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3- Las Lesiones Deportivas
Dr. Carlos Voituret Pazos
Definición de lesión
No hay internacionalmente unanimidad de criterios para definir una “lesión
deportiva”. La FIFA lo hace afirmando que es “toda afección física causada por el
fútbol”. Definición que podemos aceptar como correcta, extendiéndola a todo el
deporte.
La misma organización determina de acuerdo al período de tiempo de
incapacidad que generan, que las lesiones deportivas se pueden dividir en: “lesiones
menores” (de 1 a 7 días), “lesiones moderadas” (de 1 a 4 semanas) y “lesiones graves”
(más de 1 mes o daño permanente)
Clasificación
Una primera división de las lesiones deportivas, podría ser: lesiones traumáticas
(único traumatismo, directo o indirecto) y lesiones por sobreuso o uso excesivo
(microtraumatismo repetido).
En el primer grupo de lesiones por traumatismo único, incluiremos:
a) Las contusiones (traumatismo directo contra un rival o compañero, con útiles de
juego, contra la superficie donde se juega, etc.)
b) Las distensiones o estiramientos que involucran los tejidos blandos (músculos y
tendones) y que en grados de mayor intensidad determinan a veces desgarros.
Habitualmente son lesiones que se producen por traumatismo indirecto o sea
sólo, sin participación de rivales o compañeros.
c) Los esguinces o torceduras que involucran a las articulaciones y sus tejidos
blandos (ligamentos, cápsula, sinovial, meniscos). Se producen en especial en
tobillo y rodilla en el miembro inferior, y también en el hombro, codo, puño y
mano en el miembro superior.
d) Las fracturas que implican lesiones óseas, asociadas siempre a lesiones de los
tejidos blandos.
e) Las luxaciones que se refieren a la pérdida momentánea y traumática de la
relación normal entre dos huesos a nivel de una articulación (un hueso se sale de
su lugar habitual, por ejemplo el hombro o la rótula).
En el grupo de lesiones por sobreuso estamos incluyendo a lesiones por
microtraumatismo repetido, grupo de lesiones que cada vez vemos con mayor
frecuencia en el deporte. Para que sea más comprensible este grupo, imaginemos que
tenemos en la mano un alambre que doblamos y estiramos repetidamente, ¿qué sucede
con el alambre? primero se calienta y luego se puede romper. Lo mismo sucede a veces
con los tejidos del aparato locomotor cuando son sobreutilizados, generando:
a) Las tendinitis que involucran a los tendones tanto en los miembros superiores o
inferiores que son en general características de los adultos. Un tipo especial de
ellas son las tendinitis de inserción (que otros denominan entesitis) que se ven
en los adultos jóvenes, produciendo dolor e inflamación en los sitios de
inserción de los tendones en los huesos. Así cada deporte puede llegar a
producir un tipo especial de estas lesiones de acuerdo a los tendones más
utilizados (por ejemplo: el tendón rotuliano y el tendón de Aquiles en los
deportes de salto, o el “codo de tenista” en este deporte).
b) Las periostitis que involucran a la membrana de recubrimiento de los huesos,
llamada periostio. En los sitios de inserción muscular en especial en los
miembros inferiores, el uso excesivo o el impacto exagerado (por un mal
calzado o un piso muy duro) producen dolor e inflamación del periostio, en
especial siguiendo a la tibia en la pierna de los corredores.
c) Las fracturas por stress que involucran a los huesos. Más frecuentemente en los
miembros inferiores que en los superiores, en especial en el pie y en la pierna,
muchas veces vinculados a un apoyo incorrecto que produce un
microtraumatismo repetido que puede llegar a determinar un tipo especial de
lesión de los huesos que se llaman “fracturas por stress”, entendiendo por
“stress” el sufrimiento en este caso del hueso que puede llegar a romperse.
También se presentan en la columna, más frecuentemente en la columna lumbar,
y se ven en especial en la etapa de la adolescencia (fracturas por stress en las
vértebras, que técnicamente se denominan espondilolisis).
d) Las apofisitis que son características de los adolescentes. Las apófisis son
salientes de los huesos donde se amarran los tendones de los músculos más
importantes. La tracción o tironeamiento repetido de dichos tendones por la
contracción muscular, lleva a un proceso inflamatorio de las apófisis cuya base
aún no se ha osificado en la etapa de crecimiento (adolescencia): produciendo
dolor, hinchazón, enrojecimiento, calor local y en los casos más graves el
arrancamiento de las apófisis, circunstancia que es excepcional. Se presentan
con cierta frecuencia en la rodilla (tuberosidad anterior de la tibia, inserción del
cuádriceps) y con menor frecuencia en el isquion (inserción de los músculos
isquio-tibiales) y en la espina iliaca (inserción del recto anterior del muslo).
Una segunda forma de clasificar las lesiones sería dividirlas de acuerdo al tejido
sobre el que asientan. Así podríamos mencionar:
1- Lesiones musculares
2- Lesiones tendinosas
3- Lesiones óseas
4- Lesiones articulares (que pueden incluir lesiones de varios tejidos:
huesos, ligamentos, cartílagos, meniscos, etc.)
Una tercera manera de clasificar las lesiones deportivas sería dividirlas de
acuerdo a la edad del sujeto en el que se producen. Así las dividiríamos en:
1- Lesiones de los niños y adolescentes. Estas pueden ser las lesiones de las
áreas de crecimiento o fisis : en las extremidades de los huesos largos. Se
trata del equivalente de las fracturas en esta etapa de la vida. Un
tratamiento incorrecto puede significar una deformidad, como secuela
por un crecimiento anormal. En los niños y en especial en los
adolescentes es donde más se aprecian las lesiones por sobreuso ya
mencionadas.
2- Lesiones de los jóvenes y adultos: en especial las ya mencionadas
contusiones, distensiones, esguinces, fracturas y luxaciones.
3- Lesiones del adulto mayor (lesiones por desgaste: artrosis)
Por último haremos ahora un análisis de las lesiones más frecuentes en el deporte y
con ese criterio diremos que las lesiones deportivas más frecuentes son:
1- Lesiones musculares
2- Lesiones de la rodilla
3- Lesiones del tobillo
Con menor frecuencia debemos mencionar:
1- Fracturas y luxaciones
2- Lesiones de la columna
3- Traumatismos craneoencefálicos
4- Lesiones de la ingle
Lesiones más frecuentes
 Lesiones musculares:
En todas las estadísticas presentadas en el mundo, figuran como las lesiones más
frecuentes. Si volvemos al fútbol que sin duda es el deporte más estudiado: para la FIFA
las lesiones musculares superan el 40 % del total de lesiones, cifra que con mínimas
alteraciones se acepta en general como válida.
Los músculos se lesionan debido a dos mecanismos diferentes: contacto o
traumatismo directo (contusión) o estiramiento (distensión – traumatismo indirecto).
Los cuádriceps (cara anterior del muslo) son el grupo muscular más susceptible a las
lesiones por contusión, sin duda porque son los más expuestos. Los isquio-tibiales (cara
posterior del muslo) son los músculos que más comúnmente se lesionan por distensión o
estiramiento brusco.
Si consideramos la clínica de las lesiones musculares (o sea qué signos y
síntomas producen), debemos decir que se manifiestan fundamentalmente por el dolor y
la impotencia funcional. Respecto al dolor debemos distinguir el dolor a la palpación
del área lesionada, el dolor al estiramiento y el dolor a la contracción. Debemos también
considerar el momento de aparición del dolor, o sea si fue brusco durante el ejercicio o
apareció después del ejercicio. Respecto a la impotencia funcional o sea el grado de
limitación al movimiento que generan estas lesiones, puede ser que nos encontremos
con una gran incapacidad desde el inicio o sólo una limitación al realizar esfuerzos.
Si consideramos la gravedad de las lesiones musculares, podríamos dividirlas en
tres grados:
a) Lesiones leves. Pueden ser contusiones o distensiones leves que
generalmente no producen lesiones de las fibras musculares. No
producen mayor impotencia funcional y se manifiestan en forma de
dolor tolerable que cede en pocas horas o días.
b) Lesiones medianas. Aquí tendríamos que considerar los desgarros
fibrilares y las lesiones de fatiga. Respecto a las primeras también
llamadas “tirones” implican roturas de algunas fibras, producen dolor
desde su producción o sea en el esfuerzo y una impotencia funcional
moderada. Las lesiones de fatiga o “contracturas” se producen por uso
excesivo (entrenamientos o competencias muy duras, pobre nivel de
entrenamiento, mala preparación para el esfuerzo u otro tipo de factores
predisponentes). Son lesiones a veces difíciles de objetivar y ceden en
un período variable que va de 1 a 3 ó 4 semanas.
c) Lesiones graves. Son los grandes desgarros musculares que implican
roturas de haces musculares, excepcionalmente de todo un músculo,
generalmente acompañadas de un sangrado interno que puede ser
importante (dentro o alrededor del músculo) y que se manifiesta en la
piel (como un hematoma) recién varios días después. Estas lesiones se
manifiestan con una impotencia funcional muy severa y gran dolor.
Las lesiones musculares más frecuentes son las medianas, a veces son difíciles
de diagnosticar y en ellas el principal problema radica en cuándo se puede volver a la
competencia luego de producidas. Para su diagnóstico creemos que lo más importante
es un correcto examen clínico, pero a veces se puede recurrir a estudios de imagen como
la Ecografía de partes blandas para determinar su extensión o para hacer su seguimiento
en la evolución.
Respecto al tratamiento en esto no hay ninguna duda, se basa fundamentalmente
(en el inicio): en el reposo y el hielo (el gran aliado de los deportistas) en períodos
repetidos de 30 minutos con un descanso similar o mayor entre cada sesión. No es
conveniente el hielo directo sino con una interfase (toalla o paño). Pasadas las horas o
los días, a medida que el dolor va desapareciendo se comienza el reintegro progresivo al
ejercicio, adecuado a la tolerancia. En las lesiones medianas o graves se hace
indispensable antes del reintegro a la competencia hacer un período de rehabilitación
muscular (fuerza y flexibilidad) que compense lo perdido durante el período de reposo.
Las lesiones musculares son las más difíciles de manejar, en especial cuando se
trata de decidir si el deportista puede seguir en la competencia y en qué momento se
puede reintegrar a ella. En esto vale mucho la experiencia del médico tratante y es
preferible siempre ser un poco conservador y saber esperar el momento oportuno.
 Lesiones de la rodilla:
Siguen en orden de frecuencia a las lesiones musculares y figuran en las distintas
estadísticas entre el 20 y el 30 % de todas las lesiones. Son sin duda las lesiones más
graves dentro del grupo de lesiones frecuentes y son también las que generan mayor
número de cirugías en deportistas.
Las lesiones de la rodilla son lesiones articulares y se pueden producir por
traumatismos directos que obligan a movimientos forzados de la rodilla y la
consiguiente lesión de uno o varios de los componentes de la articulación o más
frecuentemente por mecanismos indirectos: el deportista sufre la lesión en un
movimiento en general rotatorio de la articulación, provocado por un giro brusco y/o
una desaceleración sin la colaboración de ningún rival.
Entre las múltiples lesiones que se pueden producir en las rodillas, las que se
distinguen son las lesiones de los meniscos y las lesiones de los ligamentos.
Los meniscos son cartílagos y tienen la misma consistencia que la oreja. Su
función es fundamentalmente la de amortiguador del peso entre el fémur y la tibia. El
tejido cartilaginoso en general no se cicatriza y su lesión o rotura obliga en general al
tratamiento quirúrgico. Se manifiestan con dolor, a veces discreta inflamación de la
articulación; producen a veces ruidos no habituales en los movimientos y pueden llegar
a bloquear el movimiento normal de la rodilla (la rodilla se “tranca” o sea no se puede
estirar del todo).
Desde hace más de veinte años que se desarrolló la “artroscopía de la rodilla”
como un método quirúrgico excelente para la solución de las lesiones meniscales,
porque produce muy baja agresión para la articulación, permite solucionar eficazmente
los problemas dentro de ella y permite una rehabilitación precoz (4 a 6 semanas) y muy
bien tolerada por el paciente.
Los ligamentos actúan como elásticos o tensores que unen los dos huesos de la
rodilla (fémur y tibia). Debemos distinguir los ligamentos laterales (interno y externo)
que están por fuera de la cavidad de la articulación y los ligamentos cruzados (anterior y
posterior) que están en el centro de la rodilla. Sus lesiones se denominan esguinces
(estiramientos o roturas parciales o totales).
De los ligamentos laterales el que se lesiona con mayor frecuencia es el interno y
de los ligamentos cruzados el más frecuentemente lesionado es el anterior (95 % de las
lesiones de los ligamentos cruzados).
Las lesiones de los ligamentos laterales también tienen distinto grado de
gravedad y de acuerdo a éste pueden ser tratadas con tratamiento médico (reposo, a
veces inmovilización, fisioterapia, etc.) o quirúrgico (reparación).
Los ligamentos cruzados, en especial el ligamento cruzado anterior en general
no se cicatrizan y pueden generar en la rodilla un estado de inestabilidad que puede
determinar su tratamiento quirúrgico. Su rehabilitación puede llevar un período de 5 a 7
meses y se debe realizar la misma de una manera muy progresiva, sin saltear ninguna de
sus etapas previo a la vuelta a la competencia.
Frecuentemente en la rodilla las lesiones se presentan involucrando a los
meniscos y a los ligamentos simultáneamente, lo que hace más difícil su diagnóstico.
No debemos olvidar además que ambos huesos de la articulación están recubiertos por
una capa de cartílago llamado cartílago articular, que muchas veces también está
involucrado en la lesión, simulando lesiones meniscales. Su tratamiento es
frecuentemente quirúrgico.
Podemos considerar que hoy en día las lesiones de la rodilla se diagnostican
mejor y se tratan más precozmente. Asimismo debemos señalar que la mejora en los
métodos de entrenamiento, en especial en lo que se refiere a la resistencia y la fuerza,
obliga a jugar en espacios más reducidos, con rivales más cercanos y eso lleva a
frecuentes maniobras de giro brusco que ha hecho que las lesiones de la rodilla sean
más frecuentes que antes.
Como tratamiento inicial todas las lesiones de la rodilla se tratan con reposo, a
veces inmovilización y tratamiento anti-inflamatorio en especial con hielo que se debe
mantener mientras exista inflamación (lo que puede significar a veces muchos días).
Será el médico quien decida luego cual es el camino terapéutico a seguir de acuerdo al
tipo y la gravedad de la lesión. Actualmente se cuenta además con un método de imagen
que puede ser de gran utilidad en aclarar el diagnóstico de una lesión de la rodilla
cuando éste es dudoso, es la Resonancia Nuclear Magnética. Procedimiento que por el
momento tiene en nuestro país un costo muy elevado.
 Lesiones del tobillo:
Siguen en orden de frecuencia a las lesiones de la rodilla. Para la FIFA en el
fútbol representan el 20 % de todas las lesiones. Es en los tobillos donde mejor se
aprecian las diferencias entre deportistas profesionales y deportistas aficionados, ya que
en estos su frecuencia puede llegar hasta el 35 %. Esto está vinculado a su diferente
forma de preparación para la competencia, a las diferencias del terreno y a veces
también a las diferencias en el calzado.
Las lesiones del tobillo en general son esguinces. Se trata de lesiones articulares
donde lo más común es que estén involucrados los ligamentos laterales de la
articulación, siendo el más frecuentemente lesionado el ligamento lateral externo que
une al peroné con los huesos del pie (astrágalo y calcáneo). También puede la lesión
presentarse en el sector interno, lesionándose el ligamento lateral interno o ligamento
deltoideo, que es una gruesa lámina que une a la tibia con los huesos del pie. En los
casos más graves pueden estar
involucrados ambos lados del tobillo.
En los niños y adolescentes antes de plantearse un “esguince de tobillo” es
obligatorio pensar en lesiones de las áreas de crecimiento o fisis de las extremidades de
la tibia o el peroné, ya que son mucho más frecuentes. Para ello se hace necesario un
estudio radiológico simple.
En los adultos y en presencia de mucho dolor, inflamación e impotencia
funcional, también es obligatorio un estudio radiológico que me descarte la presencia de
una fractura de alguno de los huesos que componen la articulación del tobillo.
Respecto al mecanismo de producción el más frecuente es el traumatismo
indirecto, la “torcedura” del tobillo en un giro brusco, en un terreno desparejo o en la
caída de un salto (frecuente en el básquetbol al caer de un salto y pisar otro pie), sin la
colaboración de un rival. En no pocos casos el esguince se produce luego de un
traumatismo directo en la pierna, que obliga a la torcedura y lesión del tobillo.
Respecto a los síntomas que produce: dolor generalmente localizado en el sector
lesionado, importante inflamación casi inmediata y gran impotencia funcional. El
tratamiento inicial como en todas las lesiones está basado en el reposo, la
inmovilización precoz (en general elástica no rígida) y el hielo, al que hay que agregarle
frecuentemente los analgésicos.
Es muy importante la rehabilitación de los tobillos lesionados previo a la vuelta
a la competencia: devolver la movilidad, la fuerza y en especial el equilibrio y la
coordinación de la articulación. Se hace importante recomendar el uso de vendajes
elásticos o semi-elásticos para la protección de los tobillos lesionados y/o para la
prevención de los esguinces. Aunque en realidad creemos que la mejor prevención es un
buen trabajo articular previo (fuerza, movilidad, coordinación) en especial en
situaciones imprevistas (terrenos con pendientes, arena, etc.).
Entre los factores de riesgo más frecuentes para este tipo de lesiones del tobillo,
debemos mencionar las lesiones previas que no han sido adecuadamente rehabilitadas.
En esto juega un papel importante la ansiedad por volver a la competencia y/o la presión
que en ese sentido ejercen todos los que rodean a un deportista.
Respecto a otras lesiones menos frecuentes, debemos expresar algunos detalles:
 Fracturas:
Lesiones de los huesos, más frecuentes en los miembros inferiores, que se
pueden producir por traumatismos directos en general en los deportes de contacto y que
pueden ser muy impactantes o a veces pasar desapercibidas. Si a la lesión del hueso se
suma el hecho de ser una lesión expuesta (la piel se abre y deja ver los tejidos que están
debajo, inclusive a veces el hueso), entonces la situación se transforma en grave por el
riesgo agregado de una infección que de por sí agrega una importante complicación.
A veces también se puede producir una fractura en un traumatismo indirecto, sin
la presencia de un rival, en un giro brusco o en la caída luego de un salto.
Una fractura es de por sí una situación grave que debe exigir un estudio
radiológico inmediato y un correcto tratamiento. Depende del lugar en donde la lesión
asiente, el poder determinar el tiempo de tratamiento y rehabilitación que exige para la
vuelta a la competencia.
Respecto al tipo de tratamiento se pueden emplear métodos ortopédicos médicos
(por ejemplo inmovilizaciones con yeso) o tratamientos quirúrgicos. En general
respecto al tratamiento depende mucho de la orientación del médico tratante, que debe
ser un especialista (Traumatólogo).
 Luxaciones:
Se trata de la pérdida brusca de la relación entre dos huesos a nivel de una
articulación, o sea que un hueso se sale de su lugar habitual en dicha articulación. Como
ejemplos más frecuentes podemos mencionar las luxaciones de hombro y las luxaciones
de rótula (más frecuentes en los niños y adolescentes).
Se debe considerar que las luxaciones si bien no son muy frecuentes, son
siempre situaciones graves que deben ser resueltas precozmente. Producen mucho dolor
y contractura muscular peri-articular producida por el propio dolor y por la pérdida de la
relación normal.
La actitud frente a este tipo de lesiones debe ser lograr precozmente la reducción
de la luxación (vuelta de los huesos a su relación habitual). Para ello se debe recurrir a
la ayuda de un verdadero entendido en el tema, lo que hace a veces necesario el traslado
inmediato del deportista a un centro asistencial. No se deben hacer pruebas si no se
domina el tema, ya que eso puede agravar la lesión inicial con el agregado de lesiones
vasculares o neurológicas.
Las luxaciones exigen un período de reposo prudencial que dependen del tipo de
lesión y luego un correcto tratamiento de rehabilitación. Muchas veces exigen un
tratamiento quirúrgico que habitualmente se posterga un tiempo respecto a la lesión
inicial.
No debemos dejar de considerar que a veces las luxaciones no son “puras”, sino
que se complican con una fractura de alguno de los huesos involucrados, resultando
entonces una “luxo-fractura”, para cuyo diagnóstico es imprescindible un estudio
radiológico.
 Traumatismos de cráneo:
Si bien son muy poco frecuentes, son sin duda las lesiones más graves en el
deporte. Se las denomina traumatismo cráneo-encefálico porque su gravedad está
determinada fundamentalmente por el daño que puedan haber causado o llegar a causar
en el contenido de la cavidad craneana.
Se ven fundamentalmente en los deportes de contacto, tratándose de
contusiones, en general de cabeza contra cabeza, codazos en la cabeza o cabezas contra
el terreno en una caída. Son a veces lesiones casuales que expresan la potencia puesta
por dos deportistas en busca de una pelota, aunque a veces también son resultado de
acciones sumamente violentas en especial con los codos, las que ponen en riesgo
severamente a un rival.
Este tipo de contusiones en la cabeza y también en el cuello, pueden desarrollar
un fenómeno especial llamado “concusión” que es el efecto de una fuerza traumática
directa o indirecta en las estructuras craneanas. Se manifiesta de muy diversas maneras:
mareos, pérdidas del equilibrio, desorientación a veces con lenguaje incoherente, con o
sín pérdida de la conciencia. Todos estos efectos mencionados son formas de expresión
de una alteración de la función neurológica que debe ser reconocida y tratada
adecuadamente. En primer lugar con el retiro del deportista de la competencia, el reposo
y el traslado a un centro asistencial. Requieren muchas veces estudios de imagen
especializados (Tomografía axial computarizada) y en la mayoría de los casos se
resuelven espontáneamente con un período de reposo y una vuelta progresiva a la
actividad deportiva. En casos más graves y menos frecuentes, pueden requerir
tratamientos quirúrgicos.
 Lesiones de la columna:
Se trata de lesiones poco frecuentes pero a veces muy invalidantes. Involucran a
las estructuras óseas que conforman la columna vertebral (vértebras), a los discos
intervertebrales que son amortiguadores del peso entre dos vértebras, a las estructuras
de fijación entre las vértebras y discos que son los ligamentos y a las estructuras de
protección de todo lo anterior que son los músculos vinculados a la columna vertebral.
Podemos distinguir dos sectores de la columna vertebral como los que más a
menudo producen molestias: la columna cervical y la columna lumbar.
Respecto a la columna cervical digamos que se pueden producir lesiones por
traumatismos directos que vinculan a menudo a la cabeza y el cuello que se deben
estudiar y tratar correctamente. Pero no podemos dejar de decir que la columna cervical
es el sector con mayor movilidad de toda la columna, siendo por lo tanto el sector de
mayor desgaste, o sea el más propenso a las lesiones de tipo artrósico que se ven con
cierta frecuencia después de los 30 años.
Respecto a la columna lumbar debemos distinguir: los sufrimientos de los niños
y adolescentes y los de los adultos.
En los adultos las lesiones de la columna lumbar pueden estar vinculados a
traumatismos directos que son los menos frecuentes o en general vinculados a lesiones
de alguna de las estructuras mencionadas, vinculadas a entrenamientos de sobrecarga no
bien conducidos o a duras exigencias en rotación sin la preparación adecuada. Para su
prevención se hace necesario una correcta educación en lo que respecta al trabajo
muscular del tronco (abdominales y dorso-lumbares) y a una sistemática introducción al
trabajo de sobrecarga con cargas crecientes y una buena educación en la ejecución de
los trabajos. Para su estudio se necesitan muchas veces estudios radiológicos o estudios
de imagen más sofisticados. Para su tratamiento debemos incluir a menudo el reposo
total o relativo y la colaboración de métodos fisioterapéuticos que ayuden a calmar el
sufrimiento. Los sufrimientos lumbares requieren a menudo tratamientos largos y un
muy buen proceso de rehabilitación previo al reintegro a los entrenamientos normales.
En los niños y adolescentes, no debemos desestimar nunca la referencia a un
dolor lumbar, ya que con frecuencia corresponde a una lesión por sobreuso ya
mencionada: la espondilolisis, que es en esencia una fractura por stress. Bien
diagnosticada y tratada (a veces por un período prolongado), a menudo cura sin
secuelas. De todos modos su presencia en un deportista y con más razón si se trata de
varios deportistas de un mismo plantel, obliga a analizar los métodos de trabajo
empleados y el impacto que ellos producen, en especial los trabajos de sobrecarga y los
multisaltos con alturas crecientes. Un mal tratamiento de estas lesiones puede ocasionar
complicaciones como son los desplazamientos vertebrales (espondilolistesis) que
pueden llevar al abandono parcial o total de los deportes.
 Lesiones de la ingle:
Cada vez más frecuentes en deportes como el fútbol, se engloban bajo el término
“pubalgia”, que incluye el sufrimiento de distintas estructuras del área inguinal:
músculos, ligamentos, articulaciones (de la pelvis, de la cadera). Su diagnóstico no es
sencillo (a veces por descarte) y requiere un exhaustivo examen que puede incluso
incluir una consulta con un Cirujano que nos descarte una hernia inguinal o una
patología del aparato reproductor. Cuando el dolor es producido por alguna de las
estructuras del aparato locomotor, con frecuencia se presenta en deportistas que tienen
un desnivel de la pelvis por diferencia de longitud de piernas (alrededor del 40 % de los
habitantes del planeta tiene una pierna más larga que la otra). Se puede ver en
deportistas de ambos sexos aunque es más frecuente en los varones. Muy
frecuentemente está vinculado a trabajos de sobrecarga sin la educación previa
necesaria o sin la preparación física adecuada para su asimilación, sin desestimar a un
mal terreno para el entrenamiento o un proceso de calentamiento previo incorrecto o un
mal trabajo preparatorio de la flexibilidad, etc..
Se trata de patologías que pueden ser agudas y vinculadas a hechos concretos
como los mencionados. Son las que evolucionan mejor. También muchas veces son
procesos que se prolongan en el tiempo, evolucionando hacia la cronicidad, lo que los
hace más difícil de manejar.
Respecto a su estudio lo más importante es el examen clínico como ya
mencionamos de todas las estructuras involucradas, en busca de dolor, acortamientos
musculares o déficit en la movilidad articular (columna lumbar, pelvis, caderas). Con
frecuencia se hace necesario completar su estudio con estudios radiológicos o
ecográficos.
Si nos referimos a su tratamiento es eminentemente médico y en casos
excepcionales quirúrgico. Se trata de incluir al deportista en un Plan de tratamiento y
rehabilitación en base a una batería de ejercicios de elongación, flexibilidad y
tonificación muscular progresiva de todos los músculos involucrados en el área pélvica.
En tanto el deportista se va fortaleciendo, se le autorizan todos aquellos ejercicios que
no lo desequilibren en su proceso y/o le produzcan dolor del área lesionada (carrera de
frente, bicicleta, pileta, etc.).
Cuando el dolor en la ingle se presenta en un niño o adolescente debemos
sospechar de un arrancamiento apofisario, en especial en la inserción alta del recto
anterior (uno de los fascículos del cuádriceps) en una saliente de la pelvis llamada
espina iliaca. No es muy frecuente pero la debemos tener en cuenta cuando se presenta
en especial en adolescentes, frecuentemente futbolistas. Se manifiesta como un dolor
brusco al pegarle a la pelota. Se diagnostica con un examen clínico correcto y un estudio
radiológico. En general se curan solos y sin secuelas luego de un período de reposo que
es de aproximadamente un mes.
Conclusiones
Si analizamos en conjunto todas las lesiones deportivas, llegaremos a la
conclusión que sólo muy pocas son capaces de comprometer la vida. En general la
enorme mayoría de las lesiones que pueden ocurrir en la práctica deportiva se curan
solas, aunque sin duda que si son bien tratadas se curarán mejor y más precozmente.
Pensamos que de aplicarse el “sentido común” seguramente estaremos
favoreciendo una buena evolución de cualquier lesión deportiva. O sea queremos decir
que si en algún sector de nuestro cuerpo tenemos dolor, lo ideal es evitar su producción.
Pero eso no invalida que podamos ejercitar otro sector de nuestro cuerpo. Como
ejemplo podríamos decir que una lesión de ligamentos de una rodilla, no prohibe ni
invalida para ejercitar la otra pierna, o los abdominales o los miembros superiores.
Asimismo una fractura de un puño no invalida para trabajar los abdominales o la
espalda y los miembros inferiores. Está absolutamente comprobado que “el tejido
lesionado se cura mejor si está sometido a algún tipo de tensión”. No somos partidarios
de la inmovilización prolongada ni del reposo absoluto, a menos que sea absolutamente
necesario.
Una vez analizados los tipos de lesiones más frecuentes, quizá a modo de
resumen respecto al tratamiento inicial, no olvidemos que la inmovilización del área
afectada, a veces un vendaje elástico o semi-elástico, y el huso del hielo (el mejor
analgésico y anti-inflamatorio que existe) sea el mejor tratamiento. Luego sin duda
debemos solicitar una consulta con un profesional que tenga experiencia en las lesiones
del deporte, quien podrá hacernos el diagnóstico adecuado, nos indicará cuál es el mejor
tratamiento y nos ayudará para un buen reintegro a la competencia deportiva.

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  • 1. 3- Las Lesiones Deportivas Dr. Carlos Voituret Pazos Definición de lesión No hay internacionalmente unanimidad de criterios para definir una “lesión deportiva”. La FIFA lo hace afirmando que es “toda afección física causada por el fútbol”. Definición que podemos aceptar como correcta, extendiéndola a todo el deporte. La misma organización determina de acuerdo al período de tiempo de incapacidad que generan, que las lesiones deportivas se pueden dividir en: “lesiones menores” (de 1 a 7 días), “lesiones moderadas” (de 1 a 4 semanas) y “lesiones graves” (más de 1 mes o daño permanente) Clasificación Una primera división de las lesiones deportivas, podría ser: lesiones traumáticas (único traumatismo, directo o indirecto) y lesiones por sobreuso o uso excesivo (microtraumatismo repetido). En el primer grupo de lesiones por traumatismo único, incluiremos: a) Las contusiones (traumatismo directo contra un rival o compañero, con útiles de juego, contra la superficie donde se juega, etc.) b) Las distensiones o estiramientos que involucran los tejidos blandos (músculos y tendones) y que en grados de mayor intensidad determinan a veces desgarros. Habitualmente son lesiones que se producen por traumatismo indirecto o sea sólo, sin participación de rivales o compañeros. c) Los esguinces o torceduras que involucran a las articulaciones y sus tejidos blandos (ligamentos, cápsula, sinovial, meniscos). Se producen en especial en tobillo y rodilla en el miembro inferior, y también en el hombro, codo, puño y mano en el miembro superior. d) Las fracturas que implican lesiones óseas, asociadas siempre a lesiones de los tejidos blandos. e) Las luxaciones que se refieren a la pérdida momentánea y traumática de la relación normal entre dos huesos a nivel de una articulación (un hueso se sale de su lugar habitual, por ejemplo el hombro o la rótula). En el grupo de lesiones por sobreuso estamos incluyendo a lesiones por microtraumatismo repetido, grupo de lesiones que cada vez vemos con mayor frecuencia en el deporte. Para que sea más comprensible este grupo, imaginemos que
  • 2. tenemos en la mano un alambre que doblamos y estiramos repetidamente, ¿qué sucede con el alambre? primero se calienta y luego se puede romper. Lo mismo sucede a veces con los tejidos del aparato locomotor cuando son sobreutilizados, generando: a) Las tendinitis que involucran a los tendones tanto en los miembros superiores o inferiores que son en general características de los adultos. Un tipo especial de ellas son las tendinitis de inserción (que otros denominan entesitis) que se ven en los adultos jóvenes, produciendo dolor e inflamación en los sitios de inserción de los tendones en los huesos. Así cada deporte puede llegar a producir un tipo especial de estas lesiones de acuerdo a los tendones más utilizados (por ejemplo: el tendón rotuliano y el tendón de Aquiles en los deportes de salto, o el “codo de tenista” en este deporte). b) Las periostitis que involucran a la membrana de recubrimiento de los huesos, llamada periostio. En los sitios de inserción muscular en especial en los miembros inferiores, el uso excesivo o el impacto exagerado (por un mal calzado o un piso muy duro) producen dolor e inflamación del periostio, en especial siguiendo a la tibia en la pierna de los corredores. c) Las fracturas por stress que involucran a los huesos. Más frecuentemente en los miembros inferiores que en los superiores, en especial en el pie y en la pierna, muchas veces vinculados a un apoyo incorrecto que produce un microtraumatismo repetido que puede llegar a determinar un tipo especial de lesión de los huesos que se llaman “fracturas por stress”, entendiendo por “stress” el sufrimiento en este caso del hueso que puede llegar a romperse. También se presentan en la columna, más frecuentemente en la columna lumbar, y se ven en especial en la etapa de la adolescencia (fracturas por stress en las vértebras, que técnicamente se denominan espondilolisis). d) Las apofisitis que son características de los adolescentes. Las apófisis son salientes de los huesos donde se amarran los tendones de los músculos más importantes. La tracción o tironeamiento repetido de dichos tendones por la contracción muscular, lleva a un proceso inflamatorio de las apófisis cuya base aún no se ha osificado en la etapa de crecimiento (adolescencia): produciendo dolor, hinchazón, enrojecimiento, calor local y en los casos más graves el arrancamiento de las apófisis, circunstancia que es excepcional. Se presentan con cierta frecuencia en la rodilla (tuberosidad anterior de la tibia, inserción del cuádriceps) y con menor frecuencia en el isquion (inserción de los músculos isquio-tibiales) y en la espina iliaca (inserción del recto anterior del muslo). Una segunda forma de clasificar las lesiones sería dividirlas de acuerdo al tejido sobre el que asientan. Así podríamos mencionar: 1- Lesiones musculares 2- Lesiones tendinosas 3- Lesiones óseas 4- Lesiones articulares (que pueden incluir lesiones de varios tejidos: huesos, ligamentos, cartílagos, meniscos, etc.) Una tercera manera de clasificar las lesiones deportivas sería dividirlas de acuerdo a la edad del sujeto en el que se producen. Así las dividiríamos en:
  • 3. 1- Lesiones de los niños y adolescentes. Estas pueden ser las lesiones de las áreas de crecimiento o fisis : en las extremidades de los huesos largos. Se trata del equivalente de las fracturas en esta etapa de la vida. Un tratamiento incorrecto puede significar una deformidad, como secuela por un crecimiento anormal. En los niños y en especial en los adolescentes es donde más se aprecian las lesiones por sobreuso ya mencionadas. 2- Lesiones de los jóvenes y adultos: en especial las ya mencionadas contusiones, distensiones, esguinces, fracturas y luxaciones. 3- Lesiones del adulto mayor (lesiones por desgaste: artrosis) Por último haremos ahora un análisis de las lesiones más frecuentes en el deporte y con ese criterio diremos que las lesiones deportivas más frecuentes son: 1- Lesiones musculares 2- Lesiones de la rodilla 3- Lesiones del tobillo Con menor frecuencia debemos mencionar: 1- Fracturas y luxaciones 2- Lesiones de la columna 3- Traumatismos craneoencefálicos 4- Lesiones de la ingle Lesiones más frecuentes  Lesiones musculares: En todas las estadísticas presentadas en el mundo, figuran como las lesiones más frecuentes. Si volvemos al fútbol que sin duda es el deporte más estudiado: para la FIFA las lesiones musculares superan el 40 % del total de lesiones, cifra que con mínimas alteraciones se acepta en general como válida.
  • 4. Los músculos se lesionan debido a dos mecanismos diferentes: contacto o traumatismo directo (contusión) o estiramiento (distensión – traumatismo indirecto). Los cuádriceps (cara anterior del muslo) son el grupo muscular más susceptible a las lesiones por contusión, sin duda porque son los más expuestos. Los isquio-tibiales (cara posterior del muslo) son los músculos que más comúnmente se lesionan por distensión o estiramiento brusco. Si consideramos la clínica de las lesiones musculares (o sea qué signos y síntomas producen), debemos decir que se manifiestan fundamentalmente por el dolor y la impotencia funcional. Respecto al dolor debemos distinguir el dolor a la palpación del área lesionada, el dolor al estiramiento y el dolor a la contracción. Debemos también considerar el momento de aparición del dolor, o sea si fue brusco durante el ejercicio o apareció después del ejercicio. Respecto a la impotencia funcional o sea el grado de limitación al movimiento que generan estas lesiones, puede ser que nos encontremos con una gran incapacidad desde el inicio o sólo una limitación al realizar esfuerzos. Si consideramos la gravedad de las lesiones musculares, podríamos dividirlas en tres grados: a) Lesiones leves. Pueden ser contusiones o distensiones leves que generalmente no producen lesiones de las fibras musculares. No producen mayor impotencia funcional y se manifiestan en forma de dolor tolerable que cede en pocas horas o días. b) Lesiones medianas. Aquí tendríamos que considerar los desgarros fibrilares y las lesiones de fatiga. Respecto a las primeras también llamadas “tirones” implican roturas de algunas fibras, producen dolor desde su producción o sea en el esfuerzo y una impotencia funcional moderada. Las lesiones de fatiga o “contracturas” se producen por uso excesivo (entrenamientos o competencias muy duras, pobre nivel de entrenamiento, mala preparación para el esfuerzo u otro tipo de factores predisponentes). Son lesiones a veces difíciles de objetivar y ceden en un período variable que va de 1 a 3 ó 4 semanas. c) Lesiones graves. Son los grandes desgarros musculares que implican roturas de haces musculares, excepcionalmente de todo un músculo, generalmente acompañadas de un sangrado interno que puede ser importante (dentro o alrededor del músculo) y que se manifiesta en la piel (como un hematoma) recién varios días después. Estas lesiones se manifiestan con una impotencia funcional muy severa y gran dolor. Las lesiones musculares más frecuentes son las medianas, a veces son difíciles de diagnosticar y en ellas el principal problema radica en cuándo se puede volver a la competencia luego de producidas. Para su diagnóstico creemos que lo más importante es un correcto examen clínico, pero a veces se puede recurrir a estudios de imagen como la Ecografía de partes blandas para determinar su extensión o para hacer su seguimiento en la evolución. Respecto al tratamiento en esto no hay ninguna duda, se basa fundamentalmente (en el inicio): en el reposo y el hielo (el gran aliado de los deportistas) en períodos
  • 5. repetidos de 30 minutos con un descanso similar o mayor entre cada sesión. No es conveniente el hielo directo sino con una interfase (toalla o paño). Pasadas las horas o los días, a medida que el dolor va desapareciendo se comienza el reintegro progresivo al ejercicio, adecuado a la tolerancia. En las lesiones medianas o graves se hace indispensable antes del reintegro a la competencia hacer un período de rehabilitación muscular (fuerza y flexibilidad) que compense lo perdido durante el período de reposo. Las lesiones musculares son las más difíciles de manejar, en especial cuando se trata de decidir si el deportista puede seguir en la competencia y en qué momento se puede reintegrar a ella. En esto vale mucho la experiencia del médico tratante y es preferible siempre ser un poco conservador y saber esperar el momento oportuno.  Lesiones de la rodilla: Siguen en orden de frecuencia a las lesiones musculares y figuran en las distintas estadísticas entre el 20 y el 30 % de todas las lesiones. Son sin duda las lesiones más graves dentro del grupo de lesiones frecuentes y son también las que generan mayor número de cirugías en deportistas. Las lesiones de la rodilla son lesiones articulares y se pueden producir por traumatismos directos que obligan a movimientos forzados de la rodilla y la consiguiente lesión de uno o varios de los componentes de la articulación o más frecuentemente por mecanismos indirectos: el deportista sufre la lesión en un movimiento en general rotatorio de la articulación, provocado por un giro brusco y/o una desaceleración sin la colaboración de ningún rival. Entre las múltiples lesiones que se pueden producir en las rodillas, las que se distinguen son las lesiones de los meniscos y las lesiones de los ligamentos. Los meniscos son cartílagos y tienen la misma consistencia que la oreja. Su función es fundamentalmente la de amortiguador del peso entre el fémur y la tibia. El tejido cartilaginoso en general no se cicatriza y su lesión o rotura obliga en general al tratamiento quirúrgico. Se manifiestan con dolor, a veces discreta inflamación de la articulación; producen a veces ruidos no habituales en los movimientos y pueden llegar a bloquear el movimiento normal de la rodilla (la rodilla se “tranca” o sea no se puede estirar del todo).
  • 6. Desde hace más de veinte años que se desarrolló la “artroscopía de la rodilla” como un método quirúrgico excelente para la solución de las lesiones meniscales, porque produce muy baja agresión para la articulación, permite solucionar eficazmente los problemas dentro de ella y permite una rehabilitación precoz (4 a 6 semanas) y muy bien tolerada por el paciente. Los ligamentos actúan como elásticos o tensores que unen los dos huesos de la rodilla (fémur y tibia). Debemos distinguir los ligamentos laterales (interno y externo) que están por fuera de la cavidad de la articulación y los ligamentos cruzados (anterior y posterior) que están en el centro de la rodilla. Sus lesiones se denominan esguinces (estiramientos o roturas parciales o totales). De los ligamentos laterales el que se lesiona con mayor frecuencia es el interno y de los ligamentos cruzados el más frecuentemente lesionado es el anterior (95 % de las lesiones de los ligamentos cruzados). Las lesiones de los ligamentos laterales también tienen distinto grado de gravedad y de acuerdo a éste pueden ser tratadas con tratamiento médico (reposo, a veces inmovilización, fisioterapia, etc.) o quirúrgico (reparación). Los ligamentos cruzados, en especial el ligamento cruzado anterior en general no se cicatrizan y pueden generar en la rodilla un estado de inestabilidad que puede determinar su tratamiento quirúrgico. Su rehabilitación puede llevar un período de 5 a 7 meses y se debe realizar la misma de una manera muy progresiva, sin saltear ninguna de sus etapas previo a la vuelta a la competencia. Frecuentemente en la rodilla las lesiones se presentan involucrando a los meniscos y a los ligamentos simultáneamente, lo que hace más difícil su diagnóstico. No debemos olvidar además que ambos huesos de la articulación están recubiertos por una capa de cartílago llamado cartílago articular, que muchas veces también está involucrado en la lesión, simulando lesiones meniscales. Su tratamiento es frecuentemente quirúrgico. Podemos considerar que hoy en día las lesiones de la rodilla se diagnostican mejor y se tratan más precozmente. Asimismo debemos señalar que la mejora en los métodos de entrenamiento, en especial en lo que se refiere a la resistencia y la fuerza, obliga a jugar en espacios más reducidos, con rivales más cercanos y eso lleva a frecuentes maniobras de giro brusco que ha hecho que las lesiones de la rodilla sean más frecuentes que antes. Como tratamiento inicial todas las lesiones de la rodilla se tratan con reposo, a veces inmovilización y tratamiento anti-inflamatorio en especial con hielo que se debe mantener mientras exista inflamación (lo que puede significar a veces muchos días). Será el médico quien decida luego cual es el camino terapéutico a seguir de acuerdo al tipo y la gravedad de la lesión. Actualmente se cuenta además con un método de imagen que puede ser de gran utilidad en aclarar el diagnóstico de una lesión de la rodilla cuando éste es dudoso, es la Resonancia Nuclear Magnética. Procedimiento que por el momento tiene en nuestro país un costo muy elevado.  Lesiones del tobillo:
  • 7. Siguen en orden de frecuencia a las lesiones de la rodilla. Para la FIFA en el fútbol representan el 20 % de todas las lesiones. Es en los tobillos donde mejor se aprecian las diferencias entre deportistas profesionales y deportistas aficionados, ya que en estos su frecuencia puede llegar hasta el 35 %. Esto está vinculado a su diferente forma de preparación para la competencia, a las diferencias del terreno y a veces también a las diferencias en el calzado. Las lesiones del tobillo en general son esguinces. Se trata de lesiones articulares donde lo más común es que estén involucrados los ligamentos laterales de la articulación, siendo el más frecuentemente lesionado el ligamento lateral externo que une al peroné con los huesos del pie (astrágalo y calcáneo). También puede la lesión presentarse en el sector interno, lesionándose el ligamento lateral interno o ligamento deltoideo, que es una gruesa lámina que une a la tibia con los huesos del pie. En los casos más graves pueden estar involucrados ambos lados del tobillo. En los niños y adolescentes antes de plantearse un “esguince de tobillo” es obligatorio pensar en lesiones de las áreas de crecimiento o fisis de las extremidades de la tibia o el peroné, ya que son mucho más frecuentes. Para ello se hace necesario un estudio radiológico simple. En los adultos y en presencia de mucho dolor, inflamación e impotencia funcional, también es obligatorio un estudio radiológico que me descarte la presencia de una fractura de alguno de los huesos que componen la articulación del tobillo. Respecto al mecanismo de producción el más frecuente es el traumatismo indirecto, la “torcedura” del tobillo en un giro brusco, en un terreno desparejo o en la caída de un salto (frecuente en el básquetbol al caer de un salto y pisar otro pie), sin la colaboración de un rival. En no pocos casos el esguince se produce luego de un traumatismo directo en la pierna, que obliga a la torcedura y lesión del tobillo. Respecto a los síntomas que produce: dolor generalmente localizado en el sector lesionado, importante inflamación casi inmediata y gran impotencia funcional. El tratamiento inicial como en todas las lesiones está basado en el reposo, la inmovilización precoz (en general elástica no rígida) y el hielo, al que hay que agregarle frecuentemente los analgésicos. Es muy importante la rehabilitación de los tobillos lesionados previo a la vuelta a la competencia: devolver la movilidad, la fuerza y en especial el equilibrio y la coordinación de la articulación. Se hace importante recomendar el uso de vendajes elásticos o semi-elásticos para la protección de los tobillos lesionados y/o para la prevención de los esguinces. Aunque en realidad creemos que la mejor prevención es un
  • 8. buen trabajo articular previo (fuerza, movilidad, coordinación) en especial en situaciones imprevistas (terrenos con pendientes, arena, etc.). Entre los factores de riesgo más frecuentes para este tipo de lesiones del tobillo, debemos mencionar las lesiones previas que no han sido adecuadamente rehabilitadas. En esto juega un papel importante la ansiedad por volver a la competencia y/o la presión que en ese sentido ejercen todos los que rodean a un deportista. Respecto a otras lesiones menos frecuentes, debemos expresar algunos detalles:  Fracturas: Lesiones de los huesos, más frecuentes en los miembros inferiores, que se pueden producir por traumatismos directos en general en los deportes de contacto y que pueden ser muy impactantes o a veces pasar desapercibidas. Si a la lesión del hueso se suma el hecho de ser una lesión expuesta (la piel se abre y deja ver los tejidos que están debajo, inclusive a veces el hueso), entonces la situación se transforma en grave por el riesgo agregado de una infección que de por sí agrega una importante complicación. A veces también se puede producir una fractura en un traumatismo indirecto, sin la presencia de un rival, en un giro brusco o en la caída luego de un salto. Una fractura es de por sí una situación grave que debe exigir un estudio radiológico inmediato y un correcto tratamiento. Depende del lugar en donde la lesión asiente, el poder determinar el tiempo de tratamiento y rehabilitación que exige para la vuelta a la competencia. Respecto al tipo de tratamiento se pueden emplear métodos ortopédicos médicos (por ejemplo inmovilizaciones con yeso) o tratamientos quirúrgicos. En general respecto al tratamiento depende mucho de la orientación del médico tratante, que debe ser un especialista (Traumatólogo).  Luxaciones: Se trata de la pérdida brusca de la relación entre dos huesos a nivel de una articulación, o sea que un hueso se sale de su lugar habitual en dicha articulación. Como ejemplos más frecuentes podemos mencionar las luxaciones de hombro y las luxaciones de rótula (más frecuentes en los niños y adolescentes). Se debe considerar que las luxaciones si bien no son muy frecuentes, son siempre situaciones graves que deben ser resueltas precozmente. Producen mucho dolor y contractura muscular peri-articular producida por el propio dolor y por la pérdida de la relación normal. La actitud frente a este tipo de lesiones debe ser lograr precozmente la reducción de la luxación (vuelta de los huesos a su relación habitual). Para ello se debe recurrir a la ayuda de un verdadero entendido en el tema, lo que hace a veces necesario el traslado inmediato del deportista a un centro asistencial. No se deben hacer pruebas si no se domina el tema, ya que eso puede agravar la lesión inicial con el agregado de lesiones vasculares o neurológicas. Las luxaciones exigen un período de reposo prudencial que dependen del tipo de lesión y luego un correcto tratamiento de rehabilitación. Muchas veces exigen un
  • 9. tratamiento quirúrgico que habitualmente se posterga un tiempo respecto a la lesión inicial. No debemos dejar de considerar que a veces las luxaciones no son “puras”, sino que se complican con una fractura de alguno de los huesos involucrados, resultando entonces una “luxo-fractura”, para cuyo diagnóstico es imprescindible un estudio radiológico.  Traumatismos de cráneo: Si bien son muy poco frecuentes, son sin duda las lesiones más graves en el deporte. Se las denomina traumatismo cráneo-encefálico porque su gravedad está determinada fundamentalmente por el daño que puedan haber causado o llegar a causar en el contenido de la cavidad craneana. Se ven fundamentalmente en los deportes de contacto, tratándose de contusiones, en general de cabeza contra cabeza, codazos en la cabeza o cabezas contra el terreno en una caída. Son a veces lesiones casuales que expresan la potencia puesta por dos deportistas en busca de una pelota, aunque a veces también son resultado de acciones sumamente violentas en especial con los codos, las que ponen en riesgo severamente a un rival. Este tipo de contusiones en la cabeza y también en el cuello, pueden desarrollar un fenómeno especial llamado “concusión” que es el efecto de una fuerza traumática directa o indirecta en las estructuras craneanas. Se manifiesta de muy diversas maneras: mareos, pérdidas del equilibrio, desorientación a veces con lenguaje incoherente, con o sín pérdida de la conciencia. Todos estos efectos mencionados son formas de expresión de una alteración de la función neurológica que debe ser reconocida y tratada adecuadamente. En primer lugar con el retiro del deportista de la competencia, el reposo y el traslado a un centro asistencial. Requieren muchas veces estudios de imagen especializados (Tomografía axial computarizada) y en la mayoría de los casos se resuelven espontáneamente con un período de reposo y una vuelta progresiva a la actividad deportiva. En casos más graves y menos frecuentes, pueden requerir tratamientos quirúrgicos.  Lesiones de la columna: Se trata de lesiones poco frecuentes pero a veces muy invalidantes. Involucran a las estructuras óseas que conforman la columna vertebral (vértebras), a los discos intervertebrales que son amortiguadores del peso entre dos vértebras, a las estructuras de fijación entre las vértebras y discos que son los ligamentos y a las estructuras de protección de todo lo anterior que son los músculos vinculados a la columna vertebral. Podemos distinguir dos sectores de la columna vertebral como los que más a menudo producen molestias: la columna cervical y la columna lumbar. Respecto a la columna cervical digamos que se pueden producir lesiones por traumatismos directos que vinculan a menudo a la cabeza y el cuello que se deben estudiar y tratar correctamente. Pero no podemos dejar de decir que la columna cervical es el sector con mayor movilidad de toda la columna, siendo por lo tanto el sector de
  • 10. mayor desgaste, o sea el más propenso a las lesiones de tipo artrósico que se ven con cierta frecuencia después de los 30 años. Respecto a la columna lumbar debemos distinguir: los sufrimientos de los niños y adolescentes y los de los adultos. En los adultos las lesiones de la columna lumbar pueden estar vinculados a traumatismos directos que son los menos frecuentes o en general vinculados a lesiones de alguna de las estructuras mencionadas, vinculadas a entrenamientos de sobrecarga no bien conducidos o a duras exigencias en rotación sin la preparación adecuada. Para su prevención se hace necesario una correcta educación en lo que respecta al trabajo muscular del tronco (abdominales y dorso-lumbares) y a una sistemática introducción al trabajo de sobrecarga con cargas crecientes y una buena educación en la ejecución de los trabajos. Para su estudio se necesitan muchas veces estudios radiológicos o estudios de imagen más sofisticados. Para su tratamiento debemos incluir a menudo el reposo total o relativo y la colaboración de métodos fisioterapéuticos que ayuden a calmar el sufrimiento. Los sufrimientos lumbares requieren a menudo tratamientos largos y un muy buen proceso de rehabilitación previo al reintegro a los entrenamientos normales. En los niños y adolescentes, no debemos desestimar nunca la referencia a un dolor lumbar, ya que con frecuencia corresponde a una lesión por sobreuso ya mencionada: la espondilolisis, que es en esencia una fractura por stress. Bien diagnosticada y tratada (a veces por un período prolongado), a menudo cura sin secuelas. De todos modos su presencia en un deportista y con más razón si se trata de varios deportistas de un mismo plantel, obliga a analizar los métodos de trabajo empleados y el impacto que ellos producen, en especial los trabajos de sobrecarga y los multisaltos con alturas crecientes. Un mal tratamiento de estas lesiones puede ocasionar complicaciones como son los desplazamientos vertebrales (espondilolistesis) que pueden llevar al abandono parcial o total de los deportes.  Lesiones de la ingle: Cada vez más frecuentes en deportes como el fútbol, se engloban bajo el término “pubalgia”, que incluye el sufrimiento de distintas estructuras del área inguinal: músculos, ligamentos, articulaciones (de la pelvis, de la cadera). Su diagnóstico no es sencillo (a veces por descarte) y requiere un exhaustivo examen que puede incluso incluir una consulta con un Cirujano que nos descarte una hernia inguinal o una patología del aparato reproductor. Cuando el dolor es producido por alguna de las estructuras del aparato locomotor, con frecuencia se presenta en deportistas que tienen un desnivel de la pelvis por diferencia de longitud de piernas (alrededor del 40 % de los habitantes del planeta tiene una pierna más larga que la otra). Se puede ver en deportistas de ambos sexos aunque es más frecuente en los varones. Muy frecuentemente está vinculado a trabajos de sobrecarga sin la educación previa necesaria o sin la preparación física adecuada para su asimilación, sin desestimar a un mal terreno para el entrenamiento o un proceso de calentamiento previo incorrecto o un mal trabajo preparatorio de la flexibilidad, etc.. Se trata de patologías que pueden ser agudas y vinculadas a hechos concretos como los mencionados. Son las que evolucionan mejor. También muchas veces son procesos que se prolongan en el tiempo, evolucionando hacia la cronicidad, lo que los hace más difícil de manejar.
  • 11. Respecto a su estudio lo más importante es el examen clínico como ya mencionamos de todas las estructuras involucradas, en busca de dolor, acortamientos musculares o déficit en la movilidad articular (columna lumbar, pelvis, caderas). Con frecuencia se hace necesario completar su estudio con estudios radiológicos o ecográficos. Si nos referimos a su tratamiento es eminentemente médico y en casos excepcionales quirúrgico. Se trata de incluir al deportista en un Plan de tratamiento y rehabilitación en base a una batería de ejercicios de elongación, flexibilidad y tonificación muscular progresiva de todos los músculos involucrados en el área pélvica. En tanto el deportista se va fortaleciendo, se le autorizan todos aquellos ejercicios que no lo desequilibren en su proceso y/o le produzcan dolor del área lesionada (carrera de frente, bicicleta, pileta, etc.). Cuando el dolor en la ingle se presenta en un niño o adolescente debemos sospechar de un arrancamiento apofisario, en especial en la inserción alta del recto anterior (uno de los fascículos del cuádriceps) en una saliente de la pelvis llamada espina iliaca. No es muy frecuente pero la debemos tener en cuenta cuando se presenta en especial en adolescentes, frecuentemente futbolistas. Se manifiesta como un dolor brusco al pegarle a la pelota. Se diagnostica con un examen clínico correcto y un estudio radiológico. En general se curan solos y sin secuelas luego de un período de reposo que es de aproximadamente un mes. Conclusiones Si analizamos en conjunto todas las lesiones deportivas, llegaremos a la conclusión que sólo muy pocas son capaces de comprometer la vida. En general la enorme mayoría de las lesiones que pueden ocurrir en la práctica deportiva se curan solas, aunque sin duda que si son bien tratadas se curarán mejor y más precozmente. Pensamos que de aplicarse el “sentido común” seguramente estaremos favoreciendo una buena evolución de cualquier lesión deportiva. O sea queremos decir que si en algún sector de nuestro cuerpo tenemos dolor, lo ideal es evitar su producción. Pero eso no invalida que podamos ejercitar otro sector de nuestro cuerpo. Como ejemplo podríamos decir que una lesión de ligamentos de una rodilla, no prohibe ni invalida para ejercitar la otra pierna, o los abdominales o los miembros superiores. Asimismo una fractura de un puño no invalida para trabajar los abdominales o la espalda y los miembros inferiores. Está absolutamente comprobado que “el tejido lesionado se cura mejor si está sometido a algún tipo de tensión”. No somos partidarios de la inmovilización prolongada ni del reposo absoluto, a menos que sea absolutamente necesario.
  • 12. Una vez analizados los tipos de lesiones más frecuentes, quizá a modo de resumen respecto al tratamiento inicial, no olvidemos que la inmovilización del área afectada, a veces un vendaje elástico o semi-elástico, y el huso del hielo (el mejor analgésico y anti-inflamatorio que existe) sea el mejor tratamiento. Luego sin duda debemos solicitar una consulta con un profesional que tenga experiencia en las lesiones del deporte, quien podrá hacernos el diagnóstico adecuado, nos indicará cuál es el mejor tratamiento y nos ayudará para un buen reintegro a la competencia deportiva.