LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
Personajes, reflejo de aspiraciones y deseos
1. El personaje logrado —sentido como tipo— es una fórmula imaginaria que posee más individualidad y frescor que todas las experiencias auténticas que reasume y emblemiza. Una fórmula disfrutable y creíble a un tiempo.<br />Los personajes en los medios masivos, representaciones de aspiraciones y deseos.<br />18415-5080 En las historias que vemos, leemos o escuchamos diariamente en los medios de comunicación masiva, encontramos varios personajes con características físicas, psicológicas e intelectuales que pretenden lograr una identificación con la gente que consume los productos televisivos, radiofónicos, cinematográficos o literarios. Siguiendo con la obra de Umberto Eco, Apocalípticos e integrados, ahora entramos en el tema de los personajes y el papel que juegan en los mass media.<br />Para empezar hay que decir que los personajes que nos rodean y que se crean en los mass media son para consumo de las masas y por lo tanto son tratados desde arriba, por la clase dominante que conoce los gustos, lo que tiene y de lo que carece la clase subalterna. En una sociedad industrial, dominada por la ley de oferta y demanda, donde lo que se busca es crear una cultura de consumo, muchos de estos personajes son símbolos de estatus y ser como ellos y tener lo que tienen es la máxima aspiración de quien los consume, de esta manera se puede afirmar que estos personajes son las aspiraciones y deseos de la mayoría.<br />Los personajes son creados con sumo cuidado por los escritores de historias para lograr la empatía y la identificación con el público y por medio de estos dos factores crear una relación estrecha entre el personaje y quien lo consume. Esto se logra gracias a que se sitúa a ambos en el mismo momento histórico y viviendo hechos específicos que resultan reales y verosímiles para los espectadores. La utilización y aprovechamiento de los elementos psicológicos y emotivos, logran que realmente exista una identificación gracias a la credibilidad y por consecuencia, esto hace que los productos se disfruten por la masa y por lo tanto que se consuma. Se crean actitudes y personalidades individuales en los personajes, pero que resultan deseables para la mayoría y por lo tanto pueden considerarse típicas. En palabras del autor tenemos que:<br />Podemos, pues, legítimamente afirmar que un personaje […] es significativo y típico cuando el autor consigue revelar los múltiples nexos que unen los rasgos individuales de sus héroes con los problemas generales de la época; cuando el personaje vive, ante nosotros, los problemas generales de su tiempo, incluso los más abstractos, como problemas individualmente suyos, y que tienen para él una importancia vital.<br />Pero ¿Cuánto de lo que consumimos como parte de esta sociedad de masas es real? La mayoría de las historias, y por lo tanto, de los personajes son idealizaciones de lo que nos gustaría tener y lo que nos gustaría ser. En la televisión encontramos historias que para nosotros son típicas, pues la mayoría se hacen siguiendo una misma línea, pues se sabe que vende, y encontramos a los personajes buenos y malos. Obviamente se crea una identificación con los primeros y se rechazan a los segundos; pero estos personajes no existen en la realidad, solo son los deseos de quienes los consumen, inclusive los escenarios donde las historias se recrean son para que quien consume, sea parte de la historia, ya que son sitios que conocen, reconocen o en donde se ha estado alguna vez. Se supone que los personajes buenos, deben ser un modelo a seguir en cuanto a su comportamiento. Esta idea pedagógica del uso de los medios masivos es interesante, pero ¿realmente se podría educar a la cultura de masas con contenidos como los que tenemos hoy en día, que todo lo que buscan es vender y entretener? Creó que es labor de los círculos culturales lograr este fin mediante el estudio de los gustos y preferencias de la gente para llegar a ella y mediante el entretenimiento crear conciencia de la realidad que se vive.<br />El mito de Superman es otro de los puntos que se tocan en torno a los personajes, ya que los comics son uno de los productos que más consume la cultura de masas, por lo menos en los Estados Unidos y lo hacen, claro está, por entretenimiento, pero además porque, en el caso de Superman, se esconde en una identidad humana, típica de la gran mayoría de los adultos norteamericanos, pero al mismo tiempo tiene súper poderes que lo hacen un hombre extraordinario y todos los que leen la historieta quieren ser como él. Este es un mito ya que sobrevive al paso del tiempo gracias a que se adapta al momento histórico y a los problemas de cada época. Este y la mayoría de los súper héroes son mitos inconsumibles gracias a las historias cortas que protagonizan y a que no viven hechos con lógica temporal real y, por lo tanto, crean para el lector universos imaginativos. Este mito contemporáneo también es una mercancía y hasta nuestros días sigue vendiendo.<br />En una sociedad de masas de la época de la civilización industrial, observamos un proceso de mitificación parecido al de las sociedades primitivas y que actúa, especialmente en sus inicios, según la misma mecánica mito- poética que utiliza el poeta moderno. Se trata de la identificación privada y subjetiva, en su origen, entre un objeto o una imagen y una suma de finalidad, ya consciente ya inconsciente, de forma que se realice una unidad entre imágenes y aspiraciones.<br />Los personajes y las historias que se nos presentan en los mass media que llegan a millones son un arma que los que controlan estos medios saben cómo utilizar y en qué momento hacerlo. En este tipo de medios masivos debemos fijarnos los historiadores para la divulgación de nuestros trabajos, para lograr llegar a un número más grande de personas y que el conocimiento no se quede en los círculos intelectuales. Para logarlo es necesario trabajar a los personajes, humanizarlos para que las masas se identifiquen con ellos y se cree una relación entre ambos y de esta manera, crear una conciencia ética, moral y cívica que tanto se necesita en nuestro país. <br />Bibliografía:<br />Eco, Umberto, Apocalípticos e integrados, España, Editorial Lumen, 1984, pp. 213-298.<br />