El cóndor andino representaba un papel sagrado en la cosmología inca como mensajero de los dioses. Era considerado un símbolo de inteligencia y elevación. Su imagen aparece en el arte rupestre y cerámica del noroeste argentino, representando el aire y el movimiento. Actualmente, organizaciones como la Fundación Bioandina trabajan para conservar al cóndor andino y su hábitat mediante programas de reproducción, educación ambiental y creación de áreas protegidas.