Chile experimentó una fuerte prosperidad económica en la década de 1920 impulsada por el gasto público y la deuda externa, pero la Gran Depresión de 1929 provocó una caída de los precios de las exportaciones, ingresos fiscales y reservas que llevó al país a la bancarrota en 1931. La crisis económica aumentó las protestas contra el gobierno de Ibáñez del Campo y provocó una crisis política hasta que asumió Arturo Alessandri en 1932 e inició la recuperación.