Este documento resume la difícil situación económica del Imperio Británico en sus últimos años, desde principios del siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial. Aborda cómo la Primera Guerra Mundial, el fin del patrón oro y la ruptura de redes comerciales debilitaron su economía. También examina cómo la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial afectaron negativamente la producción británica, aunque las políticas keynesianas ayudaron a estimular la economía después de la guerra.