1. Muchoojo (Luces, El Comercio, Lunes 2 de diciembre del 2013)
Tilsa: venganza
con finesde lucro
Por Fernando Vivas
El programa tuvo alta expectativa y baja estofa. Mucho ráting y poca vergüenza. Las
promociones, los tuits sesgados que se exhibían en cintillos, las preguntas generosas, los
comentarios de Beto, nos llamaban a aplaudir a Tilsa por ventilar y machacar en público
algo a lo que no tenía derecho. Todo en “El valor de la verdad” nos llamaba a vitorear a una
mujer por atormentar, con el recuerdo de un „affaire‟ íntimo, a un hombre, a otra mujer y a
sus hijos, que no tienen por qué padecer semejante acoso. Es más, con sus machaconas
revelaciones, Tilsa es pasible de ser demandada por difamación.
¿Que sí tenía derecho a hacerlo porque son sus reales vivencias? Nada que ver. La ley no
dice eso. Nadie, ni hombre, ni mujer, ni LTGB, tiene derecho a ventilar su privacidad en la
parte que toca a la intimidad ajena. Millones de personas han pasado por lo de Tilsa y se
han quedado con sus recuerdos de amor, amables o dolorosos, en privado. Solo un
enfermizo cuadro de soberbia, alimentado por un entorno de malos consejeros, entre los
que se cuenta su madre-mánager, pudo convencer a Tilsa de que era una excepción a la
norma. ¿O es que se computa tan especial que nadie puede preferir a otra y si lo hace está
condenado al linchamiento público?
El canal debió guardar distancia frente a Tilsa con un cintillo que aclarara que no se
solidariza necesariamente con sus expresiones. Ojalá lo haga en la próxima edición
estirada. Ojalá Tilsa caiga en la cuenta que con su performance no fortalece el valor que
llama “huevos”, sino la sospecha de una ruin venganza con fines de lucro. El costo de
cometerla será mayor que el premio televisivo.