Jesús habla con una mujer samaritana junto a un pozo. Él le ofrece "agua viva" que da vida eterna, superior al agua del pozo. La mujer representa a Samaria, que adoraba dioses falsos. Jesús es el verdadero don de Dios y la salvación. Aunque Samaria y Jerusalén discutían sobre el culto legítimo, Jesús es ahora el templo definitivo donde se encuentra la salvación.