El documento habla sobre cómo el desorden físico en una comunidad puede conducir a un desorden moral y cómo crear un sentido de comunidad puede ayudar a reducir la delincuencia. También discute cómo la educación de los niños y la recuperación de valores como el respeto por los demás son pilares fundamentales para prevenir el crimen y crear un orden social. Finalmente, argumenta que las políticas criminales deben enfocarse en la educación y valores de las nuevas generaciones a nivel local y federal.
1. Maestría en
Gestión Pública Aplicada
Seguridad Pública en Estados y Municipios
2. No más ventanas rotas
“Desorden, ventanas rotas” y “Delitos graves”
Profesor Titular:
Dr. Mario Villarreal Díaz
Profesor Tutor:
Mtro. Claudia Celina Peña Alanís
Alumno
Javier Arturo Anguiano Díaz A01003712
2009-05-24
2. En las diversas materias cursadas en esta maestría, se encuentra una
en particular en que se habla de comunidad, personas y convivencia, aunque
en un momento se trata de rescatar el concepto de comunidad por parte de los
educadores, si me llamo mucho la atención en lo que se refería al rescate de
las comunidades y del patrimonio social.
El Dr. Philip Zimbardo, especialista en psicología social de la universidad de
Oxford, nos refiere que “Comunidad” es un sitio donde la gente se preocupa de
las cosas, incluso de las de otras, conocidos o desconocidos, y refiere de la
misma manera Zimbardo que el sentimiento de anonimato individual que se da
en las grandes ciudades incentiva el comportamiento destructivo, el cual de la
misma forma puede ser desincentivado a partir del sentido de comunidad, y de
alguna u otra manera se refiere a que la mejor forma de combatir el crimen es
combatir el desorden que lo precede.
Puede sorprender la afirmación de que el desorden físico conduce al
desorden moral. Pero suele suceder que cuanto más deteriorado está nuestro
entorno menos hacemos por preservarlo y mejorarlo, lo que supone un
abandono de cualquier acción constructiva, de cualquier proyección en el futuro
menos inmediato, y una entrega a un “vive el momento” egocéntrico y
desintegrador de lazos sociales. La armonía social sin duda le debe algo al
orden de lo material. La capacidad de organización de los recursos se apoya,
en primer término, en el cimiento sólido de un entorno social relativamente
perceptible, predecible y manejable, con unas normas breves, sencillas y claras
y unas instituciones e infraestructuras sólidas. Quien quiere abusar hace leyes
incomprensibles, quien quiera transgredir normas morales las relativiza, y viven
mejor en la confusión de una crisis o una guerra que en la estabilidad y el
equilibrio. El orden es el fundamento de la libertad correctamente entendida,
así como de la prosperidad, al permitir optimizar, dentro de las restricciones
impuestas por la realidad física, los recursos.
El argumento de la “ventana rota” afirma que el orden público es esencial para
la seguridad pública. La sociedad y el gobierno deben tratar de reducir la
delincuencia, pero esto se logra más fácilmente en una comunidad con un alto
nivel de orden. Una comunidad ordenada atrae a las personas que respetan la
ley a los espacios públicos, poniendo así a los posibles delincuentes bajo su
observación y comunicando la perspectiva de que la decencia es importante.
Por lo que el sentido moral es el resultado de la sociabilidad innata de los seres
humanos. Casi todo el mundo crece dentro de una red de afectos humanos que
refuerza poderosamente su creencia de que ajustarse a las expectativas
sociales es, en la mayoría de los casos, no sólo deseable, sino moralmente
correcto. Por supuesto, estas expectativas a menudo llevan a las personas a
valorar sólo las opiniones de familiares, amigos y personas similares a ellos. El
gran desafío de la diversidad cultural, religiosa, y para los dirigentes políticos es
persuadir a la gente de que el sentido moral debe extenderse a todo el mundo.
3. No hay orden social ideal distinto que los que alientan y premian el respeto de
los derechos y la dignidad de las otras personas. En las sociedades modernas
y avanzadas, se logra este respeto en las comunidades democráticas que
valoran la libertad individual e incluso en México la educación cada vez se aleja
mas del respeto al derecho de los demás, de las buenas costumbres, del
respeto a la palabra dada y del respeto a las diversas formas de ser, pensar y
actuar.
Retornar al orden social en nuestras comunidades no es algo simple, de hecho
el delito ha avanzado de una gran manera y la estructura mediática moderna se
hace cargo de maximizarlo, no es privativo de las grandes concentraciones
humanas en nuestro país, y se encuentra también en las ciudades medias y en
comunidades pequeñas, ni tampoco es cierto que se haya apoderado de un
gran numero de mexicanos, el hecho es simple, la gran mayoría de los
mexicanos podemos vivir en paz.
A partir de lo anterior es imprescindible que la cultura cívica, ética y la moral
sean los pilares de nuevo, de la formación en familia de las personas y se
rescate el valor del “Ser”, mas que el de “Tener”, con el fin de que una de las
causas principales del delito sean abatidas, la educación que se inicia en la
familia poderosísimamente influirá en el desarrollo de la persona en otras
etapas de la vida, uno de los grandes pensadores de psiquiatría infantil de
nuestro país decía que “Infancia es destino”.
En este contexto la sociedad y el gobierno al definir proyectos de gobierno, lo
deben de hacer a partir de la formulación de planes a corto, mediano y largo
plazo, por ejemplo en los Estados Unidos a partir de estudios y los consensos
de Minnesota se encontró que no podía haber desarrollo y tranquilidad,
además de paz si no se daba un eje fundamental a sus proyectos, y a partir de
lo anterior al encontrar que lo que mas necesitaban cuidar era a los niños, ya
que en 15, 20 o 30 años, esos niños tendrían una mejor calidad de vida, mayor
preparación tanto técnica como científica, mayores valores y mejor respeto a si
mismos y a su comunidad, por lo que dicha táctica ha dado resultados y dicho
estado de la unión americana es de los que muestran un comportamiento
delictivo a la baja.
4. Son muchos los ejemplos vertidos para poder valorar lo que nace de lo
personal y se traduce a la trasgresión de normas o de principios y se convierte
en delito, aún más, no hay regla confiable sino parámetros generales para
poder medir la confiabilidad de las personas.
El autor habla de condiciones que pueden ser precursoras de un delito,
como el graffiti, la basura o el abandono de un edificio o espacios públicos,
pero yo considero que eso solo abate un numero determinado de
personalidades esto es, de rasgos de personalidad definidos para delinquir, por
ejemplo; cuando cursaba la preparatoria en la Preparatoria de Jalisco de la
Universidad de Guadalajara un grupo de compañeros y yo acudíamos a una
tienda de discos llamada Discoteca Lemus en el centro de Guadalajara y
precisamente el compañero que vivía en una clase social muy acomodada, con
muy buenas calificaciones y con muy buen estilo de vida era el mejor para
robarse los discos, aunque la mayoría del grupo no lo hiciéramos, no
sentíamos tampoco desaprobarlo, pero para el fuero interno de cada uno de
nosotros pues el robar simplemente no se nos daba, pero vivíamos una
experiencia a través de él compañero que sí lo hacia, y ahora entiendo que
violar una norma por parte de un miembro de un grupo da un sentido de
catarsis de la misma, esto es simplemente aprender.
En la ciudad en que vivo actualmente Tepatitlán de Morelos, Jalisco de
casi 200,000 habitantes, hace mas de 20 años que se instrumento el “Uno y
uno” en el transito de la ciudad, con la excepción de avenidas y bulevares que
si están semaforizadas, y fue tomada como la peor decisión del Alcalde, a la
cual llamaron de retrasados mentales para abreviar, pero las generaciones que
nacieron con esa norma o estaban pequeños cuando se instrumento, ahora de
20 a 40 años, son los que mayormente facilitan el transito vehicular, respetan el
uno y uno, dan pase de cortesía al peatón y son los que menos utilizan el
claxon.
De no ser porque laboré como Perito Psiquiatra en el Reclusorio
Regional que se encuentra en esta ciudad y da servicio a 11 municipios de la
región Altos Sur, jamás me hubiera dado cuenta de la incidencia criminal de la
ciudad, claro la mayor parte de esta ciudad y como va bajando el numero de
pobladores en otros municipios, también bajaba el índice de criminalidad, pero
precisamente me llamó la atención la política criminal de derecha que se da en
la estructura judicial del estado, ya que hasta por robos menores pasaban los
internos a ser condenados hasta por mas de 10 años de prisión, y muchos de
ellos claro eran los mas pobres o desamparados.
De lo anterior concluyo que la política criminal debe de ir encaminada en
grandes lineamientos por el gobierno Federal, en lo local de acuerdo a las
características culturales y demográficas debe ser normada por la política del
estado y en lo particular por la profesionalización de las policías locales.
Y se debe de incidir principalmente en la educación y en la recuperación
de los valores de las nuevas generaciones.
No más ventanas rotas. El nuevo paradigma policíaco. George L. Kelling,
Catherine M. Coles. Instituto Cultural Ludwig Von Mises A.C. México 2001,
extraído y sintetizado el 2009-05-24.
Infancia es destino. Santiago Ramírez Dr. 1975, ED. Siglo XXI, México,
extraído y sintetizado 2009-05-24.