Los italianos disfrutan de comidas completas que constan de cinco partes: entrantes, primer plato (generalmente pasta), segundo plato (pescado o carne), guarnición (verduras), y postre. La pasta, el pescado y la carne varían según la región, al igual que los populares postres como el helado, tiramisú y profiteroles. Siguiendo estos pasos se puede recrear la auténtica cocina italiana.