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Nuestra Idiosincrasia poco preventiva: De contingencia en contingencia
1. NUESTRA IDIOSINCRASIA POCO PREVENTIVA:
DE CONTINGENCIA EN CONTINGENCIA.
Autor:
Nelson Berríos Villagra
Constructor Civil
Experto en Prevención de Riesgos
Máster en Administración de Empresas
Gerente de Prevención de Riesgos
HH Ingeniería
Auditor Normas ISO-9001 y OHSAS 18001
Mail: nberriosv@gmail.com
Chile es un país que por éstos y otros aspectos, específicos de su realidad como nación,
ha vivido muchas catástrofes naturales y otras atribuibles a nuestra propia
responsabilidad. Se supone que con todos esos eventos dolorosos sufridos a lo largo de
su historia (algunos de importancia mundial) el resultado ha sido un aprendizaje profundo
y cambios reales en la forma de hacer las cosas, pero no… En general se toman medidas
reactivas, superficiales, sin cambiar el fondo y luego olvidamos el hecho…Y vamos a otra
“contingencia”. Somos más dados a reaccionar, evadir la responsabilidad y organizar
ayudas solidarias post siniestro (que son necesarias, pero no atacan el fondo), que a
implementar sistemas efectivos de Prevención de Riesgos, para no repetir la historia.
Desafortunadamente, todos los años en Chile las noticias parecen copiadas de años
anteriores, pese al dolor y a las millonarias pérdidas que generan los accidentes.
No se puede desconocer que se ha avanzado a lo largo de los años (“a punta de golpes
brutales”), pero es absolutamente desproporcionado a la multitud de riesgos de
accidentes que geográficamente poseemos como país , a los generados por nuestra
abusiva sociedad de consumo y a los que hemos creado por cuenta propia, con nuestra
particular manera de ser .
¿Por qué no se proporcionan los recursos necesarios para crear una Cultura Preventiva
desde la infancia?, ¿Por qué no se educa permanentemente en esa dirección, usando los
medios de comunicación y en todas las instancias diarias?, ¿Por qué no se controla y/o
fiscaliza de manera efectiva a las entidades y empresas correspondientes? ¿Por qué en
Chile tienen que suceder las emergencias o desastres una y otra vez para luego que
ocurren, intentar tomar medidas y derivar recursos, que habitualmente no son
correctamente administrados? ¿De dónde viene esa mentalidad si nuestra accidentada
geografía nos entrega diariamente señales de que hay que ser preventivo? ¿Por qué
cuesta tanto hacer cumplir las leyes, decretos, ordenanzas y demás regulaciones de
nuestro ordenamiento jurídico? Me pregunto finalmente… ¿De dónde viene tanta
indolencia histórica que pese al dolor humano y las incalculables pérdidas económicas,
sigamos actuando frente a eventos repetitivos o similares sin la correcta Prevención?
El tipo de cultura de un país, es la base de su desarrollo integral. De hecho,
históricamente los pueblos más avanzados, siempre han tenido una elevada cultura
preventiva. Es símbolo de madurez.
Los especialistas señalan algunos aspectos negativos generales de nuestra sociedad
chilena que dificultan la creación de una Cultura Preventiva (son tendencias a
2. determinadas actitudes y conductas de la mayoría de la población que han ido cambiando
a través del tiempo).
No quiere decir que todos poseemos todas estas características, ni que están presente
todo el tiempo, ni que son inmutables, ni tampoco que están en el mismo grado, sino que
se aprecian lamentablemente algunas, y son comunes en el diario vivir. Más de alguna las
va a poder reconocer en usted y/o en algún cercano.
Algunas de estas características generales son:
Mentalidad reactiva, cortoplacista y astuta.
Poco dados a la planificación y al análisis desinteresado de las causas de los problemas.
Se enfrentan los conflictos de manera explosiva y muchas veces violenta.
Alta resistencia a cumplir las normas y reconocer los errores propios.
Habitualidad de la corrupción diaria y silenciosa en todos los niveles.
Comportamiento impertinente, imprudente e irresponsable.
Aparentar lo que no se es.
Escasa priorización por la vida y la salud.
Faltos de referentes y modelos propios.
Superficialidad en las relaciones.
Desconfianza con los pares y con la autoridad.
Reclamar derechos, pero no asumir obligaciones.
Imagen de sí mismo disociada con la realidad.
Conducta con tendencia bipolar.
Utilizamos el humor como escape y la crítica descarnada para transmitir ideas.
Actitud machista y con escasa habilidad para el diálogo constructivo.
Habituados al ejercicio abusivo del poder y al “chaqueteo” en todos los niveles
No querer que otro sobresalga.
A la rebeldía sin base y sentido.
Tendencia al abuso del alcohol.
A cumplir formalmente por temor y/o apariencia, pero no por conciencia.
A la irresponsabilidad por el auto cuidado, etc.
Estos y otros aspectos “negativos” de nuestra idiosincrasia chilena, con más o menos
intensidad, se aprecian desafortunadamente y en forma transversal, en muchos
3. compatriotas en el diario vivir. La forma de cómo se enfrenta la gestión de Prevención de
Riesgos en las empresas y, por consiguiente, la prevención de los Accidentes del Trabajo,
es sólo una proyección más de cómo enfrentamos en general los desafíos cotidianos a
resolver.
Por ello es que no resulta fácil generar una Cultura Preventiva en las empresas (ni en
ninguna organización), pese a los evidentes beneficios que esto conlleva para los
empleadores, trabajadores y para la sociedad en su conjunto.
Evidentemente tenemos muchas virtudes que nos han permitido crear la nación que
somos, pero en este artículo estamos destacando básicamente las dificultades con las
que nos enfrentamos para avanzar en una Cultura de Prevención de Riesgos.
Esta fuerte Cultura Poco Preventiva, lamentablemente mantiene todavía a la gestión de
Prevención de Riesgos en la superficie, como una actividad formal que se implementa
por imposición, pero no por real conciencia.
Cuesta internalizar que la Prevención de Riegos es inherente a cualquier actividad
humana y que se inicia en la etapa de diseño de cualquier proyecto, pues es ahí donde
nacen los desafíos y/o problemas futuros.
Sin duda existen empleadores y trabajadores en Chile que no están dentro de esta actitud
generalizada y han sabido sobreponerse inteligentemente ante estos aspectos
“negativos” de nuestra idiosincrasia y de nuestra sociedad, logrando con mucho esfuerzo,
creatividad y disciplina incorporar seriamente sistemas de gestión e implementando una
efectiva gestión de Prevención de Riesgos en sus empresas. Estas personas, que por
ahora son escasas, son un ejemplo a seguir y afortunadamente están forjando
intermitentemente un nuevo impulso, para que nazca una nueva Cultura Preventiva en
Chile.