Este documento resume una peregrinación a pie a Juquila, Oaxaca del 26 de marzo al 3 de abril de 2015. Cada día describe brevemente las etapas del camino y las localidades visitadas. El autor agradece a los organizadores, compañeros peregrinos y familiares por su apoyo durante el viaje espiritual. Finalmente, expresa que aunque fue físicamente agotador, fue una experiencia inolvidable de fe y encuentro con Dios.
13. Quiero manifestar mi agradecimiento a todos los compañeros de la
Peregrinación a pié a Juquila 2015 con la familia Carrera e
invitados, por todo su apoyo, compañía y cuidado.
En primer lugar a Dios porque me permitió llegar a la casa de su
madre la Virgen de Juquila, y a Ella porque me ayudó a llegar a su
santuario.
A Melitón Carrera por la invitación a formar parte de esta
peregrinación, al igual que a su esposa y su hija, y a su señor
padre don Luis Carrera.
A los coordinadores el Profe y a Elemento (Richard) por su guía y
atención. A todos los amigos y compañeros que fui descubriendo
en el camino: Adrián (Herba Life), Ing. Julio, Abraham y su esposa,
don Juanito, Javier papá e hijo, Mope, el Negrito, King Kong, Buz,
don Venancio, Jhovany, Lupita y su familia (que me dieron rait para
alcanzarlos en Nochixtlán), a Silva, Quique, Huicho, Nicolás,
Pedro, los del agua, las de la cocina, los de las camionetas y
camiones, Gabino, y demás compañeros de viaje.
Muchas gracias a todos, incluso a los que no nombré.
14. De manera especial al Maty por su gran paciencia
para esperarme en los últimos tramos en que
estaba ya muy cansado y al borde de mis fuerzas,
nunca me dejó solo y siempre estuvo
animándome.
Y desde luego a Polo, mi hijo, por su gran apoyo,
entereza y compañía. Yo fui para cuidarlo y
apoyarlo y resultó al revés, yo fui el que necesitó
de él. A mi familia que, aunque no fueron, nos
prepararon las cosas y animaron con mucho
cariño a emprender el viaje.
Yo no llevé ninguna manda, ni solicitud, ni petición, ni
promesa especial a la Virgen de Juquila. Pero sí
pedí por mi esposa, mis hijos, mis hermanos, mis
demás familiares, mis amigos, las Hermanas del
Divino Pastor, mis compañeros maestros, mi
escuela, mis alumnos, mis compañeros
peregrinos, por mí y por todo lo que hiciera falta.
15. De modo especial pedía la Virgen,
siguiendo a Ignacio de Loyola, que me
pusiera con su Hijo. Quería vivir algo
semejante al momento en que Ignacio
sale de su casa en Azpeitia y se dirige a
pié a Manresa en España (1521), en un
trayecto de 650 kilómetros.
Son espacios muy especiales de oración y
encuentro con Jesús. Son momentos de
fe porque hubo varias ocasiones en que
pensé que no lo lograría, en que estaba
extremadamente cansado y adolorido
de pies y tobillos, sólo la oración y la
confianza absoluta en Dios me hicieron
llegar.
Fue todo un viaje espiritual y una
experiencia inolvidable. Diríamos, un
deporte extremo. Gracias Señor Jesús.