Este documento discute cómo la narrativa puede usarse para enseñar historia de manera efectiva. Argumenta que la narrativa fomenta la imaginación, creatividad y reflexión de los estudiantes y les permite desarrollar un discurso personal sobre los hechos históricos. También señala que la metodología de situación problema permite presentar información histórica de manera narrativa para estimular estas habilidades. Concluye que los testimonios orales son una parte esencial de la ciencia histórica.