El documento resume varios aspectos del silencio y virtudes de San José. Destaca su silencio lleno de contemplación, obediencia y amor a Dios. Explica cómo San José aprendió la interioridad y justicia de Jesús. También describe la devoción de la Semana de San José con oraciones diarias resaltando virtudes como humildad, pureza y obediencia.
Te invitamos a rezar, Triduo en honor a San José
“Entre todos los demás santos, se tendrá especial devoción a San José” San Juan Eudes, OC IX, 177
La vida cristiana, arma San Juan Eudes: es continuar y completar la vida de Jesús y esta va a consistir en un profundo amor al Padre, a su Espíritu Santo, a la Santísima Virgen, y de una forma particular al hombre, por lo que todo lo que tenemos en nuestro entorno y lo que nos acontezca a diario dentro de nuestras labores cotidianas debe servirnos para corresponder al amor que Dios nos ha profesado desde los siglos.
Cordial saludo gran Familia Eudista
Con motivo de la celebración de la Semana Mayor en un contexto totalmente nuevo debido a las circunstancias actuales, nos permitimos enviar un itinerario espiritual con el fin de que puedan vivir y tener un encuentro con la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor, en torno al recogimiento con sus familias en sus hogares.
En Jesús y María.
Inicio de la novena en honor a san Juan Eudes
La mejor interpretación del Evangelio es la vida de los santos, decía recientemente el papa Benedicto XVI. Lo podemos notar muy bien en san Juan Eudes. Las cartas nos dejan entraren la profundidad de su corazón de cristiano y de sacerdote, penetrado de la fuerza y de la misericordia del Evangelio (P. Alvaro Torres, cjm)
En esta edición de la novena en honor a san Juan Eudes queremos presentar el Corazón del pastor a través de un recorrido por algunas de sus cartas.
San Juan Eudes inspire nuestras vidas para amar más a Jesucristo.
Equipo Unidad de Espiritualidad Eudista
Te invitamos a rezar, Triduo en honor a San José
“Entre todos los demás santos, se tendrá especial devoción a San José” San Juan Eudes, OC IX, 177
La vida cristiana, arma San Juan Eudes: es continuar y completar la vida de Jesús y esta va a consistir en un profundo amor al Padre, a su Espíritu Santo, a la Santísima Virgen, y de una forma particular al hombre, por lo que todo lo que tenemos en nuestro entorno y lo que nos acontezca a diario dentro de nuestras labores cotidianas debe servirnos para corresponder al amor que Dios nos ha profesado desde los siglos.
Cordial saludo gran Familia Eudista
Con motivo de la celebración de la Semana Mayor en un contexto totalmente nuevo debido a las circunstancias actuales, nos permitimos enviar un itinerario espiritual con el fin de que puedan vivir y tener un encuentro con la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor, en torno al recogimiento con sus familias en sus hogares.
En Jesús y María.
Inicio de la novena en honor a san Juan Eudes
La mejor interpretación del Evangelio es la vida de los santos, decía recientemente el papa Benedicto XVI. Lo podemos notar muy bien en san Juan Eudes. Las cartas nos dejan entraren la profundidad de su corazón de cristiano y de sacerdote, penetrado de la fuerza y de la misericordia del Evangelio (P. Alvaro Torres, cjm)
En esta edición de la novena en honor a san Juan Eudes queremos presentar el Corazón del pastor a través de un recorrido por algunas de sus cartas.
San Juan Eudes inspire nuestras vidas para amar más a Jesucristo.
Equipo Unidad de Espiritualidad Eudista
En semana santa, ¿Por qué iniciar con el tema de la Encarnación de Jesús? Porque la historia salvadora tiene en ella su plenitud. Vamos a sumergirnos por un día en este gran misterio que está en la base de lo que será su pasión y muerte. Es el amor extremo de Dios que se encarna quien suscite en el cristiano el deseo de corresponderle con un amor semejante.
El 8 de febrero celebraremos la Solemnidad del Corazón de María. Para Juan Eudes, el Corazón Amantísimo de la Virgen María está íntimamente unido al Corazón de Jesús. Por esta razón, María es para Juan Eudes un Evangelio viviente porque todo lo que ella refleja es la vida de Jesús.
Como preparación a esta solemnidad, les compartimos el Triduo al Corazón de María para ser meditado los días 5, 6 y 7 de febrero. También contiene una consagración al Corazón de María para el día 8 de febrero.
Es constumbre familiar rezar la novena para celebrar el nacimiento del niño Dios y se hace con acompañamiento de cantos de villancicos que le dan alegria y entusiasmo al acontecimiento
Triduo al Sagrado Corazón de Jesús
Querida Familia Eudista:
En este folleto se ofrece una estructura para celebrar el triduo al Sagrado Corazón de Jesús, cuya fiesta celebramos el 20 de octubre en la Congregación de Jesús y María.
En primer lugar, nos dispondremos de corazón a vivir el momento de oración, con el Ave Cor Sanctissimum, luego se leen los textos propuestos para cada día; finalmente se rezan las letanías al Corazón y la oración junto con nuestro compromiso de amar a Jesús en todo.
Te saludo, con especial cariño en Jesús y María.
En el Domingo, día en el que celebramos la resurrección de Cristo. La UEE de UNIMINUTO quiere también invitarlos a dar inicio a la Novena del Corazón de Jesús, Hoguera de Amor.
Con el propósito de seguir caminando hacia nuestra solemnidad el próximo 20 de octubre.
La propuesta, es rezar esta novena en alguno de nuestros momentos de oración familiar o personal.
Y si se considera pertinente compartir el documento con todos aquellos que a nuestro lado comparten la dicha de ser cristianos.
Así nos ayudas en la promoción y difusión de nuestra espiritualidad.
Que por el Amor del Padre Dios que ha tenido a bien regalarnos el Corazón de su Hijo, nosotros podamos ser verdaderos testigos de misericordia.
Un fuerte abrazo, Bendiciones.
Iniciamos la tercera edición, donde exponemos las diversas costumbres en la zona norte y central de América, como la cultura católica se mantiene y lucha contra un mundo tan cambiante.
Lourdes, Atocha y la Orden Franciscana como antesala de la Cuaresma, amalgaman la piedad característica de estos tiempos en Febrero.
En semana santa, ¿Por qué iniciar con el tema de la Encarnación de Jesús? Porque la historia salvadora tiene en ella su plenitud. Vamos a sumergirnos por un día en este gran misterio que está en la base de lo que será su pasión y muerte. Es el amor extremo de Dios que se encarna quien suscite en el cristiano el deseo de corresponderle con un amor semejante.
El 8 de febrero celebraremos la Solemnidad del Corazón de María. Para Juan Eudes, el Corazón Amantísimo de la Virgen María está íntimamente unido al Corazón de Jesús. Por esta razón, María es para Juan Eudes un Evangelio viviente porque todo lo que ella refleja es la vida de Jesús.
Como preparación a esta solemnidad, les compartimos el Triduo al Corazón de María para ser meditado los días 5, 6 y 7 de febrero. También contiene una consagración al Corazón de María para el día 8 de febrero.
Es constumbre familiar rezar la novena para celebrar el nacimiento del niño Dios y se hace con acompañamiento de cantos de villancicos que le dan alegria y entusiasmo al acontecimiento
Triduo al Sagrado Corazón de Jesús
Querida Familia Eudista:
En este folleto se ofrece una estructura para celebrar el triduo al Sagrado Corazón de Jesús, cuya fiesta celebramos el 20 de octubre en la Congregación de Jesús y María.
En primer lugar, nos dispondremos de corazón a vivir el momento de oración, con el Ave Cor Sanctissimum, luego se leen los textos propuestos para cada día; finalmente se rezan las letanías al Corazón y la oración junto con nuestro compromiso de amar a Jesús en todo.
Te saludo, con especial cariño en Jesús y María.
En el Domingo, día en el que celebramos la resurrección de Cristo. La UEE de UNIMINUTO quiere también invitarlos a dar inicio a la Novena del Corazón de Jesús, Hoguera de Amor.
Con el propósito de seguir caminando hacia nuestra solemnidad el próximo 20 de octubre.
La propuesta, es rezar esta novena en alguno de nuestros momentos de oración familiar o personal.
Y si se considera pertinente compartir el documento con todos aquellos que a nuestro lado comparten la dicha de ser cristianos.
Así nos ayudas en la promoción y difusión de nuestra espiritualidad.
Que por el Amor del Padre Dios que ha tenido a bien regalarnos el Corazón de su Hijo, nosotros podamos ser verdaderos testigos de misericordia.
Un fuerte abrazo, Bendiciones.
Iniciamos la tercera edición, donde exponemos las diversas costumbres en la zona norte y central de América, como la cultura católica se mantiene y lucha contra un mundo tan cambiante.
Lourdes, Atocha y la Orden Franciscana como antesala de la Cuaresma, amalgaman la piedad característica de estos tiempos en Febrero.
Para este número, se abarcan algunos aspectos que conforman la piedad del mes de Octubre, haciendo énfasis en las costumbres regionales de Latinoamerica
La Redentora de Cautivos, en tres países hace presencia de manera fuerte, y San Miguel desde el norte, nos muestra todo un ideario costumbrista en torno a su figura.
Today is Pentecost. Who is it that is here in front of you? (Wang Omma.) Jesus Christ and the substantial Holy Spirit, the only Begotten Daughter, Wang Omma, are both here. I am here because of Jesus's hope. Having no recourse but to go to the cross, he promised to return. Christianity began with the apostles, with their resurrection through the Holy Spirit at Pentecost.
Hoy es Pentecostés. ¿Quién es el que está aquí frente a vosotros? (Wang Omma.) Jesucristo y el Espíritu Santo sustancial, la única Hija Unigénita, Wang Omma, están ambos aquí. Estoy aquí por la esperanza de Jesús. No teniendo más remedio que ir a la cruz, prometió regresar. El cristianismo comenzó con los apóstoles, con su resurrección por medio del Espíritu Santo en Pentecostés.
Instrucciones del procedimiento para la oferta y la gestión conjunta del proceso de admisión a los centros públicos de primer ciclo de educación infantil de Pamplona para el curso 2024-2025.
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
T3-Instrumento de evaluacion_Planificación Analìtica_Actividad con IA.pdf
PIEDAD.pdf
1. PIEDAD
M A R Z O 2 0 2 2 • E D I C I Ó N 1 • V O L U M E N 1
2. C O N T E N I D O
03
04
06
EL SILENCIO DE UN SANTO
CORAZÓN DE PADRE
SEMANA DEL CORAZÓN DE SAN
JOSÉ
10
UNA CONGOJA CASI MORTAL
3. 13
LAS CONGOJAS DEL CORAZÓN
DE SAN JOSÉ
16
GRANADA SERÁ TU CRUZ
18
20
22
VISITA A SAN JUAN DE DIOS
EL LADRÓN DEL CIELO
NOVENA A SAN DIMAS
4. E L S I L E N C I O D E U N
S A N T O
U N P R O T A G O N I S M O M U D O
Entre l os muchos aspectos que
pone de rel i eve, pondera en
especi al el si l enci o de san José.
Su si l enci o estaba i mpregnado
de contempl aci ón del mi steri o
de Di os, con una acti tud de total
di sponi bi l i dad a l a vol untad
di vi na. En otras pal abras, el
si l enci o de san José no
mani fi esta un vací o i nteri or, si no,
al contrari o, l a pl eni tud de fe
que l l eva en su corazón y que
guí a todos sus pensami entos y
todos sus actos.
Un si l enci o graci as al cual san
José, al uní sono con Marí a,
guarda l a pal abra de Di os,
conoci da a través de l as
Sagradas Escri turas,
confrontándol a conti nuamente
con l os aconteci mi entos de l a
vi da de Jesús; un si l enci o
entretej i do de oraci ón constante,
oraci ón de bendi ci ón del Señor,
de adoraci ón de su santí si ma
vol untad y de confi anza si n
reservas en su provi denci a.
No se exagera si se piensa que,
precisamente de su "padre" José,
Jesús aprendió, en el plano
humano, la fuerte interioridad
que es presupuesto de la
auténtica justicia, la "justicia
superior", que él un día enseñará
a sus discípulos (cf. Mt 5, 20).
Dejémonos "contagiar" por el
silencio de san José. Nos es muy
necesario, en un mundo a
menudo demasiado ruidoso, que
no favorece el recogimiento y la
escucha de la voz de Dios. En
este tiempo de preparación para
la Navidad cultivemos el
recogimiento interior, para
acoger y tener siempre a Jesús
en nuestra vida.
S. S. Benedicto XVI
18 de diciembre del 2005
5. Así, como por designio de Dios, el
Corazón Inmaculado de la Santísima
Virgen está unido "indisolublemente al
Corazón de Cristo", el corazón que mas
de cerca vive en alianza con éstos Dos
Corazones es el corazón de San José.
Cuando contemplamos el corazón de San
José, contemplamos un corazón puro,
que dirige todos sus afectos y acciones
hacia aquellos que le fueron
encomendados, cuya grandeza él supo
leer y entender. Todos los movimientos
del corazón de San José tenían un solo
objetivo: el amor de los Dos Corazones.
Por ellos trabajó; por ellos obedeció; por
ellos sufrió; a ellos los defendió y
protegió sin interrupción. Su vida era
para amar, consolar, proteger y cuidar a
los Dos Corazones. Hay que recordar que
San José no era Dios hecho hombre, ni
tampoco fue concebido inmaculado; el
nació con el pecado original igual que
todos nosotros. Pero su corazón se hizo
uno con el Corazón de María y a través
de ella, con el Sagrado Corazón de Jesús.
Veamos como se da en San José esta
misteriosa unidad.
C O R A Z Ó N
D E P A D R E
E L C O R A Z Ó N D E L C A S T Í S I M O S A N J O S É
El corazón de San José vivió en plena
comunión con el Inmaculado Corazón de
María. Ella fue para el, igual que lo es para
todos nosotros, el camino que lo condujo
al misterio del Dios hecho Hombre. En el
sueño del ángel, oyó éstas palabras: "No
temas tomar contigo a María tu mujer
porque lo nacido de ella es del Espíritu
Santo." (Mt 1: 20) Con esto, es introducido
no solamente en el misterio de la
Encarnación, sino también en el misterio
del corazón excepcional de la Virgen
Santísima, escogida para ser Madre de
Dios. San José se dio cuenta que el Mesías
y Salvador, tan esperado por su pueblo,
había de llegar al mundo a través del seno
maternal de María, la mujer a quien Dios le
había dado por esposa.
¿Cuál fue la respuesta de San José?
" Despertado José del sueño, hizo como el
Ángel del Señor le había mandado, y
tomo consigo a su mujer" (Mt 1: 24). En
otras palabras, San José se consagrá a
María, a su persona, a su corazón, y a su
misión. Accedió a la voluntad de Dios
quien designó que el, y todo el genero
humano, había de recibir al Redentor por
manos de María. Mucho mas que todas las
generaciones que llamarán bendita a la
Virgen por las maravillas que Dios ha
hecho en ella (cf. Lc 1: 48-49), San José las
supo ver, ponderar, y amar, levantandose
así en su corazón, un profundo deseo de
protegerla.
6. D espués del de l a Vi r gen, el corazón
de San José es el que mas cerca
estuvo del Cor azón del Redentor. San
José amaba con ver dader o amor
pater nal a Cr i sto. Su cor azón estaba
uni do de tal f or ma al de Jesús, que
mucho antes que San Juan se
r ecostar a sobr e el pecho del Señor, ya
San José conocí a pl enamente l os
l ati dos del Cor azón de Cr i sto y aún
mas, Cr i sto conocí a per f ectamente l os
l ati dos del cor azón de su padre
vi r gi nal , puesto que toda su ni ñez l a
pasó r ecostado del pecho de su
padr e, San José.
En esta comuni ón de " cor azón a
Cor azón" , ¿qué secr etos i nsondabl es
habr á descubi er to San José en el
Cor azón de su Hi j o? El Ángel l e habí a
r evel ado en sueño que el Hi j o de
Mar í a er a qui en " sal var á a su puebl o
de sus pecados" ( Mt 1 : 21 ) . Entendi ó
que el Cor azón del Emmanuel era un
cor azón humi l de, mi ser i cor di oso y
r edentor . Er a el Cor azón de Di os,
f or mado por el Espí r i tu Santo, que
vi no a sal var a su puebl o. No para una
sal vaci ón mer amente temporal , si no
mucho mas pr of unda; er a l a sal vaci ón
del mal que habí a entr ado en el
cor azón humano: el egoí smo, el
desamor , l a di vi si ón, l a i nj usti ci a. . . . el
pecado.
Estos secretos insondables fueron
conocidos plenamente por San
José, por la intimidad de
contemplación de los corazones de
Jesús y María. Lo encontramos al
lado de la Santísima Virgen en los
misterios gozosos del Santo
Rosario. Al convivir y contemplar lo
que se desarrollaba en la vida de
Jesús y en la vida de su esposa, su
corazón crecía en admiración y
amor a Dios y en ardientes deseos
de participar plenamente en su
obra.
San José, dado como protector de
los Dos Corazones en el principio,
es ahora encomendado por Dios
como protector de toda la familia
humana. De forma particular, San
José es protector de todos
aquellos que aman a los Dos
Corazones, que se han unido a
ellos y que promueven su pronto
Reinado en la humanidad.
7. L A S E M A N A
D E V O T A D E L
C O R A Z Ó N D E
S A N J O S É
D I S P U E S T A P O R E L P . I G N A C I O
T O M A Y , D E L A C O M P A Ñ Í A D E
J E S Ú S
I M P R E S O C O N L A S L I C E N C I A S
N E C E S A R I A S , P O R L A V D A . D E D .
J O S É B E R N A R D O D E H O G A L .
A Ñ O D E 1 7 5 1
DOMINGO
ORACIÓN
Oh Corazón Purísimo, Erario
incomparable de Santidad,
pureza y dones celestiales, yo te
adoro y saludo, te admiro y amo
con todo el afecto de mi
corazón me alegro de tus
soberanas grandezas, y doy
afectuosas gracias a la Divina
Bondad, por haberte así
engrandecido. Más ¡Oh! y como
lleno de confusión y dolor, miro
a mi corazón tan inmundo y
asqueroso con tantas culpas y
pecados. ¡Oh, y quien me diera
dos fuentes de lágrimas de
perfecta contrición para lavarlo
de todas las inmundicias! ¡Ah!
malditos pecadores, yo con
infinito dolor os detesto y
abomino, solamente por ser
ofensas de la infinita e
incomprensible Majestad y
Bondad de Dios. ¡Oh Santo mío!
a ti clamo, y por tu Purísimo y
Santísimo Corazón te suplico,
me alcances gracia tan
abundante, que yo escoja mil
veces hasta la muerte, antes
que manche mi corazón, que es
Templo vivo de Dios, con alguna
culpa, y para que yo emplee
todo el tiempo de mi vida en
donarlo siempre más y más, con
el atavío de las virtudes y de la
divina gracia, como yo confiado
en tu intercesión, firmemente lo
propongo.
Se rezan siete padres
nuestros, siete aves maría y
glorias, en reverencia de los
siete dolores y gozos que
inundaron el purísimo Corazón
del Patriarca Señor San José.
8. LUNES
ORACIÓN
Oh Corazón Humildísimo de mi Señor San
José, yo te adoro, te saludo, te alabo y
admiro en tan excelsos dones y privilegios
celestiales, y quedo confuso mirando en
mis tantas miserias y pecados, y tanta
soberbia y altivez de mi corazón. Abre,
Santo mío, los ojos de mi mente, para que
claramente te conozca, que, en mí, nada
tengo y nada puedo de bien, y que lo que
tengo y puedo de bien, todo es de Dios, y
que lo que tengo de mi no es otra cosa que
una pura nada, una pura impotencia, y un
abismo de miserias, pecados y malicias, y
fortalece en mi corazón, para que,
reconociendo todos los bienes que veo en
mí, o en los otros, como puros dones de
Dios, no quiera más que su sola gloria,
alabanza y acción de gracias para este
Señor, y para mi no otra cosa, sino lo que
merece mi nada, malicia y pecados, que es
la confusión y abatimiento. Óyeme,
gloriosísimo Santo, por tu tan humilde
Corazón, para que consiguiendo por tus
méritos esta tan esclarecida virtud,
merezca, según la promesa de Cristo, ser
ensalzado en el cielo. Amén.
MARTES
ORACIÓN
Oh Corazón Purísimo de mi glorioso Santo,
yo te saludo, te adoro, te alabo y admiro tu
más seráfica pureza, y doy humildes
gracias a la Divina Bondad por haberte con
ella adornado, para que fueras digno
esposo de la Inmaculada Madre de Dos. ¡Oh
y cuan confuso y avergonzado quedo yo,
mirando mi corazón tan inmundo y tan
manchado, y combatido de continuo de los
estímulos de la concupiscencia! ¡Ha, que
no he conocido precio de esta Angélica
virtud, ni reparado en las luces de su
celestial hermosura! Oh Santo mío, abre los
ojos de mi alma, para que yo admire su
belleza, e instila en ella un entrañable
amor y aprecio de esta divina virtud, para
que a costa aun de la vida, la conserve
siempre pura e incontaminada en la
mente, y en el cuerpo, así, firmemente lo
propongo y determino, confiado en el
amparo y patrocinio tuyo, ejecutarlo hasta
la muerte. Amén.
M I É R C O L E S
O R A C I Ó N
O h C o r a z ó n O b e d i e n t í s i m o d e m i S e ñ o r S a n
J o s é , t o d o f o r m a d o e n e l C o r a z ó n d e D i o s , y o
t e a d o r o , t e s a l u d o y a l a b o . M a s q u e p u e d o
h a c e r , s i n o c o n f u n d i r m e y l l o r a r a m a r g a m e n t e ,
m i r a n d o m i c o r a z ó n p e r v e r s o , t a n c o n t u m a z e n
e j e c u t a r l o s p r e c e p t o s d e m i D i o s , y l o s
o r d e n e s d e l o s q u e t i e n e n s u l u g a r . A y , q u e h e
v i v i d o a c i e g a s , s i n c o n s i d e r a r e l r e n d i m i e n t o ,
o b e d i e n c i a y a m o r , q u e d e b o a m i D i o s , S e ñ o r
y P a d r e a m a n t í s i m o , c o m o s u c r i a t u r a , s u v i l
e s c l a v o e i n d i g n í s i m o h i j o . A t i a h o r a t e i n v o c o ,
O h G l o r i o s o S a n t o m í o , a l c á n z a m e p o r t u
o b e d i e n t í s i m o C o r a z ó n , t a n t a s l á g r i m a d e
p e r f e c t a c o n t r i c i ó n , q u e s e a n b a s t a n t e s a
b o r r a r t o d a s l a s d e s o b e d i e n c i a s d e m i r e b e l d e
c o r a z ó n , a l o s a m a b l e s p r e c e p t o s d e m i D i o s , y
d e l o s i n t e r p r e t e s d e t u S a n t í s i m a V o l u n t a d , y
h a z c o n t u i n t e r c e s i ó n , q u e y o e n a d e l a n t e v i v a
s i e m p r e o b e d i e n t e , r e n d i d o y s u j e t o , n o
s o l a m e n t e a m i D i o s y S e ñ o r , y a m i s
s u p e r i o r e s , s i n o t a m b i é n a t o d a h u m a n a
c r i a t u r a , p o r s u a m o r , a l l í f i r m e m e n t e
p r o p o n g o e j e c u t a r l o s i e m p r e c o n l a d i v i n a
g r a c i a , q u e e s p e r o p o r t u s r u e g o s y m é r i t o s
a l c a n z a r d e l a D i v i n a B o n d a d . A m é n .
J U E V E S
O R A C I Ó N
O h C o r a z ó n S a n t í s i m o d e m i S e ñ o r S a n J o s é ,
t o d o f u e g o d e s e r á f i c o a m o r , y o t e a d o r o , t e
a l a b o y a d m i r o e n e s t e s o b e r a n o i n c e n d i o d e
c a r i d a d d i v i n a , y d o y h u m i l d e s g r a c i a s a l a
b o n d a d i n f i n i t a d e m i D i o s , p o r h a b e r t e c o n e l
a b r a z a d o t o d o . ¡ A h ! P o b r e d e m í , q u e n o e h
s a b i d o a m a r , s i n o l a b a s u r a y a s q u e r o s i d a d d e
l a t i e r r a . ¡ A h ! Q u e c i e g o f u i , p u e s n o h e
c o n o c i d o l a i n f i n i t a b o n d a d e i n c o m p r e n s i b l e
a m a b i l i d a d d e m i D i o s , p a r a c o n s a g r a r l e t o d o
m i a m o r . I n f e l i z y d e s d i c h a d o a q u e l t i e m p o , e n
q u e y o n o t e a m é , D i o s m í o , ¡ O h ! y s i p u d i e r a
y o h a c e r , a u n c o n p a d e c e r c u a l q u i e r m a l , q u e
t o d o t i e m p o d e m i v i d a p a s a d a l o h u b i e r a
t o d o , t o d o e m p l e a d o e n a m a r t e s i e m p r e
i n c e s a n t e m e n t e a t i , D i o s m í o , s o l o
i n f i n i t a m e n t e a m a b l e ¡ A y d o l o r i n e f a b l e ! ¡A y
t o r m e n t o d e m i c o r a z ó n s i n r e m e d i o ! ¡A y q u e
l o q u e d e s e o y q u i e r o n o e s m á s p o s i b l e ! ¿ Q u é
p u e d o h a c e r , D i o s m í o ? t e a m a r é d e s d e e s t e
i n s t a n t e , y p o r m i v i d a c o n t o d o m i c o r a z ó n ,
c o n t o d a m i m e n t e , c o n t o d a m i a l m a , y c o n
t o d a s m i s f u e r z a s . A s í l o q u i e r o , a s í f i r m e m e n t e
l o d e t e r m i n o , D i o s m í o , c o n t u D i v i n a G r a c i a .
S e a s t ú , O h P a d r e m í o a m a n t í s i m o , f i a d o r d e
e s t a r e s o l u c i ó n , a l c a n z á n d o m e d e l a D i v i n a
B o n d a d u n a t a n p o d e r o s a g r a c i a , q u e s i e m p r e
p e r f e c t a m e n t e l a c u m p l a . A m é n .
9. VIERNES
ORACIÓN
Oh Corazón Excelentísimo de mi
Señor San José, que, con tan
indecible fortaleza y amor,
sufriste agudas espinas, que en
esta vida siempre te hirieron y
traspasaron, porque conocías que
eran del agrado de Dios y de su
Santísima Voluntad, que era el
centro de todos tus afectos y
deseos. ¡Ah! ¿Y hasta cuando yo
viviré engañado, huyendo
siempre de la Cruz, y el padecer,
siendo estos los regalos más
ricos y los dones más preciosos,
que reparte la Divina Bondad a
sus más queridas almas? Ilumina,
te ruego, Oh gloriosísimo Santo,
mi entendimiento, para que
conozca el inestimable valor de
la Cruz, y fortalece mi corazón,
para que ardientemente la ame,
y goce de estar elevado en ella
con mi amantísimo Redentor y
Dios, y para que juzgándome
indigno, como lo soy de este
favor tan grande, admire su
Divina Bondad, que era tan
altamente se digna de favorecer
a este gran pecador. Hazlo, Santo
mío, con tus ruegos, por el amor
que tienes al Humanado Dios y a
tu Santísima Esposa, para que,
asemejándome yo en esta vida a
mi Crucificado Señor, merezca
serle semejante en la gloria.
Amén.
DÍA SÁBADO
ORACIÓN
Oh Dichoso Corazón de mi Señor
San José, Erario riquísimo de
celestiales favores e inefables
gozos, yo te alabo, te adoro y
admiro con gran complacencia
de mi corazón la inenarrable
felicidad y divinos regalos de que
fuiste colmado en esta vida, y
ahora con sobreabundante
plenitud lo eres eternamente en
el Cielo. Yo de corazón me gozo
de todos ellos más, que, si fueran
míos, y doy humildes y
afectuosas gracias a la Divina
Bondad por habértelos
concedido. ¡Ah! Que yo no
pruebo las dulzuras y favores
celestiales, porque no purifico mi
corazón con los afectos terrenos,
apartándole de todos los viles
consuelos de las criaturas, ni
sufro con humildad y amor las
penalidades, con que mi Dios
nuestro Señor me regala. A ti
recurro, o Santo mío, concede
con tu intercesión a mi corazón
tan cobarde tanta fortaleza y
vigor, para que desasido de las
criaturas, huya constantemente,
aun de los lícitos recreos de la
tierra, y para que tolere con
alegría y perfecta resignación
todas las adversidades, con que
Dios fuere servido favorecerme,
para que así no me haga indigno
de participar en esta vida las
espirituales delicias, que fueren
necesarias para el bien de mi
alma, y merezca después de ella,
de la Divina Misericordia, la
eterna y cumplida felicidad en la
Gloria. Amén.
LAVS DEVS
10. U N A
C O N G O J A
C A S I
M O R T A L . . .
L O S C E L O S D E L C A S T Í S I M O S A N
J O S É
“José... resolvió
repudiarla en secreto ”
(Mt 1, 19)
María —dice el Evangelio
— permaneció unos tres
meses con su prima
Isabel y luego regresó a
su casa. Este lacónico
texto nos permite
imaginar los
sentimientos de la
Virgen durante el viaje
de vuelta...
Volvía feliz, pensando en
José, pero su felicidad
era menos clara que a la
¡da. Sabía que pronto su
prometido advertiría su
estado, y tal idea le
causaba una inquietud
que sólo podía paliar
pensando en la gloria del
Ser divino que llevaba en
su seno, adorándole llena
de confianza y de
abandono.
Al llegar a Nazaret, José
la acogería con
desbordante gozo, que le
impediría reparar en su
estado. Sin embargo, los
signos de su futura
maternidad ya habrían
comenzado a
manifestarse y ciertos
síntomas la
traicionarían... Las gentes
de Nazaret, al darse
cuenta, no dejarían de
felicitar a la joven
pareja...
11. Es entonces cuando estalla el drama
en el alma de José. Al principio, no
termina de creérselo. Está a punto de
rechazar como injurias las
enhorabuenas, pero pronto comprende
que no hay error posible. No cabe
duda: María lleva un niño en su
vientre... Y ante esta realidad
indudable, sucumbe. Su espíritu se
hunde en un abismo de agonía...
¿Dudó de la virtud de María? Bastantes
Padres de la Iglesia así lo creen: San
Justino, San Juan Crisóstomo, San
Ambrosio, San Agustín... Nosotros
pensamos que no, pues nos repugna
imaginar que la virginidad de María
fuese puesta en entredicho, incluso
fugitivamente, en el espíritu de José.
Preferimos, con mucho, la opinión de
San Jerónimo: «José, sabedor de la
virtud de María, rodeó de silencio el
misterio que ignoraba».
¿Cómo iba a dudar de la inocencia de
María? ¿Cómo iba a creerla culpable de
esa debilidad...? Rechazaría tal
pensamiento como un crimen. Habría
creído más fácilmente a quien le
hubiera dicho que las aguas del
Jordán corrían hacia su fuente o que el
monte Hermón había desaparecido. La
inocencia de María era patente en
todas sus palabras, en todos sus
gestos. Seguía siendo igual de
cándida, igual de sencilla...
Continuaba realizando sus tareas
habituales con la misma dedicación,
sin artificio ni duplicidad. Ninguna
inquietud, ningún gesto equívoco,
rompía la serenidad de su sonrisa o la
pureza de su semblante. Cuando se
acercaba a él, le miraba con sus ojos
profundos, más llenos que nunca de
amor y de lealtad, y le tendía las
manos con su naturalidad habitual...
No, no es una culpable la que tiene
ante él. Además, ¿no le ha hecho
partícipe de su voto de virginidad?...
Pero, ¿por qué no le dice nada? ¿Por
qué calla? ¿No tiene acaso derecho a
saber la verdad?
M arí a, con una sol a pal abra, hubi era
podi do tranqui l i zar e i nundar de
gozo al angusti ado José. Si no l o
hi zo, fue porque no habí a reci bi do
el mandato de descubri r el secreto
del Rey. Pensarí a que era
conveni ente que, por del i cadeza, no
hi ci era el l a tal confi denci a a su
esposo, y esperarí a, l l ena de
confi anza, que Di os habl ara a José.
Y mi entras esperaba, rezarí a y se
abandonarí a, en manos de l a
Sabi durí a i nfi ni ta.
Este abandono no i mpedí a que
sufri era. Si guardaba si l enci o era
porque tení a una fe heroi ca, no
porque. fuera i ndi ferente. Veí a l a
profundí si ma angusti a que
atenazaba a su esposo y l a sentí a
como propi a, vi vi endo as¡ su pri mer
mi steri o dol oroso. Observaba en su
frente arrugada, en sus rasgos
afi l ados y ensombreci dos, una
especi e de desesperaci ón tanto más
profunda cuanto que. no podí a
comparti rl a con nadi e. Sus oj os
estaban enfebreci dos y fati gados, y
el l a adi vi naba que debí a estar
pasando horri bl es noches en vel a. Le
veí a i r a su trabaj o como a rastras y,
si n embargo, conti nuaba guardando
si l enci o, aceptando l a i dea atroz de
que José al i mentase sospechas
sobre esa vi rgi ni dad que él
santamente habí a respetado.
De hecho, en el al ma de José se
desarrol l aba un dramáti co combate.
Di os no ha puesto j amás en una
si tuaci ón como aquel l a a un al ma
superi or en santi dad y amada por El
con amor de predi l ecci ón. Durante
noches y dí as tuvo que l uchar con
aquel eni gma i rresol ubl e, dándol e
vuel tas y más vuel tas. Cada hora
que pasaba estrechaba más y más el
l azo que apretaba su corazón.
12. Al principio pensó en interrogar a
María. Intentó hablarle varias veces,
pero no lo logró. Las palabras
preparadas para iniciar el diálogo
morían antes de salir de su boca,
convencido de que el silencio de su
esposa encerraba un misterio cuyo velo
no se creía autorizado a levantar.
Se sentía perplejo ante la doble
imposibilidad de conservar a María y de
condenarla. Su lealtad le ,prohibía
tanto seguirla teniendo por esposa
como exponerla a la vergüenza pública.
No ignoraba la férrea norma dictada
por Moisés que ordenaba, en casos
como éste, entregarla a 1 los tribunales
de justicia, pero como estaba
convencido de que María era inocente,
buscaba la manera de dejarla en
libertad salvaguardando al mismo
tiempo su honor.
Por una parte no podía conservarla,
pues a ello se oponía la Ley. No tenía
ningún derecho sobre el fruto que
llevaba en sus entrañas, cuyo origen
ella le ocultaba, y tampoco quería
hacerse solidario de un misterio que le
estaba vedado. Se sentía incapaz de
construir su matrimonio sobre una
mentira.
Por otra parte, no quería tampoco
tratar a María como a esas adúlteras a
que se refería la Ley. El texto del
Evangelio lo señala claramente: Porque
era "justo", no quería denunciar a su
prometida ante los tribunales, ya que
estaba envuelta en un misterio que no
le correspondía desvelar, un misterio
que presentía que venía de Dios.
Así pues, sólo una cosa podía hacer,
incluso a riesgo de difamarse él mismo.
Una cosa con la que creía salvaguardar
al mismo tiempo el honor de María y la
obediencia a la Ley: se separaría de su
prometida no por despecho, sino para
respetar un misterio que no le estaba
permitido desentrañar.
No tendrí a más remedi o que
abandonarl a, después de devol verl e su
ani l l o y de recuperar l os presentes
que l e habí a hecho en l os
esponsal es. . . Sí : l a dej arí a en secreto,
si n deci r nada a nadi e. Tal vez l e
acusaran de cobardí a, pero eso era
mej or que acusarl a a el l a. . .
Pero José tarda en ej ecutar su
proyecto. Lo apl aza dí a tras dí a, hasta
que l l ega el momento en que l a
si tuaci ón ya no puede prol ongarse.
Di os, si n duda, ha aceptado su
sacri fi ci o —puesto que nada di ce—, un
sacri fi ci o tan duro como el que pi di ó
a Abraham mandándol e sacri fi car a
I saac, su úni co hi j o. Por fi n, se deci de:
Mete en un saco l o que se va a l l evar,
para parti r con el al ba. . . Y mi entras
espera, di ce: " Señor, Señor, ¿por qué
me has abandonado? ¿Por qué
permi tes que sufra tal marti ri o?. . . "
Porque eras agradabl e a Di os, José, l a
tentaci ón habí a de probarte. Porque
en l a mente del Al tí si mo estabas
predesti nado a ser ahogado de l as
causas perdi das, haci a qui en vol verán
sus oj os l as al mas dol ori das en l as
horas tenebrosas y apl astantes, era
preci so que tú mi smo l o
experi mentases, que estuvi eras
preparado para desempeñar tu papel ,
porque te habí a correspondi do el
i ndeci bl e honor de ser padre adopti vo
del Verbo encarnado, tení as que
quedar marcado con l a Cruz, si gno
supremo de su Redenci ón.
Y esa Cruz debí a al canzarte en el
punto más sensi bl e para ti : el amor
que profesabas a aquel l a que, después
de Di os, ocupaba el centro de tus
pensami entos. . .
P . M i c h e l G a s n i e r , O F
13. D EVOCIÓN EN HONOR
DE LAS CONGOJAS QUE
PADECIÓN EL
CORAZÓN DE SAN
JOSÉ
EN LOS RECELOS DE
SU DIVINA ESPOSA,
ANTES QUE EL CIELO
LE REVELARA EL
SOBERANO MISTERIO
DE LA ENCARNACION
DEL DIVINO VERBO
Dispuesta por un
Sacerdote del
Obispado de Puebla
MOTIVO DE ESTA DEVOCIÓN
Es gran consuelo a un espíritu
atribulado, y que necesita de
remedio en su aflicción, sabe que
quien es poderoso para socorrerlo ha
experimentado y llevado sobre si la
cruz del padecer. Es grande la
confianza que sobre el poder y
querer añade esta experiencia, y
hace creer que ella ha de excitar y
avivar la compasión y lástima de
aquel a quien se recurre. ¿Quién más
atribulado que Señor San José en sus
recelos? ¿Qué corazón más rodeado
de congojas? Ves aquí, cristiano, el
remedio de las tuyas, sean las que
fueren, ves aquí el motivo grande
para llenar tu corazón de la más
segura confianza: José tiene poder y
voluntad para socorrerte, él fue
atribulado, tu necesitas de consuelo,
si careces de en tus aflicciones es
por tu omisión en acogerte a su
patrocinio: invócalo, que ciertamente
te remediará, y para obligarlo, rézale
siete Padres nuestros y Aves Marías, y
después la siguiente:
14. ¡Oh José justísimo! ¡Oh Patriarca
Santo! ¡Oh Varón Celestial
adornado de la más invencible
fortaleza! ¡Que congojas! ¡Que
tribulaciones! ¡Que penas tan
agudas combatieron tu generoso
y noble Corazón, a vista de la
preñez de tu Divina Esposa la
Virgen María! disponiendo el
cielo que estas penetraran lo
más íntimo de tu Espíritu, hasta
que llegara el tiempo
determinado por Dios para que
se te revelara el Misterio de la
Encarnación del Verbo en sus
virginales entrañas, para el
remedio de los mortales. ¡Oh
Corazón Afligidísimo de José!
¡Oh Espíritu de José, sumamente
combatido! solo a ti pudo fijar la
Divina Providencia semejante
tormento, y solo a ti también
tanto colmo de merecimiento y
de gracia. Te probó Dios, se
confirmó tu fidelidad y amor
para con tu dulcísima Esposa, a
vista de los más terribles
escuadrones de penas, siendo
esta última prueba que se
acrisolaría en los ojos de Dios, y
declarará digno de ser Nuncio,
Hayo, Protector, Custodio,
Defensor y Padre putativo del
mismo Dios hecho hombre: Yo
pues, José admirabilísimo,
mirado mi flaqueza y mi pobre
corazón, por todas partes
combatido de enemigos, de
tentaciones, de penas y de
peligros, ¿a quien he de llamar
sino a ti, que como poderoso y
experimentado sabrás
compadecerte de mis muchas
miserias y remediarlas
compasivo?
A ti, en fin, consuelo de
atribulados, remedio de los
desvalidos, y seguro asilo de
los que te invocan, a ti, José
dulcísimo, abogado mío,
recurro en mis trabajos. Tu
conoces en Dios las
aflicciones de mi corazón, y
las necesidades de mi alma,
consuélame, puesto que mi
confianza y amor para contigo
debe obligarte a que me
socorras. Así te lo pido, con la
mayor humildad, por estas
penas que padeciste, y por el
gozo que inundó tu Santísimo
Corazón y Alma, cuando el
Ángel del Señor, desvaneció
todos tus temores,
declarándote la mayor
exaltación que gozaste en la
tierra, y gozas ahora en el
cielo desde el Trono sublime
de tu gloria, pon esos tus ojos
amabilísimos sobre este
humilde hijo y devoto.
Dígnate de recibir
benignamente el pequeño
obsequio que te eh ofrecido
de siete Padres nuestros y
siete Aves Marías, en honra de
tus aflicciones, para que tu
remedies las que me cercan,
con la compasión con que
acostumbras mirar a los
afligidos. Como te lo pido así
lo espero, para que pueda,
con el mayor regocijo de mi
corazón, cantar en el tiempo y
en la eternidad, espero en
José, mi abogado dulcísimo y
no quede confundido. Amén.
ORACIÓN
15. A L A B A D O
S e a b e n d i t o y a l a b a d o
e l S a n t í s i m o J o s é ,
p o r q u e d e l E t e r n o P a d r e
e n e l m u n d o i m a g e n f u e .
S e a e t e r n a m e n t e a l a b a d o ,
p o r q u e c o n s u m o p l a c e r ,
f u e v e n e r a d o p o r P a d r e
d e l V e r b o E t e r n o t a m b i é n .
S e a b e n d i t o y a l a b a d o ,
p o r q u e s u s t i t o e s
d e l E s p í r i t u D i v i n o ,
g u a r d á n d o l e e n t e r a f é .
S e a m i l v e c e s a l a b a d o ,
p u e s m e r e c i ó e l s u m o b i e n
d e h a b e r s i d o a m a n t e e s p o s o ,
d e l a m á s p u r a M u j e r .
S e a b e n d i t o y a l a b a d o ,
p o r q u e s u p o m a n t e n e r
a J e s ú s N i ñ o y s u M a d r e ,
s i n a h o r r o d e l p a d e c e r .
S e a b e n d i t o y a l a b a d o
p u e s p a r a t a n a l t o s e r ,
D i o s e n t r e m i l l a s d e h o m b r e s
a J o s é q u i s o e s c o g e r .
S e a e n e l c i e l o y t i e r r a a l a b a d o
a p e s a r d e L u c i f e r ,
p o r l o s s i g l o s d e l o s s i g l o s
e l S a n t o P a t r i a r c a . A m é n .
JACULATORIA
B endita sea la grandeza
que el Señor te concedió,
pues por Esposa te dio
a la Celestial Princesa.
Por dignidad tan excelsa
José, esposo de María,
te pido desde este día
con todo mi corazón,
que me veas compasión
y asistas en mi agonía.
LAVS DEVS
16. G R A N A D A
S E R Á T U
C R U Z . . .
S A N J U A N D E D I O S , E L L O C O D E
C R I S T O
F I E S T A : 8 D E M A R Z O
“ … E l d í a d e l b i e n a v e n t u r a d o m á r t i r S a n
S e b a s t i á n , e n l a c i u d a d d e G r a n a d a s e
h a c í a e n t o n c e s u n a f i e s t a s o l e m n e e n
l a e r m i t a d e l o s M á r t i r e s … y s u c e d i ó
p r e d i c a r u n e x c e l e n t e v a r ó n , m a e s t r o
e n t e o l o g í a , l l a m a d o e l m a e s t r o Á v i l a ,
l u z y r e s p l a n d o r d e s a n t i d a d … ( J u a n d e
D i o s ) o í d a s a q u e l l a s r a z o n e s v i v a s d e
a q u e l v a r ó n , e n q u e e n g r a n d e c í a e l
p r e m i o q u e e l S e ñ o r h a b í a d a d o a s u
s a n t o m á r t i r , p o r h a b e r p a d e c i d o p o r
s u a m o r t a n t o s t o r m e n t o s , s a c a n d o d e
a q u í a l o q u e s e d e b í a p o n e r u n
c r i s t i a n o p o r s e r v i r a s u S e ñ o r y n o
o f e n d e r l e , y p a d e c e r a t r u e q u e d e e s t o
m i l m u e r t e s ; y a y u d a d o c o n l a g r a c i a
d e l S e ñ o r , q u e d i o v i d a a a q u e l l a s
p a l a b r a s , d e t a l m a n e r a s e l e f i j a r o n e n
s u s e n t r a ñ a s y f u e r o n a é l e f i c a c e s , q u e
l u e g o m o s t r a r o n b i e n s u f u e r z a y
v i r t u d .
P o r q u e , a c a b a d o e l s e r m ó n , s a l i ó d e
a l l í c o m o f u e r a d e s í , d a n d o v o c e s
p i d i e n d o a D i o s m i s e r i c o r d i a … d a n d o
s a l t o s y c o r r i e n d o … h a s t a l l e g a r a s u
p o s a d a … e c h ó m a n o d e l o s l i b r o s q u e
t e n í a , y l o s q u e t r a t a b a n d e c a b a l l e r í a s
y c o s a s p r o f a n a s h a c í a l o s c o n l a s
m a n o s m u c h o s p e d a z o s y c o n l o s
d i e n t e s , y l o s q u e e r a n d e v i d a s d e
s a n t o s … d á b a l o s l i b r e m e n t e d e g r a c i a
a l p r i m e r o q u e s e l o s p e d í a p o r a m o r
d e D i o s … Y a s í d e s n u d o , d e s c a l z o y
d e s c a p e r u z a d o , s i g u i ó o t r a v e z p o r l a s
c a l l e s m á s p r i n c i p a l e s d e G r a n a d a
d a n d o v o c e s , q u e r i e n d o , d e s n u d o ,
s e g u i r a l d e s n u d o I e s u ‑ C r i s t o …
A s í , I o a n , d e e s t a m a n e r a f u e p i d i e n d o
m i s e r i c o r d i a a l S e ñ o r … F u e t a n t o l o q u e
d e e s t o h a c í a , q u e v i s t o p o r p e r s o n a s
h o n r a d a s … , y l o l l e v a r o n a l a p o s a d a d e l
p a d r e Á v i l a … ( q u e ) l e a d m i t i ó p o r h i j o
d e c o n f e s i ó n d e s d e e n t o n c e s , ( y l o
d e s p i d i ó ) d i c i é n d o l e : ‘ H e r m a n o I o a n , …
i d e n h o r a b u e n a , c o n l a b e n d i c i ó n d e
D i o s y l a m í a ; q u e y o c o n f í o e n e l S e ñ o r
q u e n o o s s e r á n e g a d a s u m i s e r i c o r d i a .
L o i n t e r n a r o n e n e l H o s p i t a l R e a l c o m o
e n f e r m o m e n t a l , d o n d e f u e t r a t a d o c o n
l a t e r a p i a u s a d a e n t o n c e s . E s t a
e x p e r i e n c i a l e a y u d ó a m a d u r a r s u
v o c a c i ó n , q u e e x p r e s ó c o n e s t a s
p a l a b r a s : “ I e s u - C r i s t o m e t r a i g a a
t i e m p o y m e d é g r a c i a p a r a q u e y o
t e n g a u n h o s p i t a l , d o n d e p u e d a
r e c o g e r l o s p o b r e s d e s a m p a r a d o s y
f a l t o s d e j u i c i o , y s e r v i r l e s c o m o y o
d e s e o . ”
17. Pe regrinó a Guadalupe para pedir la
ayuda de la Virgen, de acuerdo con
Juan de Ávila, con el que
previamente se entrevistó en
Montilla y luego en Baeza. En
Guadalupe se le apareció la Virgen y
puso en sus brazos al Niño Jesús.
Entregándole unos pañales, le
encomendó: «Juan, vísteme al Niño
para que aprendas a vestir a los
pobres». Conmovido por la visión, se
formó en lo preciso para afrontar su
obra y comenzó su acción en
Granada, por indicación del padre
Ávila que le alentó en su quehacer.
A finales de 1539 un pequeño
hospital abierto en la calle de
Lucena pronto se llenó con pobres
desamparados cuyo único
patrimonio era el sufrimiento que
llevaban tatuado en sus frentes:
huérfanos, vagabundos, prostitutas,
ancianos, viudas, locos, enfermos
diversos, etc. Los curaba, consolaba,
aseaba y proporcionaba comida. Sin
arredrarse, pedía para ellos por las
calles con una espuerta y dos
marmitas pendidas de su cuello:
«Hermanos, haced bien para
vosotros mismos».
Las noches eran testigos de su
mendicidad: «¿quién se hace bien a
sí mismo dando a los pobres de
Cristo?», decía. Le abrieron las
puertas y le proporcionaron la ayuda
requerida, porque las gentes se
conmovían ante la potente
presencia de aquel hombre menudo
del que brotaba la aureola del amor
divino. A orillas del río Darro, en el
cautivador entorno de la Alhambra,
iba cargado con sus fatigas y
también con sus añoranzas por lo
divino. El arzobispo Ramírez de
Fuenleal le impuso el hábito y le dio
el nombre de Juan de Dios.
Espiritualmente sufrió las
asechanzas del maligno.
En 1549 se declaró un pavoroso
incendio en el hospital, y no dudó
en salvar a sus enfermos penetrando
en el recinto, aunque le aconsejaron
que no expusiera su vida. Sus
hombros fueron la tabla de salvación
de todos ellos. Milagrosamente,
porque lo vieron moverse envuelto
en llamas, no sufrió daño alguno.
Numerosas mujeres descarriadas a
quienes leía la Pasión de Cristo se
convirtieron y cambiaron de vida.
Uno de sus éxitos apostólicos fue
haber logrado reconciliar a Antón
Martín con Pedro de Velasco, asesino
de su hermano. Y es que la caridad
de Juan era desbordante.
A primeros de febrero de 1550 supo
que el río Genil arrastraba madera
en gran cantidad y la precisaba para
sus enfermos. Estando en la rivera,
vio a una persona que se ahogaba.
Se hallaba muy débil, pero se lanzó
al río y la rescató. No obstante,
tamaño esfuerzo le costó la vida
debido a un agotamiento del que no
pudo reponerse.
Este excelso samaritano,
penitente y caritativo, murió con
fama de santidad el 8 de marzo
de 1550 en la casa de los Pisa
donde, a petición del arzobispo,
le habían acogido esperando que
se recuperase. Se había hincado
de rodillas abrazado a su
crucifijo. Urbano VIII lo beatificó
el 21 de septiembre de 1630.
Inocencio XII lo canonizó el 15 de
agosto de 1691. Y León XIII lo
declaró patrono de los hospitales
y de los enfermos.
18. ACTO DE CONTRICIÓN
Trinidad Santísima, Dios de mi corazón
y Criador de mi alma. Yo que nunca
más fuera de mi juicio, que cuando tan
gravemente te ofendí, me postro
humildemente ante el tribunal de tu
amor, con el corazón verdaderamente
adolorido de tantas ofensas, dándote
Señor, firme palabra de la seria
enmienda de mi vida, y pidiéndome mil
perdones de tantos miles de culpas
que contra tu Inmensa Bondad he
cometido.
Misericordia Señor, Misericordia.
ORACIÓN A DI OS PADRE
Eterno Padre, Soberano de l as l uces, por l os
excel sos méri tos de tu Benj amí n San Juan de
Di os, que por tu amor qui so ser teni do por
l oco, te ruego con vi va f é, no me pri ves j amás
de l as l uces natural es de l a razón en casti go
de mi s cul pas, si no que me des l as l uces
ef i caces de tu graci a para enmendar l os
desordenes y l ocuras de mi vi da. Y de l os que
estando en pecado mortal , han perdi do el
j ui ci o, te api ades, Mi seri cordi oso Padre,
vol vi éndol os al uso natural de su razón, para
que arrepenti dos y conf esaos, se restaures a l a
f i l i aci ón sobrenatural de tu Di vi na Graci a.
Amén.
Padre nuestro, Ave Marí a y Gl ori a.
ORACIÓN A DIOS HIJO
Eterno Hijo, Verbo Divino humanado, por mi amor
hecho hombre y oprobio de los hombres por
salvarme, y por la misma causa tenido por fatuo en
el tribunal de Herodes, te pido con gran confianza
por los grandes méritos del compañero de tus
injurias San Juan de Dios, que fue castigado de los
hombres, como loco, que no descargues sobre mi el
castigo de el gran mal de la demencia, sino que con
las cadenas de tu santo temor, amarres mis
potencias y sentidos para que jamás incurran en las
locuras del pecado, y de los que en estado de
pecado mortal han perdido el juicio, te
compadezcas, volviéndolos a su acuerdo y a tu
gracia, para que en el tremendo día del juicio no
perezcan. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
VISITA PARA EL OCHO
DE MES EN
REVERENCIA DEL
GRAN PADRE DE LOS
POBRES Y SANTÍSIMO
PATRIARCA SAN JUAN
DE DIOS
Por un sacerdote
devoto del mismo
Santo.
19. ORACIÓN A DIOS ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, Consolador y
Santificador de las Almas, fuego
divino de los corazones, que a los
Apóstoles encerrados en el cenáculo
abrasaste en tu amor. Te suplico
Divino Espíritu con amorosos ruegos
de una ardiente caridad, que por la
intercesión de San Juan de Dios, que
encerrado en una cárcel por loco, se
encendió más en tu amor, me libre
de la gravísima enfermedad de la
demencia, y en lo que me resta de
vida, sepa yo emplear mi juicio en
amarte, y a los que perdieron al
tiempo, que habían perdido tu
gracia, los consuelos, sanándolos, y
los justifiques de modo que vivas y
mueran en tu gracia. Amén.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
ORACIÓN A SAN JUAN DE DIOS
Santísimo Patriarca San Juan de
Dios, remedio universal de los
enfermos, bien sabes que la
enfermedad de la demencia, es
entre todas las naturales la
mayor, porque privando del
juicio, priva también de disponer
para la muerte. Y pues el mal es
tan grave, tu intercesión ha de
ser la de el mayor empeño,
pidiendo a la Trinidad
Misericordiosísima, derrame
sobre mí alma el mar de sus
misericordias, no castigándome
con el mal tan grave, y dando a
los pobres dementes, remedios
tan eficaces, que, con ellos sanos
ya en cuerpo, aseguren el alma
por una eternidad. Amén.
Tres padres nuestros, Aves
Marías y Glorias.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
Santísima Virgen María, refugio de
pecadores, luz clarísima de los
entendimientos, desconcertados con las
tinieblas de la culpa, yo mas que todos,
frenético por mis pasiones he agraviado a
mi Dios, Trino en la Personas, Uno en
esencia, con mis muchas culpas. Pero ya
vuelo en mí y reconozco mi ingratitud, y así
esperando en tus purísimas entrañas, el
remedio imploro, tu amparo. Oh bellísima
María, para convertirme a Dios de todo
corazón, y desde ahora para todos los días
de mi vida, y para la hora de mi muerte, te
ofrezco mis potencias y sentidos con toda
mi alma y cuerpo. Y pues te dignas, Señora,
el ser mi Madre, guárdame como a cosa
tuya y no permitas que mi alma se mancha,
o este en mi cuerpo o de el se aparte en
pecado mortal, sino antes muera, como sea
en gracia de tu Hijo Santísimo, mi Dios y
Señor, en quien creo y en quien espero y a
quien amo y deseo amar por toda la
eternidad. Mas si acaso por justos juicios de
Dios, mi última enfermedad fuere frenesí,
maña, delirio, demencia u otro accidente,
que me prive del uso de los sentidos,
estando en pecado mortal, tu maternal
intercesión ha de ser alcanzarme perfecta
contrición, y que vuelva al uso de mis
sentidos para recibir la saludable medicina
de la penitencia y la Sagrada comunión del
Cuerpo y Sangre Sacramentado de tu Hijo
Jesús, por cuyo amor lo espero conseguir de
tu piedad. Y con la misma confianza te
pido, el que ejecutes tu piedad y grande
misericordia con todos los que en este día,
y en todo el mundo se hallan privados del
juicio, y con riesgo de perderse en ellos el
valor de la Sangre de Cristo Jesús, por estar
sus almas manchadas con la culpa grave,
sea esmero de tu clemencia el volverlos a
su juicio, y de acuerdo, para que reciban los
santos sacramentos, y puestos en gracia de
Dios se logré en ellos el fruto de la Sangre
de Nuestro Redentor Jesucristo, quien por
intercesión y amparo nos conceda a mi y a
todos, vivir y morir en gracia suya, y que
nuestras almas sean presentadas por tus
soberanas manos en el tribunal de Dios.
Amén.
20. E L L A D R Ó N
D E L C I E L O
S A N D I M A S , E L " B U E N L A D R Ó N "
F I E S T A : 2 5 D E M A R Z O
Sobre este santo solo sabemos
un par de cosas: Había recibido
justo castigo por sus pecados e
iniquidades, y que en el final
de su vida confió en Cristo y
manifestó su fe en Él, lo cual
no es poco.
Ni siquiera el nombre de Dimas
es real (ni el del otro ladrón,
Gestas), sólo parten de una
leyenda apócrifa, que buscó
darle orígenes a este peculiar
personaje que aparece en unos
momentos cruciales de su vida,
de la vida de Cristo y de la
nuestra, en tanto que su
conversión se realiza en el
momento en que se efectúa la
salvación del mundo. Con
respecto a su infancia, la
deliciosa leyenda de San Dimas
cuenta que cuando la Sagrada
Familia huía a Egipto,
perseguida por los soldados de
Herodes, San José y la Virgen
María hallaron una cueva
donde fácilmente se podrían
esconder, si les dejaban entrar.
La cueva estaba habitada por
unos ladrones, que les dejan
entrar. San José les agradece,
diciéndoles que su acto no
quedará sin recompensa, y le
anuncia que será su propio hijo
(Cristo) quien ayudará al suyo
(Dimas) en un futuro. Pero hay
más, estaba el niño Dimas
enfermo de lepra, y al preparar
la Santísima Virgen el baño del
Niño Jesús, pidió a la madre de
Dimas que metiera a su niño en
la artesa. Esta se negó,
diciendo que Jesús se
contagiaría, pero la Virgen le
dijo que confiara. Accedió la
mujer y los niños se bañaron
juntos, y al salir, Dimas estaba
limpio y sano de su
enfermedad.
21. La conversión de Dimas y la
aseveración de Cristo, de
otorgarle su reino, ese mismo
día, junto con Él es señal de
esperanza para todos los
cristianos. Indudablemente, en el
relato hay sentido alegórico y
cierta liturgia (el "uno a su
derecha y otro a su izquierda"
hace clara referencia a las
palabras de Cristo que "acercará
a los de su derecha y alejará a
los de su izquierda"), lo cual le
da solemnidad y, por tanto realza
la importancia que tiene en el
momento en que sucede. ¿Que
llevó a Dimas (o como se
llamase) a creer en Cristo. La
opinión de casi todos los
escrituristas ha sido siempre que
el ver la paciencia, la
mansedumbre de Cristo durante
toda su Pasión y Cruz, fue lo que
le cambió el corazón.
Un detalle muy interesante, es la
fecha de celebración de San
Dimas, aunque la Iglesia Romana
no lo celebra: el 25 de marzo. El
motivo, sin duda, es la creencia
antigua (no bíblica) de que los
profetas morían el mismo día en
que habían sido concebidos, por
tanto, si Jesucristo había muerto
un 25 de marzo, debía haber sido
concebido un 25 de marzo. Se
asocia la entrada de Dimas en el
cielo con la entrada y salida de
Cristo de este mundo.
Su iconografía es bastante
repetitiva, siempre a la derecha
del Señor, mirándole o mirando
hacia arriba, en contraposición a
“Gestas”, que siempre aparta la
vista del Señor. En la iconografía
oriental, sin embargo, es
frecuente ver el pasaje de su
anuncio a los santos del Antiguo
Testamento que esperan en el
limbo.
Y má s aún, la típica cruz
ortodoxa, que bajo los pies de
Cristo tiene un travesaño
inclinado, representa una
balanza de justicia, y son
precisamente Dimas y Gestas.
Pesadas las acciones de ambos,
cada uno tiene su destino: El
brazo hacia arriba, a la derecha
de Cristo es Dimas que gana el
paraíso, y el otro, que mira hacia
abajo es Gestas, que mira a la
condenación.
Y para finalizar, añadir dos
detalles: San Dimas es patrono
de relojeros (¿por su conversión
"a tiempo"?); atracadores y
ladrones, para hallar las cosas
perdidas. En algunos sitios hay
costumbre de "atar a San Dimas"
(atando un trozo de tela) hasta
que lo perdido aparezca,
reminiscencias del pasado que
tienen su encanto. En Guatemala,
en la Iglesia del Calvario ocurre
algo muy curioso: Es una zona
muy conflictiva y peligrosa, y
dicha iglesia es el santuario de
los delincuentes. Acuden los
ladrones y maleantes a dar
gracias de sus robos, pero a
Gestas, el "mal ladrón" que se
halla en el retablo principal en
una típica escena de Calvario.
Suelen llevarle parte del botín,
dinero o, para no levantar
muchas sospechas, flores, pero
que han de ser compradas con el
beneficio de algun hurto o
maldad. Sobre la cruz en la que
murió, supuestamente se venera
en Chipre; mientras que el
travesaño está en Roma, en la
iglesia de la Santa Cruz.
Ramón Rabre Jordá
22. MODO DE HACER ESTA NOVENA
El modo de hacer la Novena será ponerle
de rodillas ante una imagen del glorioso
Santo, y, habiendo confesado y
comulgado (si diere licencia el confesor),
apartada de toda ocasión de culpa el
alma, porque no podrá de otra suerte ser
a Dios agradable su súplica, para que la
otorgue su piadosísima clemencia, con
dolor y lágrimas del corazón se hará un
acto de contrición, se signará con la señal
de la Santa Cruz, y luego dirá la oración
común para todos los días, que empieza:
«¡Oh ladrón Santo!», la cual acabada, se
rezan cinco Padrenuestros y cinco
Avemarías, que corresponden a las cinco
letras de DIMAS; y éstos rezados, se
ofrecerán con la oración propia para cada
día; luego la jaculatoria, y por fin la
oración última, común también para
todos los días de la Novena, y procurar no
apartar del alma la consideración de cada
día.
El tiempo será el que la necesidad pidiere
en el año, y el asignado para cada un año,
es nueve días antes de la fiesta, que
celebrará dicho convento de Nuestra
Señora de la Merced, como lo celebra
esta sacratísima Religión el día 24 de
abril, y así empezará la Novena el día 16
de dicho mes, y de estar ocupados en
estos días antecedentes, se hará en los
nueve días subsecuentes. Advirtiendo
también que, si la necesidad urge, se
puede hacer en nueve horas de un mismo
día.
N O V E N A D E L
S A N T O
F E L I C Í S I M O Y
B U E N L A D R Ó N
S A N D I M A S
D I S P Ú S O L A
U N R E L I G I O S O A F E C T O A L S A N T O
H I J O D E D I C H O R E A L M E R C E N A R I O C O N V E N T O
C O N L I C E N C I A D E L O R D I N A R I O
S A N T I A G O D E C U B A
1 9 0 6
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh ladrón Santo, Dimas, penitente el más
dichoso, que desde el ignominioso patíbulo
en que moriste, acompañando a nuestro
Redentor divino en los tormentos del
Calvario, diste el asalto hasta el cielo, en
donde descansas con Su Majestad en su
trono, y con las ardientes palabras de tu
predicación y confesión fervorosa robaste al
mismo Dios la voluntad y arrebataste a
Cristo el corazón! Suplicámoste, ladrón
felicísimo, que por tu intercesión eficaz y
piadosa nos alcances de la divina
misericordia gracia y nos comuniques la
tuya para que robemos a la Soberana
Majestad sus amorosas atenciones a
nuestras súplicas, y así nos conceda el
socorro que para nuestra especial necesidad
le pedimos por tu intercesión en esta
novena, y te rogamos también
humildemente, ladrón del cielo, que, así
como te apiadaste de Cristo y sus
dichosísimos Padres en el camino de Egipto,
cuando saliste a Sus Majestades al
encuentro, y como predicaste celoso al
ladrón protervo en defensa de tu Rey divino,
así, apiadándose de todos nosotros, alcances
de Jesús, María y José, por aquel gozo que
tuvieron con tu piedad, el que nuestro Sumo
Pontífice, y todas las cabezas eclesiásticas, y
nosotros todos, vivamos libres de los
interiores infernales ladrones que nos
asaltan el espíritu para despojarlo de la gala
de las virtudes y de los salteadores
facinerosos que en las ciudades y campos
roban los temporales tesoros; y defiende,
23. Santo mío, con especialidad los sagrados
templos, los monasterios religiosos,
especialmente el de Nuestra Señora de la
Merced, por haber sido el primero tú que
gozaste el fruto de la Redención, y los
purísimos relicarios de vírgenes, para que así,
dilatando en toda la tierra tu favorable
sombra, te vivamos todos reconocidos,
implorando en todo tiempo y lugar tu
patrocinio, por el cual esperamos imitar tu
muerte dichosa y gozar contigo la eterna luz
de la bienaventuranza. Amén.
DÍA PRIMERO
Domine.
La primera palabra de las que habló Dimas a
Cristo, fué con las que confesó, adoró e invocó
a su Señor Soberano, Domine; el Siriaco añade
mí; y así esté día se considera el soberano
universal dominio de Cristo, y el excesivo
amor que lo hizo esclavo en el mundo para
sacar de la esclavitud tirana del demonio, y se
ejercitará alma y cuerpo en profundos afectos
de humildad y reverentes adoraciones al
Señor de los señores; en sus sagradas
imágenes, y rezando los cinco Padrenuestros y
cinco Avemarías, se ofrecerán con la siguiente
ORACIÓN
¡Oh Señor Soberano de todos los señores,
Jesús dueño amantísimo de nuestras almas,
que, disfrazando con nuestra servil humana
librea vuestra excelsa soberanía por
libertarnos de la esclavitud de la culpa,
empeñáis nuestro reconocimiento a la
sujeción y adoración a vuestro soberano
dominio! Suplicamos, Señor, con vuestros
humildes siervos, que, como al gloriosísimo
ladrón, dichoso siervo vuestro, manifestasteis
en la Cruz las luces de vuestra divinidad
soberana ocultas en la linterna de nuestro
barro, para que os publicara su Señor en el
mundo, así por su intercesión y rendimiento
debido a vuestra alteza, nos alumbréis a todos
los ojos del alma y deis a conocer a todos los
bárbaros y herejes vuestro dominio para que
así os confesemos con Dimas y adoremos
todas las criaturas de la tierra al Dueño único
y universal Señor de nuestras almas, las
cuales, libres de la esclavitud de la culpa, os
sirvan y alaben en la bienaventuranza. Amén.
JACULATORIA
Si después de esclavo infiel,
Dimas, fiel os adoró,
Jesús, porque lo haga yo,
En mí haced del ladrón fiel.
ORACIÓN COMÚN PARA LOS DEMÁS
DÍAS, SACADA DEL «DEVOTO
PEREGRINO», EN LATÍN, Y
TRADUCIDA PARA USO DE TODOS EN
ESPAÑOL
¡Oh, Dimas, penitente ladrón el más
feliz! Si cuando estabas en la Cruz
cuidabas tanto de ti, ahora que reinas
en el cielo con Cristo, acuérdate de mí,
de todos los fieles cautivos, de los que
en el purgatorio están más necesitados
y de los obstinados pecadores, y ruega
al que te guió á su reino, que a mí me
lleve contigo a gozar eternamente en
su Trono. Amén,
Por amor de Dios, un Padrenuestro y
un Avemaría por los cautivos
cristianos, y otro Padrenuestro y
Avemaría por el religioso que la
hizo.
DÍA SEGUNDO
Memento mei.
La segunda palabra que dijo a Cristo el
ladrón penitente, fué con la que le
pidió su memoria, con estas voces:
Memento mei; y así, considerando este
día cuan desdichados son aquellos a
quienes Dios aparta de su memoria,
permitiendo su obstinación en la
culpa, y cuan felices los que la obligan
al recuerdo amoroso, con acordarse de
sus pecados para confesarlos y
llorarlos arrepentidos, se ejercitarán
este día en examinar la conciencia y
confesar con lágrimas y dolor de las
culpas, y rezando lo acostumbrado, se
ofrecerá así:
ORACIÓN
¡Oh amantísimo Jesús Padre finísimo
de nuestras almas, que teniendo
presentes a vuestros ojos todas las
criaturas, a las que se olvidan de vos
por la culpa negáis los auxilios
eficaces, para dar a entender que las
apartáis de vuestra eterna memoria
por moverlas con este castigo a la
penitencia de sus pecados, como
hicisteis con vuestro escogido ladrón,
permitiendo el olvido que tuvo de Vos
en su vida, para que solicitase
arrepentido en la muerte vuestra
memoria!
24. Suplicamos, Señor y Padre nuestro, que,
por intercesión del ladrón Santo, y por
su memoria tan fina, no nos apartéis de
la vuestra, sino que, purificando con las
luces de vuestros ojos de nuestros
corazones las manchas, miréis las
lágrimas que para lavarlos lloran los
nuestros, porque así os mováis a
comunicarnos los auxilios de la gracia,
que será la señal cierta de que nos
tenéis en vuestra memoria eterna por
todos los siglos. Amén.
JACULATORIA
Ya que tan poco os temí
Para ofenderos, mi Dios,
0, vi dad mis culpas Vos,
Y acordaos, Jesús, de mí.
DÍA TERCERO
Dum veneris .
La tercera palabra del ladrón Santo fué
con la que publicó la gloriosa vuelta de
Cristo a su reino: Dum veneris. Y así
considerarás este día el de nuestra
muerte y partida de este mundo al otro,
ejercitándote en continua oración y
buenas obras; pedirás a Nuestro Señor
nos guíe en el camino del cielo y dé
feliz viaje en la salida de este mundo, y
rezando lo acostumbrado, ofrecerás así:
ORACIÓN
¡Oh Jesús amorosísimo, Capitán
Soberano de la cristiana milicia, que
siendo luz de ciegos, camino de errados
y vida de muertos, sois guía también de
perdidos, como lo fuisteis con el ciego
errado y perdido ladrón a quien
pusisteis y guiasteis en el camino de la
Cruz, que es el de la verdad, para que,
llegando con Vos al monte Calvario,
viéndoos en el trance riguroso de la
muerte, publicara con fe, esperanza y
caridad tan viva vuestra ida gloriosa al
cielo! Suplicamos, Señor, por sus
virtudes heroicas y por vuestra
preciosísima sangre y agonías de
vuestro tránsito, nos lo deis a todos, y
con especialidad a los que están
agonizando, felices, para que,
asistiéndonos con Dimas en la hora
tremenda de nuestra muerte, nos guiéis
á la Jerusalén gloriosa, en donde os
alaben por toda la eternidad nuestras
almas. Amén.
JACULATORIA
Vuestra luz, Jesús divino,
Alumbra mi corazón,
Porque, como buen ladrón,
Os robe á Vos de camino.
DÍA CUARTO
In Regnum tuum.
La última palabra del Santo ladrón a
nuestro dueño Jesús, fué con la que le
juró y publicó su soberano Rey: In
Regnum tuum, y así este día. se
considerará el grande abatimiento a
que obligó nuestro remedio y redención
al Rey Soberano, pues dejó el trono en
que le adoraban los serafines por morir
en la Cruz entre dos ladrones, y
ejercitándose en actos de humildad y
abnegación, y en deseos de acompañar
a Cristo con la Cruz, se rezará lo
acostumbrado, y se ofrecerá, diciendo:
ORACIÓN
¡Oh rey Soberano de los ángeles, Jesús,
amantísimo dueño de los hombres, que
por redimirnos del infernal tirano
dejasteis el excelso Trono de la diestra
de vuestro Eterno Padre, en donde os
adoran su Rey todos los celestiales
espíritus, y moristeis en la Cruz
acompañado de dos ladrones, é
injuriado por falso Rey de los judíos!
Suplicamos, Señor, que, como con el
dichoso Dimas, que fué uno de los dos
ladrones que os acompañaron en el
Calvario, disteis a conocer vuestra
soberana majestad para que os
confesara y publicara su verdadero Rey,
nos deis, por su fe admirable y dolorosa
muerte, luz para que, conociendo
vuestra alta majestad y excelsa
soberanía, os confesemos y sirvamos
fieles vasallos, sin ofensa vuestra, y que
como tales veneremos, amemos y
abracemos todos como trono vuestro la
Cruz, para cargarla con verdadera
resignación y pronta voluntad en esta
vida hasta llegar al monte de la gloria,
donde con Dimas os alabemos por la
eternidad de los siglos. Amén.
JACULATORIA
Mi Jesús, mi Rey, si á Vos
Ya el corazón se avasalla,
Haced que cuando á Vos viva,
Vuestro reino venga a nos.
25. DÍA Q UINTO
Amen dico tibí.
Al día quinto dará materia para la
consideración la primera de las
palabras que respondió Cristo á
Dimas, y fué ésta: Amen dico tibi;
enseñándonos en ella el Señor que,
no a cualquiera, sino solamente a
aquellas almas que le confiesan,
adoran y llaman arrepentidas, les
asegura su reino y concede las
dulces voces de sus divinos labios, y
así, considerando este día cuan
pronto es Dios en responder a quien
le llama se ejercitará en oración y
penitencia para llamar con voces y
golpes a las puertas del cielo, y
rezando lo acostumbrado, se
ofrecerá así:
ORACIÓN
¡Oh Pastor bueno, Jesús piadosísimo,
que tan atento y pronto respondéis a
los balidos tiernos de las ovejas
perdidas de vuestro rebaño, para
atraerlas a vuestro redil amoroso,
como lo hicisteis con Dimas, ladrón
dichoso, pues de los montes en que
andaba como perdida descarriada
oveja, la trajo al monte del Calvario
vuestra piadosísima misericordia, y
respondisteis tan benigno a sus
tiernas súplicas! Por su intercesión y
vuestra piedad os pedimos,
amorosísimo Pastor Jesús, nos deis
voces para llamaros que sean
agradables a vuestros oídos,
atendáis a los clamores tiernos de
las almas que padecen en el
purgatorio, y nos entréis a todos en
el redil de vuestro costado, para
que, oyendo de cerca vuestros
amantes silbos, os respondamos
alabando vuestra misericordia en
esta vida y todos vuestros divinos
atributos en la eterna. Amén.
JACULATORIA
Jesús, mi pastor amado,
De Dimas, es mi balido:
Respondedme, que perdido
Ando por vuestro ganado.
DÍA SEXTO
Hodie.
La segunda palabra de Cristo fué la
que le prometió al ladrón dichoso en
aquel mismo día su reinó: Hodie y
así éste se considerará en aquel en
que hemos de dar cuenta, de
nuestra vida al divino Juez, que será
el del juicio particular, y se
ejercitarán en componer las cuentas,
ajustar las partidas, y descargar el
alma de las culpas, con la confesión
y penitencia de ellas; y rezando lo
acostumbrado, se ofrecerá:
ORACIÓN
¡Oh Juez rectísimo de nuestras
almas, Jesús, que, sentado a la
diestra de vuestro Eterno Padre,
habéis de juzgar nuestras almas en
el tribunal de vuestro reino, aquel
formidable y espantoso día en que
nos llamáis a juicio, como juzgó
Vuestra Majestad en el tribunal de la
Cruz á Dimas, en el día que detestó
y confesó públicamente sus culpas!
Suplicamos, rectísimo Juez, que, por
intercesión de vuestro ladrón
dichoso, a quien elegimos por
nuestro abogado, y por el valor
infinito de vuestros méritos, que
ponemos para nuestro descargo en
el libro de nuestro juicio, juzguéis
con vuestra infinita piedad nuestras
almas, echando el contrapeso de
vuestra misericordia a la gravedad
de nuestra malicia, para que así
salga a nuestro favor la sentencia, y
la celebremos con Dimas, por todo
el día sin noche en la eternidad de
vuestra gloria. Amén.
JACULATORIA
Hoy, mí Dios, el beneficio
De vuestra piedad invoco,
Para no quedar por loco
Cuando me miréis de juicio.
26. DÍA SÉPTIMO
Meum.
Este día séptimo, atendiendo a
Cristo tan humanado con Dimas, que
le prometió su lado con estas
palabras: Meum, se considerará la
inmensa bondad con que Dios asiste
a todos y está en todo, y el excesivo
amor que le movió a la institución
del Santísimo Sacramento, por
quedarse con los hombres en el
mundo; y así, ejercitándose este día
en operaciones dignas de los divinos
ojos, recibirá, con licencia del
confesor, a Cristo Sacramentado, y
rezando lo acostumbrado, se
ofrecerá:
ORACIÓN
¡Oh inmenso bien de nuestras almas,
Jesús, que para manifestar el amor
infinito con que asistís a los que os
buscan, aseguró vuestro divino labio,
al penitente dichosísimo Dimas,
vuestro lado y compañía en el cielo,
y nos la comunicáis en el Santísimo
Sacramento del Altar a todas las
almas en el mundo! Suplicamos,
Señor, humildemente, que, a
imitación del ladrón santo, no se
aparten de Vos nuestros espíritus, no
ofendamos con algún desacato la
pureza de vuestros divinos ojos, y
que espiritual o corporalmente os
recibamos siempre en el Sacramento
de la Eucaristía, para que, no
faltándonos jamás a nosotros,
seamos en nuestros pensamientos,
palabras y obras, todos vuestros, y
gozando en este mundo vuestra
compañía soberana, gocemos en el
cielo de vuestra gloriosa visita por
toda la eternidad. Amén.
JACULATORIA
¡Oh Jesús! Vuestra presencia
Gocé con Dimas, y el lado
Qué hace grande, y no privado
De gozar de vuestra esencia.
DÍA OCTAVO
Er is
Para la consideración de este día
octavo, se atenderá bien a la
penúltima palabra que dijo Cristo á
Dimas, prometiéndole su gloria de
fruto: Eris para enseñarnos que en
esta vida no se puede gozar la gloria
de Dios con permanencia; y así,
considerando este día en la
oposición de las glorias y felicidades
de la tierra a las de la eterna gloria,
se ejercitará en el desprecio de
todos los bienes caducos, vanos y
transitorios de este mundo, y en el
deseó de los eternos y verdaderos
gozos del cielo, y rezando lo
acostumbrado, se ofrecerá:
ORACIÓN
¡Oh Eterno é inmenso Jesús,
indefectible bien de nuestro
corazón, que a los más trabajados en
esta vida prometéis y aseguráis el
eterno descanso en vuestra gloria,
como se lo prometisteis á Dimas,
porque lo visteis con tanta
resignación y humildad en los
tormentos de la Cruz! Suplicamos,
Señor, por sus virtudes y vuestros
méritos, deis constancia en la fe,
conformidad con vuestra voluntad y
paciencia en sus muchos trabajos y
tormentos a los cautivos cristianos, y
a todos los que padecen en castigo
de nuestras culpas, nos deis para el
sufrimiento vuestra gracia, para que,
imitando al ladrón paciente y
humilde en las tribulaciones,
merezcamos ser llamados y
escogidos para vuestra gloria, la cual
esperamos por vuestra promesa,
para alabaros en ella sin mudanza,
por los siglos eternos. Amén Jesús.
JACULATORIA
Por Vos, Jesús, sufriré
Cuantos trabajos queráis;
Como Vos a mi vengáis,
Yo al cielo con Vos me iré.
27. DÍA NOVENO
In Paradiso.
La última palabra que dijo el Señor a
su ladrón dichoso, fué con la que le
concedió su paraíso: In Paradiso, y
así, considerando este día las
gloriosas felicidades y hermosura del
cielo, para conseguirlo será de todo
género de virtudes el ejercicio, y
rezando lo acostumbrado, se
ofrecerá, diciendo:
ORACIÓN
¡Oh Criador Soberano de la gloria,
alegría infinita de nuestras almas,
Jesús, dulce embeleso de los
bienaventurados, qué en premio de
los muchos tormentos que padeció
constante el ladrón San Dimas, en
vuestra compañía en el Calvario, le
disteis el Trono excelso con Vuestra
Majestad en la gloria de nuestro
celestial paraíso! Con todo
rendimiento os pedimos, Jesús
triunfante y glorioso, que por las
virtudes heroicas de San Dimas, y
por el gran deseo y gozo que os
causa la salvación de las almas, no
permitáis salgan desterradas de
vuestro paraíso las nuestras por la
culpa, sino que todos los que están
obstinados en ella hagan penitencia,
en los auxilios de vuestra gracia la
cual mediante os gocemos todos en
vuestra gloria, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
JACULATORIA
Si del cielo Dimas hizo
Digno el tormento, Jesús,
Vuestro amor me ponga en Cruz,
Y yo estaré en mi paraíso.