discurso inaugural en San Marcos en 1894 cuando se refirió a la influencia perniciosa que las razas inferiores han ejercitado en el Perú.". El diplomático Francisco García Calderón miró con envidia las repúblicas de Chile, Uruguay y Argentina, libres de "'razas agotadas", como las que vivían en el Perú y Bolivia. El extremo del pesimismo fue expresado en los años 20’ del siglo XX por el catedrático Alejandro Déustua, cuando descartó la posibilidad de educar al campesino, porque "El indio no es, ni puede ser sino una máquina"
  • 28. 28 En contraste a este pesimismo en el Perú, la élite cultural en Chile expresó optimismo acerca de las capacidades de las clases populares. En 1882 el bibliógrafo José Toribio Medina afirmó que las mismas cualidades de tenacidad que sostuvieron a los araucanos en su resistencia contra los europeos, habían vuelto a reaparecer en el roto de su época. Pero el exponente mayor de este tipo de exaltación racial fue el historiador Francisco A. Encina, quien sostuvo que la victoria chilena se debió en gran parte a la mezcla de sangre gótica-española y araucana en los soldados chilenos. Según Encina, este mestizaje produjo en Chile una raza con "mayor vigor físico que todos los demás mestizos hispanoamericanos…" En cambio, Encina no vio ninguna contribución positiva de la raza negra al mestizaje chileno. Un militar chileno, impresionado por la resistencia y el vigor de los rotos en la campaña contra el Perú, afirmó que la sangre araucana que corre en las venas de los chilenos ha hecho de ellos "una raza militar". Pero otros historiadores, chilenos atribuyeron la victoria chilena precisamente a la ausencia de sangre indígena en la población. En su historia política de Chile, Ricardo Donoso sostuvo que Chile ganó la guerra gracias a su uniformidad racial, porque en ese entonces había poca influencia de las razas aborígenes. Según otro historiador, Jaime Eyzaguirre, los araucanos habían sido o totalmente absorbidos en las olas de inmigraciones desde España o simplemente marginados de la sociedad; así, el factor indígena ha sido mínimo en la formación de la nacionalidad chilena. Las actitudes raciales estudiadas aquí no se restringieron solamente a América Latina, sino que reflejaron toda una corriente positivista muy de moda en esa época, asociada con hombres como Arthur de Gobineau y Gustave Le Bon, quienes pretendieron clasificar las razas, del mundo según grados de superioridad o inferioridad. El marco más amplio para este tipo de estigmatización racial fue todo el proceso del imperialismo occidental desde el siglo XVI, el creciente nacionalismo con su exaltación de valores nacionales, y una profunda pérdida del sentido de la igualdad universal de todos los hombres, influida en parte por la Reforma Protestante y el Calvinismo en particular. La Guerra del Pacífico no "comprobó" la inferioridad o superioridad racial de nadie, Pero, si, sirvió como nueva materia histórica para confirmar las actitudes racistas de los que ya estaban convencidos de antemano de la verdad de esas teorías. Lo que llama la atención es la facilidad con que las élites culturales tanto del Perú como de Chile aplicaran estas teorías a sus propias clases populares, o las de otra nación latinoamericana, revelando así la profunda distancia sicológica y social que había entre los dos grupos. De esto se puede concluir con más confianza en que la tarea de formar un auténtico espíritu de unión nacional en esas naciones tiene que representar no solamente una lucha contra el clasismo, sino también contra el racismo.”
  • 29. 29 EL PROBLEMA NACIONAL Y COLONIAL DEL PERÚ EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA DEL PACÍFICO (…) La crisis del Estado oligárquico: ¿guerra nacional o guerra social? Desde 1840 la economía peruana había reposado casi íntegramente en la explotación y exportación del guano de sus islas, un fertilizante utilizado mayormente en el abono de los campos ingleses. Pero el guano no sólo permitió el restablecimiento de la economía peruana luego de varias décadas de estancamiento, sino que posibilitó también el restablecimiento económico y político de comerciantes y terratenientes nativos 7. Pese a sus fricciones internas, estos constituyeron la espina dorsal de la clase dirigente nativa. Su creciente poder económico fue nutrido sucesivamente por dudosas especulaciones financieras, por su participación en el comercio del guano, por su intervención en el naciente capital financiero y por los beneficios derivados de una excelente coyuntura agrícola. La traducción política de esta fuerza fue justamente la constitución del Partido Civil y el ascenso de su líder Manuel Pardo a la jefatura del Estado peruano en 1872. Después de cinco d6cadas terminaba así, al menos por el momento, el control político que errática y sucesivamente fue ejercido por innumerables caudillos militares. Otro eminente miembro de este grupo, el Coronel Mariano Ignacio Prado, era el presidente peruano cuando estalla el conflicto del Pacífico. ¿Cuál era la solidez de este Estado oligárquico y hasta qué punto la clase dirigente nativa había logrado una efectiva cohesión nacional? ¿La amenaza externa acabaría por cerrar las brechas existentes entre las diferentes clases de la sociedad peruana, entre las rústicas oligarquías provincianas y la educada élite limeña, entre, en fin, los diferentes estamentos étnicos de un país tan profundamente heterogéneo como el Perú? o, más bien, ¿agravaría su disloque interno al quebrar sus débiles lazos de cohesión para hacer de esta dispersión uno de los factores esenciales de la victoria chilena? La simple narración de los acontecimientos encierra en sí una respuesta posible a estas cuestiones. Quisiera empezar citando el testimonio de uno de los testigos contemporáneos. Spencer St. John, el jefe de la Legación Británica en Lima, el 29 de octubre de 1879, escribió al Marqués de Salisbury, su Ministro de Relaciones Exteriores, lo siguiente: "Tengo el honor de informar a Su Excelencia que con la llegada de las noticias del 9 del presente, que anunciaban la captura del "Huáscar" por los chilenos, surgió una crisis ministerial El General Mendiburu y el resto del gabinete renunciaron y el Presidente mandó por el General La Cotera para que éste lo ayudara a formar un nuevo gabinete. Bonilla, H. (diciembre, 1979) El problema nacional y colonial del Perú en el contexto de la Guerra del Pacífico. REVISTA HISTÓRICA 3 (2). 1 - 34
  • 30. 30 Hasta ahora nada ha sido hecho al respecto a pesar de que los puestos de Relaciones Exteriores y de Justicia han estado ocupados por pocos días. La incapacidad de ambos representantes fue demasiado obvia como para que pudieran permanecer largo tiempo en el poder. En estos momentos parece que no hubiera gobierno en absoluto. El Vice-Presidente está enfermo y en cama y no asume ningún trabajo, mientras que el General La Cotera, quien no es considerado capaz, es el único ministro nombrado. Todo parece estar en un estado caótico: no hay un General al frente del ejército, nada se ha hecho para reforzar la defensa de la ciudad, a pesar de que en general se piensa que Chile prepara una expedición para atacar la capital. De todos lados la incapacidad parece dominar toda fracción importante, se informó que en el Sur los jefes del ejército se dedican a la diversión, como si la guerra no existiera( ... ) El Perú parece estar atacado por la parálisis; el mismo pueblo parece tan indiferente al futuro como la clase dirigente, que piensa más en sus ambiciones personales que en el bienestar del país” Dos meses más tarde, en diciembre de 1879, el mismo St. John informó lo siguiente: "En mi informe no 176 del 10 del presente, me referí a la creciente confianza como consecuencia del regreso del General Prado. En general se pensaba que reforzaría el gobierno y al rodearse de hombres capaces daría confianza al país. Ninguna de estas esperanzas se ha cumplido. Incapaz de obtener la cooperación de los líderes políticos, conservó al General La Puerta, un Ministro incompetente. Cada sección del gobierno parecía paralizada. Cuando el jueves 18 del presente el General Prado abandonó en un barco inglés el país para dirigirse a los Estados Unidos, el pueblo se quedó sorprendido. Luego de su partida fue publicada una proclama diciendo que había partido con el fin de conseguir los medios necesarios para asegurar la victoria final: sus amigos escasamente respaldan esta declaración. En general se piensa que su partida no fue sino una desgraciada fuga. Siempre pensé que el General Prado no merecía el cargo que ocupaba. En cada gran ocasión hacía alarde de su coraje, y es significativo que el hombre que fuera calificado como héroe del "dos de Mayo", ahora generalmente sea visto como un deplorable cobarde. El "dos de Mayo" es la fecha de la expulsión de la flota española en el Callao en 1866. La reputación financiera del General Prado va a la par con su coraje: es acusado por todos los partidos de ser autor del más terrible sistema de expoliación. Se piensa generalmente que algunos jefes ambiciosos, ansiosos de conquistar el poder supremo hicieron ver al General Prado que existía un complot para asesinarlo, y en vista de que su mente estaba debilitada por la enfermedad y la ansiedad, no pudo resistir estas presiones, huyendo de lo que probablemente no fue sino un peligro imaginario."
  • 31. 31 El curioso comportamiento del Presidente Prado que describe St. John ilustra en su grado extremo la actitud asumida por el conjunto de la oligarquía civilista durante el conflicto. En el inicio mismo de la guerra, en efecto, ante la demanda de un empréstito nacional por diez millones de soles, el gobierno pudo obtener sólo 1'052,715.37 soles, suma básicamente aportada por las clases populares ante la resistencia de los opulentos capitalistas Iimefios1 o, y también como consecuencia de la escasez de liquidez monetaria. Pero la partida del Presidente Prado, fue apenas el preludio de una crisis política mucho mayor. El vacío de poder que se produce como consecuencia de la evasión de Prado posibilitó el establecimiento de la dictadura de Nicolás de Piérola. Lo fundamental de sus actividades, además de proclamarse "protector de la raza indígena", estuvo orientado a la organización de la defensa de Lima. Sin embargo, y pese a sus esfuerzos, las derrotas de San Juan y Miraflores (enero de 1881) determinaron el colapso de su gobierno, y la ocupación chilena de Lima. Es de interés comprobar que durante el breve gobierno de Piérola las grietas y el conflicto social interno se hicieron mucho más profundos Ni la invasión chilena, ni el colapso económico y militar del Perú hicieron que la oligarquía civilista olvidara su odio social contra Piérola, el aristócrata arequipeño, quien como Ministro de Balta en 1868 le había arrebatado el estupendo negocio del guano para confiarlo al comerciante francés Auguste Dreyfus, "Primero los chilenos que Piérola", fue el pronunciamiento de la oligarquía civilista, subordinando de esta manera su precaria conciencia nacional a los imperativos de su conciencia de clase, la guerra nacional entre el Perú y Chile ahora daba paso y acompañaba a una pugna interna mucho más significativa, a aquella que oponía las diferentes clases y clientelas políticas de una sociedad profundamente dividida. Con la ocupación de Lima y la destrucción del Estado oligárquico se produjo inmediatamente una fragmentación del poder, Gobiernos que se sucedían vertiginosamente o que mutuamente competían por imponer su autoridad respectiva, Esta guerra interna, en última instancia, no hacía sino traducir los intereses irreconciliables de los diferentes caciques y caudillos y de sus diferentes clientelas políticas, Como ninguno de ellos tuvo una base autónoma de poder lo suficientemente sólida, el resultado fue una profunda inestabilidad El mantenimiento o la ampliación de su esfera de poder en este contexto, dependía sólo del apoyo y de la caución del ejército chileno de ocupación. Los sucesivos gobiernos de Francisco García Calderón (22 de enero de 1881), de Lizardo Montero (6 de diciembre de 1881), de Miguel Iglesias (30 de diciembre de 1882), tradujeron esta inestabilidad, ante la perplejidad de los chilenos quienes no sabían con quién discutir las condiciones de paz, Pero lo que esta fragmentación e inestabilidad política encerraban era también la oposición profunda entre intereses contradictorios, La desaparición del Estado oligárquico como consecuencia de la guerra revelaba toda la precariedad de la sociedad peruana y la profunda vulnerabilidad de la cohesión obtenida por la dominación oligárquica. Estas diversas clientelas políticas empezaron a disputarse ardientemente los restos de poder, no sólo en las diferentes Asambleas provinciales, sino también de manera mucho más desnuda, a través de enfrentamientos