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RESUMEN
“El campo laboral de la antropología en México”
Mauri Rene Varguez Moreno
Los antecedentes de la antropología en México, se evidencian desde la época de la
conquista, con los primeros trabajos etnográficos de los misioneros. Sin embargo, se
consolido como disciplina hasta a principios del siglo XX, ampliando cada vez sus áreas
de estudio y sujetos de investigación para estar al corriente con los sucesos cambiantes de
la globalización y su relación con los ámbitos económicos, culturales y políticos. La
antropología mexicana estuvo influenciada por la anglosajona, por tal razón, se tuvo la
necesidad de crear nuevas teorías, metodologías y modelos desarrollados a las realidades
de las sociedades latinoamericanas. Los dos campos profesionales que toma la praxis
antropológica es a) la formación e investigación en instituciones y b) el trabajo enfoca a
la política, cultura y patrimonio del país.
En México la evolución o desarrollo de la antropología ha sido en diferentes
momentos y lugares. Se inició en 1906 en el Museo Nacional, en 1911, en la Escuela
Internacional de Arqueología y Etnografía Americanas y para 1915 en el Museo Nacional
a la Escuela de Altos Estudios. En 1938, se creó el Departamento de antropología dentro
de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional con el
propósito de crea profesionales en esta disciplina. Unos años mas tarde, en 1942 se
traslado al Instituto Nacional de Antropología e Historia, dando como resultado la Escuela
Nacional de Antropología e Historia.
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En México, existen 24 facultades que se encargan de forman a nuevos
antropólogos: 21 son de carácter publico y tres de carácter privado. Estas instituciones
están distribuidas por todo el país y los diferentes niveles de profesionalización. Cabe
mencionar que, la mayor parte de dichos centros formadores de antropólogos se
encuentran agrupados a la Red Mexicana de Instituciones de Formación de Antropólogos
(Red MIFA) que tiene el objetivo de fortalecer, agilizar y profundizar el intercambio
académico entre los centros educativos contribuyendo en el desarrollo complementario de
las nuevas generaciones.
Desde el establecimiento de la antropología como una disciplina de formación
orientada a la ejecución de la acción publica, del ciudadano y el resguardo del patrimonio
cultural – arqueológico. Virginia Molina (s.f.) menciona que las herramientas analíticas
para desempeñarse como personajes dentro de agencias gubernamentales encargadas del
cambio social planificado, las proporciona la antropología social. Sin embargo, con las
propuestas innovadoras de antropólogos, las generaciones del siglo XXI se han logrado
posicionar en diferentes ámbitos o sectores de trabajo.
Las tres vertientes de la antropología (indigenista, comprometida y dialógica –
crítica colaborativa) sostienen que lo principal en su desarrollo es el beneficio de los
grupos de trabajo. Gonzalo Aguirre Beltrán es conocido como el “antropólogo aplicado”,
quien, sostenía que la antropología no debe ser dividida en aplicada y no aplicada, ya que
sin práctica no hay teoría y sin teoría no hay práctica. Uno de los interlocutores de Aguirre
Beltrán fue Ángel Palerm. Él defendió que la praxis antropológica es un elemento central
de la disciplina. También, menciona que la antropología no ha sido, ni podrá ser una
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ciencia pura, ya que es utilizada como una fuente de conocimientos para aplicar y usar
desde su nacimiento.
En la modernización de la antropología, se sostiene que el investigador no puede
lograr la objetividad plena, en comparación a un biólogo, quien, encontraría un ejemplar
de flora o fauna en su medio de estudio. Gardner y Lewis (1996) mencionan que la
antropología esta encargada de escuchar las historias personales, prestar atención a las
vertientes de los sucesos y crear nuevas maneras de ver y hacer las cosas. Aida Hernández
parte de la multiplicidad de posiciones de los sujetos y sus relaciones jerárquicas. Con los
nuevos antropólogos formados en distintas instituciones de México han enriquecido la
disciplina. Sin embargo, no han logrado posicionarse en el ámbito académico por la falta
de creación de espacios en los centros.
Entre los sectores poco explorados, en los cuales se han logrado posicionar los
nuevos profesionales están generalmente relacionados con la aplicación de los
conocimientos y las metodologías en instituciones públicas, organizaciones no
gubernamentales, organizaciones sociales, consultorías, fundaciones, entre otras. Virginia
Molina (s.f.) insiste en una nueva formación para los antropólogos a partir de las demandas
del mercado laboral y sociedad. Con los avances que se han obtenido a partir de la
concepción del término multiculturalismo se han creado nuevas fuentes de empleo en las
dependencias gubernamentales para los antropólogos.
Entre algunas de las instituciones se encuentra la Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
De igual manera, las agencias de procura de justicia han solicitado los servicios de
antropólogos para la medicina forense y molecular.
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En resumen, el campo laboral de las nuevas generaciones de antropólogos ha
estado en constante cambio, por las diferentes dependencias que requieren de sus
conocimientos y servicios para operar de mejor manera en un campo diversificado. Por
tal motivo, las habilidades, capacidades, aptitudes y actitudes de los mismo han cambiado
de acuerdo a su campo laboral, tomando como punto principal recuperar la voz y la visión
de los actores. Fernández Serratos y Galavíz Magallanes subrayan la necesidad de que los
antropólogos obtengan de su formación básica herramientas de precisión en el análisis y
la delimitación de problemas concretos, etcétera.