El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cumple un año en el cargo con una imagen popular fortalecida por la reducción de la violencia criminal, aunque también recibe críticas por su estilo "autoritario". Su gobierno ha logrado una disminución sin precedentes en los homicidios mediante la represión de las pandillas y el uso de la fuerza por parte de la policía y el ejército, pero también se le critica por debilitar la democracia y militarizar el Congreso.