El documento presenta cuatro "decálogos" o listas de 10 puntos cada una sobre cómo planificar la acción educativa desde una perspectiva lúdica. El primer decálogo se enfoca en momentos interactivos como la reflexión individual, discusión participativa y escucha activa. El segundo habla sobre escenarios educativos productivos que incluyen mirarse a la cara, aprender en espacios abiertos y permitir la espontaneidad. El tercero trata sobre una gestión biointeligente mediante música, relajación y estimulación de la inteligencia