La nave ingresa al cuerpo a través de la boca y esófago, pasa al estómago y luego al intestino delgado para ingresar a la circulación sanguínea. Atraviesa los riñones, el corazón y los pulmones antes de ser expulsada por la boca nuevamente, completando así su recorrido a través de los sistemas digestivo, circulatorio y respiratorio.