Este documento discute el tema del nombre de Dios. Explica que el Tetragrama no es realmente el nombre de Dios, sino una representación de su ser. Además, la pronunciación exacta del nombre se desconoce. El autor argumenta que los humanos no pueden pronunciar el nombre de Dios porque no son semejantes a Él, y que pretender conocer Su nombre reduce a Dios a un ídolo. Los judíos no pronuncian el nombre como una señal de respeto, enfocándose en vivir de acuerdo a los mandamientos en

1. El nombre del Creador
Mitos, cuentos y leyendas
Irving Gatell

3. En los últimos años hemos visto un auge del fetichismo religioso
alrededor del Nombre del Creador. Grupos por acá o por allá proclaman
el "verdadero Nombre" del Creador, y lo convierten en su solución
mágica para sentirse el culmen de la espiritualidad bíblica. Y,
naturalmente, lanzan sus críticas contra el Judaísmo Rabínico por
nuestra negativa a pronunciarlo.
Incluso, nos recetan toneladas de versículos del Tanaj donde se habla de
bendecir, santificar o confiar en el Nombre del Señor (curiosamente,
NINGUNO de estos versículos da la orden de PRONUNCIARLO).
Vamos haciendo algunas precisiones sobre el tema.
1. Suponer que el Tetragramatón ES EL NOMBRE del Creador es
inexacto. En Éxodo 3:14 queda muy claro que el Creador NO TIENE un
NOMBRE en los mismos términos que los humanos lo tenemos. Moshé
le pregunta Su Nombre, y Él sólo dice "Yo soy el que soy". Cualquiera
que tenga un poco de raciocinio puede darse cuenta de que no fue una
respuesta concreta.
El Tetragramatón se compone con las letras Y - H - W - H, y los
especialistas han señalado que se trata de la combinación de las
conjugaciones del verbo HAYE (ser) en pasado (HYH), presente (HWH) y
futuro (YHYH).

5. 2. Suponer que se conoce la pronunciación es INGENUO. Las letras, en
estricto, son YHWH, pero pueden ser también YHUH o YHOH. Ambas H
pueden ser cualquier vocal. Por ello, los mejores especialistas NO SE
PONEN DE ACUERDO con cuál debió ser la pronunciación original y
correcta.
Los grupos que pretenden haber "recuperado" la pronunciación
correcta (naturalmente, hay un montón de versiones diferentes) suelen
pasar por alto este detalle.
Ahora, hablemos un poco de la idea de "fetichismo".
Curiosamente, a los judíos se nos acusa de haber asumido una conducta
supersticiosa, y que por ello habríamos dejado de pronunciar el Nombre
Divino.
Extrañamente, quienes asumen esta posición consideran que pronunciar
el Nombre Divino es lo que les trae bendiciones y beneficios
espirituales. Sorprendentemente, no se dan cuenta de que son ellos
quienes están asumiendo una verdadera actitud FETICHISTA, al suponer
que la pronunciación de una palabra es lo que los transforma
espiritualmente (el fetichismo consiste en pensar que el poder proviene
del objeto exterior o fetiche, y no de nuestra propio yo).

7. Estos grupos han reducido el Nombre del Creador a un vulgar
pronunciación, no más importante que las palabras "ábrete sésamo" de
Alí Babá: un conjuro que abre una puerta mágica para encontrar tesoros
en el interior de una cueva.
¿Por qué los judíos no pronunciamos el Nombre Sagrado?
Porque uno sólo puede nombrar lo que le es semejante o inferior. Por
ejemplo, en Génesis Adám nombra a su mujer (su semejante) y nombra
a los animales (sus inferiores). ¿Por qué? Porque PUEDE hacerlo (y con
ello, no me refiero a que tenga permiso, sino a que tiene la capacidad de
abarcar el nombre del otro).
NOMBRAR (pronunciar el nombre) es el principio de reconocimiento del
otro, porque el nombre marca el límite de la persona. Yo, querido lector,
me llamo Irving. Usted tendrá su nombre propio. En el punto donde
termina Irving, empieza usted. De ese modo, podemos conocernos y
entrar en contacto por medio de este texto, porque los nombres marcan
nuestra diferencia esencial, que en este caso es que yo soy el autor y
usted el lector.

9. De un modo u otro, el nombre MARCA LÍMITES a la persona. Irving
termina donde empiezan ustedes. Ustedes terminan donde empiezo yo.
Tener nombre es una cualidad de todo lo que tiene límites en el
Universo (todo, en realidad, porque todo tiene un principio y un fin en
este universo).
Por eso puedo pronunciar el nombre de mis semejantes: porque SON
MIS SEMEJANTES, y puedo percibir sus límites, el punto donde ellos
terminan y comienzo yo. Por eso también puedo pronunciar el nombre
de todo aquello que es inferior a mí en cuanto a su conciencia:
animales, vegetales, minerales (recurriendo a la clasificación tradicional
de los reinos de la naturaleza). Puedo hacerlo porque puedo percibir sus
límites, el punto donde cada uno de ellos termina para que empiecen
los otros, y donde todos terminan para que empiece yo.
Sucede lo contrario si lo vemos desde la perspectiva animal: NINGÚN
animal puede PRONUNCIAR MI NOMBRE. No lo tienen prohibido. No es
una superstición de los animales. Simplemente, NO PUEDEN (no tienen
la capacidad) porque NO ESTÁN EN MI NIVEL DE CONCIENCIA, razón por
la cual NO PERCIBEN mis límites.

12. Por eso es que NO PUEDO NOMBRAR A el Creador. Yo no soy semejante
a Él. Yo no puedo percibir sus límites (de hecho, no los tiene), ni puedo
ubicar un punto donde termina Él y comienzo yo. No estoy a su nivel.
¿Qué pasa cuando alguien pretende pronunciar el Nombre del Creador?
En realidad, REDUCE a el Creador a un mero ídolo. O si quieren, a un
súper-héroe. Lo dejan en el nivel de un "otro" con muchos poderes,
pero sólo un "otro" al que también se le puede nombrar. Ese es el
principio del fetichismo y la idolatría.
Más aún: ese es el principio para TOMAR EL NOMBRE del Creador EN
VANO. Es decir, pensar que el Nombre del Creador es algo vano, en el
sentido de que es algo que MARCA LÍMITES, y que por lo tanto está
accesible al ser humano.
Los ídolos tienen límites y están accesibles al ser humano. Por eso
podemos pronunciar sus nombres. Pero no el Creador.
Tal vez en algún momento del día, mis gatos intentan pronunciar mi
nombre. Pero lo único que logran decir son maullidos, porque NO
PUEDEN pronunciar mi nombre. No están en mi nivel. Son mis mascotas,
no mis semejantes.

14. Así suenan todos aquellos que creen que ya descubrieron el hilo negro
del universo, el abracadabra por excelencia, el conjuro mágico que los
transformará sin mayor esfuerzo personal que el de pronunciar una
palabra. Lo único que logran son, en sentido figurado, maullidos.
De paso, evidencian todo el tiempo y ante todo mundo su absoluta
naturaleza idólatra y fetichista, incapaz de entender que el verdadero
Monoteísmo se basa en la comprensión de que si sólo hay un el Creador,
NO PODEMOS (no tenemos la capacidad) de pronunciar su Nombre.
Por eso, los judíos sólo nos reímos ante las pretensiones ridículas de
quienes se sientes superiores porque conocen un "nombre". Nosotros
seguimos en lo nuestro: estudiar la Torá para ver de qué maneras
podemos ser mejores personas cada día.
Aún un mudo, incapacitado por la naturaleza para pronunciar no sólo
nombres, sino también cualquier palabra, puede tener el privilegio de
ser un justo.
Lo importante es nuestro modo de vivir, y no la vana suposición de que
un conjuro nos hace mejores.