La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Santa María - con reflexiones de Benedicto XVI
1. Santa María, Madre de Dios
Presentación basada en el libro
La infancia de Jesús, de Benedicto XVI.
Con imágenes de la Pietá fotografiada por Hupka.
2. Los pastores
fueron corriendo
y encontraron a
María y a José y al
niño en el
pesebre.
Se apresuraron,
como María fue
“de prisa” a ver a
su prima Isabel.
3. ¿Qué cristianos se
apresuran hoy cuando
se trata de las cosas de
Dios?
Si algo merece prisa,
son precisamente las
cosas de Dios.
4. Un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
Este es un signo de reconocimiento. Lo que el ángel ha
dicho es verdad. Y vuelven con alegría, dando gloria y
alabando a Dios por lo que han visto y oído.
5. María guardaba todas
estas cosas en su
corazón. Como los
pastores, ella ve desde
dentro. El niño
recostado en el pesebre
no es tanto una señal de
que la gloria de Dios se
hace asequible. El
verdadero signo es la
pobreza de Dios.
6. La presentación en el
templo es un relato
donde Lucas,
oficialmente,
presenta a Jesús en el
santuario de su
pueblo.
La Ley prescribía que
los primogénitos
fueran rescatados.
Pablo afirma que
Jesús “nació bajo la
Ley”.
7. La Ley prescribía la
purificación de la
mujer y su ofrenda al
templo: un cordero, o
bien un par de tórtolas
o pichones. María
ofrece el sacrificio de
los pobres. No necesita
ser purificada, pero
obedece la Ley, como
cumplimiento de las
promesas.
8. No era necesario ir al
templo para rescatar
al primogénito, pero
Lucas señala así la
entrega de Jesús a
Dios, su consagración
al Padre, al que
pertenecerá
totalmente, en el
lugar del encuentro
entre Dios y su
pueblo.
9. El anciano Simeón
Es descrito con tres
cualidades: justo,
piadoso y espera la
consolación de Israel.
Justo: vive en y de la
Palabra de Dios.
Piadoso: vive en íntima
apertura personal hacia
él.
10. En la palabra
“consolación” resuena
la palabra de Juan
sobre el Espíritu Santo.
Vive orientado hacia el
redentor que ha de
venir.
Simeón espera y
aguarda, en él ya se ha
posado el Espíritu.
11. “Ahora, Señor, según tu
promesa, puedes dejar
a tu siervo irse en paz.”
Es un texto litúrgico de
la comunidad cristiana
más antigua, igual que
el Benedictus y el
Magníficat. El Niño es
llamado salvador, tal
como dijo el ángel.
12. En las palabras de
Simeón resuenan las
del profeta Isaías: el
niño será luz de las
naciones y gloria de
Israel.
Su misión conlleva la
universalidad: el siervo
lleva la luz de Dios a
todo el mundo.
13. Pero Simeón
también anuncia a
María una profecía
de la cruz. La
gloria está unida a
la muerte y el
dolor.
La luz del mundo
ha de cumplir su
misión en la
oscuridad de la
cruz.
14. Signo de contradicción
Isaías alude a Dios
como piedra en la que
se tropieza y se cae. La
oposición del hombre
contra Dios recorre
toda la historia.
Jesús, signo de Dios,
atrae hacia sí la
oposición contra Dios
hasta la cruz.
15. Dios es amor. Pero
también se puede odiar
el amor cuando exige
salir de uno mismo
para ir más allá.
El amor no es una
romántica sensación de
bienestar, no es
wellness, ni
autocomplacencia.
16. El amor es una liberación
del estar oprimidos en el
propio yo.
Esta liberación tiene el
precio del sufrimiento en
la cruz.
La profecía de la luz y la
palabra acerca de la cruz
van juntas.
17. “Y a ti, una espada te
traspasará el alma”.
De María podemos
aprender la verdadera
compasión, libre de
sentimentalismo,
acogiendo el dolor ajeno
como sufrimiento propio.
18. Los Padres de la Iglesia
consideraban la
insensibilidad, la
indiferencia ante el
dolor como algo
pagano. La fe cristiana
opone a esto el Dios
que sufre con los
hombres. La Mater
Dolorosa con la espada
en el corazón es
prototipo de este
sentimiento de la fe.
19. La profetisa Ana es la
imagen de la persona
piadosa. Vive cerca de
Dios y para Dios en
cuerpo y alma.
Porque vive cerca del
templo, en adoración,
está allí cuando llega
Jesús. Su profecía es su
anuncio, la transmisión
de la esperanza de la
que ella vive.