1. julio 2017
el dipló, una voz clara en medio del ruido Capital Intelectual S.A.
Paraguay 1535 (1061)
Buenos Aires, Argentina
Publicación mensual
Año XIX, Nº 217
Precio del ejemplar: $80
En Uruguay: 100 pesos
www.eldiplo.org
9771514522005
00211
China: nueva potencia ecológica
Dossier
Luego del retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, China se presenta como líder
global en la lucha contra el cambio climático. El poder central alienta las iniciativas a
favor del medio ambiente… siempre y cuando no amenacen sus intereses estratégicos.
Páginas
14 a 16
00217
Cristina Kichner y Mauricio Macri en la Bolsa de Comercio, 2-8-12 (Marcos Brindicci / Reuters)
La candidatura de Cristina Kirchner plantea un desafío político de cara
a unas elecciones en las que se definirá el futuro del modelo macrista.
La disputa
por el liderazgo
José Natanson Julio Burdman Pablo Semán Ana Natalucci
Ignacio Ramonet Guillaume Pitron Florence Beaugé Serge halimi
2. 2 | Edición 217 | julio 2017
por José Natanson
E
l fenómeno suele pasar por debajo
del radar de las encuestas y las in-
vestigaciones sociológicas. Cuan-
do se pregunta de manera abierta,
nadie, o casi nadie, se anima a ad-
mitirlo. Y sin embargo ocurre: en ocasiones,
quizás sin gritarlo pero de manera perfecta-
mente democrática, las sociedades eligen po-
líticas –y políticos– que conducen a mayores
niveles de desigualdad. En otras palabras, la
injusticia social no es solo resultado de las ten-
dencias ingobernables de la economía o la ma-
la praxis de la gestión estatal; también puede
ser popular.
Por supuesto, fuerzas globales irresistibles,
entre las que cabe mencionar el auge de una
economía financiera descontrolada, la hete-
rogeneidad del mundo laboral y la debilidad
de los Estados nacionales, propician socie-
dades más inequitativas. Pero lo que interesa
aquí no son los efectos casi gravitatorios del
capitalismo globalizado sino los motivos por
los cuales, en determinadas condiciones de
tiempo y espacio, las sociedades se inclinan
de manera más o menos consciente por mode-
los desigualadores, con todas sus consecuen-
cias en términos de convivencia ciudadana,
paz social e inseguridad pública.
¿Cómo se explica semejante cosa? El acadé-
mico francés François Dubet propone invertir
el razonamiento (1). Frente a los estudios de
sociología política que suelen argumentar que
la mayor desigualdad, propiciada por las ten-
dencias globales mencionadas más arriba, de-
riva en una crisis de los lazos sociales, Dubet
postula que es el resquebrajamiento de la con-
vivencia lo que permite que se profundice la
inequidad social. En suma, la desigualdad es
resultado de una crisis de la solidaridad.
El planteo de Dubet pone en cuestión la te-
sis del filósofo liberal John Rawls, que soste-
nía que, de los tres colores de la tríada revo-
lucionaria francesa, la fraternidad, que aquí
llamaríamos solidaridad, es el que tiene me-
nos peso en la construcción de las democra-
cias modernas. Para Dubet, la fraternidad es
condición de posibilidad de la igualdad. La
explicación es bastante simple: aunque infini-
tamente mejor para la mayoría, la igualdad es,
para una minoría privilegiada, cara. Por eso
una sociedad más equilibrada implica que los
sectores más ricos estén dispuestos a resignar
ganancias por vía de una estructura imposi-
tiva progresiva que redistribuya mejor el in-
greso; exige, en suma, que haya algunos que
acepten “pagar por otros”, sacrificarse por
personas… a las que ni siquiera conocen.
Para que este esfuerzo se concrete en la
práctica es necesario un sentido común que
remita a la idea de que somos más o menos se-
mejantes y que convivimos en un mismo espa-
cio, que es territorial pero también simbólico,
la mayoría de quienes formulan este discurso
estén lejos de ser ejemplos de self made men
queda para otro análisis: lo central es que re-
sulta políticamente eficaz.
Esto se explica en buena medida porque el
argumento encarna en un actor concreto, el
verdadero sujeto social de esta nueva batalla
cultural: el trabajador meritocrático. Habi-
tante de la periferia de las ciudades globaliza-
das, asalariado en el sector industrial o cuen-
tapropista con algún capital propio (un taxi,
un kiosco), el trabajador meritocrático man-
tiene –igual que el macrismo– una relación
ambigua y problemática con el Estado. Lejos
del vínculo vital de los sectores excluidos, que
dependen de la Asignación Universal o la jubi-
lación mínima para su supervivencia cotidia-
na, pero lejos también de la prescindencia de
los grupos más acomodados, combina depen-
dencia estatal con un rechazo casi pulsional
por la política: obra social con escuela públi-
ca, colectivo diario al trabajo con universidad
del conurbano, escuela parroquial con dos se-
manas en Mar del Plata.
En este contexto, las mejoras de bienestar
experimentadas durante el kirchnerismo sue-
len ser atribuidas menos al contexto político
que al esfuerzo individual del “nadie me re-
galó nada”, y por eso la vía de ascenso social
hacia la clase media pura, que es el gran ideal
aspiracional, es vista menos como una cons-
trucción colectiva que como una escalera ha-
cia lo privado: del hospital a la obra social y de
ahí a la prepaga.
Durante su largo ciclo en el poder, el kirch-
nerismo nunca encontró la forma de hablar-
le a este sector social, al que paradójicamen-
te había hecho mucho por ensanchar, y al fi-
nal optó por abandonarlo a su suerte, como si
ya no mereciera su distinguida atención. En
cambio el macrismo, tomando la posta de Ser-
gio Massa, desplegó una estrategia para sedu-
cirlo que incluyó la promesa de satisfacer sus
dos grandes demandas: la baja del impuesto
a las ganancias y la lucha contra la inseguri-
dad. De este modo logró sumarlo al voto repu-
blicano y al apoyo del campo hasta redondear
una base social tan amplia como policlasista:
sin la adhesión tardía del trabajador merito-
crático, Cambiemos nunca hubiera ganado la
provincia de Buenos Aires ni municipios co-
mo Lanús, Tres de Febrero o Quilmes.
Con su concepción de la sociedad como una
pecera donde las personas nadan sueltas, sus
apelaciones en singular y sus referencias casi
calvinistas al esfuerzo y la cultura del trabajo,
cuya contracara es por supuesto un rechazo
implícito a la pereza y la dependencia estatal,
el macrismo interpela a este sector social y,
de manera sutil pero perfectamente visible,
cambia el eje del debate público: al poner el fo-
co en la pobreza en reemplazo de la desigual-
Cuando la desigualdad
es una elección popular
histórico, lingüístico y afectivo. Sin la idea de
que compartimos un destino colectivo, de
que nuestro futuro está de alguna manera en-
lazado al de los demás, es difícil que los gru-
pos más favorecidos de la sociedad acepten el
sacrificio que implica sostener a los que me-
nos tienen.
Esta dificultad se profundiza en un mo-
mento en que cobran cada vez más importan-
cia los valores relacionados con la identidad
individual, que expresan no lo que tenemos en
común, sea nuestro lugar en la pirámide so-
cial (clase), nuestro trabajo (sindicato) o nues-
tra ideología (partido político), sino lo que nos
distingue, lo que nos hace diferentes el uno
del otro. El efecto de este auge identitario es
ambiguo: si por un lado fortalece el pluralis-
mo, la tolerancia y el multiculturalismo, por
otro tiende a consolidar el individualismo de
la “sociedad de la desconfianza”, en la que las
personas se miran como si estuvieran senta-
das a una mesa de póker. En ambos casos la
pregunta es la misma: ¿cómo asegurar la so-
lidaridad en un contexto de exacerbación del
individualismo?
El trabajador meritocrático
¿La sociedad argentina optó de manera de-
liberada por mayores niveles de inequidad
cuando eligió a Mauricio Macri en las presi-
denciales del 2015? Aunque es cierto que el
macrismo prometió mantener las políticas
sociales, cosa que hasta el momento cumplió,
y “no sacarle a nadie lo que ya tiene”, cosa que
no hizo, también es verdad que la desigualdad
estuvo completamente ausente de su discurso
de campaña y que la redistribución del ingre-
so, tan socorrida durante el kirchnerismo, ha
desaparecido del debate público.
Como señalamos en otra oportunidad (2),
la filosofía que orienta la gestión macrista no
apunta a construir una sociedad más igualita-
ria (igualdad de resultados) sino a garantizar
condiciones iguales para todos (igualdad de
oportunidades): la idea es consolidar una línea
equitativa de largada para que luego los indivi-
duos, que en su singularidad identitaria son to-
dos distintos (y por lo tanto quieren cosas dis-
tintas), compitan entre sí, y que cada uno llegue
hasta donde pueda. Bajo esta perspectiva, la ba-
lanza de la justicia se desplaza de la redistribu-
ción del ingreso a la redistribución de las opor-
tunidades, de la igualdad social al esfuerzo in-
dividual, del Estado al mercado.
Típicamente liberal, se trata de uno de
los pocos conceptos abstractos a los que ca-
da tanto recurre el macrismo, verificable en
las apelaciones al ciudadano-vecino utilizan-
do la segunda persona del singular (“Te hablo
a vos, que querés estar mejor”) y en las refe-
rencias permanentes a recuperar una “cultu-
ra del trabajo” supuestamente extraviada por
los desvaríos del populismo. El hecho de que
4. 4 | Edición 217 | julio 2017
Lamisión
S
upongamos un policidio en Argen-
tina, como ese que fantasea la serie
Sobreviviente Designado. Una bom-
ba que destruye el Congreso el día de
la apertura presidencial y saca de es-
cena a todo el gobierno y la dirigen-
cia política nacional. ¿Qué sucedería, en tal caso,
con nuestros partidos políticos? La mayoría no
quedaría en pie. El PRO estaría en problemas: es
pequeño, tiene pocos afiliados, carece de actores
de base; cuesta imaginarlo sin Macri, Rodríguez
Larreta o Vidal. Y sabemos que no habría Coali-
ción Cívica sin Carrió. La UCR podría sobrevi-
vir, porque hay una cultura radical y una cante-
ra de dirigentes para recordarla y representarla.
por Julio Burdman*
El peronismo ante el voto aspiracional
Nadie duda, sin embargo, que seguiría habiendo
peronismo. Porque el peronismo, a pesar de ser
un partido personalista, tiene vida independien-
temente de sus líderes fuertes. O, mejor dicho, es
anterior a ellos. El peronismo realmente existen-
te es una gigantesca red nacional de actores so-
ciales que forman parte del Estado argentino. Y
esa red necesita un presidente propio para operar.
Las oligarquías provinciales necesitan un amigo
en la Casa Rosada que les asegure la transferencia
de los fondos nacionales. Y para un gobernador
peronista, nada mejor que un presidente peronis-
ta, casi dijo el General. Los intendentes bonaeren-
ses, desde hace no demasiado tiempo, están en la
misma. Los sindicatos necesitan que el modelo
criollo de relaciones laborales siga funcionando.
Los movimientos sociales, que los programas se
sigan pagando. Y así.
Un partido de gobierno
Esa red es la que hace del peronismo un partido
de gobierno. Cualquier presidente, Macri inclui-
do, debe gobernar con él. El saber peronológico
agrega que toda esa gobernabilidad se acomoda,
se organiza y pasa al frente una vez que tiene un
líder. Lo que no es fácil es construir ese liderazgo.
Hay que demostrar capacidad y tener un proyec-
to. Los orígenes de las presidencias de Carlos Me-
nem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner tuvie-
ron importantes dosis de accidentalidad: ninguno
Dossier
La disputa por
el liderazgo
Demasiado enfrascado en su autopercepción como partido de mayorías, el peronismo
subestimó a Cambiemos y reconoce tardíamente una de las claves de su éxito: el
componente aspiracional. Los peronistas saben que su suerte en octubre se jugará, en
parte, en su capacidad para construir un mensaje que contemple esta dimensión.
M.A.f.I.A.
6. 6 | Edición 217 | julio 2017
La grieta opositora
S
i pudiéramos quitar el tamiz de los
filtros institucionales, los cronogra-
mas electorales y los egos en pugna
podríamos ver con más claridad que
lo que se expresa en esta elección
son las propiedades más duraderas
y pregnantes de la estructura social y los efectos
históricos que fraguan en ella un conjunto relati-
vamente limitado de invocaciones políticas. Y si
algo queda claro de ese ping pong entre estructura
social y vida política es, en nuestra tesis, que hasta
ahora la oposición oscila sin síntesis posible en-
tre dos modos de existencia histórica de los secto-
res populares y dos modos casi opuestos de refe-
rirse a ellos. La decisión de Cristina Fernández de
por Pablo Semán*
Entre el “pobretariado” y el “moyanismo social”
Kirchner de impulsar una fuerza ciento por cien-
to propia en la Provincia de Buenos Aires, los po-
tenciales límites de esta estrategia para superar la
imagen negativa de la ex presidenta en 2019, los lí-
mites que enfrentan las estrategias de Sergio Mas-
sa o Florencio Randazzo y la dura desaprobación
que obtiene el gobierno en buena parte del electo-
rado bonaerense expresan la compleja y contra-
dictoria superficie que ofrecen los sectores popu-
lares en su totalidad a la interpelación política.
Sectores populares
En aras de la simplicidad, podemos entender a
los sectores populares como el conjunto de los
trabajadores manuales calificados y no califica-
dos que forman el 53% de la población y que en
general se encuentran en los primeros cinco de-
ciles de ingresos. En una población económica-
mente activa (PEA) urbana de 15.000.000 de per-
sonas tenemos subconjuntos amplios y diferen-
tes entre sí, como el de las empleadas domésticas
(1.168.000), los empleos manufactureros (poco
más de 2.000.000), los empleados de la construc-
ción (1.500.000) y el importante grupo de los em-
pleados de comercio (3.000.000).
La dinámica social de estos sectores es la de la
fragilidad, aun en contextos de recuperación co-
mo los que se dieron a partir de las políticas públi-
cas impulsadas por el kirchnerismo y por la suba
de precios de las exportaciones argentinas. Si lle-
Dossier
La disputa por
el liderazgo
Pese a la significativa desaprobación hacia la alianza Cambiemos parece improbable la
construcción de una oposición unificada. Las distintas propuestas del peronismo que
se enfrentan en la Provincia de Buenos Aires son un reflejo de la heterogeneidad de los
sectores populares y de la dificultad de una misma fuerza para interpelarlos en su conjunto.
Movilización hacia Plaza de Mayo, 22-12-15 (Marcos Brindicci/Reuters)
8. 8 | Edición 217 | julio 2017
L
a gran pregunta que atravesó al cam-
po sindical durante el kirchnerismo
fue cómo los sindicatos recuperaban
supodercorporativomientrashacían
políticaenuncontextoderegresodel
Estado. Las diferentes respuestas en
tornoaquéimplicabahacerpolítica,sihabíaquere-
cuperarelroldecolumnavertebral,convertirseenla
cabezadelmovimientonacionalofundirseenelkirch-
nerismo,fuerondecisivasparaelprocesodefragmen-
tación. Como resultado, en diciembre de 2015 había
cincocentralesyporlomenoscuatronucleamientos.
Desde ese entonces el contexto socioeconómico
cambió drásticamente. El gobierno de Cambiemos
operóungironeoconservadorque,entreotrascues-
tiones,desmantelólasinstitucionesyproteccionesla-
borales.Aunqueaúnnoformalizóunproyectodere-
formalaboral,hayindicadoresquemuestranelrum-
bodesupolítica:laincorporaciónenlasnegociacio-
por Ana Natalucci*
nesparitariasdeaumentosporproductividad,elpago
porpresentismooloscambiosenelotorgamientode
licencias.Enestacoyuntura,laseleccionessonpen-
sadascomolainstanciaparalegitimarunaacciónde
gobierno –y con ella, el ajuste que anticipan actores
gubernamentalesclave–quenofuelaprometidadu-
rantelacampañaelectoral.
En cuanto al mundo sindical, la pregunta se abre
actualmenteendosdirecciones.Porunlado,¿cómo
seresisteesatransformaciónenlasrelacioneslabo-
rales? Y por otro, ¿cuál es la estrategia sindical en el
proceso político actual y específicamente en la con-
tienda electoral? ¿Qué implican los posicionamien-
tosdeapoyoquediferentesdirigentessindicaleshan
realizadoalasfuerzaspolíticasysusprecandidatos?
¿En qué medida contribuyen a reconstruir la repre-
sentaciónsindical?
Comopremisageneral,cadaposicionamientosu-
poneunsolapamientodevariasdimensiones:econó-
micas,organizacionales,gremiales,deidentificación
partidaria e ideológicas. El modo en que se conju-
guen y la que predomine definirán el perfil que asu-
macadaorganizaciónsindical.Enesteescenario,es
importante tener presente que no es la CGT como
centrallaqueintervieneenlascontiendaselectora-
les, sino que son los nucleamientos los que deciden
cuálessuparticipación.Porúltimo,tambiénhayque
considerarquelaacciónpolíticatieneunadobledi-
rección:unaorientadahacialosacuerdosintraCGT
quepermiteladinámicainternayotrahaciaelcam-
po político. En definitiva, un accionar político con
demandas corporativas y políticas. Sobre estas últi-
masnosvamosaconcentrar.
Breve historia de la desindicalización
Desdelos80sehabladeladesindicalizacióndelpero-
nismo.Pero,¿quésignificaesto?¿Quelossindicalistas
dejarondeserperonistasodehacerpolítica?¿oqueel
Dossier
La disputa por
el liderazgo
Sub.coop
Despuésdelsueño
delpresidenteobrero
por Ana Natalucci*
La acción sindical en la contienda electoral
A pesar del proceso de desindicalización del peronismo y de la creciente fragmentación
y heterogeneidad del movimiento obrero, los dirigentes gremiales continúan jugando
activamente en el terreno de la política, como lo confirma su participación en las listas
para las PASO. ¿Cuáles son los desafíos de la representación sindical en el escenario actual?
11. | 11
168
58
47
gráficos e infografías
mapas
artículos
El AtlasDE LA ARGENTINA
La democracia
inconclusa
¡YA SALIÓ!
w w w . e l d i p l o . o r g
Una obra imprescindible
para entender los
principales avances,
desafíos y fracasos de
una democracia aún
en construcción.
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De la deuda externa a la soja,
de la crisis de los partidos
políticos al federalismo, de
las relaciones con América
Latina al vínculo con China,
de los hábitos alimenticios a
los derechos humanos, del
cine a la cumbia y de ahí a
Borges y Maradona, El Atlas
de la Argentina ofrece una
mirada panorámica
de un país en permanente
transformación.
12. 12 | Edición 217 | julio 2017
De la independencia
a la hambruna
Luego de su independencia en 2011, el conflicto político que estalló
en diciembre de 2013 profundiza la crisis social en Sudán del Sur.
Mientras que la violencia, la crisis alimentaria y su déficit sanitario
empujan a sus habitantes al exilio, la comunidad internacional ha
hecho oídos sordos a un estado de emergencia calamitoso.
El apoyo ciego de Washington al presidente Salva Kiir
por Gérard Prunier*
un monto de 1.600 millones de dólares,
sóloobtuvounaparsimoniosaehipotéti-
carespuesta:46%deanunciosyninguna
certeza con respecto al desembolso. La
ONU se vio entonces obligada a reducir
las raciones de alimentos que distribuía
enUganda,elpaísmásafectado.Eldirec-
tor ejecutivo del Programa Mundial de
Alimentos, David Beasley califica la si-
tuación como “inaceptable”.
Sialprincipioelconflictoeraunague-
rra organizada entre grupos opuestos,
actualmenteseasemejaaunlodazaldes-
integrador. Ya no es posible negociar con
eficacia ni con el gobierno ni con los “re-
beldes”,porquenadieestáenposiciónde
garantizarunmínimodeseguridad,nisi-
quieraparaunvisitantedelatalladelpa-
pa Francisco.
Conflictos internos
¿Cómo entender semejante desastre?
La primera “explicación” que brinda-
ron los medios estaba enormemente te-
ñida por el desdén internacional hacia
África: dos caudillos de etnias diferentes
–Salva Kiir, dinka y Riak Machar, nuer–
se habían convertido en Presidente y Vi-
cepresidente durante la independencia.
El segundo habría procurado suplantar
al primero mediante un golpe de Esta-
do apoyado por su etnia. Su intento frus-
trado habría provocado una feroz repre-
sión. Esta explicación está muy alejada
de la realidad. Hay que darle crédito a
Linda Thomas-Greenfield, subsecreta-
ria de Estado de Asuntos Africanos del
presidente Barack Obama, por haber si-
dolaúnicaintegrantedeungobiernooc-
cidental que desmintió la existencia de
una tentativa de golpe de Estado en Su-
dán del Sur.
Entonces, ¿qué sucedió realmen-
te? Las causas profundas del conflicto
se remontan a la política colonial bri-
tánica en Sudán. Las poblaciones ára-
bes instaladas en el norte del país go-
zaban entonces de un juicio favorable
por parte de Londres, que les reservaba
la mayor parte de sus inversiones eco-
nómicas, gastos en infraestructura y en
educación (2). Contrariamente, la par-
te sur del país siguió en el subdesarro-
llo y la falta de instrucción. Tras la in-
dependencia, en 1956, la colonización
interna del Sur, cristiano y animista,
por el Norte musulmán sucedió a la de
los británicos y provocó dos guerras,
entre 1956 y 1972 y posteriormente en-
tre 1984 y 2002.
Durante la primera guerra, los com-
bates se desarrollaron principalmente
en la parte ecuatorial de Sudán, en el ex-
tremo sur del país. Esta guerra tuvo co-
mo consecuencia un simple reordena-
miento administrativo interno: el Sur se
volvió “autónomo”, es decir, dotado de
ungobiernoregional.Peroelacuerdode
paz, firmado en febrero de 1972, no re-
sistió su disolución por parte del presi-
dente sudanés Gaafar Nimeiry en 1982.
El descubrimiento de petróleo agudi-
zaba el apetito de Jartum por el control
del Sur. La guerra no tardó en desatar-
se nuevamente, en 1984, dirigida por los
pastores dinkas y nuers de las regiones
de Jonglei, en el Alto Nilo y de Bahr-el-
Ghazal (ver mapa). Los habitantes de
las regiones ecuatoriales, agotados por
el primer conflicto, se negaron a par-
ticipar. El mismo jefe de la rebelión, el
coronel John Garang, pertenecía a la et-
nia dinka. Militar destacado y pensador
político visionario, Garang también era,
desgraciadamente, tribalista y autorita-
rio. Las múltiples traiciones e intentos
de derrocamiento de los que fue objeto
en el seno de su movimiento, el Ejérci-
to de Liberación del Pueblo de Sudán
E
lpasado30demayo,elVatica-
no anunció la suspensión sine
die del viaje del papa Francis-
co a Sudán del Sur previsto
para el mes de octubre. No se
tratódeunasimpleescapatoria:eltrasla-
do se volvió realmente imposible debido
a la violencia que arrasa al joven país de
África Central, independiente desde el
2011. El balance del conflicto, que estalló
el 13 de diciembre de 2013, muestra cada
vez más resultados negativos: 1.732.000
refugiados fuera de las fronteras, cerca
de3millonesdedesplazadosdelinterior
y más de 5 millones en estado de emer-
gencia alimentaria aguda. Según la ofici-
na del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados (ACNUR),
Agnès Stienne
7.800
Juba
Malakal
Bor
Bentiu
ToritYambio
Wau
Rumbek
Kuajok
Aweil
Sudán
República
Centroafricana
Sudán del Sur
Etiopía
KeniaUganda
República
Democrática
del Congo
72.360
32.000
70.000
928.000
Bahr-el-Ghazal
Occidental
Bahr-el-Ghazal
del Norte
Warab
Abyei
Lacs
Ecuatoria
Occidental
Ecuatoria
Central
Ecuatoria
Oriental
Jonglei
Unité
Alto Nilo
Región contemplada por las
tomas de tierra
Flujo de refugiados
Fuente: Michael Izady, gulf2000.columbia.edu; Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados; OCHA ; Usaid; ECOS Online; Land Matrix.
Principales
grupos étnicos
Dinkas Nuers
Chillouks, Anuaks
Baris
Zandés
Grave emergencia
alimentaria
Foco de violencia
Explotación petrolera
Número de refugiados,
primavera 2017
Número de desplazados
Campo de refugiados
400.000
15.300
1.600
12.500
126.800
177.000
125.600
123.500
33.500
524.200
277.400
428.600
0 200 km
la situación sanitaria exige un esfuerzo
desmedido para recibirlos por parte de
los países de la región: Uganda (900.000
personas), Etiopía (250.000), República
Democrática del Congo (80.000), Sudán
(400.000), Kenia (100.000) e incluso la
República Centroafricana, que es víc-
tima de una fuerte inseguridad (2.200).
Estas cifras, que datan del 31 de mayo,
probablemente ya se encuentran aleja-
das de la realidad: el ACNUR estima que
más de 60.000 personas huyen cada mes
hacia el extranjero.
La cantidad precisa de víctimas sigue
siendo desconocida. Fuentes extraofi-
ciales cercanas a la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) estiman que los
decesosllegana300.000,lamayoríaoca-
sionadosporlasenfermedades,lafaltade
atención a los heridos, la hambruna y las
largascaminatasencondicionesparticu-
larmente difíciles. Los combates habrían
provocado la muerte de 50.000 perso-
nas. Esta contabilidad macabra debe ser
considerada con respecto a la población
total de Sudán del Sur que se estima en
aproximadamente 12 millones (nunca se
realizó ningún censo en el país). El con-
flicto ya causó al menos los mismos da-
ñosyviolenciaquelalargaguerraquelos
sursudaneses mantuvieron contra Jar-
tum (1984-2002) (1). Las iglesias, algu-
nas organizaciones no gubernamentales
(ONG) y la ONU intentaron llevar ayuda
a las poblaciones. Pero el llamado lanza-
do por las Naciones Unidas en 2015, por
13. | 13
(ELPS), fueron aplastados por su ma-
no de hierro. Tras una muerte acciden-
tal, en julio de 2005, poco después del
acuerdodepazdeenero,Garangdejóun
ELPS marcado por las relaciones de do-
minación y el tribalismo dinka.
Kiir lo reemplazó a la cabeza del
ELPS y en la presidencia de la región
autónoma de Sudán del Sur, puesto que
le aseguró la vicepresidencia de Sudán,
bajo el mando de Omar Al-Bachir. En
abril del 2010, gana ampliamente la pre-
sidencia de la región autónoma, que de-
sea conducir a la independencia.
En 2011, el entusiasmo por la inde-
pendencia de Sudán del Sur es tal que
se expande hasta Estados Unidos, tan-
to entre los demócratas de William
Clinton como entre los republicanos de
George W. Bush. La comunidad interna-
cional recibió con una confianza injusti-
ficada a un nuevo Estado pobre, sin edu-
cación (la tasa de alfabetización era del
20% para los hombres y del 2% para las
mujeres), sin experiencia política, fuer-
temente armado, desprovisto de redes
administrativas y que obtiene el 98% de
sus recursos financieros de la explota-
ción petrolera, a la cual sólo los dirigen-
tes del ELPS tenían acceso.
Tras el referéndum de autodetermi-
nación en enero de 2011, el Sur entró en
secesión y Kiir se convirtió en jefe del
nuevo Estado independiente, sin elec-
ciones, aunque su vicepresidente, Ma-
char, ocupara una jerarquía más alta y
fuera más conocido entre los dirigentes
nuers del movimiento. Cuando en 2012,
la presión internacional lleva a anunciar
elecciones para el 2015, el pánico invade
a ciertoscírculosdirigentesdinkas.Ade-
másdeMachar,elpresidentetendríaque
haber enfrentado a otros dos candidatos
de peso: la viuda del coronel Garang, Re-
becca Nyandeng, también dinka, pero
mujer independiente, y Pagan Amum, el
secretario general del ELPS, un Shilluk.
Al crear el Consejo de Notables de
Jieng (“jieng” significa “dinka” en su
lengua), los partidarios de Kiir suscitan
la reprobación de todos, incluso de los
dinkas demócratas. En un contexto des-
favorable en el cual es difícil determinar
el verdadero rol de unos y otros, el Con-
sejo desempeña el papel de verdadero
pero ilegítimo “gobierno” del país.
Autónomo desde la firma de los
acuerdos de paz en 2005, el país que-
dó en manos de los militares del ELPS
y no vivió ningún despegue económico.
La corrupción es tal que el mismo pre-
sidente reclamó en una carta pública
a su gobierno “los 4.000 millones que
desviaron desde la independencia”: 22
millones de dólares fueron recupera-
dos. No se hizo nada por la educación, la
salud o la infraestructura. Los enfrenta-
mientos interétnicos, generalmente li-
gados al robo de ganado, se multiplican
y ningún gobierno logra controlarlos.
Peor aun, las tropas del ejército “nacio-
nal” se comportan de hecho como una
milicia dinka (progubernamental), o
nuer cuando prefieren la rebelión.
En 2013, la preparación de las elec-
ciones y la candidatura anunciada de
Machar llevan al presidente Kiir a pur-
gar su gobierno de toda oposición po-
sible y a darle al jefe de Estado Mayor,
el general Paul Malong, un rol cada vez
más preponderante. El 13 de diciem-
bre de 2013, mientras que los soldados
dinkas intentan desarmar por orden de
Malong a los soldados nuers, estos se re-
belan y se ven rápidamente aplastados.
Las tropas “leales” –de varias etnias, pe-
ro mayormente dinkas– emprenden en-
tonces la masacre sistemática de todos
los nuers que encuentran en la capital,
Mientras que el conflicto alcanza di-
mensiones catastróficas para los civiles,
se evoca la puesta bajo tutela, a través de
un mandato de la ONU, del Estado más
insolvente del mundo. Esta decisión, sin
duda eficaz al menos a título provisorio,
tendría un costo elevado: sus opositores
corren con ventaja al oponer a esta dis-
pendiosa generosidad el rechazo de un
colonialismo anticuado. g
1. Véase “Luchas de poder en Sudán del Sur” ,
por Gérard Prunier, Le Monde diplomatique,
edición Cono Sur, febrero de 2014.
2. M. W. Daly, Empire on the Nile: The Anglo-Egyptian
Sudan, 1898-1934 e Imperial Sudan : The Anglo-
Egyptian Condominium, 1934-1956, Cambridge
University Press, 1986 y 1991 respectivamente.
*Consultor independiente, miembro del Atlantic Council.
Traducción: María Julia Zaparart
Juba. Aunque la cantidad de muertos si-
gue siendo desconocida, se estima que
entre seis y diez mil personas fueron
asesinadas en tres días.
Los soldados nuers que permane-
cían en el interior se sublevan. Machar,
que había logrado escapar, los comanda.
Durante el primer año de guerra (2014),
los observadores extranjeros, sobre to-
do los diplomáticos, “explican” la gue-
rra como la conjunción de una rivalidad
personal (Machar contra Kiir) y de una
rivalidad étnica (nuers contra dinkas).
Pero a medida que pasa el tiempo, casi
todas las demás etnias, principalmen-
te en las tres regiones ecuatoriales y en
Bahr-el-Ghazal, se sublevan contra el
gobierno de Juba y el monopolio que los
dinkas ejercen en el poder. La guerra se
generaliza y las débiles estructuras he-
redadas del ELPS no pueden resistir. La
rebelión no logra estructurarse mien-
tras que el gobierno se divide en capas.
Ante los ojos del mundo
¿Qué hace al respecto la “comunidad
internacional”? Muy poco. La ONU y
Estados Unidos siguen defendiendo la
“legitimidad” del régimen surgido del
ELPS. En mayo de 2014, el Consejo de
Seguridad refuerza la Misión de Asis-
tencia de las Naciones Unidas en la Re-
públicadeSudándelSur(UNMISS)que
se estableció desde la independencia en
2011: se sumaron cinco mil cascos blan-
cos a los trece mil que ya estaban en el
terreno. El mandato de la UNMISS se
reorientó hacia la supervisión y la pro-
tección de los campamentos de despla-
zados (aproximadamente cien mil per-
sonas). Las infraestructuras, ya satura-
das, se encuentran actualmente cerra-
das para los nuevos desplazados que si-
guen llegando.
Conforme a la nueva política diplo-
mática que promueve “soluciones afri-
canas para los problemas africanos”, el
tratamiento de la crisis fue derivado a la
Autoridad Intergubernamental para el
Desarrollo, una organización regional
del Este africano cuya capacidad de ges-
tión de problemas es, en realidad, muy
limitada, incluso nula. Sus miembros
son demasiado débiles para actuar mi-
litarmente (Sudán del Sur, Somalia, Yi-
buti), o están implicados en políticas re-
gionales que se contradicen mutuamen-
te (Sudán, Etiopía, Eritrea, Kenia, Ugan-
da). Tras interminables discusiones, el
17 de agosto de 2015 se firma un acuerdo
de paz en Nairobi (Kenia).
Machar, que teme por su seguridad,
reclama garantías. Termina por volver
a Juba donde se salva por muy poco de
un intento de asesinato el 8 de julio de
2016 y logra escapar a pie a la República
Democrática del Congo. Luego de errar
algunas semanas, se instala finalmente
en Adís Abeba, adonde se había dirigido
conlaesperanzadelograrlaintervención
de la Unión Africana, cuya sede se en-
cuentra en la capital etíope. Machar se
encuentra actualmente recluido en una
residencia bajo vigilancia en Sudáfrica
aunque nunca fue juzgado. Uno de sus
tenientes, Taban Deng Gaï, quien ha-
bía sido condenado por el movimiento
rebelde, fue sobornado para legitimar
el acuerdo de paz firmado en agosto de
2015, que el gobierno de Juba dice que-
rer aplicar, aunque nunca hizo el más
mínimo gesto para su implementación.
Para la “comunidad internacional”,
que se aferra a la leyenda del intento de
golpe de Estado frustrado, Machar es
responsable de la guerra. El entonces
secretario de Estado norteamericano,
John Kerry, cuyo país es muy influyen-
te en la parte anglófona del continen-
te, contribuyó a darle crédito a esta te-
sis. Entonces, hay que apartar a Machar
para resolver la crisis. Pero se produce
lo contrario. Sin jefe, la rebelión se des-
integra en una serie de grupos armados
autónomos. Por su parte, el gobierno de
Juba intenta construir una especie de
“diálogo nacional” con los miembros
extremadamente sumisos del Consejo
de Notables de Jieng, unánimemente
rechazados por las iglesias, la sociedad
civil y lo que queda de los medios. A la
violencia de los combates se agrega aho-
ra el estado de hambruna, oficialmente
declarado por Juba desde el 21 de febre-
ro y que afecta al menos a cien mil per-
sonas en el norte del país.
Actualmente, muchos dinkas desean
que el presidente Kiir se retire, pero
debido al grado de desorden en el país,
el retiro no bastaría para lograr la paz.
Ya no es posible
negociar con
eficacia ni con el
gobierno ni con los
“rebeldes”, porque
nadie garantiza
un mínimo de
seguridad.
Archivo
LuchasdepoderenSudándelSur
porGérardPrunier,Nº176,febrerode
2014.
AmargodivorcioenSudán
porJean-BaptisteGallopin,Nº156,ju-
niode2012.
HaciaelnacimientodeSudándelSur
porGérardPrunier,Nº140,febrero de
2011.
14. 14 | Edición 217 | julio 2017
El sueño de una
China verde
Tras el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, China se presenta
como líder en la lucha contra el cambio climático. En el país más
contaminado del mundo, el poder central alienta las iniciativas a favor
del medio ambiente… siempre que no se vea él mismo cuestionado.
Cambio climático. Desafíos políticos de la contaminación
por Guillaume Pitron*, enviado especial
S
i hay dos colores que movilizan
en forma constante el imagina-
rio de los chinos, claramente
son el verde y el azul. A lo largo
del país, afiches oficiales a favor
delaecologíasuelenrepresentarunaciu-
dadela de cristal que se erige entre valles
exuberantes y cielos azulados. Y el presi-
dente Xi Jinping insiste, alimentando su
esperanzadevercadadía“montañasver-
des” y “un cielo azul” en el Reino del Me-
dio,“demaneraquenuestroshijospuedan
disfrutardeunentornoagradable”(1).Pe-
ro,cuandolaseñoraWeiDongyingempe-
zóafotografiarelríoQianTangquecorre
bajosusventanasensupueblo,Wuli(pro-
vinciadeZhejiang),enelsudestedelpaís,
sólovioreflejostornasoladosanaranjados
bajouncieloblanquecino.Desparramadas
sobrelasbaldosasdesucomedor,cincoki-
losdefotoscompiladasdesde2003mues-
tran las canalizaciones de una fábrica de
tinturadelgrupoquímicochinoRuicaide-
rramandotorrentesdecolorantesenelrío.
Comouncuerpocontagioso,lasaguasdel
Qianprontoafectaronasusvecinosconun
malnocivoylostransformaronencronis-
tasdeunrecuentomacabro:alrededorde
sesentadeellosyafallecierondecáncerde
pulmón, hígado o estómago, “seis más el
añopasado”,especificaWeiDongying.La
madreyelhermanodesumarido,unhom-
bredignoqueasienteconlacabezaalescu-
charla,tambiénsucumbieron.
Nueva conciencia ecológica
Wuli:unlaberintodecallejuelasdedosmil
habitantesquepodemosrecorrersinsen-
tarnosenelasientotraserodeuntaxipara
nointrigaralossoplonesquemerodean.Y
sólonosbajamosdeltaxialfinaldeunca-
llejón sin salida, para saludar a Wei Don-
gying. Entonces nos recibe una cantilena
que mezcla gritos, arengas y clamores de
furia.Duranteaños,estamujerde51años
acumulólaspruebasdelacontaminación
química, tomó anotaciones en mapas, hi-
zopresentacionesantelostribunalesyde-
nunciólainaccióndelasautoridades–las
que, según cuenta ella, no tienen proble-
ma en meterse en los bolsillos “sobres ro-
jos”atiborradosdedinerodemanodein-
dustrialesacambiodesumutismo–.Tras
quinceañosdelucha,WeiDongyingsela-
menta:“Lasfábricasnosemovieronyno-
sotrosseguimosatascadosacá.¿Realmen-
tenuestrocombatesirvióparaalgo?”.
Siguiendo el ejemplo de esta referente
delaluchaecologista,unanebulosademi-
litantesverdesvienecreciendodesdehace
unos veinte años. Al formular una crítica
aguda del desastre ambiental ocasionado
por tres décadas de capitalismo, actual-
mente cuestionan la validez del principal
Pacíficas o violentas, las autoridades
contaron712 manifestacioneslocalescon-
tra la contaminación en 2013 (2); algunos
hablan de 30.000 a 50.000 personas. Esta
nueva conciencia ecológica alimentó un
terreno fértil para la eclosión de las aso-
ciacionesambientalistas.Laprimera,Los
AmigosdelaNaturaleza,nacióenPekín
en 1993. Yiqun Wu tenía 31 años cuando
comenzóatrabajarallíjuntoadecenasde
voluntarios. Yiqun Wu recuerda: “En esa
épocaanadielepreocupabaelmedioam-
biente. Nuestras acciones se limitaban a
plantarárbolesyhacerornitología”.Acti-
vidadesinofensivas,hastaelmomentoen
elqueesospionerosverdes, inspirándose
en sus pares estadounidenses, se reunie-
ronycrearonunaONG–unasiglacontra-
dictoriaconelcarácteromnipotentedeun
régimenenelquelasestructurasinterme-
diasautorizadas(ligasdejuventud,asocia-
cionesprofesionales,sindicatos)siempre
procedierondesuautoridad–.
Una libertad peculiar
Sinembargo,lasuperacióndelaislamiento
económico del país favoreció la afluencia
de donaciones extranjeras hacia las ON-
GE. Catástrofes tales como las crecidas
mortales en 1998, agravadas por la defo-
restación y la erosión de los suelos del río
Yangzi, movilizaron a nuevos actores so-
ciales para socorrer a los habitantes ribe-
reños.Lomismoocurrióconelemblemá-
tico bloqueo, en 2004, de la construcción
de una represa sobre el río Nu, en la pro-
vincia meridional de Yunnan, que habría
inundadounsitionaturalconsideradopa-
trimonio mundial por la Organización de
lasNacionesUnidasparalaEducación,la
CienciaylaCultura(Unesco).Enunsiste-
ma en el que todo parte de la cima, para-
dójicamente las ONGE emergieron de la
baseydesdeelextranjero.Así,elpaís,que
contabaconnueveONGEen1994,segúnla
embajadadeFranciaenPekín,oficialmen-
tetieneenlaactualidadcercade8.000de
las500.000 ONGdeclaradas(3).Sucanti-
dadseduplicóentre2008y2013deforma
talque,“detodoslosmovimientosasocia-
tivos,losqueconciernenalmedioambien-
te conocieron el crecimiento más fuerte
enestosúltimosaños”,aseguraYiqunWu,
fundadordelaONGEVerdeEterno.
Pekín decidió concederles una liber-
taddeacciónsingular.“Anivellocal,pue-
denemprendergrancantidaddeacciones
ycriticaralgobierno.Ustedessesorpren-
deríandelatoleranciadelpoderrespecto
deellos”,observaJoshChin,corresponsal
del diario The Wall Street Journal en Pe-
kín. Yiqun Wu, que creó Verde Eterno en
2012 con 100.000 yuanes (13.000 euros)
defondospersonales,consiente:anterior-
mentedesconfiadas,ahoralasautoridades
pekinesaslessolicitansuparticipaciónpa-
ra llevar a cabo campañas de limpieza –y,
depaso,novacilanenfinanciarlas–.Inclu-
solasONGEsoninvitadasporelEstadoa
evaluarelimpactoecológicodeproyectos
de construcción de autopistas o fábricas.
Algunas,comoelInstitutodeAsuntosPú-
blicosyMedioambientales,dirigidoporel
célebremilitanteMaJun,editanunalista
negra de las compañías menos respetuo-
sasdelasregulacionesecológicas,sintra-
tarcondeferenciaalasmuypoderosasem-
presasdelEstado.
Inclusive, desde 2015, son las únicas
que pueden pedir compensación ante la
justicia contra degradaciones al medio
ambiente, alentadas por “regulaciones
ambientalescadavezmásseveras”,seale-
graelabogadoambientalistaWangCanfa.
Así,esteaño,unajurisdicciónconsideraba
admisibleunadenunciadeLosAmigosde
la Naturaleza contra la empresa petrole-
raestadounidenseConocoPhillips,acusa-
dadeserresponsabledeunamareanegra
mecanismodelegitimidaddelPartidoCo-
munista Chino (PCC) desde Deng Xiao-
ping:lapolíticadecrecimientoeconómico.
Frente a la magnitud de la contamina-
ción, el Partido dio pruebas de pragma-
tismoalconcederalasorganizacionesno
gubernamentales ecologistas (ONGE) un
amplio margen de acción. Pero, como sus
combates amenazan con debilitar al régi-
men,tambiénsonobjetodeunarepresión
constante. Los militantes verdes se en-
cuentran, así, en una situación de insegu-
ridadpermanente,tironeadosentrelacrí-
ticaalpoderylanecesidaddeinscribirsu
acciónalargoplazo.
La joven Shen Chunyi forma parte de
los numerosos ciudadanos chinos indig-
nados. Como los nueve millones de habi-
tantesdeChengdu,lalúgubrecapitaldela
provincia de Sichuan, esta estudiante de
19 años, de delicada silueta y mirada me-
lancólica, siente que cayó en la trampa de
lacontaminaciónatmosférica.Laculpaes
delincesantetráficovehicularydelapre-
sencia de una fábrica petroquímica en la
ciudad vecina de Pengzhou. Shen Chun-
yi suspira: “Pasamos el otoño y el invier-
no sin nunca ver el cielo. Por eso, hace al-
gunosdías,cuandoelsollogróasomar,¡la
gente salió con sus cámaras de fotos!”. La
situación se volvió tan intolerable que en
diciembre de 2016 varios centenares de
personasprotestaronenTianfuSquare,la
plazaprincipaldelamegalópolis,conmás-
caras anticontaminación en la cara. “La
manifestación fue dispersada, sus líderes
detenidos y los medios de comunicación
oficialesfueronsilenciados”,relataunha-
bitanteprotegidoporelanonimato.Ynose
sabequéfuedeloslíderes.
Aunque pasaron varios meses, una at-
mósferapesadasigueflotandosobreTian-
fuSquare,bajolamiradadeunaintimidante
estatuadeMaoZedong.Policíasprovistos
de equipamiento antidisturbios cruzan la
plaza con paso viril. Más lejos, una escua-
dradevehículos,conlucesrojizas, parece
dispuestaaromperlaformación.Depronto
dosautosempiezanaseguiranuestrotaxi.
Y,enalgunoslugarespúblicos,unhombre,
probablementedelaseguridadinterior,nos
sacófotos…MásvaleabandonarChengdu.
Li Keran, All the Mountains Blanketed in Red Scroll, 1964 (fragmento intervenido, gentileza Christie’s)