El documento discute los bajos niveles de rentabilidad en el sector agrícola peruano y la creciente conflictividad social, que son dos caras de la misma moneda. Señala que las políticas agrarias del gobierno no han logrado apoyar adecuadamente a los pequeños agricultores, y que los supuestos éxitos reportados no se condice con la realidad ni con el objetivo de mejorar los ingresos de los agricultores familiares. Propone rediseñar la política agraria para enfocarse mejor en el desarrollo rural