Este documento discute cómo los videojuegos afectan a los niños. Señala que los niños pueden volverse adictos a los videojuegos si no son controlados por sus padres y que esto puede ser un problema grave. Explica que los niños tienden a imitar su entorno social y ambiental y que los videojuegos pueden influir en sus percepciones del mundo real. Finalmente, concluye que los videojuegos pueden ser perjudiciales si generan angustia, sustituyen otras actividades sociales o causan una evasión del mundo real, pero