El Santo Rosario, esa humilde oración que con tan gran afecto rezamos cada día millones de cristianos, es, sin duda, la oración por excelencia de la Santísima Virgen María. Ella, incluso, en varias de sus apariciones, nos ha pedido su rezo diario por nosotros mismos y por las necesidades del mundo entero.
Los diferentes Misterios del Santo Rosario nos conducen hasta donde ella quiere llevarnos, hasta la contemplación de su amado Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Porque ella quiere ser camino que nos conduzca hasta su Amor. Ella es Madre.
2. 1. Hacer el signo de la cruz y rezar el símbolo de los
apóstoles o el acto de contrición
2. Rezar el Padrenuestro
3. Rezar 3 Avemarías y Gloria
4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro
5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatorias
6. Anunciar el segundo misterio Rezar el Padrenuestro
7. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatorias
8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro
9. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatorias
10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro
11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatorias
12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro
13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatorias
Como rezar el Rosario
3. Por la señal (✝) de la Santa
Cruz de nuestros enemigos
(✝) líbranos, Señor (✝)
Dios nuestro. En el
nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
4. V. Señor, abrid mis
labios.
R. Y mi boca proclamará
tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi
auxilio.
R. Señor, date prisa en
socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Como era en un
principio, ahora y
siempre por los siglos
de los siglos. Amén.
V. haz que yo te alabe, oh
Virgen Santa.
R. Dame fuerzas contra
tus enemigos.
V. María Madre de la
gracia, Madre de
misericordia.
R. Defiéndenos del
enemigo y recíbenos a
la hora de nuestra
muerte.
5. Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo y espero, y a quien
amo por sobre todas las cosas. Me
arrepiento de mis pecados por ser un
Dios tan bueno, y por que puedo
merecer las penas del infierno espero
que tu gracia me ayude a reparar mis
faltas y no cometerlas en delante.
6. Ofrecimiento inicial
Señor Dios nuestro, dirigid y guiad todos
nuestros pensamientos, palabras y obras a
mayor honra y gloria vuestra. Y vos, Virgen
Santísima, alcanzadnos de vuestro divino Hijo,
que con toda atención y devoción podamos
rezar vuestro santísimo Rosario; el cual os
ofrecemos por la exaltación de la santa fe
católica, por nuestras necesidades espirituales
y temporales, y por el bien y sufragio de vivos y
difuntos, en especial por... intención particular.
7. Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; perdónanos
nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal. Amén.
Dios Te Salve María, llena eres de gracia, el Señor es
contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito
el fruto de tu vientre Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.
8. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. Como era en un principio,
ahora y siempre por los
siglos de los siglos. Amén.
11. Y habiendo entrado el Ángel a donde ella estaba, le
dijo: Salve llena de gracia, el Señor es contigo. Ella se
turbó al oír estas palabras, preguntándose qué podría
significar aquel saludo. El Ángel le dijo:
Tranquilízate, María, que Dios te ha concedido su
favor. Pues, mira, vas a concebir, darás a luz un hijo y
pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará
hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de
David su antepasado; reinará para siempre en la casa
de Jacob y su reinado no tendrá fin.
Lucas 1, 28-S.S.
13. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
15. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, la
criatura dio un salto en su vientre. Llena del
Espíritu Santo, dijo Isabel con fuerte voz:
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre. ¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor?
Lucas 1,41-42
17. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
21. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
23. Cumplido asimismo el tiempo de la
purificación de la madre, según la ley de
Moises, llevaron al niño a Jerusalén, para
presentarle al Señor.
Lucas 2, 22-23
25. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
27. Cuando Jesús cumplió doce años subieron a las fiestas,
según la costumbre, y cuando éstas terminaron, al volverse
ellos, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus
padres lo supieran. Estos, creyendo que iba en la caravana,
al terminar la primera jornada se pusieron a buscarlo entre
los parientes y conocidos; y, como no lo encontraban,
volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días lo
encontraron, por fin, en el templo, sentado entre los
maestros escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Lucas 2, 42-47
29. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
32. Vino Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan
para ser bautizado por él. Juan se oponía diciendo:
Yo soy quien debe ser por ti bautizado, ¿y vienes tú
a mí? Pero Jesús le respondió: Déjame obrar ahora,
pues conviene que cumplamos toda justicia.
Entonces Juan se lo permitió. Bautizado Jesús, salió
pues del agua; y he aquí que se abrieron los cielos,
y vio al Espíritu de Dios decender como paloma y
venir sobre él, mientras una voz del cielo
decía:«Este es mi hijo amado, en quien tengo mis
complacencias».
Marcos 16, 1-7
34. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
36. Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre
de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. No
tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la
madre de Jesús a éste: No tienen vino. Díjole Jesús: Mujer, ¿que nos va
a ti y a mí? No es aún llegada mi hora. Dijo la madre a los servidores:
Haced lo que Él os diga.
Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones de los judíos, en
cada una de las cuales cabían dos o tres metretas. Díjoles Jesús: Llenad
las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde, y El les dijo: sacad
ahora y llevad al maestresala. Se lo llevaron, y luego que el maestresala
probó el agua convertida en vino- él no sabía de dónde venía, pero lo
sabían los servidores, que habían sacado el agua-, llamó al novio y le
dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando están ya bebidos el
peor; pero tú has guardado hasta ahora el vino mejor.
Juan 2, 1-10
38. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
40. Después que Juan fue preso vino Jesús a
Galilea y diciendo: Cumplido es el tiempo, y
el reino de Dios está cerca; arrepentíos y
creed en el Evangelio.
Marcos, 1, 14-15
42. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
44. Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a
Santiago y a Juan, y los condujo solos a un
monte alto y apartado y se transfiguró ante
ellos. Sus vestidos se volvieron
resplandecientes, muy blancos, como no los
puede blanquear un lavandero sobre la tierra.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, que
hablaban con Jesús.
Marcos, 9, 2-4
46. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
48. Mientras comían, tomó pan, y bendiciendolo,
lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, éste es mi
cuerpo. Tomando el cáliz, después de dar
gracias, se lo entregó, y bebieron de él todos.
Y les dijo: Esta es mi sangre de la alianza, que
es derramada por muchos.
Marcos 14, 22-25
50. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
53. Al llegar al sitio, les dijo: orad para que no
entréis en tentación. Se apartó de ellos,
alejándose como a un tiro de piedra, y se puso a
orar diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este
cáliz; pero, que no se haga mi voluntad sino la
tuya. Se le apareció un ángel del cielo, que lo
animaba. Lleno de angustia oraba con más
instancia; y sudó como gruesas gotas de sangre,
que corrían hasta la tierra.
Lucas 22, 40-44
55. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
59. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
61. Entonces los soldados del gobernador,
tomando a Jesús, lo condujeron al pretorio, y,
reuniendo en torno a Él a toda la cohorte, y
despojándole de sus vestiduras, le echaron
encima una clámide de púrpura, y tejiendo
una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza, y en la mano una caña; (…)
Mateo 27, 27-29
63. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
67. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
69. Era ya como la hora de sexta, y las tinieblas
cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona,
oscureciose el sol y el velo del templo se
rasgó por medio. Jesús, dando una gran voz,
dijo: Padre en tus manos entrego mi espíritu; y
diciendo esto, expiró.
Lucas 23, 44-46
71. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
74. Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y
Salomé compraron aromas para ir a ungirle. Muy de
madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió
el sol, vinieron al monumento. Se decían entre sí: ¿Quién nos
removerá la piedra de la entrada del monumento? Y mirando,
vieron que la piedra estaba removida; era muy grande.
Entrando en el monumento, vieron a un joven sentado a la
derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron
sobrecogidas de espanto. El les dijo: No os asustéis.
Buscabais a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí;
mirad el sitio en que le pusieron. Pero id a decir a los
discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea: allí le veréis,
como os ha dicho.
Marcos 16, 1-7
76. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
80. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
82. Al cumplirse el día de Pentecostés, estando todos
juntos en un lugar, se produjo de repente un ruido
proveniente del cielo como el de un viento que
sopla impetuosamente, que invadió toda la casa
en que residían. Aparecieron, como divididas,
lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno
de ellos, quedando todos llenos del Espíritu
Santo; y comenzaron a hablar en lenguas
extrañas, según el Espíritu les otorgaba
expresarse.
Hechos de los Apóstoles 2, 1-4
84. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
86. En esto apareció un gran prodigio en el cielo:
una mujer vestida de sol, y la luna debajo de
sus pies, y en su cabeza una corona de doce
estrellas (…)
Apocalipsis 12, 1
88. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
90. Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la honra de
nuestra nación. Porque te has portado con
varonil esfuerzo y has tenido un corazón
constante.
Judith 15, 10-11
92. Jaculatorias
V. María Madre de gracia, Madre de misericordia.
R. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. No te olvides de nosotros en
aquella última hora.
Oh Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
V. Sagrado corazón de Jesús.
R. En voz confió.
V. Dulce corazón de María.
R. Se la salvación del alma mía.
V. Bendito San José.
R. Aumenta nuestra fe y protégenos.
93. Salve
V. Dios te Salve, María Santísima
hija de Dios Padre, Virgen
purísima antes del parto, en tus
manos ponemos nuestra fe para
que la ilumines. Llena eres de
gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las
mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre Jesús.
R. Santa Maria, Madre de Dios,
ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amen.
94. V. Dios te Salve, María Santísima
Madre de Dios Hijo, Virgen
purísima en el parto, en tus
manos ponemos nuestra
esperanza para que la alientes.
Llena eres de gracia, el Señor es
contigo, bendita eres entre todas
las mujeres, y bendito el fruto de
tu vientre Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amen.
95. V. Dios te Salve, María
Santísima esposa de Dios
Espíritu Santo, Virgen purísima
después del parto, en tus manos
ponemos nuestra caridad para
que la inflames. Llena eres de
gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las
mujeres, y bendito el fruto de tu
vientre Jesús.
R. Santa Maria, Madre de Dios,
ruega por nosotros los
pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amen.
96. V. Dios te Salve, María Santísima
templo y Sagrario de la Santísima
y Augustísima Trinidad,Virgen
purísima sin la culpa original.
R. Dios te salve, Reina, Madre de
misericordia, vida, dulzura y
esperanza nuestra. Dios te salve, a
ti clamamos los desterrados hijos
de Eva. A ti suspiramos gimiendo
y llorando en este valle de
lágrimas. Ea, pues Señora abogada
nuestra vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos. Y después
de este destierro, muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh Clemente! ¡Oh Piadosa! ¡Oh
dulce Virgen María!
97. V. Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos
de alcanzar las
promesas de nuestro
Señor Jesucristo. Amén
98. Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos,
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad
de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios,
ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros (*)
Santa Madre de Dios, (*)
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Jesucristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre Virgen,
Madre Incorrupta,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre Admirable,
Madre del Buen Consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia,
Trono de la eterna sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los Afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina llevada al cielo,
Reina del Santo Rosario,
Reina de la Paz.
V. Cordero de Dios que quitas los pecados
del mundo.
R. Perdónanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo.
R. Escúchanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre
de Dios; no desprecies nuestras súplicas en
nuestras necesidades; antes bien, líbranos de
todos los peligros, Virgen Gloriosa y
Bendita.
V. Ruega por nosotros , Santa Madre de
Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Letanías lauretanas
99. Antífona 1
Te rogamos, Señor, que nos concedas a
nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud
de alma y cuerpo, y por la gloriosa
intercesión de la bienaventurada Virgen
María, seamos liberados de la tristeza
presente y disfrutemos de la eterna alegría.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amen
100. Antífona 2
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre
de Dios, no desprecies las súplicas que te
dirigimos en nuestras necesidades, antes
bien, líbranos de todo peligro, Virgen
gloriosa y bendita.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
101. Oremos
¡Oh Dios!, cuyo Hijo Unigénito por medio
de su vida, muerte y resurrección, nos otorgo
los premios de la vida eterna, que venerando
humildemente los misterios del Rosario de la
Santísima Virgen María, imitemos lo que
contienen y consigamos lo que prometen,
por Cristo, Nuestro Señor.
R: Amen.
102. V. Oremos por nuestro Sumo Pontifice N.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Oremos por los fieles difuntos.
V. Dales Señor, el descanso eterno.
R.Y que brille para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
103. Preces finales
V. Reina del Sacratísimo Rosario.
R. Ruega por nosotros.
V. Con su descendencia pia.
R. Nos bendiga la Virgen María.
V. Oh María sin pecado concebida.
R. Ruega por nosotros que recurrimos a Vos.
104. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que
jamás se ha oído decir que ninguno de los que han
acudido a vuestra protección, implorando vuestra
asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido
abandonado de vos. Animado por esta confianza, a
Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las
vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de mis
pecados me atrevo a comparecer ante vuestra
presencia soberana, no desechéis ¡Oh Madre del
Verbo! mis súplicas, antes bien, escuchadlas y
acogedlas benignamente.
R: Amén.
105. Oración a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la
perversidad y asechanzas del
demonio.
Que Dios manifieste sobre él su
poder, es nuestra humilde
súplica.
Y tú, oh Príncipe de la Milicia
Celestial, con el poder que Dios
te ha conferido, arroja al
infierno a Satanás, y a los
demás espíritus malignos que
vagan por el mundo para la
perdición de las almas.
106. Consagración a la Virgen
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me ofrezco enteramente a Vos y,
en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón.
En una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro,
oh Madre de bondad,
guardadme y protegedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.
107. Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón,
mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía
Amén
108. Oración de la humildad a San José
Enséñanos San José:
Cómo se es "no protagonista";
Cómo se avanza sin pisotear;
Cómo se colabora, sin imponerse;
Cómo se ama, sin reclamar.
Dínos, San José:
Cómo se vive siendo "número dos";
Como se hacen cosas fenomenales
desde un segundo puesto.
Explícanos, San José:
Cómo se es grande, sin exhibirse;
Cómo se lucha, sin aplausos;
Cómo se avanza, sin publicidad;
Cómo se persevera y se muere, sin
esperar un homenaje.
Amén.
109. Oración por la paz en el mundo
Señor Jesús, tú guías sabiamente
la historia de tu Iglesia y de las naciones,
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más
muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén.
110. Contigo voy Virgen pura
Contigo voy Virgen pura,
y en tu poder voy confiado
pues yendo de Ti amparado,
mi alma volverá segura.
Dulce madre no te alejes
tu vista de mí no apartes
ven conmigo a todas partes
y solo nunca me dejes.
Y ya que me proteges tanto
como verdadera madre,
haz que me bendiga
El Padre, El Hijo, y el
Espíritu Santo, amen.