El documento argumenta que los docentes deben comprometerse activamente a prevenir y abordar el bullying en las aulas, dado que la mayoría de los casos ocurren en este entorno. El bullying no solo causa daños a la salud de los estudiantes, sino que también afecta negativamente el clima de la clase. Por lo tanto, los docentes deben establecer límites claros y no permanecer indiferentes ante este problema, trabajando de forma integral con los padres y estudiantes para fomentar valores como el respeto, la empatía y la igualdad.