1. Muchoojo del 29 de julio del 2013
Un mal negocio para Kenji
Del formato original poco queda: el polígrafo vale un comino y el trance de los NN vomitando
su intimidad por plata es reemplazado por el histrionismo de famosos que responden
preguntas pactadas. Lo del pacto es obvio. El formato original fue concebido para más de un
invitado por programa, teniendo en cuenta que algunos pierden rápido. El engendro limeño, en
cambio, se asegura de cualquier forma que el famoso se acerque al final.
Kenji Fujimori perdió en la antepenúltima pregunta porque quiso mentir para posar como buen
hijo (dijo que su padre no había renunciado por fax, a pesar de que él y todos los peruanos
sabemos que esa es la triste verdad). Todo lo demás fue anecdótico y se hizo evidente que el
programa evitó preguntas de impacto político futuro, a cambio de que Kenji contara travesuras
coloridas de su niñez palaciega, lo que él aprovechó para intentar desmontar algunas
leyendas urbanas de las que se siente víctima.
Que no hacía travesuras sexuales con sus perros (nadie te acusa en serio de ello, ¡es
una broma!). Que no grabó la calva de Montesinos, sino que fue Hiro (aplaudo a tu hermano,
entonces). Que no conoció a Haydée Aranda (ya lo sabía, esa vedette es capaz de inventar
cualquier cosa). Que no es gay y le molesta que crean que lo es (¡no te hagas el homofóbico,
hombre, eso no es materia de ofensa!).
Irónicamente, su primera respuesta fue mentira. Dijo que en el colegio tuvo más rojos que
azules, pero no repitió de año. Eso es matemáticamente imposible. Keiko puede estar tranquila: se
confirma que a su hermano le será difícil hacerle sombra política.