Cuando un vertedero finaliza su vida útil comienza la etapa final o clausura. Ésto no significa que nos despreocupemos de él. Por el contrario, el RD de vertederos recoge que tras la clausura, la entidad explotadora del vertedero seguirá siendo responsable de su mantenimiento, vigilancia y control. Durante un tiempo fijado por la autoridad competente en función del riesgo que pueda suponer el vertedero, pero no será inferior a treinta años. En la etapa de clausura distinguimos tres fases, cronológicamente ordenadas: cierre, sellado y reinserción. Durante el cierre se llevan a cabo labores de desmantelamiento, limpieza superficial y colocación, sobre los residuos, de una capa de tierras compactadas o subbase que homogeneizan su superficie. En el sellado se coloca la capa de sellado e instalaciones de control de aguas superficiales, lixiviados, gases y asentamientos. Por último, la reinserción reincorpora el vertedero a su entorno mediante una actividad que devuelva al punto de vertido el concepto de sustrato edáfico, controlando las emisiones y los problemas que se generen. De las infraestructuras indicadas destaca la capa de sellado, destinada a minimizar la entrada de agua y la salida incontrolada de biogás, suprimir la proliferación de vectores y reducir el riesgo de incendio, además de proporcionar una superficie apta para futuros usos. Esta capa tiene que soportar efectos climáticos, erosión, asentamientos diferenciales, y posibles roturas causadas por temblores de tierra, plantas y animales. En la Directiva de vertederos se recogen los requisitos mínimos que debe de cumplir, en función de la tipología de residuos. En vertederos de residuos inertes integrará la subbase y una capa de tierra superior a 1 m; en los de residuos no peligrosos, y por orden ascendente, la subbase, capa de drenaje de gases, capa mineral impermeable, capa de drenaje y capa de tierra superior a 1m; por último en el vertedero de residuos peligrosos, a diferencia del anterior, se suprime la capa de drenaje de gases, pero se incluye otra barrera impermeable sobre la capa mineral, de naturaleza artificial. Finalmente, los terrenos recuperados, dependiendo de su entorno y del grado de asentamiento y estabilidad, pueden dedicarse a diversas aplicaciones como: parques solares, campos de deportes, estacionamientos de vehículos, o simplemente reinsertarlo con vegetación autóctona.